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Católicos y Nacionalistas en El Fin de Los Tiempos - Augusto TorchSon
Nacionalismo Católico San Juan Bautista
Política Católica, Acción Política Católica, Fin de los tiempos
http://nacionalismo-catolico-juan-bautista.blogspot.com.ar/
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Nacionalismo Católico San Juan Bautista
Política Católica, Acción Política Católica, Fin de los tiempos
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Nacionalismo Católico San Juan Bautista
Política Católica, Acción Política Católica, Fin de los tiempos
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Catlicos y nacionalistas en el fin de los tiempos - Augusto
TorchSon
Somos nacionalistas catlicos ya que adherimos a una
doctrina poltica basada especialmente en la filosofa tomista. El patriotismo es un elemento esencial en el nacionalismo y consiste en el amor a la patria, ms ste se enfoca solamente en el sentimiento. El nacionalismo yendo ms all y coincidiendo con la Doctrina Social de la Iglesia, busca la promocin del bien comn; el derecho natural por el cual se opone por ejemplo al matrimonio homosexual, aborto, o perversin infantil promovidas por la ONU; y defiende la propiedad privada entre otras consignas. As decimos Dios, Patria y Hogar. Tambin defiende y promueve las entidades intermedias como el medio adecuado para equilibrar las relaciones entre los gobiernos y los gobernados, agrupando as a personas con intereses comunes (familias, sindicatos, asociaciones profesionales, etc) que cmo rganos naturales nada tienen que ver con los partidos polticos que representan ideologas antes que intereses comunes. Estas entidades intermedias son hoy uno de los mbitos ms adecuados para la militancia. As las partidocracias a la que hoy se llaman democracias representan antes que los intereses del pueblo, el de los polticos, los cuales legtimamente (e inmoralmente) pueden desconocer sus promesas electorales y ajustarse a los mandatos partidarios que siempre terminan adecundose a los requerimientos forneos de la sinarqua internacional. Sealamos anteriormente como el Padre Castellani sostena que uno de los principales errores del nacionalismo es poner los ojos en el Poder a corto plazo en vez de ponerlos en la Verdad a largo alcance. Si pretendemos embarcarnos en esa noble empresa, no deberamos escribir para tratar de demostrar erudicin o para llegar a un grupo selecto de personas, sino ms bien, de instruir a mucha gente que todava vive en las tinieblas de la desinformacin y el
envenenamiento moral y espiritual al que los someten no slo
los medios de comunicacin sino hasta las escuelas y universidades. Y con eso tambin cumplimos con la exhortacin paulina de evangelizar a tiempo y a destiempo. Se est atacando mucho al nacionalismo y esto no solo desde sectores liberales, conservadores e izquierdistas, sino tambin de grupos que se dicen tradicionalistas pero al demostrar desdn por sta corriente poltica, estn mostrando tambin, desprecio por el amor a la patria y sus tradiciones, y esto implica atacar uno de las caractersticas esenciales de nuestra identidad histrica: nuestra hispanidad; condicin que tiene como rasgos determinantes el compartir el idioma y el credo, sin hacer distinciones raciales. A esto agregamos las particularidades histricas, culturales y hasta psicolgicas que surgen hasta de la misma geografa de nuestros pases, y que hacen a nuestro ser nacional. Cuando se nos ataca, se aduce que adherimos a los errores en los que incurrieron algunos movimientos nacionalistas como por ejemplo el de la estatolatra; sin embargo, a diferencia de ellos, ponemos por sobre cualquier afinidad poltica nuestra fe; y de esa manera, la cuestin poltica, actividad insoslayable en el hombre, queda subordinada a la accin evangelizadora, que dicho sea de paso, se ve fortalecida al sumarle el amor y defensa de nuestras patrias, tal como surge del 4 Mandamiento de declogo Divino, constituyndose de esa manera el servicio a la patria en deber de gratitud y del orden de la caridad como lo seala Catecismo (2293), y de esa manera esta actividad tiene una finalidad trascendente que es la de ayudar a nuestros connacionales a alcanzar la vida eterna, generando el mbito adecuado para ello. Pero en honor a la verdad, no podemos y no debemos desconocer sino ms bien reconocer los mritos de los movimientos nacionalistas que, aunque incurriendo en algunos errores filosficos y hasta en la praxis; ofrendaron sus
vidas por la defensa de sus naciones. Dicha lucha se dio y se
da contra el internacionalismo judaico compuesto por los falsos opuestos, capitalismo y comunismo, planteados dialcticamente para distraer la atencin sobre la realidad materialista y atea de ambos, y desenmascarando a estos tentculos del mismo pulpo plutocrtico que pretende hacer del mundo una aldea global amorfa. Nuevo orden mundial que se pretende multicultural, sin tradiciones, sin identidad cultural, en nombre de una supuesta fraternidad universal; se pretende sin diferencias entre los hombres (no en dignidad sino en naturaleza) en un igualitarismo democrtico sin asidero, para quitar en los hombres las aspiraciones de superacin, de nobleza y hasta de grandeza, en nombre de la igualdad masnica; pero por sobre todas las cosas, se pretende permisivo llevando a la humanidad a toda clase de excesos y perversiones en nombre de la libertad. Y as cumplidas las premisas masnicas, Libert, galit, fraternit, se aduce que estos movimientos nacionalistas promueven la intolerancia y la discriminacin sin precisar a qu se refieren esos trminos que para adecuarse a su ms ntimos significados requieren precisin. Somos y debemos ser intolerantes con el error, lo mismo podemos decir con respecto a la discriminacin ya que es imprescindible distinguir y excluir lo malo en beneficio de lo bueno. Y por eso hoy en el caos ms absoluto, cuando nuestra imagen sobre Sodoma y Gomorra puede resultar nimia en comparacin con nuestras sociedades actuales; resulta ridculo y hasta contradictorio quejarnos de lo que vivimos, denostando a esos movimientos nacionalistas que promueven y promovieron todos los valores que hoy consideramos vulnerados; es decir, el de la familia tradicional, el trabajo como generador de riqueza, el amor a la patria, el honor, la lealtad y hasta la santidad; y en definitiva el orden que es indispensable para poder aspirar al bien comn. Y por eso hoy, cuando se pretende verle el lado bueno a ateos, promiscuos, adlteros, sodomitas y toda clase de rprobos (mientras no se arrepientan adecuadamente de su maldad); se acusa de fundamentalistas y fanticos agresivos a los nacionalistas que defendieron siempre el orden natural.
Lo cierto es que tampoco podemos renunciar a nuestra fe o
hacer concesiones con ella a fin de aglutinar o no excluir a otros nacionalistas, ya que los hispanistas por definicin somos catlicos y al serlos es indispensable amar a Dios por sobre todas las cosas y consecuentemente seguir sus mandatos, por lo que mal haramos en orden a un resultado cuantitativo, renunciar a una cuestin fundamental como es nuestra fe catlica. Tambin pueril resultara pretender acceder al poder con las herramientas del enemigo, es decir, entrando en el sistema partidocrtico de las democracias judeomasnicas actuales, con su ritual religioso invertido, el sufragio universal. Si bien, es imposible ganarle a Saurn con su propio anillo usando la metfora tolkeniana, suponiendo que fuera posible hacerlo, la pregunta es: a qu costo? Recordemos las palabras de Nuestro Seor: De qu le servir al hombre el ganar el mundo entero, si pierde su alma?(Mt. 16, 26). No podemos ignorar que hoy el mundo se encuentra absolutamente dominado por una elite de banqueros judos, que buscan destruir las patrias, sin embargo manteniendo la homogeneidad de su raza y promoviendo su supremaca. Herederos de aquellos que reclamaron la muerte de su Dios con satnicas palabras diciendo: caiga su sangre sobre nosotros y sobre nuestros hijos(Mt. 27,25), son los que lucharon sin descanso por destruir la cristiandad y hoy con su objetivo casi concluido, paradjicamente atraen su propia derrota, ya que tenemos la promesa Divina que cuando todo parezca absolutamente perdido, Cristo Regresara con toda Majestad y Gloria y su triunfo sobre el mal ser definitivo. Los signos son claros, muchos y coincidentes. ste 0.2% de la poblacin mundial (16 millones de judos), manejando los medios, manipulando la historia, y pervirtiendo las costumbres, lograron hasta judaizar a la jerarqua de la neoiglesia; y los adoradores del becerro de oro, hoy con el
poder de la usura dominan a los gobiernos de todo el planeta.
Pero podemos decir que esto significa que no debemos hacer nada porque nada conseguiramos? Al contrario, lejos de ser sta una visin derrotista, la nuestra es una visin realista que impone la necesidad de saber contra quin nos enfrentamos y su podero. Y la lucha terrena contra estos enemigos de Dios, adems de responder a un imperativo Divino, al ser o parecer imposible la victoria desde nuestras posibilidades humanas; engrandecen nuestro esfuerzo para darle un carcter de gloria nunca antes alcanzado en la Historia, transformando a los santos de los ltimos tiempos en los mayores de la humanidad a los ojos de Nuestro Creador, pero sin embargo, no siendo reconocidos de ninguna manera a los ojos del mundo. Esto nos lleva a una soledad humana en la que slo podemos acudir a Quien realmente importa diciendo con Santa Teresa Slo Dios basta y con San Pablo Todo lo puedo en Cristo que me fortalece no confiando ya en nuestras fuerzas o posibilidades, sino en el dador de las mismas, y en sus designios para nuestra actuacin; sabiendo as que a nosotros solo nos corresponde la lucha y a Dios el resultado. Podemos estimados hermanos y camaradas decir hoy ms que nunca, que sin claudicar a nuestros principios, la lucha vale la pena; y as, mi humilde sugerencia es empezar por el principio, y ms que pretender nacionalizar el catolicismo, deberamos empezar por evangelizar al nacionalismo.
Augusto
Santa Juana de Arco, Isabel La Catlica y Gabriel Garca