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Lefts Wah by Soe PIES PUD weeny she sn cotta asp coe Li uit pets initia obit que eet Jy viet ‘gue quetta mass Gas naturales y cet 4 fa Desde este pliner " cisions de Dilley, testers lumtiencnuh oh Hefei Nica actual: ff roe ce be bermeriitisty bE 2 ptr cata cmc ee ht tu Jt lectura, hermeneutics ell isons Fi Lalthey cs aléilogo con los temas yas sab sk sleep Leamibign contibuys decisivarawate «allan Antonio Gomez Ramos 50 Heb eas jeema Unvented Can Hans-Lrch Lessing, tive eye oas vty wih es pats de Hee la Hl ty i i eto nto iid ie ei Fitba tah st Yernf coca ica Dos escritos sobre hermenéi Wilhelm Dilthey Dos escritos sobre hermenéutica: 1 surgimiento de la hermenéutica » los Esbozos para una critica de la razon histérica Wilhelm Dilthey Prega 3 td Aono Fig tani tes Agora de Ideas isto DOS ESCRITOS SOBRE HERMENEUTICA: EL SURGIMIENTO DE LA HERMENEUTICA Y LOS ESBOZOS PARA_UNA CRITICA DE LA RAZON HISTORICA Wilhelm Dilthey Proleogo, traduecisn y notas de Antonio Gomez Ramos Epflogo dle Hans-Ulrich Tossing Agora de Ideas isimo){ ie dirigide por Felis Dugue Coleccion Fundamemos 164 A. 2000 © BAisiones Im Secor Foren, 228760 Tres Cantos Masiid- Espana Tek: 91 806 1996 Fans 91 804 80.28 Diselto de eubicra Sergio Ramirez ISBN 84-7090.361-6 Depasit legal: M. 1249-200 Iaypresiin C4 LS Le San Sebasn de los Reyes Mackid) Innptess en Espa f Printed in Spain os dest, De acuerdo a to xpuesto et kl Cag Pel pon ser vsigads eo pas vac de Urea lens eproduzcan 9 plagien t,o ra, rien oui. jul fn cosh ip de soporte sin Ia proven auorzacion INDICE. Bintioceatta Dik ENTSTEHUNG DER HERMENEUTIK EL SURGIMIENTO DE LA HERMENBUTICA, “USATZE AUS DEN HANDSCHBIETEN ANADIDOS DE LOS MANUSCRITOS ENTWORPE VERNUNET . 7 ESBOZOS PARA UNA GRITICA DE LA RAZON HISTORICA, nsren Tote: Enuentey, Auspauce xp Vewsreney Prunes pants: VIVENCIA, EXPRESION, COMPEIND RA UR KRITIK DER HISTORISCHEN 1. Das Erleben und die Setbstbiographie 1 La vivencia y la autobingratia 1. Die Aufgabe einer Kritié der historisehen Verna La tarea de una ertlica de a razsin histérica Innewerden, Reale: Zeit Acceso interior, reiidad: Hempo, 82 3 tos, 109 108 1 os 109 108 109 12 13 3, Der Zuseammenhang des Lebens 3. La conexisin de la vide 4. Die Selbstbiographie. 4, Laautobiogratia Bredinzeaeg 20 3: Zasammenhang dex Lebess Convplemento «3: La conexién de la vida H. Baas Verstehen enderer Personen tut ther Lebenseiigerangen. IL La comprensisin de otras personas yy sus manifesiaciones.vitales. Die Lebensaiifeeungen Las manifestaciones de la vida Die elementaren Formen des Verstehens Lats formas elementals del comprender Der objektive Geist und das elementare Verstehen: El espirity objetivo y ol comprender elemental Die hiiherem Former des Verstehens. Las formas supsriores del comprenler Hineinverserzen, Nachbilden, Nacherlebes. ‘Transponer,reproducir, vivir Die Auslegung oder interpretation La imerpretacidn. Noiras at-nex10 ORIGINAL INOTAS & LA-TRADUCCION EpiLoao. Dilthey y la hermenéutiea, de Hens- Ulrich Lessing 126 127 136 iar 146 7 isa 155 154 155 loz los 168 165 nm 173 Isa Is 196 17 210 21S PROLOGO 1. Una figura por definir «Un protesor alensin como ef doctor Fausto |..] Su vida en sus escritos, sus escritos en alguna parte, en anales de acade- inias, en separatas de publicaciones universitarias, o bien, agota- «los en fas libretfas, buscados en vano; ni él mismo los encontra- ‘ra, voluntariamente los habia dejado perderse.»' A Dilthey se le escurria la vida (la vida como tal, no sélo su Vida) entre sus tex- los, y a nosotros se nos escurre Dilthey. Podemes trazar ftcilmente fa biograffa de este profesor aleman que hizo de la vid y su re- lato tema de su pensamiento, pero no somos atin capaces de va lorar Jo que li obra que esa biografia dio de si significa para no- sotros hoy, Hace decenios que alcanzamos a certificar su «fracaso»: el ehombre de ley primetos voldmenes», a los que nun- ‘ca segufa un segundo definitivo, de los ensayos dispersos e ina- cabados, reunidos péstumamente en unos Gesammelte Schriften «que todavia hoy, cien afios después, dan lo mejor de si, Aleanza- mos a veces, incluso, a dar las razones de su fracaso venerable: lx magnitud de su proyecto, la contradiccidn entre la genialidad dle su intuici6n hist6rica y las ataduras positivistas que lo ligaban " Homannstant, Nachraf auf Dithes, tomado de Hensiann Now, Wit holm ilthey- 1883-191», en Hiektaxn Her, Tironot Hisoss, Bruno Ree inaeac (eds), Bie grnssen Dewtschen, Bnd Wy, Feincfon, Ulli, 1983, p. 219. 7 ‘2 su época. El fracaso entonces como un triunfo. Habla visto mu- cho més de lo que él en su situacidn histérica podia hacer. Su tra~ bajo queds incompleto porque Ia tarea, tal como se Ia propuso, cera imposible de completar. Y resulté Dilthey entonees como el Moisés que viera, sin entrar en ella, la tietra prometida de todo Jo que ls filosofia del siglo xx ha llegado a colonizar con el nom= bre de hetmenéutica. O quiza Megs a entrar sin mostrarlo, y sila recepciGn lo hubiera sabido ver, la filosofia tendria ahora otro aspecto. En cualquier caso, esta dotado de un arsenal sutie de lugares comunes, gue le garantizan un puesto en la historia de la filosoffa: «el pensados mis importante de la segunda mitad del siglo xv», segtin sentenciara Ortega, el fildsoto de la vida, el his- {oricista, e! hombre obsesionado en fundamentar las «ciencias del espiritum... Sélo si Iugar y su mérito dentro de esa historia per- ‘manece sin decidit: Lo cual parece suficiente para mantenetlo vivo. 2. Una vida contada Wilhelm Dilthey naci6 el 19 de noviembre de 1833 en Bie brich am Rhein, cerca de Wiesbaden. Bra hijo de un pastor pro- testante, como tantos otros intelecttales alemanes, ¥ como Nietzs- cche, con quien lo emparentan no pocas afinidades, a pesar de tas diferentes trayectorias vitales. Mas por fidelidad a Ja casa pater- na que por vocacién religiosa, estudis teologia, pero su verdadero interés se ditigia a los estudios histérieos, a la filologfa y, sobre todo, a la filosoffa, desde que. segtin confiesa, leyera impresio- do a los dieciséis aftos la Logica de Kant. Comen76 sus estu- dios en Heidelberg, donde atin pudo escuchar y dejarse seducir por Kuno Fischer, el iniciador del neokantisme, corriente com la (ue Tidiarfa toda su vida intelectual. Después de tres semestres, se fraslada a Berlin en 1853, y ya se sentiréligado de por vida a esta ciudad. All se encontné por entonces, como luego recordaria siem- pre con veneracién (GS, V, 7), a toda la pléyade de nombres que estaban constrayendo la ciencia histotica, la ilologia y, en defi- hitiva, las grandes humanidades lemanas. Lo que desde enton- ces se ha llamado eienicias del espiritu, Ranke, Ritter, Mommsen entre los historiadores, Grinim, Boeckh en la filologia. Termina- dos sus estudios en 1856, tras una breve experiencia en Ia en- seflanza secundaria, dedica varios afios exclusivamente a la in- 8 vestigacién. Empieza por la historia de Is Iglesia, pero pronto se sumerge en la obra del tedlogo y filésofo Friedrich Daniel Linst Schleiermacher (1768-1834), de la edicion de cuyas cartas se hace cargo (publicarfa hasta cuatro volimenes de ellas). Con toda a enorme riqueza de intereses de Dilthey, el personaje Schleierma- ‘cher no lo abandonaraya el resto de sus dfas. Bscribe para un con- ‘curso un estudio sobre su sistema. hermenéutico, que resultaria premiado, peto que no publics; redacta su tess doctoral sobre De principiis Ethices Schleiermacheri, y concibe cl proyecto de pu- blicar una detallada Vida de Schleiermacher, cuyo primer tomo aparecerta en 1870. Entretanto, emprende una meteérica carrera académica. En 1866 es Hamado a Basilea para ocupar una eiitedra; en 1868, @ Kiel; en 1871, a Breslau; en 1882, » Berlin, La capital del Reich, era, ciertamente, la meta de sus aspiraciones, y alli permanecié hhasta su muerte, pero fue en Brestau donde encontré al hombre y amigo mis decisivo de su vida, el conde Paul Yorck von Warten burg. Este terrateniente prusiano, apasionado por la filosofia des- de una profunda religiosidad luterana, se convirti6 en su interlo- cutor casi diario, y luego, en su corresponsal. La publicacién postuma de la correspondencia entre ambos, en 1923, se conver- tirfa en un acontecimiento filos6fico de cuya magnitud da cuenta Heidegger en Ser y tiempo. Ahora sabemos tambign, tas la edi- i6n, en 1982, de algunos manuscritos en el tomo xix de sus Ge- sanimelte Schriften, que en Bresiau encontré Dilthey el camino de su pensamiento filosotico, Pero ex partir de su tegreso a Berlin cuando inicia su activi- dad publicfstica en el campo de la filosoffa. Su Vida de Schleier- mmachery algunos estudios filolégico-literaries ya le habjan gran- jeado prestigio como historiador de tas ideas. Nunca abandons este campo, pero es ahora cuando comienza sus intentos de sis- tematizacisn: aprehender la vida como fondo y tema de la filo sofia, y darle una fundamentacién a las ciencias humanas que habia visto crecet y constituirse en sus aftos de formaciGn. En 1883, publica el primer (y Gnico) volumen de la Introduccion a Jas ciencias del espirita; en 1890, un estudio Acerca del arigen y legitimidad de nuestra creencia en el mundo exterior, en 1894, las ideas acerca de una psicologia descriptiva y analitica, que se eneontr6 con dutisimas eriticas por parte de la psicologia experi- ‘mental, personificada en su colega berlinés Ebbingh: 9 que, debido a cllas, Dilthey renunciara a la publicacién del se- gundo tomo de la Ineraduccidn a las eiencias del espérit,y Se su mmergicra en un largo silencio editorial, para volver a sus estudios sobre Schlciermacher y rebuscar en los origenes del idealismo alemén, Resultado de esto iiltimo ex La historia det joven He- ¢ge/ (1905). Desde su poderosa ciitedra de Bertin, estimula los es tudios sobre los inieios hegelianos fue a instancia suya que stu liseipulo Hermann Nol publics por primera vez los Theolegis- che Jugendschrifien, en 1907-, pone en marcha la edicién de las obras completas de Leibniz y de la Akademieausgabe de Kant. Pero la resonaneia piiblica y ia fama Ie lleg6 con La vivencia y ka poesia (1906), una recopilacidn de antiguos estudios sobre Les- sing, Goethe, Novalis y Hilderlin, En la estela de este éxito, pu blica en 1907 un librito sobre La esencia de ta filsofia, Sin em bargo, el tema obsesivo de su pensamienio, la vida y su enraizamiento histérico, no acaba de cuajar en un texto definit vo. En 1910, ya bajo la impresién de las Investigaciones Idgicas de Husserl (1900) ~Dilthey fue uno de sus descubridores. y ha mantenido contacto con é1 durante los tltimos aios publica el primer tomo de La estructuracién del mundo histérice, un ato después, en 1911, Las tipas de ta concepcidn del mundo y su cons- situcién en sistemas metafisicos. Ese mismo atio, mientras traba- ja en el segundo tomo de ta Vida de Schleiermacher y en la con- tinuaci6n de la Estructuracion, muere repentinamente, durante unas vacaciones, en Seis, en el Tirol 3. Una obra por leer De modo que el catedratico de filosofia de Berlin murié bre como intérprete literario e historiador de las ideas, pero sin que se conocieran sus trabajos més propiamente filosdficos. Los esfuerzos de sus discipulos, primeramente Georg Misch y Her ‘mann Nobl, que iniciaron en los decenios siguientes la publica cidn de sus escritos reunidos, los Gesammelic Schriften sin lo _grar mantener la contimuidad— no cambiaron la imagen de Dilthey, ‘A lw altura de 1927, por la época en que Ortega iniciaba el des: cubrimiento de Dilthey, lamentando no haberse encontrado antes con él, Heidegger, en un pasaje ya célebre, describia iréaicamen- te esa imagen: «un sutil intérprete de ta historia del espiritu y de w {0 fteratura, que se ha esforzado “adlemés” por defimitar his eien- vas de la maturaleza de las ciencias del espititu, asignandole un ripel destacado a la historia de estas ciencias y ala “psicologia”, ¥ que deja disolverse todo eso en una “filosofia de la vida” rek vista» (Heidegger, 1927, p, 398), Fue Heidegger, de hecho, mits ‘ucla de Dilthey propiamente dicha, quien, con la revo- luvidn filosética que provocs en los alos Veinte, puso a nuestro ensador en primera fila det pensamiento de este siglo, La diso- Incidn del neokantistno y la transformacidn de Ja fenomenologta sau tiene lugar en Ia hermenéurica de la facticidad no hubieran silo posibles sin pasar directamente por los textos easi descono- eidos de Dilthey, Pero tanto Heidegger como luego Gadamer, ‘quien dediva en Vere y metodo (1960) un capitulo entero al «En: redamiento de Dilthey en las aporfas del historicismos, resueitan 1 Dilthey para «enterrarlo» enseguids (Rodi y Lessing, 1983. p. 29) Gadamer reconoce su exiraordinario mérito en la historia del com- render y e} descubrimiento de la historicidad de la existenci pero Jo deja aparcado en un capitulo ya cerrado de la evolucisn le la hermengutica: el de la Hamada «hermenéutica tradicion: anterior a la hermentutica filossfica que él inaugura de la mano ule Heidegger. En altima instancia, obsesionado por la idea de bjetividad y por el modelo metodoldgico de las ciencias de la na- ‘uraleza, vietima de su , Dilthey no habria logrado superar ef punto de vista de la conciencia histérica, ni hé- cetse cargo del caricter historico de la comprensién, No Hlegaria a sortear el estrecho entre la Escila del positivismo y la Caribdis lel romanticismo, La enorme difusién de Verdad y Método ha de- terminado asi ta imagen de Dilthey en tos ultimos decenios. Bajo swinflujo han enjuiciado a nuestro autor nombres como Haber- mas (1985, pp. 147-167), Ricoeur (1986, pp. 75-88), Bleicher", Apel, entre otros (Rodi, 1991, pp. 89-102). A ello ha coadyuvado, paraddjicamente, el propia trabajo de los sucesores de Dilthey. Georg Misch, su yerno, que, con la edi- cin en 1924 del decisivo tomo V de sus Gesamnelte Schrifien Vease «Die Bedeuting Diltheys for die Konzeption von “Sein und Zeit ‘rams Unfold von Hellegers Kossaler Voreigen (1925}>, Ropt (1991), Rod re f-no sin arguments, quc ste no rece tod To que deb ‘adunonts frente al conde de Yo Contemporary Hermenecues, Londses, Routledge, 1980, pp. 19-23, i presents por primera vez, en un largo Informe previo, el primer esbozo sistemitico del pensamiento de su suegro, sent6 el esque- ‘ma interpretative de una evolucidn diltheyana «de la psicologa a la hermenéutica>. Segdn este esquema, el revés que supwse la pu- blicacién de las Ideas parc una psicologta descriptive y analiti- ca, tras la demoledora recensiéa de Ebbinghaus, y 1a via muerta «que significaba el psicologismo, obligaron a Dilthey buscar en Ja hermenéutiea un nuevo camino de fundamentaci6n para las cias del espiritu, Tal serfa el significado de sus tltimos escritos. En ellos se bas6 sobre todo Otto Friedrich von Bollnow para su Dilthey (1936), que dutante mucho tiempo serfa la introduccién ccandnica al pensamiento de nuestro autor. En la convulsa histo- tia politica de Alemania durante los afios treinta y cuarenta, don- de apenas quedaba espacio para una figura como Ia del liberal Dilthey, este libro se convirtié en el tinico punto de referencia, Pero su énfasis en «el fil6sofo de la vida» tendia a «acentuar tos aspectos itracionalistas» dejando de lado «su fumdamentacisn epis- temolégica de las ciencias del espirita y sus inicios para una teo- rfa de Ia aeciGn» (Fung, 1996, p. 168). Mencisn aparte merece fa recepcién de Dilthey dentro del mundo de habla hispana, El juicio de Ortega determing toda ana generacidn de pensadores, permitiendo que la obra de Dilthey si- guiera viva en Espafia y Latinoamérica en los afioy en que en su propio pats era casi un desconocido. Es una recepcidn determi: nada quizé por la visién orteguiana, y durante mucho tiempo deu- dora de la obra de traduccién de un solo hombre, Eugenio imaz; pero no por ello deja de ser lamentable que, en virtud del aisli- miento historico de nuestras letras, apenas haya encontrado eco en otros dmbitos fingtiisticos, ni pueda decirse que ha conteibui- do al renacimiento de Dilthey en la escena filossfica actual’ ‘Tal enacinniento -en parte provocado por el éxito de Gadaner— despeg6 a partir de los aflos Sesenta, cuando se empezé a tener ac: ceso a los Hamados materiales de Gotinga, manuscritos de Dilthey sin publica, y administrados hasta entonees por Misch. Dichos es- * Fh etuio center ins exhaustvo sobre el pensamint de Ditey (Mawes 98D edica una nota al éxito de Dilthe en Espada y fx Anncrea latina, pra moneionar ato large nd generally enthusiastic Hiteraiure [th oxists om Ditty ia Spanish, sin presale por ello mayor atencion on sup 2 critos, editados mAs tarde ep fos tomes xix y xX de los Ceseanmelte Selrifien, permitieron a Hans-Ultich Lessing, epiloguista de este volumen, recomponer, en los Texte str Kritik dr historischem Ver~ muff, 1o que hubiera sido el proyecto diltheyno, asi como empe- tra bosquejar tna imagen diferente de Dilthey. Este no era en ab- soluto dependiente de las ciencias de la naturaieza, sino que estaba at st proyecto filosético reevaluarlas y resituarlas, junto a las cien- cia del espititu, desde una perspectiva nueva. Ll psicologisme no ppodtia definir a Dilthey, sino que era, a lo sumo, una breve etapa dle su obra en la que, de todos modos, la hermenéutica, o cierto todo de pensar y considerar que hoy consiceramos eozne tal, no habia dejado de estar presente. La hermenéutica no es, por ello, un sito tardfo en su pensamiento, ni es Dilthey el exponente wtimo shermenéutica tradicional» que bubiese sido superada por la shermenéutica filoséfiea>, Por dltimo, al menos desde la 6pti- «a de ciertos intéspretes (Jang, 1996), la hermenSutica en sentido «stticto tampoco define el pensar de Dilthey. Lo que éste otrece «sun modo nuevo de relacksn entre teoria y prawis, de integrar la teoria del conocimiento y la tworfa de la accisn, los conceptos de historia y estructura, experiencis cotidiana y experiencia cientifi- «i, fo eval dejarfa a nuestro autor mucho mils cerca de cortientes como el pragmatism norteamericano, Otros (Makreel, 1975), al nmargen de etiquetas y corrientes filoséficas, ven la originalidad «le Dilthey en haber aplicado Is estética kantiana a la historia, en haber dotado a la conciencia histérica del juicio estétieo, al como 4 analiza Kant en su tercera Critica En todo caso, mis alld de adscripeiones mis 0 menos weerta sis como historicismo, filosolia de kx vida, hermensutiea, funda- ion de las ciencias del espiritu, pragmatismo, ete., lo que hace tclevante a Dilthey en este momento del pensamiento es su pos tra respecto a la modernidad, Una posturs ciertamente rara en It lilosofia acadkémica del siglo x1K ~de ahs su escaso cco entonces-; pero mucho mas eereana a la Sensibilidad de hoy. Se trata de un ilinteamiento conceptual que sepa hacer justicia a la totalidad de hi experiencia lnamana, en todas sus dimensiones, mejor de lo que te hacen fos modelos cauales de explicacion propios de las eien- wits de fa naturaleza, Lo que Dilthey propone es fa «constitucion Ho uns hombre unitariow (Gabilondo, 1988, p. 60} que, frente a la ‘vxluccin cientificista alo meramente cognitive, recojaigualmente las dimensiones volitiva y afectiva propias de lo humano, Soko des- de esta perspectiva tiene sentido preguntarse por la vida, no como algo irracional, opuesto a la teorfa y al conocimiento cient Sino como aguel dmbito donde juegan las tres dimensiones men- nadas; o preguntaise por la historia, en tanto que la ‘dad, Ia inserci6n en estructuras sociales temporalmente determi- naudas, es la realidad witima de fa vida. Ni es cuestidn, entonces, de fundamentar las ciencias del espiritu o humanidades -huéefanas las pobres de método y objetividad frente a las triunfantes ciencias de la naturaleza-, ni menos atin de «teivindicurlas», sino de ver en qué medida pueden comresponder a esta triple dinensidn —cog- nitiva, afectiva y volitiva-de fa experiencia humana en ka que exis- te la realidad del hombre. Si Dilthey se centra en las ciencias del espiritu es porque pie pueden hacerlo, frente a la exci- sidn provocada por el cientificismo moderno, fijado en la esfera cognitiva (escisidn reflejada, dicho sea de paso, en la primacfa histérica que ha aleanzado la primera criica de Kant sobre las otras os, las que trataban de las dimensiones volitiva y afectiva) sta reflexisn sobre la totalidad de it experiencia hamrana ~«Empeiria, no empirisma» (GS XIX, 17), expresa muy bien lo que Dilthey pretende— abre un camino, leno de vacilaciones y vyacios, a una concepeisn de fa realidad no estindida, liberada del «afomismo» modemo, que permita pensar tanto la constitu- cidn de los individuos como su accién e interaccién social. El objetivo final es una teorfa de la racionalidad macho més cerca nna a nuestras inquietudes actuales, cualquiera que sea el apellide Filossfico que se le quiera dar a éstas. a que 4. Los textos presentados. Si ignificado de esta edicién Los textos que presentamos en esta edicisn corresponden a la silima etapa creativa de Dilthey, la etapa que los estudiosos han dado en calificar de ehermenéutica», en la medida en que este tér- ino aparece explicitamente como objeto del trabajo de Dilths Dicho sea esto sin perjuicio de que otros textos anteriores de nues- ‘0 autor, como muestra el epilogo del profesor Lessing al final de este volumen, sean igualmente calificables de «hermenéuticos» en el sentido amplio que hoy puede tener el término, Por no ha- blar de su modo de proceder interpretative cuando se acerca ala literatura 0 a los fenémenos histéricos. “4 El primero de fos ensayos narta una historia de ta her tica, desde sus orfgenes griegos hasta Schleiermacher: et segun do exboza una teoria del comprender. No son textos satuevow sino ya conocids de antiguo. Bl primero de ellos, El surgimien- to de la hermenéurica, resultado de una conferencia de 1897, fue publicado en vida de Dilthey, en 1900, aunque sélo se hizo real- mente accesible al publico tras ser recogido por Geong Misch en su edicisin del tomo v de los Gesanmmeie Schriften, en 1924. El segundo, Esbozos pura la eritica de la racén histérica, procede seritos redactados por Dilthey para continuac la re- cign publicada Psiructuracin del nud historicn, o quiz, sein st peculiar modo de trabajar, paralelamente a la elaboracicn del libro, Se publicaron en 1927, dentro del tomo vii de los Gesam- ‘elte Schriften, por Bernhard Groethuysen, quien fue, ademas, el encargado de ordenarlos. Ambos textos encontraron su apropia~ dda versi6n castellana en la pluma de Eugenio Imaz, dentro del tomo vil de ka edicién de las obras completas, en el FCE. El se- ‘gundo de ellos, también en ta edici6n de la Critica de fa razon histérica que preparé Carlos Moya. Por supuesto, hemos tenido siempre a la vista esas traducciones, y aprendido no poco de ellas, aunque la nuestra haya de divergir en ocasiones, por las inevita- bles diferencias de estilo del traductor y por las especiales carac- teristicas de esta edicién, Hemos aliadido, ademas, al ensayo s0- bre «El surgimiento de 1a hermenéutica». dos anejos mas, procedentes de los manuseritos de Dilthey, puestos por el editor alemén al final de dicho ensayo, y de los que Imuz preseindi probablemente por su caricter fragmentatio. En la medida, pues, en que se trata de textos ya conocidos, lar- gamente leidos, no se pretende en esta edicién ofrecer Ia nueva imagen de Dilthey, cualquiera que pueda ser ésta, pero tampoco encasillarle dentro de un campo determinado de la filosofia ac- tual. Lo cierto es que lo gue hoy dia Hamamos hermenéutica fi- osética, y que define sus puntos de referencia ineludibles alte dedor de nombres como Gadamer o Ricoeur. ha tenido siempre a Dilthey y, en concreto, los textos de que tratamos, por un estado inseparable, inaugural, de su historia. Puede afirmarse que los dos ensayos que aqui presentamos tienen un cierto eardcter funda ional: en ellos se abre y se traza el fondo de un modo carac- teristieo de pensar. Y dice mucho acerea de ese modo de pensar ‘gue tal fondo se constituya en un escrito histérieo ~que relata un ts pasado, un proceso de formacién- y en unos esbozos fragmenta- rios y péstumos. Compairese este fondo agrietado, que remite a st yex a ottos fondos anteriores, con el gesto de otras fundacioves filossficas de la Modernidad, que se offecen camo un nuevo co- mienzo para un proyecto por construir. La hermenéutica nunca puede ser un pro-grama, esti ys siempre escrita, Por otro lado, sin embargo, ya hemos sugerido més arriba también que esta misma hermenéutica tiende a considerar ese estadio inaugural llamado Dilthey como un antecedente ya cerrado y superado, una infan- cia lejana, Esia edicién habri aleanzado su objet yy reapropiarse esa infancia cerrada a través de la relectura de es- ios textos fundacionales. Es ello una exigencta de la propia act tud hermenéutica. La historia se reabre en cada vuelta a sf misma, y vuelve a sf misma en cada paso que da, es rememoracin con tinua, Por eso se reeseribe continuamente. La reescritura conlle. va la relectura de un texto ya leido, y cada texto vive en sus lec turas, en Jos efectos que produce. Desde luego. los textos de Diithey han vivido también en las leeturas que la hermenéutica fi- loséfica de este siglo ha hecho de ellos, y la han efectuado. Se tra taaguf de volvera leerlos después de ese efecto que, a la vez. que los cierra, exhorta a releer, reabrir y rememorar cada texto, des- de ese efecto y precisamente porque han pasado por él Dilthey podia proponerse volver a Kant pasando por Hegel, y ser, en esa medida, un «kantiano posthegetiano» (Gabilondo, 1988, p. 59). Ni las circunstancias, ni los personajes en juego nos autor rizan a hablar de un «Dilthey posthermenéutico»; pero sf estainos sugiriendo que el sentido de esta edici¢n y de los comentarios pre- sentados es volver a Dilthey, y a todo lo que de él se nos va reve lando ahora, pasando por ese efecto, tambin suyo, que es la her- menéutica comtemporanea. Si ésta se ha constituido leyendo estos textos de Dilthey, lo que aqui se pretende ofrecer es una relectara, ya hermenéuttica (con todos los peros, que ese svar quiza conlk a) de esos textos, Lo cual no puede resultar en una reatirmacis Ue ésta, sino, como no podfa ser menos, en su interrogacin, si consigue reabrir 16 BiBLiogRaFia La bibliografia de y sobre Dilthey es extensisima. En el Dilt hey Jalirbuch itr Philosophie und Geschichte der Geisteswissens- chaften, editado por F Rodi, H-U, Lessing mantiene actualizada una Bibliographie der Dilthey Literatur. Presentamos a continua ceidn s6lo aquellos textos que han sido de interés para este trabajo, 1, Eseritos de Dilthey Gesammelte Schrifien (GS), 20 vols..StatigarvGotinga, 1914-1990, Esté prevista la publicacidn de 32 voliimenes, Lissin, Hans-Uilrich (ed), Texte zur Kritik der historischen Ver nunft, Goting, Vandenhoeck & Ruprecht, 1983. Traducciones al espaol Obvas de Withelin Dilthey, 10 vols. (trad, de Eugenio tmaz), Mé- Xico, Fondo de Cultura Econémica, 1944-1963, “Ulich (ed.), Critica de ta razén histérica (trad. y prologo de Carlos Moya) Barcelona, Peninsula, 1985. 2. Wstudios Ho.Now, Otto Priedrich von, Wilhelm Dilthey. Eine Einftthrang in yeine Philosophie, Stuttgart, Kolhamumer, 1955. 7 FELiMAnn, Ferdinand, Symbolischer Pragmatiomus. Henmenest tik nach Dilthey, Reinbeck, 199), FRaNk, Manfied, Dus individuelle Allgemeine, Fednefor, Suhe- Kamp, 1985 Gasi.oNbo, Angel, Dilthey: vida, expresién e historia, Madrid, Cincel, 1988 GADANER, H-G., Wahrheit und Methede, Tubinga, Mobr, 1985 (rad, esp. Verdad y mérodo, Salamanca, Sigueme, 19778), — «Das Problem Diltheys. Zwischen Romantik und Positivis- mus», Gesanmelte Werke 7, pp. 406-424. — «Wilhelm Dilthey 2 seinem 100, Geburtstag», idem, pp- 125-428, — «Der Unvollendete und das Unvoliendbare>, didn, pp. 429-435, — de las ciencias naturales, renuncia agut a la busqueda del «ob- Jjeto» para las ciencias del espititu, Precisamente porque se da cuenta de que en la experiencia interna con la que estas tra- bajan no puede haber tal eab-jectum», como lo que s€ man fiesta exteriormente, situado frente a nosotros. Sélo la cien- ‘cia natural puede pretender algo asi, y aun al precio de construit previamente por sf misma el armazin en que las cosas pueden manifestarse, Previamente a eso, y por ende, previamente al conocimiento cientifico-natural del mundo, se encuentra la «experiencia interna» como «hecho de conciencia» (GS, I, xix), emt el que se da una realidad interna inmediata como co- nexiGn vivida desde dentro. Es preciso sefialar que tal «expe- 26 ajeno, y que, como tal, no soy capaz. de interpretarta: 0, en el se undo caso, que he cuido en un estado en el que fijo mii mirada ‘como en algo ajeno, extraho. Ast, pues, llamamos comprender al proceso en el cual, u partir de unos signos dados sensiblemente, tcongeemos algo psiquico de fo cual son su manifestacidn, Este comprender abarea desde el balbuces de un nifio hasta el Hamlet 0 Ia Critica de ta Ruzéa, El mismo espiritu humano nos habla & nosottos desde piedras, marmot, tonos musicalmente for- rnados, gestos, palabras y la escrifura, desde las acciones, las cons- Litueiones y las organizaciones econsmicas, y precisa de interpre- mn. Y, por cierto, el proceso de comprender, en tanto que esta determinado por fos medios y condiciones comunes de este modo de conocimiento, tiene que tener caracteres comunes en todas par- tes. Es el mismo en estos rasgos funidamentales. Si, por ejemplo, {quiero comprender a Leonardo, en ese proceso estén operando con- jumtarmente la interpretaci6n de acciones, pinturas, imigenes y obras eseritas, todo ello en un proceso homogéneo y unitate, riencia intema» no se opone a una «experiencia externa», como si fueran las «subjetivas» ciencias del espfritu frente a las «ob- jetivas» ciencias naturales, Los escritos péstamos de Dilthey tian venido aclarar ese malentendido, La experiencia inter na es la forma primaria de darse Ia realidad come tal, cuando se consideran sus dimensiones cognitiva, volitiva y afectiva; In experiencia externa es secundatia y derivada de aguella, y 8 sélo cognitiva, Pues s6lo dentro de fa conciencia tienen los sujetos aceeso al mundo. Que esto no es idealismo ni solip- sismo de la peor especie Io mostrarfa el que el propio Dilthey dedicara un estudio ai «Origen y la legitimidad de nuestea creencia en la realidad del mundo exterior» en 1890. Los vhe~ ‘cos de conciencia» no pretenclen dejar al descubierto alin ‘mundo interior aislado, sino hacer accesible la tiple dimer 2 sidn de la relacién de los sujetos con el mundo. Ya la conti- nuacidn de este texto proyecta a interioridad del sujeto hacia un espacio exterior donde se constituye. Este es el gran des- ccubrimiento de Dilthey en la década de los noventa, y que re- sulta decisivo para toda la hermenéutica posterior: lo interior sélo se hace accesible, tanto a sf mismo como a fos otros, evan- do se objetiva exteriormente en una expresin. Uno mismo pue- de identificarse como tal e individualizarse tnicamente en el enfrentamiento con los otros, 0 consigo mismo exteriorizado como otro en algiin tipo de objetivacion las propias palabras © aeciones-. No tiene sentido intentar ningtin tipo de intros- peccion directa hacia el propio interior para hacer directame: te la experiencia de la propia individualidad, sino gue uno sélo puede comprenderse a sf mismo desde fuera, dando un rodeo por ef mundo exterior. que se presenta como signos E] trato con esos signos, por su parte, abocit a un proceso huevo: el interior que se busca a sf mismo cn su proyeceion exterior, encuentra a ésta inserta en un tejido de «hechos sen- sibles» que corresponden, a st vez, a otras interioridades aje- nas expresadas en él. Podria decirse sin mas que el individuo solo se conslituye en la comunicacién interpersonal: pero aqur ‘esd en juego mucho mis: pues esa interioridad que se indivi- dualiza tiene, a la vez, que, con el material que suministra la propia vitalidad, la energfa vital, reconstruir todas las otras in- terioridades manifestadas en esos signos. Si mismo como otro(s). De tal modo, sin embargo, que no hay propiamente un encuentro entre individualidades, porque estas se construyen, también respecto a sf misias, intersubjetivamente, de tal modo que los interiores no se encuentran nunca de modo inmedia. {o, sino en el megio de articulaciones simblicas; sobre todo, como veremas, lingiisticas. El camino del conocimiento no va, entonces, de un polo a otto, de sujeto a objeto, ni a la in- versa, sino de un interior que Se busca a sf mismo hacia un afuera, donde encuentra la tarea de reconstruit otros interio- res extrailos, ajenos. El mis extrafi entre fos procesos de co- nocimiento, desde el adenteo hasta el atuera del afuera, que es ‘stro dentro, ef mas ajeno. 28 Defini jn y universalidad del comprender Dilthey se esfuerza por establever el

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