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POLÍTICA ANALÍTICA

Por Juan Fernando Perdomo*


MÉXICO Y SU ECONOMÍA EN EL 2003 (III)

¡Está bien! Hemos criticado los resultados y evaluado los logros.

¿Qué necesitamos?

Necesitamos:

Una política que promueva el crecimiento sostenido de la economía a partir del


fortalecimiento del mercado interno, vía adecuada para cimentar el desarrollo nacional
equilibrado y sostenible, lo que será posible si se canaliza suficiente inversión
productiva que genere un mayor empleo y que favorezca la productividad en todas las
ramas de la economía.

Una política fiscal responsable y eficiente que permita captar impuestos, a niveles de
por lo menos 25% del PIB.

Los recursos que la sociedad le confía al gobierno deben utilizarse para la promoción de
la inversión productiva y la instrumentación de programas de beneficio social.

La reforma fiscal que se promueva debe partir de la confianza en el contribuyente. Debe


basarse en criterios de equidad y sencillez en su aplicación, y estar orientada a la
promoción de la actividad económica y a garantizar seguridad jurídica para el
contribuyente.

Es inaceptable promover la evasión y nadie debe hacerlo, como tampoco ningún sistema
debe desalentar el cumplimiento de las obligaciones fiscales.

Tan solo un ejemplo de nuestro complejo sistema fiscal es que, el año pasado, se
presentaron 32,000 juicios en contra de la secretaría de hacienda. De ellos, el gobierno
federal perdió 20,0000.

Esto no solo refleja la complejidad del sistema, sino que nos lleva a pensar que el costo
de las pérdidas se refleja en el propio contribuyente.

Por otra parte, el presidente nos informa que las transferencias de los recursos federales
a los estados crecerán, en términos reales, en un 28.5 %. ¿Será este promedio
ponderado en donde está la mayor pobreza y marginación para que no haya distintos
Méxicos, sino un México más fuerte y desarrollado?

Es necesaria también la ampliación de facultades al congreso en materia económica,


como el control legislativo de eventuales modificaciones presupuestarias al gasto
autorizado anual, que permitan el uso de los recursos de manera más eficiente.

No queremos ahorros como resultado de subejercicios; ni la recuperación de miles de


millones por “auditorias forzadas” contra empresas que generan desarrollo económico.
Ni mucho menos que estos millones se vayan a las arcas simplemente a “sudar”
intereses.

Es necesario el establecimiento de un sistema financiero nacional acorde con las


necesidades de desarrollo del país.
Este debe sentar las bases de una verdadera banca de segundo piso para el fomento
económico de pequeñas y medianas empresas.

Deseamos una reforma energética que garantice la autonomía y modernización de


PEMEX y CFE; y siempre mantenga la rectoría del estado sobre estos recursos
estratégicos para la nación.

Requerimos, también, demandar del estado una definición urgente de una política
industrial, con una visión regional y de los desequilibrios regionales del país.

Solicitamos una revisión de la política de comercio exterior que instrumente entre otras
estrategias, el fomento de una banca de desarrollo que apoye efectivamente a la pequeña
y mediana industrias.

Y llamo aquí la atención:

El campo es la forma de vida de millones de mexicanos. Gente que se esfuerza dia a dia
por obtener lo mejor de sus tierras para que nosotros, en las ciudades, podamos tener el
alimento que nos da vida.

Pero es también, el campo, la fuente del desarrollo económico de las agroindustrias, y


en el sur sureste de México, lo que activa al comercio.

Es necesaria la defensa de los avances en las conquistas y políticas de fomento del


desarrollo social del campo mexicano.

Proponemos que el estado tenga un papel activo y sostenido para reintegrar a los
campesinos y su economía a la vida nacional, reconstruyendo sobre nuevas bases el
tejido institucional para que producir, almacenar y comercializar sea nuevamente un
trabajo digno, rentable y que lleve prosperidad a los hogares de la sociedad rural.

Se dice en el informe que se destinaron 117 mil millones pesos al campo.


21% más que en el 2000.

Les pregunto a los amigos campesinos: ¿ustedes ya recibieron ese dinero? ¿Que impacto
tuvo en el desarrollo rural y agropecuario esta cantidad?

¿Y los apoyos a través de la Energía? ¡Ni siquiera se ha publicado el reglamento de ley


de energía para el campo!

Para enfrentar los rezagos del campo, no es suficiente el destino de los recursos a cada
uno de los proyectos de las organizaciones demandantes.

Es necesario el reconocimiento y apoyo a las demandas de las organizaciones sociales y


económicas del agro mexicano, que reclaman del estado una interlocución incluyente
como expresión de la sociedad rural. Se debe recuperar el papel del ejido mexicano y la
pequeña propiedad rural como actores fundamentales del desarrollo del campo.

Es el momento para un gran acuerdo para crear empleos e industrias rurales, recuperar
la asistencia técnica, el crédito y la infraestructura de almacenaje y comercialización.

Debemos convocar a debatir los perfiles del nuevo entramado institucional que deberá
atender al campo, los términos de un nuevo pacto productivo, las líneas de apoyo a
verdaderos programas de desarrollo regional.

También, porque sabemos que es un compromiso social y nos lo han pedido nuestros
amigos de los consejos comunitarios, deberemos robustecer el programa de abasto rural
de Diconsa y sus mas de 23 mil tiendas comunitarias.

Proponemos al ejecutivo la negociación, en el marco del TLCAN, de un mercado


agropecuario de América del norte con base en sus ventajas comparativas; eliminando
subsidios, pero creando fondos compensatorios para el desarrollo del campo o con
opción a incorporar en otros sectores, o actividades, a los productores afectados.

Es necesario también que cada Mexicano se sume a la convocatoria de nuestros


productores nacionales de CONSUMIR LO QUE MEXICO PRODUCE.

Todo esto, no cabe duda, nos retribuirá en el desarrollo económico y la paz social de
México.

Es tiempo de los acuerdos.

Es tiempo de hacer la invitación para que todos participemos en el diseño de un gran


pacto social.

El pacto es el acuerdo en lo fundamental, que impulse nuestras voluntades hacia un


objetivo común; el proyecto es la visión compartida del México que anhelamos y de las
personas que queremos habiten en él.

Es un pacto que facilitará el desarrollo de nuestro país en base a los acuerdos que
permitan se lleven al cabo todas las reformas que la sociedad civil vienen demandando.

No se trata de ver quien se lleva la medalla. Todos los grupos políticos se desean
arrebatar ese premio.

Se trata, en suma, de cómo México gana la carrera contra su pobreza, subdesarrollo, y


se vuelve la nación de hombres y mujeres generosos con su país, y con nosotros
mismos.

México tiene prisa de lograrlo.

¡Iniciémoslo ya¡

*Juan Fernando Perdomo es egresado del TEC DE MONTERREY


Servidor público, empresario y Político ( jperdomo@infosel.net.mx )

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