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EDUARDO REY TRISTAN TIEMPO DE ELECCIONES EDUARDO REY TRISTAN LA IZQUIERDA REVOLUCIONARIA URUGUAYA, 1955-1973 Beye stsiPho wn Sw puTac, SeAS £ SEVILLA csIC < CONSEJO SUPERIOR DE INVESTIGACIONES CIENTIFICAS ESCUELA DE ESTUDIOS HISPANO-AMERICANOS UNIVERSIDAD DE SEVILLA DIPUTACION DE SEVILLA 2005 Catalogo de Publicaciones Universidad de Sevilla Serie: Historia y Geografia Nem: 96 Catdlogo del Consejo Superior ‘de Investigaciones Cientificas. Escuela de Estudios Hispano-Americanos N° General Catélogo: 435 Catalogo Diputacién de Sevilla Servicio de Archivo y Publicaciones Serie: Nuestra América Neim.: 17 sejo Superior de Investigaciones Cientificas Reservados todos los derechos. Ni la totalidad ni parte de este libro puede reprodu- cirse o transmitisse por ningiin procedimienta electrénico 0 mecénico, incluyendo fotocopia, grabacién y sistema de recuperacicn, sin permiso escrito del Secretariado {de Publicaciones de la Universidad de Sevilla, la Diputacién de Sevilla y del Con- Este trabajo se enmarca dentro del proyecto financiado por el Ministerio de Ciencia y Tecnologia, BHA 2000- 1334 Esta edici6a ha sido galardonada con un Accesit en el concurso de Monografias «Nuestra América» en su edicién 2003, convocado por la Diputacién de Sevilla, a Universidad de Sevilla y el Consejo Superior de In- vestigaciones Cientificas (Escuela de Estudios Hispano-Americanos) © SECRETARIADO DE PUBLICACIONES DE LA UNIVERSIDAD DE SEVILLA, 2005 Porvenir, 27 - 41013 Sevilla ‘Tifs.: 954 487 446; 954 487 451; Fax 954 487 443 Correo electrinico: secpub2@us.es bip:/ipublius.cica.es © CONSEJO SUPERIOR DE INVESTIGACIONES CIENTIFICAS, 2005 Departamento de Publicaciones Vitruvio, 8 - 28006 Madrid, Espafia Tie: 91 562.96 33 Correo electrénico: publ @orge csic.es upiliwww.echacsic.es/publica.htsn © DIPUTACION DE SEVILLA AREA DE CULTURA Y DEPORTES Servicio de Archivo y Publicaciones, 2005 Menéndez Pelayo, 32 - 41071 Sevilla hup:/arww dipusevilla es © EDUARDO REY TRISTAN, 2005 Impreso en Espafa-Printed in Spain NALP.O. 653-05-035-6 LS.BNN. del Secretariado de Publicaciones de la Universidad de Sevilla: 84-472-0825-7 1S.BNN. del Consejo Superior de Investigaciones Cientificas, Escuela de Estudios Hispano-Americanos: 84-00-08309-1 IS.BNN. del Servicio de Archivo y Publicaciones de la Diputacin de Sevilla: 84-7798-208-2 Depésito Legal: SE-2899.05 Impresién: GRAFITRES, S.L. - Utrera (Sevilla) opyrighted material {Indice General NOTA DEL AUTOR... 7 PRESENTACION 19 INTRODUCCION . 21 1, LA COYUNTURA 27 1. Uruguay 1958-1973 y giro hacia el autoritarismo 27 Crisis y Evolucién Politica 29 El giro hacia el autoritarismo 2. El marco politico internacional . Las transformaciones a nivel mundial Las transformaciones en América latina La Nueva Izquierda .... 37 La Guerrilla Urbana . 65 2. EL NACIMIENTO DE LA IZQUIERDA REVOLUCIONARIA URUGUAYA. 69 1. Renovacién, Movilizacién y Fragmentaci6n (1955-1963 n La renovaciones comunista y socialista..... 72 De la movilizacién por Cuba a la ruptura del bipartidis 2. Gestacién y Nacimiento de las Organizaciones R Se 02 El Coordinador (1963-1965) ... Consolidacién de la opcién revolucionaria: Epoca, 3. El Movimiento de Liberacién Nacional-Tupamaros 1. La Militancia Tupamara ..... EDUARDO REY TRISTAN 2. La Organizacién Revolucionaria. Bases tedricas de la organizacién Principios organizativos basicos .. Transformaciones organizativas y estrategia de masas 3. La Ideologia Tupamar: Andlisis tupamaro de la situacién nacional Principales rasgos de la ideologia tupamara Reinterpretacion de la identidad uruguaya 4. Concepcién Revolucionaria y Estrategia Simbdlic: Bases de la concepcién revolucionaria tupamara Estrategia simbélica y discurso .... 4, IZQUIERDA REVOLUCIONARIA ANARQUISTA, 1. Hacia un Anarquismo Organizado . El Pleno Nacional Anarquista El camino a la Federacién . 2. La Federacién Anarquista Uruguay: La FAU entre 1956 y 1964 . La FAU entre 1964 y 1967 .. 3. El Anarquismo entre la ilegalizacién de FAU y el Golpe de Estado (1968-1973)... Estrategia revolucionaria Evoluci6n orgdnica: las tres “patas” del anarquismo organizado desde 1968 .. 4. Evolucién Ideolégica y Concepcién Revolucionaria Bases de la evolucién ideoldgica... ‘ilisis de la realidad nacional uruguaya Izquierda, elecciones y revolucién El Discurso Anarquista ... Concepcién Revolucionaria 5. Del Golpe de Estado al PVP (1973-1975)... 1956-1967 .. 258 263 - 268 271 274 5. LOS GRUPOS MENORES 1, El Movimiento Revolucionario Oriental Actividad Politica Ideologia y Concepcion Revolucionaria Accién Revolucionaria .. 292 LA IZQUIERDA REVOLUCIONARIA URUGUAYA, 1955-1973 2. El Movimiento de Izquierda Revolucionari Actividad Politica ... Ideologia y Concepcién Revolucionaria 3. El Movimiento de Unificacién Socialista Proletario Actividad Politica Ideologia y concepcién revolucionari . LA VIOLENCIA POLITICA .. 1. Conflicto y Violencia en la Sociedad Uruguaya 2. Evolucién de la violencia en el Uruguay, 1963- Valoraci6n global de la violencia en el pertodo La violencia de los grupos de izquierda revolucionaria La violencia tupamara ... Balance de muertes del periodo . . PARTICIPACION POLITICA LEGAL E IZQUIERDA REVOLUCIONARIA: EL M. I. «26 DE MARZO» 1. Nacimiento del M. I. «26 de Marzo 2. Definicién politica 3. Estructura ... 4. MLN-T - «26 de Marzo» - Frente Amplio .. MLN-T - M. I. «26 de Marzo» . M. I. «26 de Marzo» - Frente Amplio .. El voto del «26 de Marzo» .... . IZQUIERDA REVOLUCIONARIA Y AMBITOS DE MASAS... 371 1, La Tendencia Combativa ..... 2. Un ejemplo de lucha de Tendencia: la huelga bancari: de 1969... Evolucién politica de la dire« La Huelga de 1969 Balance del conflicto y de la lucha de tendencias 3. Movimiento Estudiantil e Izquierda Revolucionaria Caracteristicas de la movilizacién estudiantil .. Grupos revolucionarios en el movimiento estudiantil El movimiento estudiantil y el MLN-T .. EDUARDO REY TRISTAN CONCLUSIONES ...... APENDICE .. FUENTES 1. Archivos y Hemerotecas 2. Fuentes Hemerograficas 3. Entrevistas. 451 454 As AP cases ABREVIATURAS ...... . 469 a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. fndice de Cuadros CUADRO N* 1. Clausuras de medios de comunicacién (XII/ 1967 - VI/ 1973) .. 432 CUADRO N* 2. Datos globales de clausuras de medios de comunicaci6n escritos (XII/ 1967 - VI/ 1973) ... CUADRO N° 3. Disposiciones y actuaciones relativas a restriccién de libertades ptiblicas (X/ 1967 - VI/ 1973) Cuadro N° 4. Disposiciones relativas a restriccién de libertades sindicales y movilizacién de funcionarios (VI/1968 - VII/1972)... 445 CUADRO N° 5. Miembros del Coordinador, con militancias previa y posterior ... -s . 450 CUADRO N° 6. Grupos politicos de izquierda en 1967..... a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. EDUARDO REY TRISTAN comunista y anarquista). Todo ello permite que la investigacién resulte util no s6lo para el piblico lector uruguayo, obviamente interesado, sino tam- bién para los especialistas en el tema de los pafses latinoamericanos en ge- neral, constituyendo una nueva y sugerente aportacidn al inagotable tema de la izquierda revolucionaria en el continente. Algo que sin duda no dejaré indiferentes a los interesados, no s6lo en Uruguay, América Latina y el fe- némeno de la izquierda revolucionaria, sino también a todos aquellos que se preocupen por los procesos de consolidacién de las democracias en el mundo. Doble motivo para felicitarse. PILAR CAGIAO VILA XosE MANOEL NUNEZ SEIXAS Santiago de Compostela, marzo del 2004 a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. EDUARDO REY TRISTAN En segundo lugar, creemos que si bien la izquierda revolucionaria uru- guaya tuvo sus origenes en las corrientes de izquierda de la época (nacio- nales ¢ internacionales), en las cuales hay que entenderla, crecié y logré su peso y protagonismo en el pais debido a la crisis, la radicalizacién de las movilizaciones sociales y, de forma destacada, al cierre de oportunidades politicas que se produjo tras el ascenso de Pacheco Areco a la Presidencia del gobierno uruguayo en diciembre de 1967 y el brusco giro autoritario que imprimié a su actuacién. La importancia de este cierre de oportunidad: radic6 no tanto en la medida en que contribuy6 a legitimar ante una parte de la opinién publica la accién revolucionaria que comenzaban a practicar algunos grupos, o en la posibilidad de que hubiese cerrado vias de actuacién politica a grupos que ya desde su nacimiento se habfan colocado fuera del sistema; sino, principalmente, en que provocé la radicalizacién de impor- tantes sectores de los movimientos sociales y politicos que, en ciertos mo- mentos, consideraron que no restaba mds campo de actuacién que el ofrecido por la izquierda revolucionaria. La polarizacién social del pais a partir de 1968, por tanto, proporcions a la izquierda radical el terreno per- fecto para su crecimiento y desarrollo, para lograr cierto grado de insercién de masas. Frente a los grupos revolucionarios, el referente en la parte contraria fue el gobierno y las fuerzas conservadoras de indole mas reaccionaria, con sus correspondientes dosis de militarismo golpista, que retomaron las palan- cas del poder expulsando a las fracciones més cemtristas, especialmente desde 1968. Se dio un proceso de alimentacién mutua, en el que la existen- cia de grupos revolucionarios daba argumentos a la radicalizacién desde el poder y viceversa. Bien con protagonismo directo, o bien a través de la in- fluencia de sus discursos, las organizaciones de izquierda revolucionaria pa- saron a ser actor clave en las mas importantes movilizaciones sociales de la época. Para abordar estas cuestiones, hemos delimitado un marco cronolégico relativamente amplio: 1955-1973. Si bien éste es mayor que el periodo de desarrollo y actividad de la propia izquierda revolucionaria uruguaya, con- sideramos que es imprescindible para la correcta comprensién de sus orige- nes y su proceso de gestacién. Ese marco, ademés, coincide con una etapa definida de la historia uruguaya: el fin del Uruguay liberal, que han deno- minado algunos autores (Nahum, Frega, Maronna y Trochén, 1993). 1955 fue un afio de doble significado: por una parte, representé el inicio de una 4 a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. EDUARDO REY TRISTAN sis global de lo que él considera una sociedad sin proyecto y sin fuerzas capaces de generarlo. Se tratarfa del colapso de un modelo de Estado y so- ciedad: ef proyecto innovador o Estado baillista, artifice del Uruguay de la primera mitad del siglo! . La polarizacién politica y social del perfodo, la desaparicién del tra- dicional consenso que habia caracterizado a la politica uruguaya, asf como la profundizacién de la crisis y la ausencia de respuestas por parte del sis- tema politico, provocaron la aparicién de opciones y propuestas desde la periferia del sistema. Desde un extremo, éstas estuvieron representadas por la izquierda revolucionaria, especialmente por la accién del MLN- Tupamaros. Desde el otro, situamos la opcién conservadora. Y en este sen- tido compartimos la tesis de Rico (1989), quien plantea la importancia de la opcidn politica que toman algunos grupos conservadores, que les levé a hacerse con el control del Ejecutivo y desde él, a imponer la sustitucién del liberalismo clasico por el conservador. Esta propuesta fue llevada a la préc- tica a partir del ascenso de Pacheco Areco al poder. Durante su mandato se confirmaria la definitiva desaparicién del Uruguay battlista. Quizé haya discrepancias con la consideracién de esta propuesta como ajena al sistema politico. Pero con ella queremos significar la diferencia con las pricticas caracteristicas de la politica uruguaya durante las anteriores décadas. Si bien es cierto que Pacheco llegé al poder a través de una férmula electoral votada por una amplia mayoria, el modo en que entré a formar parte de ella, en cémo se produjo su acceso a la presidencia, el papel que jugaban los partidos en la propuesta que se conformé durante su mandato y, sobre todo, los apoyos que buseé para desarrollarla, es lo que nos hace entenderla de esta manera. Sobre esa base analizaremos su periodo presidencial. ‘Tres son por tanto los elementos claves en el proceso: las crisis econ6- mica y politica ya apuntadas, que estén siempre en el centro de toda argu- mentacién sobre el tema; y la crisis social, que sera definitiva en los sesenta con la pérdida de filiaciones e identidades, lo cual, unido a lo anterior, pro- vocara cierto grado de desestructuracién y aparicién de respuestas alterna- 1. Aqui el término batllismo es utilieado de forma general para aludir al modelo que, con sus variaciones y adaptaciones sucesivas desde su conformscién en las dos primeras décadas del siglo XX, dominé la vida del Uruguay hasta los afios cincuenta. No es nuestra intencién entrar en discusiones sobre contenidos © andlists que no corresponden en estas paginas. Las obras de referencia fundamentales sobre cel tema en este trabajo han sido las de J. P. Barrin y B. Nahum (1979 a 1985) y la sintesis del segundo (1998), y Finch (1980) para los aspectos econémicos. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. EDUARDO REY TRISTAN do por algunos autores como resultado de la decidida insercién del pais en una estrategia continental, lo que evidentemente se relaciona con las pos- turas y filiaciones sefialadas en politica econémica e internacional (Alonso y Demasi, 1986: 16). Los nacionalistas renovaron triunfo en las elecciones de 1962, pero con un descenso importante en el margen de votos, y con una realineacién de los grupos protagonistas. El herrerismo se habfa escindido tras la muerte del lider en abril de 1959, y un sector, el autodenominado ortodoxo, que con- tinuaba el enfrentamiento de Herrera en sus tiltimas semanas con Nardone, se habia unido a la Unidn Blanca Democratica (UBD) bajo un programa comin y un acuerdo de reparto de cargos. Serian los vencedores de los comicios, derrotando al eje herrero-ruralista. El PC por su parte, no habia logrado unificarse por la pugna entre dos fuertes liderazgos: el det general Gestido y el de Luis Batlle (Listas 14 y 15 respectivamente). Presenté tres sublemas: la Unién Colorada y Batllista, que agrupaba a los sectores mas conservadores y llevaba a Gestido a la cabeza; la Lista /5 de Batlle, la mas votada; y la 99 Por el Gobierno del Pueblo, formada por ex integrantes de la 15 y los sectores mas progresistas de la 14, y encabezada por Zelmar Michelini, quien habia renunciado al abandono del lema y a la unién con sectores de izquierda. En estos comicios se apuntaba ya la tendencia a la polarizacién entre sectores conservadores y progresistas que se darfa en el PC al avanzar la década. La izquierda, que habia vivido una fuerte movi zacién desde 1959 en apoyo a la Revolucién Cubana, presenté novedades en las coaliciones electoralistas con sectores provenientes de los partidos tradicionales, especialmente del Nacional. Su votacién no alcanzé el 10 %, en linea con sus habituales resultados. Pero el significado de estos comicios seria radicalmente diferente a otros anteriores, como se verd en el capitulo siguiente. En el segundo perfodo de gobierno de! nacionalismo La crisis politica se manifesté con mas crudeza. El PN acabé tan dividido como lo habia es- tado el PC, y las diferencias en el Consejo de Gobierno y el Parlamento fueron constantes. A ello se sumaba la muerte de los tiltimos lideres: el turalista Nardone y el blanco Daniel Fernandez Crespo. La continuada crisis reglamentacién sindical. Igualmente, hacia 1960-61 se conocen los primeros cuestionamientos desde ciertos sectores de la derecha de Ia institucionalidad democritica, referidos a los limites de la Constitucién, a la lucha anticomunista y la necesidad de ua golpe militar 32 a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. EDUARDO REY TRISTAN como el caso de Michelini. También los que manten{an los planteamientos habituales de tos partidos tradicionales, como Echegoyen y Heber, que des- de el PN postulaban el anticomunismo y la mano dura, mientras que Vasconcellos queria recuperar el batllismo. Por tiltimo, el recurso populis- ta y la defensa librecambista —novedosa en el batllismo- representada por Jorge Batlle desde la Lista 15, La tendencia a la polarizacién se mantenia, por tanto, en el PC: yuelco a la derecha de la 15, distanciamiento de Gestido y Michelini (éste tendiendo hacia la izquierda), y la linea batllista de Vasconcellos y Flores Mora en medio, cada vez mas minoritaria. El vencedor de los comicios fue el general Gestido. El PN fue el de- rrotado esta vez, y es de destacar que la mayoria en é1 la logré el herrerismo, frente a los nacionalistas independientes que promovian reformas de corte desarrollista. La aprobacién de la Reforma Naranja y los resultados electo- rales indican un claro predominio del centro derecha (Alonso y Demasi, 1986: 44). La izquierda de nuevo vots dividida, y no consiguié superar sus habituales resultados, siendo incluso peores en el caso del Partido Socialista (PSU). El giro hacia el autoritarismo El comienzo del nuevo perfodo presidencial y legislativo inaugurado en marzo de 1967, marca también el inicio de los afios decisivos en la des- articulacién del Uruguay batllista y la consolidacién de un nuevo modelo conservador. Un hecho esencial determinard la evolucién de la época: la muerte de Gestido el 5 de diciembre de 1967 y la asuncién del cargo por el vicepresidente Jorge Pacheco Areco. Los ocho meses de presidencia de Gestido se caracterizaron por los bruscos giros en busqueda de una politica econdémica efectiva, oscilando entre el desarrollismo y 1a ortodoxia fondomonetarista (Caetano y Rilla, 1994: 222), Tras unos titubeantes inicios en los que continué la tendencia anterior, de julio a octubre intentarfa reverdecer el viejo modelo econémi- co batllista de cambios miiltiples, de signo intervencionista y de concertacion social (Nahum, Frega y otros, 1993: 138). Este alejamiento de los lineamientos del FMI hab{a sido impulsado por los ministros mas desarrollistas del gabinete ~como Vasconcelos 0 Michelini-llegados tras la crisis del mes de junio, que habia marcado el cambio en el rumbo poli- 36 a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. EDUARDO REY TRISTAN el movimiento obrero practicamente desaparecié, y se inauguré un perfodo autoritario en sus modos, cuyo objeto era la instauracién de un modelo politico conservador (radicalmente opuesto al talante conciliador del batllismo), neoliberal en lo econémico, pero que en la practica no aporta- ba soluciones a la crisis. Como se puede observar en el Cuadro n° 4 del Apéndice, sobre restriccién de libertades sindicales y movilizacion de fun- cionarios, la represién al movimiento sindical, especialmente entre 1969 y 1970, fue radical: las principales empresas piblicas vieron sus funcionarios movilizados y militarizados cuando menos en alguna ocasi6n entre junio de 1968 y noviembre de 1969, y slo durante los meses de abril y mayo de 1969 no hubo ningtin funcionario movilizado. La militarizacién de mayor repercusi6n, que incluy6 reclusién en los cuarteles, fue la de los funciona- rios de la banca privada (de julio a septiembre de 1969), de la que nos ocu- paremos en el capitulo octavo de este trabajo. Las medidas decretadas en junio de 1968 cesaron el 15 de marzo de 1969, siendo nuevamente implantadas el 24 de junio siguiente. A partir de ese momento, el pafs vivié de forma permanente bajo MPS hasta la decla- racién del Estado de Guerra Interno del 15 de abril de 1972, el cual cesé el 12 de junio de ese afio tras la entrada en vigor de la nueva Ley de Seguri- dad del Estado. Ademis, en buena parte del perfodo se produjeron constan- tes suspensiones de las garantfas individuales”, por lo que la ausencia de libertades basicas puede entenderse como la t6nica dominante del gobier- no de Pacheco. Tal como fueron decretadas entre junio de 1968 y agosto de 1970, las MPS estaban orientadas a combatir la lucha sindical, afectando a la libertad de prensa (prohibiendo toda propaganda sobre paros, huelgas 0 medidas de lucha sindical) y el derecho de reunién. Ademis, facultaban la 9. La militarizacién de funcionarios inclufa su reclusién en cuarteles y el sometimiento a instruccién militar en las horas no laborales. La movilizacién ponfa a los funcionarios igualmente a disposicién de las autoridades. y los sometia a régimen disciplinario y penal militar, pero no tenfan por {qué legar a la militarizacién e internamiento compulsivo en los cuarteles. Eso s6lo se hizo en ocasiones puntuales. 10. La suspensiGn de garantias individuales estuvo vigente en los momentos més tensos de la vida politica del pafs en esos meses, motivados en muchos momentos por la represiGn de los movimientos subversivos, especialmente el MLN-T. Asi, fue decretada en agosto de 1970, tras los secuestros de diplomaticos extranjeros y asesinato de! asesor policial norteamericano Dan A. Mitrione; entre enero y febrero de 1971; y a partir del 15 de abril de 1972 tras la ofensiva tupamara, rigiendo casi de forma continua hasta el golpe de Estado de junio de 1973. Un detalle de esta evolucién, de las disposiciones al respecto, asf como de todas aquellas relacionadas con la restricciGn de libertades entre diciembre de 1967 y junio de 1973, puede verse en los Cuadros n° I a n* 4 (Apéndice).. 40 a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. EDUARDO REY TRISTAN sentacién de los sectores més duros y hasta pro golpistas en el PN (Nahum, Frega y otros, 1993: 76-77). La izquierda esta vez consiguié presentar una formula conjunta: el Frente Amplio (FA), que inclufa comunistas, s | demécrata-cristia- nos, los grupos més progresistas provenientes de los partidos tradicionales (como el de Michelini, del PC, 0 el de Rodriguez Camusso, del PN), 0 gru- pos mas radicales como el MRO 0 el Movimiento de independientes «26 de Marzo», préximo al MLN-T. El FA presenté candidatos Gnicos a la Presi- dencia y Vicepresidencia, asf como a las Intendencias, abriendo sélo el jue- go de listas para los cargos legislativos. Esto, que era acorde con la critica que siempre se habfa realizado desde la izquierda a los mecanismos electo- rales de acumulaci6n, al darse por primera vez por la unidad de la izquier- da, supuso una clara innovacién respecto a las tradicionales candidaturas electorales. Los resultados oficiales dieron como ganador a Bordaberry, pues con su 22,8 % fue la lista mds votada dentro del partido vencedor, el PC (41%). Pacheco no consiguié la reeleccién, pero sf apoyé a su sucesor con casi medio millén de votos, cincuenta mil mas que el candidato mas votado, Wilson Ferreira. Estos resultados plantearon el primer cuestionamiento al sistema: habiendo sido realmente Ferreira el candidato con mas votos (sin contar al reeleccionista Pachecho}, el presidente seria el colorado Bordaberry gracias a la acumulacién de votos establecida por la legislacién electoral, Pero ademas, las denuncias de irregularidades desde el PN (a quien s6lo separaban doce mil ochocientos votos del PC) fueron constan- tes en las siguientes semanas: problemas con las urnas, més votos que vo- tantes, ete... (Colet, 1999). Finalmente, en febrero de 1972 la Corte Electoral confirm6 los resultados y los nacionalistas los aceptaron. La izquierda por su parte logré por primera vez en la historia superar sus infimos resultados: alcanz6 un 18 % a nivel nacional, y un muy significativo 30 % en Monte- video. Del proceso se extraen algunas conclusiones de interés para el futuro politico del pais, segin Nahum, Frega y otros (1993: 81): los votos de la izquierda, cuando menos en Montevideo, apuntaban a un cuestionamiento del bipartidismo tradicional; el voto del PN, voleado a la candidatura refor- mista de Ferreira, indicaba tanto el liderazgo de éste como el peso de sus posturas frente al antiguo dominio més conservador; el PC habfa perdido peso respecto a la eleccién anterior, por lo que no tendria mayorfa y eso le 44 a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. EDUARDO REY TRISTAN cuenta, Fueron los hechos fundamentales que incidieron en la transforma- ci6n de la izquierda: en la ruptura del generalizado bipartidismo comunis- ta-socialista, con la aparicién de nuevos grupos que les disputarfan la hege- monfa; en la movilizacién de ciertos sectores sociales; y/o en su cambio de actitud politica y de comprensién de las realidades nacional y latinoameri- cana. En muchas de estas cuestiones se encuentran aspectos comunes. Estu- vieron relacionadas y a través de ellas se pueden conocer los debates teéricos y politicos mas importantes de la época, aquellos que dividieron a la izquier- da, y que fueron los impulsores de la accién de ciertos sectores de ésta: el cardcter de las sociedades latinoamericanas y su relacién con los principales centros de decision mundial; y el cardcter de la revolucién y sus vias y for- mas. De estos debates, de su definicién y sus resultados, nacié una Nueva Icquierda. Esta tuvo versiones tanto europeas como norteamericanas 0 lati- noamericanas, si bien sus desarrollos fueron diferentes, al igual que lo eran sus sociedades. En Ifneas generales, su principal caracterfstica fue su oposi- ci6n a los partidos comunistas tradicionales y su linea de accién, asi como su defensa de nuevas vias de actuacién en pro de una transformacién radical y socialista de la sociedad. En ella encontraremos grupos de diferentes orige- nes y con posturas incluso opuestas, pero que en el fondo compartian unos rasgos comunes que permiten su consideracién como partes de un todo, La Nueva Izquierda latinoamericana tuvo como partera a la Revolucién Cubana. Su eleccién de la accién revolucionaria fue su principal caracterts tica, y el seguimiento de los postulados guevaristas desarrollados tras el triunfo castrista, su opcién fundamental, aunque no la unica, La revolucién dejaba de ser un objetivo difuso que orientaba la aceién politica y la defi- nici6n de estrategias de acumulaci6n de fuerzas a largo plazo. Desde el 1 de enero de 1959, para muchos militantes de la izquierda y para importantes sectores juveniles, pas6 a ser algo tangible, préximo, para cuya consecucién no era preciso més que una acci6n politica determinada. El modelo a seguir ya habia sido mostrado por Cuba. Solo se necesitaba organizacién para su puesta en prictica. Asi, aparecieron grupos revolucionarios prcticamente en todos los paises del subcontinente. Y si bien la nueva izquierda en Eu- ropa o Estados Unidos tuvo expresiones muy diversas, algunas especf- ficamente opuestas a la violencia, no fue asi, por lo general, en América Latina. Esta concepcién es la que ha Ilevado generalmente a definir a la nue- va izquierda latinoamericana como izquierda revolucionaria, diferenciada 48 a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. EDUARDO REY TRISTAN discurso de la izquierda revolucionaria se entendian todas ellas como las diversas partes de un proceso global de liberacién, comienzo de una nueva era. Las luchas en Latinoamérica eran también de liberacién, por cuanto buscarian la consecucién de la segunda independencia, \a real, frustrada en su dia por las oligarquias nacionales y las potencias extranjeras. Las transformaciones en América latina En el dmbito estrictamente latinoamericano, tanto la Teoria de la De- pendencia como el incipiente movimiento de la Teologia de la Liberacién tuvieron un significado destacado para la movilizacién y los debates de la €poca. La primera habfa nacido en esos afios en relacién con la crisis del modelo desarrollista de la CEPAL impulsado en la década anterior. A tra- vés del concepto de dependencia se queria explicar por qué no se habia lo- grado el desarrollo con aquel modelo —de industrializacién por sustitucién de importaciones~ cuando las condiciones econémicas previas habian apun- tado a su viabilidad (Cardoso y Faletto, 1969: 3-10). La Teoria de la Depen- dencia fue répidamente adoptada por la izquierda revolucionaria hacia fines de los sesenta, En una comin simplificacién, no s6lo valia para dar una ex- plicacién global del atraso de los paises latinoamericanos y de su polariza- ci6n social, De su version neomarxista se tomé el socialismo como nica via posible para el desarrollo econémico y social. Era un apoyo cientifico al antiimperialismo militante, que reforzaba la orientacién latinoamericanista al considerar la situacién del continente como un todo (si bien con sus pe- culiaridades), y que se oponia al postulado comunista respecto a la necesi- dad de una etapa democratico-burguesa anterior a la revoluci6n socialista. Con ella, también se vinculaban facilmente las luchas de liberacién de épo- cas pasadas con las actuales, pues el sistema se entendia como una continui- dad contra la que siempre estuvo enfrentado el pueblo latinoamericano. A: en poco tiempo se convertirfa en una teoria explicativa global para las so- ciedades latinoamericanas en todos los planos (econdémico, social, cultural), al tiempo que justificativa para la accién. El desarrollo del movimiento de la Teologia de la Liberacién por su parte, provocé a fines de los sesenta una importante transformacién de cier- tos sectores de la Iglesia latinoamericana, asi como un acercamiento de parte del catolicismo del continente al socialismo. Sus origenes se 52 a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. EDUARDO REY TRISTAN ser sensible a su prédica revolucionaria. Fue ratificada por todos los paises latinoamericanos, a excepcién de Cuba, en la Conferencia de Cancilleres de Punta del Este (Uruguay), en agosto de 1961, si bien a los pocos afios, y tras la muerte de Kennedy, no era ms que un postulado te6rico (Rabe, 1999: 10, 173). La nueva estrategia militar tenia como base la importante influencia sobre los ejércitos latinoamericanos que daban a los Estados Unidos los tratados bilaterales firmados desde fines de los cuarenta por casi todos los paises. La hipotesis fundamental del programa militar para América Lati- na definido entonces, la posibilidad de un ataque sovi¢tico al continente, resultaba ya poco adecuada. Se apostaba en cambio por una desestabiliza- cidn interna, por lo que la vieja necesidad de reforzamiento de los ejércitos latinoamericanos para que pudiesen desplegar una efectiva defensa en co- laboracién con los Estados Unidos debia ser sustituida por un nuevo plan que contemplase fuerzas menores, mas giles, con nuevas técnicas de tra- bajo, y capaces de mantener la seguridad interna frente a insurrecciones 0 conflictos civiles, especialmente para enfrentar guerrillas comunistas en una &poca caracterizada por la guerra fria y las luchas de liberacién y descolo- nizacién en el Tercer Mundo, Aparecieron entonces los términos contrainsurgencia, accion civil 0 seguridad interna, ideas répidamente adoptadas por la administracién Kennedy. A partir de entonces se produjo la transformaci6n definitiva de las relaciones militares entre Estados Uni- dos y América Latina (y por ende, del cardcter de las fuerzas de estos iilti- mos pafses). Pero la influencia no fue s6lo teérica, La ayuda norteamericana a las fuerzas de seguridad del continente crecié de forma desmesurada en esos afios. Ademds de la econémica, tanto fuerzas militares como policiales re- cibieron entrenamiento y asesoramiento en las nuevas teorias y técnicas en escuelas que, como la de las Américas en Panama, se hicieron tristemente célebres por sus ensefianzas en lucha antisubversiva y tortura (Harnecker, 1999: 12)". La Revolucién Cubana, por tanto, tuvo efectos que fueron mas alla de los deseados. A partir de ella serfa muy dificil para cualquier otra revolucién 19. En 1962 pasaron por estos centros alrededor de nueve mil oficiales latinoamericanos. La media de 1a década de los sesenta fue unos tres mil quinientos anuales (Rabe, 1999: 130). Una cuantificacién mas amplia puede verse en Morley (1987). 56 a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. EDUARDO REY TRISTAN El éxito castrista provocé diversas reacciones y lecturas. Rodriguez E. (1990) sefiala tres: la realizada desde Estados Unidos, relacionada con la transformacién de la estrategia de este pafs para América Latina; la sovié- tica, que debia enmarcarse en su estrategia de coexistencia pacifica y jus- tificar el apoyo a la Revolucién Cubana; y la realizada por ciertos sectores de clase medias, que es la que ahora nos interesa por cuanto dio lugar al desarrollo de la izquierda revolucionaria. Desde 1959, estos sectores se sentian como los conductores esperados de la revolucién continental, tricontinental y planetaria. A ellos pertenecia la dirigencia cubana, aquella que hizo su revolucién sin someterse a orga- nizacién de clase ni a centro politico internacional alguno, y para quienes fa teorfa marxista estaba en un segundo plano. Y de ella, de esa misma dirigencia, habfa partido la lectura bisica del proceso cubano que estaba en el origen de la izquierda revolucionaria. Esa lectura se encuentra en los tres textos fundamentales sefalados, que conforman el corpus teérico revolucio- nario del momento, y que mostraban una revolucién resultado de la decidida accién de un pufiado de hombres que desataron la fuerza de un pueblo, de sus sectores campesinos especialmente, los nuevos protagonistas, dirigidos por un lider carismatico; y que en poco tiempo lograron que el pafs pasase de una economia semi feudal a otra socialista, sin etapa democrdtico bur- guesa. Era un modelo que ademas solucionaba el problema ideolégico existencial de algunos sectores medios: ef del desgarramiento entre la sen- sacién de impotencia que experimentaban en el marco de las disciplinas partidarias tradicionales y la conviccién de que, al margen de ellas, sélo se encuentran el diletantismo y la irresponsabilidad individual. Ser militante de la revolucién cubana era el inicio de una forma de militancia en Amé- rica Latina (Rodriguez E., 1990: 29-31). A partir de esa lectura esquemitica y limitada de la Revolucién Cuba- na, y con el apoyo de las teorizaciones que de ella hicieron en los primeros sesenta Guevara, Debray o los propios dirigentes cubanos, rapido se confor- m6 el cuerpo teérico basico de la izquierda revolucionaria, Este fue real- mente un programa minimo, no excesivamente claborado. Aquello que de forma amplia compartieron ~con matices~ la mayorfa de los grupos revo- lucionarios a lo largo de la década, independientemente de sus variadas procedencias politicas, a veces hasta contradictorias: socialistas, pro chinos, ex comunistas, cristianos de izquierda, anarquistas, etc. Partfa de dos lec- turas: una sobre las sociedades latinoamericanas, y otra sobre las clases 60 a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. EDUARDO REY TRISTAN aparecieron focos mas o menos duraderos, 0 més o menos fracasados en Venezuela (las Fuerzas Armadas de Liberacién Nacional, dirigidas por D. Bravo), en Guatemala (las Fuerzas Armadas Rebeldes, de Yon Sosa, criti- cadas duramente por Cuba tras 1965), en Perti (el Movimiento de Izquier- da Revolucionaria, dirigido por L. de la Puente y G. Lobatén; y el Ejército de Liberacién Nacional, de H. Béjar), 0 en Colombia (el Ejército de Libe- racion Nacional, al que se uni6 Camilo Torres), entre otros lugares*’. El caso mas llamativo fue la conocida como guerrilla del Che, en Bolivia, que su- puso fa muerte de Guevara y practicamente el final de las aventuras foquistas en la década de los sesenta. Su fracaso fue la constatacién de los graves errores de planteamiento de una estrategia que se habia construido a partir de una experiencia concreta (aunque mas sobre lo que debiera ha- ber sido, que lo que realmente fue), que no tenfa en cuenta ni analizaba en profundidad las situaciones nacionales concretas en donde pretend{a actuar, y que respondfa mas a necesidades justificativas y de prestigio de la Revo- lucién Cubana que a las realidades y posibilidades reales de las sociedades latinoamericanas. Por tiltimo, cabe sefialar algunas pricticas comunes a la mayor parte de los grupos revolucionarios. Hubo una generalizada profusi6n de procla- mas y manifiestos piblicos mediante los cuales se buscaba hacer llegar sus visiones, ideas y razones a sus pueblos, a modo de justificacién de su accio- nar y de Hamada a la lucha armada. Es decir, enmarcaban su accidn (Tarrow, 1997), justificdndola a partir de 1a definicién de los agravios, las injusticias, y sus responsables, creando las identidades propia y del enemigo. Esto lo comprobaremos especialmente en el caso del MLN-Tupamaros. En esos materiales y en esa accién de enmarcado, jugé un papel impor- tante el recurso a la historia. A través de la bisqueda de continuidades entre 25. Datos tomados de Hamecker (1999: 19). Sobre las luchas guerrilleras en los sesenta véase: Mercier (1969), obra que a pesar de la proximidad temporal contiene andlisis y datos de interés para la investigacién actual; Lamberg (1979), con un interesante andlisis introductorio y abundante informacién sobre algunos movimientos; Wickham-Crowley (1992), el estudio comparado més completo sobre las guerillas rurales que existe en la actualidad; el clasico estudio de Laqueur (1998); u otras como Radu (1990), Debray (1975 y 1976), © Gaspar (1997). Ademés, existen multitud de obras sobre grupos o paises conetetos, asf como memorias de ex guertlleros, fibros de entrevistas, ete. Con todo, en la actualidad se echan en falta trabajos globales y comparativas sobre el proceso, que vayan mas alld de In descripcién de los grupos o de cuestiones puramente militares, y analicen més a fondo su impacto y accionar en sus sociedades, asf como su extraccién social (mas allé de las generalizaciones habituaies) y su representatividad. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. EDUARDO REY TRISTAN una forma de guerra no clasica librada en zonas urbanas o suburbanas para lograr objetives politicos. Otros (Laqueur, 1980: 277-283; Moss, 1972) no hacen practicamente diferencia alguna entre guerrilla urbana y terrorismo, y como tal entienden las prdcticas armadas urbanas de Colom- bia o Venezuela en los sesenta, o del ERP argentino en los setenta. De to- dos modos, en casi todos los grupos que la han practicado, se observa un paulatino proceso de radicalizacién en el uso de la violencia: la propagan- da armada llega un momento que pierde su efecto, deja de provocar las sim- patfas iniciales en la poblacién. Para dafiar de forma efectiva al régimen es preciso un cambio de estrategia que generalmente pasa por nuevas y mas radicales formas de violencia, lo que provoca disminucién de las simpatfas populares. En definitiva, la dinamica de desarrollo de los movimientos de guerrilla urbana, tanto en lo teérico-politico como en lo organizativo, plan- teaba problemas no resueltos que llevaron a casi todos los grupos a errores de estrategia graves y a su derrota cuando Ia represién pasaba a niveles in- tensos. 68 a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. EDUARDO REY TRISTAN ciencia nacional al tiempo que latinoamericana que se dan desde fines de los cuarenta en ciertos grupos intelectuales (caso del agrupado en torno al se- manario Marcha) y estudiantiles (FEUU). La evolucién de la izquierda hay que entenderla por tanto en un proceso mas amplio que afecta a otros sec- tores de la sociedad: intelligentsia, Universidad e incluso partidos tradicio- nales; y que se dio en el marco de crisis, desestructuracién y falta de soluciones visto. La renovaciones comunista y socialista En el PCU la renovacién se produjo de forma radical, por cuanto fue répida en lo politico y profunda en lo ideolégico. Se inicié con Ia sustitu- cién del lider hist6rico, Eugenio Gomez, por Rodney Arismendi, en lo que a todas luces parece haber sido un golpe interno por la rapidez y la contun- dencia de los acontecimientos del Comité Ejecutivo y del Comité Central de los dias 14 y 15 de julio de 1955 (Pérez, J, 1986: 43). Tanto el nuevo equi- po como su proyecto politico se consolidaron poco después en el XVI Con- greso, en el que se hizo una revisi6n critica del perfodo anterior y se trazaron las Ifneas ideoldgicas y organizativas del PCU para los siguientes afios. Esa propuesta se completé con la Declaracién Programdtica y la Plataforma Politica Inmediata aprobadas en el XVII Congreso en 1958, con lo que quedaban establecidos los fundamentos teéricos, ideolégicos y organizativos del renovado PCU. De su profundidad, solidez y acierto da- rian muestras el importante crecimiento del Partido hasta 1973 y su desta- cada relevancia en la evolucién de la izquierda uruguaya?. tradicionales como de izquierda. La guerra fria fue por tanto el marco adecuado para su desarrollo. Los grandes temas alrededor de los que giré fueron: neutralidad, nacionalismo, internacionalismo y antiimperiatismo (considerado como cualquier tipo de dominacién de unos paises sobre otros, bien capitalistas, bien del bloque soviético). Tuvo variantes internas, algunas incluso con posiciones radicalmente opuestas en algunos de estos temas. Fue también una forma de no conformismo (rasgo destacado por Solari como clave para comprender la gran incidencia que tuvo entre el estudiantado) y ‘en poco tiempo, el comiin denominador de ta izquierda no comunista. 3.R. Arismendi, Informe del Comité Nacional al XVI Congreso del Partido Comunista, 30/91 1955, Montevideo, 84 pp. Archivo Fundacién Arismendi (APA), Montevideo. Declaracién Programdtica y Plataforma Politica Inmediata (Aprobada por el XVII Congreso) (PCU, 1988: 54-66). Las citas de los tres parrafos siguientes corresponden a estos dos textos, claves de la renovacién y la nea comunista para toda la época. Véase también R. Arismendi, «El PCU ante el XL Aniversario de la Revolucién de Octubre», Revista Estudios, n° 7, noviembre de 1987, pp. 17-31. 2 a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. EDUARDO REY TRISTAN francés frente a la revolucién argelina, contraria al derecho de autodetermi- nacién y liberacién de los pueblos*. En segundo lugar, la accién politica socialista se habfa visto siempre limitada por el reformismo de algunos sectores tradicionales (especialmente por el batllismo), asf como por el comunismo en el medio obrero. La reno- vacién impuls6 una reorientacién del trabajo sindical, que se concreté en tres aspectos: inclinacién por una mayor presencia en el sindicalismo auté- nomo y rural (4rea de poca presencia comunista); ruptura de lazos con la CSU, central en cuya fundacién estuviera presente el partido afios atras, y que ahora era tildada de amarilla y pro norteamericana; y lucha por la Cen- tral sindical tnica, que figuraba en el programa del Partido desde 1956, y era definida como clasista, sin direcciones ni dependencias politicas, con un programa de lucha, y de todos’. La nueva orientacién sindical tuvo su primer ejemplo en la actuacién de O. Leguizamén en las arroceras del Departamento de Treinta y Tres en 1955-1956, en donde contribuy6 a la creacién del Sindicato Unico de Arroceros (SUDA), y organiz6 movilizaciones de importante calado. Su ejemplo fue seguido aiios después por Ratil Sendic, quien habiendo toma- do contacto con los problemas de los trabajadores rurales del norte a partir de 1958, apoy6 la formacién del sindicato de los trabajadores de la remo- lacha de Paysandui primero, y de los cortadores de cafia de azticar de Artigas después: la Union de Trabajadores Azucareros de Artigas (UTAA), funda- da en septiembre de 1961'°. El trabajo de Sendic pronto calé en este colectivo, y a principios de 1962 se iniciaron las movilizaciones para lograr ciertas mejoras laborales 0 pago de sueldos atrasados. Las medidas de lucha, iniciadas en el mes de 8. El Sol, 28/11/1958, s.n, p. 15: «Tercera Fuerza. Politica Internacional»; 5/2/1960, n° 3, p. 10- 12; «Resoluciones del Congreso: Politica Internacional»: y 5/2/1960, n° 3, p. 13: «Resoluciones del XXXII Congreso: Relaciones Internacionales» 9. El Sol, 5/6/1959, s.n, contratapa, «Resoluciones del XXXI Congreso. Sobre la CSU» y El Sol, 26/1/1956, n° 693, p.2: «Un gran programa obrero fij6 el XXX Congreso del Partido Socialista» 10, Estos trabajadores sufrfan una dura explotacién laboral, sin ningdn tipo de regulacién, y con tun sistematico incumplimiento de la legislaciGn al respecto por parte de las empresas: jomadas de trabajo abusivas, ausencia de todo tipo de seguros, indemnizaciones por despido. fallecimiento, etc.; falta de servicios médicos, vivienda, escuelas.; elevados indices de mortalidad, pobreza y hambre infantil; son algunas de las atrocidades que la prensa de izquierda y alguna literatura reflejaban (Nelson Santana, entrevista n° 22, realizada por el autor, 24/11/99, Montevideo). Ejemplos en la literatura o prensa fueron la obra de Rosencof La Rebelién de los caiteros (1994; primera edicién 1969), 0 articulo «Los catieros explican su lucha» (Epoca, 1/3/1964). Sobre UTAA, véase Gonzalez Sierra (1994) y Prieto (1986). 76 a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. EDUARDO REY TRISTAN ta-cristianos comenzaron a incorporarse a organizaciones estudiantiles 0 sindicales, donde su presencia anteriormente habia sido mis escasa. De los partidos tradicionales, y especialmente del PN, hubo algunos desprendimientos que pasaron a engrosar las filas de la izquierda. En pri- mer lugar, el diputado Enrique Erro, lider de la Lista 4, al poco de llegar al poder en 1959 y siendo Ministro de Industria, comenzé su alejamiento por diferencias con la politica econémica y, en general, por el incumpli- miento del programa con el que los nacionalistas habfan ganado los comicios, Las divergencias dentro del PN se agrandarian, y finalmente el 28 de junio de 1962 la Asamblea de la Lista 4/ vot6 su separacién del lema'’. En segundo lugar se produjo la separacién del joven diputado Ariel Collazo, que a diferencia de la larga trayectoria politica de Erro, habia lle- gado recientemente al Parlamento. Su alejamiento tuvo lugar tras un viaje a Cuba con una delegacién politica a fines de 1960. A su regreso, los con- flictos con la direccién del Partido Nacional fueron patentes por su defen- sa de Ja Revolucion Cubana y la radicalizacién de sus ideas, que rapidamente lo acercaron a la izquierda. En abril de 1961 fund6 el Movi- miento Revolucionario Oriental (MRO), tras separarse del lema. De origen tradicional era también la Agrupacién Batllista Avanzar (A.B. Avanzar), que retomaba el hilo conductor de Batlle y el pensamien- to revolucionario de Julio César Grauert. Y el Movimiento Batllista 26 de Octubre, que en julio de 1962 se separé del PC, ratificando su adhesion a la doctrina batllista auténtica, de medular contenido socialista'®. Ambos defendian un frente de izquierdas sin exclusiones, y eran reflejo de la cri- is colorada, que tras perder el poder en 1958, se inclinaba paulatinamente a la derecha, provocando escisiones en su izquierda, especialmente en el batllismo. La ruptura que no Hegé a darse en estos momentos fue la de Zelmar Michelini, destacado miembro de la Lista 15, de posiciones clara- mente progresistas, y que poco tiempo después formaria la Lista 99 (siem- pre dentro del lema), con la que aiios después pasaria a engrosar el FA. En estos momentos no consideraba necesaria todavia la creacion de un frente popular, si bien no negaba coincidencias en objetivos concretos con las fuer- zas que propugnaban éste"”, 15, Marcha, 10/11/62: «Enrique Erro: prefiero salvar el alma y no un nombre vacfow: y 13/7/62: «E. Ero: voluntad de futuro» 16, Macha, 24/6/62; «Salvar al pais»; Epoca, 11/7/62, n° 36, p. 9, Secci6n El Dia Politico. 17, Marcha, 27/10/61: «Michelini: primero Ins ideas; después los hombres». Reportaje de Eduardo Payseé 80 a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. EDUARDO REY TRISTAN rrollo social y econémico de la poblacién. Fue firmado por unas cincuenta personas*, y en pocas semanas dio lugar al Nricleo de Apoyo a la Revolu- cién Cubana. La declaracién constitutiva de éste mostraba claros plantea- mientos antiimperialistas, terceristas, revolucionarios y latinoamerica- nistas**. EI segundo manifiesto (29/7/1960), Profesionales Universitarios, se diferencié en cuanto a los apoyos recibidos y su continuidad en otro nicleo de apoyo distinto. No en cambio en su contenido: mostraba igualmente su apoyo a la Revolucién y las reformas emprendidas, criticando a quienes la atacaban; y si bien no consideraba que pueda ser trasladada ciegamente a otros paises, si entiendfa que ofrece soluciones en muchos érdenes al con- tinente, ddndole la pauta de una posibilidad comin para liberarse -con dignidad y esptritu de auténtica independencia—. Los firmantes de este manifiesto constituyeron el 30 de septiembre la Organizacidn de Profesio- nales Universitarios Solidarios con la Revolucién Cubana (OPUS), cuyos objetivos eran la defensa del derecho de autodeterminacién del pueblo cu- bano para decidir el desarrollo de su revolucién y sus relaciones exteriores, la defensa de la gestién revolucionaria y la difusién de sus realizaciones y sus problematicas. Si la diferencia entre ambos manifiestos y las agrupaciones posterio- res no es ideolégica, debemos buscarla entonces en lo politico. El andlisis y comparacién de los listados de adherentes de cada manifiesto y de miem- bros de cada uno de ellos (aparecidos en el semanario Marcha), sugiere al- gunas reflexiones e hipétesis. Por una parte, se ha apreciado una cierta dis- tinci6n entre sus firmantes, que parece coincidir en cierta medida con las posturas respecto a las posibilidades revolucionarias del Uruguay que se dieron a lo largo de la década. El primero (8 de julio) suscité una adhesién preferente por parte de ciertas personas de relevancia en el campo politico, 24. Marcha, 8/7/1960, «Escritores y Artistas a favor de Cuba» y 22/7/1960, «Escritores y Artistas a favor de Cuba» 25. Afirmamos que et proceso de profunda transformacién nacional que es la Revolucién (Cubana, puede y debe asumir el alcance de una Revolucién Latinoamericana de signo propio, dispuesta 4@ levantar una economia de la solidaridad contra la economia capitalista fundada en el lucro, ¥ asimismo decidida a impedir la enajenacidn del individuo por un Estado burocrdtico y totalitario, engendrador de nuevos privilegios (...) Cuba representa en forma cabal la aspiracién comiin del comtinente. Coexisten en su revolucién los tres impulsos seferos de la libertad, la independencia nacional y la justicia econdmica (Marcha, 2/9/1960. «Manifiesto de Intelectuales y Artistas»). 26. Marcha, 29/7/1960, «Profesionales Universitarios a favor de Cuba». 84

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