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El momento en el que ests sentada frente atu porttil porque no puedes o no quieres

hacer ninguna otra cosa es espeluznante. Inmersa en una sociedad en la que la velocidad
domina mis impulsos frente a la ralentizada existencia de otros, me planteo sinceramente
si sern conscientes los otros homo sapiens de que la vida es hoy y que como se nace se
muere. Yo tengo prisa, pero no quiero que mi prisa apresure a ninguna otra persona. Es
una prisa interna, que me sacudi las entraas hace ya muuuuucho tiempo y que, ahora,
me hace sentir expectante. Ya he visto morir a mi madre. Ya he visto morir a mi padre. He
visto a mi hermana querer abandonar la vida, y este es el momento en el que yo quisiera
vivir la ma a mi manera. Existir en la plenitud que amo, sin otro obstculo ms que mi
propio deseo. Aos y aos de andadura por mi pas, Espaa, me sirvieron de muchsimo
en el camino de vuelta a casa. Como una artista que creci fuerte y desarroll su talento
sin ningn tapujo, me adapto continuamente a una realidad cambiante, donde las
transformaciones dejan su huella en mi piel y en mi cuerpo. Los momentos ms tristes,
paradjicamente, son aquellos que no se corresponden con mi realidad. Los das son
esplndidos, el mar inmenso y profundo, el cielo blue-blue-blue... slo entorpece la
excelencai de mi vida los malos presagios de las malas gentes, la gente triste que no sabe
ms que hacernos llorar. Yo prefiero hacer llorar a las personas en los auditorios y estar
feliz y alegre el resto del tiempo. Teniendo en cuenta que las personas (como indica la
etimologa de la palabra "per-sonne"= a travs del sonido) se deleitan con el sonido de mi
voz y la tristeza expresada por mi voz puede provocar en estos seres un estado de catarsis
simmilar al que predica Aristteles en su potica, amo subir a un esceanrio y hacer
temblar al pblico con mis tristezas y dramas propios, alejados de mi propia vida, que no
deja de ser fantstica, placentera, carente de frustraciones, y con todo un recorrido por

vivenciar.

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