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penurias hasta llegar a Jerusaln. All descubri que l no poda ser santo a fuerza de
vanidad. Dios le mostr el verdadero camino de la humildad.
En Las mil y una noches hay un cuento sobre un hombre que viviendo en Alejandra
suea con un tesoro escondido en un patio de Bagdad. Este hombre emprende un viaje
para buscar ese tesoro. Cuando llega a Bagdad es capturado por la guardia imperial y
llevado ante el rey. Cuando este le pregunta por su presencia en la ciudad, este le cuenta su
sueo. El rey se burla de l y le cuenta que tambin tuvo un sueo parecido pero con la
diferencia que el tesoro estaba escondido en un patio de Alejandra. Obviamente el rey no
era tan insensato como para viajar a buscar un sueo. Y por su insensatez el viajero es
condenado a recibir veinte latigazos. De regreso a Alejandra, lleg a su hogar y cav un
pozo en su jardn. All estaba el tesoro de sus sueos. Por qu Dios no le dijo directamente
dnde estaba el tesoro? Tal vez, porque debemos hacernos merecedores de nuestros
sueos.
He aqu el consejo de Jess, la vanidad se combate viajando, persiguiendo nuestros
sueos, haciendo cosas que parecen insensatas. Amn.