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TERCERA PARTE
Derivado de las hipótesis históricas fundamentales, las doctrinas sobre el ser humano
reconocen una primera gran división entre aquellas que aceptan la existencia de una
naturaleza en el ser humano y entre aquellas que no aceptan la existencia de una
naturaleza en el ser humano.
Ahora bien, la doctrina monista se subdivide entre aquellos que creen que aquel único
elemento que constituye al ser es la materia (monismo materialista), o bien que ese
único elemento es el espíritu (monismo espiritualista).
Acepta existencia de
una naturaleza humana
Unidad Accidental
Dualismo
Unidad Sustancial
No acepta existencia de
una naturaleza humana
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A.2. El Hombre como Unidad Sustancial
A.2.1. Concepto
El ser humano constituye una unidad sustancial, en tanto ésta es entendida como
conjunción simultánea de cuerpo y espíritu que informa la categoría de ser humano.
Cuerpo y espíritu son esenciales al hombre; sin ellos el hombre no existe como tal.
Si bien el alma dota de vida al cuerpo, cuerpo y alma son coprincipios equivalente,
distinguibles pero no separables, que requieren ser tratados con igual importancia y
urgencia.
Si el hombre fuese perfecto, ningún sentido tendrían las nociones de tiempo y espacio.
La trascendencia del creador está en las características del ser creado. De este modo,
cada unidad sustancial tiene su propia y particular perfección. Se establece la obligación
de tender a la perfección personal.
Tiene así el derecho y el deber de superar su incompletitud con bienes para la más plena
realización de su naturaleza humana.
B. Persona y Sociedad
El hombre nace en sociedad; nace de una sociedad fundamental. Esta misma es fruto de
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la natural sociabilidad humana. Hasta para ser engendrado el hombre necesita de otros
dos seres humanos.
Ningún individuo humano ha podido vivir totalmente privado de vínculos con otros
hombres.
El individuo humano tiene una naturaleza perfectamente definida: la humana (el ser
humano nace, no se hace), aunque no es un ser completo.
Vive en sociedad pues requiere de los demás para vivir y desarrollarse. La misma
generación del hombre es un hecho social; hay una sociedad de dos, que engendra un
tercero, quién no sólo depende de sus progenitores, sino también de quienes aportan a
su formación progresiva.
En las relaciones entre hombres hay un uso de unos por otros; uso absolutamente
necesario para su supervivencia y perfección.
Cada uno, al cumplir con sus obligaciones naturales, necesariamente sirve a otros,
tomados en común o individualmente.
Si se concibe al individuo humano como absoluto, como fin y no como medio, como
libre o independiente de toda necesidad moral, es inevitable la consecuencia de
considerar cualquier relación con otro como un servirse de él, como un usar que es
conveniente sólo en razón de fines o intereses privados del primero. En esta perspectiva,
no hay otra comunicación posible que la que se produce entre un sujeto y un
instrumento útil.
Si no hay más que esos intereses privados, toda relación en función de ellos conlleva el
que los hombres no pasan de ser instrumentos contingentes y prescindibles.
Es un hecho comprobado que una sociedad se corrompe cuando en ella los hombres
piensan más en servirse de los otros que en servirlos.
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B.2. Relación entre Persona y Sociedad
Se afirma que en el orden óntico o entitativo (desde el punto de vista del ser), el hombre
es primero, anterior y superior a la sociedad, pues éste es una unidad sustancial y no una
unidad accidental.
Con todo, en el orden moral, la sociedad es más perfecta que el hombre considerado
aisladamente pues es la sociedad quien provee al hombre de los medios necesarios para
alcanzar en la mayor medida posible su desarrollo integral.
El hombre constituye sociedad al buscar una perfección que por naturaleza es común a
todos los hombres. Todos participan de la perfección, mediante la comunicación con
otros.
C.- Sociedad
C.1. Concepto
La sociedad es, por tanto, un todo potestativo moral, constituido por la operación de las
partes en orden al fin común: el bien común.
Será así la sociedad quien proporciona a cada persona los elementos del bien común.
Así, el bien de cada persona y el bien común se encuentran en una natural relación
complementaria y armónica, no siendo contradictorios ni excluyentes.
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principio de convergencia de muchos hacia un fin: la unión de personas y su
participación de la misma perfección. La sociedad no es una abstracción.
Tal como se ha dicho, la sociabilidad es características esencial del ser humano. Esta
deviene de su condición espiritual, sin perjuicio de su necesaria dimensión corpórea.
Sin embargo, es convicción que el desarrollo armónico de las mismas no es una utopía.
Esto por cuanto el hombre nace en familia, núcleo central de la sociedad. Al efectuar la
familia como primer principio educador del ser, es en su seno donde el hombre es
puesto en contacto con la moralidad que emana de la propia naturaleza humana.
La virtud, señalada como recta razón, es requerida para la vida social normal.
Expuestas como elementos orientadores de la acción humana, las virtudes cognoscitivas
(sensibles o intelectuales) y las virtudes morales (teologales -fe, esperanza, caridad- y
cardinales - prudencia, justicia, templanza y fortaleza) son fundamentales, decisivas.
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C.3.1. Noción de bien común. Se entiende por bien lo que, bajo cualquier respecto, sea
o pueda ser objeto de apetencia. Algo es apetecible en la medida en que sea perfección o
complemento real de un sujeto. Todo bien es conveniente, es decir, corresponde con la
realidad del sujeto, a la cual añade positivamente algo.
Bien común es el bien del todo, pues es un bien que no es de una parte con exclusión de
otras, sino de todas las partes. Es bien y fin del todo pues es la perfección de éste en
cuanto todo.
El bien común del todo potestativo, es el fin al cual se ordenan sus partes mediante su
actividad u operación, cada una de ellas de diversa manera. El fin trasciende a las
partes, pues no es proporcionado en particular a ninguna de ellas, pero al mismo tiempo
es un bien de las partes, a las cuales se comunica, a cada una de diferente modo,
formalmente en cuanto bien del todo común.
Cada parte a su modo respecto del fin del todo, cumple dentro de éste una función.
Mediante el complemento de las funciones cumplidas por las partes se alcanza el bien
del todo, siendo éste, así, la perfección de cada una de ellas.
Aún cuando desde una perspectiva material pueda considerarse a la sociedad humana
como un todo integral, sería falsear su naturaleza asumir esta perspectiva como
principal. La sociedad no es el conjunto de sus partes; su bien común no es la suma de
los bienes particulares, ni consiste en al simple unidad solidaria de las partes, ni es una
mera condición favorable pare que éstas satisfagan sus intereses.
En cualquier sociedad existe esta primacía de su bien común sobre los bienes
particulares. Lo contrario implicaría la disolución de la sociedad.
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Es evidente que no existe contraposición, en consecuencia, entre bien común y bien
personal, ni tampoco una subordinación de aquél a éste, bajo ningún aspecto. El bien
personal, considerado como bien más propio e íntimo de la persona, es de suyo
comunicable a toda persona singular. Si se cerrase esta comunicabilidad, entendiéndolo
como un bien privado, ello implicaría que cada individuo, en la práctica, estaría negado
su condición de personas.
C.3.2. Elementos del bien común. Los elementos del bien común son tales en cuanto
el medio es integrante del fin. De esta forma, se identifica como claves del bien común:
Con todo, cabría considera como legítimo, en caso excepcional y muy calificado, el
apartamiento de la autoridad respecto del derecho positivo, siempre que ello se haga
para tender al bien común y ante la evidencia de que el derecho positivo vigente resulta
insuficiente e inadecuado para ello.
Aún más, cualquier autoridad -y por cierto más una autoridad gubernativa- puede
quebrantar el derecho positivo a través de tres circunstancias concretas:
b.2. vacío de poder, figura jurídica que se produce cuando la autoridad abdica
en el hecho de su obligación de gobernar, es decir, de dictar y aplicar normas y
medidas necesarias para tender al bien común. Se entiende que el vacío de poder
se produce en caso que la inacción en que se incurre genere un claro perjuicio al
bien común. De hecho, históricamente, el vacío de poder se convierte en preludio de
la anarquía.
b.3. desviación de poder o fraude a la ley, figuras que consisten en el ejercicio torcido
que hace la autoridad de la aplicación de una norma en términos de contrariar el
sentido de justicia que ésta conlleva y que es el fundamento de su legitimidad.
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d) Unidad e integración nacional. Este factor de bien común se traduce en la existencia
de un consenso mínimo y básico de ideas y objetivos sociales comunes.
Los animales actúan según son determinados por los estímulos son los instintos. Por
tanto, la conducta del animal, al estar siempre determinada por causas externas, no es
libre. Si se llegaran a dominar estas causas, sería posible determinar de modo completo,
y por tanto prever, todas sus reacciones.
En el hombre esto es imposible. Por cierto, posee instintos y sentidos, y los estímulos
externos ejercen su fuerza sobre él. Sin embargo, si el hombre se encuentra en estado
normal, cualesquiera sean las circunstancias en que esos estímulos se le presenten, no es
determinado necesariamente por ellos en su conducta, no siendo, por consiguiente, ésta
previsible con absoluta certeza. Puede haber probabilidad mayor o menor, pero nunca
necesidad en la relación estímulo - conducta humana. Son muchas las posibilidades de
conducta en el hombre, incluida la de no actuar, lo cual demuestra que si actúa de una
manera determinada, no es a causa de estímulos ni se sitúa en contraposición con ellos,
es capaz de asumirlos y de dominarlos.
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en el interior del hombre, y es lo que se denomina voluntad. La voluntad se haya
radicalmente indeterminada respecto del actuar o no actuar, de elegir esto o aquello, y
de actuar bien o mal ( el mal consiste en un bien desordenado, escogido en oposición al
bien completo). Todas las alternativas están constituidas por bienes particulares, por lo
cual no determinan al sujeto.
Por esto, la libertad no es el primer bien del hombre. Si tal fuera, todo lo que cada
hombre hiciere u omitiere, por proceder de su libre voluntad, sería por lo mismo
irreprochable. La libertad es el modo de dirigirse el hombre a su bien primero.
Entonces, para elegir, es necesario que exista un punto de referencia fijo, una intención,
una adhesión a un fin desde el cual se ilumina el sentido de la misma elección. Se
puede ver así que la libertad que el hombre ejerce en toda elección es, en verdad, una
aproximación a ese fin.
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la obediencia es lo que asegura la ordenación eficaz de ese bien. Esta obediencia es,
además, en su forma más perfecta, libre. Es, en efecto, elegida.
C.5.1. Clasificación
Las sociedades incompletas son todas aquellas que no abarcan a toda la persona y
persiguen una finalidad que no es directamente el fin último.
Las sociedades perfectas son aquellas que, siendo completas, cuentan con todos los
medios morales y jurídicos para alcanzar el fin de los individuos que las forman.
Existen sólo dos sociedades perfectas: Estado e Iglesia.
Las sociedades imperfectas son todas aquellas que no poseen la plenitud de los medios
para alcanzar su fin.
Las sociedades voluntarias son las que no son exigidas por la naturaleza, pero no por
ello menos necesarias ni obligatorias (gremios, municipios, etc.)
Las sociedades intermedias son las que están entre los individuos y las sociedades
superiores.
La familia es la raíz de todas las otras sociedades, en el sentido de que éstas proceden
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como:
El ser medio perfectivo para el ser humano que busca su bien real es la clave de la
vitalidad de las sociedades.
C.6.1. Autoridad
Sin gobierno es imposible que exista sociedad. Lo que da unidad a una multitud de
personas no pude ser el criterio o la iniciativa individual de cada una. Si hay unidad,
ésta es la de la dirección a su fin, es decir, la de una intención, que no puede ser sino la
de quien gobierna.
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fundamentalmente prudencial, propio del saber actuar- de lo pertinente al fin de la
conducta humana y a los medios aptos para alcanzarlo.
Cabe destacar este sentido propio pues suele distorsionarse la autoridad moral,
limitándolo a la conformidad exigida entre la potestad que se ejerce y la conducta
privada de quien la ejerce. Si bien es deseable tal conformidad, no es esto lo que
significa en propiedad el término, y entenderlo así puede incluir a creer
equivocadamente que la potestad se pierde si no existe acuerdo entre el mandato y la
conducta personal del que manda. Esto no es así, porque la fuente de la autoridad no es
la conducta de quien la ejerce.
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ejerce, debe responder a Dios de su ejercicio, por actuar en razón de algo que no es
suyo, sino recibido -como el ser hombre o el mismo existir- de la divinidad.
La autoridad es aquello en que se funda la obediencia. Esta es la virtud moral que
consiste en hacer propia la voluntad de otro, para ordenarse a un bien que el mismo
sujeto no puede alcanzar individualmente. La virtud moral es una disposición interior
del hombre a actuar con rectitud.
La autoridad es, pues, la razón tanto del gobierno como de la obediencia. Un gobierno
sin autoridad es ilegítimo, no tiene ningún título para exigir el acto moral de la
obediencia. Y la obediencia que no está fundada en autoridad no es tal, sino sometiendo
servil.
Saber mandar y saber obedecer son las virtudes sin las cuales la sociedad no puede
subsistir. Son dos caras de la misma virtud fundamental, la prudencia -el saber actuar en
conformidad con bien común-, la cual puede alcanzar su forma más perfecta, la
gubernativa, solamente si antes ha pasado por la menos perfecta, la del que sabe
obedecer.
b) la escuela positivista identifica lo legal con lo legítimo, pero por una razón diferente.
Afirma que toda ley positiva es legítima por el solo hecho de expresar la voluntad
soberana del legislador.
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La legitimidad de un gobierno se da:
a) en su origen
b) en su ejercicio
La legitimidad de origen consiste en el título válido que la autoridad invoca para ejercer
sus funciones de tal. Este criterio de legitimidad dice relación con la forma de acceder al
poder.
a) un título normal: aquél que la comunidad se ha dado expresa o tácitamente como tal
b) un título excepcional: aquél que nace del ejercicio legítimo del derecho a la justa
rebelión contra un gobierno ilegítimo
La legitimidad de ejercicio dice relación con el modo de que una autoridad cumple con
su finalidad propia, esto es, procurar el bien común.
Cuando en los hechos no se está en presencia de una autoridad legítima, sin más se está
en presencia de una autoridad ilegítima, sea de origen o ejercicio.
b) que se hayan agotado todos los medios pacíficos para procurar que se enmiende la
ilegitimidad.
c) que de la rebelión no se generen males mayores que los que se trata de evitar; que de
la rebelión misma no surjan males mayores que los que se trata de evitar.
d) que exista razonable seguridad de que el gobierno que surgirá de la rebelión podrá
corregir las situaciones negativas que han configurado la ilegitimidad del gobierno
en función; esto hace exigible que los que dirigen y llevan a cabo la rebelión, tengan
la intención real y eficaz de recuperar para su gobierno la legitimidad original.
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e) que exista una razonable probabilidad de éxito para la rebelión.
Del ejercicio del derecho a la justa rebelión surge un estadio dictatorial legítimo que,
para ser tal, requiere el cumplimiento de las siguientes condiciones:
b) que en el ejercicio de su autoridad, ésta respete y satisfaga todos los elementos que
constituyen su fin específico, que es la prosecución del bien común.
c) que sea transitoria, esto es, que tienda a restablecer en el menor plazo posible, un
ordenamiento jurídico conveniente y capaz de sujetar a la autoridad al cumplimiento de
su función.
Es por lo mismo, un orden, unidad de una multitud diversa que responde a un principio
común.
3.- La causa ejemplar del orden político es la autoridad política. El poder es una medalla
de dos caras: auctoritas y potestas.
4.- La causa formal del orden político es la ley. La ley es el principio ordenar que rige la
conducta social.
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forma concreta de vida civilizada que tiene un pueblo.
Este es un deber: el patriotismo. Es una virtud social que nos dispone al amor de
predilección del lugar donde hemos nacido, respecto del patrimonio que recibimos y
donde yacen nuestros padres. La patria es una coordenada vital; es la luz del círculo
mayor que encierra y sustenta el fuego de los círculos menores.
Las partes de la sociedad política son las sociedades menores que comprende.
Cada sociedad particular o intermedia tiene un fin particular, subordinado al fin político
pero formalmente diverso de él. Tiene la autoridad directa respecto de lo pertinente a
ese fin
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fortalecimiento, exigiéndole que se ordenen al bien común político.
Cada sociedad intermedia es por tanto apta por definición para alcanzar por sí sola ese
fin propio específico.
Este fin propio específico es precisamente aquél para el cual es apta por definición, y
puede alcanzarlo por sí sola.
Del hecho de tener toda sociedad intermedia un fin propio específico y ser por
definición apta para alcanzarlo, nace un derecho fundamental: el derecho de la
autonomía.
Al ser apta por definición, tiene derecho a auto-gobernarse, a conducirse a su propio fin
específico, sin interferencia de ninguna sociedad mayor.
La soberanía es una cualidad de la que las sociedades intermedias carecen, ya que están
insertas en una sociedad superior y derivan la validez de sus normas internas de un
ordenamiento jurídico superior, al cual están subordinadas.
Ninguna sociedad mayor puede asumir o absorber lo que es propio de una sociedad
menor.
El fundamento de este criterio es que la sociedad mayor no ha nacido para hacer lo que
las menores pueden hacer, sino, por el contrario, surgen para hacer lo que las menores
no pueden hacer.
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En definitiva, el Estado no debe absorber las actividades que pueden ser adecuadamente
desarrolladas por particulares, sea que éstos se encuentren solos o agrupados. Esta es la
base de una sociedad libre.
El principio de subsidiariedad no sólo señala una limitación entre poderes, sino también
entre potestades, en el sentido que cada sociedad corresponde a una autoridad específica
y ésta no puede ser sustituida por otra, aún cuando sea superior.
La sociedad superior, en cuanto tal, dirige a la inferior por ser ésta parte de un todo. Le
debe suplir en todo aquello que asegure el cumplimiento de su finalidad particular,
respetando su autonomía y sirviendo el bien común.
La tarea del Estado es realizar aquellas funciones que los particulares no pueden
emprender satisfactoriamente.
a) funciones connaturales del Estado: aquellas que por su naturaleza, jamás podrían
ser asumidas adecuadamente por grupos de particulares. Estas funciones
connaturales son de dos tipos:
- defensa nacional
- relaciones exteriores
El Estado es por definición, el único subsidiario de cualquier materia que competa a los
particulares y que éstos no puedan cumplir.
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La subsidiariedad también se aplica a las relaciones de sociedades intermedias y
personas.
Las sociedades intermedias pueden asumir en subsidiariedad las funciones de otras
menores, pero se requiere que efectivamente la sociedad menor no pueda cumplir su
labor y que la sociedad mayor no se vea afectada en sus fines por suplir funciones de la
sociedad menor, desnaturalizándose.
El principio de totalidad enuncia que la parte se debe al todo, siendo el bien de éste
siempre mayor y perfecto que el bien particular.
E.- Estado
El fin del Estado es el bien común o adecuado orden de relación para que todos y cada
uno de los miembros de la población alcancen su bien particular en la mayor medida
posible. Por esta razón, el Estado no puede discriminar entre sectores de la población;
todos tienen derecho a su bien particular. La población está conformada por todos
aquellos que están integrados al Estado.
Las poblaciones de los Estados tienen características propias que le van dando una
identidad, una idiosincrasia propia (cultural, social, histórica, etc.). Hay Estados donde
esta idiosincrasia es común y homogéneas y esto es muy importante para la identidad y
unidad nacional. Sin embargo, existen Estados compuestos por idiosincrasias complejas,
fuente de grandes problemas sociales y políticos.
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Con todo, no es legítimo que el Estado intente producir una homogeneidad por la fuerza
o arbitrariedad. El proceso de homogeneidad debe darse de una forma espontánea,
natural y fluida. El Estado debe respetar las minorías existentes en su territorio.
b.1. mar territorial: tiene una extensión de tres millas, medidas desde la línea de las
mareas más bajas.
b.2. mar jurisdiccional (zona contigua): se extiende hasta las doce millas,
medidas desde la línea de las mareas más bajas, y se fija para que el Estado pueda
ejercer el derecho de policía relativo a la seguridad del país y las leyes territoriales.
b.3. mar patrimonial (zona económica exclusiva): tesis que surgió en Chile en
conjunto con Ecuador y Perú, en que se consideran doscientas millas marítimas, en las
cuales nadie más que el país ribereño tiene derecho a explorar ese mar y el subsuelo que
eso comprende. Aquí no hay soberanía política. La tesis de las doscientas millas fue
proclamada en 1947 por el presidente Gabriel González Videla y fue ratificada en 1952
en la Declaración Tripartida de Santiago.
El poder soberano es la cualidad del poder estatal en virtud de la cual las normas que
éste dicta no derivan su validez de ningún ordenamiento jurídico superior al cual haya
de estarle subordinadas.
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En el Estado, por su esencia de sociedad superior, está virtualmente incorporada,
adherida, la soberanía. Por ello, la soberanía es un atributo del Estado. La soberanía
radica en la nación pero es ejercida por le Estado en cuanto expresión máxima de su
organización jurídica.
La soberanía o poder supremo en virtud del cual existe y actúa el Estado es una,
limitada, indelegable e imprescriptible. No obstante, conceptualmente se distingue una
dimensión interna y otra externa de la soberanía. La soberanía interna es la que permite
al Estado darse la estructura política o jurídica que estime conveniente en forma
autónoma. La expresión fundamental de la soberanía interna es el poder en virtud del
cual el Estado se plantea frente a los demás Estados en un plano de igualdad jurídica.
La soberanía tiene íntima relación con el robustecimiento del poder del Estado tanto
hacia su parte interna como hacia las relaciones exteriores. Como factor social interno,
confiere al Estado la capacidad necesaria para adoptar la modalidad política que estime
más conveniente para la dirección y organización de la masa humana integrante del
respectivo espacio territorial, sin perjuicio de influir sobre el sentimiento, pensamiento y
voluntad de la población.
La política del poder en la esfera internacional está compuesta por el poder interno, el
poder económico y el poder militar y tiende a la consolidación del ser nacional para
mantener una condición de supremacía o, al menos, de equilibrio de poder.
Con todo, la soberanía en tanto cualidad del poder estatal, posee limitaciones tanto
jurídicas como prácticas.
a.1. Bien común. La soberanía es una cualidad del poder del estado y toda cualidad
debe estar subordinada a la finalidad del ser al cual pertenece.
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a.3. Derecho y Tratados internacionales; éstos constituyen una especie de
autolimitación de la soberanía por cesión de capacidad soberana al someterse al derecho
internacional u obligarse en tratados internacionales bilaterales o multilaterales.
Son funciones del Estado las actividades a través de las cuales éste tiende a la obtención
de su fin último, que ese el bien común. Las funciones del Estado tienen un carácter
permanente. Así, las funciones del Estado son las diversas acciones que el poder estatal
debe realizar a fin de dar cumplimiento a su tarea en relación con el bien común de la
sociedad.
Las diversas funciones del Estado son la función legislativa, ejecutiva y judicial. A
través de estas tres funciones, el Estado ejerce su poder.
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Debiendo estar permanentemente subordinada a la norma constitucional (reglamentos y
decretos), la función ejecutiva (administración) consiste esencialmente en:
a) reglamentar la ley para su debida aplicación, ya sea por mandato expreso de ésta, ya
sea por una necesidad que para ello se derive aún cuando no exista el referido mandato
E.2.3. Función Judicial. La función judicial consiste en aplicar la ley ya sea para
sancionar penalmente a quienes la transgreden (cometiendo falta o delito), o bien para
reconocer un derecho controvertido, o resolver una contienda entre particulares o entre
un particular y la administración (jurisdicción contencioso administrativo). De esta
forma, la función legislativa posee la facultad de imperio que se manifiesta en el
conocer, resolver o juzgar, y hacer ejecutar lo juzgado.
Los órganos del Estado son aquellas estructuras de las que éste se vale para cumplir con
sus distintas funciones, razón por la que éstos se constituyen como organismos de
autoridad.
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La permanente conjunción del hacer estatal y el sistema social generan la dinámica del
sistema político.
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CUARTA PARTE
ACTO HUMANO
A. 1. Saber humano.
Dada la condición espiritual, racional y libre del ser humano, por naturaleza es un ser
curioso.
Siendo un ser finito, no perfecto y que adolece de incompletitud, razón por la que no
sabe ni puede saber todo, constantemente expresa su deseo de saber acerca de la
realidad.
El ser humano concurre así con todas sus facultades al proceso de constitución del saber
verdadero, el cual se realiza en una efectiva posesión de la verdad de la realidad, única
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instancia que al ser humano permite estructurar, realizar y dar sentido a su vida en
tiempo y espacio determinados.
Encontrar las causas primeras supone desarrollar el proceso cognocitivo que nos
permitirá acceder al conocimiento anhelado.
a) un sistema lógico
b) un orden intelectual
c) normas de vida
d) pautas de conducta
El objeto de la filosofía es encontrar las causas primeras de todas las cosas. Pero el ser
humano adolece de incompletitud; no puede conocerlo todo pues es imperfecto.
Entiende pues el hombre que las cosas "son". Afirma el ser humano que cada cosa “es";
se capta la realidad como "siendo". Entonces, lo común a todas las cosas, es que éstas,
"son"; lo activo y lo pasivo; ambas cosas "son".
Esta reflexión nos enfrenta a la problemática de la dinamicidad del ser, pues hay cosas
que dejan de ser y otras que comienzan a ser.
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efectos emanan de su sustancia conforme a la ineludible ley de su naturaleza y
existiría por tanto un vínculo de necesidad absoluta, donde no opera la condición de
libertad.
De esta forma, a partir de cada supuesto necesario primero definido respecto del ser, se
deriva su correspondiente sistema lógico, orden intelectual, normas de vida y pautas de
conducta.
Del saber humano surge la problemática del proceso cognoscitivo. De éste deriva la
problemática del ser y, a su vez, la problemática de los valores.
Naturalmente se admite que no a todas las cosas se les atribuye igual valor.
Fundamental es pues definir la norma que rige el orden de los valores o jerarquía
valórica.
Imprescindible resulta definir los criterios que rigen la calificación del valor.
c) el estudio de la sociedad
d) el desenvolvimiento espiritual
La cuestión valórica nos enfrenta a la relación central del hombre con la ética.
En cuanto ciencia, la ética estudia el acto humano, esto es, al proceso en que el ser
humano ejercita lo que por naturaleza le es propio: razón, inteligencia, voluntad, y
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libertad.
Para la realización de sus actos, el hombre puede aplicar distintos criterios de moralidad
o principio de bien o mal.
El acto humano es ético en la medida que tiene presente la finalidad del mismo.
El acto humano tiende al bien pues el bien lo que conviene a la naturaleza humana.
Además, siendo la naturaleza humana siempre la misma en cada ser humano, el fin para
todos es idéntico. El fin corresponderá a la perfección que es su mejor bien.
Desde que el ser humano reconoce el bien, tiende a él. Sin embargo, posee la libertad de
optar por otro camino. Lo natural es que opte por el bien; lo contrario índica la
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existencia de un problema de inteligencia humana, pues concientemente se estaría
apartando del bien, aquello que más conviene a su naturaleza.
De esta tendencia natural emergen los preceptos éticos universales que se expresan en la
máxima especulativa: hacer el bien, evitar el mal.
La vida del ser humano se produce en razón de la posesión de una esencia real que se
realiza en existencia efectiva, vale decir, de una potencia que se realiza en acto, en
virtud de la intervención de una fuerza superior creadora. No existiría pues vida
propiamente humana si el hombre no tuviera una naturaleza determinada y estuviera
dotada de las potencias o facultades aptas para su plena realización.
El hombre posee entonces potencias, dadas en calidad de medios para ejecutar las
operaciones que le son connaturales, teniendo todas y cada una de ellas tendencia a una
determinada especie de actos, de manera que cada cual posee una propensión a realizar
los actos propios de su naturaleza. En tanto el objeto propio de cada facultad es lo que la
determina y distingue, el acto es el medio por el cual la facultad se ejercita,
constituyendo el objeto y acto aquello que permite conocer y entender la facultad.
De esta forma, el saber humano es posible en tanto el hombre posee una naturaleza que
implica una potencia o facultad que constituye una actividad que permite su realización
particular, a saber, la inteligencia humana. De ese modo, si bien el ser humano tiene en
común la condición de animalidad con los animales y posee como ellos facultades
sensitivas, de hecho se diferencia de éstos en que además posee la racionalidad y, por
consiguiente, facultades intelectivas propias de su ser específico.
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Cuerpo + Espíritu
Razón
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Análisis. En cuarto término el ser humano procede a realizar la operación de análisis
consistente en el proceso de examen exhaustivo de los factores constituyentes de la
realidad para, mediante la identificación, distinción y separación de sus parte, proceder
a definir sus principios y elementos constitutivos y determinar la naturaleza de las
cosas, las cualidades de éstas y las relaciones existentes entre ellas para establecer un
entendimiento capaz de fundamentar una explicación racional de la realidad.
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En esta perspectiva, ejecutada la acción decidida y causados sus efectos, procede ejercer
el control y evaluación de la decisión y la acción para continuar el proceso de
intelección, ya que cabe aprehender la nueva realidad gestada.
Todo raciocinio se compone de juicios y todo juicio de ideas. Por lo tanto, si la idea es
un término, el juicio es una proposición y el raciocinio es un argumento. Luego, el
encadenamiento de las proposiciones que componen el argumento son las que conducen
a la consecuencia del mismo. A su vez, la proposición a la que conduce el argumento es
la conclusión. Las proposiciones de las que se deduce la conclusión son los
antecedentes.
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A.1.8. Objeto específico de la intelección
b) Actos del hombre o actos voluntarios que corresponden a las operaciones humanas,
donde sí median entendimiento y voluntad.
La voluntad es la facultad o potencia de querer que mueve a hacer o no hacer una cosa
en razón de apetecer el bien presentado por el entendimiento.
Se afirma que “el hombre no obra sino después de haber querido y no quiere sino
después de haber pensado”.
Se trata de una propiedad que consiste en su ordenación natural al fin último del
hombre.
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Fuentes de la Moralidad. Las fuentes de la moralidad son:
a) Objeto
b) Fin
c) Circunstancias
Objeto es aquello a que tiende el acto por su propia naturaleza; es aquello que obramos.
Circunstancias son aquellas condiciones accidentales que rodean el acto humano y que
modifican la moralidad sustancial que sin ellas ya tenía. Estas se refieren a las
categorías de quien, qué, dónde, con qué, por qué, cómo y cuándo se realiza un
determinado acto humano.
Se requiere la bondad de de todos los elementos constitutivos del acto humano para que
éste sea bueno moralmente.
Un acto malo por su objeto nunca hace nada bueno por el fin o las circunstancias que se
añadan.
Un acto bueno por su objeto, puede corromperse por el fin o las circunstancias.
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Objeto malo + Fin malo Acción mala y peor
Requiere por tanto desarrollar y perfeccionar su ser en la medida que satisface sus
necesidades y supera su incompletitud.
A.1.10.1. Virtudes
Consideraciones generales. La palabra virtud, del latín virtus, igual que su equivalente
griego, areté, significa "cualidad excelente", "disposición habitual a obrar bien en
sentido moral".
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La repetición de actos conforma en el sujeto una determinada propensión a ese tipo de
actos, una inclinación o facilidad hacia ellos.
Es bueno hacer un acto bueno, pero no por eso se es una persona virtuosa: para adquirir
la virtud se precisa el esfuerzo continuado de la perseverancia en la realización de obras
buenas.
Ese empeño persistente en orientar la propia conducta hacia actos buenos proporciona al
hombre una íntima inclinación, libre, hacia el bien. Y esa buena inclinación es la virtud.
De la misma manera, el empeño personal por no caer en actos que son malos, de
injusticia, de egoísmo, de mal carácter, impide que la repetición de acciones malas
termine convirtiéndose en vicio.
Quien no practica las virtudes es incapaz de hacer cabalmente lo que quiere. Decide,
pero no cumple; no consigue llevar a cabo lo que se propone pues no llega a trabajar lo
previsto o a ejecutar lo decidido. Sólo quien tiene virtudes puede guiar su vida de
acuerdo con sus principios, sin estar cediendo, a cada instante, ante la más pequeña
dificultad o ante las solicitaciones contrarias. La misma palabra "virtud" que es latina,
está relacionada con la palabra "hombre" (vir) y con la palabra "fuerza" (vis). La gran
fuerza de un hombre son sus virtudes, aunque quizá su constitución física sea débil.
Los hábitos buenos -las virtudes- consiguen que se vaya estableciendo el predominio de
la inteligencia en la vida del espíritu.
Virtudes teologales
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b) Esperanza. La esperanza es la virtud consistente en un estado del ánimo en el cual se
presenta como posible lo que se desea. En el orden sobrenatural se espera que Dios con
firmeza dará los bienes prometidos.
La caridad ayuda a corregir al que yerra; enseñar al que no sabe; dar buen consejo al
que lo necesita; consolar al triste; sufrir con paciencia los defectos del prójimo;
perdonar las injurias; rogar por vivos y muertos.
Virtudes cardinales
"El hombre cauto medita sus pasos" (Prov. 14,15). La prudencia es la "regla recta de la
acción", escribe S. Tomás, siguiendo a Aristóteles. Es llamada la "auriga virtutum":
Conduce las otras virtudes indicándoles regla y medida.
Especies de justicia:
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Justicia conmutativa: es la que debe informar las relaciones interpersonales, vale decir,
las relaciones entre personas naturales o jurídicas que se relacionan en una situación
social de igualdad. Es una relación de igualdad, de equilibrio; cuando el valor de lo
recíprocamente debido es rectamente el mismo.
Justicia legal: es la que debe regir las obligaciones de las personas para con la
sociedad, representada por la autoridad.
Justicia social: es la que tiene por objeto el bien común. Todos deben contribuir al bien
de la comunidad. La justicia social implica el orden social que va a consistir y se va a
concretar en el bien común.
Capacita para ir hasta la renuncia y el sacrificio de la propia vida por defender una causa
justa.
Asegura el dominio de la voluntad sobre los instintos, modera los apetitos y el uso
excesivo de los sentidos, sujetándolos a la razón.
La persona moderada orienta hacia el bien sus apetitos sensibles, guarda una sana
discreción y no se deja arrastrar para seguir la pasión de su corazón.
A.1.10.2. Vicios
Los vicios son aquellas operaciones humanas que desperfeccionan al ser en tanto lo
corrompen y degradan.
Los vicios dispersan las fuerzas del hombre, mientras que las virtudes las concentran y
las ponen al servicio del espíritu.
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a) Soberbia. La soberbia es el apetito desordenado de ser preferido a otros con
menosprecio de los demás. La virtud contraria es la humildad. Relación con egoísmo en
tanto inmoderado y excesivo amor a sí mismo que hace atender desmedidamente el
propio interés, sin cuidar de los demás.
f) Envidia. La envidia es el vicio de sentir tristeza o pesar del bien ajeno. La virtud
contraria caridad o amor fraterno que conduce a desear y hacer siempre el bien para los
demás.
Situación real.
Se ha llegado tal extremo, que las palabras virtud y virtuoso, vicio y vicioso, sólo
pueden encontrarse en el catecismo, en la farsa, en la opereta o en la Academia.
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Observación:
El mérito es la cualidad de las acciones que realiza el ser humano y que lo hacen digno
de aprecio y premio.
El demérito es la cualidad de las acciones que realiza el ser humano y que lo hacen
indigno de aprecio y merecedor de castigo.
Los sistemas doctrinarios generales declaran que el fin del ser humano es ser feliz.
Se discute entonces:
Posesión: Acto de tener una cosa con ánimo de conservarla parta sí u otro
¿La posesión es un medio o fin? ¿Vivo para poseer o poseo para vivir?
¿El poder es un medio o fin? ¿Vivo para tener poder o tengo poder para vivir?
¿El placer es un medio o fin? ¿Vivo para sentir placer o siento placer para vivir?
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Ataraxia: Estado de imperturbabilidad
¿La ataraxia es un medio o fin? ¿Vivo para estar en estado de ataraxia o puedo estar un
momento en ataraxia para vivir?
Felicidad
Ante semejante problemática, sin más surge el por qué ante la pregunta “¿Qué es la
felicidad?”, se responde con un algo que no es un concepto de felicidad.
Amor
El amor es el afecto por el cual el ánimo busca el bien verdadero o imaginado y apetece
gozarlo.
Hay que aprender a ser felices, esto es, a disponer el ánimo a complacerse en la
posesión de un bien.
Hay que aprender a amar, esto es, a disponer el ánimo para buscar el bien verdadero.
Un texto bíblico enseña: “Aunque hablara todas las lenguas de los hombres y de los
ángeles, si me faltara el amor sería como bronce que resuena o campaña que retiñe.
Aunque tuviera el don de profecía y descubriera todos los misterios y la ciencia entera,
aunque tuviera tanta fe como para trasladar montes, si me falta el amor nada soy.
Aunque repartiera todo lo que poseo e incluso sacrificara mi cuerpo, pero gloriarme, si
no tengo amor, de nada me sirve” (1ª Corintios 13: 1 – 3).
Agrega el texto: “El amor es paciente y muestra comprensión. El amor no tiene celos,
no aparenta ni se infla. No actúa con bajeza ni busca su propio interés, no se deja llevar
por la ira y olvida lo malo. No se alegra de lo injusto, sino que se goza en la verdad.
Perdura a pesar de todo, lo cree todo, lo espera todo y lo soporta todo. El amor nunca
pasará. Las profecías perderán su razón de ser, callarán las lenguas y ya no servirá el
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saber más elevado. Porque este saber queda muy imperfecto, y nuestras profecías
también son algo muy limitado; y cuando llegue lo perfecto, lo que es limitado
desaparecerá. Cuando era niño, hablaba como niño, pensaba y razonaba como niño.
Pero cuando me hice hombre, dejé de lado las cosas de niño…. Ahora pues, son válidas
la fe, la esperanza y el amor; las tres, pero la mayor de estas tres es el amor. Busquen el
amor y aspiren a los dones espirituales” (1ª Corintios 13: 4 – 13, Corintios 14: 1).
Nota:
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QUINTA PARTE
EDUCACION Y ENSEÑANZA
A.- Educación
La educación comienza tras el nacimiento ya que, poco a poco, desde ese momento la
persona va adquiriendo hábitos que actualizan sus capacidades y configuran su
personalidad.
El hombre no se educa sólo por lo que se le enseña, sino fundamentalmente por lo que
vive.
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El ser humano no aprende a caminar sino caminando; no aprende a razonar sino
razonando; no aprende a amar sino amando.
Se trata de que el ser humano actúe por sí mismo con facilidad y dominio.
La educación no puede existir sin una dedicación continua tanto del maestro como del
alumno.
Sin esfuerzo y disciplina no es posible gozar de los frutos. Pensar que la etapa forzada
y tediosa de la educación puede ser evitada, es una falsedad. No se puede cosechar sin
sembrar.
El sociólogo Tarde señala: “Educar es hacer que el niño entre a formar parte de la
sociedad” (Antología, C. Finlayson, Editorial Andrés Bello, 1969, pág. 256).
B.- Enseñanza
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El saber es un acto íntimo y perfectivo de la persona.
Goethe precisa: “No hay espectáculo más terrible que la ignorancia en acción”.
Arturo Graf indica: “El saber y la razón hablan; la ignorancia y el error gritan”.
Si el poeta Friedrich Hebbel (1813 – 1863) afirma que “todo el mundo se duele de su
memoria y nadie de su juicio”, bien puede agregarse que además nadie suele dolerse de
su saber.
El escritor español Baltasar Gracián (1601 – 1658) indica: “Hay mucho que saber, es
poco el vivir, y no se vive si no se sabe… No vive vida de hombre sino el que sabe”.
Oscar Wilde reflexiona: “La fuerza bruta aún puede tolerarse, pero la razón bruta en
modo alguno”.
Los fines particulares de la enseñanza son saber pensar, saber expresarse, saber leer y
saber comportarse.
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Quien no logra saber pensar queda:
Pensar es “la cosa más fuerte y más continuamente ejercida en todos los grados de la
vida”.
Saber expresarse es saber manifestar de manera verbal y no verbal lo que se quiere dar a
entender.
Problemas:
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Esto supone una docilidad o disposición a ser enseñado.
De suyo implica supone una actitud abierta a reconocer lo real e implica disponerse a
entender cada objeto según su naturaleza y sus condiciones propias.
Es un saber acerca de aquello que conforma nuestro ser y un saber que permite ajustar
el comportamiento a su plena realización, tanto en lo individual como en lo social.
El comportamiento dice relación con la estima y respeto que se tiene por los demás.
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b) el empleo del lenguaje verbal y del lenguaje no verbal
Con todo, equivocarse o tener o tomar una cosa por otra, juzgando u obrando
desacertadamente, es parte del proceso de aprender.
Escuela proviene del latín “schola”, que a su vez proviene del término griego “sjolé”
que significa ocio.
No es en realidad una paradoja la relación del término griego “sjolé” con el ocio.
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La Escuela no es la instancia de conocimiento rudimentario con la que hoy se identifica
el término, ni tiene el sentido peyorativo que se le asigna.
La Escuela como concepto está pues referida a la formación, ya que corresponde a una
instancia de vocación por el conocimiento.
La Escuela es donde se desarrolla el hábito del estudio, aunque éste ha de ser formado
en el hogar familiar.
Más allá del hogar, es en la Escuela donde se aprende a enfrentar y superar la ignorancia
y el error.
El error es la falsa percepción de la realidad o no conformidad del juicio con las cosas.
Sin embargo, para sembrar la semilla y lograr que fructifique, antes hay que despejar,
arar y abonar bien la tierra.
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E.- Estudio
Estudiar. Para aprender, esto es, para adquirir el conocimiento y entendimiento cabal de
la realidad, es necesario estudiar.
El estudio implica el esfuerzo o empleo enérgico del ánimo para conseguir una cosa
venciendo las dificultades.
Al ser un derecho y una obligación, es una imposición o exigencia moral regida por el
entendimiento conciente y la voluntad libre.
Aplicarse significa dedicarse con asiduidad al estudio, esto es, emplearse con frecuencia
y puntualidad al proceso a este proceso esfuerzo y ejercicio del entendimiento para
alcanzar objetos y fines determinados.
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El cuidado y la diligencia dice relación con procesar de manera exacta y rigurosa la
materia sometida a estudio y siempre en correspondencia con los plazos establecidos.
El motivo o razón es lo que mueve; lo que tiene la virtud de mover a estudiar, esto es, a
aquello que permite aprender y conduce al saber.
El motivar es dar causa o motivo para realizar el esfuerzo y ejercicio del entendimiento.
Estudio y Condiciones. El buen proceso del estudio implica que éste sea realizado en y
con las condiciones objetivas y subjetivas adecuadas. La persona debe contar con los
elementos necesarios para hacer fructificar su disposición al estudio.
Estudiar implica aplicar la memoria pero no se reduce a ésta. El estudio implica aplicar
la memoria como fundamento de las relaciones intelectuales que dan lugar al juicio y al
razonamiento.
Estudiar supone retener y recordar lo pasado, pero siempre como fundamento para
establecer siempre nuevas, mejores y mayores relaciones que cada vez permiten conocer
y entender más cabalmente la realidad.
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Estudio y Descanso. La acción de estudiar requiere el descanso periódico. La persona
que realiza el esfuerzo y ejercicio de aplicar el entendimiento necesita cesar en su
trabajo, reposar y reparar las fuerzas con quietud.
Si bien hay que saber trabajar, ciertamente también hay que saber descansar.
Michel Sciacca, con claridad expresa la razón y el sentido del silencio: “El silencio es la
soledad del pensamiento… Estar en silencio es escuchar una palabra interior… El
silencio es el apoyo del alma, el vino generoso de la meditación: nos embriaga y da
fuerzas para sufrir y aceptar. De este vino mana, milagrosamente, el agua viva de la
palabra animosa y resuelta. El silencio es la desnudez de toda conversación; es el
discurso desarmado. El silencio no argumenta, no prueba, no demuestra. El silencio
testimonia… El silencio es… el inmutable movimiento del alma contempladora… El
alma escucha… El pensamiento en silencio no es el silencio del pensamiento… El
silencio, padre de la palabra…”.
F.-. Profesor
Profesor es la persona que profesa o ejerce la función de educar y enseñar a otros seres
humanos.
Profesor es quien está consagrado o dedicado a guiar a los seres humanos en el proceso
del aprender para saber y formarse como seres humanos.
Profesor es quien ejerce la profesión de guiar a los seres humanos en el proceso del
aprender para saber y formarse como seres humanos.
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El profesor actúa como pedagogo en tanto educa e instruye a los niños.
Ser Profesor es más que tener la profesión formal de enseñar una determinada ciencia,
arte u oficio.
Lo natural es que el ser humano aprenda siempre de otra persona, pues un saber o
ciencia no es únicamente el registro de información, sino una actividad vital.
Lo que hay que adquirir no es exclusivamente ‘lo sabido’, el objeto, sino también el
modo de saberlo.
Maestro es quien enseña una ciencia, arte u oficio, siendo práctico en una materia
respecto de la cual tiene dominio pleno, esto es, de efectivo, libre y expedito.
La dependencia del que aprende respecto del que enseña es siempre real.
Por tanto, corresponde al maestro iluminar al alumno, esto es, iluminar para mostrar o
enseñar el camino de su formación como condición de su experiencia de vida.
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La misión del maestro es que el alumno llegue a poseer un mayor y mejor saber.
Friedrich Nietzsche señala: “Poca gratitud se tiene por un maestro cuando se continúa
siendo siempre discípulo” (Grandes Aforismos, Emecé Editores, 1944, pág. 195).
Un buen profesor es capaz de corregir por su misma acción y en el orden práctico, todos
los errores de un plan o programa, e incluso, de los principios generales. Un mal
profesor, en cambio, puede corromper todas las buenas intenciones de una educación
que en principio está bien planteada.
Es imposible que sea un buen profesor aquel que no desea serlo, es decir, el que no ama
verdaderamente su tarea.
La de la enseñanza es una de las profesiones, junto con la vida religiosa y la milicia, que
requieren el fuego interior de la vocación.
No basta la mera aptitud, el gusto, es necesario el amor hondo por lo que se hace.
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Por esto, tal como en el servicio religioso y militar, es menester saber seleccionar a los
que han de formarse como profesores.
Clarence Finlayson señala: “La vocación es el grito del destino que nos ordena caminar;
es el estremecimiento que se traduce en el mensaje del alma” (Antología, Clarence
Finlayson, Editorial Andrés Bello, 1969, pág. 259).
Su parte medular está constituida por la comunicación del saber, que es un acto íntimo y
perfectivo de la persona.
El que enseña no puede tener sólo noticia clara y distinta de los objetos que debe
enseñar. Debe amarlos en su condición de verdaderos.
Debe ser una persona que busque el saber como perfección, y que esto quiera
comunicarlo.
Pensar que porque se va a ser profesor de enseñanza básica o media sólo es preciso
alcanzar un nivel mínimo de dominio de la materia que se va a comunicar, es uno de los
errores más graves en que pueden caer aquellos que dirigen la formación de los
profesores.
Es evidente que no se puede pretender enseñarlo todo, pero también es cierto que no
puede enseñar bien aquel que no desee, desde el fondo de su alma, conocerlo todo y
adelantar permanentemente en esta dirección.
La falta de criterio en este orden, aunque se tenga vocación y saber, puede destruir todo
lo que se edifique en otros ámbitos.
La formación moral que se dé en las instituciones que forman profesores no puede ser
una visión somera y esquemática de los principales temas de la ética.
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Tiene que ser una formación orientada precisamente a que se sepan encarar bien los
casos concretos que van a exigir un juicio y una conducta consecuente. Se requiere una
formación moral eminentemente práctica.
El profesor que se adapta a este modo de concebir su tarea deja de tener problemas
funcionarios, pero pierde lo personal que pueda comunicar a sus alumnos.
Por esta causa se crea el ambiente propicio para la esterilización de la obra del profesor,
perdiendo éste el interés por comunicar algo. Se seca así esa capacidad vital que tiende
el puente hacia el que aprende, por el cual habría de pasar todo lo que en verdad vale
que sea aprendido.
Se pierde así la sabiduría, el amor por la verdad conocida, el deseo de que otros la
conozcan como el mismo que la enseña. En este estado, es la simple repetición de lo que
ya sabe y sobre lo que ha sido instruido.
Para poder aconsejar a un ser humano en forma recta, es necesario tener presente cuál es
el bien real de ese hombre, y al mismo tiempo poseer la disposición para saber
reconocer, en relación a este bien, lo que verdaderamente sucede en la singularidad de
un alma.
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Mito de la caverna de Platón. La narración del libro séptimo de “República” de Platón
presenta a unos prisioneros situados en el interior de una caverna. Se hallan allí desde la
infancia y atados de tal formas que únicamente pueden dirigir la vista al frente. Tras
ellos, a una cierta distancia, se sitúa un gran fuego y en el espacio intermedio entre los
prisioneros y la hoguera transcurre un camino flanqueado por un muro de escasa altura.
Numerosas personas transitan por el camino portando sobre sus cabezas o las espaldas
objetos variados, así como diversas estatuas con forma de seres humanos y animales, de
modo que dichos objetos y figuras asoman por encima del muro. La luz del fuego, al
incidir en ellos, proyecta sus sombras justo hacia la pared a la que miran los prisioneros.
Como algunos de los porteadores hablan entre sí, los prisioneros perciben las palabras –
ya que la pared posee una excelente resonancia- y las atribuyen a las sombras que
observan entre ellos, como si de un espectáculo de teatro se tratara. Como los
prisioneros nunca han visto más que la caverna y el mundo de sombras creen que solo
este mundo y esas sombras constituyen la realidad. Toman las sombras por lo ente, por
lo descubierto.
De pronto, uno de los presos es liberado y obligado a que mire alrededor de la caverna,
vea a los portadores y a los objetos; pero, además, es conducido afuera, hacia la luz del
sol. Al principio, se resiste molesto contra tal aprendizaje, que le produce dolor, pues
cuesta readaptar la vista a eso que ahora se le revela como “más ente” que aquello que
él suponía anteriormente como lo ente. Sin embargo, después se acostumbra a vivir al
sol y, poco a poco, también aprende a reconocer el mundo verdadero como verdadero en
comparación con el mundo de penumbra y sombras parlantes de la caverna. Pronto se
percatará de que el sol de fuera es la fuente de la vida de todo lo demás, tal como el
fuego de la caverna lo es de las sombras del interior.
Sin embargo, para educar y enseñar, esto es, para guiar a sus alumnos en el proceso de
la vida, el profesor debe haber salido primero de la caverna.
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G.- Educación y Sociedad
Por extensión, la educación y la enseñanza son un medio de desarrollo del ser humano
individual y, por tanto, un medio de desarrollo de la sociedad. La educación y la
enseñanza permiten mejorar e incrementar el saber que permite la superación de las
actuales condiciones de vida a escala individual y colectiva en el orden físico,
intelectual y moral de las personas.
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La proyección del actual estado de cosas en el campo de la educación y enseñanza, y
peor aún su eventual deterioro, sólo conducirán a la degradación de la libertad y la
calidad de vida de los pueblos subdesarrollados.
El estado de paz alcanza así a las personas en particular y se proyecta a toda la sociedad.
H.1. Orden
El orden implica una regla o modo que se observa para hacer las cosas, implicando
tanto una relación de una cosa respecto de otra como una determinada sucesión de las
cosas.
Un orden y una orden son necesarios, válidos y legítimos en tanto procuran el bien del
ser, esto es, su mejor y mayor realización posible.
El orden y una orden no han de ser arbitrarios; lo son en tanto desperfeccionan al ser y
lo alejan de su bien.
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Una orden o mandato es la ordenanza que da el superior para que se observe una cosa
en función de dirigir a un objeto y fin.
Se ordena para poner en concierto y buena disposición las cosas y así poder alcanzar los
objetivos y fines perseguidos.
El precepto corresponde a cada una de las instrucciones o reglas que son dadas para el
conocimiento o manejo de una facultad, ciencia o arte.
El precepto es precisamente determinado por el preceptor, esto es, por el que enseña.
La prohibición tiene por objeto procurar el bien de la persona e impedir todo aquello
que la afecte negativamente.
Siendo el orden una condición para que las partes de un todo alcancen su bien y al
mismo tiempo se realice el bien común, quien ejerce la autoridad no solo tiene el
derecho sino, además, el correspondiente deber de ordenar en función y razón del bien
debido y procurado.
El profesor ha de ser ordenado en su enseñanza para lograr que los alumnos aprendan
bien y sepan bien.
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H.2. Disciplina
En este sentido, disciplinar es pues instruir o enseñar una profesión dando lecciones.
Amonestar es hacer presente una cosa para que sea considerada, vale decir, procurada o
evitada.
Atendiendo las fuentes del acto humano y guardando conformidad con la falta
cometida, la pena misma puede ser levísima, leve, grave o gravísima.
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En este sentido, el castigo corresponde a una acción correctiva que procura formar
conciencia activa acerca de la realidad y acerca de las reales consecuencias que tienen
los actos humanos sobre sí mismo y los demás.
Ante una falta merecedora de castigo no cabe la impunidad, vale decir, la ausencia de
castigo. Si no se corrige debidamente se falta a la justicia y daña tanto al bien individual
como al colectivo o social procurado.
Derecho y obligación. Siendo la aplicación de la disciplina una condición para que las
partes de un todo alcancen su bien y al mismo tiempo se realice el bien común, quien
ejerce la autoridad no solo tiene el derecho sino, además, el correspondiente deber de
disciplinar en función y razón del bien debido y procurado. Si la autoridad incumple su
deber de procurar y asegurar la disciplina, ésta falta a su obligación y puede devenir en
ilegítima.
El texto bíblico precisa: “Corrige a tu hijo mientras haya esperanza, sino tú serás
responsable de su muerte” (Proverbios 19: 18).
Agrega el texto bíblico: “El que acepta que lo corrijan ama el saber; el que aborrece la
reprensión es un tonto” (Proverbios 12: 1).
H.3. Sistema
El proceso educativo supone tanto el orden del sistema educacional como del sistema de
enseñanza.
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Tanto el educador como el educando son seres humanos, vale decir, ambos son personas
o seres con igual naturaleza, ambos poseen y expresan la naturaleza humana. En este
sentido, ambos son seres esencialmente iguales. Al ser esencialmente iguales, aunque
existencialmente distintos, ambos poseen los mismos derechos y deberes.
Sin embargo, si bien educadores y educandos son seres humanos y ciudadanos que
actúan en calidad de partícipes y protagonistas del mismo proceso de educación y
enseñanza, debe tenerse presente que en él ambos poseen determinadas y concretas
condiciones, posiciones y funciones particulares o específicas que los distinguen
sustantivamente, situación que no admite entre ellos una equivalencia plena.
Es así como educador y educando poseen una distinta condición. Si bien tanto el
educador como el educando son seres humanos y ciudadanos, el educador es un adulto
y, el educando, un niño o joven menor de edad. En este sentido, por principio se
entiende que no poseen igual grado conciencia respecto de sus actos y por ello se
distingue su grado de responsabilidad.
Por último, como es evidente, en razón del objeto y fin del proceso de educación y
enseñanza, el educador y el educando difieren en su función. La función del educador es
educar y enseñar y, la del educando, es educarse, aprender y saber. Aunque en términos
de relación humana ambos se sirven activamente y perfeccionan recíprocamente, el
educador es el que educa y enseña mientras que el educando es aquel que recibe la
educación y la enseñanza.
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De afectarse el orden de la relación educador – educando, este último verá complicado
su derecho y deber de alcanzar su bien y realizar su ser. Por extensión, limitada su
posibilidad de bien individual, por extensión se afecta el bien común social.
Sala de clases. La sala de clases constituye el dominio del profesor. La sala de clases es
la instancia donde el profesor ejerce su superioridad legítima basada en el dominio del
saber, a la luz de la doctrina nacional e institucional.
Si bien la realidad social suele ser percibida como un mundo que constituye una
verdadera selva, la sala de clases es el ámbito de libertad donde el profesor deja fuera la
selva de la realidad y contiene la selva que cada uno porta en su interior, para que esa
realidad constituida por todos los que participan en la sala de clases se ordene y sea
posible realizar un efectivo proceso de educación y enseñanza.
Sólo mediando la aplicación de esa autoridad justa y de la imposición propia del orden
será posible que los educandos realmente alcancen realizar su bien en tanto se forman
como verdaderos seres humanos.
I.1. Crisis
Concepto de Crisis. Etimológicamente la palabra crisis viene del griego “krinein”, que
significa discriminación o decisión, implicando el diferenciar y decidir.
La crisis es un estado que corresponde a una fase de ruptura a lo largo de una tendencia
que importa un proceso de adaptación a nuevas realidades objetivas.
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a) Dimensión
b) Nivel
c) Duración
d) Intensidad
e) Extensión
f) Profundidad
En cada dimensión y nivel la crisis es regida por un principio de equilibrio relativo con
duración, intensidad, extensión y profundidad variable.
Caracterización de la crisis
c) Las crisis no se reducen a una manifestación morfológica evidente. Las crisis pueden
tener manifestaciones morfológicas o estar latentes y disimuladas.
Causas de las crisis
Causa externa. La crisis por causa externa sobreviene en el sujeto por carencia de
objeto; el entorno le representa una situación conflictiva al ofrecerle al sujeto una
pluralidad de objetos entre los cuales tiene que elegir.
Causa interna. Las crisis por causa interna se presentan cual desorden de losa
mecanismos de regulación interna del sujeto. Se manifiesta una progresiva pérdida de
eficacia del mecanismo regulador hasta entonces suficiente. Las crisis siempre están
relacionadas con una debilidad en los mecanismos de regulación.
Soluciones. Cuando hay crisis por causa externa pérdida de objeto; ésta se soluciona
normalmente cual el sujeto recupera al objeto.
Pseudo Soluciones. Ante la ausencia de soluciones, los sujetos suelen forjar un objeto
de carácter sustitutivo respecto del cual actuar. Las pseudosoluciones tienen una gran
eficacia local, pero toda vez que se enfrente a la causa del problema, puede no tardar en
66
engendrar una situación análoga a la de la crisis original.
Cambio y crisis
Crisis y cambio. La noción de crisis está asociada al concepto de ruptura que puede
provocar cambio. Es un proceso ligado a la vida misma donde la preservación depende
de una constante actividad creativa, con efectos continuos o discontinuos.
- Etapa de ruptura
- Etapa de desalineamiento
- Etapa de realineamiento
- Etapa de alineamiento
En este sentido, la alteración crisógena puede ser el resultado tanto de factor exógeno o
externo al proceso de desarrollo como el resultado de factor endógeno o interno en el
proceso de desarrollo
I.2. Conflicto
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intereses, objetivos y fines distintos, contradictorios y excluyentes, desarrollan un
recíproco ánimo hostil y aplican la fuerza total en su intento de prevalecer.
Hostilidad. La crisis deviene en conflicto sólo cuando surge el factor subjetivo del
ánimo hostil. El conflicto sólo se produce en tanto se genera el ánimo hostil.
La hostilidad es indicativa de la mala voluntad que uno tiene a otro y le desea o hace
mal.
Al referirse a la teoría de la neurosis, Sigmund Freud establece que no hay neurosis sin
conflicto. El conflicto nace de la frustración, vale decir, de deseos opuestos y
contradictorios. Cuando surge la frustración, la libido se ve impulsada a hallar otros
caminos y objetos; hay un conflicto entre el ego y loa sexualidad. En la etiología de la
neurosis son necesaria tres condiciones: privación, fijación y una susceptibilidad al
conflicto que produce el ego.
Nicolás Maquiavelo: “El odio produce temor; del temor se pasa a la ofensa”.
Winston Churchill: “El odio desempeña el mismo papel… que los ácidos en la
química”.
Friedrich Hebbel (1813 – 1863): “¿Tienes un enemigo? Eso quiere decir que tienes ante
ti un hombre del que debes hacer o tu amigo o tu esclavo”.
68
I. Estructura de Crisis y Conflicto
a) Dimensión
b) Nivel
c) Duración
d) Intensidad
e) Extensión
f) Profundidad
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constituye la fuente la hostilidad.
Por tanto, la resolución del conflicto depende del proceso de manejo de la hostilidad.
El ajustar corresponde a hacer que los criterios se moderen, acomoden, calcen y vengan
justo entre sí, de suerte que no haya discrepancia sustancial entre ellos y permitan
concordar alguna cosa que devenga en acuerdo, pacto o convenio que obligue.
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