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————— III, LA “OBRA SONADA” La rriosoria xsrérica de Mallarmé es un platonismo mez. clado de wagnerismo, sobre el vehiculo ocasional que le pres. ta el idealismo germinico de Fichte, Schelling y, sobre todo, aa ate eet nea asi or literatura francesa ya habia dado una curiosa muestra ihre do Tle ders ea eu Claire Losin, Ex cuts la ‘luencia de Wagner sobre Mallarmé responden la Revue Wag nerienne de Dujardin y los Conciertos Lamoureux, como es bien sabido. Esta revista desperts también cierta curiosidad respecto ala filosofia idealista de la época. Examinemos se- pparadamente las dos influencias, Ia filosofia y 1a misica, sin ‘que experemos de ellas més que el estimulo inicial, ni pre- tendamos convertir a Mallarmé en un téenico de é:ta 0 de aquélla 1. Filosofia. Toda la metafisica de Mallarmé se reduce a csta frase de Flaubert: “En alguna parte debe de haber figu as primordiales de que los cuerpos no son més que imé genes.” Platonismo puro. Flaubert ha dejado en su corres: ppondencia torrentes de ideas que no hallaron eauce en sus novelas. Mallarmé soliarepetir: “No es eretble que, ante lo ‘Absoluto, seamos los sefiores que parecemos ser todos lot dias.” Sustituyamos, en la proposicién de Flaubert, 18 pe labra “imagenes” por “simbolos”, y ya estamos en plen0 simbolismo poétio, en lo que se llama el Simbolismo. De suerte que sblo las ideas existen realmente. Para Ie el hombre, se incorporan en simbolos. Todo lo que palpaes ¢ simbolo, es alusion. El poeta debe, al meneionar seialat tun objeto, hacerlo que desprenda su signifeado reedndito, proyecte un rayo de luz hacia la idea de que sélo es {05 jeroplifo. Pero no hay que entenderlo en el rudimenal se tido alegérico, pues entonces no saldrfamos de la tramps 4° 160 jencias y seguiriamos presos entre las cosas que nos ido dadas de una manera inmediata como una moneda o la tarea de Mallarmé no es la tarea del metafisico, Ta tarea del pocta. Su obra es una estética, y —puesto entre todas las artes, la suya es la palabra— su obra aa Grameen el oncpto mis sublime, Su obra no ‘problemas de ideas, cuanto de expresiones. En punto de ideas, sabemos que se conformaba con el idea- de sus maestros. Asi, entre lo poco que traslucimos de Sofiada, Ia que no lleg6 a realizar y que rondaba su de dia y de nocke, sabemos que una de sus partes habia Ts ilustracin de esta docti yo no existiera, tenia.” También Kant, Fchte, Hegel, ban dicho de {manera que nada seria si no fuera el Hombre. Initil ar mis alld. Quienes han pretendido pedir a Mallarmé lidad metafisica no lo entienden. Tampoco quienes le hhablar hasta la exasperacién de la Obra Sofiada, cuan- ran que tal obra habia de ser algo como un Tra- 1 Universo y, en consecuencia, acusen al poeta ‘echado encima tareas superiores a su capacidad (debieran decir: a su modo de inteligencia), y de pre- tun edificio de concepeiones universales sin més tun don genial para la ‘Yo creo entender fi racién postica de ia; una como ejemplificacién de la doctrina, a tra- mis noble y trascendental del espiritu humano en ‘acierta a expresarse, que lo es en suma la Palabra ino “‘ejemplificacién” tampoco es el justo. Habria “yerificacién” o “realizacién”. Mallarmé —ereo ‘en la Obra Sofada, de poner en préetica a me- de Tas ideas. La filosofia viene a ser aqui como una de conduct, y 1a poesia que so8 Mallarmé vendria a yeacign miena dea conducts La poo ligamos— es a la filosofia lo que es el acto al prevep- tiene para Mallarmé una funcién stil: forma Redon Ceacney In Creacign la nce "El deer dl dice en una carta— es Ia explicacién érfica de la 161 poesia es como una rueda metafisca dera de las apariencias 0 simbolos para devolverlon a] de la Tdea; es una etapa indispensable en el camino ido que recorren las cosas, y por algo esté entre la ti al cielo, Por eso las expresiones de Mallarmé cobran, esse sire de conjuros poet, en busca del nombre as cosas, parece que a veces las conmueve Cuando, en’ 1884, Leo d'Orfer prop i Ie pater pre coke ee ee rca aie ee Serena Fatah ee caaln cree fae ‘sola tarea espiritual. ny La poesia representa Ta sola tarea espiritual, es finica verdadera. Este nos convence, si no Dine sentido ya, de que Mallarmé no es un creyente en una rinada religin. Sediento de absolute, es espiitu de ture religiosa; pero la poesia hace ‘para él las veces plegaria, y el término de su oracién para en el plano filosofia, en el rellano de la escalera que llamamos ideas, pretender continuar el ascenso al oto piso, como ‘edor Dis Miréncundoexcamat «+. Dios sabre todo, 1 sobre todo To dems la Ides. Concibe, pues, la poesia, como un proceso religioso, tape pars lls en cremonl nu sure de ia pb Pero se detiene un momento antes de legar a Dios, nombre mismo prefiere ir suprimiendo en sus vers0s (s +e aprecia en los sucesivos retoques o en las sucesivas ‘eaciones), con una honrader tan filoséfica como (Antistiea, por huir de las frases hechas, del “Dios mol” € todas sus formas.) No era, pues, en el sentido habitual, cereyente, Mallarmé, al fin a la postr, respiraba Ia 162 fora de Renan, y ya sea dicho que quienes proberon el loto eeenan se olvidaron de muchas cosas ... Pero Mallarmé nuestra poseido del sentimiento de la divinidad en todo lo ‘filo: Y et hombre mismo, cuando erea poesa, le parece un Giesiurgoo divinidad secundaria alas érdenes de la Otr. rate convicciOn necesita apoyarse en una entidad humana, superior & 1a individual 0 accidental. Y de aqui Ia poesia ‘op fruto colectivo o de multtud, De aqui la Misa o Cere- comnal Poétieo ante el pueblo, donde el coreuta se limita a ‘eerir motivos de meditacin universal y propios a todos jemtbrest ritmos esenciales que permitan a los étomos huma- er aglutinarse en un prototipo del Hombre. (Asi lo explicd, this © menos, a algiin poeta de su tiempo.) 2, Misica. La influencia de la mésica se manifiesta, sobre {edo, como lo ha explicado Paul Valéry para definir el Sim- en esta divisa: la poesfa debe reivindicar su tesoro, fue etd todo len Ia misica. No se trata de hacer Lindos ‘Eidos, aliteraciones, onomatopeyas con las palabras, no. Se trata de la misica de las nociones, que sélo pueden legitime- mente alcanzarse mediante las palabras y que andan vertdas nla mtsica propiamente dicha en estado de irritante fluide. {ft misiea, en el sentido corriente, no es més que una pauta oun estimulo para Ia labor del poeta. Es sugestivo pensar en los sistemas de ideas, de cuando en cuando apoyados en pala- bras y trenzados de lineas rectas y curvas con una geometria sventurera, que Mallarmé, escondido en su asiento de los Concertos Lamoureux, iba trazando en aquellos misteriosos papelitos tan celosamentesustrafdos ala curiosidad de todos. Pero el dios de la mésica sabia ya que tenfa en lun ladrén, ‘nuevo Prometeo, y que en cada uno de aquellos papelites fecretos este Prometeo se levaba una chispa de su fuego Ctra preaeupacién que acabé por integrarse en aque! rma que legd a ser una de las dominantes de la Obra Sofis- 4a es el aprovechamiento de todas las artes, fundidas en una vrediante el ealor de la mGsica, Ya se sabe que esta preocu- cin es el fundamento de la esétca wagneriana o que ast ‘olemos Hamar. La Opera de Mallarmé —forma defintiva 163 del Ceremonial Poético ante el pueblo— partici tiesto daa, le eacin,a in. Soon do temic, imprest digital de la gran armonia creadoray sica mantendria en suspensién, como un agua de todos los demés elementos del epecticulo. _.¥ aqui una serie de seductoras simbolizaciones, sircmerita em ln otra: a misica domina Ia danza; 2a no es més que la estatua sometida al pulso de la Haast une metfora del vel ibe una legible, descifrable, segin los motivos mentales que va rghit apa yenlan estate femanacién de la metifora danzante y debe cambiar Grdenes que de ella recibe, como cambiaban las luces Jor de la “Serpentina” en el Edén: tales la leecién que terme extra dl Ballet anstio lofi, rec Portador de la omnipotente Palabra, « cuyo imperio ere eens eae “seior latente” siempre en lucha para llegar a ser el Absoluto, prisionero dentro de su alma. El piblico se 41, por simpatia con las meditaciones que expresa, colaboran para provocar la aparicin del Dios, como +108 arrebatados de la antigua Grecia engendraban al 10, ¥ el espectécilo se convierte en algo como el ritual 0 de una inmensa y terrestre Religién de Estado, Estaciones, México, primavera de 1956, nim. 1. 164 — IV. EXEGESIS FACIL DE MALLARME dabeur de lnguntgue par lquel quien, iment sole de vintovompre a neble Jol pote, De una crt de Maszant, ayuda de hipétesis, ninguna realidad se entrega. Partir Shir poeta en tapas estan falso como verdadero. Mis que tna estricta realidad cronol6gice, las etapas de Mallarmé ‘Béomo sucede siempre— son aspectos simulténeos, aunque Jos deletreamos uno tras otro, Sin embargo, es cierto quey tn la poesia de Mallarmé, los varios aspectos parecen gra: tluslmente ise subordinando a un aspecto predominante: ley de toda nebulosa conforme se acerca a la organizacién de un Sistema solar. Quiere esto decir que hay un cambio y un ca tino andado, si bien sea en el mismo sentido, 1. Antes de Londres, en Londres y al regreso (1860-1864), dominan la formula parnasiana (siempre respetada, en suma, peso que el verso le parece una unidad sagrada) y In in- fluencia de Baudelaire (todo lo satinico y lo directemente ‘carnal de los primeros poemas) : Le Guignon, Les Fleurs, Les Fenctres, Angoisse, Soupir, Apparition, lo que ley6 a Mendés Villiers de Msie-Adam en Choisy-el IL. En Provensa y en Ilegando a Paris (18641873), evo- Iciona, pero sin abandonar ninguna conquista. L'Azur, Don 4 Pome, an saben al vino de Baudelaire, La rise Marine una nueva Invitation au voyage, sin que fate el “canto Jos marineros” del Paysage éxotique, notas ambas baudele- lana, Gourmont asegura que Baudelaire ley6 los primeros Yersos de Mallarmé y se inguiet6 un poco, “porque a ningin Poeta le agrada dejar tras de af un hermano 0 un hijo”. P cen su inevitable efecto las dosis de Keats y de Swinburne ias en Londres. Asoma la obsesién de Banville, del Banville dramético sobre todo, el de Diane au bois, que ya 165 ues, Aprés midi un faune, rodiade (ain baudeleriana y —dice Lalou— transicign, In Salambé de Flaubert y los “Narcisos” de Gide y de Vy 4y),y también la Sainte, segin creo, que nos da una del mas apurado Mallarmé; tal vez Le Pitre chatiés el Jundbre ala muerte de Gautier (1873), que viene ser Primer ensayo hacia el Tombeau d’Edgar Poe (1877). La Derniére Mode, Gazette du Monde et de la Famille ( 1875), una traducciGn de la Mariana de Tennyson; * lag meras versiones de Poe (y el Plan, breve nota d en La Nouvelle Revue Francaise, " de enero de 1929), sobre odo eta ou la Folie @Etbhnon,y In ral ue ya nos hemos ocupado y nos ocuparemos despudse Pura u Obra Sofiada, IIL. Después, en Paris y en Valvins (1873-1898), la templacién de la Obra Sofada sélo le permite ya hacer 4 titulo de ejercicios y muestras —tedrico que ensaya lag yes presentidas, mandarin, mago, etestera, Aqui los ‘ientos eruditos como el Vathek (estudio y resurrecciin tun cuento oriental del siglo xvi, orden a que también hecen, aunque en tono mucho mas popular, los Cuentos dios), Les Diews Antiques, arreglo de la obra. mi publicada en inglés por Cox. Pero, principalmente, las ations, libro de capital importancia en su podtica, donde moda también la notta La litérature, doctrine, publieada 1929 por La Nouvelle Reoue Francaise; los Sonnets, la pour Des Esseintes y Un Coup de Dés, El libro de Huy A Rebours (1884) ha difundido el nombre de Mallarmé. mismo afio, Les pottes maudits, de Verlaine, quien poco pués insite sobre Mallarmé en Hommes d aujourdhut. ‘Huysmans, Mallarmé posee les encantos morbosos de una cadencia. Para Verlaine, el vigor de un renacimiento. Este breve trazo, que no pretende ser riguroso y slo destinado a facilitar el viaje eritico, ayudar a buscar los tomos escurridizos del gran suet seceto. IV. La Obra Pura w Obra Sofads, La heroica em Abergce por primer vr en uno de Ios itn nimeve de Le Mode ni trabajo ftnado neta svi cel nore. ey fees repredcis, vn torrciones em tnt del primero cuneraoe ferred Prance (junio de 120)" 166 sic fue revelada a Mallarmé en Tournon, exactamente en robes Soa remain eaeand o> Foun seatatien ime ut hh co J Wee Be cds on de, como para apaciguar el exigent fentasma, le arroja ts menos labrao ya en la sustanda de ls Palabras se pedazo de au ideal confuso —Ittur, los oun jemplo provisional —Prosa a Des Esseintes, los Sonctos, *fallamos Ia primera manifestacién del milagro.en esta carta « Théodore Aubanel: eno oe la letra entre aig, Trabajo en todo wl Ye © mia girs decir que toe ott 1 rndide que me ‘ole acomedars ental libro oen tal poem, Cuanda un ‘=témaduo,sedesprenderd por sf miso, Como ve, nto ey atural, ‘Tournon, 16 de julio de 1866. Mallarmé no contaba entonces mis que veintcustro afios .—desde luego se ve— mostraba un teoro inmenso de can- dor. Y To curioso es que, cuando el poeta se descubre asi nismo, es también euando se hace sospechoso a la gente del li 1¢ era catedratico y piensa en a an vincidencia es reveladora. El vulgo siente al posefdo, como tos perros huelen la vecindad de la muerte. Yo creo que Mal: mé no podia disimular ya su secreto. Era como esos vec es que han deseubierto el oro enterrado en el patio de su ‘st, y comienzan por hacer confesiones a medias, acompa- ‘ades de guifios inguietantes. Aubanel, por Io pronto, se que- hd "més que preoeupado, pensando habérselas con un caso de imolacign wee dias después, Mallarmé se propone tranguilizarlo, 167 explicarle en lo posible el enigma. Pero la borrachera rmisterio es tan honda, que le pasa lo que al humorista, guereeendar un burlacon ora todavia peor. Mall fn verdad, propone un nuevo enigma, y hasta empieza ‘un tono zumbén, refocilindose en el desconcierto de su ere ree aa eae taereenn aa Gr a otros a'que ve queda posenis ea a ee eae aa snl lel ca Sef aaeereenoeS shee rome ea se rey t,o ace eee ia Geen eens se = en reece i i pei ae eatin et 7c dare ba ae aera eso nae aetna aa Sr Sacra ayo a Rit act heir Bice Bee ec ea cn i Y el 8 de agosto del propio 1866, a Ia vez que le nica su préximo viaje a Avifién para cierte consulta, a, indispensable si es que ha de salvar su Obra —" decir, el conjunto de trabajos literarios que componen la tencia de un sofiador, lo que en suma llamamos su Obra”= afiade: Ba lero ahora, qerido amigo? ;Cimo es que no me bes fendido? Por lo demi, te contaré lot lneaenoe generals seria “edifiends” aro elsipid escent com Aubael parece no habe Ficado a éste en grado apreciable, porque, de regreso a ‘non, Mallarmé no vuelve a hablar ya de sus suefios. 168 ‘pel, como més tarde Mendés a la lectura de Igitur, ha de Taberte limitado a confesar que soplaba en torno un viento tal vex divino, pero cuyo mensaje no acertaba a en- wend ; ‘allamsé se daba cuenta cabal de los peigrs que corra. bev ate mis ay dane «Fang pe ae «ss de una conmovedoracontanca, as emo es can- eidora Ia generosidad con que cada uno de esos antipodas ee haber enenddo al otto, a Frangoia Copée, euye Detsfa es endo de la auya, sein él mismo lo confi Bfkllarmé enribe estes palabras verdaderamente ptéicas: ol blob do etd al no quer ver nade an ale Orato sn gue he eamtio pe Se eee cm a Stine denne a umn eA Sad tH yom mse do a eee i orl ate as Oba pie min Taha leisy cmide den pubes mis Hihed ies de ted (Tn, an emo eno de mat ee tras tore ou me oprecan ngs a ro os he aca Toto om, ae ete ad te areas die al nd TTS Saeco tne hing oe ae ae Lo et eon ral dean iin femude. Pero gpara qué decire lo que usted ha querido hacer? a ee aac epee wd noe cmc me oe reads go laste Se portant ellanente ECD Yo SER pee maps So pg lore Yo dr Pian axa tbe © wn Sabon, pious ioe dis tes No lve avr agin dasa dado tte eral tno de in cng en ml rm ed ee wan ite ti emp em ‘hard su grat imagen en el fondo de ai mismo, Reitere «nue. re at cho'y aque emia omen nie se ce i cere n eal, aver cn SsSzie cee Avitibn, 20 de abril de 1868. He aqui planteado el eonflicto de que Mallarmé se salvaré lel ieee lees dos tonos de su poesta. Suponemos que aquel armario ates: 169 tado de papeletas que Ia familia destruyé (o que destruy6 buena parte, pues aiin hay lugar a sorpresas), obedeci cen mala hora las disposiciones testamentarias de Malla contendria el material en proceso de la Obra Sofiada. Ello que, en 1866, habla de' “proyectos” o “‘esbozos”; en 1868, parece haber avanzado mucho; y en 1870 (cuando la eélebre sesién de lectura a Mistral, Villiers y Mendés), es licito pechar que s6lo ley6 fragmentos indecisos, sobre todo si To que hoy poseemos del Igitur. La Obra Sofiada sélo ‘avanzar lentamente, como un continente que se traslada,. rece que el poeta se hubiera impuesto un objetivo extra su verdadero temperamento, y hubiera contraido el comp ‘miso de trabajar con ideas en vez. de trabajar con ps que era su material verdadero. En suma, la misma ‘in que €l hizo un dia al Degas metido a sonetista. Pi mon. réve épars comme la nudité, exclama Herodias. P gseria realmente su Suefio lo que Mallarmé habia visl do, 0 acaso un suefio forjado con visiones ajenas? En tod ee invasién penetrante y honda, por todas partes lo asalta, lograr salir hasta Ia superficie. Y, entretanto, el ansia ‘mente artistica, Ia necesidad precisa y casi manual de vyersos —“‘una sola cuarteta lograda’”— devoraba al poeta. de aqui, paralclamente ala rumia secreta —euya sustancia i noramos en mucha parte o s6lo acertamos a conjeturar ‘yagos atisbos— otra obra que va fluyendo todos los dias: Ie ‘yersos para captar pequefias emociones furtivas, los versos al espejo, al abanico y a la consola, los versos para envo ‘bomboneras como en papel de plata. Si en el combate no turno con el Angel teme el poeta llegar a perder Ia razén, casi se despide de sus amigos, de dia se le ofrece un subtes fugio —iltimo halago « que se prende su voluntad de tirando”, como dice la gente. 2Y no ‘uriess petuar que Coppée puas dats Mallee lari sus democriticas Chansons bas? La comparacién de los ret pestivos procedimientos serfa una buena leeciGn poétia.. Al llegar aqui, vuelve a mi mente cierta idea que otras ve" tieas de Mallarmé —sobre todo, cuando juguetea— y 10 Jos de nuestro Siglo de Oro. Géngora —y no es priva: epee en aque tiempo, donde las victorias del octsilabo re Chiro ya todas as pueras domestics de la pocsia ve Mane excibe coplas «unas monje para anuniaree cot avelocecia de In sama: ‘Ya, seforas de mi vida and cra bro, ‘ooo a maa de paride.” (0 para enviarles unos menudos y euartos de ternera: (Con mucha lanera trata iguien —-debigndolo en excudos— ‘lene « pagar en menados Tien fe regala en plata... Presentado os el menudo, yy de que sabra mejor ip que el Pade Prior Tajo de Pav no dado O para agradecer una pieza de holanda. (“El lienzo que me habéis: dado”, etogtera.) Y escribe también un soneto para enviar a la marquesa de Ayamonte unas piedras bezares ("Corona de Ayamonte, honor del da”): 1¥ Géngora ha de ado también poemas ctipticos,hijos de lam sara ta! La comparacionacade sola, cuando vrnos 4 Mallar mné entregado a decorar con distcos la casa de Méry Laurent, divertido con los sabres poéticos de sus caras, con sus abani- ce sus folografias, sus pafiuelos, sus huevos de Pascua, sus esas garapiadas (marron lac)" Y hora, algo més sobre la Obra Sofada, que en algiin ar- ticalo anterior se me habia quedado en el tintero, igo a René Ghil (Les dates et les oeuores), el esfuerzo més paciente que Soyo para orienare por ene ee pane de rmubes y de 4 Me sent sre toe examen, lid mein den Ce scelageneeats ie tat Mi ene (arc an is aa Pacelli Ma" dcr (4, © XX laos fete, am En ninguna parte Mallarmé se explios claramente, por «ito, a propésito de la Obra Sofiada. Hay que fundarse role ‘mente en sus conversaciones. La amenaza de la Obra era vay reeurrente que hubo quien se alejara de Mallarmé oirla més. Entiendo que asi sucedis con Viélé

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