de su frrea necedad en la inminencia Siempre al borde de ocurrir y nunca al cabo detenido La sola mirada lo cambia, tan pronto se pronuncia, ya ha sido Su luz no llega a tocar lo que al instante arrebata la sombra A veces, a tientas, confusamente alumbra un indicio Como un trozo de cristal que en medio del camino reflejara el destello de un astro moribundo Elegir a uno, de todos los que al dar un paso acechan es jugar a los dados sin saber cundo se alcanza el nmero preciso o cundo la partida ha terminado Su arrojo est en cobrarnos caro la revancha prdigo consumidor de desalientos El que no cede a su espejismo cava, sin saber que cava con pisadas y en crculos el marisma del tiempo. John Alejandro Benito G.