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RESUMEN EJECUTIVO
13. Más aún, a pesar de que la Constitución de 1999 estableció que la legislación
referida al sistema judicial sería aprobada dentro del primer año luego de la instalación de la
Asamblea Nacional, transcurrida una década lo que continúa vigente es el Régimen de
Transición del Poder Público creado para permitir la vigencia inmediata de la Constitución. En
virtud de este régimen transicional se creó la Comisión de Funcionamiento y Reestructuración
del Sistema Judicial, que desde entonces ha ejercido facultades disciplinarias para remover a
los miembros del poder judicial. Dicha Comisión, además de ser un órgano excepcional, no
goza de las debidas garantías para asegurar la independencia de sus decisiones puesto que
también sus miembros pueden ser nombrados o removidos por la sola discreción de la Sala
Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia, sin que se hayan establecido previamente las
causales o el procedimiento para tales efectos.
18. La CIDH observa que en los últimos meses se incrementaron los procesos
administrativos sancionatorios contra los medios de comunicación críticos del gobierno. De
manera particular, preocupa a la Comisión que en varios de estos casos, las investigaciones y
procedimientos administrativos se iniciaron luego de que las más altas autoridades del Estado
llamaran a las entidades públicas a actuar contra Globovisión y otros medios independientes y
críticos del gobierno.
22. La Comisión también enfatiza que las figuras de desacato y vilipendio incluidas
en las reformas al Código Penal vigentes desde el 2005 resultan incompatibles con la
Convención Americana en tanto limitan las posibilidades de una discusión libre, abierta, plural
y desinhibida sobre todos los temas de relevancia pública. En su informe, la Comisión afirma
una vez más que la aplicación de figuras penales contra quienes divulgan expresiones críticas
frente a los funcionarios públicos constituye una aplicación de responsabilidades ulteriores por
el ejercicio de la libertad de expresión que son innecesarias en una sociedad democrática, y
desproporcionadas por sus efectos graves sobre el emisor y sobre el libre flujo de información
en la sociedad.
26. La Comisión mira con preocupación que la Ley Orgánica de Educación delegue
en futuras leyes la regulación e implementación de varios de sus preceptos, los mismos que
han sido redactados en dicha Ley con enorme amplitud, imprecisión y vaguedad. Asimismo, la
CIDH estima que la citada Ley otorga a los órganos estatales un gran margen de control
respecto de la implementación de los principios y valores que deben orientar la educación. De
tal forma, la Ley Orgánica de Educación permite que, a través de leyes posteriores o de su
implementación por parte de las autoridades respectivas, puedan establecerse restricciones a
varios de los derechos garantizados en la Convención, como el derecho a la educación, a la
libertad de expresión, a la libertad de conciencia de los educadores y educandos, entre otros.
Más aún, la Comisión nota con suma preocupación que, hasta que no sean emitidas las leyes
que regularán los preceptos contenidos en la Ley Orgánica de Educación, las disposiciones
transitorias otorgan a las autoridades potestades para clausurar instituciones educativas
privadas. Así también, la CIDH considera preocupante que la Ley faculte a las autoridades
educativas para inhabilitar para el ejercicio de cargos docentes o administrativos hasta por diez
años a los propietarios, directores o educadores que resulten responsables de tales hechos.
27. La Comisión también aborda en este informe los serios obstáculos que los
defensores de derechos humanos enfrentan en el ejercicio de su labor en Venezuela. La CIDH
observa que los defensores de derechos humanos en Venezuela son víctimas de agresiones,
amenazas, hostigamientos e incluso asesinatos. Información recibida por la Comisión hace
referencia a seis casos de violaciones al derecho a la vida de defensores entre 1997 y 2007.
También advierte con preocupación que los testigos y familiares de víctimas de violaciones de
derechos humanos son con frecuencia víctimas de amenazas, hostigamientos y actos de
intimidación en razón de sus actividades de denuncia, de organización de comités para
familiares de víctimas y de investigación de abusos por parte de las autoridades estatales.
Asimismo, la Comisión observa un recrudecimiento en los últimos años de las agresiones
contra los defensores que acuden al sistema interamericano de protección de derechos
humanos.
35. En relación con el uso excesivo de la fuerza estatal, la Comisión recibió con
preocupación las cifras producidas por la Defensoría del Pueblo de Venezuela. Durante 2008, la
Defensoría afirma haber recibido un total de 134 denuncias por privaciones arbitrarias de la
vida a consecuencia de presuntas actuaciones de funcionarios de distintos cuerpos de
seguridad del Estado. En sus observaciones al presente informe, el Estado afirmó que no
pretende negar que en Venezuela suceden ejecuciones extrajudiciales. La Defensoría también
registró un total de 2.197 denuncias vinculadas con vulneración de la integridad personal por
funcionarios de seguridad del Estado. Además señala haber recibido 87 denuncias por tortura,
y afirma que está dando seguimiento a 33 casos de presuntas desapariciones forzadas
ocurridas durante el 2008 y 34 ocurridas durante 2007.
37. A pesar de las dificultades de la Comisión para obtener cifras oficiales sobre la
situación de violencia en Venezuela y de la negativa del Estado a proporcionar estas cifras a la
Comisión, la información a la que ha tenido acceso la Comisión da cuenta que en el año 2008
ocurrieron un total de 13.780 homicidios en Venezuela, lo que equivale a un promedio de
1.148 homicidios por mes y 38 por día. Entre las víctimas de homicidio se encuentra una
cantidad alarmante de niños y adolescentes. Según cifras del Fondo de las Naciones Unidas
para la Infancia (UNICEF), en Venezuela los homicidios representan la principal causa de
muerte de los adolescentes varones de entre 15 y 19 años. Sólo en el año 2007 sufrieron una
muerte violenta 5.379 niños y adolescentes y un tercio de ese total fue víctima de homicidio.
En cuanto a los secuestros, distintas organizaciones coinciden en señalar que entre el 2005 y el
2007 se produjeron más de 200 secuestros por año en Venezuela, mientras que en el 2008
registraron más de 300 casos de secuestro.
39. De otra parte, según tomó conocimiento la CIDH, la lucha por el derecho a la
tierra y ser beneficiario del proceso de reforma agraria que adelanta el gobierno nacional, se
ha constituido en un riesgo para la vida e integridad física de los campesinos, especialmente
dirigentes agrarios. Organizaciones campesinas han denunciado la muerte de más de 200
personas en el marco de conflictos vinculados con la tierra desde la aprobación de la Ley de
Tierras y Desarrollo Agrario.
40. Los conflictos vinculados con la propiedad de la tierra también han cobrado
víctimas entre los pueblos indígenas, como consecuencia de la falta de demarcación de las
tierras ancestrales indígenas por parte del Estado. El retardo con respecto a la obligación del
Estado de demarcar las tierras ancestrales es tal que, según información recibida por la CIDH,
desde el año 2005 hasta finales del 2008 se habían otorgado únicamente 34 títulos de
propiedad, esto es, un 1,6% del total de comunidades habían sido beneficiadas del proceso de
demarcación de tierras en Venezuela. Como consecuencia, pueblos indígenas han sido víctimas
de un permanente hostigamiento por parte de de aquellos que buscan expulsarlos de las
tierras ancestrales que han venido recuperando, quienes en ocasiones actúan con apoyo de
fuerzas estatales.
43. No obstante, estas normas y políticas no han sido suficientes para evitar que al
interior de las cárceles venezolanas continúen ocurriendo hechos violentos que han cobrado la
vida de miles de personas en los últimos años, y causado heridas en otras miles. De acuerdo
con información recibida por la Comisión, desde 1999 hasta 2008 habrían fallecido 3.664
personas y 11.401 habrían resultado heridas en los centros de privación de libertad de
Venezuela. Sólo en noviembre de 2009 la Comisión solicitó a la Corte Interamericana medidas
provisionales en relación con dos casos de presuntas desapariciones forzadas de personas que
se encontraban privadas de su libertad, bajo la custodia del Estado. A pesar de la vigencia de
las medidas provisionales dictadas por la Cote, hasta la fecha del presente informe se
desconoce su paradero. También a solicitud de la CIDH la Corte Interamericana ha adoptado
medidas provisionales a favor de cuatro centros penitenciaros en Venezuela, solicitando al
Estado la aplicación de medidas para evitar daños irreparables a las personas privadas de
libertad en dichos centros luego de que ocurrieran hechos violentos en los cuales cientos de
personas perdieron la vida y otras cientos resultaron heridas. La Comisión nota con suma
preocupación que, pese a la vigencia de medidas provisionales ordenadas por la Corte
Interamericana respecto de varios centros penitenciarios en Venezuela, dichos centros siguen
presentando hechos de violencia con pérdida de vidas y lesiones a la integridad personal.
44. Además de las violaciones a los derechos a la vida e integridad personal de las
personas bajo custodia del Estado, la Comisión señala que entre los principales problemas que
afectan a más de 22.000 personas privadas de su libertad en Venezuela se encuentran el
retardo procesal, el hacinamiento, la ausencia de servicios básicos en las cárceles, la falta de
separación entre procesados y condenados y la presencia de armas en los centros de privación
de libertad. Asimismo, tomando en consideración que la prisión preventiva es la medida más
severa que se puede aplicar contra el imputado de un delito, la Comisión mira con
preocupación que más del 65% de las personas privadas de su libertad en Venezuela no
cuenten con una condena firme.
45. El presente informe también refiere que si bien Venezuela ha avanzado en
términos del reconocimiento jurídico de la igualdad de derechos entre hombres y mujeres, así
como también en el ámbito de la participación política de la mujer en los asuntos públicos, las
leyes y políticas adelantadas por el Estado no han sido efectivas al momento de garantizar los
derechos de las mujeres, particularmente su derecho a vivir libres de violencia. La Comisión
observa que todavía subsisten en el Código Penal normas que afectan el derecho a la igualdad
de las mujeres y que permiten que crímenes violentos cometidos en su contra permanezcan en
impunidad siempre y cuando el ofensor contraiga matrimonio con la víctima. Así también,
información recibida por la Comisión destaca que en Venezuela estarían ocurriendo alrededor
de 100 casos por día relativos a violencia de género. La CIDH también fue informada que en
casi el 70% de los casos las mujeres que luchan en contra de la impunidad se topan con
situaciones de hostigamientos y amenazas. La información oficial sobre esta problemática no
está disponible y las cifras enviadas por el Estado en el 2009 en respuesta a la solicitud de la
Comisión corresponden al año 2002.
48. La CIDH valora también que Venezuela ha sido uno de los países que más ha
avanzado en cumplir las metas del milenio. También ha alcanzado una importante reducción de
la brecha entre los grupos extremos de la distribución, al punto que este país registra
actualmente el coeficiente de Gini más bajo de América Latina, de acuerdo con la Comisión
Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL). Además, de acuerdo con el Programa de
las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), Venezuela pasó de integrar el grupo de países
con desarrollo humano medio en el 2008 a integrar el grupo de países con desarrollo humano
alto en el 2009. A juicio de la CIDH, la prioridad dada por el Estado a los derechos económicos,
sociales y culturales resulta fundamental para garantizar una vida digna a la población y
constituye una base importante para el mantenimiento de la estabilidad democrática.
51. Otra situación que afecta al libre ejercicio del derecho de asociación con fines
laborales es la creciente criminalización de las acciones sindicales a través de la iniciación de
procedimientos penales contra los defensores de derechos laborales. Esto se debe al uso de
normas que limitan la manifestación pacífica y el derecho de huelga asociados a reclamos de
índole laboral, en particular a través de la aplicación de disposiciones contenidas en el Código
Penal, en la Ley Orgánica de Seguridad de la Nación, y en la Ley Especial de Defensa Popular
contra el Acaparamiento, la Especulación y el Boicot. Información recibida por la Comisión da
cuenta que alrededor de 120 trabajadores se encuentran afectados por medidas de
presentación periódica en tribunales por haber ejercido su derecho a la protesta. Además, la
Comisión observa que el Estado de Venezuela ha aplicado la legislación que busca resguardar
las prestaciones mínimas de forma tan genérica que ha tenido por efecto la restricción del
derecho de cualquier huelga que perturbe un servicio público esencial. La Comisión reitera que
la huelga y el boicot son formas pacíficas de protesta laboral, por lo que penalizarlas con penas
de prisión o multas exorbitantes constituye una restricción a los derechos garantizados en la
Convención Americana.
52. Con miras a una mejor garantía de estos derechos, la Comisión exhorta una
vez más al Estado a completar la ratificación del Protocolo Adicional a la Convención Americana
sobre Derechos Humanos en Materia de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (Protocolo
de San Salvador), instrumento en el que los Estados partes se comprometen a adoptar las
medidas necesarias, hasta el máximo de los recursos disponibles y tomando en cuenta su
grado de desarrollo, a fin de lograr progresivamente, y de conformidad con la legislación
interna, la plena efectividad de los derechos económicos, sociales y culturales.
53. La Comisión resalta que los derechos humanos constituyen un todo indisoluble,
por lo que la realización de los derechos económicos, sociales y culturales en Venezuela no
justifica que se sacrifique la vigencia de otros derechos fundamentales. Considerando que el
ejercicio efectivo de la democracia requiere como presupuesto el ejercicio pleno de los
derechos y libertades fundamentales de los ciudadanos, la CIDH reitera al Estado su deber de
cumplir con las obligaciones internacionales de derechos humanos libremente asumidas bajo la
Convención Americana y demás instrumentos jurídicos aplicables.