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Discurso de Presentación del Libro

Introducción a la Historia de la Medicina


Jair García-Guerrero

Queridos amigos y familiares, que nos acompañan en esta noche,


Estimados maestros que nos honran con su presencia,
Lectores todos:

Antes de iniciar deseo agradecer públicamente el apoyo de las


autoridades de esta honorable Institución, que nos han permitido
reunirnos hoy para celebrar nuestro libro en este recinto lleno de
historia, 4 paredes del ombligo de la educación regiomontana de
hoy.

También agradezco a La Editorial La Naranja, que tiene en mi


hermana poeta Patricia Laborde un líder de la pluma, vocera de
otras voces, y con sus ediciones permite que sus amadas letras
lleguen a los ojos que las completan, pues ella comprende bien que
la lectura es el segundo momento de la escritura. Gracias Paty.

Cierro las gracias con las últimas tres, que son para mis amigos:
Jorge, Juan Luis y Olga. Son tres personas, tres médicos, tres
hermanos míos. Hijos de Hipócrates también, sanadores, trinidad
creadora. No tengo más que agradecer su amistad y cariño, y
expresar mi orgullo por sus éxitos, sus premios y cuitas que
comparten conmigo día a día. Gracias.

Ahora sí, apreciados y valiosos amigos,

Me permito traer las palabras del escritor y filósofo francés Voltaire


quien, con respecto a la historia, dijo alguna vez:

CITO
La parte filosófica de la historia se destina a dar a conocer las
necesidades humanas.
CIERRO LA CITA

Una de las necesidades del ejercicio médico es la plena conciencia


del contexto en el que se desarrolla la relación médico paciente. El
abordaje diagnóstico o terapéutico al enfermo es siempre una
experiencia única, diferente a cada caso. Para llevar a la plenitud
esta experiencia, ambos representantes de la sociedad (doctor y
paciente) necesitan replantear sus necesidades: ¿qué clase de
médico soy yo?, ¿qué clase de medicina se ejerce?, ¿qué clase de
medicina espero?, ¿qué clase de paciente soy yo?

Entonces, del río de renglones se empina de estatua la historia.

Historiar la medicina es contextualizarla. Se trata de un proceso


activo, que implica traer al presente los pasos de la sociedad –
entiéndase humanidad- hacia la salud. La insistencia por mostrar y
aún analizar la evolución histórica de los procesos médicos no es
capricho, como tampoco lo fue levantar este edificio hace 60 años.
Este México lindo y herido necesita replanteamientos profundos de
su contexto, cosa que no es el hilo negro.

Negra es la vida sin historia. La historia médica tiene muchos


colores, como el amarillo del emperador chino, que promovió la
terapéutica con agujas; el verde del carrizo de Susruta, y el rojo de
la sangre que Sir William Harvey circuló. La hemofilia aporta el
violeta, que el rosa de bengala combina; del mar azul de Sicilia salió
la cefalosporina, y el verde tornasol del hongo de la penicilina nos
lleva a otro color: el café de la madera del primer estetoscopio,
ahora plata cual argéntico escalpelo, brillante como el polvo de oro
antiinflamatorio, efectivo como el naranja de Prusia, o el naranja de
nuestra editorial.

Directores de esta orquesta de colores son Galeno, Hipócrates,


Sydenham. Encima de la negra peste, la ceguera o la muerte, la
historia médica persiste y enseña y ofrece y hace reflexionar y
aterriza la pluma en la receta.

Al corpus literario médico mexicano, al acervo de creaciones de


doctores, el día de hoy proponemos incluirle la presente obra en
forma de un compendio humildemente titulado Introducción a la
historia de la medicina, claro a convertirse en material de consulta
histórico-médica.

Gracias y buenas noches.

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