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(CAAEZ)
Acusado: Gral.Brig. (Ej.) DELFÍN RAFAEL GÓMEZ PARRA
En el año 2003 una vez creado el CAAEZ en Diciembre del 2001 y no haberse
comenzado la construcción de las instalaciones de la planta del Central Azucarero
Ezequiel Zamora, el Presidente de la República molesto porque el grupo de
personas que tenía en el complejo (incluyendo los asesores cubanos) encargados
de la construcción de la sede, no habían comenzado, decidió encargar al Sexto
Cuerpo de Ingenieros del Ejército de la realización del movimiento de tierras para
la construcción de las instalaciones del Central Azucarero Ezequiel Zamora. Se
designa al comandante de esa unidad el Gral. de Brig. Guillermo César Hari para
encargarse de todas las coordinaciones necesarias para el cumplimiento de la
misión y designan al coronel, para ese entonces, Delfín Gómez Parra como
responsable de esa labor por ser el comandante del 62 Regimiento de Ingenieros,
unidad adscrita al Sexto Cuerpo de Ingenieros y encargada de las obras de
ingeniería en el occidente del país, es así cuando se firman dos convenios
interinstitucionales entre el Sexto Cuerpo de Ingenieros y el Complejo
Agroindustrial Azucarero Ezequiel Zamora y se comienza la obra a partir del mes
de Diciembre del año 2003.
De la revisión de las actas que conforman el expediente levantado con motivo del
proceso seguido al ciudadano Delfín Gómez Parra y por el cual se le procesara ,
encontramos violaciones de carácter constitucional así como a la ley adjetiva
penal venezolana, que son perfectamente encuadradas dentro del articulado de la
Convención Americana de Derechos Humanos. Las violaciones encontradas
evidentemente producen un agravio irreparable al procesado de marras, así como
a la confianza que debe existir en la justicia venezolana.
Art. 125 (COPP) Derechos. "El imputado tendrá los siguientes derechos:
1.- Que se le informe de manera especifica y clara acerca de los hechos que se le
imputan.
2.- Comunicarse con sus familiares, abogado de su confianza o asociación de
asistencia jurídica, para informar sobre su detención.
3.- Ser asistido, desde los actos iniciales de la investigación, por un defensor que
designe él o sus parientes y, en su defecto, por un defensor público.
4.- Ser asistido gratuitamente por un traductor o intérprete si no comprende o no
habla el idioma castellano.
5. Pedir al Ministerio Público la práctica de diligencias de investigación destinadas a
desvirtuar las imputaciones que se le formulen.
6.- Presentarse directamente ante el juez con el fin de prestar declaración.
7.- Solicitar que se active la investigación y a conocer su contenido, salvo en los
casos en que alguna parte de ella haya sido declarada reservada y solo por el
tiempo que esa declaración se prolongue.
8. Pedir que se declare anticipadamente la improcedencia de la privación
preventiva judicial de libertad.
9.- Ser impuesto del precepto constitucional que lo exime en declarar y, aun en
caso de consentir a prestar declaración, a no hacerlo bajo juramento.
10.- No ser sometido a tortura u otros tratos crueles, inhumanos o degradantes de
su dignidad personal.
11. No ser objeto de técnicas o métodos que alteren su libre voluntad, incluso con
su consentimiento.
12.- No ser juzgado en ausencia, salvo lo dispuesto en la Constitución de la
República."
De las actas levantadas con motivo del proceso seguido a Delfín Gómez Parra
observamos que el mismo aun cuando se encuentra en condición activa dentro de
las Fuerzas Armadas , lo que significa que ubicable por sus superiores y los
organismos jurisdiccionales, jamás fue imputado, actuando a espaldas del mismo
afectando con ello el derecho a la defensa y a la transparencia que debe llevar
toda investigación, ya que en todo ese interín el imputado podría solicitar no solo
diligencias a su favor, sino solicitar anticipadamente la improcedencia de su
privación de libertad haciendo los alegatos de rigor; es de observar que el
imputado de marras se presentó voluntariamente ante la Fiscalía 15 del Ministerio
Público, en fecha 16 de febrero de 2006, con la finalidad de apoyar en la
investigación, además de declarar anticipadamente la improcedencia de la
privación preventiva judicial de libertad, demostrando además con la
documentación necesaria su arraigo en el país, informándosele que hasta ese
momento no tenían ninguna información en cuanto a que se llevara juicio en su
contra, es decir se actuó a espaldas del imputado y este no pudo hacer los
alegatos que considerara necesarios para evitar la encarcelación y hacer valer sus
derechos como imputado, ya que no se le reconocía tal papel dentro de la
investigación que se estaba llevando, violentándose por demás el hecho de tener
acceso a las actas y establecer un tiempo prudencial de seis meses para culminar
la investigación una vez que ha sido imputado de conformidad con nuestra
normativa.
Estado de Libertad
El artículo 243 del Código Orgánico Procesal Penal, establece que toda persona a
quien se le impute participación en un hecho punible, permanecerá en libertad
durante el proceso, salvo las excepciones que a este respecto contemple la Ley de
marras.
Privación Judicial Preventiva de Libertad
Instituye asimismo, que la privación de libertad, es una medida cautelar y que sólo
procede cuando las demás medidas cautelares sean insuficientes para asegurar las
finalidades del proceso. Entendiéndose a la misma como una medida de
aseguramiento personal, que recae sobre el imputado, para restringir o limitar su
libertad física, por parte del Estado, el cual como detentador de la Administración
de Justicia, dispone para tal efecto, de diversos mecanismos destinados a
garantizar la eficacia de su poder punitivo, resaltando, entre ellas, las medidas de
coerción personal, las cuales cumplen una función cautelar para garantizar los
resultados del proceso, en procura de una justicia palpable y material,
distinguiéndose de las medidas corporales definitivas, debido a que estas últimas,
reprimen la conducta delictual y sirven de escarmiento al penalmente responsable.
Principio de Proporcionalidad
La Ley Procesal Penal, le colocó un tope a la medida cautelar de Privación Judicial
Preventiva de Libertad, cuando en su artículo 244, que se refiere al Principio de la
Proporcionalidad, fijó una regla de duración máxima, por cuanto en ningún caso
puede durar más de lo que la Ley establezca como pena mínima para el delito
imputado y en caso de que existan varios delitos se tomará la del más grave, pero
nunca podrá exceder de dos años.
En caso de que haya transcurrido un lapso mayor al tiempo previsto por la Ley y
aún no haya tenido un juicio justo donde se le haya sentenciado, y el Ministerio
Público o el querellante no haya solicitado la prórroga cuyo requerimiento le
concede el aludido artículo 244 del Código Orgánico Procesal Penal, el imputado
tiene el derecho y el deber de solicitar su libertad por sí mismo o por medio de su
defensor, o cualquier persona o de oficio, en virtud de que el Estado no ha sido lo
suficientemente diligente para perseguir el delito.
Transcurridos los dos años cesa la Privación Judicial Preventiva de Libertad, salvo
que en el ínterin del proceso se haya sentenciado firmemente la causa.
Asimismo, denota este artículo (244) que el estado tiene un fin garantista, cuando
se refiere a una justicia expedita y sin dilaciones indebidas, pero debe cumplir
para ello, con dos principios esenciales, eficacia y rapidez. Produciéndose un
proceso ávido de agilidad y rapidez, sin interposición alguna de obstáculos y de
esta manera alcanzar el fin consistente en la resolución de la controversia
planteada.
Cuando vemos este tipo de irregularidad nos preguntamos ¿Cual fue el espíritu,
propósito y razón que el legislador tuvo para aprobar y propugnar el artículo 335
ejusdem, que “el debate continuará durante los días consecutivos que fueren
necesarios hasta su conclusión”.
Para nosotros, esta norma es interpretada al real saber y entender de cada uno de
los que la aplican, teniendo la imperiosa necesidad de que se establezca un solo
criterio de interpretación y así se haga, extendiéndose, incluso hasta la parte en
que el legislador dispuso “Se podrá suspender por un plazo máximo de diez días,
computados continuamente…”, ya que en estos casos, también debido al abuso de
la norma que establece el articulo 172 del Código Orgánico Procesal Penal,
resuelven los Jueces no despachar por innumerables días, quedando indefensos los
privados de libertad, por cuanto es un derecho del Juez resolver sobre ese punto
ya que la ley le concede esa gracia.
La norma descrita expresa “el tribunal realizará el debate en un solo día. Si ello no
fuere posible,…continuará durante los días consecutivos que fueren necesarios
hasta su conclusión.” Se podrá suspender por un plazo de diez días, computados
continuamente…”, siendo que los jueces interpretan esta norma de otro modo, les
da la impresión de que el número de días a tomar entre un aplazamiento y otro es
de hasta diez días, tomando así el tiempo que se estableció para las suspensiones,
que si lo requieren dada la complejidad de los actos a realizar en cada uno de los
numerales que subsiguen al articulo 335 del Código Adjetivo Penal y que contienen
los casos en que procede la suspensión.
Mientras los Jueces toman a los días consecutivos como de audiencia, pueden
pasar más de un mes, sin que se haya reanudado el debate y sin que se pueda
alegar que ha transcurrido más del tiempo necesario para tal fin, como lo estipula
el artículo 337 del Código Orgánico Procesal Penal, infringido como una
consecuencia del anteriormente expuesto, ya que de acuerdo a la posición de días
de audiencia, mal se podría decir, que transcurrieron más de once, en virtud de
que tal pronunciamiento de parte de un defensor, de ser acogido por el órgano
jurisdiccional superior, léase Corte de Apelaciones, lejos de perjudicar al Juez
perjudicaría a su patrocinado, por que tal aseveración constituiría una reposición
de la causa en detrimento del privado de su libertad a quien se le iniciaría de
nuevo el juicio, y el tiempo de su castigo en la cárcel de resultar inocente, sin que
ello sea impedimento de solicitar una indemnización al Estado por tal perjuicio, de
comprobarse dilaciones indebidas.
1. Toda persona tiene derecho a ser oída, con las debidas garantías y dentro
de un plazo razonable, por un juez o tribunal competente, independiente e
imparcial, establecido con anterioridad por la ley, en la sustanciación de
cualquier acusación penal formulada contra ella, o para la determinación
de sus derechos y obligaciones de orden civil, laboral, fiscal o de cualquier
otro carácter.
2. Toda persona inculpada de delito tiene derecho a que se presuma su
inocencia mientras no se establezca legalmente su culpabilidad. Durante
el proceso, toda persona tiene derecho, en plena igualdad, a las siguientes
garantías mínimas:
a. derecho del inculpado de ser asistido gratuitamente por el
traductor o intérprete, si no comprende o no habla el idioma del
juzgado o tribunal;
b. comunicación previa y detallada al inculpado de la acusación
formulada;
c. concesión al inculpado del tiempo y de los medios adecuados
para la preparación de su defensa;
d. derecho del inculpado de defenderse personalmente o de ser
asistido por un defensor de su elección y de comunicarse libre y
privadamente con su defensor;
e. derecho irrenunciable de ser asistido por un defensor
proporcionado por el Estado, remunerado o no según la
legislación interna, si el inculpado no se defendiere por sí mismo
ni nombrare defensor dentro del plazo establecido por la ley;
f. derecho de la defensa de interrogar a los testigos presentes en
el tribunal y de obtener la comparecencia, como testigos o
peritos, de otras personas que puedan arrojar luz sobre los
hechos;
g. derecho a no ser obligado a declarar contra sí mismo ni a
declararse culpable, y
h. derecho de recurrir del fallo ante juez o tribunal superior.
Derecho a la defensa.
Además de no tener información o conocimiento acerca de los hechos investigados
en su contra, se negó el derecho a la defensa al declarar el tribunal de control la
inadmisibilidad de pruebas ofrecidas por el imputado en su debido momento
procesal, aprobando las del Ministerio Público aun siendo extemporáneas, entre
ellas las pruebas de experticia contable y la experticia de obra ejecutada,
agravándose tal situación mediante alteración de fechas de recibo por parte del
tribunal de control competente.
Al respecto debemos comentar que si algo se ha recalcado en los últimos diez años
en nuestro país es la ausencia de división de poderes , la politización de la justicia,
amen de la incompetencia de los jueces carente de méritos y conocimientos para
ejercer el cargo, que nada tiene que ver con que no contemos con leyes
excepcionales, progresistas, avanzadas y plagadas de buenas intenciones hacia el
cumplimientos de los derechos humanos, de que vale tener leyes de este tipo,
suscribir tratados y convenios, si existen operadores de justicia sin conciencia, sin
moral dispuestos a cuidar sus cargos, y a oír todo tipo de recomendaciones cuando
esto conlleva a seguir disfrutando y ostentando un cargo en el que juraron
ADMINISTAR JUSTICIA con transparencia, objetividad, imparcialidad, probidad
entre otros principios rectores que deben cumplir los operadores de justicia, pero
que desconocen en su totalidad.
Fuimos testigos directos en una de las audiencias cuando la Juez accidental 17º de
juicio Dra. Angela Sosa Ruiz, a viva voz señaló que ella mantenía informada al
Tribunal Supremo de Justicia de las incidencias del proceso seguido al Gral. Delfín
Gómez Parra, nos preguntamos por que una juez de juicio debe informar al
máximo tribunal de esta causa en particular, cual es el interés del Supremo
Tribunal en este juicio, o será que la juez no es autónoma para decidir?
Abreviaturas utilizadas:
CRBV. Constitución de la República Bolivariana de Venezuela
COPP. Código Orgánico Procesal Penal
CADH. Convención Americana de Derechos Humanos