En mi comunidad somos muy pocos, y nos falta mucho que aprender.
Queremos ser evangelizadores, pero nos damos cuenta que sabemos muy poco. Por eso andamos buscando misioneros que nos ayuden a comprender mejor qu es la misin. Hace unos das, conocimos a un viejo misionero, que quiso acompaarnos un rato en nuestra formacin. Nos cont que en un pueblo lejano vivan dos hermanos hurfanos, que haban recibido de sus padres un pequeo campo para ganarse la vida. Haban llegado a un acuerdo: ambos trabajaran la parcela, y luego se repartiran los frutos de la tierra en partes iguales. Uno de los hermanos estaba casado, y tena cuatro hijos. El otro era soltero. Aunque trabajaban juntos, cada uno tena su casa y su granero. Una noche, el hermano casado no se poda dormir, a causa de un pensamiento que lo inquietaba. Pensaba: Qu injusto es esto! Mi hermano es soltero y yo tengo mujer e hijos. Y continuaba su razonamiento: Cuando lleguemos a grandes, yo tendr quin me cuide y atienda mis necesidades de viejo. Pero, mi hermano, al ser soltero, tendr que arreglrselas solo. Tengo que resolver esta injusticia!. Bien tarde a la noche, se levant de la cama, fue a su granero, tom una bolsa, y la llev al granero de su hermano soltero, evitando ser visto por nadie. Una de esas noches, tambin el hermano soltero no poda dormir. Se deca: Qu injusticia! Mi hermano casado tiene que alimentar a su mujer y a sus hijos, ayudarlos a crecer y vivir. Yo, al ser soltero, me arreglo con mucho menos para llevar una vida digna. Entonces, bien tarde a la noche, decidi llevar una bolsa de su granero a lo de su hermano, sin ser visto por nadie. Pas mucho tiempo, y una noche sucedi lo inevitable. A mitad de camino se encontraron cargando cada uno una bolsa de granos para el otro. En el pueblo se habl mucho de esta historia. Murieron los hermanos de muy viejos. Y un da se dio la oportunidad de construir un pequeo templo. Y el pueblo decidi por unanimidad que el lugar indicado, el ms sagrado, era el lugar donde aquella noche se haban encontrado los hermanos.
En la comunidad aprendimos que, si bien Dios est en todas partes,
hay algunos lugares en los cuales todos sentimos su Presencia. Cunto le agradecimos al misionero esta importante leccin! En la comunidad nos seguimos reuniendo. En algunos de esos encuentros dejamos un rato para que cada uno diga qu lugares encontr parecidos a aquel espacio donde el pueblo lejano construy su pequeo templo.