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MEMORIAS DE LOS MUNDIALES…

Italia 1934

Benvenuti a Italia

En 1934 el viejo continente recibía por primera vez en su historia


el certamen oficial del futbol mundial. La Italia fascista de
Mussolini era el escenario de un campeonato que para esta
ocasión implementaba un sistema clasificatorio (eliminatorias),
veía debutar un equipo del continente africano (Egipto) y recibía
el desplante del campeón reinante (Uruguay), quien se había
negado a participar, en respuesta al boicot que años atrás los
países europeos, incluido Italia, habían organizado contra la
decisión de asignar a territorio uruguayo como sede del primer
campeonato mundial…

Clasificados no invitados…

Con las inscripciones abarrotadas para la competición, el comité organizador debería tomar
una resolución en cuanto a los participantes. Fue así como tras largas deliberaciones, se
decidiría organizar un sistema eliminatorio en el que hasta el propio equipo anfitrión (Italia)
debería participar. Así entonces, tras afrontar un par de partidos clasificatorios, 16 escuadras,
12 europeas, 2 suramericanas, 1 africana y el onceno norteamericano, serían los elegidos para
disputar el segundo certamen del torneo.

Entre las curiosidades del nuevo sistema, podía contarse el caso de estadounidenses y
mexicanos, quienes se negaban a ser visitantes en el partido clasificatorio, por lo que la FIFA
debió organizar un escenario neutral (Roma) con el fin de conocer el clasificado por América
del norte, que finalmente sería EE UU.

Además para esta edición del torneo, se reemplazaría la fase de grupos, iniciando con una fase
de eliminación directa (octavos de final)…

Austria vs Francia Hungría vs Egipto

España vs Brasil Italia vs USA

Alemania vs Bélgica Suecia vs Argentina

Suiza vs Holanda Checoslovaquia vs Rumania


Un mundial propagandístico…

Mussolini sabía muy bien, como otros muchos gobernantes vecinos


(Hitler en las Olimpiadas de 1936), que el deporte podía llegar a ser
una de sus armas indispensables a la hora de compenetrarse con su
pueblo. Por ello, además de validar la gran difusión periodística y
radial que alcanzaría el evento, el duce no perdería la oportunidad
de pronunciar diversos discursos en público y a su vez promover
carteles propagandísticos que mostrasen la esbelta figura del
hombre italiano realizando el saludo fascista y con un balón en sus
pies.

El papel del Duce…

Con el único fin de promocionar su régimen, Mussolini buscaba por


cualquier medio estrategias de adoctrinamiento que iban desde
estadios repletos de camisas negras, milicias fascistas que no
paraban de vitorear su nombre, hasta saludos fascistas y, por si
fuera poco, discursos que, como aquel pronunciado en la final del
campeonato, amenazaban sutilmente a los jugadores italianos y
corroboraban varias de las cosas que el duce o sus emisarios habían
transmitido en todo el campeonato a los jugadores: "No me importa
cómo, pero hoy deben ganar o destruir al adversario. Si perdemos,
todos lo pasaremos muy mal".

La azzurra en busca de la gloria…

Tras superar una fase clasificatoria polémica, donde su rival (Grecia) había decidido, tras
perder por 4 a 0 en el estadio de Milán en el primer partido, no disputar el repechaje en tierras
helénicas, la selección italiana, conformada curiosamente por 4 argentinos y un brasilero (cosa
particular, pero que era permitido en aquella época, siempre y cuando los jugadores dejaran
pasar 3 años entre el vestir la camiseta de una selección y la otra, cosa que no cumplía ninguno
de los implicados), comenzaba un camino hacia una consagración que, a la par de las múltiples
controversias, se nutría de goleadas (Italia 7 USA 1) y empates como el registrado con España,
que le llevaría a convertirse en el primer equipo, junto con el español, en mantener una
igualdad por 90 minutos y luego en los 30 suplementarios (los tiempos suplementarios eran
una novedad para el campeonato) teniendo que, por regla del campeonato, jugar un tercer
partido en el que a la postre la azzurra se impondría por marcador de 1 a 0 al onceno
español…

Finalmente, ni el seleccionado Austriaco, víctima del mal arbitraje de Ivan Eklin (sueco) en el
juego semifinal, sería problema para que la escuadra del duce y sus muchachos alcanzara la
final del torneo y a la vez la gloria de levantar la copa tras derrotar en tiempo extra por
marcador de 2 a 1 a los checoslovacos, convirtiéndose esta en la primera final de un
campeonato en definirse en esta instancia.
MEMORIAS DE LOS MUNDIALES…

Francia 1938

A las puertas de la guerra

La guerra civil Española, la anexión Alemana de Austria y la invasión


japonesa a china eran síntomas de un clima internacional agitado
que abría las puertas de un conflicto mundial y las de un
campeonato de futbol, donde el estado Francés, y no el Argentino,
era el elegido para convertirse en el anfitrión del torneo que por
primera vez recibía un equipo asiático (Indonesia, llamado por
aquella época indias holandesas) y que a la par se convertiría en el
primer campeonato en el que tanto el anfitrión (Francia) como el
campeón reinante (Italia) clasificarían directamente sin disputar la
fase eliminatoria.

Un campeonato atípico

Con 15 seleccionados y sin la llamada fase de grupos, comenzaba la tercera edición del
campeonato del mundo que por vez primera no vería coronarse campeón al anfitrión del
certamen, pero abriría las vitrinas de la fama para el primer bicampeón del torneo (Italia).

En cuanto a los participantes, el viejo continente aportaría la mayor cantidad de seleccionados


entre los que se destacaba la presencia de escuadras novatas como Polonia y Noruega.

Entre las situaciones particulares el caso de Austria sería el más


llamativo, pues tras disputar la fase clasificatoria y alcanzar un cupo
para el campeonato no podría participar como equipo
independiente, ya que meses antes del mundial la Alemania Nazi de
Hitler se había anexado la nación como una provincia del III reich
(Anschluss) y además había obligado a varios jugadores del
seleccionado Austriaco a vestir la casaca del equipo Germano. Bajo
este panorama, el mayor beneficiado sería Suecia, que accedería
directamente a las instancias de cuartos de final, al calificar
automáticamente en la serie de octavos por la no presencia de la
selección Austriaca.

Ya en cuestiones de futbol, escuadras como la cubana


sorprenderían gratamente al atravesar la primera ronda luego de
un partido de desempate contra los Rumanos en el que se impondría por 2 a 1. Por otra parte
oncenos como el Francés, con la obligación de mostrar su categoría futbolística para llevarse la
copa, caería doblegado en cuartos de final frente a la poderosa selección italiana que,
presionada por las amenazas de Mussolini y sin importarle un ambiente reacio de un público
que desaprobaba no sólo el régimen italiano sino también las actitudes de los jugadores que
entonaban su himno acompañado del saludo fascista, a la postre terminaría coronándose
campeona del certamen al derrotar a los Húngaros por 4 a 2 en el partido final.

Ausencias notorias

A Uruguay, primer campeón del mundo y que seguía resentido por el boicot europeo contra el
mundial de 1930, se sumaban esta vez Argentina y una serie de selecciones como Colombia,
Costa Rica y México quienes se negaban a participar en el campeonato del mundo
argumentando la poca rectitud de la FIFA en cuestiones de organización, ya que años atrás
parecía haber quedado acordado una rotación, entre el viejo y el nuevo continente para la
sede del campeonato, que según cuentas le hubiese tocado organizar a los argentinos, sino
hubiera sido por la intromisión del francés Jules Rimet, presidente de la FIFA, quien sin “ningún
interés” había decidido llevar el certamen a su país.

No obstante, la presencia de Cuba y especialmente de Brasil, con una buena camada de


jugadores y un futbol pintoresco para la tribuna, suplirían un poco las ausencias de los
grandes.

Curiosidades del Futbol

Además de haber sido un campeonato donde jugar con anteojos no representaba una ruptura
contra las reglas, el mundial de 1938 quedará en nuestro recuerdo por haber presenciado el
primer autogol de los campeonatos (convertido por el suizo Lörtscher en el partido de
desempate, en el que, a pesar de todo su selección ganó a los alemanes por 4 a 2) y por aquel
memorable partido entre brasileños y polacos donde se marcarían 11 goles, 6 por Brasil y 5
por Polonia, de los cuales 8 serían convertidos por 2 jugadores, 4 para Ernst Willimowski de
Polonia y 4 para Leónidas da Silva de Brasil quien además jugaría parte de este partido
descalzo y sería el botín de oro (goleador) con 7 anotaciones en este mundial.

Finalmente el punto negro del certamen se lo llevaría el juego rudo, visto en partidos como el
disputado entre Brasileños y Checoeslovacos que fue conocido luego como la batalla de
Burdeos, además del poco respeto de la prensa Italiana para con los rivales de su selección,
atreviéndose a escribir en uno de sus diarios tras la victoria italiana sobre Brasil en semifinales:
"...saludamos el triunfo de la itálica inteligencia sobre la fuerza bruta de los negros...".

Espere la próxima semana Brasil 1950…

Mauricio A. Montoya Vásquez.

Filosofo de la Universidad Pontificia Bolivariana (Medellín). Estudios de Historia en la


Universidad Nacional de Colombia (Medellín). Maestrando en Historia y Memoria de la
Universidad Nacional de la Plata (Argentina)

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