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Westfalia es historia. Esta frase de Fabián Calle y Khatchik DerGhoukassian cae como
anillo al dedo para abrir nuestra ficha sobre Nuevos Actores Internacionales. Y lo que esta
frase nos quiere decir es que, para comprender el mundo actual no basta con analizar a los
Estados y sus relaciones de poder, sino que también tenemos que tener en cuenta un
abanico múltiple y heterogéneo de nuevos actores no estatales.
En esta ficha analizaremos en detalle a los actores internacionales, tanto a los tradicionales
(el Estado Nación y las Organizaciones Internacionales) como a los nuevos (las empresas
transnacionales, las ONG’s y sus redes, el individuo, etc). Nuestro análisis abordará los
siguientes temas:
• Definición y categorización.
• Origen del involucramiento o presencia internacional de estos actores.
• Fortalezas y recursos de cada uno.
• Temas de interés y foros en los que se destaca su participación.
• Debilidades para lograr una efectiva toma de decisiones o implementación de
políticas globales.
• Relaciones e interacciones entre los distintos tipos de actores.
Como resaltan Simmons y De Jongue Oudraat “estas agrupaciones son un tanto artificiales,
si tenemos en cuenta la diversidad existente y las interacciones y redes entre los actores; sin
embargo consideramos que es una categorización que resulta útil” (2002: 12).
Desde Westfalia hasta los ’90, la cuestión de los actores no se planteó como un tema
relevante para el estudio de los asuntos internacionales. La razón era sencilla: el Estado
Nación dominaba el panorama. Sin embargo, el fin de la Guerra Fría no sólo produjo un
importante ajuste entre los Estados, sino una nueva redistribución del poder entre Estados y
otros actores, principalmente el mundo de los negocios y la sociedad civil.
Referirnos al Estado Nación como una categoría unitaria, en un mundo donde “Estado”
engloba realidades tan distintas como las de Sudán, Estados Unidos, Suecia y Brasil, no
parece apropiado. Por este motivo, decidimos introducir distinciones y analizar por separado
los casos de Estados Unidos, los Estados de Europa Occidental y las nuevas potencias
emergentes.
La nueva “actitud” de los Estados Unidos fue percibida globalmente como un ataque al
orden liberal del s.XX que ellos mismos habían contribuido a crear. Como explica J.
Ikenberry, a finales de la 2º WW Estados Unidos decidió resignar espacio de maniobra a
corto plazo y constituyó reglas e instituciones internacionales para obtener mayor poder e
influencia a menor costo en el largo plazo. Tras los ataques del 11 de septiembre de 2001,
Estados Unidos declaró que no podía darse el lujo de resignar poder de maniobra en el corto
plazo, pues lo que estaba en juego era su seguridad nacional.
Sin embargo, este ataque a las instituciones multilaterales se ve complementado por lo que
Daniel Drezner (2007) denomina la construcción del “nuevo nuevo orden mundial”. Este
autor argumenta que Estados Unidos está realizando un esfuerzo para incorporar más
activamente a las nuevas potencias emergentes a las instituciones internacionales de la
segunda post-guerra, en particular a India y China. Sin embargo, estos esfuerzos deberán
sobreponerse a dos grandes obstáculos: la resistencia de los Estados “en baja” (potencias de
antaño que hoy han perdido relativamente poder, como por ejemplo algunos Estados
europeos) y la reputación de unilateralismo que ha generado la administración Bush. La ESN
sostiene que “el consenso de las grandes potencias necesita un soporte institucional a nivel
regional y global, para facilitar una cooperación amplia, permanente y efectiva. Allí donde las
instituciones existentes puedan ser reformadas para adaptarse a los nuevos desafíos,
Estados Unidos y sus aliados las reformarán. Allí donde no existan instituciones apropiadas,
Estados Unidos y sus aliados las crearán” (Drezner, 2007).
Retomando el segundo obstáculo, Joseph Nye (2004) expone el debilitamiento del poder
blando (capacidad de atraer a otros por la legitimidad de sus políticas y de los valores que
las sustentan) ejercido tradicionalmente por Estados Unidos. Diversas mediciones y
encuestas de opinión muestran un creciente sentimiento anti-estadounidense que reduce la
capacidad de Washington de lograr sus objetivos sin recurrir a la costosa coerción. Nye
sostiene que, si bien Estados Unidos es una superpotencia, la naturaleza de las amenazas
actuales exige una cooperación comprometida y sostenida en el tiempo, y esto sólo puede
lograrse si los objetivos y los medios propuestos por Estados Unidos son percibidos como
atractivos y legítimos por los demás actores.
La administración Obama (2009 - 2012) tendrá que hacer frente a estos obstáculos y encarar
importantes reformas: a la matriz energética, a la estrategia medioambiental de USA, a la
regulación económica y financiera, entre otras.
Occidente en crisis
Los tratados que siguieron a Maastricht y Amsterdam debieron lidiar con la cuestión de la
ampliación vis a vis la profundización de la UE. Más miembros implicaban más diversidad de
situaciones, mayor inversión para equipararlas, reforma de las instituciones para representar
adecuadamente las dimensiones de los miembros y mayor dificultad para la toma de
decisiones. Como sostiene un informe de The Economist “la UE no es otra organización
internacional laxa; sus miembros dictan normas y políticas que se aplican en todos sus
territorios y transfieren importantes cantidades de dinero de un país al otro. Los ciudadanos
de la UE tienen el derecho de trabajar y vivir en cualquiera de los países y a recibir
educación y atención médica allí (…) dada la profundidad de las obligaciones mutuas
involucradas en la membresía de la UE, es comprensible que el proceso de incorporación de
nuevos miembros sea tomado con calma” (The Economist, 2001:3).
Actualmente son miembros de la UE (La Europa de los 27): Alemania, Austria, Bélgica,
Bulgaria, Chipre, Dinamarca, España, Eslovaquia, Eslovenia, Estonia, Finlandia, Francia,
Grecia, Hungría, Irlanda, Italia, Letonia, Lituania, Luxemburgo, Malta, Países Bajos, Polonia,
Portugal, Reino Unido, República Checa, Rumania y Suecia. El proceso de incorporación de
un país a la UE es largo y demanda reformas políticas, económicas y legales para la
adopción del acervo comunitario, las instituciones democráticas y el cumplimiento de los
estándares económicos y monetarios. Son aspirantes a convertirse en miembros: la Antigua
República de Yugoslavia y Macedonia, Croacia y Turquía.
Este analista francés explica la crisis de Occidente a partir de los cambios en el sistema
internacional, en Estados Unidos y en Europa. Básicamente, Europa ya no es la primera línea
de defensa de Estados Unidos, de hecho ya no es prioridad en su agenda estratégica. Por
otra parte, Europa consolidada tiende a adoptar una visión de los problemas globales (en
particular los de seguridad) mucho más postmoderna y liberal que la de los Estados Unidos.
Sin embargo, la enorme importancia de Europa en términos económicos y culturales no ha
logrado traducirse efectivamente en poder geopolítico. Por este motivo, si bien identifica
distintos cursos de acción a los adoptados por Estados Unidos para contener las amenazas
globales, no consigue proyectar su poder en forma independiente. Paralelamente, el proceso
de ampliación de la UE ha llevado a Europa a concentrarse en sí misma y le ha impedido
constituir una posición homogénea en asuntos de seguridad y defensa. Las tensiones entre
Europa (o parte de ella) y Estados Unidos se han trasladado a los foros internacionales en los
que habitualmente cooperaban (Consejo de Seguridad, OTAN) generando parálisis y una
menor capacidad de responder a los desafíos globales (Moisi, 2004).
Los BRIC’s son cuatro Estados considerados clave para la economía global: Brasil, Rusia,
India y China. Todos ellos pertenecen al mundo en desarrollo o en transición y, a diferencia
de otros Estados de esta misma categoría, sus grandes dimensiones (territorio, población,
arsenal militar, tamaño de la economía, etc) y el ritmo acelerado de crecimiento les otorgan
una capacidad de incidencia y de creación normativa que los coloca en una categoría de
potencia intermedia.
Los BRIC’s vienen llevando adelante una política de crecimiento que puede estimarse a
partir de los siguientes indicadores provistos por Goldman Sachs:
• Tamaño de la economía: antes del año 2050, las economías de los BRIC’s sumadas
superarán a las del G6 (Estados Unidos, Japón, Alemania, Gran Bretaña, Francia e
Italia). Si mantiene su ritmo de crecimiento, en 30 años India superará tanto a
Estados Unidos como a China.
• Ritmo de crecimiento: hasta el momento, las tasas de crecimiento interanual han sido
superiores al 5%. Sin embargo, en los próximos años, las economías de los BRIC’s
crecerán a un ritmo menos acelerado. Solo India, para el 2050, estaría registrando
crecimientos significativos de más del 3%.
• Demanda global: en 2009, el gasto anual de los BRIC’s en dólares doblará su nivel
actual y superará al del G6.
• Movimiento de divisas: los tipos de cambio altos pueden contribuir a incrementar el
PBI de los BRIC’s. Su tipo de cambio real puede llegar a apreciarse hasta un 300% en
los próximos 50 años.
• Ingresos y demografía: la cantidad de su población y su curva demográfica
determinarán que los ciudadanos de los BRIC’s probablemente continúen siendo más
pobres que los del G6 (excepto quizás los Rusos). El impacto del envejecimiento
poblacional será más fuerte en Rusia y China que en India y Brasil. La demografía es
importante para un aspirante a BRIC como es Sudáfrica. Si bien este país hoy tiene un
elevado PBI per cápita, los estragos del SIDA en su fuerza laboral limitarán sus
rendimientos en el futuro cercano.
Con este panorama, los BRIC’s continuarán creciendo siempre y cuando se mantenga una
situación macroeconómica estable y desarrollen políticas económicas acordes (baja inflación,
finanzas públicas sólidas, buen manejo del tipo de cambio). Asimismo, deberán promover la
creación de instituciones políticas fuertes y estables y mejorar el nivel educativo de su
población, para poder procesar mejor la apertura al comercio y a la inversión extranjera.
En un terreno político encontramos al grupo de los IBSA (India, Brasil y Sudáfrica), lanzado
como tal en la primera reunión de la Comisión Trilateral en Brasilia en 2003 (posteriormente:
Nueva Delhi, 2004; Ciudad del Cabo, 2005 y Río de Janeiro, 2006).
Estos países llevan adelante una agenda común en las negociaciones internacionales, pese a
que presentan enormes diferencias en términos poblacionales y de sus economías. Celso
Amorim destaca que IBSA intenta ser una coalición de democracias que están en el
mismo nivel de desarrollo, para definir áreas de mutuo interés y cooperación en acuerdos
multilaterales, paz y seguridad, terrorismo, globalización, desarrollo sustentable y social.
IBSA es el núcleo duro del G20 en las negociaciones de la OMC. Puede decirse que, en base a
su actuación en la Ronda de Doha y en su rechazo a los Issues de Singapur, el G20 alteró la
agenda global de comercio y forzó a los países más desarrollados a re evaluar su política de
comercio, en especial la de subsidios al agro.
Tanto si utilizamos la categoría de BRIC’s como la de IBSA, la cuestión radica en que estos
Estados buscan obtener una representación y participación en la toma de decisiones
internacionales acorde a sus recursos de poder, pero en términos formales continúan
encorsetados por el entramado institucional de la 2º post-guerra.
Hoy en día, en el contexto de un mundo cada vez más globalizado que pretende igualar, es
preciso reflexionar acerca de la pregunta que se hace Paul MacDonald: “¿es posible plantear
la idea de periferia1 en el contexto de una economía global interconectada?” (MacDonald:
2009).
El autor sostiene que es muy difícil llegar a la absorción total de la periferia por el centro,
basándose principalmente en dos cuestiones: la tiranía de la distancia geográfica y la
capacidad de resistencia por parte de los países de la periferia. El autor concluye que “las
interacciones entre el centro y la periferia son más complejas, contingentes e inciertas de lo
que usualmente se cree” (MacDonald: 2009). La globalización no eliminó de ninguna manera
la distinción entre centro y periferia: “el 75% de las importaciones globales y el 72% de los
flujos de inversión extranjera directa se dirigen a los países desarrollados” (MacDonald:
2009). La economía global permanece dividida entre centro y periferia. Lo que habría que
debatir, en todo caso, es el cambio de rol que cumple el centro y la periferia en el contexto
internacional.
En relación al poder hegemónico de Estados Unidos, es preciso decir que por estas razones,
es muy poco probable que este país se abstenga de intervenir en los países de la periferia.
Por un lado, la tecnología disminuye las distancias. Asimismo, la existencia de amenazas no
tradicionales instaladas en países de la periferia aumentan la probabilidad de intervención
de USA en ellos. Por otro lado, se le exige cada vez más a USA que lleve adelante un rol
hegemónico más importante, como garante de la seguridad internacional.
Las relaciones centro-periferia están subyacente en las relaciones de poder entre los países
del mundo, en los conflictos militares, en la conformación de los regímenes de gobernanza
internacional que reflejan los sistemas de poder reales, etc.
1
Entendiendo periferia como las áreas en las cuales las principales unidades políticas poseen menos recursos
militares, económicos y políticos respecto de las unidades en el centro.
4. Las instituciones y organizaciones internacionales
Por estos motivos, junto a los interrogantes acerca de la legitmidad de las nuevas funciones
de la OTAN o de la regulación de la OMC de las patentes de medicamentos en casos de
epidemia; también debemos cuestionarnos si la membresía y el sistema de representación y
voto de éstas y otras instituciones son los adecuados para obtener resultados efectivos.
En la década del ’60 comenzó a prestarse más atención al estudio de las instituciones
internacionales, entendidas ya no sólo como organizaciones internacionales formales. Junto
al ejemplo más obvio de las Naciones Unidas, también se hicieron visibles otras
organizaciones y regímenes que fijaban reglas y estándares para gobernar áreas específicas
de la actividad internacional: el TNP, la OTAN, el GATT-OMC, el FMI, etc. (Keohane, 1998).
En los ’80, la atención pasó de los regímenes a las condiciones que permitían la cooperación
entre Estados soberanos, entre ellas las instituciones internacionales. La proliferación de
instituciones de esta clase llevó a los analistas a formular una conclusión clara: las
instituciones internacionales ni se oponen al Estado ni están por encima de éste, sino que lo
asisten para alcanzar sus objetivos.
Diversos autores como Keohane, Nye o Ikenberry -entre otros institucionalistas- centraron la
importancia y utilidad de las instituciones internacionales en los siguientes puntos:
• Contribuyen a facilitar la cooperación para llegar a acuerdos e implementarlos:
solucionan las asimetrías en la información, incrementan la transparencia,
disminuyen los costos de transacción, desincentivan el comportamiento egoísta (free
ridding) a través de la reciprocidad y los contactos reiterados (Keonahe, 1998).
• Desempeñan una función clave para las grandes potencias: éstas garantizan mejor su
influencia y capacidad de delinear los asuntos globales si utilizan a las instituciones
para fijar reglas generales de conducta que todos aceptan y que se perpetúan en el
tiempo. De esta forma, los otros Estados se vuelven predecibles y la potencia canjea
el ejercicio del poder duro por el del poder blando (Keonahe, 1998).
Relacionado con este último punto, el paper de Drezner “The New New World Order” plantea
la inadecuación entre la distribución de cuotas de participación y poder en las
organizaciones internacionales, y la distribución de poder real entre los Estados del mundo.
El surgimiento de potencias regionales o intermedias en crecimiento, como los BRIC’s,
estaría creando el sustrato para un nuevo concierto de grandes potencias diferente al
cristalizado a mediados del s. XX. No obstante, esto no garantiza que se plasme
inmediatamente en una nueva composición o distribución del poder al seno de las
organizaciones. Estados Unidos estaría avanzando en este sentido para reformar las
principales instituciones del orden mundial, pero aún restaría mucho por hacer.
La empresa privada incide en las relaciones internacionales desde que, por ejemplo, el
gobierno de Gran Bretaña creó a las Compañías de Indias Orientales y Occidentales para
manejar la explotación de materias primas en las colonias, ampliar el transporte y el
comercio exterior. Estas empresas primigenias, al igual que sus sucesoras las
multinacionales, mantenían un fuerte vínculo con el gobierno de su país de origen. El quid
pro quo entre empresa y gobierno funcionaba en ambos sentidos.
Otro factor importante que caracterizaba a las multinacionales es que producían para el
mercado local. Es decir, abrir una filial o subsidiaria en otro país era –básicamente- para
abastecer al mercado de dicho país eludiendo las barreras al comercio y la inversión
extranjera.
La liberalización comercial producida en la segunda mitad del s. XX, sumada a los adelantos
en transportes y comunicaciones, cambiaron radicalmente el panorama. La empresa
globalmente integrada de nuestros días es fundamentalmente diferente en su naturaleza, ya
que planifica, produce y comercializa para el mercado global, no ya para uno o varios
mercados nacionales.
A comienzos de los ’90, Robert Reich (ministro de Trabajo de Clinton) identificaba esta
mutación en la naturaleza de la empresa en su obra “El Trabajo de las Naciones”. Reich
afirma que todos los factores se habían vuelto móviles, exceptuando el trabajo (en particular
el poco calificado). Esto, sumado a la democratización de las finanzas (Friedman),
determinaba la desaparición de las “empresas de bandera” y su reemplazo por
organizaciones orientadas a la generación de valor que combinaban recursos y factores de
diferentes procedencias en búsqueda de una mayor ventaja competitiva.
Estas empresas “red”, a las que Reich denominaba “transnacionales”, tenían una forma
particular de organizarse que respondía a la necesidad de ganar flexibilidad y atender a
necesidades funcionales. La estructura era mucho más plana, descentralizada, focalizada en
la identificación y resolución de problemas, orientada a la innovación y capaz de reclutar
talentos y organizar operaciones en cientos de ubicaciones diversas.
La empresa globalmente integrada con su red de relaciones con proveedores y socios puede
llegar a alcanzar enormes dimensiones y a producir considerables impactos socio-
económicos en países de pequeña envergadura o a nivel subnacional en ciertas localidades
(el cierre de una planta puede implicar la “muerte” literal de una ciudad; la entrada en
funcionamiento de la papelera Botnia en Uruguay le permitió a ese país incrementar un par
de puntos porcentuales el crecimiento anual de su producto bruto; Walmart es la empresa
más grande del mundo y se ubica en el puesto nº 26 de las economías de mayor tamaño,
contando países y empresas. El patrimonio de Walmart es mayor que el PBI de Dinamarca,
Venezuela o Singapur).
6. El individuo
Durante mucho tiempo, diversas teorías de la sociología y la política han puesto al pueblo, la
comunidad, o la masa como los grandes protagonistas de los tiempos y los cambios. No
obstante, poco a poco vamos experimentando en la escena internacional una progresiva
vuelta a la importancia del individuo en las relaciones de poder.
La revista Times elige todos los años al personaje del año y en 2006 éste fue “You”; es decir,
los individuos en tanto tales fueron quienes marcaron principalmente el rumbo de los
sucesos de año.
Lo curioso es que, contrariamente a lo que sostienen las teorías individualistas más liberales,
se remarca que las personas estamos cada vez más interconectadas. No se trata del
individuo solo frente al mundo logrando cambios, sino el individuo en red, a través de las
herramientas de la Web 2.02, operando con otros a miles de kilómetros de distancia. A través
de canales como Wikipedia, los espacios de Messenger, la página You tube, hoy estamos
más interconectados y somos más capaces de compartir información y coordinar acciones
que nunca.
El concepto de individuo en tanto actor transnacional vive, al igual que el concepto del
Estado, una realidad heterogénea y fragmentada. Por un lado encontramos a los individuos
super-empoderados que menciona Friedman (1998), quienes se valen de las potencialidades
de los medios de comunicación e información para cambiar las arquitecturas de la
gobernanza global (el presidente de Estados Unidos, el Secretario General de la ONU, el
Papa, pero también Bill Gates, Klaus Schwabb, Muhamad Yunus, Bono y Bin Laden).
Por otra parte podemos analizar a los miles de millones de individuos que se convierten en
activistas a favor o en contra de diferentes asuntos transnacionales. En la siguiente ficha
analizaremos en detalle la constitución de ONG’s, redes y movimientos sociales a través de
los cuales los individuos articulan propuestas, buscan incidir en la agenda, dan visibilidad a
voces o perspectivas relegadas, reclaman a las autoridades y buscan ejercer el control social
sobre los gobiernos, las OI y las EMN.
Sin embargo, aún resta ver si esta reconfiguración del sistema internacional garantizará más
paz, seguridad, estabilidad y prosperidad.
Lecturas recomendadas
2
Para más información sobre Web 2.0 remitirse a
http://sociedaddelainformacion.telefonica.es/jsp/articulos/detalle.jsp?elem=2146
SIMMONS, P.J. y DE JONGUE OUDRAAT, Chantal (2002) Managing Global Issues.
MATHEWS, Jessica (1997) “Power Shift” en Foreign Affairs Jan – Feb Vol. 76 Nº 1. New York.
CALLE, Fabián y DERGHOUKASSIAN, Khatchik (2002) “El guardián del mundo unipolar y sus
críticos. La Estrategia de Seguridad Nacional de Estados Unidos y la Construcción de un
Espacio Alternativo” en Revista Colección, Año IX, Nº 14. Instituto de Ciencias Políticas y
Relaciones Internacionales UCA. Buenos Aiers.
MOISI, Dominique (2004) “Reinventar Occidente” en Revista Política Exterior, Nº 97, enero-
febrero, Madrid.
DREZNER, Daniel (2007) “The New New World Order” en Foreign Affairs, March/April.
NYE, Joseph (2004) “La decadencia del poder blando de Estados Unidos. Por qué Washington
debe preocuparse” en Foreign Affairs en español. Julio – Septiembre 2004.
WILSON, Dominic y PURUSHOTHANAN, Roopa (2003) “Dreaming with BRICs: The Path to
2050”. Global Economics Paper No. 99. October 2003. Goldman Sachs .Global Economics
Website https://www.gs.com
WHITE, Lyal (2006) IBSA: A State of the Art. First Draft. Ponencia presentada en el seminario:
“Los poderes emergentes y la seguridad regional: el caso IBSA (India, Brasil, Sudáfrica)”,
organizado por la Universidad de San Andrés el 30 de mayo de 2006 en Auditorio Fundación
OSDE.
PALMISANO Samuel (2006) “The Globally Integrated Enterprise” Foreign Affairs, May/ June
2006.