Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
________________________________________________________________________
otros que los que son. Slo Dios, quiz, es un principio de este ltimo gnero. Cuando se trata de
causas y de principios inmviles, como los principios matemticos, no encontramos en ellos causas
propiamente dichas; pero se las llama tambin causas y principios por una especie de asimilacin,
porque, en este caso, a poco que se trastorne el principio, todas las demostraciones de que es
origen, por slidas que sean, resultan trastornadas con l, mientras que las demostraciones
mismas no pueden mudar, destruyndose las unas a las otras, a no ser que se destruya la
hiptesis primitiva y que nos hubisemos valido para la demostracin de esta hiptesis primera.
CAPTULO VII
DE LO VOLUNTARIO Y DE LO INVOLUNTARIO
Es preciso estudiar qu son lo voluntario y lo involuntario, y qu es la preferencia reflexiva
o libre arbitrio, puesto que la virtud y el vicio resultan determinados por estas condiciones.
Ocupmonos, en primer lugar, de lo voluntario y de lo involuntario. Un acto, al parecer, slo puede
tener uno de estos tres caracteres; o procede del apetito, o de la reflexin, o de la razn. Es
voluntario cuando es conforme a una de estas tres cosas; es involuntario cuando es contrario a
una de ellas. Pero el apetito se divide en tres ramas: la voluntad, el corazn y el deseo. Por
consiguiente, es preciso admitir una divisin anloga en el acto voluntario, y considerarle, en
primer lugar, con relacin al deseo. Ocurre, a primera vista, que todo lo que se hace por deseo es
voluntario, porque lo involuntario parece ser siempre una coaccin. La coaccin, resultado de la
fuerza, siempre es penosa, como lo es todo lo que se hace o se padece por necesidad; y como
dice muy bien Eveno: Todo acto necesario es un acto penoso.
Y as, puede decirse que si una cosa es penosa, es porque es forzada, y que si es
forzada, es penosa. Pero todo lo que se hace contra el deseo es penoso, puesto que el
deseo slo se aplica a un objeto agradable; por consiguiente, es un acto forzado e
involuntario. Recprocamente, lo que se hace segn el deseo es voluntario, porque estas
afirmaciones son siempre contrarias entre s; debiendo aadirse a esto que toda accin
viciosa hace al hombre peor. Y as, la intemperancia es ciertamente un vicio; y el
intemperante es aquel que, con tal de satisfacer su deseo, es capaz de obrar contra su
29