a
la
Dei
Verbum
8
Consideremos
como
cierre
a
esta
primera
parte
de
nuestro
estudio
del
Catecismo
de
la
Iglesia
Catlica
como
introduccin
al
estudio
y
reflexin
de
la
constitucin
dogmtica
del
Concilio
Vaticano
II,
la
Dei
Verbum,
un
pequeo
repaso
a
este
resumen
del
CIC.
Hemos
dicho
que
revelarse
es
abrirse
a
los
dems;
en
el
caso
de
los
seres
humanos
nos
abrimos
al
otro
cuando
el
otro
despierta
inters
por
nosotros,
cuando
vemos
que
hay
intereses
afines,
cuando
nos
sentimos
valorados,
apreciados
y
respetados.
Cierto
que
no
me
abro
ante
cualquier
persona,
solo
quienes
me
despiertan
confianza
sern
dignos
de
conocer
mi
interior,
mi
alma,
ni
corazn.
El
proceso
humano
es
bilateral,
es
decir,
para
que
se
d
la
amistad
yo
tengo
que
dar
del
mismo
modo
que
mi
amistad,
y
debo
ser
capaz
de
dar
en
la
misma
medida
e
intensidad.
En
el
caso
de
la
revelacin
divina,
Dios
nos
abre
un
caudal
que
nosotros
no
podemos
ni
siquiera
imaginar;
por
ms
que
demos
u
ofrezcamos
en
nuestra
relacin
con
Dios,
ciertamente
l
da
ms
de
lo
que
nosotros
ofrecemos
en
retorno.
Los
hombres
no
podemos
hacer
nada
que
haga
que
Dios
nos
abra
su
interior,
solo
su
amor
es
capaz
de
ofrecernos
esta
riqueza
sin
mrito
de
nuestra
parte.
Y
esta
revelacin
le
da
sentido
a
todas
aquellas
preguntas
que
nos
planteamos
sobre
la
vida
y
su
sentido.
Esta
revelacin
es
gradual
porque
nadie
da
todo
en
el
primer
encuentro
y
porque
los
hombres
no
podramos
(como
de
hecho
an
no
lo
podemos
hacer)
asimilar
de
una
sola
vez
todo
lo
que
Dios
es
y
lo
que
quiere
para
nosotros.