0 calificaciones0% encontró este documento útil (0 votos)
1K vistas15 páginas
“Solemnes son las escenas relacionadas con la obra final de la expiación. Incalculables son los intereses que esta envuelve. El juicio se lleva ahora adelante en el santuario celestial. Esta obra se viene realizando desde hace muchos años. Pronto –nadie sabe cuándo– les tocará ser juzgados a los vivos. En la augusta presencia de Dios nuestras vidas deben ser pasadas en revista”. (El Conflicto de los Siglos, pág. 480).
“Solemnes son las escenas relacionadas con la obra final de la expiación. Incalculables son los intereses que esta envuelve. El juicio se lleva ahora adelante en el santuario celestial. Esta obra se viene realizando desde hace muchos años. Pronto –nadie sabe cuándo– les tocará ser juzgados a los vivos. En la augusta presencia de Dios nuestras vidas deben ser pasadas en revista”. (El Conflicto de los Siglos, pág. 480).
“Solemnes son las escenas relacionadas con la obra final de la expiación. Incalculables son los intereses que esta envuelve. El juicio se lleva ahora adelante en el santuario celestial. Esta obra se viene realizando desde hace muchos años. Pronto –nadie sabe cuándo– les tocará ser juzgados a los vivos. En la augusta presencia de Dios nuestras vidas deben ser pasadas en revista”. (El Conflicto de los Siglos, pág. 480).
maanas; luego el santuario ser purificado. Y fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en los libros, segn sus obras y os dar a cada uno segn vuestras obras. Fue en el tiempo sealado para el juicio al fin de los 2300 das, en 1844 cuando empez la obra de investigacin y el acto de borrar los pecados. Todos los que han tomado el nombre de Cristo deben pasar por tan riguroso examen. Tanto los vivos como los muertos deben ser juzgados de acuerdo con las cosas escritas en los libros, segn sus obras. En un tiempo como el presente, cuando la obra del juicio de los vivos est por comenzar, permitiremos que la ambicin no consagrada tome posesin del corazn? Qu podr ser de algn valor para nosotros ahora excepto que seamos hallados leales y fieles al Dios del Cielo? Qu hay de valor verdadero en este mundo cuando estamos a la orilla del mundo eterno?
Daniel 8:14; Apocalipsis 20:12 (ltima parte), 2:23 (ltima parte); La Fe por la Cual Vivo, pg. 213, Testimonios para la Iglesia, tomo 5, pg. 496
Es tiempo de que el juicio comience por la casa de
Dios; y si primero comienza por nosotros, cul ser el fin de aquellos que no obedecen al evangelio de Dios? Si el justo con dificultad se salva En dnde aparecer el impo y el pecador? Diciendo a gran voz: Temed a Dios, y dadle gloria, porque la hora de su juicio ha llegado; y adorad a aquel que hizo el cielo y la tierra, el mar y las fuentes de las aguas. En el gran da de la expiacin final y del juicio, los nicos casos que se consideran son los de quienes hayan profesado ser hijos de Dios. El juicio de los impos es obra distinta. Es tiempo de que el juicio comience de la casa de Dios. Cul es nuestra condicin en este tremendo y solemne tiempo? Ay! Cunto orgullo prevalece en la iglesia, cunta hipocresa, cunto engao, cunto amor al vestido, la frivolidad y las diversiones, cunto deseo de supremaca! Todos estos pecados han nublado las mentes Si tenemos alguna preocupacin por la salvacin de nuestra alma, debemos efectuar un cambio decidido. Debemos buscar a Dios con verdadera contricin; debemos confesar nuestros pecados para que puedan ser borrados. 1 Pedro 4:17, 18, Apocalipsis 14:7; El Conflicto de los Siglos, pg. 472, Mensajes Selectos, tomo 1, pg. 146
Estuve mirando hasta que fueron puestos
tronos, y se sent un Anciano de das, cuyo vestido era blanco como la nieve, y el pelo de su cabeza como lana limpia; su trono llama de fuego, y las ruedas del mismo, fuego ardiente. Un ro de fuego proceda y sala de delante de l; millares de millares le servan, y millones de millones asistan delante de l; el Juez se sent, y los libros fueron abiertos. Hijitos mos, estas cosas os escribo para que no pequis; y si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo. Se present a la visin del profeta el da grande y solemne en que los caracteres y vidas de los hombres habrn de ser revistados ante el Juez de toda la tierra, y en que a todos los hombres se les dar conforme a sus obras. El Anciano de das es Dios, el Padre Jess aparecer como el abogado de ellos, para interceder en su favor ante Dios Mientras Jess intercede por los sbditos de su gracia, Satans los acusa ante Dios como transgresores. Daniel 7:9, 10, 1 Juan 2:1, Apocalipsis 12:10, Zacaras 3:1; El Conflicto de los Siglos, pgs. 471, 474, 475
El fin de todo el discurso odo es este: Teme a Dios, y
guarda sus mandamientos; porque esto es el todo del hombre. Porque Dios traer toda obra a juicio, juntamente con toda cosa encubierta, sea buena o sea mala. As hablad, y as haced, como los que habis de ser juzgados por la ley de la libertad. Todo lo que la ley dice, lo dice a los que estn bajo la ley, para que toda boca se cierre y todo el mundo quede bajo el juicio de Dios. Cristo mostr cun abarcantes son los principios de la ley pronunciados desde el Sina. Hizo una aplicacin viviente de aquella ley cuyos principios permanecen para siempre como la gran norma de justicia: la norma por la cual sern juzgados todos en aquel gran da. Cuando se siente el Juez, se abran los libros y cada hombre sea juzgado de acuerdo con las cosas escritas en los libros, entonces las tablas de piedra, ocultas por Dios hasta aquel da, sern presentadas delante del mundo como la norma de justicia. Entonces hombres y mujeres vern que el prerrequisito de su salvacin es obediencia a la perfecta ley de Dios. Nadie hallar excusa para el pecado. Eclesiasts 12:13, 14, Santiago 2:12, Romanos 3:19; Mensajes Selectos, tomo 1, pgs. 248, 264
Vi un gran trono blanco y al que estaba sentado en
l, de delante del cual huyeron la tierra y el cielo, y ningn lugar se encontr para ellos. Y vi a los muertos, grandes y pequeos, de pie ante Dios; y los libros fueron abiertos, y otro libro fue abierto, el cual es el libro de la vida; y fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en los libros, segn sus obras. Los que teman a Jehov hablaron cada uno a su compaero; y Jehov escuch y oy, y fue escrito libro de memoria delante de l para los que temen a Jehov, y para los que piensan en su nombre. El libro de la vida contiene los nombres de todos los que entraron alguna vez al servicio de Dios. Delante de Dios est escrito un libro de memoria, en el cual quedan consignadas las buenas obras de los que temen a Jehov, y de los que piensan en su nombre. Sus palabras de fe, sus actos de amor, estn registrados en el cielo Toda tentacin resistida, todo pecado vencido, toda palabra de tierna compasin, todo padecimiento y todo pesar sufridos por causa de Cristo. Hay adems un registro en el cual figuran los pecados de los hombres. Daniel 12:1, Apocalipsis 20:11, 12, Malaquas 3:16; El Conflicto de los Siglos, pgs. 534, 535
Bienaventurado aquel cuya transgresin ha sido
perdonada, y cubierto su pecado. Si confesamos nuestros pecados, l es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad. Se abri otro libro en el cual estaban anotados los pecados de los que profesan la verdad. Bajo el encabezamiento del egosmo venan todos los dems pecados. Bajo la codicia venan la mentira, el robo, los hurtos, el fraude y la avaricia; bajo la ambicin venan el orgullo y la extravagancia; los celos encabezaban la lista de la malicia, la envidia y el odio; y la intemperancia, otra larga lista de crmenes terribles, como la lascivia, el adulterio, la complacencia de las pasiones animales. Quin puede salvarse? Quin est sin defecto a la vista de un Dios puro y santo?. Frente a cada nombre, en los libros del cielo, aparecen, con terrible exactitud, cada mala palabra, cada acto egosta, deber descuidado, y cada pecado secreto, con todas las tretas arteras. Los momentos perdidos, las oportunidades desperdiciadas, la influencia ejercida para bien o para mal, con sus abarcantes resultados. Salmos 32:1, 1 Juan 1:9; Testimonios para la Iglesia, tomo 4, pg. 377, El Conflicto de los Siglos, pg. 473
El que venciere ser vestido de vestiduras
blancas; y no borrar su nombre del libro de la vida, y confesar su nombre delante de mi Padre, y delante de sus ngeles Al que venciere, le dar que se siente conmigo en mi trono, as como yo he vencido, y me he sentado con mi Padre en su trono. Todo el ms profundo inters manifestado entre los hombres por los fallos de los tribunales terrenales no representa sino dbilmente el inters manifestado en los atrios celestiales cuando los nombres inscritos en el libro de la vida desfilen ante el Juez de toda la tierra. El divino Intercesor aboga en favor de todos los que han vencido por la fe en su sangre para que se les perdonen sus transgresiones, a fin de que sean restablecidos en su morada ednica y coronados con l coherederos del seoro primero. Apocalipsis 3:5, 21; El Conflicto de los Siglos, pg. 475