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MEMORIAS DE LOS MUNDIALES…

80 años después del pitazo inicial de Domingo Lombardi (árbitro uruguayo), en el que un balón
denominado el T-Shape, fabricado con tiento (cuero de vaca o de potro) y cosido a mano, rodara
en el estadio Pocitos de Uruguay e inaugurara la primera edición de un mundial de futbol, el
mundo se prepara hoy para el comienzo de una nueva edición del torneo orbital, en el que el
continente africano se convierte por primera vez en anfitrión y en el que 32 selecciones
competirán por el honor de levantar un trofeo que 36 años atrás (1974) recibiera el onceno de
Alemania occidental, y que se convertiría en el reemplazo de la mítica Jules Rimet, azotada por los
robos y desaparecida definitivamente en Rio de janeiro en diciembre de 1983.

Por eso esta serie de artículos que hoy comienza, es un tributo debido a todos los amantes del
deporte que paraliza a millones de espectadores en el mundo y que tiene como único y verdadero
lenguaje la euforia del gol. Estas son historias que quedaron en las memorias de algunos y que hoy
tiempo después merecen ser contadas para todos, con el sublime objetivo de mantener viva la
única religión en el mundo que, como sentencia Galeano, no tiene ateos.

URUGUAY 1930

El comienzo de un sueño…

Con el deseo de olvidar los años de la guerra y buscando escapar de la


pesadilla de una crisis como la del 29, el mundo entero ponía por primera
vez sus ideales en la organización de un torneo, que ya desde 1921 había
sido el sueño de hombres que como Jules Rimet, presidente de la FIFA,
promovían el futbol como aquel que podría mantener los vientos de una
paz verdadera.

Invitados no clasificados…

Para el 18 de Mayo de 1929 el pleno de la FIFA reunido en Barcelona,


decidía que Uruguay sería la primera nación anfitriona de una copa
mundial, reconociéndole así su calidad de campeón olímpico en Amsterdam un año atrás y a su
vez considerando la celebración del centenario del juramento de su constitución, realizado el 18
de julio de 1830.

Sin embargo, la noticia no sería acogida con agrado en todo el mundo, en especial en territorio
europeo, donde muchos de los países se mostrarían reticentes a cruzar el atlántico, argumentando
problemas económicos, generados por el crack del 29, y a su vez considerando el viaje como algo
extremadamente agotador. En consecuencia, muchos países europeos desistirían de su
participación; pero otros como Bélgica, Francia, Yugoslavia y Rumania terminarían por concurrir al
torneo bajo situaciones de presión como sería el caso de los franceses, país de origen de Jules
Rimet presidente de la FIFA, o solventados y elegidos por el monarca Carol, como fue el caso de
los Rumanos, quienes enviarían 15 obreros pertenecientes a una firma petrolera británica, que de
no ser por una indemnización real, se hubiera negado a otorgar el permiso a sus trabajadores.

Curiosamente el primer torneo orbital no obtuvo sus competidores por eliminatorias, sino por
invitación. Así entonces, 4 naciones europeas, 8 latinoamericanas (incluido el anfitrión) y un
elenco del representativo norteamericano, compuesto en su totalidad por veteranos escoceses e
ingleses, conformarían el cuadro de cuatro grupos eliminatorios que solo fueron sorteados una vez
que todos los participantes desembarcaron en tierras uruguayas.

Grupo A Grupo B Grupo C Grupo D

Argentina Yugoslavia Rumania U.S.A

Chile Brasil Perú Paraguay

Francia Bolivia Uruguay Bélgica

México
Los primeros…

En el minuto 19 del partido inaugural entre Franceses y Mexicanos, Lucient Laurent (Francés)
sería el encargado de abrir la cuenta en un encuentro que a la postre marcaría un 4 – 1 en
favor de los galos y le convertiría en el primero en anotar un gol en la historia de los
mundiales. Por otra parte, el jugador Rumano Steiner sería el primero en fracturarse,
paradójicamente en un mundial donde no se permitían los cambios y tampoco existían las
tarjetas (amarilla y roja) para amonestar a los jugadores.

Finalmente, en cuestión de penales un insólito partido disputado entre argentinos y


mexicanos, tendría como curiosidad el arbitraje del técnico de la selección boliviana Ulises
Saucedo, quien parecía conocer poco las reglas, sancionando un par de penales, uno a favor de
los argentinos (min 23), el cual sería desperdiciado por Fernando Paternoster (convirtiendo en
figura al arquero mexicano Bonfiglio) y otro en favor de los “manitos” (min 65) que el portero
albiceleste (Ángel Bossio) atajaría a Manuel Rosas, quien curiosamente en este mismo partido
anotaría un gol de tiro penal (min 37) convirtiéndose en el primer jugador en la historia de los
mundiales en anotar desde los 11 metros.

La selección Argentina…

Entre estudiantes, goleadores y espías…

Las continuas referencias a la selección argentina durante este mundial no fueron para nada
triviales, pues entre sus toldas hacían carrera hombres que con el tiempo serían reconocidos
en el ámbito internacional del fútbol, como fue el caso de Guillermo Stábile, quien se
convertiría en el mayor anotador de la copa del mundo (8 anotaciones) y quien luego haría
carrera en el fútbol italiano; o el caso del capitán Manuel “Nolo” Ferreira, quien se perdería
uno de los cotejos del mundial, cuando aquel 19 de julio, día del enfrentamiento contra
México, el apodado “Nolo” tuviera que volver hasta buenos aires para rendir un examen en la
facultad de derecho donde se preparaba desde años atrás para la carrera de escribanía.

Finalmente el argentino Luis Monti se convertiría en el único jugador en participar en 2 finales


de campeonatos mundiales (1930 – 1934) con la casaca de dos selecciones diferentes
(Argentina – Italia), todo debido a una historia que hizo mella en el campeonato de Uruguay de
1930, donde según fuentes oficiales, espías italianos, enviados por el Duce Mussolini,
amenazarían de muerte a Monti para que no jugara su mejor fútbol en la final y así fuera
acusado por los argentinos como traidor y luego sobornado para que fuera a jugar con la
escuadra italiana, con la que 4 años después saldría campeón.

Tiempo después, algunos comentaban que las palabras entre los espías al iniciar la final del
campeonato fueron: "Dentro de noventa minutos sabremos si tendremos que matarlo u
ofrecerle mucho dinero para ir a jugar a Italia…"

Una final muy anecdótica…

En un escenario construido en tiempo record (6 meses) los charrúas levantarían por primera
vez en la historia una copa del mundo. El mítico estadio, llamado el centenario en honor a los
cien años de la constitución nacional, sería para la selección uruguaya un comodín que
empezaría a brillar cuando el 18 de julio de 1930 “el manco” Castro marcara el gol con el que
los uruguayos derrotarían a Perú y que a la postre se convertiría en el primero de muchos que
presenciaría esta majestuosa construcción.

Así el 30 de julio de 1930, 60.000 espectadores adornarían las graderías del majestuoso
centenario para presenciar una vez más un enfrentamiento entre Argentinos y Uruguayos, que
se convertía en la primera final de un campeonato del mundo en el que cada equipo había
exigido jugar con su propia pelota, a lo que el árbitro del partido, el belga John Langenus,
quien además de impartir justicia era periodista deportivo del semanario alemán "Kicker",
accedería permitiendo jugar el primer tiempo con la pelota argentina y el segundo con la
uruguaya, la cual había sido importada especialmente de Inglaterra.

Finalmente los charrúas ganarían por un marcador de 4 goles contra dos, haciéndose
acreedores de la primera copa Jules Rimet, la cual había sido creada en 1929 por el francés
Abel Lefleur y cuya estatuilla representaba a la diosa griega de la victoria (Niké), quien era
considerada hija de Zeus y se le atribuía la virtud de correr y volar a gran velocidad.

Jules Rimet presenta la copa de la


copa mundial al señor Raúl Jude,
director de la federación de futbol
uruguaya.

Espere la próxima semana Italia 1934 y Francia 1938…

Mauricio A. Montoya Vásquez.

Filosofo de la Universidad Pontificia Bolivariana (Medellín). Estudios de Historia en la


Universidad Nacional de Colombia (Medellín). Maestrando en Historia y Memoria de la
Universidad Nacional de la Plata (Argentina)

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