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PENSADORES ECONÓMICOS:

ADAM SMITH: (1723 - 1790)

1. Desde que Smith publicó su libro: La riqueza de las Naciones en 1776 el mismo serviría de guía a las sucesivas
generaciones de economistas y suministraría a todos ellos el punto de partida para sus especulaciones.
2. Desde la primera frase de su libro Smith se pronuncia declaradamente en contra del pensamiento de Quesnay de que
“La agricultura es la fuente de todas las riquezas del Estado y de las de todos, los ciudadanos”. Según Smith la verdadera
fuente de la riqueza es “El trabajo anual de cada nación, es el fondo que la va proveyendo de todos los objetos necesarios y
útiles para la vida que ella consume cada año, y que siempre consisten, ya en el producto inmediato del trabajo, ya en lo
que con ese mismo producto se compra a las otras naciones”. De lo que resulta que el trabajo es la verdadera fuente de la
riqueza.
3. Lo anterior no equivale a decir que Smith no haya tenido en cuenta la influencia de las fuerzas naturales ni del capital
en la producción. Lo que Smith quería hacer era marcar, desde el primer instante, la oposición de su doctrina con la de los
fisiócratas.
4. La división del trabajo es la institución por medio de la cual se realiza sin esfuerzo de ninguna clase, y con toda
naturalidad, la cooperación de los hombres en la creación del producto nacional. La división del trabajo estableciendo la
cooperación de todos, en beneficio de la satisfacción individual de las necesidades de cada uno, es la verdadera fluente del
progreso y del bienestar.
5. “Los efectos de la división del trabajo - dice Smith - en la organización general de la sociedad, se comprenderán mucho
mejor si se considera atentamente la manera como funciona dicha división en algunas manufactures especiales”.
6. “Un hombre que no estuviera perfeccionado en (la producción de a1fileres), de la cual ha hecho la división del trabajo
un oficio particular, ni estuviese acostumbrado a servirse de los instrumentos que en el mismo se usan..., este hombre, por
muy inteligente y diestro que fuese, acaso podría, a duras penas, hacer un solo alfiler en todo el día, y ciertamente no
pasaría de la veintena. Pero dada la manera de estar organizada actualmente esta industrial, no es solamente toda la labor
entera la que constituye un oficio particular, sino que la misma obra está fraccionada en un considerable número de
ramificaciones, de las cuales la mayor parte constituyen otros tantos oficios particulares... Un obrero saca el hilo del
carrete, otro lo endereza, un tercero lo va cortando en trozos iguales, un cuarto hace la punta de cada uno de estos trozos,
un quinto está ocupado en limar cuidadosamente el extremo donde se ha de colocar la cabecita. Esta misma cabecita es, a
su vez, el objeto de dos o tres operaciones separadas: modelarla es un trabajo especial; blanquear los alfileres otro; y
todavía es un oficio distinto y separado el de agujerear los papeles y colocar alineados en ellos los alfileres, y, en fin, que
el importante trabajo de hacer un alfiler está dividido en dieciocho operaciones distintas... De este modo sólo diez obreros
podían hacer más de cuarenta y ocho mil alfileres en un día”.
7. Smith atribuye a tres causas principales esa potencia productiva de la división del trabajo: (1) la destreza adquirida por
cada trabajador debido a especializarse en una misma tarea (2) la economía de tiempo por no tener que pasar de una tarea
a la otra y (3) las invenciones y perfeccionamientos que el hecho de tener absorbido todo su tiempo por un único trabajo
sugiere naturalmente a aquellos que lo realizan diariamente.
8. La tercera de las causas mencionadas está en aparente contradicción con el siguiente párrafo de Smith: “el hombre cuya
vida entera se la pasa en efectuar un reducido número de operaciones sencillas, de las cuales los efectos son quizá siempre
los mismos, o casi los mismos, no tienen ninguna ocasión de ejercitar su inteligencia o sus facultades de inventiva para
encontrar los medios de desvanecer las dificultades que a él no se le presentan jamás. A consecuencia de esto, pierde el
hábito de dicho ejercicio y llega generalmente a hacerse todo lo estúpido y todo lo ignorante que le es posible llegar a ser a
toda criatura humana”.
9. Para redondear y completar su teoría de la división del trabajo, Smith señala los factores que limitan dicha división, (1)
La extensión del mercado: “Cuando el mercado es sumamente reducido, nadie se considera con las fuerzas suficientes
para consagrarse por entero a una sola ocupación, a consecuencia de la imposibilidad en que se ha de ver el poder de
cambiar, de aquello que constituye el producto de su trabajo, todo cuanto excede de su propio consumo, por las produc-
ciones de los demás hombres y de las que a su vez tiene necesidad”. De aquí que la apertura del comercio internacional
extiende y amplia el mercado y favorece la división del trabajo generando un aumento de la riqueza, (2) La previa
acumulación de capital. En este punto Adam Smith parece haber razonado por analogía yendo desde el caso de una
empresa particular al del conjunto de la sociedad. Si es cierto que un industrial en su fábrica puede llevar adelante la
división técnica del trabajo tanto más lejos cuanto más poderosos sean los capitales de que disponga, lo mismo debe
ocurrir a nivel internacional.
10. Los fisiócratas se representaban al mundo económico como una serie de clases, superpuestas las unas a las otras. Los
agricultores venían a ser los que llevaban sobre sus hombros a todo el resto de la sociedad. Para Smith, en cambio,
ninguna de las clases sociales tenía la carga especial de hacer vivir par si sola a todas las demás. Todas ellas son
indispensables por igual.
11. Smith no logra desligarse de la distinción entre trabajos productivos e improductivos (estériles), ya que considera
como improductivos todos los trabajos “que perecen en el instante mismo de su producción y raramente dejan tras si una
huella a un valor con las cuales se pudiera adquirir más adelante el derecho a una cantidad igual de servicios”.
12. La primera consecuencia práctica que se deduce es que el impuesto no puede recaer sobre una sola clase como querían
los fisiócratas, sino que debe alcanzar a todas par igual. La regla fundamental que Smith formula es: “Los súbditos de cada
Estado deben contribuir a su sostenimiento, con el mayor esfuerzo que le sea posible, en proporción a sus capacidades,
respectivas; es decir, en proporción al ingreso que gozan bajo la protección del Estado”.

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13.Otra influencia fisiócrata que le queda es que después de haber criticado la distinción fisiócrata entre clases asalariadas
y productivas, admite, sin embrago, que el trabajo de los artesanos y de los comerciantes es menos productivo que el de los
granjeros y el de los obreros agrícolas, desde el momento que estos, últimos no solamente reconstituyen el capital
empleado, añadiéndole un beneficio, sino que llegan, además, hasta producir una renta al propietario. Afirma Smith que:
“Una cantidad igual de trabajo productivo empleada en las manufactures no podrá jamás reportar una reproducción tan
grande como la que esa misma cantidad reproduciría aplicada a la agricultura. En las manufacturas, la naturaleza no hace
nada, es el hombre el que lo hace todo, y la reproducción debe ser siempre proporcional a la fuerza de los agentes que la
provocan”.
14. Puesto a elegir entre los capitalistas y los obreros, Adam Smith no duda ni un sólo instante. Sus simpatías son todas
para el obrero. Afirma que “Nuestros negociantes y nuestros propietarios de manufacturas se quejan atrozmente de los
efectos causados par la elevación de los salarios, que hacen subir a su vez los precios de los productos y disminuyen de
este modo la venta de los géneros, tanto en el interior como en el exterior; pero ellos no dicen una palabra de los pésimos
efectos de la elevación de los beneficios. Cuando se trata de las perniciosas consecuencias de sus propias ganancias, se
callan; no se quejan más que de las ganancias de los demás”.
15. Esta manera de pensar tal vez se puede atribuir a que la revolución industrial estaba recién comenzando cuando Smith
publica su libro. Tampoco se puede afirmar que Smith fuera particularmente impresionado por el régimen de la
manufactura porque el riesgo característico de la economía inglesa en esta época es más bien el comercio en gran escala
que la manufactura.
16. De la obra de Smith se desprenden dos ideas de fundamental importancia: (1) la de la espontaneidad de las
instituciones económicas y (2) la del carácter beneficioso de estas instituciones.
17. En el siglo XVIII se consideraba como bueno todo lo que es natural y espontáneo. A Smith le parecía que exponiendo
el origen “natural" de las instituciones económicas quedaba demostrado su carácter útil y bienhechor.
18. La idea de espontaneidad de las instituciones es una sobre la que Smith insiste con más frecuencia. Para organizarse,
el mundo, no ha tenido necesidad de ninguna voluntad colectiva, previsora y razonable. Ha bastado, para darle su aspecto
actual, la acción espontánea de millares y millones de individuos siguiendo cada uno su propio camino. La idea de una
constitución espontánea del mundo económico puede parecer análoga a la de las “leyes económicas”. Dichas nociones
son, sin embargo, diferentes.
19. El nombre de “ley natural” sugiere, ante todo, la idea de una regularidad. Pero no es esto lo que principalmente
inquieta a Smith ya que no insiste tanto en lo que tienen de permanente los fenómenos económicos como sobre lo que
tienen de espontáneo, de instintivo y natural. Por ejemplo la división del trabajo no es “originariamente el efecto de una
sabiduría humana cualquiera, que prevé y toma como fin la opulencia general que de ella resulta”... “Se trata de la
consecuencia necesaria, aunque lenta y gradual, de una tendencia especial de la naturaleza humana, que de ninguna
manera abarca una utilidad tan amplia: la tendencia a cambiar..., a trocar una cosa por otra”. La división del trabajo es el
efecto de un instinto común a todos los hombres, el instinto del cambio.
20. Después de la división del trabajo, la institución económica que le sigue es la moneda. Ahora bien, esta moneda
¿cómo ha nacido? ¿Por un acto del poder público o por la voluntad reflexiva de la nación? De ninguna de las dos maneras;
la moneda tiene su origen en un instinto colectivo. Los hombres se dieron rápidamente cuenta de los inconvenientes de la
simple permuta. Para evitarlos, “cada hombre prudente, en cada periodo de la sociedad, después del primer esta-
blecimiento de la división del trabajo, ha debido, naturalmente, esforzarse en disponer de los negocios de tal manera que
siempre tuviese a su disposición además de los especiales productos de su industria, una determinada cantidad de
cualquier otro articulo, al cual considerase de naturaleza tan especial que no pudiera ser rechazado par aquellas personas
de quienes “solicitara en su cambia los productos de su propia industria”.
El poder público no tuvo que intervenir hasta mucho más tarde para garantizar, mediante un cuño, el título y el peso de
cada pieza.
21. Otro fenómeno fundamental es el crecimiento del capital. Después de la división del trabajo y de la invención de la
moneda, no existe otro hecho económico más importante que la acumulación de capital. Cuanto más poderoso sea el
capital de una nación, mejor podrá mantener obreros productivos, fábricas, instrumentos y máquinas, que multiplicarán la
productividad de los obreros y desarrollarán en su seno la división del trabajo.
22. El crecimiento del capital no es solamente el principal, sino que en ciertos pasajes aparece como el único medio de que
dispone una nación para aumentar su riqueza: “La industria de una nación no puede aumentar ,más que en la proporción
que su capital aumente”, y “su capital no puede aumentar más que en proporción de lo que gradualmente ahorre de su
renta”. Es bastante curioso que, después de haber señalado en un comienzo al trabajo como el gran agente de la riqueza,
aparezca luego subordinado al capital.
23. Sin embargo, lo importante es puntualizar de qué modo encuentra Adam Smith en la acumulación de capitales un
argumento más en favor de la espontaneidad de los fenómenos económicos. En efecto, si el capital se acumula no es
gracias a la previsión colectiva de la sociedad, sino gracias a la acción simultánea y concurrente de millares de individuos
que, empujados por el deseo elemental de mejorar su situación, son llevados espontáneamente a ahorrar y a emplear su
ahorro productivamente. En palabras de Smith: “El principio que nos impulsa hacia el ahorro es el deseo de mejorar
nuestra condición, deseo que, aunque generalmente es sereno, reposado y sin pasiones, nos acompaña desde el seno
mismo de nuestra madre, y ya no nos abandona hasta la tumba. Ahora bien; un aumento de fortuna es el medio por el cual
la mayor parte de los hombres se propone y desea mejorar su situación. Es el medio más ordinario y que primero se ofrece
a la imaginación, y el mejor medio de aumentar su fortuna es, para los hombres, ahorrar y acumular una parte de lo que
ganan”.
24. Ni las mismas locuras de los gobernantes más pródigos son capaces de anular los beneficios de la acumulación de
capital: “El esfuerzo uniforme, constante y sin interrupción de cada hombre para mejorar su situación es, con suma

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frecuencia, bastante poderoso para mantener el progreso natural de las cosas hacia lo mejor, a pesar de las extravagancias
de los gobiernos y de los más grandes errores de la administración. Al igual que el incógnito principio de la vida animal,
é1 restituye a menudo a la constitución orgánica su salud y su vigor, no solamente a pesar de la enfermedad, sino hasta el
despecho de las prescripciones absurdas de los médicos”.
25. En cuanto a la teoría del valor Smith comienza por distinguir entre las nociones de “valor de uso” y “valor de
cambio” (cosa que ya había hecho Aristóteles). Por “valor de uso” lo que hoy nosotros llamamos “valor subjetivo” o
“deseabilidad”. Smith no menciona al valor de uso más que para oponerlo radicalmente al valor de cambio, y luego no se
preocupa más de é1. Para la economía la noción importante es la de valor en cambio.
26. Al estudiar Smith el precio de las mercancías, se siente principalmente extrañado de su perpetua movilidad. El
“precio de mercado” está regulado por una circunstancia inestable que es “la relación entre la oferta y la demanda”, o
como también dice “no por la virtud de una medida exacta, sino por las subastas, pujas y regateos entre los cambistas”.
27. Sin embargo, le parece imposible que esas fluctuaciones perpetuas sean la expresión del verdadero valor en cambio de
las mercancías. Hay que descubrir, por lo tanto, bajo la movilidad de los precios del mercado, otro precio al que Smith da,
indiferentemente el nombre de precio “real” o “natural”.
28. La primera hipótesis que, Smith se detiene a analizar es que el precio natural está determinando por el trabajo, por la
cantidad de esfuerzo que ha costado producir la mercancía: “el precio rea de cada objeto, lo que cada cosa cuesta
realmente al que, pretende su adquisición, es el empeño y la ansiedad de adquirirla... El trabajo pues, es la medida real
del valor en cambio de todos los bienes”.
29. Sin embargo, apenas hecha esta tentativa para encontrarle al precio natural una base mis firme que el movedizo precio
de mercado inmediatamente Smith choca con dificultades.
30. En las sociedades civilizadas el trabajo solo no basta para la fabricación de los objetos: la tierra y el capital también
contribuyen. Las sociedades primitivas, dice Smith, son las únicas, en realidad, en las que la “cantidad de trabajo
empleada comunmente para adquirir o para producir un objeto, sea el único factor” que determine su precio natural. En
las sociedades actuales hay que tener en cuenta, además, el capital y la tierra.
31. Ahora Smith llamará “precio natural” a aquel que está determinado por el costo de producción. Y afirmará que una
mercancía cualquiera, vendiéndose a su costo de producción, “se vende, precisamente, por lo mismo que vale, o por lo que
le cuesta realmente a la persona que la lleva al mercado. “El “verdadero” valor de las cosas es pues el que corresponde a
su costo de producción. Y por costo hay que entender el precio que hay que pagar por el, salario del trabajo, el interés del
capital y el arrendamiento de la tierra que han contribuido conjuntamente en la producción.
32. Al dar esta explicación, Smith se ve envuelto en una contradicción ya que explica el precio de las mercancías por el
precio de los servicios que constituyen el costo de producción pero al mismo tiempo hará depender el precio de estos
últimos de los primeros lo que implica razonar en circulo (Por ejemplo Smith hará depender el tipo de salario del precio
de subsistencias).
33. Desde el momento en que, según Smith, el costo de producción es el regulador del precio natural, el análisis de dicho
costo de producción es de primordial importancia. Hay que estudiar las causas que determinan los salarios, el beneficio y
la renta. Sin embargo, este análisis es una de las partes que menos satisface en la Riqueza de las Naciones.
34. La teoría de Smith cobra importancia para demostrar la espontaneidad de la adaptación que se establece entre la
producción de mercancías v de la demanda.
35. Dice Smith: “Si la cantidad de mercancías llevadas al mercado excede a la demanda efectiva, dicha cantidad no podrá
ser vendida completamente a aquellos que se muestran dispuestos a pagar el valor integro de la renta, de los salarios y de
la ganancia que cuestan las referidas mercancías para poder ser conducidas hasta el lugar del mercado. Es preciso ceder
una parte de todo ello a quienes están dispuestos a pagar menos, y el bajo precio que estos ú1timos dan por los artículos en
cuestión deben reducir el precio de todo el conjunto. El precio del mercado descenderá por debajo del precio natural,
según que el exceso de mercancías haga aumentar más o menos la competencia de los vendedores, según se vean más o
menos necesitados de desprenderse de la mercancía”. Y sucederá todo lo contrario cuando la demanda excede a la oferta.
“Finalmente, si la cantidad puesta en el mercado basta exactamente para satisfacer la demanda efectiva y nada más que la
demanda, el precio coincide exactamente, o todo lo exactamente que se pueda apreciar, con el precio natural. Toda la
cantidad disponible puede ser vendida a dicho precio, y de ningún modo más caro. La competencia de los diferentes
vendedores obliga a todos ellos a aceptar el referido precio, pero nunca otro menor”. De este modo, “la cantidad de cada
mercancía llevada el mercado se ajusta, naturalmente, a la demanda efectiva”.
36. Hay, entonces, un mecanismo natural y espontáneo que adapta constantemente la producción de la mercancía a su
demanda. Para que el precio de mercado exceda durante mucho tiempo al precio natural es preciso que ocurra: (a)
que los capitales consigan mantener disimuladas sus grandes ganancias, (b) que gocen de determinados secretos de
fabricación, (c) que se trate de un monopolio natural, como el de los vinos de una calidad especial y notable o (d) que sea
un monopolio artificial. Pero estos casos son excepciones cuya rareza confirma la regla general de la adaptación
espontánea de la oferta y la demanda gracias a las oscilaciones de los precios del mercado girando alrededor del precio
natural.
37. Esta teoría de la autorregulación Smith la aplica a dos casos más; uno es el de la población y el otro el de la moneda.
38. Las clases populares son, por lo general las que tienen un mayor número de niños. Só1o cuando los salarios son bajos
es cuando desaparecen una gran cantidad por la pobreza y la miseria, mientras que cuando los salarios, son altos se las
puede conservar y hasta aumentar. “Vale la pena señalar - dice Smith - que esto sucede en cuanto es posible, en la medida
que lo reclama la demanda de trabajo. Si la demanda de trabajo aumenta constantemente la remuneración del jornalero ha
de estimular necesariamente el matrimonio, y en consecuencia, la multiplicación de los obreros, hasta el extremo de
permitirles hacer frente, por medio de una población cada vez más numerosa, a esa demanda constantemente creciente.

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“Si en un momento cualquiera el salario llega a ser inferior a lo que es necesario para subvenir a la demanda, la falta de
brazos volvería inmediatamente a elevarlos, y si se eleva por encima de dicho nivel, la excesiva multiplicación de brazos
reduciría rápidamente el salario al mínimo indispensable. El mercado sufriría en el primer caso tal plétora, y en el
segundo tal penuria de brazos, que el tipo de salario seria bien pronto vuelto a poner en su justo limite, correspondiente a
lo que exigen las circunstancias en que se encuentra la sociedad. Y así, de esta manera, sucede que la demanda de
hombres, igual que en el caso de todas las otras mercancías, regula necesariamente la producción de los hombres,
apresurándola cuando es demasiado lenta y deteniéndola cuando va demasiado aprisa”.
39. La segunda aplicación de la autorregulación es, como dijimos el caso de la moneda. La verdadera riqueza de un país,
nos dice Smith, consiste no en la moneda, sino en las “tierras, casas, y todas las diferentes especies de objetos que son
capaces de consumo”. La moneda sirve únicamente para hacer circular la riqueza. Toda política que directa o
indirectamente se proponga aumentar la cantidad de moneda, es absurda.
40. Ahora bien, la oferta de una mercancía se adapta espontáneamente a su demanda ¿por qué habría uno de poner más
interés y cuidado en el caso de la moneda? Si la masa de los bienes disminuye, el cambio se resiente y disminuye, y una
parte de la moneda llega a ser inútil y la veremos ser exportada para adquirir en el extranjero objetos de consumo o
instrumentos de trabajo. Y, a la inversa, la prosperidad creciente de un país atrae necesariamente hacia é1 los metales pre-
ciosos, porque al multiplicarse los cambios hace falta mayor cantidad de numerario. Estas exportaciones e importaciones
de dinero se llevarán a cabo debido a las alzas y bajas del poder adquisitivo del dinero.
41. Lo mismo se aplica a esa moneda especial que es el billete de banco. Si los bancos emiten más billetes de los que
reclama el extranjero y pronto los billetes serán devueltos a los bancos para ser cambiados por oro (única moneda
internacional).
42. Para Smith, el orden espontáneo es un hecho. No hay que crearlo: existe desde hoy. Está cohibido por “cien
impertinentes obstrucciones” debidas a la locura de las leyes humanas”, pero al fin y a la postre acaba por triunfar sobre
todas ellas. Bajo la constitución artificial de la sociedad, hay desde hoy una constitución que la domina.
43. Respecto del proteccionismo Smith saca el argumento del absurdo que resulta para un país fabricar, con grandes
gastos dentro de si, los mismos objetos que le puede suministrar el extranjero a precios mucho mas baratos.
44. El proteccionismo nos impide sacar partido de la aplicación del principio de la división del trabajo a la comunidad
internacional.
45. Uno de los errores o inconsistencia de Smith fue haber analizado los beneficios del comercio internacional desde el
punto de vista del consumidor, se coloca casi siempre desde el punto de vista del productor para exponer las ventajas del
comercio internacional.

DAVID RICARDO: (1772 - 1823)

1. Ricardo se ha dedicado principalmente a la distribución de la riqueza. Sus predecesores se habían ocupado solamente
de la producción. “Determinar las leyes que regulan dicha distribución: he aquí el problema principal de la economía
política”.
2. Respecto de la renta de la tierra Ricardo empieza por romper todos los lazos de unión con las doctrines de los
fisiócratas y de Adam Smith. Rechaza desdeñosamente cualquier cooperación de la naturaleza en la producción.
3. Según Ricardo la prueba de que la fertilidad de la tierra no puede ser jamás, al menos por si sola, la causa de la renta,
la tenemos en que en un país nuevo, si hay una cantidad de tierra superior a las necesidades de la población, aún cuando
fuera maravillosamente fértil, no produciría ninguna renta “quien pensaría en comprar el derecho a cultivar un terreno
cuando tantas tierras permanecen sin dueños y están por consiguiente, a la libre disposición de quien quiera cultivarlas”.
4. La renta aparece unicamente cuando “el progreso de la población obliga a roturar y trabajar terrenos de calidad inferior
o no tan bien situados”. La renta nace de una necesidad realmente fastidiosa: la escasez de las tierras buenas y la
obligación de recurrir a tierras relativamente pobres.
5. Si bien la escasez de las tierras utilizables es la condición para la aparición de la renta, no es, en cambio, de ningún
modo su causa; la causa está en el alza del precio de los productos agrícolas, la cual está a su vez determinada por el
aumento de trabajo que implica la explotación de los terrenos menos fértiles.
6. Ricardo se pregunta si no hay algún modo de escaparse de la necesidad de cultivar los terrenos de menor calidad, por
ejemplo, mediante un cultivo intensivo de las tierras que ya están siendo utilizadas.
7. En primer lugar Ricardo cree que inevitablemente se tropieza con el limite del progreso de la ciencia agrícola.
19. Pero aún antes de alcanzar este límite el cultivador se detiene porque la práctica le ha enseñado que el aumento de
trabajo y de inversiones en una misma tierra excede el aumento de ingreso que podría generar. Esto es lo que se conoce
como ley de rendimientos decrecientes.
20. Ricardo también pensó en la alternativa de ir a buscar en lugares lejanos tierras equivalentes a las de los campos de
primera categoría sin embargo, no hay que perder de vista el trabajo de transporte que habrá que sumarse al trabajo de
producción que nos puede llevar al mismo costo de producir en tierras cercanas pero menos fértiles.
21. En cuanto a su teoría del valor, comienza manifestando su acuerdo con la distinción de Adam Smith entre valor de uso
y valor de cambio. Desde el mismo comienzo sostiene que “Si un bien no fuera, de ningún modo, ultil - en otras palabras
-, si no puede contribuir de ninguna manera a nuestras satisfacciones, no tendría ningún valor en cambio, por escaso que
pudiera ser, o sea cual fuere la cantidad de trabajo necesario para obtenerlo”.
22. Ahora bien: “Si las mercancías poseen utilidad su valor en cambio lo derivan de dos fuentes: de la escasez y de la
cantidad de trabajo requerida para obtenerlos”. Esto no quiere decir que las mercancías deriven su valor de estas dos
fuentes, sino que hay dos clases de mercancías: (a) aquellas que el trabajo no puede aumentar su cantidad (p.ej. obras de

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algún artista muerto) y (b) aquellas cuya cantidad puede aumentar a través del trabajo. La primera clase dice Ricardo
“forman una muy pequeña parte de la masa de mercancías que se intercambian diariamente en el mercado”.
23. La posición de Ricardo sobre la teoría del valor fue cambiando en las sucesivas ediciones de sus Principles of
Economics. En la primera edición de 1817 es partidario de una teoría del valor trabajo pura, pero se ve obligado a admitir
que cuando en la producción se emplea capital fijo de desigual valor y duración algunas veces puede afectar el valor de las
mercancías.
24. En la segunda y tercera edición, sin embargo, su posición va cambiando e incorpora al capital fijo como un
componente del valor. De esta manera, Ricardo, igual que Adam Smith, termina sosteniendo una teoría del valor en
cambio basada en el costo producción.
La diferencia es que mientras que para Adam Smith el costo tiene tres componentes (trabajo, capital y tierra) para Ricardo
sólo hay dos (trabajo y capital).
25. Para Ricardo el obrero se ve encerrado entre dos fuerzas antagónicas: por un lado el crecimiento de la población que
reduce el precio de la mano de obra y por otro la necesidad de recurrir a terrenos cada vez menos fértiles que produce un
encarecimiento de los alimentos. El obrero se ve aplastado entre la baja del salario y el aumento de los precios.
26. Así, Ricardo concluye que: “El precio natural del trabajo es el que suministra a los obreros, en general, los medios de
subsistir y de perpetuar su especie sin aumentos ni disminuciones. Esto quiere decir que si en la familia obrera hay más
hijos de los que son necesarios para reconstituir el número de sus padres, entonces, el salario descenderá por debajo de su
precio natural hasta que se restablezca nuevamente el equilibrio por el crecimiento de la mortalidad.
27. Lo anterior significa que el salario natural es el de subsistencia y que si el precio de los alimentos sube (debido a la
incorporación de tierras de menor calidad) el salario nominal deberá subir en la misma proporción. De donde resulta que
el salario real, o sea el calculado en especie, permanecerá estacionario.
28. Sin embargo, si la población obrera llega a exceder a las necesidades de la industria, no habrá nada que se oponga a
que el salario descienda aún por debajo del minimum de vida, puesto que entonces ya no es “indispensable” que vivan
todos.
29. Para Ricardo existe un conflicto entre el asalariado y el capitalista. El terrateniente, una vez fijado el precio del trigo
por el coste de producción se queda con todo lo que exceda ese nivel y deja que el capitalista y el trabajador luchen por la
proporción que les queda lo que lleva a Ricardo a concluir que: “La parte de una de las partes no podrá, entonces,
aumentar sino en la misma medida en que disminuye la parte del otro: el salario no aumenta mas que a expensas del
beneficio, y viceversa”. Esta es una terrible conclusión que a partir de entonces fue utilizada por toda la historia del mo-
vimiento obrero.
30. Esta conclusión, además, es obvia a todas luces. Cuando hay que repartir una torta entre dos personas es evidente que
si una recibe más la otra recibirá menos.
31. Ahora bien, una vez admitido que la parte proporcional de cada uno de los factores no puede aumentar al menos que
disminuya la del otro queda por ver cuál de las dos partes se lleva la mejor parte. Según Ricardo: “Los beneficios tienden
naturalmente a la baja, porque en el progreso de la sociedad y de la riqueza, el aumento de subsistencias necesarias exige
un trabajo siempre creciente”. Hay que recordar que este aumento del salario es meramente nominal ya que no le permite
comprar más pan. Inclusive tiene que llegar un momento en que el salario necesario absorbe todo el beneficio. Cuando
esto suceda, empezará una nueva era en la historia pues al desaparecer el beneficio desaparece con é1 todo incentivo para
acumular capitales y se habrá entrado en un estado estacionario.
32. La teoría de la distribución de Ricardo se la podría representar por un diagrama de tres líneas. Una línea ascendente
que representaría a la renta de la tierra. Una línea horizontal que representaría al salario del trabajador, y una línea
descendente que representaría al beneficio del capital.
33. En lo que al comercio internacional respecta, Ricardo es un resuelto y decidido librecambista. Mucho más resuelto y
decidido que Adam Smith y los fisiócratas. Ricardo consideraba a la libre importación de trigo como el verdadero y único
medio contra el alza fatal de su precio, retardando al mismo tiempo la baja de los beneficios del capitalismo.
34. Ricardo logró un avance sobre el pensamiento de A. Smith en el tema del comercio internacional. Smith había
sostenido que a cada país le convenía especializarse en lo que era más eficiente. Ricardo demostró que el libre comercio
internacional convenía aún cuando uno de los países fuera más eficiente en la producción de todos los bienes. La única
condición era que el país eficiente debía ser relativamente más eficiente en uno o algunos de los bienes.
35. En materia monetaria, Ricardo había sido testigo del gran pánico que se produjo el 24 de febrero de 1797 que redujo
las existencias de oro en la caja del Banco de Inglaterra de 200 a 32 millones lo que dio lugar a un decreto de curso
forzoso. También fue testigo de que ese curso forzoso que se impuso como medida transitoria se prolongaba hasta 1821;
observó que el billete del Banco sufría una depreciación que oscilaba en termino medio alrededor del 10% pero que en
algún momento llegó al 30%. También fue observador de cómo los terratenientes exigían el pago de su renta en oro o
reclamaban un aumento de precio en término de billetes equivalentes a su depreciación.
36. Ricardo investigó las causas de esta depreciación y demostró que la única causa de ella era la emisión de dichos
billetes. Si bien esto ya había sido dicho par otros (Hume y Smith entre otros), Ricardo tuvo que pasar muchos trabajos y
fatigas tanto para hacerla admitir coma para refutar las explicaciones que se le oponían. Tuvo que demostrar que era la
depreciación del billete la que producía la huida del oro y no al contrario coma se creía, que era la fuga del oro la causa de
todo mal y que por lo tanto había que prohibir su exportación.
37. “El remedio que yo propongo - dice Ricardo - sería que el Banco redujera gradualmente la cantidad de billetes hasta el
momento en que hubiera restituido un valor igual al oro en efectivo que representan”.
38. Sin embargo Ricardo no estaba a favor de una moneda metálica sino de un papel moneda “eficientemente” controlado.
Si la moneda metálica fuera la única, decía, podría ocurrir que “su cantidad no aumentara en la proporción que exigiera el
aumento de la población y que, por consiguiente, se encarecería, provocando una baja en los precios. Una prudente

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emisión de billetes, que se puede regular tomando como base el número de las necesidades previene y evita semejante
peligro”.
39. El objetivo final debe ser sustituir el metálico por papel moneda, teniendo unicamente cuidado de no emitirlo en
cantidad tan excesiva que haya superabundancia.
40. Penetra tanto a favor de la superioridad del papel moneda, que desea que el Banco de Inglaterra no vuelva más a los
pagos en metálico.
41. El sistema de Ricardo es muy curioso ya que nadie hubiera esperado ver a uno de los grandes maestros del liberalismo
preconizando una especie de régimen de curso forzoso y que no pueda funcionar más que con el monopolio de un Banco
del estado.

JEAN BAPTISTE SAY: (1767 - 1832)

1. Hoy todavía, y por más que The Wealth of Nations ya no sea, un verdadero tratado científico de economía, algunas de
sus ideas fundamentales permanecen incontrovertibles: (a) la teoría de la moneda, (b) la importancia de la división del
trabajo, (c) el papel fundamental que ejercen los fenómenos económicos espontáneos, (d) la acción constante del interés
personal en la vida económica, (e) la libertad como base de una política económica racional.
2. La obra de Smith se difundía con gran éxito por toda Europa. En Francia, Smith ya era conocido por su Theory of
Moral Sentiments.
3. Sin embargo aunque la unidad interna del libro es completa, no es, en cambio, sistemática. Cuestiones como la de la de
la moneda se hallan dispersos a través de todo el libro y discutidas en más de diez lugares distintos. Say, al llamar al libro
“un vasto caos de ideas justas, en turbio revoltijo con positivos conocimientos” expresaba en resumen el parecer de todos
los lectores. Smith necesitaba de un intérprete. Y fue Jean Baptiste Say quien hecho sobre sus hombros esta carga.
4. Jean Baptiste Say tenía en 1789 veintitrés años, y era secretario de Clavieres, futuro ministro de hacienda en 1792,
entonces administrador de una compañía de seguros. Aquí Say encontró un ejemplar del libro de Smith. Say leyó algunas
páginas e inmediatamente se hizo traer una copia.
5. “Cuando se lee este libro - dice Say -, “uno se da cuenta que antes de Smith no había Economía política”
6. En 1803 aparecía su Traite de Economie Politique. El libro tuvo un rápido éxito pero su segunda edición fue prohibida.
Recién en 1814 pudo aparecer la segunda edición. A partir de entonces las ediciones se van sucediendo en 1817, 1819 y
1826. La autoridad de Say aumenta sin cesar. El pensamiento de Smith aparece aclarado y 1ógicamente ordenado.
7. Sin embargo, Say no es sólo un divulgador de las ideas de Smith, sino que las desarrolla siendo sus principales aportes
los siguientes:
8. En primer lugar Say acaba de decidir la derrota de las ideas fisiócratas, llegando hasta el punto de incluir a la
producción de servicios, cosa que Smith rechazaba, dentro del conjunto de la producción de bienes. Además, Say
encuentra un argumento decisivo contra la fisiocracia: y es que la “producción no es crear objetos materiales. Producir no
es más que crear utilidades, aumentar la capacidad que tienen las cosas de responder a nuestras necesidades y de
satisfacer nuestros deseos. Son, pues, productivos todos los trabajos que concurren a este resultado, la industria y el
comercio tanto como la agricultura.
9. Para los fisiócratas el orden natural es un orden a realizar. Para Smith es un orden que desde este mismo momento se
realiza. Para Say, Smith estaba concediendo demasiado a las necesidades de la práctica: La Economía Política es única y
exclusivamente la ciencia de la constitución económica espontánea o como é1 dice: “las leyes que rigen las riquezas”. A la
Economía Política hay que separarla de la Política y distinguirla también de la Estadística que no es más que una sencilla
descripción de los hechos particulares y no una ciencia que coordine principios. El papel que debe desempeñar el
economista no es el de aconsejar, sino, el de observar, el de analizar, el de describir. En este punto Say rompe una larga
tradición que había hecho de la Economía Política ante todo, un ciencia práctica, una guía para el hombre de Estado.
10. Lo mismo que las leyes de la Física: “Sus principios no son, de ningún modo, la obra de los hombres... se derivan de la
naturaleza de las cosas; no se los establece: se los encuentra; ellos gobiernan a los legisladores y a los príncipes y jamás se
los viola impunemente”.
11. Igual que para la Física, importa menos acumular los hechos particulares que formular un reducido número de
principios generales, de donde inmediatamente, y según las diversas circunstancias, se va deduciendo una cadena, más o
menos larga, de consecuencias.
12. Cuando Say visita Inglaterra, poco antes de 1789, la encuentra ya en pleno desarrollo del maquinismo Por aquella
época, gran industria se encuentra todavía en Francia en sus primeros pasos, bajo el Imperio prospera rápidamente, y a
partir de 1815 su expansión es verdaderamente enorme. Say no pudo sustraerse de esta influencia que lo rodeaba.
Mientras que para Adam Smith es aún la agricultura la preocupación dominante, en Say es la industria.
13. Esta cuestión de las máquinas, tan sólo ligeramente esbozada por Adam Smith en un brevísimo párrafo, toma en el
libro de Say un lugar cada vez más importante en el transcurso de las sucesivas ediciones.
14. En la primera edición Say concedía que el gobierno pudiera “restringir en sus comienzos el empleo de una nueva
maquina en ciertas y determinadas regiones” para atenuar inconvenientes pasajeros. Pero a partir de la quinta edición
cambia de parecer, y entonces advierte que una intervención semejante sería tanto como “violar la propiedad del inventor”
y únicamente admite los trabajos de utilidad pública como medio de dar ocupación a los obreros desocupados por causa de
la máquina.
15. Debido a esta circunstancia Say le da preponderancia a un personaje que Smith había descuidado de definir:
empresario o contratista.

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16. Lo que ejerce la influencia más notable sobre la distribución de la riqueza es la capacidad de los empresarios de la
industrial. En un mismo género de industria, un empresario que tenga claro juicio, actividad, orden y conocimientos, hace
una fortuna, mientras que otro que no tenga estas condiciones se arruina.
17. El hombre, el capital y las tierras suministran lo que Say llama servicios productivos. Estos servicios se cambian en el
mercado por un salario, un interés o un arrendamiento.
18. Su demanda se hace por los empresarios, y ellos mismos los combinan, buscando siempre el modo de dar satisfacción
a las demandas. “Los empresarios de la industria no son, por decirlo así, más que unos intermediarios, que reclaman los
servicios productivos necesarios para tal producto especial en proporción a la demanda que de dicho producto hay”.
19. Por otro lado, los agentes de la producción se ofrecen en mayor o menor escala, según causa y motivos harto diversos.
20. De esta manera, la ley de la oferta y la demanda es la que regula el precio de los servicios.
21. Gracias al empresario, el valor de los productos queda repartido entre “los diversos servicios productivos”.
22. Esta teoría tiene la gran ventaja de haber brindado un esquema preciso y claro de la distribución de la riqueza que
faltaba a Smith. Esto ocurre precisamente en los mismos momentos en que Ricardo buscaba el medio de llenar esta
laguna.
23. Al seguir este enfoque Say evitó que la economía política francesa se extraviara como lo hizo la inglesa.
24. Durante mucho tiempo se ha considerado que uno de los hallazgos de primer orden de Say fue su Teoría de los
mercados, “Los productos se compran con productos".
25. Según Say la oferta total de los productos y la demanda total de los productos son necesariamente iguales. Una asfixia
general seria un absurdo. Lo que si es posible, únicamente es una mala dirección de los medios de producción y, por
consiguiente, una superabundancia de tal o cual producto, o en otros términos, una asfixia parcial.
26. Lo que le importaba a Say era desvanecer “los vanos terrores” de aquellos que temían que todas esas riquezas no
puedan ser consumidas. Malthus por ejemplo deseaba mantener a los ricos ociosos como válvula de escape de la
superproducción; Sismondi suplicaba que se retardase el progrese de los industriales y que se detuvieran las invenciones.
27. Según Say el inconveniente procede “no de que se produzca demasiado, sino de no producir lo que precisamente es
necesario”.

JOHN STUART MILL: (1806 - 1873)

1.Era hijo de James Mill que a su vez era discípulo y amigo de Jeremy Bentham.
2. Comenzó a estudiar griego a los tres años y latín a los ocho. A los 15 ya estaba ampliamente instruido en una extensa
gama de materias, que incluían economía, historia, filosofía e incluso algunas ramas de las ciencias naturales. A esta edad
leyó por primera vez a Bentham.
3. En 1823 entró al servicio de la East India Company donde permaneció hasta su retiro en 1858.
4. Durante algunos años J. S. Mill estuvo de acuerdo con el pensamiento de Bentham. Pero en l826 llegó a convencerse
de que había graves fallas en el mismo.
5. Comenzó entonces a recibir nuevas influencias entre las que se encuentran las ideas de Wordsworth, Coleridge, Carlyle,
los saintsimonianos y Comte.
6. Entre 1830 y 1840, Mill publicó varios artículos que implicaban manifiestos cambios de punto de vista.
7. Alabó la contribución de Bentham a la filosofía del derecho, su propuesta de la reforma de las instituciones jurídicas.
Pero rechazó la concepción del hombre que no ofrece un lugar para la consecución de la perfección espiritual como un fin
en sí mismo.
8. Por otra parte pensaba que la teoría política de Bentham ignoraba los peligros que pueden surgir de la despótica
opinión pública y la importancia de establecer un sistema de frenos a la voluntad de la mayoría.
9. Entre tanto, Mill había conocido a Harriet Taylor, la esposa de un hombre de negocios de Londres. Se casaron en 1851,
dos años después de la muerte del Sr. Taylor.
10. La primera gran obra de Mill fue A System of Logic, publicada en 1843 y en 1853 apareció su Principle of Political
Economy. Estos dos libros asentaron firmemente la fama de Mill. Las posteriores ediciones de los Pinciples mostraron una
mayor simpatía hacia el socialismo y las exigencias de la clase trabajadora.
11. Su libro On liberty (1859), apareció un año después de la muerte de su esposa.
12. Su principal obra sobre Instituciones políticas fue Considerations on Representative Government que apareció en
1861. En el mismo año escribió una serie de ensayos para el Fraser’s Magazine sobre filosofía moral que en 1861
aparecieron publicadas en forma de libro, bajo el nombre de Utilitarism.
13. Posteriormente publicó Auguste Comte and positivism en 1865 y The Subjection of women en 1869.
14. Murió en Avignon, donde vivía su hija Helen, en 1873 quien pocos meses después publicó su Autobiography, El
pensamiento de Mill.
15. Los treinta años que transcurrieron entre la publicación de los Principles de Ricardo y los de J. S. Mill están
ocupados por economistas de segunda fila, que no se dedicaron tanto a descubrir principios nuevos, sino a consolidar los
ya recibidos. Esto no equivale a decir que no haya habido economistas de talento.
16. Con Mill la Economía Política clásica va a alcanzar en cierto modo su perfección y al mismo tiempo será también con
Mill con quien comenzará a derrumbarse.
17. Se ha dicho que Mill no fue más que un vulgarizador de talento pero esto es rebajarlo demasiado. Si bien no puede
citarse como suya ninguna gran ley, al menos abrió nuevas perspectivas. Sus Principles sirvió por más de medio siglo
como libro de texto en la mayor parte de las universidades de lengua inglesa.

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18. La existencia de leyes naturales fue siempre la afirmación característica de la escuela clásica. Estas leyes las podemos
agrupar en siete categorías:
1ra. Ley del interés personal: conocida también con el nombre de principio hedonista o individualista y sostiene que
cada individuo busca el bien (en el caso de la economía es la riqueza) y huye del mal (en economía es el esfuerzo). Mill
fue uno de los que más protesto contra la confusión de creer que el individualismo es igual a egoísmo o desinterés por el
prójimo. Decir que hay que buscar el propio bien no implica que hay que buscar el mal del prójimo. El individualismo no
excluye la simpatía.
2da. Ley de la libre competencia: una vez admitido que cada individuo es el mejor juez de sus intereses, entonces, lo
más indicado es dejar a cada uno el cuidado de encontrar su verdadero camino. El individualismo, implica la libertad. La
libre competencia es la ley natural soberana, la que basta para todo, la que hace bajar los precios, la que estimula el
progreso, la que asegura la justicia y tiende hacia la igualdad. El Diccionario de Economía Política de 1852, (que puede
considerarse como el Código de la Economía Política Clásica) dice “la competencia es para el mundo industrial lo que el
sol es para el. mundo físico”.
3ra. Ley de la población: la población crece más rápido que la producción de alimentos, o el salario tiende al nivel de
subsistencia. De todos los economistas, Mill es el que más impregnado está de ella llegando, inclusive mucho más lejos
que Malthus ya que se preocupa por el respeto de los derechos y de la libertad de la mujer, la cual no es jamás consultada
cuando se trata de imponerle la maternidad. Para Mill una familia numerosa le parece un vicio tan vergonzoso como la
embriaguez.
Para conjurar esta terrible ley de la población llega incluso a sacrificar la libertad. Pide que por ley se prohiba for-
malmente el matrimonio de los indigentes. Este pedido lo formula en su libro On Liberty.
4ta. Ley de oferta y demanda: el precio varía en razón directa con la demanda e inversa con la oferta. Fue en este punto
donde Mill realizó uno de sus mayores aportes. En efecto ya que con anterioridad los economistas razonaban, sin darse
cuenta , en un círculo vicioso al afirmar al mismo tiempo que cambios en la demanda y en la oferta afectan al precio, que
cambios en el precio afectan oferta y demanda. Mill la rectifica diciendo que el precio se fija a un nivel tal que las
cantidades de la oferta y la demanda se hacen iguales y las variaciones del precio tienen precisamente como efecto llevar
a la igualdad entre una cosa y otra. La ley de la oferta y la demanda no explicaba, sin embargo, más que las variaciones,
del precio pero no el precio mismo. La causa ú1tima de éste era el costo de producción. “En un régimen de libre
competencia, las oscilaciones del precio tienden siempre hacia el costo, del mismo modo que “el Océano, que tiende en
todas partes a conservar constante su nivel, pero jamás lo logra con exactitud”. De este modo aparecía un precio temporal
o inestable, regulado por la ley de la oferta y la demanda, y un precio permanente o natural o normal, determinado por el
costo de producción. Mill estaba tan satisfecho con esta ley que llegó a escribir: “Felizmente ya no falta nada por poner en
claro en las leyes del precio, ni en la actualidad ni más adelante; la teoría está completa”.
5ta. Ley del salario: Las mismas leyes regían también al precio de la mano de obra. Aquí también había dos salarios: (1)
el salario corriente que venia determinado por la oferta y la demanda. Los salarios suben cuando los capitalistas corren
detrás de un mismo capitalista. La demando de mano de obra estaba determinada por la cantidad de capital existente para
mantener a los obreros. Esta cantidad recibió el nombre de fondo de salarios. (2) El salario natural que venía determinado
por el costo de producción de la mano de obra, o sea, el costo de vida del trabajador. El salario corriente tendría siempre
que igualarse con el natural. El trabajador estaba entregado a una ley fatal, tan pasivamente como podía estarlo un fardo
de algodón.
Ninguna intervención legal podía cambiar semejante estado de cosas. Lo único que podía cambiar la situación era un
aumento en los fondos de salarios o una disminución en la población obrera. Decía Mill: “Todo plan de mejoramiento que
no se halle fundado sobre este principio es una decepción”.
El mismo Mill se asustó de estas consecuencias, y lo que lo espantó más que nada fue señalar la impotencia de los sindi-
catos para modificar la situación. Dos economistas, Longe y Thornton, pusieron en tela de juicio la exactitud de la ley de
fondo de salarios. Las objeciones de estos economistas lo convencieron a Mill quien se retractó causando gran escándalo
entre los economistas de 1a escuela clásica.
6ta. Ley de la renta: la ley de la competencia lleva el precio de los productos al nivel del costo de producción. Pero qué
ocurre si para una misma mercancía hay costos de producción diferentes. En este caso, que además es el general, el precio
natural está determinado por el precio más alto quedando un margen de ganancia para todos aquellos productos similares
cuya producción haya sido menos costosa. Esto es lo que Ricardo había comprobado para los productores agrícolas y que
Mill extendió a todos los productos manufacturados.
7ma. Ley del comercio internacional: para los economistas de la escuela clásica el comercio entre países le permitía a
ambos economizar recursos y aumentar consecuentemente la producción. Sin embargo, hasta Mill, había quedado sin
determinar el precio de las mercancías con posterioridad a la apertura de la economía. Mill da éste paso, para ello
abandona la teoría del costo de producción y dice que el precio del producto importado se mide por la cantidad del
producto exportado que habrá que dar en su cambio. La ley de los precios internacionales ya no es la ley de los costos de
producción comparados, sino la ley de la oferta y la demanda.
Sin embargo, esta teoría de Mill parecía debilitar la fuerza de argumentación en favor del libre comercio internacional. En
efecto, si la oferta y la demanda son las que determinan el comercio internacional no es posible que un país, mediante una
política hábil, pueda hacerlas intervenir en su favor. Además Mill hace una concesión importante a los proteccionistas,
porque argumenta que los derechos de importación no siempre son pagados por el consumidor, sino que en ciertos casos el
costo puede recaer sobre el extranjero. No obstante Mill defiende el libre comercio internacional diciendo: “Los derechos
sobre la importación, cuando tienen por finalidad fomentar alguna rama de la industria nacional son sencillamente
dañosos. Impiden una economización de trabajo y de capitales que, de haberse permitido que se realizara, estaría
repartida en una proporción cualquiera entre los países de donde importa y los países que compran sus productos”.

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EL SOCIALISMO DE J.S. MILL.

19. Mill que había contribuido poderosamente a consolidar y a coronar el cuerpo de doctrinas de la escuela clásica, fue el
que en ediciones sucesivas de su libro, y sobre todo en los escritos posteriores, abrió nuevos horizontes que iban a apartar
de la escuela clásica a muchos de aquellos que le habrían permanecido fieles, orientándolos hacia lo que podría llamar el
socialismo liberal.
20. El primer golpe que asesta a la doctrina clásica es minar su base, que es la fe en las leyes naturales, universales y
permanentes. Sin llegar al extremo de negarlas totalmente introduce una distinción: en el terreno de la distribución no
hay más que leyes hechas por los hombres mismos. Y es aquí donde se encuentra la puerta hacia las reformas sociales.
21. Para Mill si bien el legislador continúa siendo impotente para modificar las leyes de la producción, es, en cambio,
todopoderoso para modificar las de la distribución. Sin embargo, el propio Mill se pone en contradicción al dar sus
propuestas de reforma: asociación cooperativa de producción o propiedad rural ya que esto cae dentro del campo de la
producción donde se supone que existen leyes inmutables.
22. Mill propone un programa de política social sumamente vasto que é1 mismo formula en los siguientes términos: “unir
el máximo de libertad individual en la acción con la comunidad de posesión de las riquezas naturales del globo y una
participación igual de todas los individuos en los productos del trabajo que las produce”. El programa se puede resumir
en tres partes: (1) abolición del salario a través de la formación de asociaciones cooperativas de producción, (2)
socialización de la renta del suelo por el impuesto territorial y (3) atenuación de la desigualdad de las riquezas por la
limitación del derecho de herencia. Se debe observar que esta triple reforma no está en contradicción con el principio
individualista.
23. El salario era para Mill como un régimen destructor de la individualidad porque despojaba al hombre de toda
propiedad sobre e1 producto de su trabajo. Es por ello que hay que reemplazarlo por una asociación de los trabajadores
mismos en un plano de absoluta igualdad poseyendo en común el capital empleado en la empresa y no obedeciendo más
que a directores elegidos y revocables por ellos mismos.
24. La renta de la tierra era también para Mill un hecho anormal, no menos en contradicción con el individualismo
salario. La renta adjudicaba a ciertos hombres lo que no era el resultado de su trabajo individual. El verdadero
individualismo es el que da a cada uno el resultado de sus propios actos. El medio más cómodo y fácil de evitar ingreso
por renta era con el impuesto sobre la tierra. Un paso intermedio, hasta lograr la reforma fiscal, era para Mill la
multiplicación de la pequeña empresa rural.
25. Por último, el derecho a la herencia, que adjudica a ciertos individuos riquezas que no han sido producidas por ellos,
se 1e aparece también como muy contrario al principio individualista y a la ley de libre competencia ya que los
competidores no se encuentran en condiciones similares. En este punto, Mill ha sufrido la influencia de los
saintsimonianos y de su desdén por “el accidente del nacimiento".
26. Con la herencia de Mill tropieza con la grave dificultad de la libre disposición de los bienes durante la vida y hasta
después de la muerte inclusive. Mill pretende salir de este dilema respetando en el propietario el derecho de disponer, pero
limitando en el heredero el derecho de adquirir. Este último ya no podrá recibir en lo sucesivo más allá de un determinado
tipo de fortuna.

CARLOS MARX:

10. En la teoría económica de Marx podemos distinguir dos conceptos esenciales: (1) la teoría del sobretrahajo y de la
plusvalía y (2), la ley de expropiación automática (que también se la suele llamar ley de concentración).
11. Sismondi, Saint - Simon, Proudhon y Rodbertus ya habían señalado con anterioridad que la clase poseedora vive a
expensas de la clase proletaria. Pero la crítica de estos pensadores era mas social que económica, se dirigía principalmente
contra el régimen de propiedad y sus injusticias. Marx, en cambio, va a enfocar su análisis a través de la ciencia
económica y de las leyes del intercambio.
12. Marx comienza por establecer que el trabajo es, no solamente la medida y causa del valor, sino, además, la sustancia
del valor.
13. Para Marx la utilidad no puede explicar el valor de cambio ya que todo cambio implica alguna cosa en común entre las
mercancías intercambiadas. Este elemento en común no puede ser la utilidad puesto que, por el contrario, la utilidad es
diferente en cada mercancía. Lo único común para mercancías totalmente heterogéneas es la cantidad de trabajo que todas
contienen, unas más, otras menos. En palabras de Marx: “Consideradas como tales valores, todas las mercancías no son
más que trabajo humano cristalizado”, y valen más o menos, según que contengan mayor o menor cantidad de eso trabajo
social, medido según el término medio del número de horas que en su fabricación se han invertido.
14. Por ejemplo, si un asalariado trabaja diez horas por día, el valor de cambio de la mercancía que produzca será de diez
horas. En virtud del contrato el capitalista se reserva siempre la propiedad del producto del trabajo que se verá forzado a
vender a su verdadero valor, o sea diez horas.
15. A cambio el capitalista le da al obrero un salario. Pero el valor del salario está determinado por la cantidad de horas
necesarias para “producir” fuerza laboral. Una hora o una jornada de trabajo humano cuesta la cantidad de sustancias
necesarias para “sostener en estado de producción al trabajador durante una jornada o durante una hora. El dinero con que
se paga al trabajador no representa más que el costo de dicha subsistencia.

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16. Ahora bien, el valor de las subsistencias necesarias para el mantenimiento de la fuerza laboral nunca es igual al valor
de los productos de ese mismo trabajo. Por lo tanto, en condiciones normales, el trabajo deja siempre un excedente de
valor producido sobre el valor. La diferencia entre ambos queda en manos del capitalista. A este excedente es al que Marx
bautiza con el nombre de plusvalía
17. De lo anterior se deduce que el capitalista se guarda parte de las horas de trabajo del obrero, en otras palabras, el
obrero trabaja gratuitamente durante varias horas.
18. Ese exceso de horas trabajadas es lo que Marx llama sobretrabajo, este es un trabajo suplementario del que el obrero
no se beneficia en absoluto, es una sobrecarga que no sirve más que para enriquecer al capitalista.
19. Naturalmente, el interés del capitalista consiste en aumentar lo más posible la plusvalía. Esto lo puede lograr de dos
maneras: (1) alargando lo más posible la duración de la jornada de trabajo y (2) disminuyendo la cantidad de horas
destinadas a reproducir la subsistencia del obrero. Esta reducción se cumple espontáneamente por el sólo efecto de los
perfeccionamientos industriales que tienden a abaratar el costo de vida. Otro modo de lograr este segundo camino es
empleando mujeres y niños, que necesitan para su mantenimiento una cantidad mucho menor subsistencias que los
obreros adultos. Lo original de este enfoque de Marx es que explica de que modo el obrero se ve robado, aún percibiendo
todo lo que le corresponde.
20. El capitalista no ha robado al obrero, é1 ha pagado la mano de obra a su justo precio. “La cosa es clara. El problema
está resuelto en todos sus términos. La ley de los cambios ha sido rigurosamente observada: equivalente por equivalente”.
Dados el régimen capitalista, el mercado libre del trabajo y la ley del valor es imposible que las cosas sucedieran de otra
manera.
21. Indudablemente el capitalista es muy astuto porque al comprar “fuerza de trabajo” sabe de antemano que esta es el
único instrumento que posee la virtud misteriosa “de ser fuente de valores y de producir más valor que el mismo posee”.
“Esto es lo quo hace reír (al capitalista)” ya que “se trata de una contingencia particularmente afortunada para el
comprador que en nada lesiona los derechos del vendedor”.
22. Veamos ahora el papel que para Marx juega el capital al que divide dos categorías: (1) el que sirve para mantener a la
población obrera bajo la forma de salarios de subsistencia y que Marx llama capital variable y (2) el que sirve
simplemente para ayudar al trabajo, bajo la forma de instrumentos, máquinas, construcciones, etc, a éste Marx lo llama
capital constante. El primero es el que genera plusvalía, el segundo no, el capital constante lo único que reproduce es su
propio valor en la misma escala y medida en que se desgasta en el curso de las operaciones productivas.
23. El capital constante es, a su vez, el producto de un trabajo anterior y su valor está determinado por la cantidad de
horas de trabajo que ha costado.
24. De lo anterior se desprende que el capitalista pondrá todo su interés en emplear solamente capital variable (que es el
que produce plusvalía) y reducirá el capital constante al mínimo indispensable.
25. Esta conclusión a la que llegaba Marx se contradecía con los hechos ya que la tendencia era a emplear cada vez más
máquinas. El mismo Marx se ve obligado a reconocer esta contradicción: “Esta ley está en contradicción evidente con
toda experiencia fundada sobre las apariencias. Todo el mundo sabe que un hilador que emplea relativamente mucho
capital constante, y poco capital variable no obtiene por esto un beneficio o plusvalía menor que el panadero que emplea
relativamente mucho capital variable y poco capital constante.
26. Para salir de esta encrucijada Marx se ve obligado a abandonar el corazón de su teoría: que las mercancías se
intercambian de acuerdo a la cantidad de horas trabajadas para producirlas, y se ve obligado a distinguir entre “empresas
de composición inferior” que son las que utilizando una mayor cantidad relativa de capital variable ganan menos debido a
la competencia del mercado, y “empresas de composición superior” que son las que utilizando una mayor cantidad
relativa de capital constante ganan más debida a la competencia.
27. Otra gran tesis de Marx es que el régimen de empresa y propiedad privada va a dejar su puesto a un nuevo régimen
que habrá de ser el de la empresa colectiva y de la propiedad social.
28. Según Marx a partir del siglo XVI se abren nuevas vías de comunicación, nuevos mercados, grandes descubrimientos
marítimos, aparecen grandes Estados modernos, grandes bancos y grandes compañías de colonización. Todo esto llevó a
que el capital se acumulara en manos de algunos individuos que expropiaron a los pequeños propietarios artesanos.
Durante mucho tiempo el artesano vendía sus productos al público sin intermediarios, pero vino un día en que ya no
pudiendo vender sus productos, se tuvo que ver obligado a venderse, a si mismo.
29. Para crear la nueva propiedad que iba a apoyarse en el trabajo de otro hacía falta matar a la propiedad primitiva
fundada sobre el trabajo personal y reemplazarla por el proletariado moderno. La burguesía trabajó durante tres siglos en
esta tarea homicida. La proclamación de la libertad de trabajo y la declaración de los derechos del hombre no fueron más
que la proclamación de su victoria: e1 artesano había sido relegado en lo sucesivo a la masa del proletariado.
30. Pero la evolución no se ha detenido. El capitalismo trabaja para aumentar indefinidamente el número de asalariados:
“La burguesía produce, ante todo, sus propios sepultureros”. La clase capitalista acabará exactamente igual que como ha
comenzado: “los expropiadores serán expropiados”.
31. Marx no da ningún detalle en particular del modo en que se realiza esta expropiación, se limita, simplemente, a
demostrar que las mismas leyes que han determinado la creación y la evolución del régimen capitalista determinarán su
destrucción.
32. Esta autodestrucción estará provocada por los siguientes hechos: (a) Las crisis de superproducción arruinan al
régimen capitalista, y, sin embargo, están indisolublemente ligadas a é1. En efecto, el crecimiento continuo del capital
constante, en relación al variable, el tipo de plusvalía tiende a ir disminuyendo. Para luchar contra esta baja, los
capitalistas se ven obligados a aumentar la producción. Pero por otra parte, los obreros se encuentran en la imposibilidad
creciente de comprar con su salario los productos de su trabajo. Finalmente, la misma crisis produce el derrumbamiento
de una parte del capital constante y permite a la plusvalía tomar nuevo impulso hasta que se produzca una nueva crisis.

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(b) El desarrollo del pauperismo, que resulta a su vez de dichas crisis y del paro forzoso. La clase capitalista “se ha hecho
incapaz de reinar porque ya no puede asegurar a sus esclavos la subsistencia que les permitía soportar la esclavitud y se
tiene forzosamente que alimentarlos, en lugar de ser alimentados por ellos”. (c) La multiplicación de las sociedades por
acciones. Por ellas la propiedad individual se volatiliza en muchos pedacitos de papel. El beneficio aparece en toda su
desnudez, como dividiendo independientemente de todo trabajo personal, deducido y obtenido del trabajo de los obreros.
El día en que todas las empresas de un país revistan la forma de sociedades anónimas será mocho más fácil, o mejor
todavía, la forma de trust, que viene a ser como la más elevada expresión de la sociedad anónima, se encontrarán en el
momento de madurez preciso para la expropiación socialista, desde el momento que bastará solamente un sencillo
plumazo para hacer pasar a nombre de toda la nación todos los títulos que estaban escritos a nombre de los accionistas.
33. Generalmente se dice que el punto al que nos quiere llevar el marxismo es la abolición de la propiedad privada. Esto
parece quedar claro en el Manifiesto Comunista candor se dice: “En este sentido, los comunistas tienen, en efecto, el
derecho de resumir sus teorías en la fórmula siguiente: abolición de la propiedad privada”.
34. Pero el Manifiesto explica en qué sentido hay que interpretar semejante afirmación. Esa propiedad que se trata de
abolir no es el derecho del trabajador al producto de su propio trabajo, sino que es el derecho del patrono al producto del
trabajo del asalariado. Es esta ú1tima la que está destinada a desaparecer bajo el régimen colectivista. En cuanto a la
propiedad del hombre sobre el producto de su trabajo, ella no tiene nada que temer al colectivismo. Dice el Manifiesto
Comunista “Ese comunismo no quita a nadie el poder de apropiarse de los productos sociales; pero si quita el poder de
retener, apropiándoselo, el trabajo del otro”.
35. El medio de lograr este objetivo es realizando una socialización de los bienes de producción: tierra, suelo, subsuelo,
fabricas, capitales. Una vez hecho esto, el producto del trabajo será repartido a prorrata del trabajo de cada uno. De este
modo desaparece el sobre - trabajo y con é1 la plusvalía.

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