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A una rosa

Rosa divina, que en gentil cultura


eres con tu fragante sutileza
magisterio purpreo en la belleza,
enseanza nevada a la hermosura.
Amago de la humana arquitectura,
Ejemplo de la vana gentileza,
en cuyo ser uni naturaleza
la cuna alegre y triste sepultura.
Cun altiva en tu pompa, presumida
soberbia, el riesgo de morir desdeas,
y luego desmayada y encogida.
De tu caduco ser das mustias seas!
con que con docta muerte y necia vida,
viviendo engaas y muriendo enseas.
Al llegar la medianoche
y romper en llanto el Nio,
y el establo se hizo vivo
Las cien bestias despertaron
y se fueron acercando.

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