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No es lo que no me diste.

si no lo que me quitaste,
que endureci mi alma.
No fueron los golpes ni las palabras hirientes,
tampoco lo fue el fulgor de tus ojos llenos de odio.
Fue que me arrancaste la esperanza y a cuentagotas,
me infundiste tu msera fe.
Luego me exigiste ser como tu creas que eran los dems,
no te diste nunca cuenta que la gente aparenta lo que no es.
Pero insististe en que te diera lo que tu nunca diste.
Hablabas de reinos en el cielo, y dibujaste una lnea que
me alejo ms de t y de la gente como t.
Me acusaste de rebelde, pero nunca platicaste conmigo.
Te sentaste en el trono de Herodes y me culpaste
de tus infortunios.
Crec como crecen todos los que nacen en la prisin
de la mente, que son libres pero los ata la costumbre.
Por eso Padre, soy lo que soy, me form la vida, que con sus
manos callosas molde mi mente. Ahora quiero que mi espiritu
desvanezca los susurros de tu impenetrable silencio.
Angel Kal

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