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Encuentro Bloguiviano 1 de
Septiembre 2007, Mar R.
La literatura puede ser ejercida impunemente por todas las personas. Todos podemos
escribir y definir lo que escribimos como algo literario. En sí, la lista del mercado, la tarjeta
de felicitación por el cumpleaños de tu tía, la tarea de bioquímica, todas huellas escritas,
descriptivas, pueden ser tomadas como ejercicios de literatura en proceso. Poseen los
elementos necesarios: situación, personaje, voz…
Antes, una de las cosas que definía o separaba la literatura de lo que no lo era (y aquí no
abordo aún los universos estrictamente literarios, me muevo todavía dentro de la definición
de que, si se puede leer, es literatura) eran los medios de difusión impresos, de mayor a
menor alcance, ya fuesen revistas, periódicos locales y nacionales, libros, colecciones, etc.
La distancia que separaba al posible lector de un ejercicio literario era inversamente
proporcional al tipo de difusión con el que éste contaba. Si bien una lista de mercado puede
ser material tan perfectamente literario como un cadáver exquisito, digamos, era bastante
improbable que tu lista particular llegase a una cantidad imprecisa de personas, puesto que,
seguramente, la lista era una sola, y nadie se pone a imprimir listas de mercado o cadáveres
exquisitos para luego repartirlos mediante globo aerostático por sobre toda la ciudad, por
ejemplo. Bueno, nadie que yo conozca.
Libros, revistas, periódicos, se basan en una serie de canales para alcanzar a su público:
puestos de venta, sistemas de transporte, estrategias de marketing. Procesos que en el
mundo del hipertexto se subvierten, y en el caso específico de los blogs, desaparecen. Ya
puedo publicar mi lista de mercado para que todos la lean, señores.
Punto a favor para los blogs: Aquello, cualquier ejercicio literario, desde novelas enteras
–como es el caso de Rodrigo Antezana, que en su blog Mi Meme publica por entregas su
novela de ciencia ficción Un sendero hacia el atardecer- hasta micro-cuentos, puede
acceder inmediatamente a la red, de manera gratuita, para todo aquel que busque descifrar
lo que en el blog está escrito. ¿Literatura instantánea? Sí, y no. Porque una vez que esta
diferencia está saldada, y todos los seres del mundo (contando con condiciones de vida y
conectividad básicas, se entiende) pueden tener un blog, y virtualmente, escribir todo lo que
se les ocurra, vuelve a surgir la eterna pregunta: ¿Qué es la literatura? ¿Cómo se define?
¿Por tradiciones? ¿Por cánones y rankings al peor estilo Harold Bloom? ¿Lo define la
Academia, se organiza por temáticas, acaso, universales? Evidentemente, ahora que todo lo
que se puede leer puede, además, ser posteado, re-enviado, compartido, por, virtualmente,
todos los usuarios del sistema, no sólo todo lo que se puede leer es literatura, sino que su
dinámica entra a aquella dimensión multicopiada y brutal que Andy Warhol supo definir
como lo Pop: ahora sí por fin, literatura al alcance de todos, enlatada, instantánea, ¿idéntica
a sí misma?
Aquí viene una segunda ventaja de los blogs: cada quien cocina la sopa instantánea
añadiéndole lo que tiene a mano, y unos más que otros, todos le añaden ingredientes de su
propia cosecha. La mismísima Marilyn Monroe, cuyas dotes eran muchas, pero pocas en el
ámbito de la cocina, sabía transformar la Tomato Campbell’s Soup en un delirio de
camarones y champagne que todos los de la cofradilla Warhol supieron apreciar con
fruición, en los años por venir.