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001.94 BUT fen 8066 AMO El fenémeno Johannes von Buttlar nos dice que, ‘@ pesar de sentir grandes, escriipulos, y después de mucho reflexionar, me he decidido a escribir este informe sobre el trasfondo dal fenémeno de los objetos volantes no ‘identificados, al que, sin exageracién, puede atribuirsele aicance mundial. Naturalmente, comprendo que este ‘empefio puede dar pabulo a todos los ataques imaginables, ya que suscita las més encontradas reacciones, No existe tema que genere més Prejuicios, especulaciones, dudas, afirmaciones, falseamientos ¢ inc! intrigas. Aqui no hay lugar para el ‘compromiso; s6lo posiciones a tomar: @ favor o en contra. Hay infinidad de informes, procedentes de todas las partes del mundo, acerca de encuentros con objetos volantes no identificados. Segin una encuesta, sélo en Norteamérica hay quince millones de personas —entre ellas, el ex presidente Jimmy Carter— que afirman haber visto los llamados, OVNIS. Semojante fendmeno, cualquiera que sea la valoracién que se le dé, merece atencién Los OVNIS constituyen el fenémeno més excitante de nuestro tiempo, Imposteres y cientifices hablan de 41, y muestra fantasia se desborda. Quiza ‘Ro nos ecupariamos tanto de los OVNIS si los Servicios Secretos de las dos grandes potencias (Estados Unidos y la URSS) no hubiesen ‘omado tan sigilosamente buena nota del fenémeno, En la época de la ‘guerra fria, tanto la CIA come la KGB empezaron a interesarse por los OVNIS; cada una de las partes sospechaba que detrés de quello se ecultabba un arma prodigiosa. Arm potencias decidieron mantener en eto los testimonios de Johannes von Buttlar El fenomeno Ovni Pruebas de inquietantes encuentros on Ia primera, segunda y tercera fase fh 5066 HORIZa@aNTl Plaza &Janés ‘Titulo original: DAS UFO PHANOMEN Traducolén do ‘ANA Mo DE LAFUENTE Disofio de fa coleectén de SOULE-SPAGNUOLO Portada de TERCETO © 1978 C. Bertelsmann Verog, GmbH, Machen © 1983, PLAZA & JANES, 5. A., Edhoros ‘toon de Gusdelupe, 2153. Eaplugues do Lobregat (Barcelona) Este libro £0 ha publicado orginamente en alomén con el titulo de DAS UFO PHANOMEN GSBN: 2570050420. C. pertelemann Verlag, Munchen, Fé. orisinal) Printod in Spsin — Impreso’ en Espana SBN: s4-01-s90108 — Depésito Legal: B. ao2- 1983 INDICE ‘A Mopo DE PREAMBULDO .. HUELLAS ... 0... ENCUENTRO MORTAL 02. eee os ose os MANIOBRA DE DIVERSION . LAS LOCAS MAQUINAS VOLADORAS ... EL JUEGO DEL GATO Y EL RATON .. GRU-OVNT ... ie PATENTE DE CORSO .. LA RED... EL FANTASTICO ENCUENTRO DE ANTONIO VILLAS. BOAS ... ... a ABSOLUTAMENTE AUTENTICO .. LA ENCRUCIJADA o oos eos ose « Ty 15 39 53 65 3 81 101 115 137 143 VIDA INTELIGENTE EN LA TIERRA? ... CETA RETICULI 1 ... .. PREETI 2.0, sy do aca Tbe ool CONTRAINTERROGATORIO 2. oe. ess see « 159 169 179 199 215 237 2a 247 Existe un principio que sirve para obstruir toda informacién y rebatir cualquier argumenta- cidn, un principio infalible para mantener en la ignorancia a la Humanidad. Es el principio de la idea preconcebida, HeRperr SPENCER. A MODO DE PREAMBULO A ‘A pesar de sentir grandes escripulos y después de mu- cho reflexionar, me he decidido a escribir este informe sobre el trasfondo del fenémeno de los objetos volantes no identi- ficados, al que sin exageracién puede atribuirse alcance mun- ial. ‘Naturalmente, comprendo que este empefio puede dar pa- ulo a todos los ataques imaginables, ya que suscita las més encontradas reacciones. No existe tema que genere més pre- juicios, especulaciones, dudas, afirmaciones, falseamientos e, incluso, intrigas. ‘Aqui no hay lugar para el compromiso; sélo posiciones a tomar: a favor o en contra. Existen infinidad de informes, procedentes de tgdas las partes del mundo, acerca de encuentros con objetos volantes no identificados. Segén una encuesta, sdlo en Norteamérica hay quince millones de personas —entre ellas, el presiden- te(1) Jimmy Carter— que afirman haber visto los Ilamados (1) Este Hbro fue escrito en 1978, affo en que Jimmy Carter era presidente de los Estados Unidos de América. (N. det 7.) 4 JOHANNES VON BUTTLAR OVNIS, Semejante fenémeno, cualquiera que sea Ia valora- ion que se le dé, merece atencién. ¥, puesto que la tarea del escritor debe ser la bisqueda de Ia verdad, no pienso rehuir el desafio. Desde Iuego, éste es terreno muy peligroso para quien se imponga esta misién, la cual acarrea, entre otras cosas, una prueba de valor que ya ha causado varias victimas. También la lectura de este libro exige valor: el de deci- dirse a desechar los prejuicios. HUELLAS Camino de Coral Gables, pequefia ciudad de Florida, el coche patrulla de la Policia del Condado de Dade pasé por segunda vez junto a un coche descuidadamente aparcado, modelo break. —Ahi pasa algo raro. ;Para! —dijo al conductor el poli- cfa acompafiante, receloso. Cuando, a las 6.30 de la tarde del 20 de abril de 1959, los dos policias abrieron el coche, hallaron en su interior el cuer- po sin vida de un hombre. La causa de la muerte pudo ser determinada inmediatamente: inhalacién de los gases del mo- tor introducidos en el vehiculo por medio de una manguera conectada al tubo de escape. La Policia dictamin6 suicidio por envenenamiento con monéxido de carbono. ‘Tampoco hubo dificultad para averiguar la identidad del muerto. Uno de los policias encontré sus documentos perso- nales. 16 JOHANNES VON BUTTLAR —Doctor Morris K. Jessup —leyé en vor alta—, nacido el 2 de marzo de 1900, en Indiana. — delante o detrés de ellos con el nombre de foo fighters o aviones fantasma. Se les atribufa una agilidad y una velocidad extraordinarias. Incluso algunos tripulantes de buques de guerra observaron las evoluciones de los asom- brosos foo fighters, En un principio, los aliados pensaron que se trataba de descargas eléctricas. Luego, se propagé el rumor de que era un arma secreta de los alemanes 0 de los japone- ses, ideada para perturbar los dispositivos de encendido de Jos bombarderos. Sin embargo, en vista de que los foo fighters no atacaban, los pilotos empezaron a pensar que el enemigo se dedicaba a la guerra psicolégica y utilizaba aquellos obje- tos para ponerles nerviosos. Cuando terminé la guerra, la opinién piblica norteame- ricana se enteré de que los pilotos alemanes y japoneses ha- bian observado el mismo fendmeno y estaban convencidos de que se trataba de un arma secreia del enemigo. De todos modos, se concedié a los foo fighters la impor- tancia suficiente como para justificar una investigacién del fenémeno, la cual fue encomendada al Octavo Ejército nor- teamericano. El dictamen fue alucinacién colectiva. Porque, en suma, ninguna potencia militar disponfa de los medios tecuoldgicos necesarios para producir semejantes objetos vo- ladores. Ademas, puesto que los foo fighters se mostraban ino- fensivos, no habia por qué tomarlos tan en serio. Atin hoy se desconoce su: procedencia, EL FENGMENO OVNI a Terminada Ia Segunda Guerra Mundial, Charles Odom, antiguo piloto de un «B-17», describe los encuentros que tuvo ‘con 00 fighters en el otofio e invierno de 1944-1945 sobre Ale- ‘mania, con estas palabras: «Parecian bolas de cristal y tenfan el tamafio de balones de baloncesto, Se observaron con mayor frecuencia sobre Mu- nich, Viena y otros importantes objetivos de bombardeo. Nun- ‘ea se acercalban a menos de 100 m de las formaciones. Luego, ser atraidos por nuestra formacin como por un sy Saini a nuestro lado. Al cabo de un rato, derivaban como un avin y desaparecian.» ‘Cuanto més profundizaba Jessup en su investigacién, més observaciones inopinadas descubria, que recordaban amigos, pilotos 0 colegas y le comunicaban confidencialmente. Por extrafio que parezca, hasta 1947 estas observaciones apenas tuvieron eco en la opinién piblica. Pero el caso Arnold parecié desatar un alud. En todo el mundo, Ia gente empez6 a hablar de lo que habia visto ode lo que crefa haber visto. ‘Muchos, naturalmente, hablaban también de lo que munca habfan visto. Sin embargo, al parecer, Io que vieron los pilotos de la «United Air Lines» el 4 de julio de 1947 era real. Embarcaron ‘en su aparato en Boise, Idaho, para dirigirse a Seattle, Wash- ington. Se sentaba a los mandos el comandante Emil J.Smith y, a st lado, el copiloto Ralph Stevens. Poco antes de despe- ar, unos periodistas les preguntaron qué opinaban de los pla- tillos volantes, a lo que Smith respondié rdpidamente que f cuando los viera con sus propios ojos. Saosin después, el aparato de la United Air Li- nes» volaba sobre Emmett, Idaho. Casi habfa alcanzado su al- tura ‘dé erucero, de unos 2.400 m, cuando Smith vio delante 2 JOHANNES VON BUITLAR de él algo que tomé por un avién. Inmediatamente, pulsé el interruptor de los faros de aterrizaje. Smith dijo después a los periodistas que al principio su. puso que se trataba, simplemente, de una formacién de avio- nes ligeros, pero en seguida advirtié que no parecian aviones normales sino objetos redondos y planos. Para asegurarse, Smith y Stevens Iamaron a la azafata. Sin decirle la razén, la invitaron a mirar al exterior. La muchacha descubrié inme- diatamente los OVNIS. Eran las 21.15 y aun habfa claridad en el cielo. Los objetos que volaban delante del aparato de la «United Air Lines» recortaban tétricamente su gran silueta gtis en el firmamento. «Lisos por debajo y dentados por arti- bay, indie6 Smith al describirlos. El comandante Smith comunicé con la torre de control de Ontario, Oregén y, después de dar su posicién, pregunt6 si hhabfa en su ruta algo anormal. Los controladores no habian ‘observado anomalias, de lo cual dedujo Smith que los OVNIS debian de hallarse mucho més lejos y ser mayores de lo que i calculara, Antes de perderlos de vista por el Noroeste, los tripulan- tes del avién creyeron verlos fundirse en uno solo. Pero no acabé aqui el incidente, ya que, cuando desapa- recié el primer grupo, surgié por la izquierda un segundo gru- po. Los objetos volaban en fila, muy juntos los tres primeros y, més rezagado, el cuarto. Esta formacin desaparecié tan velozmente como la primera. Después de recibir ciento cincuenta y seis informes ofi- ciales, las Fuerzas Aéreas de los Estados Unidos sacaron la conclusién de que los métodos de investigacién utilizados has- ta entonces por el AMC (Air Material Command) no eran sufi- cientes. El 23 de setiembre de 1947, el teniente general Nathan F. Twining, jefe del AMC, envié un informe estrictamente con- EL FENGMENO OVNI 23 fidencial al general en jefe de las Fuerzas Aéreas del Ejército en el que se calificaba de real el fendmeno OVNI y se mani- festaba que no se trataba de ilusiones épticas ni de fabulas, ‘ya que, segiin todos los indicios, aquellos objetos tenfan for- ma de disco, tamafio de avin y tenian que ser maniobrados a mano, automdticamente o a distancia. El informe confidencial de Twining decia textualmente: 1. A peticién del AC/AS-2, se somete el siguiente dictamen de este Mando, en relacién con los Hamados jlying disks (discos voladores)... Los miembros del «Air Institute of Technology, «Air Intelligence T-2s, «Chief of Engineering Division and Aircraft», «Power Plant and Propeller Labo- ratories of Engineering Division T3», obtuvieron en el curso de una conferencia el siguiente resultado: 2. Existe la opinién de que: a) El fenémeno del que se informa es realidad y no fan- tasia ni ficcién. b) Existen objetos que, con toda probabilidad, tienen forma de disco y tamafio de aviones fabricados por la mano del hombre. ©) Existe la posibilidad de que algunos de los incidentes puedan atribuirse a fenémenos naturales, como me- teoros. 4) Las caracteristicas de funcionamiento que se desori- ben, como por ejemplo la extraordinaria capacidad de elevacion, maniobrabilidad (en especial, la yeloci- dad de giro) y movimientos, segin las observa- ciones realizadas por aviones amigos y radar, inducen ‘a pensar que algunos de los objetos son maniobrados a mano, automaticamente 0 a distancia. ©) Acontinuacién, se hace una descripcién de los objetos, segtin los datos més. generalizados: (1) Superficie metélica o reflectante. 4 JOHANNES VON BUFTLAR (2) Ausencia de huellas visibles, con excepcién de algunos casos, alli donde los objetos parecian operar en régimen de méximo rendimiento. (@) Redondos 0 elipticos, planos por debajo y pro- vistos de una edpula. (@)Algunos informes aluden a formaciones precisas, de tres a nueve objetos. (5) Habitualmente silenciosos, salvo en tres casos, en los que se oyé un rugido atronador. (©) La velocidad en vuelo horizontal se calcula gene: ralmente en unos 550 km/h. 3. Se recomienda que los Cuarteles Generales de las Fuerzas Aéreas dicten normas indicando prioridades, clasificacién de secreto y nombres clave para una investigacién detalla- da del caso. 4. Entretanto, AMC proseguiré temporalmente las. investiga- ciones con los medios a su alcance. Firmado: N. T. Twining ‘Teniente General, USA Commanding ___ Bm virtud de este informe, Ias Fuerzas Aéreas norteame- ricanas crearon el proyecto secreto «Ufo Sign» (Sefia OVNI). ENCUENTRO MORTAL El general L. C. Craigie contesté al informe confidencial de Twining con la orden de crear un cuerpo aéreo cuya mi sin fuera el estudio del fendmeno de los objetos volantes no identificados. El «proyecto Sign» fue adjudicado a la base aérea de Wright Patterson, para ser desarrollado con Ia categoria de secreto 2A y sometido a la supervisién general de la Techni- cal Intelligence Division del AMC. El «proyecto Sign» 0 «proyecto Saucer» (Platillo), como se le Iamaba también en los medios informados, infcié stu ac- tuacién el 22 de enero de 1948. Es decir, se recopilaron por primera vez todas las informaciones sobre apaticiones de OVNIS y fenémenos relacionados con ellas, observados en la atmésfera —en la medida en que tales apariciones pudieran tener importancia para la seguridad nacional de los Estados Unidos. Posteriormente, los informes serian comprobados, 26 JOHANNES VON BUTTLAR valorados y, por tiltimo, transmitidos a determinados departa- ‘mentos gubernamentales. La finalidad principal del proyecto era la de averiguar si los OVNIS suponian una amenaza para Ia seguridad nacional, A las dos semanas de haber entrado en funciones este cuerpo, se produjo una aparicién extraordinaria que estuvo a punto de provocar el histerismo colectivo, El incidente man- tuvo en jaque al . Esta frasecita, corta e inofensiva, del Congreso permitié a Ia CIA, en el curso de los afios, establecer una carta secreta que, por un lado, concuerda completamente con lo estipulado por la National Security Act y se basa en las directrices del presidente; por otro lado, no obstante, la Carta est4 en total contradiceién con la inequivoca finalidad de la ley en virtud de la cual fue creada la CIA. Amparéndose en ciertas «insig- nificantes» palabras del Congreso, la CIA se arrog6 la facultad de intervenir en asuntos secretos que no atafien a su cometido fundamental. Ello le permitié convertirse en el mayor factor de poder del mundo occidental. EL FENOMENO OVNI 43 Durante la Guerra Fria, abundaban las observaciones de OVNIS. ¢Acaso Occidente estaba amenazado por una nueva arma secreta rusa? Tal vez un arma creada por los cientificos alemanes capturados por los rusos. Esta especulacién circulé durante algin tiempo y hasta la propia CIA la tomaba en se- rio. La CIA cursé una orden mas que secreta, clasificada abo- ve top secret, por la que se instaba a investigar la procedencia de los OVNIS. Puesto que los Servicios Secretos militares de los Estados Unidos dependen de la CIA, todos los estudios informes iban a parar a ésta. Mds adelante, cuando se supo que los OVNIS no eran un invento ni de los rusos ni de nin- guna otra nacién de la Tierra y que aguéllos estaban por lo menos tan intrigados por el fenémeno como los norteameri- canos, dado que los OVNIS no respetaban a los paises del Este, la CIA decidié replantear el caso, El dictamen del «proyecto Signs, segin el cual los OVNIS son naves espaciales extraterrestres, situaba a la CIA ante una situacién totalmente nueva, cargada de posibilida- des insospechadas. En lo concerniente a la CIA, existian razones para supo- ner que, con un poco de suerte, probablemente podrian obte- nerse de golpe unos conocimientos cientificos revolucionarios y una tecnologia totalmente nueva que sin duda tendrian un valor incalculable para los Estados Unidos. Por otra parte, existia el peligro de que los soviets se apoderaran de una de estas naves extraterrestres, lo cual seria un golpe fatal para Jos Estados Unidos. Por lo tanto, para la CIA era una imperio- sa necesidad ser Ia primera en llegar. Los rusos, naturalmente, hacfan el mismo razonamiento y asi empez6 la carrera por el OVNI. ‘Como es de suponer, habia que mantener al margen de todo ello a la opinion piblica, puesto que, a fin de cuentas, no se trataba tan sdlo de de Byrd. La aviacién sueca no tom6 aquellos informes a Ta ligera y, en 1934, envié en vuelo de reconocimiento veinticuatro bi planos a las regiones poco pobladas en las que habian sido 38 JOHANNES VON BUFILAR avistados los «aviones fantasma». Se organizé una gran ope- racién de bisqueda por tierra, mar y aire, con objeto de aclarar el fenémeno. Las condiciones en las que los pilotos de Ja aviacién sueca tuvieron que realizar su misién eran tan du- ras que durante la operacién se estrellaron dos aparatos. Pitea, 22 de enero de 1934, El actual parroco coadjutor de Langtrask informé que durante los dos tltimos afios ha visto varias veces misterio- sas aeronaves, los Iamados eaviones fantasma» que, durante el verano ultimo, uno a uno, sobrevolaron su parroquia doce veces, siempre en la misma direccién, de Sudoeste a Nordes- te, Aunque, en cuatro ocasiones, el avién pasé a muy baja altura, no se observaron en él distintivos de nacionalidad ni marca alguna. Una de las veces en que el aparato sobrevolé la rectorfa, casi a ras de los tejados, fueron vistas durante va- ios segundos tres personas en la carlinga. El coadjutor dijo fambiéa que el aparato era gris y tenfa s6lo un ala a cada lado. Hasta diciembre de 1933, los periédicos apenas informa- ron del fenémeno. Una de las primeras noticias se refiere a tuna observacién hecha el 24 de diciembre de 1933 en Kalix; en ella se dice que hacia las 18 aparecié un misterioso ob- Jeto volante que procedia de la direccién de Bottensea, pasé sobre Kalix y desaparecié por el Oeste. Unos haces de luz que partfan del aparato registraban Ia regién. E127 de diciembre de 1933, el New York Times dedicé un extenso articulo a un misterioso objeto volador que, durante una terrible tormenta de nieve, habia sobrevolado Nueva York con un ruido ensordecedor. Segtin esta informacién, a las 9.30 de la mafiana del 26 de diciembre, se oy6 en todo Manhattan el estrépito de los motores de un aparato que volaba durante una fuerte tor- menta de nieve, Un locutor de la NBC dio la noticia por la EL FENGMENO OVNI 59 radio e inmediatamente se recibieron Hlamadas telefénicas de Jos cuatro puntos cardinales. El New York Times decia: ‘: La noche del miércoles, un aparato aterriz6 cerca de las costas de Noruega, frente a la isla Gjeslingen, cerca de Rorvik y el otro, en Kvaloj, en la region de Naniudal, En la noticia procedente de Gjeslingen se dice que se vio una luz cegadora Y se oy6 fuerte ruido de motores, Luego, la maquina se pos6 en el agua y alli permanecié durante una hora y media. Des- pués del aterrizaje se apagé la luz, Inmediatamente, fue enviado a la zona el erucero norue- £0 Adler. Cuando el barco lleg6, el objeto volante ya no estaba alli. Muchos de los comunicados de observaciones se referfan Unicamente a potentes luces cegadoras, comparadas con fre- cuencia a «faros de enfoques. En febrero de 1934, los Ministerios de Defensa de Succia, Noruega y Finlandia, alarmados por las repetidas noticias de aviones fantasma, decidicron realizar una minuciosa explora- cidn de las zonas afectadas. De los informes de los reconoci- mientos se dedujo que el espacio aéreo de aquellos pafses ha- bia sido visitado no por uno o dos aparatos, sino por una serie de ellos. La mayor parte eran més grandes que los aviones mi- Iitares conocidos y, ademas, podian operar en condiciones me- teoroldgicas adversas y sobre terreno abrupto y dificil. Para ello, en opinién de los militares, necesitaban bases de apro- visionamiento bien dotadas de personal técnico, repuestos y combustible, Pero, a pesar de los esfuerzos combinados de los tres paises, fue imposible hallar tales bases aéreas, Por consiguiente, el 30 de abril de 1934, el general sueco Reutersward hizo a la Prensa las siguientes declaraciones: «Después de cotejacos estos informes, hemos sacado Ia conclusién de que sobre nuestras zonas militares se han efec- tuado vuelos ilegales. [EL FENOMENO OVNI 61 »Existen declaraciones de testigos fidedignos que han ob- servado atentamente estos misteriosos aviones y todas coinci- den en que los aparatos carecen de sefiales de nacionalidad e identificacién. Es imposible desechar el incidente atribuyén- dolo a efectos de la imaginacién. La pregunta que se plantea es: gQuignes son y por qué motivo han entrado en nuestro i 2 reed elios mS tnd Pero en 1936 volvieron a aparecer los objetos volantes desconocidos en los Paises Escandinavos y en la ruta utiliza- da en 1934: de Norte a Sur, hasta Ja costa septentrional de Noruega, a través de Suecia y regreso por Ja misma ruta. Después de la Segunda Guerra Mundial, el 10 de junio de 1946, se avistaron sobre Finlandia unos objetos voladores si- milares a las bombas alemanas. En un perfodo de pocas semanas, miles de personas de toda Suecia y Noruega vieron luces, objetos cilindricos y aparatos voladores no identifica- bles provistos de alas. La mayor parte fueron avistados en las zonas poco pobladas del Norte, La Prensa europea explot6 el caso con fruicién, y los «aviones fantasma> de los afios treinta se convirtieron ahora en «cohetes fantasma». Aquellos objetos se observaban ya en toda Europa, desde las zonas més sep- tentrionales hasta Grecia, Aparecian en las pantallas de radar, eran fotografiados y se les detectaba una velocidad de 700 a 1.600 km/h. Los periédicos britdnicos y escandinavos atribufan.a los rusos pruebas de cohetes militares en las regiones del norte de Europa, imputaciones que Mosct se apresuré a desmentir. En setiembre se observaron . ‘No se mencioné por qué se habia atribuido a unos expe- rimentados especialistas en radar, precisamente en las obser- vaciones realizadas sobre Washington, el error de confundir unas inversiones térmicas con naves extraterrestres. Porque ni antes ni después del incidente de Washington se habian ‘equivocado. ¥ ellos rechazaron enérgicamente tal suposicion. ‘Ademés, la velocidad de los objetos desconocidos, medida por ‘el radar, denotaba una aceleracién de 150 a 11.000 km/h en pocos segundos, mientras que la velocidad del viento era en aquel momento de s6lo 35 km/h. La opinién publica ignoraba también que las observacio- nes de OVNIS hechas en Washington no eran las tinicas que se hhabjan producido durante aquellos dias. Samford nada dijo de ello durante la conferencia de Prensa, a Ja que asistfan unos cincuenta periodistas. Por ejemplo, de un informe del Servicio Secreto se des- prende que el 23 de julio se observarony detectaron por radar sobre Boston unos objetos que despedian una luz entre azul y verde, El piloto de un «F-%4» envialo a explorar informs poco después del despegue haber establecido contacto visual con los OVNIS, pero éstos se escabulleron con una aceleracién fulminante. EL FENOMENO OVNI n E128 de julio, un vecino de Passaic, Nueva Jersey, Hama- do George Stock, que se encontraba trabajando en su jardin, consiguié tomar siete instanténeas de un objeto en forma de disco que se balanceaba sobre su casa. Su padre acudié apre- suradamente y también pudo ver el extrafio objeto, Durante el mismo periodo, funcionarios de la CIA confirmaron tna serie de observaciones realizadas sobre fAbricas de aviones de la costa del Pacifico. Los ingenieron de una de las fabricas que observaron las maniobras de los discos alirmaron que eran nce movidas por seres inteligentes. {uevamente cundi6 el temor. ¢Qué ocurrfa? :De dénd venfan aquellos extrafios artefactos voladores? zAcaso los nu. sos habjan descublerto una nueva arma secreta? GRU-OVNI Pero los soviets no habfan hecho tal cosa. Por el contrario, ellos tenfan también sus problemas con los OVNIS y se pre- guntaban si éstos no serian armas secretas americanas. Por que el eélebre piloto y navegante jefe de la Soviet Polar Avia- tion, Valentin Akkuratov informé que, estando en Groenlan- dia en misién estratégica a bordo de un aparato «TU», vio ‘un cuerpo volante nacarado, de forma lenticular y «cantos con destellos ondulantes», En el primer momento, Akkuratov y su tripulacién cre- yeron hallarse frente a un nuevo tipo de avién norteainerica- no y se ocultaron en la capa de nubes. Cuando, al cabo de un rato, salieron de la nube, observaron con asombro que el ex- trafio objeto se encontraba al lado de su propio aparato. Akku- ratoy decidié entonces averiguar de qué se trataba, varié ré- pidamente el rumbo y seiacereé al objeto, al tiempo que soli- citaba permiso a la base de Aderma, que le fue concedido. Tan 4 JOHANNES VON BUTTLAR pronto como Akkuratov realizé el viraje, el objeto desconoci- do efectué la misma maniobra, manteniéndose en paralelo con el , despegaba en vuelo regular del aeropuerto de Idlewild, en Nueva York, con destino a Londres, Su coman- dante era el piloto civil James Howard, uno de los mas expe- rimentados de la dar de su aparato como a simple vista. «En el caso de Lakenheath intervinieron dos observado- res de radar, un piloto militar y un controlador del Servicio de Vigilancia Aérea —dice el profesor doctor Allen J. Hynek, asesor cientifico de "Blue Book”—. Es el caso més insdlito y desconcertante de las observaciones de radar. El comporta- miento evidentemente racional e inteligente del OVNI no ad- mite mds explicacién que la de que se trata de un ingenio de procedencia desconocida.» Portugal, 4 de setiembre, 1957. A las 1921, cuatro cazarreactores despegaron de la base militar de Ota para realizar un vuelo nocturno de practicas. Se trataba de un ejercicio de rutina, a efectuar a 8.000 m de altura, entre Ja ciudad espafiola de Granada y las portuguesas de Portalegre y Coruche. Mandaba la operacién el capitan José Lemos Ferreira, e intervenian en ella otros tres pilotos. La noche era clara y estrellada. La primera fase del vuelo se de- sarrollé sin incidentes y de acuerdo con las previsiones. Sobre Granada, los aparatos viraron en direccién a Portalegre. El capitén Ferreira divis6 entonces a su izquierda, en el hori- zonte, una luz extraordinariamente brillante. La observé du- rante unos minutos y comunicé por radio con los otros pilotos para lamar su atencién. El que volaba a su izquierda ya la habia visto. x El niicleo del extraiio objeto cambiaba constantemente de color, pasando del verde oscuro al azul, amarillo y rojo. De pronto, aument6 de tamafio, se hizo seis u ocho veces ma- yor y, casi antes de que los pilotos acabaran de darse cuenta, se habfa convertido en un punto amarillo apenas perceptible. Este proceso se repitié un par de veces, sin que durante todo aguel tiempo variara su posicién respecto a los cazas, es de- | lanai ig a i i 96 JOHANNES VON BUTTLAR cir, manteniéndose a unos 40° a su izquierda. El capitén Fe- rreira no pudo averiguar si el cambio de tamaiio se producia por alejamiento o por compresién del objeto. Al cabo de seis ‘© siete minutos de constantes variaciones, el objeto desapa- recié en el horizonte, a unos 90° a la izquierda del reactor. ‘A las 22.38, a poca distancia de Portalegre, el capitan decidié poner rumbo a Coruche. Los reactores viraron unos 50° hacia la izquierda. Alli estaba otra vez el objeto, siempre ‘a 90° a la izquierda. Ahora el capitén Ferreira comprendié que no se trataba de un objeto estacionario. Despedia una intensa Juz roja y se mantenfa a una altura muy inferior a la que vo- Jaban los aparatos militares. ‘Cuando los pilotos llevaban ya varios minutos en el nuevo rumbo, observaron de pronto que del objeto se desprendia otro mas pequedio. Antes de que pudieran reaccionar de su sorpresa, a la derecha del OVNI grande aparecieron otros tres objetos similares. La extrafia flotilla variaba constantemente Ja velocidad. ‘Al llegar a Coruche los aparatos militares, el OVNI gran- de descendié en un brusco picado para elevarse en seguida a velocidad vertiginosa, en direccién a los cazas. Los pilotos, asustados, casi rompieron la formacién para esquivar el objeto pasando por encima de Allende vive hoy en México y hha reconocido que todo el asunto fue un montaje del Servicio Secreto, El caso vivido por Ralph Mayher, consejero del NICAP, demuestra en qué medida el Servicio Secreto estaba interesado en el asunto de los OVNIS. El caso fue uno de tan- tos, pues los agentes de la CIA andaban siempre a la caza de material sobre OVNIS, para, segtin los casos, escamotearlo © utilizarlo, En 1957, unos agentes de ta CIA pidieron a May- her una pelicula en la que aparecian OVNIS, con el pretexto de hacerla analizar por los servicios técnicos de las Fuerzas ‘Aéreas y Ja promesa de devolvérsela, junto con el dictamen emitido por éstas. Pero Mayher sélo recibié un fragmento de Ja cinta, del que faltaban los mejores fotogramas. Por lo demas, los agentes de la CIA eran clientes habitua- Jes de la oficina del NICAP en Washington, por lo que solfan aparecer en busca de informaciones confidenciales. > Por supuesto, entonces, como ahora, habia escépticos. Es- cépticos dispuestos a atribuir a los desvarios y a la mania per secutoria de los fanaticos de los OVNIS toda sospecha de que se estuviera practicando una politica de disimulo. Escépticos 108 JOHANNES VON BUTTIAR que, con raz6n, formulan una y otra vez la pregunta de qué los OVNIS —en el supuesto de que sean realmente naves extraterrestres— no aterrizan y tratan de establecer contacto, Liegamos ahora al aspecto més fantastico y aparentemen te mis inerefble de todo el fenémeno OVNI. Reconozco que de ‘buena gana renunciarfa a tratarlo sin atentar por ello contra la integridad cientifica, Me refiero a los close encounters of the third kind, 0 encuentros en la tercera fase, en los que se hhace referencia a la presencia de seres extraterrestres... Lamentablemente, no se puede pasar por alto los hechos s6lo porque no nos resulten gratos o no encajen con nuestras ideas preconcebidas. Los informes acerca de los ocupantes de Jos OVNIS nos defraudan; sin embargo, siempre estamos dis- Puestos a prestar ofdos a las noticias sobre otros encuentros con OVNIS, ¢Por qué? Nuestra sana razén se resiste a creer en chumanoides» que pueden dar lugar a bromas y chistes de hombrecitos ver- des. Ponen en entredicho todo el concepto de los OVNIS. ¥ es ue pensamos que tal vez los OVNIS existan, pero los extrate- rrestres... Pues bien, si éstos no son més que fruto de la fan- {asia, también tendrén que serlo todas las observaciones de . Pero existen tantos testigos di it ni ies aes tigos dignos de crédito que no Al dia siguiente, 15 de octubre, estaba trabajando en el mismo campo con el tractor yo solo. La noche era fresca y el cielo estaba estrellado. Exactamente a la 1, vi una estrella roja muy brillante, En seguida me di cuenta de que no era una es- trella, ya que aumentaba de tamafio, como si se acercara. A los pocos instantes, vi que era un objeto de forma ovalada que se me acercaba velozmente. Tan aprisa venfa que, antes de que pudiera pensar en Io que iba a hacer, estaba encima del trac- tor. De pronto, el objeto se paré a unos 50 m encima de mi cabeza. El tractor y el campo estaban tan iluminados como si fuera de dfa. El resplandor de los faros del tractor qhedaba totalmente anulado por aquella brillante luz roja. Yo tenia mucho miedo al no poder imaginar qué era. De buena gana me hubiera alejado con mi tractor, pero éste era tan lento comparado con el objeto que comprendi que seria inttil. De haber saltado del tractor para salir corriendo hubiera podido romperme una pierna en el campo recién arado, 118 JOHANNES VON BUTTLAR »Mientras yo dudaba y reflexionaba durante tal vez un par de minutos, el objeto volvié a moverse y se paré a unos 106 15 m delante del tractor. Luego, descendié lentamente al suelo y fue acercéndose hasta que pude distinguir una extra- fia méquina casi redonda rodeada de lucecitas rojas. >Frente a m{ habfa un gran foco rojo, el que me habfa ce- gado cuando el objeto descendié, Entonces vi claramente la forma de la méquina. Parecia un huevo alargado con tres an- tenas en la parte delantera, una en el centro y una a cada Jado. Eran unas barras metdllicas anchas en su base y acaba- das en punta, No se distinguian los colores, ya que la maqut- na estaba envuelta en una luz roja, Encima giraba muy rapt damente algo que desprendia también una luz fluorescente rojiza. 2En el momento en que la mAquina aminoré la velocidad para aterrizar, cambié la luz, a medida que disminufan las revoluciones de la pieza giratoria, a verdosa —o asi me Jo parecié—. Aquella pieza giratoria parecia entonces un plato © ciipula achatada. No sé si era éste realmente su aspecto 0 si Ia impresién era provocada por el movimiento. La pieza no se detuvo ni un segundo, ni siquiera después de que el objeto aterrizara, »Naturalmente, la mayoria de los detalles no los vi hasta después, ya que al principio estaba tan asombrado que no me enteraba de nada, Cuando, a pocos metros del suelo, aparecie- ron en la parte inferior del objeto tres soportes metilicos, ‘como un tripode, yo acabé de perder la serenidad. Evidente- mente, aquel tripode era lo que soportaba el peso de la maqui- na durante el aterrizaje. Pero yo no iba a esperar a que aterri- zara. El motor del tractor estaba en marcha. Di gas y traté de escapar sorteando el objeto. Pero al cabo de un par de minu- tos el motor se paré y se apagaron los faros. No sé por qué, pues el contacto estaba dado y las luces, encendidas. Conecté el motor de arranque, pero fue imitil. Entonces, salté al suelo por el lado contrario al del objeto y eché a correr. Pero ya era EL, FENOMENO OVNI 119 tarde, pues a Jos pocos pasos me cogié del brazo un pequefio ser vestido de modo extrafio que me Megaba por el hombro. Yo, desesperado, me revolvi y le di un empujén que le hizo caer al suelo de espaldas. Traté de escapar pero en el mismo instante otros tres desconocidos me saltaron encima por los lados y la espalda y me levantaron sujetandome por brazos y piernas sin que pudiera soltarme. Yo me debatia pero ellos me tenfan bien agarrado, Entonces pedi socorro a gritos y em- pecé a insultarles. Al parecer, mis voces les sorprendieron 0 excitaron su curiosidad, porque, mientras me Hevaban hacia el aparato, cada ver que yo gritaba ellos se paraban y me mi- raban fijamente a la cara, pero sin dejar de sujetarme con fuerza. Eso me permitié imaginar cual debia de ser su interés por mf y me sent{ un poco aliviado, Me Mevaron al aparato que habia quedado a unos diez metros del suelo, apoyado ‘su pie metélico. En la parte de atrés habia una puerta que se abria de arriba abajo, formando una especie de rampa. En su extremo habia una escala de metal. Era del mismo material plateado de las paredes de la maquina y llegaba hasta el suelo, Les costé mucho trabajo a los desconocidos subirme por la escala, en la que apenas cabian dos personas de lado. Ademés, lh escala no era rigida sino eléstica y se tambaleaba violenta- mente a causa de los esfuerzos que yo hacia por desasirme, ‘A uno y otro lado habfa un pasamanos del espesor de un ‘mango de escoba al que yo me agarraba con fuerza para im- pedir que me subieran al aparato, Por ello, Jos desconocidos tenfan que detenerse a cada momento para soltar mis ma- nos de la barandilla, Esta también era elistica, Después, cuan- do bajé, me parecié que estaba formada por piezas insertas unas en otras. »Por fin consiguieron subirme y me Ievaron a una pe- quefia habitacién cuadrada. La luz que despedia el techo se reflejaba en las pulimentadas paredes metilicas y procedia de multitud de Mimparas cuadradas colocadas alrededor del te- cho. 120 JOUANNES VON BUTTLAR »Me dejaron en el suelo y se cerré Ia puerta, con Ia esca- lerilla replegzada. La habitaci6n estaba tan iluminada que pax recia de dia; pero ni siquiera con aquella luz se vefa donde estaba la puerta, ya que ésta se habia cerrado sin la menor fisura, quedando perfectamente empotrada. Sélo por la esca- lerilla metalica podfa imaginarme dénde estaba. 2Una de aquellas cinco personas sefialé una puerta y me dio a entender que le siguiera a la otra habitacién. Yo obede- cfa, ya que no tenfa mas remedio. »Entramos todos en la habitacién, que era mayor que la otra y tenfa forma de medio évalo. Sus paredes también eran brillantes. Creo que se encontraba en el centro de Ia nave, pues estaba atravesada de arriba abajo por una columna re- donda y robusta que se estrechaba por la mitad. No creo que estuviera alli s6lo de adorno. Supongo que servfa para soste- ner el techo. En la habitacién no habia m4s muebles que una mesa y varias sillas giratorias de forma extrafia, parecidas a nuestros taburetes de bar. Todo era del mismo metal, La mesa y las sillas no tenian més que un pie central. El de la mesa es- taba clavado en el suelo y el de las sillas estaba unido por tres puntales a un aro movil e hincado también en el suelo. De este modo, sus ocupantes podian volverse en todas las direc- ciones. »Atin me mantenfan sujeto y parecfan estar hablando de mf. Aunque digo que "hablaban”, los sonidos que yo ofa no tenfan el menor parecido con voces humanas. No sabria imi- tarlos. Al fin, parecieron ponerse de acuerdo. Entre los cinco empezaron a desnudarme, Yo me resisti, gritando y jurando. Ellos se interrumpieron y trataron de darme a entender que sus intenciones eran amistosas. Me dejaron en cueros, aunque sin hacerme dafio ni romperme la ropa. »Yo estaba desnudo y muy asustado, ya que no sabia qué iban a hacer conmigo. Uno de ellos se me acercé trayendo algo en la mano. Deba de ser una especie de esponja empa- pada en un lquido con el que me frot6 todo el cuerpo, Una EL FENOMENO OVNI 121 esponja muy suave, no de esas corrientes de goma. El fquido era transparente y no tenia olor, pero era mas denso que el agua. Al principio pensé que tal vez fuera aceite, pero no me dejé la piel grasienta. Mientras me frotaban el cuerpo, yo ti-, ritaba de frfo, pues, ademés de que la noche era fresca, la tem: peratura de la habitacién era més baja que la del exterior. Por sino era bastante que me hubieran desnudado, ademés, me mojaban. Estaba helado, El liquido se secé en seguida sin de- jar rastro, »Después, tres de ellos me condujeron a una puerta si- tuada frente a la entrada de la nave. Uno tocé algo que habla en el centro y la puerta se abrié hacia los lados, como la de un bar. »Sus hojas legaban desde el suelo hasta el techo. Encima ‘habia una inscripcién con signos luminosos rojos. Por efecto de Ja luz, daba la impresién de que estaban en relicve, uno © dos centimetros sobre la puerta. No tenfan el menor pare- cido con ninguna escritura que yo conozca. Traté de grabarlos en la memoria, pero después se me olvidaron. »Entré, pues, con dos de los hombres en una pequefia ha- bitacién cuadrada, iluminada como las otras dos. Nada més entrar, la puerta se cerré a nuestra espalda. Cuando volvi la cabeza, no pude distinguir dénde estaba la puerta; sélo una pared como las otras. »De pronto, aquella pared volvié a abrirse y entraron otros dos hombres. Trafan en la mano dos tubos de goma rojos, bas- tante gruesos, de mds de un metro de largo. Uno de los tubos estaba conectado por un extremo a un recipiente de cristal en forma de copa, En el otro extremo habia una boquilla con aspecto de ventosa. Me la aplicaron en Ia barbilla, aquf, don- de me ha quedado esta mancha oscura, Antes de empezar, el hombre oprimié la goma con la mano, como para sacar el aire. Al principio, no sent{ ni dolor ni cosquilleo; sélo un ti- rén en la piel. Luego, empez6 a quemarme y a latir y al fin me di cuenta de que tenfa una herida. Cuando me hubieron 122 JOUANNES VON BUTTLAR aplicado el tubo de goma, vi que Ja copa se llenaba de sangre ‘hasta la mitad. »Entonces me quitaron la goma y me pusieron la otra al ‘otro Jado de Ia barbilla. Aqui pueden ver la sefial, senhores. Esta vez la copa se llené hasta el borde. También en este lado me ardia y palpitaba Ja herida. Los hombres salieron levan- dose las copas. La puerta se cerré tras ellos y yo me quedé solo. »Durante un rato, més de media hora, nadie se ocupé de mf, En la habitacién no habia mas que un ancho divan, no muy cémodo, pues estaba abombado en el centro, pero por lo menos era blando, como de gomaespuma y estaba cubierto de una gruesa tela gris muy suave. »Después de tantas emociones y esfuerzos, yo estaba muy ‘cansado y me senté en el divan. En aquel momento, noté un extrafio olor muy desagradable. Me parecia estar respirando ‘un humo denso y acre que me asfixiaba. Tal vez estuviera as- fixidndome realmente, pues, al observar detenidamente la pa- red, descubri numerosos tubitos de metal situados a la altura de la cabeza, cerrados por el extremo pero lenos de agujeri- tos, como una ducha. Por los agujeros salfa un humo gris que se dilufa en el aire, De abi venia el olor. Senti néuseas y vo- mité en un rincén. Después pude volver a respirar con facili- dad, pero seguia mareéndome el olor. s¥o estaba desesperado. Qué destino me aguardaba? »Hasta entonces, no tenfa ni la menor idea del aspecto de los desconocidos. Los cinco llevaban monos muy ajustados de una suave y gruesa tela gris con alguna franja negra. Se cubrian la cabeza con una capucha del mismo color, de un material mas duro —no sé exactamente cudl—, reforzada por dos tiras metilicas colocadas detrés y con unos lentes redon- dos a través de los que me miraban fijamente con unos ojos ‘que me parecieron azules. De los lentes hacia arriba, la capu- cha era el doble de alta que en una cabeza normal, Quizés el casco llevaba algtin aparato en su interior que no se distinguia EL FENOMENO OVNI 123 desde fuera. Desde el centro de Ja cabeza Jes bajaban por la espalda tres tubos plateados, no sé si de goma o de metal, que se introducian en el mono a la altura de las costillas. El cen- tral caia a Io largo de Ia espina dorsal y los laterales, hasta unos diez centimetros por debajo de las paletillas. No pude ver escotadura ni saliente alguno que indicaran que pudieran conectarse a un recipiente o instrumento colocado debajo del traje. wLas mangas eran largas y ajustadas y estaban remata- das por unos guantes de cinco dedos del mismo material que sin duda entorpecian el movimiento de las manos. Por ejem- plo, pude observar que los hombres no podian tocarse la pal- ma de la mano con las yemas de los dedos. De todos modos, eso no les impedia sujetarme con fuerza ni manejar dgilmen- te los tubos de goma mientras me sangraban. »Aquellos trajes debfan de ser uma especie de uniforme, ya que todos los miembros de la tripulacién levaban un escudo del tamaiio de una rodaja de pifia del que partia una tira de tela plateada o de metal que terminaba en un estrecho cintu- én sin hebilla. Ninguno de aquellos trajes tenia bolsillos ni botones. El pantalén era muy ceffido y terminaba en una es- pecie de zapatilla de tenis. Ahora bien, las suelas tenfan un espesor de cuatro a siete centimetros. Los zapatos se alzaban ligeramente en la punta, aunque no tanto como los zuecos. Los desconocides caminaben dgilmente con ellos. Unicamente el mono parecia entorpecer sus movimientos, que parecfan siempre un poco rigidos. Excepto uno, que apenas me llegaba a la barbilla, todos eran de mi estatura, Todos parecian.robus- tos, pero no lo bastante como para intimidarme. En campo abierto, hubiera podido medir mis fuerzas con cualquiera de ellos. >Al cabo de una eternidad, el ruido de la puerta me sacé de mi abstraccién. Volvi la cabeza y vi acercarse a una mujer. Estaba desnuda y descalza, lo mismo que yo. Yo me quedé atdnito y a ella parecié divertirle mi expresién. Era muy her- 124 JOHANNES VON BUTTLAR mosa y muy distinta de las mujeres que conozco, Tenfa el ca- bello suave y rubio —casi albino— y le caia por la espalda, con las puntas dobladas hacia dentro. Llevaba raya en medio y tenfa unos ojos grandes, azules y rasgados. La nariz era recta. Sus pémulos eran muy altos y la forma de su cara era exti- ca, més ancha que la de las indias sudamericanas y casi trian- gular, con una barbilla muy puntiaguda. Los labios eran muy finos, casi sin dibujo y las orejas (que vi después) iguales a Jas de nuestras mujeres. Tenfa la figura mas bonita que he visto en mi vida, con los pechos altos y bien formados, la cin- tura estrecha, caderas anchas, muslos largos, pies pequefios y manos delgadas de ufias bien formadas. Era mucho mas baja que yo; su cabeza me Ilegaba por el hombro. »La mujer se acercaba y me miraba en silencio, como si quisiera algo de mi. De pronto, me abrazé y empez6 a frotar su cara contra la mia al tiempo que se apretaba contra mi. Tenfa la piel blanca de nuestras mujeres rubias y pecas en los brazos. Yo s6lo notaba su olor a mujer; pero ni en su piel ni en su pelo habia perfume alguno. »La puerta habia vuelto a cerrarse. A solas con aquella mu- jer que tan claramente expresaba lo que queria de mi, me senti muy excitado. Dada mi situacién, eso parece increible; aunque imagino que ello se debia al Iiquido con el que me ha- bian friccionado el cuerpo. Seguramente lo hicieron a propé- sito. Lo cierto es que yo no podia dominar el deseo. Nunca me habia ocurrido. Finalmente, olvidéndome de todo, abracé a la mujer y empecé a devolverle sus caricias. El acto fue normal y ella se comport6 como cualquier mujer —incluso después de repetidos abrazos—. Hasta que el cansancio la hizo jadear. Yo seguia excitado, pero ella se me neg6. Esto me serené brus- camente. Conque para eso me querian, para semental que me- jorara su raza. Aquello me enfureci6, pero puse al mal tiempo ‘buena cara, ya que Ja experiencia habia sido muy grata. Aho- ra bien, yo prefiero a nuestras mujeres, con las que puedes Eablar y te entienden. Ademés, habfa momentos en los que sus EL FENOMENO OVNI 125 sonidos guturales me irritaban. Al parecer, tampoco sabfa be- sar y sdlo me mordia ligeramente la barbilla. Aunque no estoy seguro de que esto tuviera el mismo significado. Curiosamen- te; el vello de las axilas y "del otro sitio” era rojo, casi color de sangre. Poco después de que nos soltéramos, se abrié la puerta y uno de Ios hombres Ilamé a la mujer. Antes de salir, ella se volvié, se sefialé el vientre; luego, con una especie de sonrisa, me sefialé a mf y, por tiltimo, sefialé al cielo —creo gue hacia el Sur—, Después se fue. Creo que con aquel ade- min quiso indicar que volverfa a buscarme para Tevarme alli, no sé dénde. Atin hoy tiemblo al pensarlo, pues si vuelven es- toy perdido. Por nada del mundo quisiera separarme de mi familia y de mi tierra. »Entonces entré uno de los hombres con mi ropa bajo el ‘brazo y yo me vest{, No faltaba nada, salvo el encendedor. Quizé lo perdf durante el forcejeo. Volvimos a Ia otra habi- tacién, en Ia que tres miembros de Ja tripulacién, sentados en las sillas giratorias, grufifan entre sf (seguramente, cambia- ban impresiones). Mi acompafiante se unié a ellos y parecié olvidarse de mf, Mientras ellos "hablaban”, yo procuraba gra- bar en mi memoria hasta el tiltimo detalle. Me llamé Ia aten- cién una caja cuadrada con tapa de cristal que habfa encima de la mesa. Tenfa una esfera que recordaba la de un reloj y ‘ura sola manecilla y, en los lugares correspondientes a las tres, las seis y las nueve, habfa una marca negra, mientras que en el de las doce se vefan cuatro pequefios signos negros, tmo al Tado del otro. Para qué, no lo sé; pero asf era. »Al principio cref que aquel instrumento era una especie de reloj, ya que uno de los hombres lo consultaba de vez en cuando. Pero Iuego comprendi que era imposible, ya que, mientras estuve allf, la manecilla no se movi6. »Entonces se.me ocurrié Ja idea de apoderarme del obje- to, ya que necesitaba una prueba de mi aventura. De haber podido Hlevarme la caja, mi problema hubiera estado resuelto. Si los desconocidos se daban cuenta de mi interés por el ob- 126 JOHANNES VON BUTTEAR jeto, tal vez me lo regalaran. Me acerqué Ientamente a la mesa y, mientras ellos miraban en otra direccién, cogi répidamente el instrumento con ambas manos. 2Era muy pesado, de mAs de dos quilos. No tuve tiempo de observarlo més detenidamente, ya que uno de los hombres salt6 sobre mf, me arraneé furiosamente la caja de la mano, aparténdome de un empujén y volvi6 a ponerla en su sitio. »Retrocedt hasta la pared y me quedé quieto. No le tengo miedo a nadie, pero comprend{ que seria mejor no buscar problemas. Se habia demostrado que sélo me trataban. con amabilidad si me portaba bien. En tal caso, ¢para qué expo- nerme a un peligro si, de todos modos, mi tentativa debfa fracasar? De manera que me quedé quieto, esperando. 2No volvi a ver a la mujer, ni desnuda ni vestida. Pero crefa saber dénde estaba. En la parte delantera de Ia sala gran- de habia otra puerta que no estaba cerrada del todo y tras Ia que, de vez. en cuando, se ofa el ir y venir de unos pasos. Pues- to que todos los demis tripulantes estaban conmigo en la sala grande, aquellos pasos sélo podian ser de ella. Supongo que en aquella parte de la nave debia de estar Ja c4mara de instru- mentos; pero, naturalmente, no podria asegurarlo. »Finalmente, uno de los hombres se puso en pie y me dio a entender que le siguiera. Los otros ni me miraron. Cruzamos la pequefia antesala. La puerta de acceso estaba abierta y la escala, bajada. Pero no descendimos por ella, sino que mi acompafiante me sefialé una plataforma, situada al lado de la puerta por la parte exterior, que daba la vuelta a todo el apa- rato. Fuimos primeramente hacia delante y pude ver un sa- iente metélico cuadrado —en el lado opuesto habia otro— cuya forma me hizo pensar que pod{a ser el control de despe- gue y aterrizaje. Debo decir que nunca vi el aparato en mo- vimiento, ni siquiera cuando se elev, por lo que no me explico cual pudiera ser su finalidad, »Cuando Iegamos a la parte delantera, el hombre me se- fialé las tres pias metdlicas que ya mencioné. Las tres esta- EL FENOMENO OVNE 27 ban unidas a la méquina, y Ja de en medio directamente a la proa, Todas tenfan la misma forma, ancha en la base y pun- tiaguda, y sobresalian horizontalmente. No podria decir si eral del inismo metal que la méquina. Aunque relucfan como metal candente no despedian calor. Encima habia unas Iuces rojas. Las dos laterales eran pequefias y redondas mientras que la central, por el contrario, era gigantesca. Se trataba del faro que ya mencioné. Encima de la plataforma, en todo el alrededor de la maquina, habfa innumerables Idmparas cua- dradas empotradas en el fuselaje que iluminaban la platafor- ma con su luz rojiza. Esta terminaba en Ja parte delantera, junto a un grueso cristal incrustado profundamente en el me- tal y abombado. Puesto que no habia ventanas, seguramente aquel cristal servia de observatorio, por mas que debfa de ser dificil distinguir las cosas a través de él, ya que desde fuera se vela muy turbio. »En mi opinién, los espolones frontales debfan de tener alguna funcion relacionada con la energia propulsora, ya que su brillo se intensificé cuando la maquina se puso en marcha, fundiéndose con Ja luz del foco principal. »Después de visitar la parte delantera de la maquina, nos fuimos de nuevo atrés (esta parte tenfa una curvatura més pronunciada que Ja delantera), pero antes nos paramos un momento pues el hombre sefialé hacia arriba, donde giraba Ja enorme capula en forma de plato. Mientras giraba lenta- mente, estaba bafiada en una luz verdosa cuya procedencia no pude descubrir. Se ofa al mismo tiempo una especie de siseo, parecido al que produce un aspirador o el aire al pasar por muchos orificios pequefios. > >Cuando la maquina se clev6, Ia velocidad de rotacién de Ia cdpula fue en aumento, hasta que de ésta no se vio més que un resplandor rojo vivo. »Al mismo tiempo, el ruido aumenté hasta convertirse en un estridente aullido, por lo que comprendi que la velocidad de Ja capula estaba en relacién de causa a efecto con el ruido, 128 JOHANNES VON BUTILAR Cuando lo hube visto todo, el hombre me Ievé a la escalera de metal y me dio a entender que podia irme. Cuando hube bajado a tierra, me volvi. El hombre segufa alli. Entonces se sefial6 a si mismo, a mi y al cielo en direccién Sur, me in- dicé que me retirara y desapareci6 en el interior del aparato. ala escala de metal empez6 a subir, los peldafios se re- plegaban umos sobre otros. Cuando estuvo recogida la escala, Ja puerta —que, abierta, formaba una rampa— se elevé que- dando perfectamente encajada en la pared. Las luces de los espolones metilicos, del foco principal y de la cfipula se inten- sificaron a medida que aumentaba la velocidad de rotacién de esta tiltima. El aparato se elevé lentamente en sentido vertical mientras el tripode se replegaba y Ia superficie inferior de Ja nave quedaba tan lisa como si el tren de aterrizaje no exis- tera, 2El objeto volante se clevé lentamente hasta unos 30 6 50 metros y permanecié unos segundos estético, mientras aumen- taba su luminosidad. El zumbido subié de tono y la céipula empez6 a girar a gran velocidad, al tiempo que su luz se hacia intensamente roja; el aparato se lade6 ligeramente, se oy6 una pulsacién ritmica y, bruscamente, la nave salié disparada en direceién al Sur. A los pocos segundos, habla desaparecido. »Volvi a mi tractor. Habla subido al extrafio aparato a la 1.15 y ahora eran las 530 de la madrugada. Es decir, me habjan retenido durante cuatro horas y quince minutos. Mu- cho tiempo. 2Sédlo conté lo sucedido a mi madre. Ella dijo que seria mejor no tener més tratos con aquella gente. A mi padre no me atrevi a decirle nada. Ya le habfa hablado de la luz y él no me creyé; dijo que seguramente eran figuraciones mias. »MAs adelante, decidi escribir al senador Joao Martins. Habfa lefdo su articulo, publicado en el Cruzeiro de noviem- bre, en el que invitaba a sus lectores a que le informaran de sus experiencias con platillos volantes. De haber tenido més dinero, hubiera venido antes a Rio; pero tuve que espe EL FENOMENO OVNI 129 rar a que él se ofreciera a’pagar una parte de los gastos de viaje» Datos clinicos y dictamen médico del doctor Olavo Fontes Datos personales: Antonio Villas Boas, blanco, soltero, agricultor. Lugar de residencia: Sao Francisco de Sales, en el Estado de Minas Gerais. Historial cltnico: Segin se desprende de su declaracién, el paciente aban- doné el aparato el 16 de octubre'a las 5.30 horas de la maia- na, Se encontraba bastante débil, ya que no habfa comido desde las 21 horas del dia anterior y habfa sufrido varios vémitos durante su permanencia en el aparato. Regres6 a su casa agotado y durmié durante casi todo el dia. Cuando des- pert6, alrededor de las 16.30, se encontraba bien y comié nor- malmente. Pero ni aquella noche ni las siguientes pudo dor- mir. Estaba nervioso y excitado; varias veces, consiguié con- ciliar el suefio, pero en seguida se ponfa a sofiar con lo suce: dido la noche anterior, como si volviera a vivirlo y se desper- taba asustado y gritando, pues le parecia que los desconoci- dos volvian a apresarle, Después de varios intentos, desistié de dormir y decidié ponerse a estudiar. Pero no conseguia concentrarse en Io que lefa, ya que su pensamiento no se apartaba de los hechos de Ja noche anterior. Al amanecer estaba confuso y no hacia més que pasear y fumar un cigarrillo tras otro. Estaba cansado y 5405 130, JOHANNES VON BUTTLAR Je dolfan todos los huesos. Sintié Ia necesidad de comer algo, pero sélo tomé una taza de café. Inmediatamente, sintié ma- reo, néuseas y un terrible dolor de cabeza que le duré todo el dia, no tenia apetito y no comié nada. Tampoco durante la noche siguiente consiguié dormir, y su estado no experiment6 variaciones. El dolor de cabeza ha- bfa remitido, pero sentia una desagradable irritacién en los ojos. Durante el segundo dia sigui6 padeciendo néuseas y falta de apetito, pero no tuvo més vomitos, probablemente porque no habia tomado alimentos. Persist{a la irritacién en los ojos, ‘que empezaron a Ilorarle ininterrumpidamente, Sin embargo, no advirtié inflamacién de la conjuntiva ni merma de la vie sién. A la tercera noche, durmié normalmente. A partir de este momento y durante un mes, experimenté una irresistible somnolencia. Se dormia incluso de dia y mientras hablaba con Ja gente, En cuanto permanecfa quieto unos momentos, se que- daba dormido. Durante la somnolencia, persistié el picor y el Iagrimeo de los ojos. Al tercer dia, desaparecieron las nduseas ¥y recobré el apetito. El paciente comprobé que su afeccién ‘ocular se intensificaba con Ia luz del sol, por lo que trataba de evitarla. Al octavo dia, durante el trabajo, se hizo una peque- fia herida en el antebrazo, Al dia siguiente, observ6 que la he- rida estaba infectada, con abundante pus, y le latia con fuer- za. Cuando la herida se cerré, le quedé una cicatriz. roja. En- tre cuatro y diez dias después, empezaron a aparecerle man- chas con pistulas de pus en brazos y piernas que no se cu- raban hasta pasados 10 6 20 dias y le dejaban unas sefiales rojas. El paciente niega haber padecido otros eczemas 0 afec- clones cuténeas. Tampoco observé hemorragias ni hemato- mas. Si los hubo, no lo advirtié. Mencioné, no obstante, que al quinceavo dia después de los hechos le aparecleron dos manchas amarillas, casi simétricas, a uno y otro lado de la nariz, «Eran zonas pilidas, como sino circulara la sangre», EL FENOMENO OVNI 131 dijo. AL cabo de diez dias, desaparecieron tan bruscamente ome’ hablan: vendo Adenaisids Joe seals de. las: pstulas, que le han salido bsporddicamente durante los dltimos meses, ain tenfa en los brazos dos pequefias heridas abiertas, Los Festantes sintomas descritos no han yuelto a presentarse, En Ja actualidad, se encuentra bien y considera que su estado de salud es bueno. El paciente niega que durante su enfermedad o después de ella padeciera alguno de los sintomas siguientes: fiebre, diarrea, hemorragias 0 ictericia, Tampoco ha observado des- pellejamiento en la cara ni en el cuerpo ni ha apreciado desde octubre una caida de cabello anormal. Durante el perfodo de somnolencia no disminuyé su fuerza fisica. Tampoco ha ex. perimentado merma de la libido, potencia ni visién, No se aprecian sintomas de anemia ni llagas en la boca, Antecedentes: No mencionia més enfermedades infantiles que sarampién y varicela, Sin complicaciones. Enfermedades venéreas: nega- tivo. Hace varios afios, estuvo en tratamiento por una colitis que en Ja actualidad ya no le ocasiona molestias. Reconocimiento médico: Se trata de un individuo del sexo masculino, raza blanca, cabello negro y fino, ojos oscuros, sin dolencias agudas o cré- nicas apreciables. ‘Tipo: leptosémico de piernas largas. Complexién: atipica, estatura mediana (1,64 m con zapa- tos), delgado pero robusto, con musculatura bien desarro- llada.

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