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‘Kanne srabag al respecto, Np ejemplo dramatico lo brinda la historia de la Union sede peter wbobighem reals en general Taluso con el racsmo [a ‘onviencia de clase entybla una relacién ambivalente. Por un Indo (aspec- vo historico demasiado Xmenuido menospreciado), la conciencia de clase oletaria» fue una teacdion de hicha contra el auténtico racismo de cla- ovo tena en Ta mira a hg obreros europeos durante el siglo XIxs hoy sw ha desaparecido. El iterhgcionalismo enconte6 algunas de sus bases {0 elas moviles de su humanishwo practico) en la lucha contra las formas acistas, del acionalismo en si. Pero por el otro la se misma eympregnada por un sentimienco iden- «sco formalinent cercano al racih: el tchismoy ls rits del orien fe clase. De ello deriva su valnerabilidad a la xenofobia, al remia de la senza extranjera, el cual es explotadd por las clases dirigentes aan Gn duda, la época del internacionalisyao obrero quedé en el pasado, 1 sea internacionalismo de Estado o inclusy de partido aunque subsista ti importantes aspectos corporativos, 0 ésto godan econ en la srgencia internacional de los intereses sindigales. Sin embargo, la ne- ttalismos de crisis», defensivo-agresivos, es manifidea. Por lo demas, par- te esencial de la crisis del Estado nacional social progiene de la completa ingdapacion de ea estate histria cuando ex etn de waste ti aneygonismo social a escala mundial, de construir!ediaciones politi- cas en el terreno de una proletarizacién mundial, cont tinudiaizacion electiva del capitalismo, Las senclas de ‘ho.o universalismo politico postacional se buscan aparentemente de mo- Ineaporiic dene ace sgn aos enh pacifier, ‘ota la ecologia, una ecology que no se preocupacia sélo por la natura sae hs por Is cconomay sieves rlaciones de poder. No obstante ello, sim internacionalismo como ése ya no se fundatia sobre una «base de cla- Se», procurando expresar mica y mesisnicamente fa identidad de aqué Ila. incluso si conservara un contenido de clase y de luchas de clases, su forma deberia autonomizarse y de ese modo encontrar una identidad po- tien para la cual todavia debe inventarse un nombre. — hay una enorme masa intermedia no clasificable ‘Acaso haya que reflexionar desde esa perspectiva también acerca de tuno de los factores mas odiosos de la problematica de las migeaciones y de los refugiados, al cual M.-C. Caloz-Tschopp y sus amigos reciente- mente dedicaron tn estudio detallado: las «zorlas internacionales» 0 «20 4 otencs, mexrnogs ¥ DAD nas de transito» en puertos y aeropuertos.* Ese caso no soto brinda un re~ curso para esclarecer la condiciGn de violencia generalizada sobre cuyo trasfondo se recortan actualmente tanto las migraciones conocidas como econdmicas cuanto los flujos de refugiados reconocidos o no en dicha condicin. En él presenciamos, ademas, la materializacidn del funciona- tient diferencial y del desdoblamiento de la nocién de frontera, que ya se bosquejaba en las formalidades diferentes para su cruce. Llegados a este punto, es esencial llevar adelante no s6lo una discu- si6n juridica sino también una descripcién fenomenol6gica. Para un rico ‘Je-un pais rico, con tendencia al cosmopolitismo (cuyo pasaporte tiene ca- dla vez mas la significacisn no meramente de una pertenencia nacional, ‘una proteccién y un derecho de ciudadania, sino un sobreaitadido de de- cechos, en especial un derecho mundial de circulaci6n sin barreras), la frontera se ha vuelto una formalidad de embarque, un punto de reconoci- tniento simbélico de su estatuto social por el que se pasa en una zancada. Para un pobre de un pais pobre, la frontera tiende a ser algo completa- mente distinto: no sélo es un obstaculo muy dificil de superar, sino que es tun Tugar contra el que se vuelve a chocar una y otra vez, que se pasa y se vuelve a pasar segtin lo disponen expulsions y reagrupamientos de fami- lias, en el que por iiltimo uno mora. Es una zona espacio-temporal ex- traordinariamente viscosa, casi un lugar donde se vive una vida que es una Jetenci6n del vivir, una no-vida. Como he citado, el psicoanalista André Green en uno de sus eseritos dijo que ya es dificil vivir sobre una fronte- ra, pero que eso ni siquiera es comparable a ser uno mismo una frontera, Filo concebia en el sentido del desgarro de las identidades miiltiples; pe- to hay que prestar atenci6n a las bases materiales del asunto. 3. = Si contara con el tiempo necesario, lo anterior habria de Hevar- ine a discutir el tercer punto anunciado: la heterogeneidad y la ubicuidad de las fronteras, es decir, la circumstancia de que ya se percibe una mer ma en a tendencia a la confusiéu entre fronteras politicas, culturales, so- cioeconémicas, en el pasado plasmada con mayor o menor fortuna pot los Estados-nacién, 0 mas bien por algunos de ellos. Asi, bajo ninguin oncepto ciertas fronteras se hallan ya situadas en las fronteras, en cl sen- tido geografico-politico-administrativo del término, sino que residen en otrr sitio, dondequiiera que se ejerzan controles selectivos, por ejemplo conivles sanitarios (dependientes de to que Michel Foucault Hamaba biopoder), 0 de seguridad priblica. Que todas esas funciones (por ejem- 6. MavieClaite Caloz-Tichopp (comp.), Frowtiéres du droit, frites des droits, i ‘romeable statue de la «cone internationales, con pretacio de Fran Julien Lafettige. Pati, Varma, 1993, outs va snore? / 85 plo, el control sobre las mercaderias y sobre los hombres ~y en especial de Jos microbios y los virus-, la segregacién administrativa y cultural, etc.) se hayan concentrado en un mismo punto, a lo largo de una linea a la ver depurada y densificada a la que se confirié opacidad, es una ten- dencia dominante en cierto periodo constitutivo del Estado-nacién (en los sitios donde tuvo existencia empirica, bastante cercana a su tipo ide- al), pero no una necesidad histérica irreversible. Ante nuestros ojos, y clesde hace ya largo tiempo, est en plena tarea de dar cabida a una nue. va ubicuidad de la frontera. : En definitiva -y acaso esto sea un truismo-, tan sélo he querido te- saltar que en la complejidad historica del concepto de frontera, que vuel- ve a presentarse ante nosotros y al mismo tiempo evoluciona y reviste ‘nuevas formas, anida la problemistica de la institucidn, Esto se aplica a la instituci6n y las modalidades de institucion de la frontera, pero también a la frontera como condicién de posibilidad para una multiplicidad de ins- tituciones. Sila frontera fue definida ficcionalmente de un modo simple y simplificador; si, como sugeria al comienzo, su simplicidad fue forzada, es decir, fue objeto de un forzamiento obrado por el Estado, se debe precisa- mente a ese motivo. Peto ipso facto eso trajo como consecuencia que las fronteras, bajo cuyo resguardo se conquistaron en algunos casos las con- diciones para una relativa democracia, siempre fueran instituciones com- pletamente antidemocraticas: rehuian cualquier cerco y cualquier practi ca politica, Los «ciudadanos» s6lo ocuparon ese emplazamiento para exterminarse... Las fronteras fueron las condiciones antidemocraticas de esa demo- eracia parcial, acotada, que conocieron ciertos Estados-nacién durante cierto periodo, al administrar sus propios conflictos internos. A veces también sucedié mientras los exportabary; pero para ello hace falta preci- samente el trazado de una frontera. Por ese motivo considero que ustedes tienen raz6n, en su Convocatoria, al hablar de una necesidad de «radical democracia». Habida cuenta de que nuevamente las fronteras se diferen- cian y se desmultiplican ~y eso equivale a decir que tienden a cuadricular el nuevo espacio social, ya no sélo a marcar sus lindes desde el exterior la alternativa se plantea, ciertamente, entre un endurecimiento autorita- rio y violento de todas las segtegaciones, y una radicalidad democritica que se proponga desarticular la institucin frontera, De todas formas, dudaria al identificar semejante democtacia radi- cal, necesariamente internacionalista (0 mejor atin: transnacional), con la persecucién de un «mundo sin fronteras» en el sentido juridico-politico del término. Un «mundo» de esa indole correria el riesgo de no ser mais que la arena de una dominacién salvaje de las potencias privadas que mo- nopolizan el capital, las comunicaciones, acaso el armamento... El pro- }blema que se plantea es antes bien cémo munitlo de un control democra tico que se ejerza sobre los contralores de las fronteras: los Est: . ; es de las fronteras: los Estados y la tin de uno o del otro lado finalmente hallaran intereses y un lenguaje compartidos, y por ende ideales en comiin. Peto también depende de sa ber a quién se encontrard en las distintas fronteras, esos lugares invivi bles. Ahora bien, para reunirse hacen falta intérpretes, mediadores, Creo aque, por mis desesperante que sea hoy su experiencia, los defensores del lerecho de asilo forman justamente parte de esos mediadores, 5. LAS FRONTERAS DE EUROPA «Fronteras de Europa»: ggenitivo objetivo?; zgenitivo subjetivo? Co- imo veremos, es asunto que involucra por necesidad a ambos, pues lo que se halla en entredicho es justamente el europeismo de las fronteras de Europa. @Reflexionar al respecto no es acaso kt manera menos abstracts ‘con que contamos para salir de ese filosofema constantemente rumiado 3) que la proliferacion de debates acerca del porvenir, ef sentido, la cultura y el caracter excepcional de Europa habra conferido una renovada juvert tud, o sea fa antitesis entre lo especifico y lo universal? ¢Pero no es tam- bign, mas especulativamente, nna manera cle comprender aquello que inv puso entre quienes se proclaman 0 se creen senropeosy ciesta concepeion de lo universal y de lo especifico como comtrarios, aunque admita que 2 asigne a la filosofia, como la mas alta mision, restablecer la abstracciou de éstos en una sintesis superior? La figura.de la anion de los contrarios (a la que de por si subyacen, en muchos aspectos, el esquema o fa mets: fora de la frontera) nunca abolié dicha concepcion. Al contrario: contiv mé que lo delintitable, lo definible, lo determinable entablan una relacién constitutiva con la idea misma de lo pesuble. Ponet en tela de juicio ta noci6n de frontera ~que presenta de manera indisociable concept e ina zen, o mis bien es anterior a ka diferenciacion entre el concepto y la inva gen (ghabré que Hlamarla «europea ?}- siempre es, enconces, afirmar ile cierta manera lo imposible, el limite de una determinacién por si misma de una Selbstbestinummg del pensamiento. Es intentar pensar la linea que seguintos al pensar, la condicién de posibilidad o ef «arte oculto» de ve corves y esquematisnos ZEn qué esa tarea seria hoy mids ficil que ayer? Mas ficil acaso 0, pero mas ineludible, si, en cuanto vivimos una coyuntura de vacilacién de Jas fronteras, de su trazado y de su funcidn, que a un tiempo es fa vacila cion de la nocién de frontera, la cual se ha vuelto especialmente equive ca. Bsa vacilacion afecta incluso a nnestra conciencia de una identi io Vie Hanne a pilosophie,rganizade pcs Asso Academe de Baers. Poitiers, 2-4 de diciembre de yas por el bi Pde Poo Charme, Poitiers, 1999 1. Poe lea en el Ce sarin des Profeseurs de Philosophie de 19946 las Actas det Cologu Bier pal

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