La fbrica de juguetes Por el padre Miguel ngel padre.miguel.angel@hotmail.com
En una fbrica de juguetes se
anunci la visita del dueo de una importante cadena de jugueteras, que estaba a punto de realizar una operacin bastante grande. Vino con su pequeo hijo de tres aos, y al entrar al despacho del gerente, nos pidi que cuidsemos al nio mientras ellos hablaban. Apenas quedamos solos, el nio empez a llorar. Preocupados porque esto pudiera afectar el resultado de la negociacin, nos dispusimos a hacer lo que fuera necesario para calmar al pequeo. Uno de mis compaeros trajo una gran pelota de plstico y se la ofreci, pero esto aument el llanto del nio. Otro rpidamente le dio una gran camioneta a pilas con control remoto, y la hizo funcionar. Nada. El llanto continuaba aumentando. Un tercero trajo una bicicleta con bocina y todo y se la ofreci, logrando tan slo que a los alaridos agregase pataleo y manotazos descontrolados al aire. Un cuarto llam a los cuatro payasos de la fbrica, los que vinieron con globos y caramelos para hacer jugar a la criatura. El nio se asust con tanto movimiento de gente y comenz a correr por todos lados y a gritar. Ya estbamos todos con los nervios de punta cuando una de las
chicas se levant tranquilamente de su
silla, se acerc al nio, lo alz, le dio un beso en la mejilla y lo sent en su regazo. Inmediatamente el nio ces de llorar y se durmi en sus brazos. No es preciso hacer grandes obras, sino con amor. El amor ha sido y seguir siendo el motor de todos las buenas acciones, porque como dice la Biblia que aunque nos dejramos quemar vivos o hablramos las lenguas de los hombres y de los ngeles o repartiramos todo lo que tenemos , si nos falta el amor somos como empanadas que suenan y todo ser pura apariencia.