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Adriana Puiggros *
Doctora en Pedagoga por la Universidad Nacional Autnoma de
Mxico. Profesora titular de Historia de la Educacin Argentina y
Latinoamericana de la Universidad de Buenos Aires e investigadora
del Consejo Nacional de Investigaciones Cientficas y Tcnicas de
Argentina. Ha sido decana de la Facultad de Filosofa y Letras de la
UBA y diputada nacional constituyente.
La relacin clsica entre educacin y poder en el sistema educativo
moderno de Amrica Latina
A modo de prlogo, la pregunta de Carlos Fuentes nos recuerda una
pregunta memorable de Alfonso Reyes: volveremos a llegar con
retraso al banquete de la civilizacin?.
Tres son las preguntas que elabora el propio Fuentes mirando a
Mxico y a Amrica Latina:
Puede la educacin estar ausente del proceso nacional que
conjugue pacficamente las exigencias del cambio y la tradicin?
Puede haber, sin la participacin de la escuela, la familia y el
maestro, un cambio desde la base, toda vez que no lo habr sin la
participacin de ese Mxico olvidado, pueblerino, que sigue siendo la
segunda Nacin?
Puede Mxico estar ausente del proceso mundial de la educacin,
que ha convertido a sta en base de un nuevo tipo de progreso veloz,
global e inmisericorde con los que quedan atrs? Progrese o no
Mxico al paso necesario para integrarse a la revolucin global de la
produccin basada en la educacin, puede hacerlo sin resolver los
problemas de la propia educacin en Mxico, de la alimentacin y el
trabajo de sus grandes mayoras? O estamos dispuestos a relegarlas
al olvido, conceder que hay dos Mxicos y que debemos aportarle
slo al Mxico adelantado, integrado al comercio y a la tecnologa
mundiales, y clausurar para siempre el segundo Mxico, el Mxico de
la pobreza, la enfermedady la ignorancia? (Fuentes, 1997: p. 12).
Y agrega unas preguntas finales:
qu progreso siguen propiciando los maestros? Y sigue progresando
el progreso?
Fuentes propone a la educacin y la cultura nacionales que aclaren,
concierten y renan los factores de crecimiento real, no las ilusiones
de la juglara ficticia, para que el pas vuelva a reconocerse y
recupere la ruta del progreso incluyente y crtico (p. 23). Afirma que