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Universidad Autónoma de Entre Ríos


Facultad de Ciencia y Tecnología
Profesorado en Física y en Química

Lectura y producción de textos científicos

1. Herramientas de trabajo

“ (...) aprender una materia no consiste sólo en adquirir sus nociones y


métodos sino manejar sus modos de leer y escribir característicos.”
Paula Carlino, 2004.

2010
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Estudiar la lengua supone considerarla como un objeto teórico de reflexión y,


además, como un producto de una realización que tiene lugar entre hablantes en
situaciones comunicativas concretas. Este enfoque comunicativo de la lengua
implica conocer los elementos que constituyen un marco de enunciación, un
esquema de comunicación. Para ello, se puede recurrir al circuito que planteó el
Ingeniero en Comunicaciones Shannon, sobre el final de la segunda guerra
mundial. El lingüista ruso, Roman Jakobson, observó en sus estudios que las
diferentes funciones del lenguaje se relacionan con el circuito comunicativo, según
se centren en uno u otro elemento. 1
Todos esos factores, indispensables para toda comunicación verbal, podrían ser
esquematizados con las funciones del lenguaje que les son pertinentes, de la
siguiente manera:

Contexto de referencia
(Función referencial)

Destinador -Emisor Mensaje Destinatario-Receptor


(Función emotiva) (Función poética) (Función conativa)

Contacto
(Función fática)

Código
(Función metalingüística)

1 Jakobson, Roman. Lingüística y poética. (En: Ensayos de lingüística general. Barcelona: Planeta,
1981. Págs. 352-355)
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Según la situación comunicativa, se acentúa uno de estos elementos de acuerdo


con la finalidad del mensaje. Es decir, en todo acto de comunicación verbal hay
una función lingüística que se privilegia. Por ejemplo, en los textos científicos, la
función referencial prevalece sobre las demás porque su finalidad es informativa.
Sin embargo, estudios posteriores reformularon este esquema debido a que no
revela la complejidad de los fenómenos del hecho comunicativo. Catherine
Kerbrat-Orecchini propone lo siguiente:
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Esta propuesta permite saber que en una situación comunicativa no siempre la


relación, entre el que produce el enunciado y el que lo recibe, es simétrica. Pues
se requiere para ser un emisor y un receptor competente de un conjunto ordenado
de conocimientos compartidos que se activan en el intercambio (Alvarado –
Yeannoteguy, 2000) Algunos autores lo denominan competencia y otros, código.
Definir los tipos de competencias o códigos facilitan la reflexión acerca de las
fallas en la producción y en la interpretación de los enunciados para alcanzar la
adecuación de ellos a la situación comunicativa deseada.

Actividades
. Lea atentamente el siguiente texto:

El código sociocultural
El código sociocultural abarca los conocimientos acerca del mundo
que el escritor y el lector tienen y que pueden provenir de la
experiencia directa o de otros textos. Humberto Eco lo llama
“enciclopedia”. Este código provee los marcos de referencia para la
escritura y la lectura, los referentes sobre los que se escribe y se
lee. El escritor maneja su marco de referencia y el lector, el suyo. Al
escribir, el escritor tendrá que imaginar el marco de referencia de su
lector y decidir qué informaciones tiene que explicitar y cuáles no.
El lector, por su parte, cuando lee, por ejemplo, un texto que fue
escrito hace mucho tiempo, necesita reponer el marco de referencia
del escritor para comprenderlo. Por eso, las ediciones de clásicos
anotados traen una introducción donde se repone el contexto de
escritura y notas al pie que completan las referencias que el lector
no tiene.
Los conocimientos que constituyen el código sociocultural
necesitan algún tipo de organización para ser guardados, porque la
memoria funciona como un archivo que clasifica la información para
poder conservarla; la información que no se organiza, se pierde. Esa
organización es la que permite, a su vez, recuperar la información
con relativa facilidad cuando se la necesita. ¿Cómo se guarda la
información en la memoria? Hay distintas teorías (de esto se ocupan
los psicólogos cognitivos). Una bastante difundida es la de los
marcos o esquemas. Humberto Eco, en Lector in fabula, usa el
término inglés frames. Según esta teoría, los conocimientos se
guardan en forma de esquemas. Hay esquemas que tienen una
organización descriptiva, espacial: son los marcos. Por ejemplo, el
marco “casa” (que para los occidentales es distinto del de los
orientales). También guardamos en la memoria esquemas de
acciones o comportamientos habituales. A estos esquemas de
acciones se los llama “guiones”. Todos tenemos incorporado el
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guión “comer un huevo frito”, por ejemplo. Las acciones que no son
frecuentes o habituales requieren instrucciones; las acciones
habituales se automatizan, es decir, incorporan un guión a la
memoria. Por eso se produce un efecto humorístico cuando se
formulan instrucciones para hacer algo que ya está automatizado,
como sucede con las “Instrucciones para subir una escalera” o las
“Instrucciones para dar cuerda a un reloj” de Cortázar (en Historias
de cronopios y de famas). En cuanto a los conceptos, también se
almacenan en la memoria en forma de esquemas, llamados
“esquemas conceptuales”, aparentemente con una organización
jerárquica o inclusiva. Estos esquemas son particularmente
importantes en la lectura de textos teóricos o científicos.
Los esquemas permiten economizar recursos al escribir, ya que es
posible elidir información que se prevé que el lector puede inferir.
Todos tenemos incorporado el guión “tocar el timbre”, por lo que es
innecesario explicitar que se pulsa con la mano (salvo en el caso de
un texto de ficción que construya un mundo en el cual los timbres
también se activen con la voz o la mirada). En Apostillas a El
nombre de la rosa, Humberto Eco cuenta que, cuando escribió esa
novela, partió de un deseo: deseaba narrar algo sobe un monje al
que se lo envenena. Entonces, empieza a buscar la información
necesaria. Para obtener información sobe venenos, consulta un
catálogo y habla con un conocido suyo que es especialista en el
tema. Pero, como también desea ubicar la acción en la Edad Media
(Eco es un estudioso del medioevo), se enfrenta a una dificultad:
necesita dar al lector una cantidad de información que éste no tiene,
para que pueda comprender la historia. La complicación reside en
que el narrador que elige, Adso, es un personaje de la época, que se
dirige a contemporáneos suyos, con un marco de referencia común
y que, por lo tanto, no necesitan la información que necesita el
lector de la novela. El problema que se le presentó a Eco, entonces,
fue el de tener que reponer el marco de referencia para su lector,
sin caer en lo que él mismo llama “salgarismo” (el estilo de Emilio
Salgari, que interrumpe la acción para dar explicaciones) y sin que
las explicaciones resulten inverosímiles o redundantes en ese
mundo de ficción. Recurre, entonces, a una figura retórica, que es la
preterición. La preterición consiste en decir que no se va a decir lo
que en realidad se está diciendo: “Está de más decir que…”, “No
voy a repetir que…”, son fórmulas que suelen introducir una
preterición. El narrador de El nombre de la rosa se vale de distintas
formas de esa figura retórica para dar la información declarando que
es innecesario hacerlo. Dice Eco:

Hubiera podido situar la historia en un medioevo en el que


todos supieran de qué se hablaba. Si en una historia
contemporánea un personaje dice que el Vaticano no
aprobaría su divorcio, no es necesario explicar qué es el
Vaticano y por qué no se aprueba su divorcio. En una
novela histórica, en cambio, hay que proceder de otro
modo porque también se narra para que los
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contemporáneos comprendamos mejor lo que sucedió, y en


qué sentido lo que sucedió también nos atañe a nosotros.
El peligro que entonces se plantea es el del salgarismo. Los
personajes de Salgari huyen a la selva perseguidos por los
enemigos y tropiezan con una raíz de baobab, y de pronto
el narrador suspende la acción para darnos una lección de
botánica sobre el baobab(…) Aunque volví a escribir
centenares de páginas para evitar este tipo de traspié, no
recuerdo haberme dado cuenta nunca de cómo resolvía el
problema. Me di cuenta sólo después de dos años, y
precisamente mientras buscaba una explicación para el
hecho de que también leyeran el libro personas a las que,
sin ayuda, no podían gustarles los libros tan “cultos”. El
estilo narrativo de Adso se basa en una figura del
pensamiento llamada preterición (…), se declara que no se
quiere hablar de algo que todos conocen muy bien y al
hacer esa declaración ya se está hablando de ello.
Aproximadamente así procede Adso cuando alude a
personas y acontecimientos que da por conocidos y, sin
embargo, explica. (pp. 43-44).

El marco de referencia del escritor puede no coincidir con el


del lector y, en ese caso, el escritor debe decidir qué información es
pertinente dar y cuál deja que el lector infiera. Los problemas de
coherencia que presentan los textos, muchas veces se deben a un
cálculo equivocado, por parte del escritor, respecto del marco de
referencia compartido con el lector. Por ejemplo, se omite
información que el lector no puede inferir; o bien, lo contrario: se
explicita información que el lector puede inferir. En este último
caso, se incurre en un error de redundancia. También puede ocurrir
que el escritor recurra, en el texto, a esquemas que no son
compatibles entre sí, generando de esta manera contradicciones,
como en el caso de los anacronismos.
La elipsis es una figura retórica que también puede explicarse
desde el punto de vista de los esquemas compartidos. Es la omisión
de información que el lector puede reponer. Hay elipsis, por ejemplo,
cuando en una película aparece una pareja dándose un beso, baja la
luz, se produce un fundido y en la escena siguiente es de día y ellos
están desayunando juntos. Hay algo que no se mostró, que se elidió,
pero se presupone que el espectador tiene incorporado el guión
correspondiente y puede reponer o inferir lo que falta.

El código ideológico
El código ideológico contiene los sistemas de creencias y de
valores que manejan tanto el escritor como el lector, y que
proyectan sobre los textos que leen o escriben. Se incluyen en este
código tanto los sistemas interpretativos más institucionalizados (las
teorías) como las creencias que forman parte del “sentido común”.
Es decir, por una parte, teorías (sicoanalíticas, filosóficas,
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sociológicas, políticas, etc.), y por otra, sistemas de valores más


difusos, que constituyen ideas recibidas, lugares comunes
extendidos en la sociedad y que suelen presentarse como verdades
universales (un buen ejemplo se encuentra en los refranes), aunque
en verdad son históricos y culturales, responden a la “opinión”
dominante en cada época (la doxa). Roland Barthes, en Mitologías,
analiza lo que él llama los “mitos” de la sociedad burguesa, que son,
en realidad, condensados de ideología. En el ensayo “El escritor en
vacaciones”, por ejemplo, analiza el “mito del escritor”, a partir de
un artículo de la revista Paris Match, en el que, en una fotografía,
aparece el escritor André Gide, escribiendo, en un crucero por el
Nilo. El pie de la fotografía dice: “André Gide escribe mientras viaja
por el Nilo” y en el texto se desarrolla la idea de que el escritor no
puede dejar de escribir, aun cuando esté haciendo un viaje de
placer. Barthes dice que lo que subyace a la nota de Paris Match es
que escribir no es un trabajo sino una especie de “secreción
involuntaria”, un impulso que el escritor no puede controlar, porque
la escritura se le impone, es algo compulsivo; y, como escribir no es
un trabajo, el escritor no tiene vacaciones, porque vacaciones tienen
los que trabajan. Este mito, según Barthes, tiene consecuencias:
como el escritor no es un trabajador, del mismo modo que no tiene
vacaciones tampoco recibe paga por lo que hace; no se considera
que ser escritor sea una profesión. Mitos como este forman parte del
código ideológico.
De estos esquemas de valores y creencias que constituyen el
código ideológico depende, en buena medida, nuestra adhesión a un
discurso. Esto es algo que saben muy bien los abogados, los
políticos, los periodistas, es decir, todos aquellos que buscan influir
de algún modo en la opinión pública.
En cuanto a las teorías, se puede decir que son ideológicas
porque compiten entre sí en la interpretación de la realidad. Desde
hace años, existe la discusión sobre el carácter ideológico de las
teorías científicas. Un buen ejemplo es el de Galileo: en el momento
en que propuso su teoría, había otra dominante, que era la teoría
geocéntrica, con la que competía. Y, justamente por contradecir esa
teoría dominante (que tenía el aval de la Iglesia), se genera el
conflicto que lleva a Galileo a retractarse. Obviamente, una vez
instalada una teoría, disminuye su carga ideológica. Pero este
proceso puede ser muy largo, como se aprecia en el caso de la
teoría de la evolución de Darwin, que todavía tiene dificultades para
acceder al currículum escolar por presión de distintas confesiones.

El código retórico
Los griegos entendían por “retórica” el arte de hablar en público,
es decir, de saber utilizar la palabra en distintos contextos y para
hacer distintas cosas. Era el arte de la oratoria, el arte de
argumentar, de saber influir en el auditorio a través de la palabra.
Cuando hablamos de “código retórico”, entonces, nos referimos a
los conocimientos que tienen los hablantes acerca del discurso, es
decir, de los distintos usos del lenguaje. Por ejemplo, el
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conocimiento de los géneros discursivos, tal como los definió el


lingüista ruso Mijaíl Bajtín. La comunicación, en las distintas esferas
de la actividad, se da a través de géneros o tipos de enunciados que
comparten características temáticas, de estructura y estilísticas.
Estas características comunes permiten clasificarlos en tipos
relativamente estables. Los usuarios de la lengua tienen incorporado
un repertorio de géneros que los ayudan a comunicarse, desde los
más primarios, orales, que organizan la comunicación cotidiana,
hasta los más complejos, como algunos géneros escritos, de más
difícil elaboración. Cuando frecuenta un género – supongamos, la
crónica periodística --, el lector incorpora instrucciones para leer los
textos correspondientes de manera más eficaz; por ejemplo, que la
información principal está contenida en el primer párrafo y que el
resto del texto la amplía. La frecuencia de los géneros nos da, como
lectores y como escritores, ciertas destrezas que facilitan la lectura
y la escritura.
¿Qué pasa con los géneros escritos? La posibilidad de diferenciar el
género pasa, muchas veces, por lo paratextual, la identificación
depende de información que se da en el paratexto. El paratexto es,
por una parte, lo que da forma al texto, le da cuerpo: la composición
tipográfica, la diagramación, la tapa, el texto de contratapa, la
solapa, en el caso de un libro. Todos estos elementos externos
forman parte del paratexto editorial, que está a cargo del editor. Por
otra parte, hay elementos paratextuales que provee el autor:
epígrafe, título y subtítulo, notas al pie, glosario, índices, que
colaboran con el lector, facilitándole de diversas maneras la tarea. El
paratexto, tanto el editorial como el de autor, proporciona
indicaciones o instrucciones de lectura que permiten atribuir el texto
que acompañan a un género determinado. En algunos casos, como
en el de la autobiografía, el paratexto es decisivo para la
identificación genérica. La autobiografía es un género referencial, lo
que significa que las afirmaciones que allí se hacen pueden ser
sometidas a la prueba de verdad, porque lo que se narra pretende
ser verdadero. Para Philippe Lejeune, autor de “El pacto
autobiográfico”, lo que permite distinguir la autobiografía de la
novela autobiográfica es la indicación paratextual. En el caso de la
autobiografía, el lector tiene que hacer coincidir la primera persona
que narra con el nombre del autor que aparece en la tapa, porque la
primera persona es el autor. En el caso de la novela autobiográfica,
por el contrario, tiene que diferenciar el nombre del autor de la
primera persona que narra, que es un narrador ficcional, que no
coincide con el autor. Esa operación se puede realizar solamente a
partir de indicaciones paratextuales. Si el texto aparece en una
colección que se titula “Narrativas”, va a ser leído como novela, y si
aparece en una colección titulada “Primera persona”, que publica
diarios personales, memorias, cartas, etc., se lo leerá como
autobiografía. El paratexto orienta al lector para que encuadre el
texto en un género determinado. A partir de la identificación de
género, el lector se prepara para creer o no creer en las cosas que
se cuentan en el texto. Algunos textos que están en Ficciones, de
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Borges, como “Pierre Menard, autor del Quijote” o “Examen de la


obra de Herbert Quain”, se leen como ficción por el título del libro. Si
estuvieran en otro libro, por ejemplo, en Discusión, que reúne
ensayos y críticas, lo leeríamos, en primera instancia, como crítica.
Obviamente, las instrucciones para leer los paratextos
correspondientes a distintos géneros, que los usuarios de la lengua
tenemos incorporadas a fuerza de práctica (escrita y oral), también
son parte del código o competencia retórica. El código retórico
contiene instrucciones para leer y escribir distintos tipos de textos y
para resolver distintas tareas de lectura y escritura. Incluye tanto
estrategias automatizadas para un adulto alfabetizado y que los
chicos aprenden en la escuela primaria, como estrategias más
complejas, que muchos adultos no llegan a dominar; por ejemplo,
cómo manejarse con los elementos del paratexto según los distintos
géneros y los objetivos de lectura.
Por último, el conocimiento de las distintas estructuras textuales –
narrativa, descriptiva, explicativa, argumentativa – también está
incluido en el código retórico. Los textos narrativos se caracterizan
por su trama temporal-causal, es decir, porque refieren hechos o
acciones ordenados temporal y causalmente. La estructura más
canónica del texto narrativo contiene una situación inicial o
introducción, una complicación y una resolución de la complicación o
desenlace. Esta configuración narrativa es la que más
tempranamente se adquiere, porque los chicos, desde muy niños,
están expuestos a narraciones, les cuentan o les leen cuentos,
escuchan contar historias y anécdotas cotidianamente; y además, es
una estructura fácil de manejar, ya que representa la sucesión en
que percibimos los hechos en la realidad. El texto descriptivo, en
cambio, se caracteriza porque presenta las características o
propiedades de un objeto, animado o inanimado, siguiendo un orden
espacial. Si bien este tipo de texto se adquiere también
tempranamente, es más complejo que el narrativo, porque exige un
nivel de abstracción y elaboración mayor. Cuando vemos un objeto,
percibimos sus características en forma simultánea, pero para poder
describirlo, debemos descomponer esa percepción global, es decir,
analizarla en elementos, y elegir un orden de presentación, ya que
el lenguaje es lineal. El orden en que se presenten las características
o propiedades del objeto tendrá que ver, por una parte, con las
exigencias del género (algunos géneros lo tienen muy pautado), y
por otra, con la finalidad de esa descripción en particular. Por su
parte, los textos explicativos tienen una estructura de pregunta-
respuesta o problema-solución. La pregunta puede no estar
formulada en el texto, pero la explicación siempre parte de una
pregunta: ¿por qué? La finalidad de la explicación es hacer
comprender algo. Hay géneros que combinan tipos distintos, por
ejemplo, las leyendas de origen, como la leyenda del irupé o de la
yerba-mate, que explican, a través de la narración, un estado de
cosas presente. Por último, los textos argumentativos se ocupan de
fundamentar o sostener un punto de vista o una posición frente a un
hecho determinado; a diferencia de los textos explicativos, aquí se
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defiende una explicación, entre otras, de un hecho. Es distinto, por


lo tanto, explicar la teoría de la evolución que argumentar a favor o
en contra de la misma. La finalidad del texto argumentativo no es
hacer comprender sino más bien persuadir.
Los tipos textuales proveen esquemas para organizar la
información, facilitando de este modo tanto la comprensión como la
producción de textos. Combinados con los géneros discursivos y sus
respectivas instrucciones de lectura y escritura, conforman el código
retórico, que es parte de la competencia del escritor y del lector que
se activa en la comunicación escrita.

El código lingüístico
El código lingüístico contiene los conocimientos acerca de la lengua
que tienen los usuarios, desde la fonética hasta el conocimiento
léxico y el gramatical. En el caso de la lengua escrita, se agrega el
conocimiento de la ortografía. Nuestra escritura no es fonética sino
fonológica; pero no reproduce exactamente los sonidos de la lengua
hablada. Si bien todos los hispanohablantes compartimos la misma
lengua, existen variedades regionales, dialectos, con
pronunciaciones diferentes; pero ortografía hay una sola. De ahí
provienen, en buena medida, los problemas que se plantean con la
ortografía: algunas letras no reproducen ningún sonido de la lengua
que se habla; en Buenos aires, no se diferencia el sonido de la “ll”
del de la “y” delante de la vocal, o el de la “s” de los de la “c” y la
“z”. Además, la lengua ha ido cambiando históricamente y se han
perdido antiguas distinciones en la pronunciación que, no obstante,
se mantienen en la ortografía, como la distinción entre “v” y la “b”.
En distintas épocas, ha habido intentos de simplificar la ortografía
para adecuarla más a la pronunciación; por ejemplo, Sarmiento y
Bello propusieron una reforma ortográfica en este sentido, que llegó
a implementarse en Chile, pero fracasó.
Aparte de las normas o convenciones ortográficas, los
hablantes de una lengua tienen incorporado en la memoria un
diccionario interno, donde están todas las palabras que conocen, un
lexicón que, obviamente, varía de una persona a otra. Son muchas
más la palabras que se comprenden que las que se usan, es decir,
existe un conocimiento pasivo del léxico mucho mayor que el activo.
Como todos los conocimientos almacenados en la memoria, esas
palabras que conforman el diccionario personal están organizadas.
No se trata de un orden alfabético, sino semántico. Las palabras se
vinculan en la memoria en forma de redes, de tal manera que
cuando se lee o escucha una palabra, automáticamente se la asocia
con otras vinculadas con ella por el significado. A medida que se
avanza en la lectura de un texto, se van reconociendo las palabras
que están en el diccionario interno. Obviamente, esa búsqueda está
automatizada; sólo se hace consciente cuando aparece una palabra
desconocida. En esos casos, a veces se recurre a un diccionario
externo, o bien se pregunta por el significado; se trata de búsquedas
hacia fuera, recurriendo a memorias externas. Pero en general, lo
primero que se hace cuando no se reconoce una palabra es tratar de
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inferir su significado por las palabras que la rodean, por el contexto;


otra operación frecuente es descomponer la palabra en partes (raíz
y afijos): al descomponerla, se pueden buscar en el diccionario
interno otras palabras que compartan la misma raíz o el mismo
prefijo o sufijo, para llegar, a través de este análisis y esta
comparación, a descubrir el significado de la palabra desconocida.
También forma parte de la competencia lingüística el
conocimiento de la gramática de la lengua, que contiene las
palabras clasificadas por sus funciones, el conjunto de las clases de
palabras (sustantivos, adjetivos, verbos, etc.), las reglas de
combinación de las palabras en la oración y el tipo de modificación
que sufren para entrar en relación unas con otras. Por ejemplo, la
concordancia: el sustantivo y el adjetivo concuerdan en género y en
número; y el sustantivo que es sujeto de una oración concuerda en
persona y número con el verbo que es el núcleo del predicado. Hay
reglas más complejas, como las que establecen cómo se coordinan o
se subordinan las proposiciones o a través de qué recursos se
retoma, sin repetir, lo que ya fue dicho. El conocimiento de las
clases de palabras, de sus funciones y de las reglas que rigen sus
combinaciones en las oraciones y en los textos es parte del
conocimiento gramatical que tienen lectores y escritores y que se
activa en la comprensión y la producción.

. A partir de la lectura realizada, escriba el resumen de lo leído.


. Relate brevemente las dificultades que surgieron durante la lectura. ¿Alguna/s de
ellas se relaciona con la competencia lingüística? ¿Cuál/cuáles y por qué?

.Material extraído de Alvarado, Maite y Yeannoteguy, Alicia. La escritura y sus formas discursivas.
Buenos Aires, Eudeba, 2000.
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¿Qué es un texto? Algunas definiciones para estudiar y reflexionar


.Texto: del lat. textus. m. Conjunto de palabras que componen un documento
escrito. / 2. Pasaje citado de una obra literaria./ 3. Por antonomasia, sentencia de
la Sagrada Escritura. / 4. Todo lo que se dice en el cuerpo de la obra manuscrita o
impresa, a diferencia de lo que en ella va por separado, como portadas, notas,
índices, etc./ 5. Enunciado o conjunto de enunciados orales o escritos, que el
lingüista somete a estudio. / 6 Grado de letra de imprenta, menos gruesa que la
parangona y más que la atanasia. / 7. Libro de texto, Sagrado texto. La Biblia.
Diccionario de la Real Academia Española, 1992.

. En un texto, las palabras se entretejen para formar un tejido. Puesto que, el


verbo latino “texere” se aplicó tanto a “urdir una tela o una trama” como “a escribir
una obra.”

. El texto es una unidad lingüística comunicativa que concreta una actividad


verbal con carácter social en que la intención del hablante produce un cierre
semántico-comunicativo, de modo que el texto es autónomo.
Definición proveniente de la teoría lingüística con carácter comunicativo.

.El texto es la organización de un mensaje en forma lingüística. Esta forma


lingüística es un conjunto de enunciados que forman entre sí un todo coherente y
comprensible. No importa la extensión; un texto puede ser una oración o un libro o
un poema o un aviso. Por otra parte, según las intenciones y necesidades del
alocutor, o la situación comunicativa en la cual se encuentra, el texto puede
adoptar distintas modalidades discursivas: carta, noticia, reseña, trabajos
prácticos, apuntes académicos, parciales, etc. Marta Marín, 1992.

Actividades
. Lea los conceptos anteriores. Busque en el diccionario los términos que le son
desconocidos.
. Señale la función del lenguaje del texto de esta página y fundamente por escrito.
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El texto que ha escrito es un texto que comunica según el sistema sígnico que
compartimos: la lengua española. Para ello, realizó una actividad mediada por un
saber, con el objetivo de cumplir con la consigna dada. Ese saber expresivo es el
conocimiento que poseemos para la elaboración de los discursos según la
situación de comunicación dada. Así en el campo académico y disciplinar, el saber
expresivo requiere de claridad de conceptos y de vocablos propios de la disciplina.
Por lo tanto, es conveniente centrar la atención, brevemente, en el significado de
texto, oración, discurso y enunciado.

Actividades
. Busque en el diccionario los vocablos oración, discurso y enunciado y
establezca sus relaciones con la lectura del siguiente escrito:

Los profesores Florit, Rueda y Aurora, de la Escuela Superior de Lenguas de la


Universidad Nacional de Córdoba escriben que el lenguaje que utilizamos en las
distintas áreas de la actividad se da en forma de enunciados 1: el sentido de esos
enunciados no reside solo en las palabras que los componen sino que depende de
las circunstancias en que son utilizados.
El enunciado se diferencia de la oración porque ésta es una entidad abstracta.
Se la considera aislada de un contexto comunicativo concreto, puede ser
analizada solo desde el punto de vista gramatical. Su significado es comprensible
pero no completo. En cambio, el enunciado es el acto de habla en el contexto
comunicativo en el cual es emitido. Todo enunciado toma su sentido completo en
el texto en el que se inserta: tiene su emisor concreto, una finalidad y va dirigido a
alguien. Es decir que una oración puede repetirse en distintos contextos
comunicativos y forman tres enunciados diferentes.

1
Enunciado: designa una unidad de sentido, constitutiva del discurso y uno de los conformadores del sentido
global del texto. Se diferencia de la enunciación en cuanto ésta es un acto lingüístico, y el enunciado es el
resultado de dicho acto. Se diferencia de la oración en que ésta última es una unidad sintáctica, mientras el
enunciado es una unidad de sentido que se analiza en relación con el cotexto. (En: Marín, Marta. Conceptos
claves. Gramática. Lingüística. Literatura. Buenos Aires, Aique, 1992) p. 69.
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Conocimiento: ordinario y científico


La investigación científica parte del hecho de que el conocimiento disponible es
insuficiente para manejar determinados problemas. Sin embargo, no empieza con un
borrón y cuenta nueva, ya que parte del conocimiento previo del que arranca toda
investigación. Es conocimiento ordinario y parte es conocimiento científico. A medida que
progresa, la investigación corrige, o hasta rechaza, parte del conocimiento común.
En síntesis, la ciencia crece a partir del conocimiento común y lo supera en su
crecimiento: la investigación científica empieza en el mismo lugar en que la experiencia y
el conocimiento ordinarios dejan de resolver problemas y hasta de plantearlos.
La ciencia no es una simple prolongación o un perfeccionamiento del conocimiento
ordinario en el sentido, por ejemplo, en que el microscopio amplía el ámbito de la visión.
La ciencia es un conocimiento de naturaleza diferente que trata de acontecimientos, en
general, inobservables e insospechados por la gente común, como lo son la evolución de
las estrellas y la duplicación de los cromosomas.
Por esto, el sentido común no puede ser juez autorizado de la ciencia: la ciencia
elabora sus propios parámetros de validez y, en muchos temas, se encuentra muy lejos
del conocimiento común.
La gran diferencia entre ciencia y conocimiento común, sobre todo en lo relativo al
método, no debe ocultarnos sus coincidencias. En efecto, tanto el sentido común como la
ciencia aspiran a ser racionales y objetivos: son críticos y aspiran a tener coherencia
(racionalidad) e intentan adaptarse a los hechos en vez de permitirse especulaciones sin
control (objetividad).
Pero el ideal de racionalidad se consigue mediante teorías, y éstas son el núcleo
de la ciencia, y el ideal de objetividad no puede lograrse sin rebasar los límites de la
experiencia personal y de la vida cotidiana.
Por otra parte, tampoco es el objeto o tema lo que distingue a la ciencia de la no-
ciencia, ya que el mismo tema puede abordarse de distintas formas (por ejemplo, el
espiritismo).
La diferencia está en el procedimiento y el objetivo: la peculiaridad de la ciencia
consiste en el modo como opera para conseguir algún objetivo determinado, o sea, en el
método científico y en la finalidad para la cual se aplica dicho método, que es el
conocimiento objetivo del mundo.
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El método científico
Un método es un procedimiento para trabajar un conjunto de problemas. Cada
clase de problemas requiere un conjunto de métodos o técnicas especiales. Ejemplos de
tales técnicas o métodos especiales de la ciencia son la triangulación (para medir grandes
distancias) o el método de mínimos cuadrados (para dar una ecuación cuya gráfica
aproxime un conjunto de puntos dados).
Cada método especial de la ciencia es relevante en algún punto particular de la
investigación científica de cierto tipo. En cambio, el método general de la ciencia es un
procedimiento que se aplica al ciclo entero de la investigación en el marco de cada
problema de conocimiento.
Una buena manera de darse cuenta cómo funciona el método científico es
emprender una investigación en un tema determinado. Por el momento analicemos a
través de un ejemplo cuáles son esos pasos.
Supongamos que nos planteamos la pregunta siguiente: “¿Por qué diferentes
grupos humanos utilizan lenguajes más o menos diferentes?”
Es necesario definir con mayor precisión el problema a investigar: ¿qué grupos
son los que hablan de modo diferente? ¿Grupos étnicos, grupos sociales, grupos
profesionales? Sólo una investigación preliminar de esta cuestión previa puede ayudar a
formular en forma más precisa el problema.
Una vez hallado ese enunciado más preciso se formulará una serie de conjeturas:
algunas referentes a la determinación geográfica de las diferencias lingüísticas, otras a los
factores sociales, otras a los factores biológicos, etc. Esos supuestos deberán ser
verificados examinando sus consecuencias observables. Usando métodos estadísticos,
deberá comprobarse, por ejemplo, que el tipo de trabajo es efectivamente un
determinante principal de las diferencias lingüísticas (hipótesis), entonces los grupos
profesionales compuestos por individuos que en todo lo demás son semejantes, deben
hablar dialectos distintos (consecuencia sometible a contrastación –verificación- con la
experiencia. Los datos que deben reunirse deben ser obtenidos y controlados por
medios científicos. Por ejemplo, habrá que estudiar muestras al azar de grupos
profesionales para minimizar el efecto de una posible tendencia en la elección de los
sujetos. Entonces se estimarán los méritos de varias hipótesis propuestas y en ese
proceso quizás surgirán nuevas conjeturas. Por último, la solución del problema original
suele hacer surgir un nuevo conjunto de problemas.
16

Podemos distinguir, entonces, una serie ordenada de pasos en el método


científico:
1. Enunciar preguntas bien formuladas, verosímiles y fecundas.
2. Enunciar conjeturas, fundamentadas y verificables para contestar las preguntas.
3. Derivar consecuencias lógicas de las conjeturas.
4. Arbitrar técnicas para someter las conjeturas a contrastación.
5. Someter estas técnicas a pruebas para comprobar su eficacia y validez.
6. Llevar a cabo la contrastación e interpretación de los resultados.
7. Estimar la pretensión de verdad de las conjeturas y la fidelidad de las técnicas.
8. Determinar los dominios en los cuales valen las conjeturas y las técnicas y
formular nuevos problemas originados en la investigación.
También hay algunas reglas que guían la investigación tales como: formular el
problema con precisión, proponer conjeturas bien definidas y con fundamento, someter
las hipótesis a pruebas duras, entre otras.
Pero debe tenerse en cuenta que el método no puede suplantar la inteligencia. La
metodología científica es capaz de dar indicaciones y suministra medios para evitar
errores pero no puede suplantar a la creación original, ni siquiera ahorrarnos todos los
errores.
El método científico y la finalidad a la cual se aplica (conocimiento objetivo del mundo)
constituyen la diferencia entre la ciencia y la no-ciencia.
La táctica científica
El método científico es la estrategia de la investigación científica: afecta a todo
ciclo completo de investigación y es independiente del tema en estudio. Sin embargo, la
ejecución concreta de cada una de esas operaciones estratégicas dependerá del tema en
estudio y del estado de nuestro conocimiento respecto de dicho tema.
Cada rama de la ciencia se caracteriza por un conjunto abierto de problemas que
se plantea con un conjunto de tácticas o técnicas. Estas técnicas cambian mucho más
rápidamente que el método general de la ciencia. Además, no siempre pueden
trasladarse a otros campos: por ejemplo, los elementos que utiliza el historiador para la
autenticidad de un documento no tienen ninguna utilidad para el físico o el matemático.
Pero todos, el historiador, el físico y el matemático, están persiguiendo la verdad y
buscándola de acuerdo con una sola estrategia: el método científico.
17

Las ciencias difieren sólo en sus tácticas especiales, pero todas comparten el
método científico. Podemos dar la siguiente definición: una ciencia es una disciplina que
utiliza el método científico con la finalidad de hallar estructuras generales.
Las técnicas científicas pueden clasificarse en conceptuales y empíricas. Entre las
técnicas conceptuales están aquellas que permiten enunciar de un modo preciso
problemas y conjeturas, así como los algoritmos para deducir consecuencias a partir de
hipótesis. Evidentemente la matemática provee el conjunto más rico de tácticas potentes
para enunciar problemas e hipótesis de un modo preciso, deducir consecuencias y para
someter las soluciones a pruebas o contrastación.
En lo que hace a las técnicas empíricas, podemos mencionar las que sirven para
realizar experimentos, para llevar a cabo mediciones, y la construcción de instrumentos
para registrar los datos.
Algunas técnicas que se usan en infinidad de situaciones son: el cuestionario
ramificado (que no es otra cosa que la metodización del procedimiento por ensayo y
error), los procedimientos iterativos (como el método dicotómico para hallar para calcular
una solución de f(x) = 0) y el muestreo al azar.
Las ramas de la ciencia
La diferencia primera y más notable entre las varias ciencias es la que se presenta
entre ciencias formales y ciencias fácticas, o sea, entre las que estudian ideas y las que
estudian hechos.
La lógica y la matemática son ciencias formales. No se refieren a nada que se
encuentre en la realidad y, por lo tanto, no pueden utilizar nuestros contactos con la
realidad para convalidad sus fórmulas.
La física, la química y la psicología se encuentran entre las ciencias fácticas: se
refieren a hechos que se supone ocurren en el mundo y, por lo tanto, tienen que apelar a
la experiencia para contrastar sus fórmulas.
La ciencia formal es autosuficiente en lo que hace al contenido y al método de
prueba, mientras que la ciencia fáctica del hecho en lo que hace al contenido o
significación y del hecho experimental para la convalidación. Esto explica por qué puede
conseguirse verdad formal completa, mientras que la verdad fáctica es tan huidiza.
18

Lógica
Formal
Matemática

Física
Química
Natural Biología
Psicología individual
Ciencia
Factual
Cultural Psicología social
Sociología
Economía
Ciencia política
Historia material
Historia de las ideas

Actividad:
. Lea el resumen del capítulo 1 del libro La investigación científica de Mario Bunge,
publicado en Barcelona por la Editorial Ariel en 1989.
. Complete la información con la lectura del tema siguiente: El uso del lenguaje
simbólico.
. A partir de la lectura del corpus presentado, escriba un texto explicativo para ser
leído y para ser expuesto oralmente en clase.
19

El uso del lenguaje simbólico

¿Qué diferencia a los textos de matemática, física y química de los de otras


ciencias, como por ejemplo, de las ciencias sociales? La diferencia fundamental
es la utilización del lenguaje simbólico, que aporta claridad y precisión a los textos
de esas ciencias, evitando la ambigüedad propia del lenguaje coloquial.
Se supone que a los matemáticos les gustan los números y los símbolos,
pero en realidad muchos prefieren las palabras. Al enfrentarse a una publicación
dominada por los símbolos y a otra en que predominen las palabras - y que en
todo lo demás sean iguales – la mayoría de los lectores elegiría la segunda, por
suponerla más fácil de entender.

Sin embargo, el uso de símbolos tiene un sentido muy preciso en


matemática y es necesario lograr un equilibrio entre ellos y las palabras para
lograr una adecuada comprensión por parte de los lectores, conservando el rigor y
la precisión que se espera de la matemática.
En términos generales es posible realizar las siguientes sugerencias:
 usar símbolos si la idea es muy complicada para ser expresada con
palabras;
 usar palabras siempre que no ocupen mucho más espacio que los símbolos
correspondientes;
 explicar con palabras el significado de los símbolos si se piensa que el
lector tendrá alguna dificultad para comprenderlo.

Por ejemplo:
a) Para definir el máximo común divisor de dos números enteros se dice que
es el mayor divisor común a ambos. Decirlo en símbolos “ocupa más lugar”
y resulta menos claro : ∀ a, b ∈ Z, ( a, b ) = c ⇔ c = mín { x ∈ Z / x | a ∧x |
b }, o bien ∀ a, b ∈ Z, mcd( a, b ) = c ⇔ c | a ∧ c | b ∧ ( d | a ∧ d | b ⇒ c <
d).
20

b) Si se desea expresar la condición de divisibilidad, debería decirse:


Un número entero es divisible por un entero no nulo si existe un número entero
tal que el primero es igual al segundo multiplicado por el tercero.

Simbólicamente:
a ∈ Z, b ∈ Z, b ≠ 0, b | a ⇔ ∃ c ∈ Z / a = b.c

Una buena notación debe ser natural, concisa, lógica y estéticamente


agradable. Ya que sólo hay 27 letras en el abecedario español y aproximadamente
la misma cantidad en el alfabeto griego, nuestra disponibilidad se reduce
notablemente si se tiene en cuenta que hay símbolos que ya tienen un significado
preciso. Una forma de contar con mayor cantidad de símbolos es añadir un
subíndice o un supraíndice a una letra ya usada; esos índices pueden ser
números, o bien barras, tildes, etc.
No deben usarse en un mismo texto símbolos muy semejantes, o que
tengan significado diferente en distintas oportunidades. Por ejemplo, no usar la
letra X y la letra griega χ (chi); no indicar el complemento de un conjunto C(A) si
hay un conjunto C.
Otro caso de abuso de notación es cuando se usa la misma letra en
minúscula para simbolizar un elemento de un conjunto que la que se usa en
mayúscula para mencionar al propio conjunto. Por ejemplo, a ∈ A, debería leerse
“el elemento a pertenece al conjunto A”, y no simplemente “a pertenece a A “, ya
que en voz alta no se distinguen las mayúsculas de las minúsculas. Podría leerse
“a minúscula pertenece a A mayúscula”, o como suele hacerse: ”a chica pertenece
a A grande”. Pero, si se desea poner énfasis en que son símbolos diferentes, ¿por
qué no usar símbolos que además tengan distintos nombres? Decir “x ∈ A” para
un elemento del conjunto A no desvirtúa su pertenencia.
Se usan con frecuencia letras del alfabeto griego, mayúsculas y minúsculas.
Es importante que, una vez adoptado un criterio, se conserve dentro de un mismo
texto. Por ejemplo, si se decide llamar a los planos α , β , γ , etc., no deben
21

llamarse en el renglón siguiente Ω 1, Ω 2, Ω 3, etc. De manera análoga, si se


nombra a las rectas R, S y T, no cambiar inmediatamente por l1, l2 y l3.
Como ya se ha dicho, hay símbolos que ya tienen un significado propio y no
conviene usarlos para otra cosa. Por ejemplo:
π : la letra griega pi minúscula, que simboliza al número irracional que
relaciona la longitud de una circunferencia con su diámetro (1706 – Jones);
e : esta letra simboliza al número irracional 2,71828... que es la base de los
logaritmos naturales o neperianos (1736 – Euler);
i : usada por primera vez por Euler para simbolizar la unidad imaginaria
(1794);
Σ : la letra griega sigma mayúscula resume la suma de términos según
una ley determinada (1820 – Fourier);
δ ij : el delta de Kroenecker, que vale 1 si i y j tienen igual valor y 0 en caso
contrario (Kroenecker – 1868);
| z |: las barras verticales, usadas para simbolizar el módulo de un número
complejo y el valor absoluto de un número real (Weierstrass – 1876).

Tampoco deben mezclarse innecesariamente símbolos en medio de una


oración. Por ejemplo:
Si x, y, z son todos ≠ 1, entonces g (x, y, z ) ≠ 0.
Incluir “todos ≠ 1 “ es innecesario. Podría decirse “si x, y, z son todos distintos de
uno...”, o bien “si x, y, z no es ninguno igual a uno...”.
Para la condición “≠ 0 “ se puede utilizar la expresión “no nulo”.

No deben incluirse en el texto símbolos de taquigrafía personal, como, por


ejemplo, colocar el símbolo “x “ para sustituir la palabra “por”.
En muchos casos, la elección de palabras y símbolos en el texto es una
cuestión de gusto; el buen gusto se adquiere leyendo muchos textos bien escritos.
Los símbolos ∀ y ∃ se usan con suma frecuencia en las notas manuscritas
y forman parte del lenguaje de la lógica, sin embargo, cuando aparecen en medio
de una oración, suelen reemplazarse por las palabras “existe” y “para todo”. Lo
22

mismo suele ocurrir con los símbolos ⇒ y ⇔, que se reemplazan por “entonces” y
“si y sólo si”, o por su abreviatura “sii”.
No debe pensarse que porque se escriben ejercicios o textos de
matemática, de física o de química la puntuación de las oraciones que se escriben
debe desaparecer. Los puntos y las comas marcarán el ritmo del texto. Una forma
de corregirlo es leerlo en voz alta (de ser posible a otra persona). Esto también
ayudará a la elección de la simbología. Cuando se use simbología que no sea la
clásica o aquella de normal comprensión para el lector medio al cual está dirigido
el texto, debe aclararse su significado, en general antes, o en el momento, de su
primera utilización.

Los casos de la Química y de la Física


En la actualidad podemos mencionar, de manera simplificada, que la materia
está constituida por un centenar de elementos simples que a su vez se combinan
de acuerdo con reglas de proporción definida, para dar las moléculas. Sin
embargo la idea de unos constitutivos elementales de la materia tiene origen
mucho tiempo atrás. Por un lado los átomos de Leucipo y Demócrito y por otro los
cuatro elementos típicos cuyo carácter de constitutivo de la materia fue aceptado
sin discusión por más de mil setecientos años.
Los precursores de la química moderna, los alquimistas, acostumbraban utilizar
símbolos representativos de las sustancias que manipulaban. Muchos de estos
símbolos derivaban de la astrología, "ciencia" emparentada con la "ciencia" de los
alquimistas. Establecer un lenguaje simbólico para las especies químicas es
sencillo, es suficiente con establecer una simbología para los distintos elementos
simples y por combinación de estos símbolos, de acuerdo con ciertas reglas, se
simbolizarán los compuestos. Actualmente, dichos símbolos ideográficos han sido
eliminados y se ha optado por asignar a cada elemento un símbolo formado por
una ó dos (en algún caso 3) letras del alfabeto latino. Por ejemplo, al elemento
químico Aluminio se lo simboliza Al, al Cobre Cu, al Sodio Na y al Cloro Cl. En el
caso de combinaciones de estos elementos, la Sal de mesa o cloruro de sodio se
simboliza NaCl.
23

Como se puede observar, de manera análoga a la Matemática, la Química


actual utiliza un lenguaje verbal con un vocabulario específico y un lenguaje
gráfico: esquemas con partículas, coordenadas de reacción, diagramas de
energía, etc., son altamente simbólicos, ya que representan una realidad
inobservable. El discurso científico de la Química también involucra lenguaje
matemático, y de fórmulas químicas que involucran códigos y formatos sintácticos
específicos.
La siguiente figura muestra tres ejemplos de cómo es posible describir la misma
reacción química de formación del cloruro férrico apelando a diferentes códigos y
formatos sintácticos consensuados por los expertos.

Del mismo modo, la Física (una ciencia basada en la medición) utiliza lenguaje
simbólico para medir, en donde se compara una magnitud desconocida con una
conocida de la misma especie. Esta magnitud conocida y aceptada por convenio
es la unidad. Sin embargo, aunque existe una tendencia a unificar las unidades,
todavía coexisten muchas unidades "para medir lo mismo" incluso dentro del
mundo científico y tecnológico (ver tabla). Por ejemplo, los instrumentos de los
aviones de fabricación occidental, vienen en unidades inglesas. En España se
conserva un fósil, el ancho de las vías de la red nacional de ferrocarriles es de
"seis pies castellanos": 1,645 m. Para evitar imprecisiones es que se diseñó el
Sistema Métrico Internacional (basado en el sistema métrico decimal) en donde se
establecen las unidades de medida para cada clase de medición. Este es el más
utilizado en la redacción de trabajos en el mundo científico.
24

En este sentido las unidades de las diferentes magnitudes también tienen su


nombre y sobre todo su símbolo. Este es un símbolo, no una abreviatura y como
tal, no se pluraliza, ni admite el punto final y es lamentable que esta norma no se
respete.

Variable a medir Sistema Métrico Internacional Otros


Unidades Símbolos Unidades Símbolos
Temperatura grados Kelvin °K Fahrenheit, Celsius °F, °C
Longitud metro m. pies, pulgadas Ft, “
Masa gramo g. newton, onza Nw, Oz

El texto siguiente es de Ludovico Geymonat, El pensamiento científico, traducido por


José Babini, publicado por Eudeba, en Buenos Aires, en 1988.
25

. Señale diversos párrafos en los que es necesario tener conocimientos


específicos de matemática y de historia de la matemática para poder
comprenderlos.
. Marque aquellos términos cuyo significado desconoce e investíguelos. ¿Puede
comprender el texto aun cuando no conoce sus significados?
. ¿Qué tema(s) cree Ud. que el autor no toca?

Diferencias entre la lengua oral y la lengua escrita


Oral Escrito
. Nivel fónico Nivel grafemático
. Presencia de interlocutores . Sin presencia del lector
. Cosas supuestas gracias a la situación . Debe incluir el contexto situacional
. Usa elementos verbales propios, . Usa elementos verbales, icónicos y
gestuales y corporales gráficos
. Se suelen producir repeticiones, . Se evitan repeticiones. Abuso de
exclamaciones, onomatopeyas exclamaciones , onomatopeyas
. Se rompe la sintaxis. Usa con libertad . Cuida el léxico y la sintaxis mantiene el
diferentes registros mismo registro
. Uso universal y aprendizaje . Uso no universal y aprendizaje
espontáneo sistemático
. Carácter temporal - ahora . Carácter espacial - aquí
. Poco tiempo para estructurar el . Más tiempo para estructurar el discurso
discurso

Texto adaptado de Reyzabal, M.V. La comunicación oral y escrita y su didáctica. Madrid, La


Muralla, 1993.

Actividades
Consignas de lectura y escritura
. Los textos a y b, ¿responden a las características de un texto escrito? ¿Por qué?
. Normalice el texto b.
26

Texto a

Caras y Caretas. Año 44. Nº 2193. Octubre 2005. Buenos Aires.

Texto b.
27

Normativa
28

Tildación
. ¿Qué sabe Ud. de la tildación?
. Busque su significado en un diccionario.
. Conoce las reglas de tildación? ¿Cuáles son?
. Represéntelas en un gráfico. Dé ejemplos.
. Los monosílabos, ¿llevan tilde? Averigüe.
. ¿Conoce los pronombres relativos? ¿Cuáles son? ¿En qué se diferencia de los
pronombres interrogativos?

Mayúsculas
. ¿En qué casos se debe usar mayúscula?
. Escriba un texto con su respuesta. Incluya ejemplos.

Contracciones
. Escriba ejemplos.
. ¿Qué es la cacofonía? ¿Cómo se evita?

Conectores
Son palabras o expresiones que dentro de un texto, marcan la relación de una
palabra, un sintagma, una oración o un párrafo con su antecesor o con el que le
sigue. Es decir, son elementos léxicos cuya función consiste en enlazar las
distintas partes de un discurso. Por ejemplo, entre dos o más oraciones, entre dos
o más secuencias o entre dos o más partes de un enunciado. Pueden actuar
como conectores, las conjunciones coordinantes y subordinantes, los adverbios,
las locuciones adverbiales y cualquier otro tipo de palabra o construcción que
pueda ser utilizada para el desempeño de esta función.

Cuadro de conectores. Definiciones y ejemplos.


1. Inter e intraoracionales.
a) de coordinación:
29

. Copulativos: y, además, también, ni, e. Expresan una suma de los elementos que
coordinan. Encontró un paraguas enorme y antiguo.

. Disyuntivos: o, u. Expresan la exclusión de una de las partes. O aceptás las


reglas o te vas.

. Adversativos: pero, aunque, sino, sin embargo, no obstante, con todo. Cuando
dos oraciones expresan juicios de cualidad lógica diferente, uno afirmativo y otro
negativo (o viceversa), la expresión copulativa se convierte a menudo en
adversativa. Puede ser restrictiva: expresa restricción en el juicio de la primera
oración y exclusiva: expresa una incompatibilidad entre ambas oraciones, de
manera que la afirmativa excluya totalmente a la negativa. Ejemplos: Caminaban
despacio pero sin descanso; todos hablaban pero nadie se entendía; no es esa mi
decisión sino la del director.

. Distributivos: cuando nos referimos alternativamente a dos o más oraciones o a


varios sujetos, verbos o complementos de una misma oración formamos cláusulas
distributivas. No solo ... sino también, tanto ... como, por un lado ... No sólo las
madres sino también las hijas fueron reconocidas.

. Consecutivos: por lo tanto, por eso, por consiguiente, en consecuencia. Expresan


una consecuencia o efecto. Se habían ganado la estadía por lo tanto se quedaron
más tiempo.

b) De subordinación:
30

. Temporales: cuando, antes, siempre, después. Expresan anterioridad,


simultaneidad y posterioridad. Siempre que volvía de la Costanera encontraba a
algún amigo.

. Finales: para, a fin de, con el objeto de. Expresan la finalidad con que se realiza
la acción. Se puede usar el conector para seguido de subjuntivo o infinitivo. Me
levanté al alba para llegar a tiempo con el trabajo.

. Causales: porque, puesto que, ya que, como. Introducen la causa cuando entre
dos partes se expresa la relación causa-consecuencia. Irá otra vez porque lo
necesitan.

. Concesivos: aunque, así más verbo en subjuntivo, si bien, por más que, aun
cuando. Expresan una objeción o dificultad para el cumplimiento de lo que se dice
en la oración principal, pero este obstáculo no impide su realización. Aunque no
les tiene confianza, siempre los apoya.

. Condicionales: si ... entonces, si bien, por más que, aunque, con tal que, siempre
que. El cumplimiento de lo enunciado en la oración principal depende de la
realización de la oración subordinada. Si no razonas no te defenderás.

2. Extraoracionales
a) ordenadores: en primer término,, en primera instancia, para comenzar, en
segundo lugar, por último, para continuar, por otra parte. Estos relacionan
fragmentos mayores de discurso. Su función es ordenara la información y
organizar la lectura del texto.
b) anafóricos: relación (al respecto), en relación con, respecto de; semejanza,
asímismo, del mismo modo; apositivo, esto es, o sea; reiteración, reiteramos, es
preciso volver a explicitar; resuntivo, para resumir, en síntesis.

.
31

Bibliografía:
Arnoux, Elvira y otros. Talleres de lectura y escritura. Buenos Aires, EUDEBA,
1998.
Estofán, Cristina y otros. Lengua y Literatura. Córdoba, Ediciones Chibli Yammal,
2000.
Lotito, Liliana y otros. Lengua 9. Buenos Aires, AIQUE, 2001.

Recomendación: consulte el Diccionario de la Real Academia Española, el Diccionario


Panhispánico de Dudas y una gramática actual.
32

Universidad Autónoma de Entre Ríos


Facultad de Ciencia y Tecnología
Profesorado en Física y en Química
Modalidad Anual
Programa – Año 2010
Objetivos
Generales:
. Favorecer la lectura de los contenidos teóricos y prácticos de la carrera en los
formatos académicos.
. Incentivar el trabajo de escritura de los textos del nivel superior conforme a
normas y registro científico disciplinar.
Particulares:
. Reflexionar acerca de los procesos cognoscitivos que se ponen en juego en los
actos de leer y escribir.
. Desarrollar la capacidad crítica y de autocorrección respecto a sus producciones
orales y escritas de la disciplina.
. Relacionar, integrar y sintetizar conocimientos adquiridos en otras disciplinas.
. Aprender a leer las principales fuentes de información científica.

Contenidos
Unidad 1: Comunicación y lenguaje
. Situación comunicativa y funciones del lenguaje
. Texto, discurso y enunciado. Conceptualización
. Lenguaje científico y notación en Física. Nomenclatura y simbología química
. Oralidad, lectura y escritura. Particularidades y relaciones

Unidad 2: Lectura académica


. Proceso de lectura. Estrategias lectoras. Proceso inferencial
33

. El rol discursivo del enunciador y enunciatario académico. Rasgos de la lectura


del texto académico
. Texto, contexto y paratexto. Polifonía. Enunciados referidos. Citas
. Géneros discursivos. La explicación y la argumentación

Unidad 3: Escritura académica


. Leer para escribir textos de circulación en la universidad. Trabajos prácticos,
parciales, exámenes, resúmenes y otros
. Proceso de escritura. Estrategias. La reformulación
. Escritura de trabajos en el nivel superior. Artículos de divulgación científica,
ponencia, monografías y otros.
. Investigación bibliográfica. Fuentes y tipos de búsqueda. Fichaje

Unidad 4: Normativa y sintaxis


. Tildación. Uso de mayúscula. Puntuación
. Concordancia. Tiempos verbales
. Coordinación y subordinación. Conectores
. Dequeísmo y queísmo

Bibliografía básica y lecturas complementarias

Adam, J.M. Los textos: tipos y prototipos. Relato, descripción, argumentación,


explicación, diálogo. París, Nathan, 1992.

Alvarado, Maite y Yeannoteguy, Alicia. La escritura y sus formas discursivas.


Buenos Aires, Eudeba, 2000.

Arnoux, Elvira N. de y colaboradores. Curso completo de elementos de Semiología


y Análisis del discurso. Buenos Aires, Ediciones Cursos Universitarios, 1986.

............................................................ La lectura y la escritura en la universidad.


Buenos Aires, EUDEBA, 2004.
............................................................ Talleres de lectura y escritura. Textos y
actividades. Semiología. Buenos Aires, Eudeba, 1998.

Bajtin, Mijail. El problema de los géneros discursivos. (En: Estética de la creación


verbal. Méjico, Siglo XXI, 1982)
34

Bas, Alcira y otras. Escribir: apuntes sobre una práctica. Buenos Aires, Eudeba,
1999.

Botta, Mirta. Tesis, monografías e informes. Buenos Aires, Biblos, 2002.

Bunge, Mario. La investigación científica. Barcelona, Ariel.

Carlino, Paula. Escribir, leer y aprender en la universidad. Una introducción a la


alfabetización académica. Buenos aires, Fondo de Cultura Económica, 2005.

Cassany, Daniel. Describir el escribir. Cómo se aprende a escribir. Buenos Aires,


Paidós, 1998.

........................... Reparar la escritura. Didáctica de la corrección de lo escrito.


Barcelona, Graó, 1995.

Courant, T. y Robbins, H. ¿Qué es la Matemática? Madrid, Aguilar, 1958.

Dalmagro, Ma. Cristina. Cuando de textos científicos se trata… Córdoba:


Comunic-arte Editorial, 2005.

De Guzmán, Miguel y otro. Matemática I C.O.U., Madrid, Anaya, 1989.

Higham, Nicholas J. Handbooh of writing for the Mathematical Sciences. Filadelfia,


Siam, 1993.

Kerbrat-Orecchioni,C. La enunciación. De la subjetividad en el lenguaje. Buenos


Aires, Hachette, 1984.

Ong, Walter.Oralidad y escritura. Méjico, Fondo de Cultura Económica, 1993.

Sánchez Miguel, Emilio. Los textos expositivos. Estrategias para mejorar su


comprensión. Madrid, Santillana, 1993.

Serafini, María Teresa. Cómo se estudia. Barcelona, Paidós, 1991.

.................................... Cómo redactar un tema. Méjico, Paidós, 1992.

Van Dijk, Teun. Estrategias y funciones del discurso. Méjico, Siglo XXI, 1991.

......................... La ciencia del texto. Barcelona, Paidós, 1989.

Wray, David y Lewis, Maureen. Aprender a leer y escribir textos de información.


Madrid, Morata, 2000.
35

Régimen de evaluación y promoción


La evaluación se realizará considerando:
1- Informes de actividades prácticas.
2- Talleres de discusión, participación en diálogos y debates.
3- Exámenes parciales.
4- Asistencia a actividades teórico-prácticas.

Alumnos regulares:
. 70% de asistencia como mínimo a clases teórico-prácticas.
. 100% de trabajos prácticos presentados.
. 75% de trabajos prácticos aprobados, pudiendo recuperar 1 (uno)
. 100% de exámenes parciales aprobados, pudiendo recuperar 1 (uno)

Promoción directa:
. 80% de asistencia como mínimo a clases teórico-prácticas.
. 100% de trabajos prácticos presentados.
. 100% de trabajos prácticos aprobados con Buenos 6 (seis)
. 100% de exámenes parciales aprobados con Bueno 6 (seis)

Alumnos libres:
. Los alumnos libres aprobarán la asignatura mediante un examen final. El
mismo tendrá dos instancias: escrita y oral. El examen escrito es eliminatorio
respecto al oral.

Normas de presentación de trabajos prácticos


36

. Los trabajos prácticos se presentarán mecanografiados, en hojas blancas


formato A4, con un interlineado de doble espacio, escritos sobre una sola cara del
papel y con los siguientes márgenes: izquierdo 3,5 cm, derecho de 3,5cm, superior
4,0 cm e inferior 4,0 cm. Llevará, una carátula que contendrá los nombres de la
universidad, de la facultad, de la carrera, de la materia, de los integrantes de la
cátedra y del alumno, la comisión, el número y el título del trabajo práctico y la
fecha de entrega. Se agregará una hoja en blanco el final. Todas las hojas estarán
abrochadas.

. Cuando se escriba con computadora se seguirá el siguiente criterio:


a. La tipografía que se seleccionará será la Arial o Times New Roman cuerpo 12.
b. El interlineado será de un espacio y medio.
c. Nunca se usarán las barras para completar los renglones.

. En las máquinas de escribir cuya tipografía no tiene el número uno arábigo, se


usa la ele minúscula.

. Se escriben con todas sus letras sólo las cifras del cero al nueve, ambos
inclusive. Las cantidades que puedan expresarse con dos o más números irán
siempre en guarismos.

. Las cifras mayores a 1000, se escriben con puntos cada tres unidades. Así 1.045
y 5.789.000, pero 7 millones.

. En los años, los números no llevan el punto del millar. El año 1963, pero 1.963
personas respondieron a la convocatoria. Excepto cuando se trate de ecuaciones.

. Los números romanos se escriben con las letras mayúsculas que correspondan,
sin espacio entre caracteres ni aditamentos.
37

. Las palabras se dividen en sílabas. Al llegar al final de un renglón se cortarán


siempre con este criterio, pero no se dejará una letra sola de una palabra en el
renglón superior ni en el inferior aunque gramaticalmente conforme una sílaba.
Por ejemplo: “ ( ... ) se trate de e-
cuaciones” no es una forma adecuada de cortar la
palabra aunque la separación en sílaba lo permita.

. Las ecuaciones y fórmulas se escribirán en un único renglón, excepto cuando su


longitud lo haga imposible; en este caso se cortará, en un signo ( =, +, -, etc. )

. Los nombres de los meses se escriben con minúsculas y su nombre es de uso


obligatorio. Así 17 de junio y nunca 17/6. Igualmente se escribe 1990 y no ’90. Sí,
la década de los 80 y no los años ’80.

. En la fecha, el número correspondiente al día siempre va con guarismos. Nunca


cuatro de marzo; sí, 4 de marzo. Los nombres de los días se escriben con
minúsculas.

. Salvo que se trate de un listado por orden alfabético, los nombre propios se
escriben primero el nombre y luego el apellido.

. Las comillas se utilizan únicamente para encerrar citas textuales.

. Después de cada signo de puntuación se deja un espacio. La sangría del primer


párrafo y la de la primera línea luego de cada punto y aparte, es de dos o tres
espacios, nunca mayor.
. El final de un párrafo se señala solamente con un punto nunca con un punto
seguido por un guión. Los puntos suspensivos son solamente tres.
. No se emplean mayúsculas para escribir textos enteros ni para destacar frases o
palabras.
38

. Para destacar palabras o frases se emplean las negritas, las bastardillas o el


subrayado.
. Se deja un espacio luego (y no antes) de los siguientes signos de puntuación:
punto (.), coma (,), punto y coma (;), dos puntos (:) y puntos suspensivos (...).

. Algunas normas fueron extraídas del texto Normas de estilo y presentación de trabajos prácticos
del Taller de Redacción de la Carrera de la Licenciatura en Comunicación Social de la Facultad de
Ciencias de la Educación de la Universidad Nacional de Entre Ríos.

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