Está en la página 1de 24
DB wot tee aoe cn ol oan (1986). Dating se ston; Toward a fee ve phenomenon Jae elationships 3. 1 ia pocologia social inal effects of mercer ity and Social Psychay. © tions Pine 4, INTRODUCCION Intenta responder mentalmente a las siguien- tes cuestiones sobre temas de actualidad. Qué piensa sobre la ley antitabaco? {Cuél es tu opi- Fign acerca de la legada de inmigrantes a tu pals? (Y sobre la prostitucién? ;Qué opinas so- fre las medidas de accién positiva hacia las mu- jares? {Y sobre el presidente de! gobierno? Casi on total seguridad, cada uno de los lectores ten- drd cierto conocimiento sobre los temas que se plantean y una opinién al respecto. Por ejemplo, habré quien opine que las medidas de accion po- sitiva son un recurso necesario para lograr la plena igualdad de derechos entre varones y mu- jeres, mientras que habré otras personas que trean que es una forma encubierta de discrimi- nar alos varones y, por tanto, no estén de acuer- do con ellas. Las actitudes expresan la atraceién o la repul- si6n, el agrado 0 el desagrado, la aprobacién o la desaprobacién, el amor 0 el odio, que sentimos hacia algo o hacia alguien. Dicho de otro modo, las actitudes reflejan las valoraciones que las personas tienen sobre los distintos objetos de ac- titud. Estos pueden ser objetos materiales (deter- minada marca comercial), personas (Ia pareja de tn buen amigo), situaciones (el ataque a Irak en busca de armas de destruccién masiva), compor- tamientos o ideas (las creencias religiosas 0 ha- cer dieta). A su vez, dichos objetos de actitud Pueden ser muy concretos (como un modelo de © Etiones Pie Actitudes: estructura y funciones ‘MARIA SOLEDAD PALACIOS teléfono mévil o cierto tipo de perros) 0 més abs- tractos (por ejemplo, la democracia o la amis- tad). Las actitudes pueden expresarse de diferen- tes formas, fundamentalmente a través de las emociones, de los pensamientos 0 del propio comportamiento. En este capitulo se vera qué son las actitudes, sus propiedades y cual es su estructura, desta- ‘cando el modelo de tres componentes: cognitivo, afectivo y conductual. Se repasaran las diferen- tes funciones de la actitud, su origen, c6mo se miden y la relacién entre actitud y conducta, destacando la teorla de la accién razonada (A2- jen y Fishbein, 1980) y el modelo MODE (Fazio, 1989). 2. yQUE SON LAS ACTITUDES? El estudio de las actitudes ha sido de gran in- terés a lo largo de la historia de la psicologia so- cial. Desde esta disciplina las actitudes son im- portantes por dos razones principalmente. En primer lugar porque influyen considerablemente en la forma en que pensamos sobre la informacion social y en cémo la procesamos. Por ejemplo, ima ginemos a dos personas que tienen actitudes dife- rentes acerca de la vacunacién contra la gripe A: una de ellas est completamente a favor de que las personas se vacunen, al menos los grupos de riesgo, y Ia otra esté absolutamente en contra. Ambos leen un articulo en un periédico en donde 246 / Fundamentos de Psicologia Social se informa de que en nuestro pafs se han dado ‘muchisimos menos casos de gripe A de lo que se esperaba. ,Cémo van a influir las actitudes de uno y otro en la interpretacién de los resultados? Es probable que la persona que esté a favor de la ‘vacunacién argumente que, gracias a que muchas personas se han vacunado, la incidencia ha sido bastante menor de lo esperado. Sin embargo, quien esté en contra de la vacunacién podria ale- gar que es0s datos demuestran que la amenaza de pandemia de gripe A ha sido una campaiia pro- movida por la industria farmacéutica, y que no era necesario comprar tantas vacunas. De esta forma, una misma informacién puede ser proce- sada ¢ interpretada de dos maneras muy diferen- tes, segiin las actitudes de Ia persona hacia ese hecho concreto, La segunda de las razones por las que son im- portantes las actitudes es por la influencia que tienen sobre el comportamiento. Por ejemplo, si alguien piensa que el partido politico que actual- mente gobierna en Espaiia lo esté haciendo muy mal posiblemente no votaré a su favor en las préximas elecciones generales. Del mismo modo, alguien que piense que la campaiia sobre la gripe Aes exagerada y el virus no supone tanto riesgo posiblemente no se vacunaré. En la medida en que las actitudes influyen en el comportamiento de la gente, conocerlas ayudard a predecir sus conductas. 2A. Definicion Desde la psicologia social se han propuesto Aistintas definiciones sobre el término «actitud Una de las mas utilizadas es Ia que propone que «una actitud es una tendencia psicolégica que se expresa en la evaluacién de una entidad particu- lar de algiin modo favorable o desfavorable» (Ea aly y Chaiken, 1993, p. 1). Dicho de otro modo, se trata de una tendencia evaluativa hacia un o| jeto socialmente relevante. La actitud, como tal, consiste en un constructo psicolégico no observa ble, de cardcter evaluativo, que media entre un ‘objeto y las respuestas de la persona ante ese ob- jeto.-Las evaluaciones que caracterizan a ls ac tudes se pueden definir por: Su direccién o valencia, que ¢s la valora. cién positiva, negativa o neutra que la per. sona atribuye al objeto actitudinal, No debe confundirse la actitud neutra con ja ausencia de actitud, o con la actitud ambi. valente. En el caso de mantener una act. tud neutra, la persona no est haciendy una valoracién ni positiva ni negativa, mientras que si alguien mantiene una act. tud ambivalente al mismo tiempo manti. ne una actitud positiva y negativa hacia el mismo objeto de actitud. Y quien no tiene actitud seneillamente es que carece de pre ferencia hacia ese objeto actitudinal. — Su intensidad 0 polaridad, que se refire a grado en que se evalia como favorable 0 desfavorable el objeto de actitud (0 sea, la magnitud de la valencia). En el cuadro 10.1 se tratan con mas detenimiento estos aspectos. 22. Estructura de las actitudes Aunque no existe unanimidad a la hora de ex plicar la estructura interna de las actitudes, uno de los modelos més utilizados a la hora de enten der cémo se organiza mentalmente una actitud es el modelo rripartito (Rosenberg y Hovland, 1960), segiin el cual las actitudes estan formadas por tres componentes: el afectivo (sentimientos y emociones asociados al objeto actitudinal), e ognitivo (creencias e ideas acerca del objeto de actitud) y el componente conductual (intencién de llevar a cabo un comportamiento o el propio comportamiento). Por ejemplo, alguien podria pensar que determinado partido politico es mejor que el resto (componente cognitivo); a su vez esta persona se sentiria muy bien y muy orgullost al identificarse con este partido y con sus pro puestas (componente afectivo), y 1o votaria en las lecciones (componente conductual) © Ediciones iit izan a las actic -€8 1a valora: tra que la per neutra con la sctitud ambi. ener tna acti, esté haciendo | ni negativa, iene una act empo mantic. sativa hacia e quien no tiene carece de pre- tudinal ese refiee al © favorable 0 itud (0 sea, la En el cuadro 1imiento estos la hora de ex. sctitudes, uno ora de enten- una actitud es ovland, 1960), formadas pot nntimientos y itudinal), el del objeto de al (intenci6a ‘00 el propio iguien podria itico es mejor fo); & SU Ved, nuy orgullosa con sus pro- votarfa en las ). icine rie Actitudes: estructura y funciones / 247 CUADRO 10.1 Juicios generales que caracterizan la actitud ‘hia hora de evaluar un objeto actitudinal como la ley antitabaco, hay varias posbilidedes: (positiva o negativa) e Intensidad (alta 0 baja) Yale __ poxsitiva de alta intensidad: Ia persona hace une evaluacién muy positva de le ley (ves fundamental, hay muchas rsonas fumadoras pasivas que merecen que su derecho a no fumar se respete, especialmente en el lugar de trabajo»). _ Fositiva de baja intensidad: la persona hace una evaluacién positiva de la ley, aunque no de forma exagerada (eno esté mal que haya espacios sin humos en los lugares piblicos). _ Negativa de alta intensidad: la persona considera esta ley muy negativa («se estd haciendo una persecucién de Jos fumadores; es una ley hipéerita, porque el propio gobierno es quien se benefica econdmicamente de que haya, famadores en Espaiia). __- Negativa de baja intensidad («me parece un poco exagerado que no se pueda fumar en ningin lugar piblico; aquizé es demasiado»). Iniferencia, neutralidad y ambivalencia “opinidn al respecto») _— Aetitud neutra: se sienteindiferente ante la ley y no Ia ve ni positiva ni negativa («conozco la ley, pero no tengo una valoracién sobre ella») = Actitud ambivalente: por un lado considera que Ia ley es positiva y por otro que es negativa («defiende los dere- chos de los no fumadores, pero limita la libertad de los fumadores). _ Ausencia de actitud: la persona no tiene una opinién formada al respecto («no conozco la Iey, no tengo una El componente cognitivo se refiere a las cogni- ciones 0 pensamientos asociados con las actitu- des, que han sido denominados tradicionalmente creencias, entendidas como la asociacién que la gente establece entre un objeto de actitud y varios atributos o caracteristicas. Estas creencias expre~ san evaluaciones positivas, negativas 0 neutras (direccién), en mayor 0 menor grado (intensi- dad). Por ejemplo, las creencias (estereotipos) que a menudo la gente mantiene sobre las perso- nas de religion musulmana pueden diferir. Quien piense que son personas fansticas religiosas, fun- damentalistas, violentas y potenciales terroristas tendrdn una actitud desfavorable hacia quienes profesen esta religion. Por el contrario, alguien Que piense que los fandticos y fundamentalistas islimicos son s6lo una minorfa —al igual que ‘curre en otras religiones, como por ejemplo en elcristianismo—, y que la mayorfa de musulma- © Ediciones Piimie nes/as son personas como cualquier otra que practica una religidn, tendré una actitud més fa~ vorable 0 neutra hacia estas personas. Las actitudes también abarcan los afectos 0 emociones que provoca en los individuos el objeto actitudinal. Asi, el componente afectivo se refiere fundamentalmente a los sentimientos, estados de humor, emociones y respuestas del sistema ner- vioso aut6nomo, como pueden ser la regulacién de la presién arterial, la frecuencia cardiaca 0 la dilatacién 0 constriccién de las pupilas. Igual que las creencias, las respuestas afectivas también ex- presan evaluaciones en una direccién y con una intensidad. La distincién entre el componente afectivo y el cognitivo resulta especialmente itil a la hora de comprender algunos fendmenos rela~ cionados con las actitudes. Siguiendo con el ejem- plo anterior, si alguien se monta en un avién en donde hay una persona musulmana, y tiene una 248 / Fundamentos de Psicologia Social COMPONENTE COGNITIVO Ideas, pensamientos,creencias asociados al objeto de actitud COMPONENTE AFECTIVO Emociones,estados {de énimo, sentimientos, respuestas del sistema ‘nervioso auténomo IN ‘COMPONENTE ‘CONDUCTUAL Conduct, intencién ‘deconducta Figura 10.1.—Modelo de los tes componentes de la actitud (modelo tripartito) actitud desfavorable hacia ella, probablemente se Te acelerara el pulso, la respiracién, los muisculos se le tensardn, etc, y posiblemente sentiré miedo, odio, etc. Por el contrario, si esta persona mantie- ne una actitud positiva o neutra hacia las perso- ‘nas musulmanas, probablemente su estado fisiol6- gico no se vera alterado, y los sentimientos 0 emociones provocados podrian ser neutral. El componente conductual de las actitudes se refiere tanto a las acciones que Hleva @ cabo una persona hacia el objeto de actitud como a Ia in- tencién de conducta. Es decir, no es necesario mostrar un comportamiento determinado para expresar una actitud, sino que con la intencién de hacerlo es suficiente. Lo mismo que las creencias y los afectos, el componente conductual expres evaluaciones positivas 0 negativas (valencia) en ‘mayor o menor medida (intensidad). Un ejemplo de ello podrian ser las respuestas diferentes que dan ante un mismo hecho dos personas con acti- tudes contrarias. En el caso de la presencia de ‘una persona musulmana en un avién, se ha dado el caso de personas con una actitud desfavorable hacia los musulmanes que se han bajado del avi6n o, incluso, han solicitado que sea esa perso- ‘na musulmana quien abandone el avién. Por el contrario, si quien sube al avién tiene una actitud favorable 0 neutra, no hard nada al respecto, con- tinuard su viaje con tranquilidad. El principal problema del modelo tripartitoes ‘que predice una coherencia entre los tres compo- nentes de la actitud, pero esto no siempre sucede Puede que alguien (un empresario, por ejemplo) piense negativamente sobre las personas con al ‘gin tipo de discapacidad (componente cognitivo) y sienta rechazo hacia ellas (componente afect- vo), y sin embargo, contrate a uno en su emprese (componente conductual), no siendo coherente con sus ideas y sus afectos. O imaginemos a al- guien que siente una gran atraccién fisica por otra persona (componente afectivo), aun sabiea- do que no le gusta por su forma de ser y de com ortarse (componente cognitivo), pero acaba te- niendo una aventura sexual con él (componente conductual), ‘Ajzen y Fishbein (1980) propusieron un mode: lo de un solo componente, reduciendo la acttud al componente evaluativo (afectivo), sin negat Ia cexistencia del cognitivo, aunque externo a la acti tud, Mas adelante, en este mismo capitulo, se ha- © icine Pit lara detal tado sobre Por iti de ln estru referencia traactitud) asocian dil tenernos e des de las! teaparted 23. Pro| Las pri alas actit valencia cllas (ext cign se de a A La acc que una 4 ria (Fazic velocidad vada. Est que las at do las pe Laag cién qué como et cuanto t intensid, imagine, actitud plo, piet tiene est amigo | por una ne la ag bre lad el mis muy ce todo) paso o| avién. Por el e una actitud especto, con- tripartite es tres compo- mpre sucede por ejemplo) jonas con ak te cognitiva) nente afect- n su empresa lo coherente jmemos a alk m fisica por aun sabien- er y de com 0 acaba te- componente on un mode- io la actitud sin negar la mo a la acti- ritulo, se ha- ones Pike tart detalladamente de este modelo, en el apar- go sobre la relacién entre actitud y conducta. Por titimo, cabe destacar que cuando se habla ge ia estructura de las actitudes no s6lo se hace ferencia a los tres componentes (estructura in- Traactitud), sino también a como se organizan y focian diferentes actitudes. Esto nos lleva a de~ tenemos en algunas de las importantes propieda- es de las actitudes, que se exponen en el siguien- te apartado. 23, Propliedades de las actitudes [Las principales propiedades que caracterizan alas actitudes son su accesibilidad, fuerza, ambi- talencia y el grado de conciencia que se tenga de ellas (explicitas versus implicitas). A continu cign se describe cada una de estas propiedades. 4) Accesibilidad y fuerza de las actitudes La accesibitidad se refiere a la facilidad con la ‘que una actitud puede ser recuperada de la memo- ria (Fazio, 1989), y uno de sus indicadores es la velocidad con la que la actitud es recordada o acti- vada, Esto os, la accesiblidad se refiere al grado en que las actitudes se activan esponténeamente cuan- do las personas se exponen al objeto de actitud. La accesibilidad va a influir en la interpreta- cin que las personas hagan de la realidad, asi como en el comportamiento, de manera que cuanto més accesible sea una actitud, con mayor intensidad influira en el comportamiento. Asi, imaginemos que dos personas tienen la misma actitud prejuiciosa hacia los gitanos (por ejem- plo, piensan que son ladrones), pero una de ellas, tiene esta actitud muy accesible (por ejemplo, un ‘amigo le acaba de contar que ha sido atracado or una persona gitana) mientras que la otra tie- ne la actitud menos accesible (apenas piensa so- bre la delincuencia atribuida a los gitanos). Ante el mismo hecho (ven que dos gitanos caminan muy cerea por detris de ellas), sélo (0 sobre todo) la primera persona sera la que aligerara el paso o cambiard de acera répidamente, Baines Prise Acttudes: estructura y funciones / 249 Otra de las caracteristicas de Ia actitud es la fuerza, que se refiere a la estabilidad y resistencia temporal de la actitud, asi como a su impacto sobre el comportamiento (Krosnick y Petty, 1995). Las actitudes «fuertes» son mas estables (0 sea, se mantienen més intactas a lo largo el tiem- po) y resistentes (o sea, no cambian ante un in- tento persuasivo o ante informacién contraacti- tudinal,;esto es, ante informacién contraria al contenido de la actitud que se mantiene). A su vez estin mis relacionadas con el comportamien- to en comparacién con las actitudes «débileso. Asimismo, se considera que cuanto mas fuerte es tuna actitud, mas accesible se hace, El que una actitud sea mas 0 menos fuerte va a depender, entre otros, de tres factores: por un lado, sila actitud se ha formado a partir de la experien- cia directa, sera més fuerte que si se ha formado a partir de lo que otras personas nos han contado (Fazio y Zana, 1981). Por ejemplo, mi actitud ne- gativa hacia los gitanos serd mas fuerte si se ha formado a partir de una experiencia negativa que yo he tenido con alguno, y no porque otras perso- nnas me hayan hablado mal de ellos. Otro de los factores que va a influir en que tuna actitud sea mas o menos fuerte es el consenso social (Festinger, 1957); e5 decir, mi actitud serd més fuerte si creo que la mayoria de la gente piensa como yo (Liberman y Chaiken, 1991), Por tltimo, la importancia que se le dé a Ta ac- titud (que no’al objeto de actitud) es otra de las caracteristicas que influyen sobre su fuerza. ‘Cuanto més importante sea una actitud para una persona, més fuerte sera. Asi, para predecir la conducta de una persona, no interesarfa tanto fi jarse en Ia valencia o intensidad de su actitud, sino en la importancia que dicha actitud tiene para ella, Por ejemplo, para predecir si una per- soma votaré en unas elecciones, no importaria tanto la actitud politica que mantenga (0 sea, el que su ideologia sea mas favorable a la izquierda a la derecha) como que su ideologia politica sea algo que la caracterice como persona y a lo que le dé bastante importancia. En este caso, se con- sideraria que su actitud hacia la politica es una actitud fuerte 250 / Fundamentos de Psicologia Social ‘actitudinal 5) La ambivalenci Si bien la estructura que da origen a una de- terminada actitud es la integracién de las evalua- ciones basadas en uno, dos o tres de sus compo- nentes (cognitivo, afectivo y comportamental), Jas evaluaciones de cada uno de estos componen- tes pueden no ser consistentes entre si. Por ejem- plo, una persona fumadora puede pensar que el tabaco es muy perjudicial para la salud (compo- nente cognitivo), puede sentir cierto miedo ante las consecuencias de fumar (componente afecti- vo) y, sin embargo, seguir fumando (componente conductual). Esto ocurre con relativa frecuencia, porque en ocasiones los objetos de actitud dan lugar a ac- titudes ambivalentes, La investigacién sobre am- bivalencia actitudinal demuestra que una perso- na puede evaluar al mismo tiempo un objeto de actitud como positive y negativo (Priester y Petty, 1996; Thompson, Zanna y Griffin, 1995). Esta ambivalencia en la respuesta evaluativa de- bilita los efectos de la actitud para orientar la atencién, dirigir el procesamiento de la informa- cidn y predecir el comportamiento futuro de los individuos, ademés de que dificulta la toma de- cisiones sobre el objeto de actitud (Brifiol, De la Corte y Becerra, 2001), La ambivalencia puede darse no sélo por la in- consistencia entre uno o més de los componentes de la actitud (por ejemplo, entre lo que pensamos sobre algo y nuestro comportamiento en relacién con ello), sino por hacer al mismo tiempo evalua- ciones contradictorias sobre un tinico objeto de actitud. Por ejemplo, se pueden tener ideas positi- vas y negativas asociadas a una misma persona (ambivalencia dentro del componente cognitivo): es muy agresiva, pero también muy atractiva. Asimismo, la ambivalencia actitudinal también puede ser causada por un conflicto entre varias actitudes relacionadas entre si: por ejemplo, al- guien puede estar a favor de la igualdad de opor- tunidades entre varones y mujeres, pero en contra, de las medidas de accién positiva. O cuando se da una controversia entre la propia actitud y las acti- tudes que se cree que tienen los demas; por ejem- plo, unos padres primerizos que piensen que no ¢5 ‘malo que los nifios pequefios duerman en fa mis. ‘ma habitacién que los progenitores se pueden sen, tir incmodos porque crean que socialmente no 4; una actitud aceptable, sino que es propia de pas dres que permiten a sus hijos todos sus caprichog La falta de consistencia es experimentada por los individuos como un estado desagradable e in cluso poco adaptativo, Las personas en esta situa cién suelen estar motivadas para reducir o elimi. nar esa ambivalencia o, al menos, las consecuencias negativas que de ella resultan, Existen muchas formas de reducir la discrepancia producida por la ambivalencia, que van desde quitarle importan- cia 0 evadirse del tema (en el ejemplo de los pa- dres primerizos, éstos podrian pensar que no tiene tanta importancia que el bebé duerma con ellos) hasta cambiar alguno de los elementos disonantes (por ejemplo, sacar al bebé de la habitacion), como ilustra la teorfa de la disonancia cognitina (Festinger, 1957) (puede verse una breve descrip- cién de esta teoria en el capitulo 6 sobre motiva cién social de este manual). Otra forma de intentar restablecer la consis- tencia consiste en buscar y examinar detenida- mente informacién adicional sobre el objeto dela discrepancia. De esta manera, las personas con una actitud ambivalente pueden acabar de pola- rizarse en un sentido u otro, eliminando (0, al ‘menos, reduciendo) asi su conflicto (Brifiol, Hor- cajo, De La Corte, Valle, Gallardo y Diaz, 2004; Jonas, Diehl y Bromer, 1997; Maio, Bell y Esses, 1996). En el caso de los padres primerizos, po- drian leer libros o articulos de profesionales que apoyen su idea de que los bebés deben dormir en la misma habitacin que los progenitores, argu- mentando por ejemplo que eso les produce ma- yor seguridad y un apego més sano, a diferencia de aquellos nifios a los que sus padres los han acostado solos a muy corta edad. De esta mane- 1a, esos padres primerizos se apoyan en estos af- gumentos y pueden llegar a mantener wna actitud més fuerte que al principio (0 sea, han polarize- do su actitud acerca de si los nifios deben dormit en la habitacién de los padres, de manera que ahora es mucho mas favorable que antes) asen que no es nan en la mig, x pueden sen. ialmente no es propia de pa: Sus caprichos imentada por gradable e in. en esta situa cducir o elimi consectencias ten muchas sroducida por are importan- plo de los pa- rr que no tiene ‘ma con ellos) tos disonantes | habitacién), ncia cognitiva breve descrip- sobre motiva- cer la consis- nar detenida- el objeto dela personas con cabar de pola- nando (0, al (Brifiol, Hor- y Diaz, 2004, , Bell y Esses, rimerizos, po- fesionales que ben dormir en \itores, argu- | produce ma- >, a diferencia adres los ban De esta mane- un en estos ar- er-una actitud han polariza- deben dormir » manera que antes). | Elions Print 2) Actitudes explicitas versus implicitas ‘A menudo podemos expresar de forma cons- cjente y reflexiva cuales son nuestras actitudes, oH como las consecuencias que tienen sobre Stestros comportamientos y/o afectos. A estas otitudes se as denomina actitudes explicitas. Sin Embargo, muchas otras veces algunas actitudes se gctivan de forma automética ¢ inconsciente (Bri- ol, Falees y Becerra, 2007; De Houwer, 2006; Fazio, Sanbonmatsu, Powel y Kardes, 1986). A ste tipo de actitudes se las denomina implicitas precisamente porque las personas no son capaces de identificarlas (Greenwald y Banaji, 1995). ‘Algunos autores consideran que las actitudes inplicitas son aquellas cuyo origen no puede identificarse (Grenwald y Banaji, 1995; Wilson, Lindsey y Schooler, 2006). Sin embargo, esto no significa que todas aquellas actitudes de las que se desconoce su origen o sus causas sean implici- tas, A menudo las personas tienen claro cules son sus actitudes (esto es, se trata de actitudes explicitas), pero no saben su origen. Para otros autores, la caracteristica fundamental y definito- ria de las actitudes implicitas es el hecho de que influyen en el comportamiento de las personas sin que éstas sean conscientes de esta influencia. ‘Amodo de resumen, podria decirse que las acti- tudes implicitas son aquellas de las que general- mente no se tiene conciencia, ni se conoce su ori- gen ni las consecuencias que tienen sobre el comportamiento. Como se miden las actitudes Cuando se habla de cémo medir las actitudes, realmente se hace referencia a cémo medir su in~ tensidad, es deci, al grado en que se evaliia como favorable 0 desfavorable un objeto actitudinal. Asimismo, también se esté haciendo referencia a su valencia, si es positiva, negativa o neutra (véa- sel cuadro 10.1 de este mismo capitulo. Para medir estos pardmetros existen diferentes técnicas, que se elegiran en funcién del tipo de ac- titud de la poblacién que se quiera estudiar y de © ones Price Actitudes: estructura y funciones / 254 los objetivos que se quieren lograr con la medi cidn. Las medidas de las actitudes pueden ser ba~ sicamente de dos tipos: las medidas explictas (por ejemplo, autoinformes) hacen referencia a juicios evaluativos relativamente controlados, delibera~ dos y conscientes, y en ellas se les pregunta direc- tamente a los individuos sobre su actitud. Las medidas implicitas de las actitudes (por ejemplo, priming y test de actitudes implicitas) constituyen evaluaciones mas rapidas, inconscientes y dificiles de controlar; es decir, ratan de medir de manera indirecta las actitudes de los individuos mediante respuestas que, de alguna forma, estan asociadas al objeto de actitud. Algunos autores han optado por denominar a las medidas explicitas medidas irectas, y a las medidas implicitas, medidas indi- rectas (Dovidio y Fazio, 1992). A continuacion se describen algunas medidas de ambos tipos. a) Medidas explicitas 0 directas ‘Tradicionalmente las actitudes han sido medi- das mediante técnicas de autoinforme, basindose ten los tipos de escalas mas conocidos, como las de tipo Likert o el diferencial semintico. Ambas coinciden en que recogen distintos factores 0 di- mensiones relacionados con el objeto de actitud: — Esealas tipo Likert: consisten en un con- junto de items en forma de afirmaciones 0 Juicios referidos al objeto de actitud, junto a los cuales aparece una escala acerca del grado de acuerdo 0 desacuerdo con esa afirmacién. El sujeto ha de elegir el punto de la escala que mejor refleje su actitud. Una vez completados todos Jos items, se obtiene una puntuacién total promedian- do las puntuaciones obtenidas en cada uno de los items. Diferencial seméntico: con este tipo de me dida se califica al objeto de actitud sobre un conjunto de adjetivos bipolares, uno positivo y otro negativo, Entre cada par de adjetivos hay diferentes opciones, y el suje~ to tiene que elegir aquella que mejor repre- sente su actitud, mas 0 menos positiva. 1 252 / Fundamentos de Psicologia Social b) Medidas implicitas o indirectas, nas, al no ser conscientes de ells, dficilmente py socid dran dar la informacién que se les solcita Segue | i las evaluaciones del objeto actitudinal que son in- _mplicitas con medidas implicitas de actitud. Secitud.| ; conscientes para la persona y que dan lugar a res- ces es conveniente utilizar medidas implictss pany tpabiert puestas automiticas (no controladas) que el sujeto _medir actitudes explicitas, dado que las medidas social u no identifica como relacionadas con ese objeto de _implicitas constituyen evaluaciones més ripidas actitud,| actitud. En estos casos, evaluar las actitudes con menos conscientes y més dificles de controlar, ep Gente ( ‘medidas explictas de autoinforme como las que se _rregir o ajustar segiin las expectativas de las peso. hrcia de = hhan expuesto resulta complicado, pues las perso- nas, las del experimentador o las normas y presi. Sutil que s°1 | duos. d CUADRO 10.2 | eonsced Ejemplos de items de una escala tipo Likert que miden la actitud hacia la igualdad | Se hi entre varones y mujeres | plicitas : preexpt i | Por favor, indica tu grado de acuerdo o de desacuerdo con cada una de las siguientes afirmaciones. implicit ‘Varones y mujeres merecen tene los mismos derechos: =I | 1 2 3 4 ne é 7 \ Totalmente | Bastante | Algoen | Nideacuerdo | aig Bastante | Totalmente | en desacuerdo | en desacuerdo | desacuerdo a |, | deacuerd | deacuerdo | de acuerdo | |_ aesacuerdo , ‘Las mujeres deberian dedicarse a las abores de la casa yal cuidado de los hijos exclusivamente: | 1 2 3 4 3 é 7 | s ak | Totalmente | Bastente | Algoen | Nideacuerlo | igo Bastante | Totalmene | | i endestevedo | endeacuedo | descueréo | yetnsrgy | deacvero | deacuerio | deacueo | | | CUADRO 103 | ‘Bjemplos de items de una medida de diferencial semintico relativos a las actitudes hacia las mujeres Las mujeres me parecen, | ; = i L 2 1 ~ | | Activas Es a 4 | 2 1 na _ Dib | : : cusa(aten ma i indir actitudes actitud. A ve. mplicitas pare i las medidas $ més ripidas, controlar, co, s de las perso. rmas y presio- dad Totalmente de acuerdo 7 Totalmente de acuerdo las mujeres dons Pie ges sociales (Greenwald y Banaji, 1995), El hecho ae que una persona desconozca que su actitud ef siendo medida no significa que desconozea su duce con mayor probabilidad cuando los extra. los son poco familiares y carecen de signifcadg Gornstein, 1989), asi como cuando su elabor. cién cognitiva es relativamente baja (Obermile, 1985), En el caso en que la persona tenga expe riencia previa con un estimulo, entonces no se produce el efecto de la mera exposicién, sino efecto que acentiia Ia actitud original de la pers. na, que podria ser tanto positiva como negativg Brickman, Redfield, Harrison y Crandal, 1972) Se puede observar este efecto en episodios de la vida cotidiana, por ejemplo, cuando una can cién que inicialmente no nos decia nada pasa a ser una de nuestras favoritas, por el mero hecho de escucharla més a menudo, Obsérvese cémo este tipo de estrategia se utiliza en los diferentes medios de comunicacién en publicidad. en Fai, 3.3. Conk ionamiento clasico El efecto de condicionamiento clasico consiste en que la aparicién reiterada de un evento orig nalmente neutro, el estimulo condicionado (EC), precediendo o simulténeo a otro estimulo biolé ‘gicamente relevante (EI) y capaz de provocar una reacci6n del organismo o respuesta incondiciona- da (RD, hace que la mera presentacién aislada del EC acabe por producir también una reaccida similar a la RT, conocida como «respuesta condi- cionada» (RO), Muchos investigadores han destacado el papel del condicionamiento clasico en la formacién de actitudes (Eagly y Chaiken, 1993; Petty y Wege- net, 1998). Uno de los primeros estudios que se realizaron sobre ello fue el de Staats y Staats (1958), en el que emparejaron palabras cotidianas y afectivamente neutras que constituyeron los e timulos condicionados (por ejemplo, agua, pad, edificio, ete.) con una serie de ruidos desagrada- © acon Pie thes (estimullos ince Tos resultados m ido expuestos 2! peutras con ruidos petitud més negati eutras que quien ‘ademas, los prime ron una maYOr ‘ejemplos de est Ia formacién de ai ia publicidad, cua comerciales con et patiao la atraccio mnodelos, misica nase Froute y Si 1982) emparejé ¢ (estogafin con misica desagi ron que se produc de los sujetos pot cién de la misica La peculiarida en relaci6n a ta f duradero y resist reves se puede p exposicién (por ¢ muy mala experie mal, aunque hayi no es necesario q asociacién ents doe incondicion: u operante El condicionar ‘una forma de api cia es contingent ha emitido el suic ose ha consegui hha producido un la frecuencia ylo el contrario la ¢ evitado una posi tigo), se espera u © ones Pirimide icién se ven faci jetos reconocet log 1, presentandolog Ballesteros, 1998, 1 y Zajonc, 1980), cexposicion se pro. cuando los estima cen de significadg uando su elabors. 2 baja (Obermily, srsona tenga expe. jo, entonces no s sxposicién, sino un riginal de la perso: fva como negatirg .y Crandall, 1972 fo en episodios ée », cuando una can- decia nada pasa a por el mero hecho s. Obsérvese cém0 za en los diferentes ublicidad. ico nto eldsico consist de un evento orig condicionado (EQ), rio estimulo biol: baz de provocar ut muesta incondicion resentaci6n aislads mbign una reacciéa 10 «respuesta cond n destacado el papa en la formacién & | 1993; Petty y Weer eros estudios que de Staats y Staats 1 palabras cotidianss constituyeron los & ejemplo, agua, pat, je ruidos desagrade © cine Pi jes (stimulos incondicionados) 0 ruidos neutros. os resultados mostraron que quienes habian Fo expuestos @ emparejamientos de palabras Seutras con ruidos desagradables mostraron una Jtitud més negativa hacia las palabras cotidianas rutras que quienes habfan oido ruidos neutros, Adem, los primeros, al leer esas palabras, mos- traron una mayor activaciOn fisioldgica jemplos de este tipo de condicionamiento en ie formacién de actitudes se pueden observar en ia publicidad, cuando se emparejan los articulos comerciales con estimulos que despiertan la sim pata o In atraccién del piblico, como pueden ser fhodelos, musica, humor, ete. (para una revision, {ase Froufe y Sierra, 1998). Por ejemplo, Gorn (982) emparejé diapositivas de una misma plu- ‘ma estilografica bien con miisica agradable, bien on misica desagradable, Los resultados mostra- fonque se producian cambios en las preferencias de los sujetos por la pluma estilogréfica en fun- tién de la miisica con la que fueron emparejadas La peculiaridad del condicionamiento clisico en elaci6n a la formacién de actitudes es que es duradero y resistente a la extincién. Ademés, a ‘eces se puede producir incluso con una tini exposicién (por ejemplo, alguien que tenga una muy mala experiencia con una persona o un ani- mal, aunque haya tenido s6lo esa experiencia), y 10 es necesario que la persona sea consciente de nasociacién entre ambos estimulos (condiciona- doe incondicionado) (Bohner y Wanke, 2002). 34, Condicionamiento instrumental woperante El concdicionamiento instrumental w operante es tuna forma de aprendizaje en la que la consecuen- cia es contingente a la respuesta que previamente ba emitido el sujeto. Si la consecuencia es positiva se ha conseguido evitar una negativa (0 sea, se ha producido un refuerzo), se espera que aumente lafrecuencia ylo intensidad de la respuesta; si por ¢l contrario la consecuencia es negativa 0 se ha ‘vitedo una positiva (es decir, se produce un cas- tigo) se espera una disminucién de la respuesta. icone Pease ‘Actitudes: estructura y funciones / 257 Asi, en el aprendizaje de las actitudes se entien- de que cuando una actitud va seguida de respues- tas positivas, aumentard su intensidad, pero si va seguida de consecuencias negativas, disminuira su intensidad o incluso desaparecerd la actitud. Por ejemplo, si se premia a un nifio pequefio por su actitud positiva hacia los animales domésticos Giciéndole que esta muy bien que los trate con cuidado, que se est portando muy bien, que es, un nifio muy bueno, etc.), se le esta reforzando esa actitud. Por el contrario, si cuando el nitio se acer- cca con cuidado a acariciar a un animal de un co- nocido se le retira répidamente la mano, y se Ie dice que no lo toque y que tenga mucho cuidado, que son peligrosos, etc., se le ha castigado la acti- tud favorable hacia los animales y el comporta~ miento asociado a ella, dando lugar a que ésta isminuya su intensidad, a que desaparezca o, in- cluso, propiciando la creacién de una actitud ne- gativa hacia los animales (0 sea, una actitud de valencia contraria a la que tenia inicialmente). ‘Aprendizaje vicario o modelado A menudo Ia gente imita las actitudes de los demas, pues al haber observado previamente las, consecuencias que tales actitudes han tenido para esas personas, éstas le han servido de referencia. ‘Cuanto més se identifique la persona con aquella a la que esta imitando, mis eficaz. sera este tipo de aprendizaje. Este aprendizaje de las actitudes se observa frecuentemente en el desarrollo de ideas y cree cias, ideologias politicas, creencias religiosas, etc. En estos casos, parece que el papel de la sociali- zacién es mas importante que el de la propia ex~ periencia con el objeto de actitud. Ademas, las, personas suelen rodearse de quienes poseen acti- tudes similares a las suyas, proporcionando el contexto nuevos refuerzos en forma de halagos y aprobacién social por parte de quienes compar- ten sus ideas (Erwin, 2001). La adolescencia es una etapa en la que las per- sonas son muy susceptibles a este tipo de apren- dianje, pues el grupo de pertenencia (por ejemplo, 258 / Fundamentos de Psicologia Social el grupo de iguales) ¢s fundamental, y el ser acep- tado por él atin lo es més. En este caso, eVla ado- lescente tenderd a imitar las actitudes de los miembros del grupo o, en su defecto, de la perso- na lider, al observar el refuerzo social que ésta obtiene (el mero hecho de ser lider ya supone un reforzamiento, asi como el ser aceptado y admi- rado por Ios demas). A menudo el consumo de tabaco entre los adolescentes se basa en este tipo de aprendizaje. 4. 4PARA QUE SIRVEN LAS ACTITUDES? La cuestion sobre 1a utilidad de las actitudes cs una de las preguntas que con més ahinco ha intentado responder la psicologia social. Algunos autores han propuesto que las actitudes sirven a tuna variedad de necesidades o funciones psicol6- gicas (Katz, 1960; Smith, Bruner y White, 1956), concluyendo la mayoria de las respuestas que se hhan dado que las actitudes ayudan a los indivi- duos a adaptarse al medio, a sobrevivir dentro de 1 Asi, esto supone que si partimos de la defini cidn de actitud como la evaluacién de un objeto actitudinal, el hecho de percibir algo como bueno © malo ayudard a los individuos a sobrevivir, dado que se mantendrim alejados de todo aque- Ilo que se haya evaluado negativamente. En el caso de que alguien no supiese distinguir entre lo bueno y lo malo o amenazante para su super vivencia, tendria un serio problema (Eagly y Chaiken, 1998). En definitiva, las actitudes des- cempeiian en Ia vida de las personas importantes funciones adaptativas que seran las que se traten a continuacién. 44. Funcién instrumental ‘Tiene lugar cuando la actitud sirve a la perso- na para alcanzar objetivos que le reporten bene- ficios tangibles o un ajuste a la situacién, asi como para evitar objetivos no deseados; por ejemplo, cuando apoyamos a un candidato poli- tico porque sabemos que podemos obtener un bbeneficio posteriormente, como tn puesto dey bajo, una promocién laboral, etc., o cuando, adolescente mantiene actitudes favorables het determinadas acciones para que sus amigoe te valoren y Io acepten en el grupo. Dicho de ots forma, las personas desarrollan actitudes posit vas hacia lo que les aporta beneficios,y actitude, negativas hacia aquello que esté asociado cog consecuencias negativas. 4.2. Funcién expresiva de valores Esta funcién la desempeita una actitud cuan. do nos permite la expresion abierta de los pensa- mientos y sentimientos que queremos que los demés conozcan de nosotros. Por ejemplo, la ex. presién de una actitud favorable hacia un partido politico cuando a través de ella se comunica a las demés la propia posicién personal sobre una se- rie de cuestiones politicas y sociales; o adoptar tun modo de vestir 0 seguir tuna moda que permi- te. los demds identificarnos como pertenecientes 2 un grupo o movimiento social conereto. Es, pot tanto, una forma de reafirmarse en las propias creencias, opiniones, preferencias, et 4.3. Funcién cognoscitiva Segim esta funcién, las actitudes ayudardn a los individuos a organizar la informacién que proviene de los objetos de actitud en funcién de la valoracion que se haya hecho de ellos, estruc- turando y dando coberencia a Ia sobrecarge de estimulos a los que las personas estamos expues tas continuamente, De esta forma, las personas podrdn determinar rapidamente si un objeto de actitud es beneficioso o daiiino para uno mismo y para su propio bienestar. Asimismo, ayudatia a las personas a saber qué pueden esperar de ls emis (cuando el objeto de actitud es alguien y10 algo), y, por tanto, hacen que el mundo sea mis predecible. Dicho de otro modo, al tener una actitud s0 bre algun objeto actitudinal, se tiene una pist © Bacio rt clara para orie hacer de antert sgotitud y evital encuentra dick deliberativos q f impedir actu ajemplo, si alg gue ha tenido porque ha abi mente, su acti actitud) muy | guramente, la apedirle ayud dudarlo 0 der cea decision. 44, Funcién Tiene lugat mantener la ma basada en cocurre, por ¢j raciones soci ‘otros grupos que uno mist po). Esto pue sas, al evaluar grupos social tind de despt traducirse en linidad para actitud. Finalmenti misma actitut ciones para ¢ sguien puede { con Ia inten por ello (fui otra personal su ideologia res). Asimisn varias funci¢ ejemplo, und ‘amigos que | ersonas sin © Edison: Pci mo Un pulesto det I, etc., 0 cuando des favorables hag | que sus amigos rupo. Dicho de ot, Tan actitudes posi eficios, y actitudes esté asociado coy valores a una actitud cua. bierta de los pens. queremos que los Por ejemplo, la ex ble hacia un partido ia se comunica a ls sonal sobre una s. sociales; o adoptar ‘a moda que permi- como pertenecientes al concreto. Es, por arse en las propias as, etc titudes ayudarin a 1 informacién que itud en funcién de ho de ellos, estruc- a la sobrecarga de 2s estamos expues yrma, las personas te si un objeto de o para uno mismo simismo, ayudarin cden esperar de los tud es alguien y no el mundo sea més er una actitud so- se tiene una pista © Ediciones irae alora para orientar Ia accién, saber qué se ha de acer de antemano en relacién con el objeto dela Miitud y evitar tener que entrar, cada vez que se Scuentra dicho objeto, en reflexiones y juicios aiberativos que pueden ser costosos en tiempo fimpedir actuar répidamente (Fazio, 1989). Por jemplo, si alguien conoce a una persona con la que ha tenido varias experiencias desagradables porque ha abusado de su confianza reiterada- frente, su actitud hacia esa persona (objeto de gelitud) muy probablemente serd negativa y, se- guramente, la préxima vez.que esta persona vaya a pedirle ayuda no se la brinde, sin necesitad de dudarlo o de reflexionarlo mucho antes de tomar sa decision, 44, Funcién de defensa del yo Tiene lugar cuando las actitudes contribuyen amantener la autoestima personal o la autoesti- rma basada en el grupo al que se pertenece. Esto ‘curre, por ejemplo, cuando se realizan compa- raciones sociales en las que los miembros de otros grupos son evaluados mas negativamente que uno mismo 0 que el propio grupo (endogru- po). Esto puede dar lugar a actitudes prejuicio- ses, al evaluar negativamente a personas de otros ‘grupos sociales (exogrupos). Por ejemplo, la ac- litud de desprecio hacia los homosexuales puede ‘raducirse en un refuerzo de la imagen de mascu- linidad para los hombres que mantienen dicha acttud Finalmente, hay que tener en cuenta que una nisma actitud puede desempefiar diferentes fun- ciones para distintas personas; por ejemplo, al- auien puede decir que vota a un partido politico con la intencién de obtener un beneficio laboral por ello (funcién instrumental), mientras que otra persona puede hacerlo para reafirmarse en su ideologia politica (funcién expresiva de valo- res). Asimismo, una misma actitud puede tener varias funciones para una misma persona. Por sjemplo, una persona puede comentar con sus amigos que en su opinién los inmigrantes son personas sin cualificacién que quitan el trabajo a © icons Pirie Actitudes: estructura y funciones / 259 los espafioles porque cobran menos por el mismo trabajo (funcién expresiva de valores: la persona manifiesta su actitud negativa hacia los inmi- grantes 0 su creencia de que todo el mundo debe- ria cobrar igual por el mismo trabajo, y funcién de defensa del yo: la persona se siente superior a los inmigrantes), 5. ZCUAL ES LA RELACION DE LAS ACTITUDES CON EL COMPORTAMIENTO? Como se ha comentado al principio del capi- tulo, una de las razones por las que las actitudes son importantes es por Ia influencia que tienen sobre el comportamiento. Cuando se ha hablado de la estructura de las actitudes, se ha hecho alu- sién al modelo de los tres componentes, que dice que la actitud tiene un componente afectivo, otro cognitivo y otro conductual, Este modelo propo- ne una coherencia entre los distintos elementos que componen la actitud, si bien esto no siempre es asi, como se ha comentado anteriormente. Po- dria decirse, por tanto, que las actitudes no siem- pre influyen sobre el comportamiento, 0 que los ‘componentes afectivo y cognitivo no siempre es- tan en estrecha concordancia con el componente conductual EL grado de influencia de las actitudes sobre el comportamiento ha llegado a ser uno de los tpi- cos mas estudiados dentro del campo de las acti- tudes. En un estudio clisico realizado por La Piere (1934), un profesor blanco recorrié buena parte de Estados Unidos junto a un joven estu- diante chino y su mujer. Pararon en 66 hoteles y moteles y comieron en 184 restaurantes, Aunque en aquella época existia un fuerte prejuicio hacia los asidticos en Estados Unidos, en todos los Iu gares excepto en uno de ellos les dieron aloja- miento, y nunca nadie se negé a servitles en nin- guno de los restaurantes. Algrin tiempo después el investigador envi6 una carta a cada uno de los lugares por los que habfan pasado en la que les preguntaban si aceptaban chinos en su estableci- miento, De los 128 que respondieron, ¢l 92 por 260 / Fundamentos de Psicologia Social 100 dijo que no. O sea, en su. comportamiento real les trataron de forma servicial y, sin embar- 40, posteriormente expresaron un prejuicio hacia el mismo grupo de personas. La Piere y otros psi- logos sociales después interpretaron estos ha- llazgos como un reflejo de la inconsistencia entre Jos componentes cognitivo (las creencias negat vas relacionadas con los chinos) y comportamen- tal (la conducta amable llevada a cabo con los chinos) de las actitudes, Como ya se ha visto en el apartado en el que se hablaba de las propiedades de las actitudes, hay muchos factores relacionados con la propia actitud que afectan a su capacidad para influir en Ja conducta, como su fuerza, accesibilidad, esta- bilidad o importancia. Pero, ademas, hay otros, factores relacionados con el contexto, con la titud y con la propia persona que también influ- yen en este vinculo actitud-conducta, y que se describirdn en el préximo apartado. ‘Al hablar de todos esos factores que influyen en la relacidh entre actitud y conducta, sean cua les sean, se hace referencia a cudndo se da o 20 esa influencia de la actitud sobre la conducta. Sin embargo, no se ha mencionado cédmo se produce dicha influencia. Para intentar responder a esta pregunta han surgido complejos modelos te6ri- os que intentan analizar los procesos o desenca- denantes que relacionan una actitud con una conducta. Los trabajos realizados en esta linea apuntan a la conclusién de que hay dos mecanis- ‘mos basicos, que se describen en el modelo de la accién razonada de Fishbein y Ajzen (1980) y en el modelo procesual de Fazio (1989). Un poco mis adelante también se hablard de ellos. 5.1. Factores que afectan a la influencia de la actitud sobre la conducta Como se ha dicho, hay factores contextuales que estarian influyendo en la relacién actitud- conducta y que pueden resumirse en las normas sociales y la presién temporal. Las normas sociales se refieren a las reglas que indican cémo las personas, supuestamente, han de comportarse en una situacibn dada. Po ey motivo, algunas veces las personas puede ques expresen sus actitudes porque, silo hacen, af contrarias a las normas aceptadas en una sna” Sons (Aon ots 1980, Faee kros-Ewoldsen, 1994). Por ejemplo, una penis sexista que piense que las mujeres deben quetge se en casa y cuidar de la familia probablemest ho expresard tan abiertamente sus creencas a pecto a la incorporacién de la mujer al mercadp Taboral si se encuentra participando en un forody mujeres feministas. Por el contraro, si esta perp na se encuentra en la intimidad, o con un grupg de amigas cercanas, se expresari de forma mk sincera. La presion temporal erefiete, como 54 propio nombre indica, a aquellas situaciones en les que no hay tiempo suficiente para claborar las. puesta que se requiere. Es decir, en las situaciones en las que se tiene que actuar répidamente lain. fluencia de la actitud sobre la conducta va a se ‘mayor que en aquellas en las que no hay presi. nes y en las que los individuos tienen tiempo para pensar en la informacién disponible con mis de tenimiento (Jamieson y Zanna, 1989). Por ej plo, imaginemos que hia habido un accident de Coche y que pocos minutos mas tarde una pers- ha con ran prejuicio hacia los magrebies legal ugar de los hechos; hay s6lo dos personas ap- rentemente heridas de gravedad, una con ras caucisicos (blanca) y otra con rasgos magrebes Siesta persona tuviese que decidir répidamentea quién salvar, porque el coche podria prender ea llamas y no le diese tiempo a tescatar a las dos posiblemente se decidiera por la persona de 05 caucisicos. Por el contrario, si tuviese un poco mis de tiempo para realizar una evaluaciéa algo més exhaustiva de la situaci6n, podria com- probar si alguna estd muerta, 0 averiguar a cul Ge as dos es mis Fail rescatar. En este caso, put de que su decisin final variase respecto ala det primera situacién planteada, ‘También podria sedalarse un tercer factor a tener en cuenta a la hora de analiza las carace risticas del contexto que influyen sobre el vineulo actitud-conducta: la eleccién misma de las sith ciones en las que fas tienden @ pr tan mantener Un: ysus conductas, jue se piensa y I Tekes, 1985). Est fortalecen la acti atin mejor el com 1995). Por ejem) una persona que entre homoseXui aque fo apoye. Si ue asista. a una fRonios Eo es cha gente que ec Sta se vera fort que ofrezca argu nid, se verd ari acabamos de dee titud, mas proba portemiento Un factor ase fluye en la relact especificidad. E grado de precisi actitud y la con frecuencia se hia de la relacién en que se ha pretei muy conereta a ral. Por ejemple alguien por su 4 animales y, pos} es vexetariano, ¢ Jas corridas de han sido probat hablando de uni de los animales} Ademis de b actitud y al cot los individuos 4 influencia que t ducta, Se trata otro modo, de | duos 2 regular! acontecimiento} fn dada, Por ete onas puede ques "silo hacen, seiag fadas en und stu 1980; Fazio y Rog mplo, una perso eres deben quedas lia probablemente e Sus creencias res ¢ mujer al mercado mando a wn foro de aro, siesta peso: ad, 0 60n Un grupo sara de forma mis sre, como St propio uaciones en las que a elaborar la res- ir, en las situaciones répidamente, la in- a conducta va a ser que no hay presio- tienen tiempo pare sonible con mas de- , 1989). Por ejem- ido un accidente de iis tarde una perso- »s magrebies llega al ) dos personas apa- lad, una con rasgos 1 rasgos magrebies. -cidir répidamente a > podria prender en a rescatar a las dos, r la persona de rae rario, si tuviese un lizar una evaluacién uacién, podria com . 0 averiguar a cual 1. En este caso, pic se respecto a la dela e un tercer factor a analizar las caracte- 1yen sobre el vinculo | misina de las situa- © iiones Pike jones en las que se desea participar. Las perso- clomsienden 2 prefeir situaciones que les permi- fut mantener tna coherencia entre sus actitudes iets conductas, es decir, situaciones en las que lo Yip piensa yo que se hace coincide (Snyder ¢ kes, 1985). Este tipo de situaciones, a su.vez, fortalecen la actitud, de manera que ésta predice jin mejor el comportamiento (DeBono y Snyder, 1995). Por ejemplo, es muy poco probable que tina persona que esté en contra del matrimonio fgntre homosexuales acuda a una manifestacion que lo apoye. Sin embargo, si es mas probable que asista a una en contra de este tipo de matri- ronios. En esa manifestacidn encontrar a mu- cha gente que comparte su actitud, y, por tanto, sta se vera fortalecida (alli encontrard a gente {que ofrezca argumentos a favor de su propia opi- tién, se vera arropado por ellos, etc.). Y como fscabamos de decir, cuanto mas fuerte sea una ac- titud, mas probable es que influya sobre el com- portamiento. ‘Un factor asociado a la propia actitud que in- fluye en la relacién entre actitud y conducta es su especificidad. Entendemos por especificidad el grado de precisién con el que estén definidas Ia actitud y la conducta relacionada con ella. Con frecuencia se ha cometido un error en el estudio de la relacién entre la actitud y la conducta, y es que se ha pretendido pronosticar una conducta muy conereta a partir de una actitud més gene- ral. Por ejemplo, es como si le preguntisemos a alguien por su actitud hacia la proteccién de los animales y, posteriormente, le preguntisemos si os vegelariano, si esté a favor de que se prohiban fas corridas de toros 0 si utiliza cosméticos que han sido probados en animales, etc. Estariamos hablando de una actitud muy general (proteccién de los animales) y de conductas muy especificas. ‘Ademas de los factores asociados a la propia actitud y al contexto, hay un aspecto relative a los individuos que merece ser mencionado por la influencia que tiene sobre el vinculo actitud-con- dueta. Se trata de la autoobservacién 0, dicho de otro modo, de la relativa tendencia de los indivi- ‘duos a regular su comportamiento basindose en acontecimientos del exterior, como pueden ser las, © Ediciones Pikide Acttudes: estructura y funciones / 261 reacciones 0 las expectativas de los demas (al- guien con elevada autoobservacién, self monito- ring en inglés), 0 baséndose en factores internos, ‘como sus propias creencias, actitudes, intereses (baja autoobservacién). Por tanto, quienes tienen una baja awoobservacién mostraran mayor coin- cidencia entre su actitud y su conducta, mientras que los que tengan alta autoobservacién mostra- rin mayor incoherencia entre ambas. 5.2. La teoria de la accién razonada Con el propésito de comprender Ia influencia de las actitudes sobre el comportamiento, se debe- ria distinguir entre dos tipos de actitudes. Por un. lado estarian las actitudes generales hacia objetos que pueden ser: fisicos (el Parque Nacional de Dofiana, la torre Eiffel; los preservativos); perso- nas ylo grupos (musulmanes, discapacitados inte- lectuales, homosexuales); instituciones (el gobies- no, la iglesia catélica, a universidad); politicas (las, politicas de accién positiva, la subida de impues- tos, la privatizacién de algunos recursos, la ley an- titabaco); eventos (el I1-M, el dia de la mujer, elecciones municipales o generales), y cualquier ‘otro objeto actitudinal mas general y abstracto (a television; una determinada marca comercial; un estilo de ropa; las dietas de adelgazamicnto, etc). El segundo tipo de actitudes son las referidas a la realizacién de una conducta en relacién con un ob- jeto de actitud (por ejemplo, visitar Dofiana, par- ticipar en una manifestacién en contra de la subi- da de impuestos, celebrar el dia de la mujer, votar en unas elecciones, comprar un objeto determina do, ver la televisi6n, hacer dieta, usar presecvati- vos, ete.). A este iiltimo tipo de actitudes se les conoce como actitudes hacia el comportamiento (Ajzen y Fishbein, 2005), y son el objetivo diltimo de la teorfa de la accién razonada (TAR). La teorla de la accién razonada (Azjen y Fis- bein, 1980) estudia los procesos psicoldgicos que intervienen entre la activacién de una actitud y la respuesta conductual Ilevada a cabo hacia dicho objeto. Fue disefiada para explicar y prede- cir el comportamiento humano en contextos es- 262 / Fundamentos de Psicologia Social pecificos, y ¢s aplicable a conductas detiberadas. Feta teoria asume que la mayoria de los compor- tamientos estin bajo el control del propio indivi- Guo y, por tanto, el principal determinante de la conducta sera que la persona tenga intencién, o no, de realizar ese comportamiento. Ajzen y Fishbein propusieron que las actitudes no predi- cen comportamientos per se, sino mas bien inten tiones de conducta, Segiin esta teoria, la conducta se concibe como cl resultado final de un proceso pensado, elaborado, racional y l6gico, y Ia inten- cin de conducta es su principal antecedente, A su vez, la intencién de conducta depende de dos factores: las actitudes personales acerca del com- portarniento y \a norma subjetiva Las actitudes de la persona hacia la conducta ‘en cuestién son el resultado de Ja suma de varios productos. Por un lado, las actitudes haven refe~ fencia a las creencias que tiene la persona acerca de los resultados (consecuencias) de realizar esa conducta y, por otro, esta la evaluacién que la persona hace de dichos resultados. Por ejemplo, Evaluacion de las consecuencias/esultados | Creencias aerea doo que | cts personas porte paral ereen que dberia imecoastacer [> | con fas expectativas de esas onas importants A | ‘Motivacion para cumplir ed Aetirud bacia Ta conducta Norma subjetiva tuna profesora de instituto que tiene que decir ppresentarse 0 no a un concurso de television an lizara las consecuencias que puede tener ese com portamiento (el alumnado se mofaré de ela, per Gerd credibilidad y autoridad ante éste y sup padres y madres, podré conseguir algo de dinery y de fama, etc.) y valoraré esas consecuencias (y mayor parte de ellas seguramente como nega vas, aunque alguna quizé le resulte positiva como ganar algo de dinero). Cada una de estas consecuencias se multiplicaria por el valor ques. les ha dado, y la actitud final se calcularé suman. do esos productos. La actitud final sera postva si la persona cree que la conducta le permite a. canzar objetivos gratificantes, y ser negative en el caso contrario. ‘La norma subjetiva también es el resultado de tuna suma de productos. Por un lado est a per cepoién que la persona tiene acerca de las creen cias que mantienen otras personas 0 instituciones de referencia acerca de lo que ella deberia hace. Dicho de otro modo, lo que la persona piense que | Figura 10.3—Representacién de la teoria de Ia aecién razonada, sumed erent acomoe person lla hal creen | cin?» piensa Ia nott person objeto] ajustal al jer su fa teal tra por lo bajo. | ajusta conod pios { Asi que dl Quel deas comb ambi con I Al se-c0 que} aden Cual tenci laci tier) voto} cent ded dad] ditiq meri ced oud yue tiene que decidir g urso de television ana. e puede tener ese com. se mofard de ella, per. ridad ante éste y sus nseguir algo de dinero ‘esas consecuencias (Ig ramente como nega le resulte positiva, 0). Cada una de estas aria por el valor que nal se calculard suman itud final seré posits onducta le permite al tes, y seré negativa en abién es el resultado de ‘or un lado esta la per. ¢ acerca de las creen- sersonas 0 instituciones que ella deberia hacer. ela persona piensa que 1 Eines Pi us orros significaivos (o sea, aquellos cuyas opi- ages cuentan para ella, como sus padres, her- rinos, pareja, amigos, compafieros, profesores, Bmédico, ete.) creen que ella deberia hacer. Estas Seencias se multiplicarfan por la motivacién para Stomodarse, © sea, por la disposicién que tiene la fersona para hacer eso que los otros esperan que Eig haga. Es como si alguien se preguntase «qué Green Ios otros que yo debo hacer en esta situa- Gon» y «quiero o debo hacer lo que los otros fizasan que debo hacet?», Dicho de otro modo, fonorma subjetiva se refiere alas creencias de una persona acerca de cémo los demés evaluarén el bbjeto de actitud, y ala motivacién que tiene para ajustarse alas expectativas ajenas. Siguiendo con ejemplo de la profesora, ésta podria pensar que su familia encuentra muy divertido que se presen- fe al concurso, mientras que sus compafieros de trabajo no evalian como adecuado que lo haga por los riesgos que le puede acarrear para su tra~ bajo. En este caso, ella considera mis importante ajustarse a la opinidn de sus compafieros, pues conocen el ambito de trabajo mejor que sus pro- pios familiares, y para ella es muy importante. Asi, es probable que el resultado de los productos aque dan lugar a la norma subjetiva salga negativo. Que la profesora finalmente tenga intencién ono de asistir al concurso dependeré del resultado de combinar la actitud (que se recordara resultaba ambivalente, 0 sea, positiva y negativa a la vez) con la norma subjetiva (negativa). ‘Al separar conducta de intencién de conducta, se considera ademas que hay factores externos que pueden estar afectando a la conducta final, ademas de la intencién para levarla a cabo. Cuanto més préximas en el tiempo se den la in- tencién y la conducta, més factible es que su re- lacién sea positiva. Por ejemplo, cuanto més tiempo pase entre las encuestas de intencién de voto y las elecciones en las que las personas ejer- cen realmente su voto, menos probabilidad existe de que coincidan, porque habré mas probabili- dad de que aparezcan factores externos que mo- difiquen la condueta final. Y a la inversa: cuanto ‘menos tiempo pase entre Ia encuesta y la vota~ ién, mas probable es que ambas coincidan. © Bicone Pkmide Actituces: estructura y funciones / 263 Un ejemplo claro de ello se puede observar en las elecciones generales de Espaila del afio 2004. Segtin las encuestas de intencidn de voto realiza- das por diferentes medios de comunicacién, el partido que gobernaba el pais aventajaba a la Oposicién; sin embargo, tres dias antes de las clecciones ocurrié el grave atentado del 11-M en la capital espafiola. Este hecho propicié una serie de comportamientos en el gobierno que hizo que algunas personas votaran a un partido diferente del que en principio habfan manifestado tener la intencién de votar. De hecho, las elecciones las gané el principal partido de la oposicién. La teoria de la accién razonada ha sido am- pliamente utilizada, y se ha demostrado empiri- camente que funciona en relacién con muchas y ‘muy diferentes cuestiones, como la prediccién de conductas de salud (Ajzen, Albarracin y Hornik, 2007; Ajzen y Manstead, 2007), la decisi6n de abortar (Smetana y Adler, 1980), el consumo de ‘marihuana (Ajzen, Timko y White, 1982), con- ductas relativas a la prevencién de la enfermedad cardiovascular (Carpi-Ballester, Zurriaga-Lio- rens, Gonzdlez-Navarro, Marzo-Campos y Buunk, 2007), el voto en las elecciones (Fishbein y Aizen, 1981), el seguimiento de dietas adelga- antes, la realizacién de conductas ecolégicamen- te responsables, el uso del preservativo, etc. (She ppard, Hartwick y Warshaw, 1988). ‘Uno de los autores de la teorfa, Teek Ajzen, haciendo una revision del modelo, propuso la teoria de la accién planeada o planificada (Aj- zen, 1988, 1989, 1991; Ajzen y Madden, 1986), para hacer frente a las criticas acerca de la im- posibilidad por parte de los individuos de con- frolar algunas conductas y, por tanto, la poca utilidad de la teoria de la accién razonada para predecirlas. ‘La nueva teoria planteada por Ajzen mantiene la intencién de conducta en el centro de Ja rela- ccidn entre las actitudes y el comportamiento, y también mantiene que la intencién de conducta es el producto de las actitudes hacia el comporta~ miento y la norma subjetiva. Sin embargo, afiade un tercer factor: el control percibide. Este factor se refiere a la percepcién de la persona acerca de 264 / Fundamentos de Psicologia Social su facilidad o dificultad para realizar un compor- tamiento. Algunos comportamientos son féciles de llevar a cabo una vez se han decidido, pero hay otros que resultan mucho mas complicados. Por ejemplo, a una persona le puede resultar muy di- ficil hacer una dieta rica en verduras y pescado (y por tanto no se ve capaz de hacerla) aun cuando sabe que es importante para su salud e incluso desea hacerla. O, visto de otro modo, a esa per- sona le puede costar mucho trabajo dejar de co- mer las cosas que le gustan a pesar de que el mé- dico se lo haya aconsejado. El control percibido influye sobre la forma- cién de la intencién de conducta y, aun més im- portante, influye directamente en la realizacién del comportamiento, independientemente de la intencién de conducta. Sin embargo, hay que te- ner en cuenta que no siempre el control percibi- do es consistente con el control real que se tiene sobre el comportamiento. Por ejemplo, alguien que tiene la intencién de dejar de fumar puede creer (percibir) que tiene control sobre su con- ducta y sin embargo, a la hora de la verdad, no poder controlarla por si mismo, de manera que tiene que recurrir @ un curso 0 terapia para dejar de fumar. Armitage y Connor (2001) llevaron a cabo un ‘metaandlisis en el que revisaron 185 estudios que utilizaban la teoria de la accién planificada para explicar sus resultados y hallaron que este mode- lo explicaba como promedio el 27 por 100 y el 39 r Actitud oo Control percibido por 100 de la varianza del comportamicnto y de la intencién de conducta respectivamente, Tag. bién hallaron que este modelo, en comparaciin con la teoria de la accién razonada, predecia me. jor la conducta de los participantes. EI modelo MODE Los dos modelos anteriores parecen ajustarse bastante bien a situaciones en las que tenemos tiempo para pensar, razonar y planificar. Sin embargo, no siempre contamos con ese tiempo para decidir cémo actuar. A veces las actitudes hacia determinados comportamientos pueden producir respuestas conductuales que no estén mediadas por la intencién de conducta (Bentler y Speckart, 1979), influyendo en el comporta- miento de un modo mas directo y automatico; por ejemplo, cuando se da una situacién en la que no hay tiempo para pensar qué hacer, como puede ser el esquivar por la calle a alguien a quien no queremos saludar y de repente nos to- amos con él, 0 a alguien que se acerca a pedir dinero, etc. En estas situaciones las actitudes pa- recen influir en el comportamiento de un modo més directo y automético. ;Ocurrirfa en estas si- tuaciones lo mismo que lo que tiene lugar cuan- do se desarrollan conductas que son el resultado de un proceso deliberativo que conlleva el pen- samiento acerca de las consecuencias del com Figura 10.4.—Bsquema de la teorfa de la accién planificada, nportamicnto y de ectivamente. Tan. 0, en comparacin nada, predecia me. antes. s parecen ajustane an las que tenemos ry planificar. Si nos con ese tiempo ‘veces las actitudes rtamientos pueden ruales que n0 esti e conducta (Bentler do en el comporta recto y automatic, una situacién en la sar qué hacer, com la calle a alguien ¢ y de repente nos to: ue se acerca a pedi nes las actitudes pi \miento de un modo Ocurriria en estas s+ jue tiene lugar cust “que son el resultado que conlleva el pet ysecuencias del com © sone Pi rtamiento, 0 acerea de las caracteristicas del Fjeto de actitud? iegio y sus colegas dieron respuesta a esta pre- uta plateando el madelo MODE (Pazio, 1989: gy Roskos-Ewoldsen, 1994), segtin el cual las Fefjodes ejercen st influencia sobre la conducta ii os maneras diferentes: Ia primera se basa en de orocesemiento espontineo, y tiene lugar cuan- Joe produce Ia activacion automética de a acti- oi Una vez que est activada, la acitud actuaré amo filtro y guiaré todo el procesamiento poste or de la informaci6n relevante para el objeto, de ‘panera que tendré un alto impacto en la conduc- fh De hecho, son las actitudes més accesibles las fue ejereen un mayor influjo sobre la conducta, domo ya se ha comentado anteriormente. Otra forma de ejercer su influencia sobre la conducta mediante un andlisis cuidadoso de la informa én disponible (como se plantea en Ia TAR). Este fhodelo postula que el predominio del modo es- pontinco sobre cl deliberativo, 0 viceversa, de- pende de dos factores: 1a motivacién y la oportu- fidad; de hecho, MODE son las iniciales de inothacién y oportunidad como Factores determi antes. Si una actitud es accesible y, por ello, ca- paz de activarse autométicamente, el procesa- fniento esponténeo prevalecer’, pero sélo si las personas carecen de motivacién y, ademas, de tportunidad para poner en marcha un proceso deliberative (Morales, 1999). Acttudes: estructura y funciones / 265 En resumen, podemos decir que el estudio de Jas actitudes ha ocupado una parte considerable Gel trabajo de los psicélogos sociales, reflejando asi su importancia. Las actitudes influyen en nuestras vidas de forma patente, ala hora de per- cibir el mundo que nos rodea o de interpretar los hechos que suceden a nuestro alrededor, y afec- tan a nuestros comportamientos, Pero no siempre se da esa relacién entre actitud y conducta. Para intentar explicar la influencia de la actitud sobre a conducta, se han deserito la teoria de Ia accion razonada, la teoria de la accién planificada y el modelo MODE, ademas de hacerse referencia a tina serie de elementos relacionados con la propia Actitud, con el contexto 0 con la persona que mantiene la actitud, y que estarfan influyendo en esta relaci6n actitud-condueta. “También se ha hablado de la estructura inter- na de las actitudes, haciendo hincapié en los tres elementos que la componen (cognitivo,afectivo y ‘conductual), tedricamente coherentes entre si se- gin el modclo tripartito, pero no siempre tan co- hherentes, como han mostrado numerosas investi- gaciones Por iiltimo, en este capitulo también se han analizado las diferentes formas en que se crean las actitudes, asi como sus funciones y Ja manera en que las podemos medir, ofreciendo una visibn famplia del tema, uno de los més relevantes de la psicologia social BIBLIOGRAFIA RECOMENDADA Albarracin, D., Johnson, B. T. y Zanna M. P. (eds.) (2005). The handbook of attitudes. Mahwah, NJ Erlbaum, Este manual presenta, sintetizae integra el cono- imiento existente acerca de los métodos, las teorias ylos datos relativos alas actitudes. El objetivo prin ‘ial de los editores es promover y comprender los principios subyacentes a las actitudes a través de diferentes disciplinas. Esti dividido en tres partes: en la primera se tratan definiciones y métodos; en la segunda se analiza la relacién de las actitudes con las creencias, el comportamiento y los afectos, y en © ones Picknide Ia dltima parte se integran estas relaciones en dif rentes procesos cognitivos, como son la comunica- cién y persuasion, la influencia social y algunas aplicaciones, También destaca un capitulo innova dor sobre actitudes implicitas y explicitas Bohner, G. y Dickel, N. 2011). Attitudes and attitude change. Annual Review of Psychology, 62, 391-417. Sse trata de un articulo de revisién en el que se analizan los avances mas recientes realizados en el tema de las actitudes y el cambio de las mismas. Se pueden encontrar datos de investigaciones de los. lltimos cinco aos. 266 / Fundamentos de Psicologia Social Brifiol, P, Faloes, C. y Becerra, A. (2007). Actitudes En J. F. Morales, C. Huici, M. Moya y E. Gaviria (eds), Psicologia social (3. ed., pp. 457-490). Ma- drid: McGraw-Hill En este capitulo del libro en castellano se hace una revision general y completa sobre las actitudes, siendo los autores los investigadores espaiioles de referencia en el tema del cambio de actitudes. her, D., Ubillos 8. y Pizarro, M. (1994), Modes e rencias de salud y dela accion razonada aphee dos al caso dl side, Revsta de pscologia genera aplicada, 47(2), 141-149. e Eo este arioulo se compara el valor preity dea teora de i acién razonada con otro mote To, aplicdndolos « conductas de prevenién sa REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS Adelmann, P. K. y Zajone, R. B. (1989). Facial efferen- ‘ce and the experience of emotion. Annual Review of Psychology, 40, 249-280. ‘Ajeen, I. (1988). Articudes, personality, and behaviour Milton-Keynes: Open University Press. Aizen, I, (1989). Attitudes structure and behavior. En S. J. Pratkanis, S. I Breckler y A. G. Greenwald (eds), Attitude structure and funtion (pp. 241-274). Hillsdale: L. Erlbaum, ‘Ajzen, I. (1991). The theory of planned behavior. Or- ‘ganizational Behavior and Human Decision Proces- ses, 50, 179-211. Ajzen, L, Albarracin, D. y Hornik, R. (eds) (2007). Prediction and change of health behavior: Applying the reasoned action approach. Mahwah, NJ: Lawren- ce Erlbaum Associates. ‘Ajeen, I. y Fishbein, M. (1980). Understanding attitu- des and predicting social behaviour. Englewood Cliffs: Prentice Hall. Ajzen, I.y Fishbein, M. (2005). The influence of atti- tudes on behavior. En D, Albarracin, B. T. Johnson yM.P.Zanna (eds), The handbook of attitudes (pp. 173-221), Mahwah, NI: Erlbaum. Ajzen, I. y Madden, T. J. (1986). Predicting goal-direo- ted behavior: attitudes, intentions and perceived behavioral control. Journal of Experimental Social Psychology, 23, 453-474, ‘Ajzen, I. y Manstead, A. S. R. (2007). Changing health- related behaviors: An approach based on the theory of planned behavior. En K, van den Bos, M. Hews- tone, J. de Wit, H. Schut y M. Stroebe (eds), The scope of social psychology: Theory and applications (pp. 43-63). Nueva York: Psychology Pr Ajeen, 1, Timko, C. y White, J. B. (1982). Self-monito- ring and the attitude-behavior relation. Journal of Personality and Social Psychology, 42, 426-835. Armitage, C. J. y Conner, M. (2001). Efficacy ofthe theory of planned behaviour: A meta-analytc review, British Journal of Social Psychology, 40, 471-493, Arvey, R. D., Bouchaed, T. J, Segal, N.L- y Abralem, L. M. (1989), Journal of Applied Psychology, 740) 187-192. Ballesteros, S. (1998). iExisten procesos afectivos no conscientes? Evidencia a partir del efecto de mera exposicién y del priming afectivo. Psicothena, 10G), 551-570. Bentler, P. M. y Speckart, C. (1979). Models of atte de-nehavior relations. Psychological Review, 8, 457-464. G. y Winke, M. (2002). Attitudes and attide change. Hove, UK: Psychology Press. Bones, G. y Dekel, N. (2011). Attitudes and attitude change. Annual Review of Psychology, 62, 391-417 Bornstein, R. F. (1989). Exposure and affect: overview and meta-analysis research, 1968-1987. Psychologie cal Bulletin, 106, 265-288, Bornstein, R. F. (1990). Boredom as a limiting cond tion on the mere exposure effect. Journal of Perso nality and Social Psychology, 58(5), 791-800. Bornstein, R. F. (1992). Subliminal mere exposure effects. En R. F. Bornstein y Pittman (eds). Perce tion without awareness (pp. 191-210). Nueva York Guilford Press Bornstein, R. F. y D'Agostino, P. R. (1992). Stimulys recognition and the mere exposure effect. Journal of Personality and Social Psychology, 63, 345-55? Brickman, P, Redfield, J, Harrison, A. A. y Crandell R. (1972), Drive and predisposition as factorsin th, attitudinal effects of mere exposure. Jownal a ‘Mental Social Psychology, 8, 31-44 Brifiol, P, De la Corte L. y Becerra, A. (2001). Ques persuasin. Madrid: Biblioteca Nueva. Bol © acon wie 994). Modelos de razonada api li tcologia general y I valor predictive a con otro mode. e prevencién del ). Efficacy of the ta-analytic review 1 40, 471-499, N.L-y Abrabem, Psychology, 74), 2808 afectivos no fel efecto de mera ivo. Psicochema, Models of ati: gical Review, 86, tudes andl attitude des and attitude logy, 62, 391-7. d affect: overview 1987. Psycholog- a limiting condi- Journal of Perso- ), 791-800, iI mere exposure nan (eds), Pereep 10). Nueva York: (4992), Stimulus fect. Jounal of 63, 545-552. A. A. y Crandall, 1 as factors in the ssure. Journal of 4 A. (2001). Qué es © Edison Pile iol, P, Flees, Cy Becerra, A. (2007). Aetitudes oR Morales, C. Huici, M. Moya y E. Gaviria feds), Psicologia social (3! ed, pp. 457-490). Ma (rid: McGraw-Hill. abot, P. Horcajo, 1, De la Corte, L. Valle, C, Ga Tardo, 1. y Diaz, D. (2004). Fl efecto de la ambiva~ Jencia evaluativa sobre el cambio de actitudes. Psi- cothema, 16, 313-371. paitol, P, Sia, B. Becerra, A., Falees,C. y Froufe; 'M. (2000). La eficacia relativa de la mera exposi- én y el condicionamiento clésico en Ia formacién de preferencias. Psicothema, 12, 386-593. CcorpisBellester, A., Zurtiaga-Llorens, R.. Gonzalez ‘Navarto, P., Marzo-Campos, J. y Buunk, A. P. {0007). Incidencia de los habitos de conducta en la prevencién de la enfermedad cardiovascular Intr- ational Journal of Clinical and Health Psychology, 7, 59-10. Debono, K. G. y Snyder, M. (1995). Acting on one's attitudes: The role of a history of choosing Situa- tions. Personality and Social Psychology Bulletin, 21, 629-636. De Houwer, J (2006). What are implicit measures and why are we using them, En R, W. Wiers y A. W. Stacy (eds), The handbook of implicit cognition and ‘addiction (pp. 11-28). Thousand Oaks, CA: Sage Publishers, Dovidio, J. Fy Fazio, R. H. (1992). New technologies for the direct and indirect assessment of attitudes. En J. M. Tanur (ed.), Questions about questions: In- iris into the cognitive bases of surveys, vol.21 (PP. 304-237). Nueva York: Russell Sage Foundation. Eagly, AH. y Chaiken, $. (1993). The psychology of ‘attitudes. Fort Worth, TX: Harcourt Brace Jova- novich. Eagly, A. Hy Chaiken, S. (1998). Attitude structure ‘and function. En. D. Gilbert, S. Fiske y G. Lindzey (eds), The handbook of social psychology (4. ed. vol. 1, pp. 269-322). Nueva York: MeGraw-Fil Erwin, P (2001), Attitudes and persuasion. Hove: Psy- chology Press. Fazio, RH. (1989). On the power and functionality of ‘attitudes: The role of accessibility. En S. R. Pratkanis, S.J Breckler y A. G, Greenwald (eds), Attitude sruc- ture and funtion (pp. 153-179). Hillsdale: L Erlbaum. Fazio, R. H. y Roskos-Ewoldsen, D. R. (1994). Acting as we feel: When and how attitudes guide behavior. En S. Shavitt y T. C. Brock (eds), Persuasion: Ps © Bicone Pride Actitudes: estructura y funciones { 267 chological insights and perspectives (pp. 11-93). ‘Needham Heights, MA: Allyn Bacon. Fazio, R. H., Sanbonmatsu, D. M., Powell, M. C. ¥ ‘Kardes, FR. (1986). On the automatic activation fof attitudes. Journal of Personality and Social Psy- chology, 50, 229-238. Fazio, Rc H. y Zanna, M. P, (1981). Direct experience ‘and aititude-behavior consistency. En L. Berkowitz (ed), Advances in experimental social psychology (vol. 14, pp. 161-202). Nueva York: Academic Press. Festinger, L. (1957). A theory cognitive dissonance ‘Standford: Stanford University Press. Fishbein, M. y Ajzen, I. (1980). Predicting and unders~ tanding consumer behavior: Attitude behavior co- rrespondence. En I. Ajzen y M. Fishbein (eds), Un- derstanding attitudes and predicting social behavior (pp, 525-548). Englewood Cliffs, NJ: Prentice Hall Fishbein, M. y Ajzen, I. (1981). Attitudes and voting ‘behaviour: An application of the theory of reas0~ ned action. En G. M. Stephenson y J. M. Davis (eds), Progress in Applied Social Psychology (vol. 1 pp. 95-125). Londres: Wiley. Froufe, M. y Sierra, B, (1998). Condicionamiento cla ‘ico de aetitudes y preferencias: implicaciones para Ja publicidad, Esiudios sobre Consumo, 45, 9-23 Gorn, G. J. (1982). The effects of music in advertising ‘on choice behaviour: a classical conditioning eppro- ach, Journal of Marketing, 46, 94-101. Greenwald, A. G. y Banaji, M. R. (1995). Implicit so- iat coguition: Attitudes, selfesteem, and stereoty- pes. Psychological Review, 102, 4-27 Harrison, A. A. (1977). Mere exposure, En L. Berkowitz (ed), Advances in Experimental Social Psychology (vol. 10, pp. 39-73). San Diego, CA’ Academie Press. Jamieson, D. W. y Zanna, M. P. (1989). Need for struc- ture in attitude formation and expression. En A. R. Pratkanis, S. J Breckler y A. G. Greenwald (eds), “Autitudes structure and function (pp. 383-406). Hils- dale, NE: L. Erlbaum, Jonas, K., Diehl, M. y Bromer, P, (1997). Effects of ‘attitudinal ambivalence on information processing ‘and aifitude-intention consistency. Journal of Expe- rimental Social Psychology, 33, 190-210. Katz, D. (1960). The functional approach to the study of attitudes. Public Opinion Quarterly, 24, 163-204. Kendler, K. S., Neale, M. C., Kessler, R. C., Heath, ‘A.C. y Eaves, L. J. (1992). The genetic epidemiolo- 268 / Fundamentos de Psicologia Social gy of phobias in women. The interrelationship of agoraphobia, social phobia, situational phobia, and imple phobia. Archives General Psychiatry, 49(4), 273-281 Kessler, R. C., Kendler, K. S., Heath, A., Neale, M. C y Eaves, L. J. (1992). Social support, depressed ‘mood, and adjustment to stress: a genetic epidemio- logic investigation. Journal of Personality and Social Psychology, 62(2), 257-272. Krosnick, A. y Petty, R. E, (1995). Attitudes strength: Antecedents and consequences. Mahwah, NJ: Lawrence Earlbaum Associates. Kunst-Wilson, W. R. y Zajone, R. B. (1980). Afective discrimination of stimuli that cannot be recognized Science, 207, $57-558, La Piere, R. (1934). Attitudes versus actions. Social Forces, 13, 230-237. Liberman, A. y Chaiken, S. (1991). Value conflict and thought-induced attitude change. Journal of Expe- rimental Social Psychology, 27, 203-216. Maio, G. R., Bell, D. Ey Esses, V. M. (1996). Ambiva- lence and persuasion: The processing of messages about immigrant groups. Journal of Experimental Social Psychology, 32, 513-536 Morales, J. F. (1999). Relaciones entre actitud y con- ducta. En J. F. Morales (ed.), Psicologia social (2.* ed,, pp. 207-213). Madrid: McGraw-Hill, Obermiller, C. (1985). Varieties of mere exposure: The effects of processing style and repetition on affective response. Journal Consumer Research, 12, 19-30. Petty, R. E. y Wegener, D. T: (1998). Attitude change: ‘Multiple roles for persuasion variables, En D. Gil- bert, §. Fiske y G. Lindzey (eds), The handbook of gy, 71, 431-449. eho © sions Primi

También podría gustarte