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46 Moisés? Contestaron ellos: Moisés permitié escribir el acta de divorcio y repudiar a la mujer. Jestis les dijo: teniendo en cuenta la dureza del corazén de Israel Moisés dio, para ustedes, esta ley. Pero desde el comienzo de la creacién, Dios los hizo hombre y mujer; por eso dejard el hombre a su padre y a su madre, y serdn los dos una sola carne. De manera que no son dos, sino una sola carne. Lo que Dios unié, que no lo separe el hombre. ¥ vueltos a casa, de nuevo le pre- guntaron los discipulos sobre el matrimonio; y él les dijo: El que repudia a su mujer y se casa con otra, adultera contra ella, y si la mujer repudia al marido y se casa con otro, comete adulterio” . . Entre los judios el repudio era un derecho exclusivo del hombre. Jestis mucho més exigente que la ley de Moisés, reafirma la indisolubilidad del matrimo- nio, conforme a la voluntad del Creador, “serdn los dos una sola carne”. + El matrimonio, un gran misterio. Los anuncios de los profetas sobre la alianza de amor entre Dios ¢ Israel se hicieron realidad en tiempos del Mesias. Entonces, el amor de Cristo por su Iglesia se convirti6 en el modelo, tanto del misterio de amor entre Dios y los hombres, como del misterio de amor entre el esposo y la esposa en el matrimonio (Le 5, 34-35; Jn 3, 29). El amor que llevé a Cristo a entregar su vida por su Iglesia se convirtié en el signo mas perfecto del amor entre los es- posos. “Nadie ama tanto como el que da la vida por sus amigos” , dijo Jests en la Ultima Cena antes de entregar su vida por su Iglesia, y quiere que asi sea el amor de los esposos. El agua, la sangre y el Espiritu de que habla el evangelista san Juan(1 Jn 5,5-8) son los dones nupciales de la Nueva Alianza. En efecto, del costado abierto del Salvador nacié la Iglesia, la esposa del nuevo Adan, purificada con la sangre del Esposo (Ap 5,9; 19,7). Esto es lo que san Pablo llama “gran misterio” (Ef 5, 22-23). La gracia sacramental del Matrimonio cristiano, procedente de la cruz de Cristo, hace que los esposos vivan su unién matrimonial en la dimen- si6n del misterio del Reino de Dios. Paraello, el Espiritu Santo daa los esposos un corazén nuevo con la capacidad de amarse como Cristo ama a su Iglesia. El Espiritu Santo, uniendo sacramentalmente los valores del amor humano con el amor de Dios, hace que los esposos puedan realizar fielmente su amor tanto en los momentos de gozo como en los momentos de prueba y de dolor.

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