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CarituLo 7
CRISIS ESTRUCTURAL Y NUEVAS FORMAS
‘DE RESISTENCIA,
AL gual ued etna, lye aig des nets
erp ee sino Dian La retin ug
pap ismmentl oa implementa dea fren,
ametonde que lr nds no lo mova sina gu fri
ere 3 us src de ruler lt areas lt
nenfeacin ecmdnice on penal mds ada,
Juan Gales Tore,
Eros fla deta formas emit ex Amin Lat.
DDIMENSIONES ¥ EXPRESIONES DE LA ACCION COLECTIVA
[Durante dos sighs, la historia de las luchas y formas de re
sistencia colectiva estuvieron skociadas alas estructuras orgai-
tativas dela cla obrera, considerada ésea como elactor privle-
siado del cambio histérico. De manera mis precisa, la accién
organizada de Ia clase obrera era conceptualizada en términos,
de "movimiento socal’, en la medida en que ésta aparecfa co-
‘mo la expresin privileginda de una nueva alternativa social, di-
ferente del modelo capitalistavigente, Sin embargo, la pérdida
de centralidad de! conficto industrial y la muliplicacién de las
‘esferas de condlicto pusieron de manifiesto la necesidad de am-
pliar las definiciones yas categoriasanalitcas,
Para dar cuenta de esos cambios, se insttuyé la categoria
—a la vez empirica y teériea— de “nuevos movimientos socia-
les", a fin de caracterizar la accién de los movimientos feminis
ta, ecologist, estudiantl y pacifsta, entre los ms importantes.
[Estos movimientos resultaban ser novedosos respecto del movi
siento obrero clisico en varios sentides. Por un lado, expresa-
ban una nueva poliizacién de la sociedad, a través dela puesta
fen piiblico de temdticas y conflictos que tradicionalmente se
hhabfan considerado como propios del ambito privado (Ia de-
rmocratizacia de la relacion entre géneros, el respeto de la
diferencia, del medio ambiente el rechazo del modelo discipli-taro igado a la sociedad industrial, entre ote) Por oo
lado, etos movimientos sparecan como portadoreede auc
rica, orentada al desartllo de formas organics ee
Alexiblesy demoerdteas, que cueslonsban fuckemente ne
los estilo de consruecin plies de asocaldemoctacs (pg
poderosos sindicatos), como lor procedentes del malo ok
Bia (€ centalismo democrstce),asocndo or partion te
iequierda. Por tlimo, a dferencn del movimiento ober ta,
iia las formas de ac colectva emergentes teas soe
bate socal policlasist, con una importanie presence dea
ruevas clases medias Para algunos, at era uno de dora
tox centres que explinban ia autlintacign de fos nese
tovimientos sociales, ior objetvos apuntaban tence
toma del poder que al fortaleciento dela sociedad cuily
ln creacisn de esfera de contrapoder
En fancin de estos cambios, fueron pocos ls auiores
aqueseembarcaron ena trea de desarvolar meas conceeeee
lacionesy paradigmas,subreyando el carder plural dee ia
has soca y cultural y exerdonandio la perpecita hors
cin y eencalca de la mats marsista, que conchain anes re
la inevitable cenualidad dela clas obrefacompenumospece
fa predeterminacién dels sujeos desde lo socal,
‘Ahora bien, como hemos dicho, en Ameen Latina €l ref
rente emptico del movimiento scl histrice no Tue prone
‘ents hablando la cls ober, sno mis bien “ls Gases once
5 enplul,yenunsentdo spin En cleo reso oe
2 cata ates histricamente popular designe dete
€\ principio, un conglomerado que ene mundes eicrogencon,
ene los que se cuetan indigenas,campeninon tata gk
formalesy date obrerautbana Pr tlomiamo, ascension
a extado marcada desde inicio por una mutipicdad ce
Iensionesy ladon, en nombre de ade, la salon ola
Simmperaisao, sin que niaguno de eos loge in penance
trucural sobre los ours Ya hcinos dicho que’ meats a
populsmo dar expresonpolfica sea abgaradsealsape,
laa través de la nocién unieadora de pueblo concep foro
Signaba tanto un suet colecvo maginario homogenee aco
1 sector social real heterogéneo, Hf modelo megealgorans
puntata tumbién al homogencizacign dele sjoos eee
‘Lasoctoae excuse
median la incon smblea de los bores 0 iden de a
‘acign comoTo ists eigen, ncorporado a lenge po
paix como “eampesno” (cy 1S07. Sn embargo, Pars na
fn parte del pentiento socal, el problersa maj ease
Construcrgn den sjeto atric ala ato ln heteogeneh
dad soca como ala fata de ntonom del mannento see,
fenteallsmao poten dellicer cee aparat del aro
Fue entrelov ais 70 0 cuando en gran parte de America
Latina sc lev cto eps dela ovation del "pueblos
tes nuevos moines sods" sible en un conjusta dene
Giones alec, mata por su crete ps Bel
espacio urbano ia gpocaestaria corti por lv cmerpenci de
tucrshchay ign ans condiciones de fday pores fe
Shame dela errayavientny de ossersicogpublces En este
Sento, to smador“normienos secs wanes” vena a
poner de manitex los nites del proyecto de moderaastén
maciona popula vibes en le paupertacgn econneay ner
{nalidad urbana de aplon setotes populares En todo cos,
{proceso daa cuenta del nacimiente de una nueva mat de
ction terra con componente aamente pragmtices 9
thafuerteorentacin de emandas aca! Evade
nls Argentina, sa sinacionaparecalutrada tanto por
los movimientos vetnales (Conzlee Bomba 988), de cote
municipal (incalados aos mamentos de os mpson
Sarrolladosal nl dea ia dicta militar, como pot oa
towimfentos de revndicatn de later y een Coo.
vimiento vero, sentanients) Fueron ney eapecsinente
{sts times toque encontraron unferteimpulso durante les
‘fos 8D partie le tomas de Gera, en su mayor pate ea
ins wonas marginale, prada de servos plc Mechs de
estas tomas fueron cuidadosamente planifeaday contaron
fon el apoyo y partcipacton deferens acore sociales
(One, comunidades eclesales,miltanes police), Min an,
Como arms Denis Ncrhlen (3002) en suo fundacocste,
elmaginario de los nuevos pobaoresconteaia fuerte ree:
rencias ala nein de ctdatinineintepracisn social tt como
2parectajempieado por el tazado urbana {propa de on be
to), que buseabacierencir el aentamients die
ura elasegegpiSrsocioespacial uerement egal,Por ttimo, la accidn Golectiva regstr6 nuevas inflexionesa
partir del desarrollo de las organizaciones de derechos huma-
nos (Jelin:1989). Estos movimientos fueron portadores de nue.
vas demandas de justcia, centradas en las denuncias de las vio-
laciones de derechos humanos cometidas durante la altima
dictadura militar, Con losaiios, su produetividad se hari visible
tanto en la ampliaciOn de la plataforma de demandas como en
Ja coniolidacién de un campo multiorganizacional (con dife-
rentes grados de institucionalizaciGn),
En todo caso, tanto los movimientos sociales urbanoscomo
los de derechos humanos mostraban wn clara contraste en rela.
‘i6n com el movimiento sindical tradicional, en la medida en
que colocaban al Estado en el centro de los reclamos: sea como
arante de los derechos basicos (ala fefra, a a vivienda, alos
servicios pablicos), o como responsable dea privacién de los de-
rechos clvicos (violacién de Tgs derechos humanos y desapari-
‘id de personas, por parte dé un Estada terrorisa).Asimismo,
{en ambos movimientos se destacaba el fuerte compromiso de
las muyeres, au si inicialmente la intervenciGnr puter te és.
ta tio proventa de convencimientos idcol6gicos previos, ni de
cdleulos estratégicos respecto de la dictadura militar ni de una
puesta fersinista (Jelin:1996, pp, 200-201).
Es necesario aclarar que estos movimientas coexistian con
las organizaciones sindicalws, muchas de las cuales habfan sufti-
do una fero2 represién durante los moviligadas afios 70 (ian alto.
Porcentaje de los detenidosdesaparecidos provenian de lasex-
presiones mis combativas del medio sindical). Ahora bien, el
‘movimiento sindical argentino, tradicionalmente peronista,
‘yas luchas daban cuenta de una amalgama partcularmente
‘compleja entre la resistencia y la integracién (James:1990),
sufriria cambios notorios en los aiios de la democracia, visibles
‘en la pérdida de representatividad y su creciente deserédita
rente alos ojos de la sociedad,
En realidad, la Argentina de losaiios 90, €poce en lacualse
confirma el pasaje'2 un nuevo tipo de sociedad, evoca la ima
gen de un pats atravesado por una multiplicidad de acciones
olectivas, en fin, un escenario politico ysocial donde la eatego-
s{a"pueblo" continuaba resonando tanto como la de “nuevos
‘movimientos sociales". Sin embargo, como en otras latitd
soca excuse
los grandes cambios estructurales impactaron en los repeito-
Fos tradicionales de accin colectva, poniendo en entredicho
tas dos figuras recurrentes de lo popular: “el pueblo” y"los nie. ~
vos movimientos sociales”
Este proceso de mutacin estructural tuvo también su ¢o-
rrelato tebrico-conceptual, en tanto puso en evidencia Ia insuli-
ciencia de ciertos paradigmas y categorias de andliss de Ia ac
i6n colectiva. Asi, a mediados de los 90, mientras que desde el
campo de la Historia asomaria el concepto pretendidamente
neutro de “sectores populares” (Gutiérrez y Romero:1995),in-
dicando con ello que lo popular devenia cada vex mis una si
‘wacidut, definida por la precariedad, antes que un actor social;
por sti parte, desde el campo de la Sociologia y la Ciencia Polit
a, los andliss apelarfan eada vex mis la nocion de “protesta",
para dar cuenta del carécter evanescente, puntual y focalizado,
de las acciones, poco articuladas entre i, cuya iustracion para
digmstica seria el "santiaguefiazo” (1993).2
"AS DEGLINAGIONES DEL. SINDICALISMO PERONISTA
Entre 1989 y 1995 se desarrolla un ciclo de acciones prote-
_gonizadas por los empleados piiblicos, los dacentes y los jubi-
lados, todos ellos actores perjudicados por la politica de ajuste
estructural. Pese a haber sido lideradas por el actor sindical, es.
‘as acciones se realizaron por fuera de In cor. Fs cierto que, en
‘ese periodo, la realidad misma del sindicalismo mut6 conside-
rablemente. En efecto, el giro liberal del gobierno de Catlos
Menem y el colapso del antiguo modelo, produjeron impor
tantes cambios en el mundo sindical wadicionalmente pero-
nista. Sorprendidos par la politica de aianzas del Partido Jus-
Bcialista, afectados por problemas de representatividad give,
sin constituir una especificidad nacional, potenciaban aun
més Ia crisis, pocos sindicatos se encontrarian en condiciones
para enfrentat la ofensiva empresarial las consecuencias de ia
exibilizacin laboral. Ademés, a diferencia de épocas recien-
tes, dentro det peronismo, el procesa en marcha marcaba la
fuerte hegemonia de las estructaras partidarias por sobre ls es
twucruras sindicales, confirmando —ana ver mas— que el tipo,{de vinculo populista se asentaba sobre la cara subordinacién de
los actores sindicales al lider politico. En fin, como afirma To |
re (1998, pp. 8288), las reformas estructaralesy el nuevo esti-
Jo decisorio produjeron un efecto desmovilizador, sobre todo
en aquellos intereses cuya voz se habia construido desde el Es.
tado, antes que desde “el ehesorganizacional” propio de las lu-
chas sociales.
Como consecuencia de ello, el expacio de accién sindical
se redujo notablemente, As la expansiOn de nuevas formas de
‘contratacién precarias ¢ inestables, la tercerizacién de servi-
ciog, el cuestionamiento de lat formas de negociaciSn colectic
vay su reemplazo porlos acuerdos individualesy por empresa,
los aumentos por productividad, en fin, los cambios implica
ddos por la irrupcién de nuevas formas de gestiGn y organiza-
‘idm del trabajo repercutieron profundamente en fas formas
dde representaci6n sindical. El proceso de adaptaci6n y. por
‘ende, las negociaciones, se realizaron entonces en un contexto
de desestructuracin del escenario laboral y de ruptura de las
Tealtades sindicales
En este escenario se fueron perfilando los nuevos alinea-
‘mientos sindicales. Siguiendo a Albert Hirschman (1992), po-
‘demos decir que, en primer lugar, fue erigiéndose un poderoso
Dloque representado por los voceros de fa lealtad, encarnado
{ince y Rodolfo Dae, sucesivamente Ali esaban los grea
aque apoyaron fas reformas encaradas pore gobierno, aunque
‘on diversos grades de acatamientoy diferentes esuaegias de
adaptacin “Bato sindcatos cubriran un amplio arco qu iba
fesde los exitoses portavces cel “ncvo sindiclimo” empre-
Sara, hasta los partidaros de ung “ineslacin orgnia” on
clparido ene! poder
Siguiendo a Palomino (2008), es neeesrio recordar que
4 cambio del apoyo al gobierno y sox polities neoliberales a
ot obtuvo la confimacién dena buena parte de sus prerro-
gativa corporativas, a saber: a afirmacion del menopolio de
1a cepresertacinsindica,basada en la personerfageemial el
un movimiento heterogéneo sega ls provincia los estios
4 lidersago, como To nuestra el movimiento de Olavarri, que
detiende los alors de la tevra desde wna Spica tradicionalista
(Pirie, Ringuelety Valerio:1999). Por lkimo, hay que subrayat
tas paticularidaes del eso, pues sp trata deta movlzacion de
lun sector histéricamente asociado al mundo masculino, En
este sentido, la irupcidn de un protagonismo femenino ene |
‘marco de las luchas agrarias no dejaria de generar tensiones de
‘gEnero, sobre todo con la wadicional y masculina Paa, mis alla
de las coincidencias propias del espacio militant,
‘También las comunidades indigenas y campesinas protago-
nizaron luchas rurales. La implementacién de una politica que
favorecia claramente la concentracién de la produccidn agravé
ucare
seams Sn
la preston de tos grandes propietarios sobre las comunidades
indsgenas (las que, por lo general, no cuentan can los titulos de
propiedad), asf como sobre pequeiis propietarios.
Recordlemos que, como hemot mencionada en el capitulo 8,
‘en nuestro pais se reconoce el derecho de los pueblos indige-
nas a vivir en las terras ocupadas por sus antepasados y a des
plegar sus pricticas culturales y modos de vida (derecho veinte-
iia). Ast lo estipulan la Ley Indigena 28.802, el articulo 75,
inciso 17, dela Consciueién nacional y todos los tratados y con. 11
venios internacionales de rango constitucional, como et 169 de
la om. Pese a ello, las demandas de los indigenas estan lejos de
hhaber sido satisfechas las comunidades padecen aiin la incer-
tidumbre sobre la entrega de tiulos (ceR:2004, Alerta Argen-
tina:2004). Entre las numerosas expresiones que hoy existen
en el seno del mando intiigena, podemos mencionar el Conse-
Jo Asesor Indigena (oN), en la provincia de Ria Negro. Surgido
fen 1988 —cuando la legislacisn provincial aprobs la Ley Inte-
gral del Indigena, que incorporaba en elarticulo 6 su reconoet
miento—, durante los 90, el cat fue algo mas que un ente de-
pendiente del Estado provincial: impulss y paricipS activamente |
fen acciones puntuales por la defensa de pobladores que se en
‘uentran con problemas legales por la propiedad de la tierra
(Gutiérrer2001)
En fin, dentro de! espacio de las organizaciones quese reine
vindican como campesinas, uno de las ejemplos mas relevantes
‘sel Mocase, que surgié de un conjunto de ssociaciones de pe-
‘quefios productores a mediados de los 80. Actualmente el Mocase
esuna de las organizaciones campesinas més afrmadas del pais
‘ycon mayores vinculos en el eampo de las redes globales (por
ejemplo, Via Campesina) yd los movimientos sociales en ta Ar.
jentina (en especial, con oxganizaciones de desocupads). Estos
reclaman al Estado, entre otras cosas, una politica que permita
| comercialiracién de sus productos y una mayor distribucién
de la tierra (c2n:2001), Durante los 90, se destaca también el sur-
_Bimiento de otras organizaciones de pequeiios productores, er
tre ellas el Movimiento Campesino de Formosa (Mocafor)"® y
el Movimiento Agrario Misionero (MAM).
En los tltimos ais, las dificultades que deben afrontar
‘estas organizaciones se han multiplicado, Ademés de los pro-
bblemas derivados de ta contaminacién con agrotéxices y la
destrucci6n de puestos de trabajo en el agro, en las &reas mar-
ginales los campesinos enfrentan una politica de cereamiento
cde campos, por parte de los grandes productores. En efecto,
como coinciden distintos analistas y organismos de derechos
hhumanos, lz expansi6n de los cultivos de soja transgenics en
Jas lamadas éreas marginales se halla en elorigen de una poli-
tica de "desplazamientos voluntarios"y, més ain, de desalojos
violentos de campesinos ¢ indigenas, levados a cabo por guar-
dias privadas, con la complicidad de diferentes instancias del
poder (local, provincial). Un ejemplo de ello es que servicios
{de seguridad privada contratados por grupos latifundistas per-
siguen y hostigan constantemente a campesinos del Mocase
(Alerta Argentina:2004). Oura de las amenazas que penden
Sobre estas orgenizaciones es a probable constitucién y entra
da del pais en el ALCA (Area de Libre Comercio de las Arnéxi-
cas), que, bajo la égida de Pstados Unidos, los insertacia en
una situacién de asimetria mayor, amenazando directamente
su supervivencia,
[NUEVAS ORGANIZAGIONES DE DERECHOS HUMANOS
Hemos dicho que los induhos prodyjeron us hondo impac-
to nla organizaciones de derechos humans, cuyo grado de he
seroencidad yfragmentacién ehabta hecho mds visible durante
lositimos aos del gobierno de Alfonsin. Siguiendo a Sebastisn
Pereyra (208), podemos aismar que durantsto490, luego de los
indulos concedidos por el gobierno de Menem a ls militares
1c habianparticipada dela represgn legal, el problema de los
Erechos humanorenconc wes reformuncoses porate
En primer lugar, dentro dé las onganizaciones histica se abti6
tna discusin sobre el earicer de fa democraciay el incampli
mientodesuspromess (nosélo con respect alaviolacién de lot
derechos humanes, sino relatives al cardcter excluyente que as
tafe el modelo econémic), Jo cal fue insalando una brecha
cata yee mayor entre un ala raximalstay as corrientes ms insti
tucionalizadas. En segundo lugar, 3 prods “el desplazamiento
hracia Ia bisqueda de una condena social y hacia I profundiza-