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Nicola PORRO, Dipartimento d Scola. Chivers ama ea Sopenoy, Kama, oi. ‘Trodoién dl tekono: Ni Puig NEF de Coalunye, Brean. Palabras clave: clubs deporti- ‘os sociologia de las organiza- iones voluntarias, sociologfa politica, «arena potitica», cul- ‘ura organizativa. EL ASOCIACIONISMO DEPORTIVO COMO MODELO ORGANIZATIVO. MOVIMIENTOS, SISTEMA Y CAMBIO* Abstract The article analyses sport organisations as a “political arena”. According 10 this ‘concept, an organisation is a specific social place where persons are involved in ‘complicated and changing relationships of cooperation and conflict, inasymbolic ‘and material play built up on a base of expectations, beliefs and strategies. To illustrate the operating capacity of the concept the article:.1) analyses the main theories regarding the sudy of the organisations; 2) develops its theoretical dimensions; and 3) takes into account some empirical researches. Resumen Introduccion El articuo propone analizar las organi- La experiencia social que se produce zaciones deportivasentantoque , en cambio, se refiere al espacio sociol6gico en el cual diferentes acto- es organizativos interactéan mediante alianzas,rivalidades y conflictos deli derazgo. Nuestra hipstesis de trabajo fs que una asociacién deportiva, en tanto que movimiento (actor organiza~ tivo) que interactia en un abierto con otras organizaciones (am- biente, contexto), constituye una clave de lectura importante para analizar los comportamientos sociales difusos, ¢s- calas de valores profundas, tensiones colectivas queno se expresan segiin los cinones politico-ideol6gicos clisicos. En este sentido, el modelo de «arena politica» —que posibilitaclestudiodel conflicto y el de las contradicciones culturales que surgen de la confront cin entre movimiento y sistemsa— pa- rece més fecundo y itil que el de actor organizativo elaborado por Crozier ¥ Friedberg para el estudio del mondo empresarial. ‘Ademés, el modelo de la «arena politi- cca» representa un punto de encuentro esencial entre las ciencias politicas y Ia sociologfa de las organizaciones. Di- cho de otro modo, tal confluencia sig nifica que ¢s necesario redefinirel per- fil tebrico del anslisis organizativo ha- ciendo llegar a las asociaciones depor- tivas el concepto de «empresa» pero extendiéndolo, tal como escribe P. sliardi (1986:29), «.. acualquiersiste- ‘ma cooperative que para sobrevivir ¥ alcanzar sus objetivos—ec + micos y no econsmicos— debe activarrelacio- nes de intercambio lo que significa afrontar problemas de adaptacién ex- tema y de integracién interna». En resumen, el encuentro entre pers- pectivas que se inspira por un lado de Ta ciencia politica y, por el otro, de la sociologta de las organizaciones re- quiere concebir una _organizacién como (i) «arena politica» més que como actor organizativo dotada en pa- labras de Weber de una «racionalidad ‘orientada ala consecuci6n de unos ob- jetivos» («goal oriented rationality»); (ii) experiencia regida por mitples Igicas de accién y no por un solo principio (como es el caso de Ia racio- nalidad basada en el andlisis de costos y beneficios propia de la empresa tra- dicionaly; Gil) movimiento capaz, den- tro de ciertos limites, de construir un ambiente organizativo propio y no Wi- camente de adaptarse a los cambios prodiucidos en el entomno exterior. Estos postulados tienen consecuencias importantes a la hora de afrontar una investigaci6n. En primer lugar, porque cexigen prestar mayor atencién a los procesos y al cambio y no tanto al andlisis de las estructuras. En segundo ugar, porque obligan a poner de mani fiesto la historia organizativa de tas asociaciones: la econstruccion del pa- sado es mucho més relevante que Ia previsién del futuro, dimensién que, en bio, es el objeto principal de los andlisis empresariales de mercado. Y todavia més; adoptar una perspectiva integrada (sociol6gica, hist6rico-so- cial, estadistico-descriptiva, organi tiva) exige que se considere la organi- zacién como un fendmeno complejo Yo ‘que nos conduce también aadoptaruna metodologia de investigacién preva- lentemente cualitativa (testimonios ‘rales, andlisis de textos escritos y do- ccumentacién gréfica, perfiles profesio- nales, historias de vida). De los modelos tedricos « la investigacion empirica Las investigaciones que hemos realiza- do en el contexto italiano nos han con- vencido que el estudio de las organiza- ciones deportivas —tan variadas en ‘cuanto a dimensiones, estructura org nizativa, nivel de institucionalizacién, estructura de los miembros— repre- senta, ni més ni menos, que una ex- traordinaria oportunidad para analizar con instrumentos imiovadores el mun- do de las organizaciones en su conjun- to. La importante presencia de valores, Ja complejidad del sistema de motiva- cciones, las relaciones que mantiene al- temativamente son otros subsistemas sociales (politico, econmico, de la co- municacién, educativo), la actuacién de diversos agentes de socializacin, hacen del sistema deportivo una esce- nificacién casi perfecta de lo que en- tencdemos por «arena politica». Pero ello implica una conversién del paradigma nalitico con el cual pretendemos estu- diar el fenémeno organizativo. Todas Jas observaciones que hemos hecho hasta ahora convergen en la exigencia de aplicar el andlisis cultural al estudio de las organizaciones. Tan s6lo ast seré posible englobar en un nuevo paradig- ma las categorias de mito, simbolo, n sia, isogiycreeacia que son a- mente par lenzat Io objtves genes hemos fijado,Debesubrayarse Geet andl cltural de as organiaa- Giones eva confrmanco como un = radia allrnatvo anode viejo mo- delo funcionalista (estudio de los siste- tna eas coningenias) como des frmmpreaciones (Porro, 1995). Esel caso del asociacio- nismo deportivo catblico —que desde inicios de siglo y sobre todo después de Ja guerra se ha dado a conocer como tuna cultura yuna experiencia de socia- bilidad opuesta al modelo estatal— 0 de la red organizativa de la izquierda aque se gest6 a rafz de la caida del fascism. En estos casos, 1a adbesién a una prdctica asocativa se mezcla con tn sistema de valores y de lealtad de fuerte componente ideol6gico. Todo clloha dado lugar a una representacién cognitiva que, por un lado, a privile- siado algunas dimensiones del deporte (como insirumento pedagégico.ocomo medio de reivindicacin de un derecho social y, por el otro, ha transmitido al sistema politico un conjunto de valores ligados al uso del cuerpo y ala ética de Ja competicién que no formaban parte del discurso politico tradicional. A tra- vs de estos ejemplos y de otros que se podrian sugerir puede verse con lar dad la naturaleza del espacio cognitivo del asociacionismo deportivo que se presenta como una especie de lente a través del cual se revelan dindmicas de conflicto, de mediacién, de construc- cig de coherencia y de Iealtad. Proce- 308 que no son siempre lineales 0 indo- Joros: Ia definicién o eventuales cam bios de los objetivos organizativos, las tensiones que se reproducen cfclica- ‘mente las resistencias ala innovacién © al cambio, tienen sus rafces en un aparato cognitivo estructurado y muy ‘laborado simbslicamente. Podemos hablar, en resumen, de una «arena cog nitivas que es el factor central para definir el concepto de «arena politica» ‘cuya amplitud es mayor. st: ‘APRORaACIOES TeORCAS recone ol | | Ss | | Incorporation do vleres | | | | | { { ola 3. nsttuconatznn, Un proceso de eens La préctica deportiva, sin embargo, no €s tnicamente una préctica social. Se trata también de una actividad instita- ional muy precisa que se manifiesta ‘en procesos de_insttucionalizacién, Selznick (1957) define la instituciona- lizacién como una «infusion with va- ues» de una organizacién, En nuestro ‘caso podemos hablar de incorporacién de valores, comportemientos y estrate- ‘gias que no pueden serreducidos a una simple actividad instrumental o a los imperatives técnico-funcionales de la asociacién o del movimiento. Para ser mis claros: un grupo de amigos, apa- sionados por el tenis, pueden dar vida ‘un club que durante un largo perfodo vaadelante con éxito satisfaciendo una % serie de imperativos funcionales (ofre- cer un terreno de juego, agrupar un iiicleo de personas, rentabilizar los re- ‘cursos financieros). Sin embargo, si este club decide afiliarse a la federa- cin nacional de tenis, realiza una op- cidn que Ieata aun sistema de vincalos: ofrecer ciertas actividades, dar ala fe- y, en este senti- do, son sumamente sles para el and- tisis cultural (segtin Meyer y Royan, 1977, las formas organizativas refle- jan siempre los mitos iastitucfonales ‘riginarios). Ast, cuando convencio- halmente hablamos de «produccién de significados» debemos ser capa- ces de proporcionar elementos empi- ricos de este concepto tales como los ‘simbolos, el lenguaje, las ideologias y las creencias. Un ritual, por ejem- plo, representa en modo estiizado el ‘orden social en base a los ejes sacro- profano, puro-impuro, Cuando un mito se percibe como «legitimo> es- cenifica de modo dramatérgico los crigenes y transformaciones de una experiencia organizativa. El mito sir- ve para generar dedicaci6n (movili zacin), para remiemorar una imagen que actualiza la misién fijada en los origenes de la asociacién, para pro- ducir sentimientos de adhesién co- munitaria, erigiendo de este modo ‘muros y limites simb6licos (piénsese cen la jerga empleada, la detimitacion de los espacios, el uso de los unifor- ‘mes como elementos reveladores de ta experiencia deportiva). En defini tiva, tanto 1a organizacién como su ambiente pueden ser estudiados des- de una perspectiva simbélica. Y es importante destacar —tal como sefa- lébamos al principio del articulo— que una organizaciOn es capaz de producir su propio ambiente y ello no s6lo por una simple adaptacién fun- cional alas modificaciones del entor- no, Este papel activo de la organiza én presupone una gran capacidad de los ideres para construir una rep resentacién convincente de 1a reali- dad (aproximacién cognitiva). Los Ii- eres orientan las coherencias y las produeciones de significados pero el cambio organizativo —en tanto que ‘pus tes Fy Dg (0) 032 ‘cambio dejparadigma, no dnicamente adecuacidn a nuevas tareas, tecnolo- ‘a{as 0 rutinas— tan s6lo es posible si viene precedido de un proceso de deshielo cognitivo durante el cual las viejas congruencias y axiomas pere ‘cen y dejan emerger dinimicas de innovaci6n. En este sentido, la cultu- ra organizativa representa una pro- duccién constante aunque su trans- formacién sea muy lenta y un verd dero cambio de paradigma sea siem- pre algo muy incierto. En as investigaciones realizadas, asi ‘como en Ia literatura consultada al respecto, tales hipstesis de trabajo son plenamente confirmadas. Si ob- servamos, por ejemplo, los procesos que condujeron a la transformacién del deporte militar al principio de los afios 60 (de deporte de tiempo libre em os cuarteles a constitucién de una estructura especializada con elevado grado de profesionalizacién y estre- chamente vinculada a los programas ‘olfmpicos del CON «Comité Olim- pico Nacional Italiano») o la innov: cin radical experimentada en elseno de la UISP entre los afios 80 y 90 que de ser una organizaciGn de deporte popular —orientada a reivindicar el derecho de todos los ciudadanos a 1a prictica del deporte— a un movi- miento de deporte para todos, «a la medida de cada cual» —inspirado en cl principio del «rendimiento relat vo» y no absoluto orientado a a con- secucién de 1a performance—~ ¢am- bién descubrimos otro datos de enor- ‘me interés. Comprobamos que Ia in- novacién, el cambio de paradigma, casi nunca se produce como resultado ‘de una reflexién consciente y respon- sable de los Iideres como consecuen- cia de una experiencia negativa 1a cua! los dirigentes han sido capaces de «metabolizar» en forma de cambio positive. Las organizaciones rara- mente aprenden. Por el contrario, ob- servamos que el cambio se produce ‘como resultado del triunfo en el seno de la organizaci6n de una subcultura «desviada» respecto al paradigma dominante en cuya Ifnea —que es inexplorado— los ‘nuevos Tideres se aventuran a intro- ducirse. Raramente un nuevo para- digma aparece en ausencia de antago- rnismos lo que no obvia que su modo de produccién pueda efectuarse de tres modos distintos: cambio, revolu- ciGn o transformaci6n paulatina. como un tertitor El andlisis cultural de las organiza- ciones deportivas,sise efectia con el rigor y la paciencia necesarios para no dejarse Jlevar por primeras impre- siones, es el instrumento més adecua- do y poderoso para captar las mélti- ples y complejas dimensiones en et marco de las cuales se desarrolla 1a experiencia de la préctica deportiva: ‘una metéfora de la modernidad cons- tituida a partir de demandas indivi duales de significado y también de cexpresividad y respuestas colectivas ‘que se producen en contextos estruc- turales y simbélicos atravesados por un sistema de vinculos y oportunida- des. Desde esta 6ptica, y ya como conclusién, nos referimos a las refle- xiones iniciales diciendo que la «are- na politica» no representa una abs- traccién sociolégica pero un lugar so- cial concreto habitado por personas cenzarzadas en complejas y cambian- tes relaciones de cooperacién y con- ficto, en juegos materiales y simb6- licos construidos en base a expectat vas, creencias y estrategias. Pocas experiencias ofrecen tantas posibi . En Organization Stade, 13, vol, 7565-588. Paenanco A, cura di (1989): L'nalis della pola, Tradiion’ di ricerca, modell, to- ‘a, Bologna I! Mio. Pernorew, AM, (1979): «Oa sdyngorgan- nal alese. En Adminsratve Seen- ce Quoterty, 2, p S105 Powso,N, (1995) Het naione,ctadinan- 2a Sport sci sistema pica nel! tia contemporanea, Roma, Eaizioni Seam. Soot: EM, (1985): «Coming toa New Aware ness of Organizational Culture». En Sloan Managenent Review, 25, vol 4, 3-16. ‘setae, P. (1957): Leadership in administra tion, Evanson, I, Harper&Row. 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