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éIndisolubilidad Gatrimonial? Desde el Antiguo Testamento hasta nuestros dias, las cuestiones del divorcio y de la in- disolubilidad del matrimonio han suscitado discusiones. Jess les ha dado explicacién, cuya incomodidad confirman tos estudios histdricos y exegéticos. La banalizacién dei divorcio resalta mds ain el cardcter de «provocacién» de las ensefianzas del Seftor, Para los que querfan tender una trampa a Jests, el divorcio no era mas que un acto unilateral de la voluntad del hombre, que renunciaba a ejercitar sus derechos sobre la mujer. Jestis rechaza no solo el divorcio basado en este argument, sino que denuncia la concepcién subyacente del matrimonio. AI principio, subraya el Maestro, no era ast. BU hombre y la mujer tentan la misma dignidad: ef matrimonio otorgaba derechos al hombre sobre la mujer y a la mujer los mismos derechos sobre el hombre. El amor humano se revela ast en todo su esplendor como reflejo del amor sin reservas que circula entre las personas de la Trinidad. La cwestién no se refiere, por tanto, a un poder diserecional unilateral del hombre sobre la mujer, ni, rectprocamente, a un derecho discrecional de la mujer sobre el hombre. La voluntad humana no puede prevalecer sobre la unién bendecida por Dios. El divorcio, tal como se presenta hoy, y como muchas veces se legaliza en los codigos civi- les, aparece como una prolongacién de la concepcién de los fariseos, pues consiste en afirmar no solo que el hombre puede repudiar a su mujer, sino que la mujer también puede repudiar a su marido, Estas formas de adulterio adoptan un carceter simétrico, cuando el hombre y la mujer se ditorcian «de mutuo acuerdo». El divorcio, por consi- guiente, no es solo la exclusién de un estar juntos subrayado por un compromiso piiblico y solemne; es, ademds, un intento, destinado desde el principio al fracaso, de separar lo ‘que Dios ha unido. Se trata de precisar el significado de la palabra pornéia, que debe entenderse, no en el sentido de moichéia (adulterio), sino en el sentido de uniones ilti- tas (of. Lv 18) ¢ incestuosas, que remite a la concepcién kebrea expresada en el término zinitt; por consiguiente, a diferencia de los ortodoxas y de los protestantes, que interpre tan pornéia como adulterio (y ast se quebranta el matrimonio), la tradicién catélica ha isto en los incisos de Mateo (5, 32 y 19, 9) la situacién de una unién ilegttima que no puede considerarse como matrimonio. (A Amor conyugal?; Dureza de coraz6n. bilidad futura?; Familia y privatizacién; Matrimonio con disparidad de culto; Matrimo- nio mixto y discriminacién; Matrimonio, separacién, divorcio y conciencia: Matrimo- nio tinico y def rastoral de los divorciados vueltos a casar; Uniones de hecho). PREMISA cién sexual extra-conyugal 0 contraria a Ta naturalezat, En esto sigue la predica El Nuevo Testamento se caracteriza por cin. veterotestamentaria-israelitica y el decidido rechazo de cualquier rela-_conduce a la superacién de la préctica 629 gINDISOLUBILIDAD MATRIMONIAL? legalista del judafsmo tardfo, cuya ins ficiencia manifiesta la palabra de Jest La radicalizacién Ilevada a cabo por Je- stis es posible y real solo porque el evan- gelio es el periiin salvifico que revela la potencia de Dios en el tiempo. De aqui deriva una actitud esencialmente nueva en relacién con la mujer: ya no es pro pica del mario, sino eompaters con la misma dignidad ante él y ante Dio: En el evangelio de Mateo (19, 3-9), los fa- riseos preguntan a Jess feito repu- diar a la mujer «por cualquier motivo». Le preguntan —dice el texto— «para po- nerlo a prueba» (19, 3) y para ver a qué escuela rabinica se adherfa, si a la del Rabf Shammai (que admitia el divorcio solamente en pocos casos) o a la laxa del Rabf Hillel (que précticamente admitia el divorcio por cualquier bagatela, como, por ‘ejemplo, la escasa habilidad de la mujer en la cocina...). Jestis responde ense- guida, derribando de golpe las posturas de las dos escuelas con sus interminables sticas, y volviendo al proyecto pi de Dios sobre el matrimor abéis leido que el Creador, desde ef principio, los hizo varén y hembra, y que dijo: Por eso dejard el hombre a su padre ya su madre, se unird a su mujer, y serin [os dos uno solo? De manera que ya no son dos, sino uno solo. Por tanto, lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre» (19, 4-6). Los fariseos comprenden que les han s perado radiealmente en su problemdtiea; entonces Hevan a eabo un tltimo intent «Entonces, zpor qué mandé Moisés que el marido diera un aeta de divorcio a su mujer para separarse de ella?». Y Jestis, rectificando la pregunta, vuelve de nuevo al proyecto inicial de Dios: Moisés no ha «ordenado> esta norma, solo la ha «permitido» «por la dureza de vuestro ccorazén, pero al principio no era ast» (ef. 19, 7-8). «Ahora, yo os digo: El que se 630 separa de su mujer, excepto en caso de concubinato, y se casa con otra, comete adulterio» (19, 9). Las clausulas de Mt 5, 32 (légou por- néias) y de 19, 9 (mé epi pornéias) faltan tanto en Marcos como en Lucas. Normal- mente, se considera que la forma mds sencilla de Marcos y de Lucas repre senta la tradicién mds antigua, y que la clgusula de los dos pasajes se reinonta al tvangelista Mateo, Se pia objetar que raro que Mateo en este caso no cite la neralizacién de la Torah, a la que een general. También la general zacién tardia que se puede observar, por ejemplo, en los diversos logia del mate- rial propio de Lucas (cf. Le 6, 20 ss; 12, 33; 14, 33, ete.) y la practica eclesidstica que se volvié parcialmente més severa en época posterior (cf, entre ottos, Pas tor de Hermas, mand. 4, 1-4, 8) parecen poder excluir una redaccién tardta de es- tas cléusulas. Por tanto, debe admitirse al menos la posibilidad de que el texto. de Mateo sea originario, dado que tam- bién desde el punto de vista del perfil critico-textual es un hecho irrebatible. En la redaccién de Marcos y de Li Jestis presenta la indisolubilidad del ma irimonio de manera categérica, como vo- luntad absoluta de Dios (et. Mt 19, 6). También segin el testimonio de Pablo (1 Co 7-10), Jess exige que el matrimonio sea indisoluble. De esta ma- nera rechaza claramente la préctica ju- dla, que presenta el repudio como un de recho unilateral del hombre para usarlo a su arbitrio y exige simplemente que el hombre dé ala mujer una carta de repu- dio, segtin la cual, si ella quiere, puede volver a casarse, El texto en el que se ba- san los escribas para toda discusién ulte- es Dt 24, 1, que menciona la erwat dabar (LXX: schmon prigma) como mo- tivo de repudio. Tal vez en Mr 5, 32 l6- ‘gow pornéias esté modelado sobre la fér- {INDISOLUBILIDAD MATRIMONIAL? mula hebrea. Shammai y su escuela su- brayaban el término erwd y vefan en él algo moralmente reprobable; en cambio, Hillel subrayaba dabar y lo interpretaba como «algtin motivo» (de enfrentamiento), por empl el hecho de que la mujer hu fee oe que los afiadidos al dicho de Jestis sobre los que se discute, se encuentran solo en Mateo, y propiamente en él. Por eons guiente, cabe suponer que su significado deba deducirse de este contexto eoncreto entendido como su Sitz im Leben. Mien tras parece que en la época de los profetas el hombre era libre para perdonar la inft- delidad de la mujer (cf. Os 3, 1 ss), en la Epoca de Jestis, la ley se habia vuelto més rigurosa: la adiiltera no podfa tener ya re- laciones sexuales ni con su marido ni con el que la habfa seducido; el marido estaba obligado a repudiarla La clave interpretativa de estas dos cla sulas es la referencia constante de Jests al proyecto originario de Dios sobre el matrimonio, que subraya eu voluniad de restaurar la plena dignidad del matrimo- nio y prockamar sobre el mismo la nove= dad del evangelio de la salvacién: un mi tron mono, nico indsoube sito por Dios ya el hombre recibe ccomo un don que debe conservar y respe~ tar. «Ya no son dos, sino una sola care. Por tanto, lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre» (Me 19, 6). El matri- monio, en la visién bibliea, no pertenece simplemente al orden de las insttueiones humanas, sino que es expresin del de nio creador de Dios: es una realidad que rida por Dios en favor del hombre y de la mujer y, en resumidas cuentas, de toda la humanidad. Y asf es el anuneio de Jestis sobre el matrimonio: establece la unidad y la indisolubilidad original del matrimo- nio, aboliendo la tolerancia introdueida por la ley mosaica, y devolviendo al ma- Irimonio a su dignidad inicial. DISCUSION E INTERPRETACION DE LAS CLAUSULAS Examinando las enseftanzas de Jestis re- lativas a la indisolubilidad del matrimo- rio, algunos sefialan como exeepeién a la regia las dos eldusulas «ldgou pornéias» (5, 32) y «md epi pornéia» (19, 9). Al examinar estas expresiones hay que des- lacar que nos encontramos ante textos os, avalados por toda la tradicién fa. Por consiguiente, todo in- tento de superar las dificultades que pre~ sentan, declardndolos falsos o interpola dos posteriormente, debe considerarse inaceptable. En la exégesis de estos incisos no han fal- tado visiones unilaterales, ambigiiedades y confusiones con el paso de los siglos. Me limito a citar las mas extendidas. La interpretacién que se atribuye a san Jerdnimo (en Mi 19, 9: PL 26, 135) y que iambién recoge santo Tomas (Suppl. q. 62a, 5 ad 4) afirma que se trata de una auténtica excepcidn, por la que Jestis concede al marido repudiar a la mujer adailtera, pero sin consentirle que con- traiga un nuevo matrimonio. Es decir, Je stis habria hecho excepeién por el adul- terio, admitiendo en este caso la separacién personal. El significado de gia coineidirfa con el de adulterio. Esta interpretacién parece insuficiente, bien porque no se deriva del texto que los incisos se refieran solo a la primera parte (remite a) y no a la segunda parte de la frase (nuevo matrimonio), bien por que los oyentes no podian tener ninguna idea de la separacién personal’. Existe otra interpretacién contraria, que se rige también sobre una interpretacién de las preposiciones: el sentido no seria E.G, Cont, Matrimonio e indislubii, Nuowe pros petce(EDB,Bologos 1971) 631 gINDISOLUBILIDAD MATRIMONIAL? exelusivo, sino inclusivo: el divorcio no se permite, «ni siquiera en el caso de por- niéia», Pero se ha dicho de esta interpre tacién que exige una excesiva gimnasia gramatical y lingiifstica’. Parece quedar excluida, sobre todo, para Mr 5, 32. La interpretacién mas extendida entre los exegetas protestantes, asf como entre los ortodoxos, antiguos y modernos, es que trata de una auténtica excepcién, “ornéia quiere decir adulterio, Cristo, en el caso de encontrarse ante un comporta- miento asf, reconocerfa que el matrimo- nio estaba roto y que, por tanto, serfa 1+ cito el repudio. Sin embargo, también esta interpretacién, en el plano pura- mente exegético, no esté libre de difieul- tades. En efecto, aparece en contradic- cidn con la ensefanza de los demés evangelistas y con la de Pablo: mis atin, est en contradiccién con el propio con- texto, En Mt 5, 32 no aparecerfa el per~ feccionamiento de la ley y la novedad del Evangelio, en el caso de que Jestis considerara propia la ley mosaica, a yada por una de las e: fa un hombre se casa con una mujer, pero luego encuentra en ella algo inde- tente y deja de agradarle, le entregard por eserito un acta de divorcio y la echard de casa» (Dt 24, 1). El hecho de que algunas Igle tales hayan admitido el divorcio en caso de adulterio y hayan permitido que el cényuge inocente contraiga un nuevo matrimonio, «debe atribuirse a las rela- cones entonces vigentes entre el Estado y la Iglesia y a la influencia de la ley ei- vil que ratificaba la legitimidad del di- vorcio y de nuevas nupcias en el caso contemplado. La Novella Justiniani so- bre las distinias causas de divorcio se in- trodujo en el e6digo de la Iglesia oriental CL Cents, Marinoni indie 632 Hamado Nomocanon y, para justifiear esta prictica, las Iglesias orientales ape Jaron a la clusula de Mateo sobre el di- voreio en caso de adulterio, Ya que, no obstante, estas mismas Iglesias admiten otras causas de divorcio ademas de la mencionada, han seguido con ello un modo de actuar mas humano que evan- élico, Cualquiera que haya sido la cos lumbre de estas Iglesias, «la Iglesia ea- tslica se ha atenido siempre a la doetrina del Evangelio sobre la indisolubilidad del matrimonio, ya que no le compete cambiar lo que es derecho divino»’, PUNTUALIZACIONES La disparidad de las opiniones y las so- Inciones propuestas se refiere, én parti- cular al significado que se debe dar al término griego pornéia y la integracién de este significado con el contexto inme- diato. Con un atento examen lexicogré- fico es dificil atribuir a pornéia el mismo significado de! vocabulario griego moi- chéia, es decir, adulterio, Mateo conoce los dos términos y los emplea en su dis- tinto significado (ef. Mr 13, 19). Ademés, la excepcién asf entendida seria una tau- tologfa banal, porque la antftesis evangé- lica a la préctica juridica del repudio se redueirfa a decir lo siguiente: «El que repudia a su mujer, excepto en caso de adulterio ~ya existente y que anula de hecho el matrimonio, la’expone al adul- terio». El adulterio, como perversion de la relacién conyugal, ya ha sido conde- nado radicalmente en la antitesis prece- dente (ef. 5, 27) y por eso no puede to- "eta synadalia sacovant concii oecumenied Vatican 1 olan 1, periods TV, pars IT, Congreati g lis CXXNIX (Typ Polylotis Vaicanis MCMLXXVID, 57.97 {INDISOLUBILIDAD MATRIMONIAL? marse en consideracién como excepeién {que jusifiea el repudi' Incongruencias similares provoca la so- lucién propuesta por los que entienden poréia en el sentido genérico de «inmo- ralidad> en el campo sexual como prosti- tucién, fornicacién, etc. En realidad, esta uacién equivaldria al adulterio, desde el momento en que el texto de Mateo no se refiere a una inmoralidad ocasional, sino a la que ocurre en el contexto eonyu. gal y, por eso, carresponde a la infideli- dad. En este caso, la préetica previsia de Mateo se alinearfa con la recomendada por la juris cpmide cia matrimonial judfa, representada por R. Shammai. Tampoco se puede sostener que Mateo, de esta forma, quiere presentar a Jests, ‘como aquel que no contradice la ley de Dios sobre el divorcio y el libelo de re- pudio, como se formula en Di 24, 1-4, 10 que limita su aplieacién al easo de adulterio-inmoralidad. Esta preocupa- cin no aparece del conjunto de las ant- tesis, que proponen una radicalizac de la cleys, una superacién de su d tao literal. PosIBLE SOLUCIO. La solucién ms satisfactoria, aunque hi- potética, es la que hace remontar a la si- tuacién peculiar de la comunidad de Ma- teo el aftadido de la excepcién que caracteriza el texto del primer evang lista respecto a los otros de la primitiva tradicién cristiana sobre el divorcio. Esta situacién puede ser reconstruida con al- ‘gunos datos: en primer lugar, la composi Cidn mixta de la Iglesia de Mateo, for- mada por eristianos provenientes del CER Fans, Matteo, Tadusionee commento (Bora Roma 1982), jucaismo y del paganismo: en segundo Iigar, el significado especial del vocab pornéia en algunos textos de cardeter pastoral y disciplinario de la primera Iglesia, relatives al matrimonio: el tér~ ‘ino designa las uniones ilegitimas entre consanguineos, Tal es el sentido de néia en I Co 5, 1, donde se trata de la convivencia incestuosa de un cristiano con la segunda mujer de su padre, y pro- bablemente también en Heh 15, 20-29, dado el contexto disciplinar. En los dos easos se tendrfa la referencia al Levitico, que condena estas uniones entre consanguineos como abominacién: «

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