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dicotomia hecho-valor y olros ensayos Si la filosoffa desempefia alguna tarea en el mundo es la de clarificar nuestro pensamiento y despejar las ideas que nos obnubilan la mente. En este libro, uno de los filésofos mas importantes de la actualidad se enfrenta a algo que ha hallado un lugar en exceso destacado en la cultura popular y el pensamiento filosdfico: la idea de que si bien las afirmaciones facticas pueden ser establecidas o refuta- das racionalmente, las afirmaciones sobre valores son. enteramente subjetivas, no susceptibles de argumentacién racional a favor o en contra. Pese a que en ocasiones sea importante y util distinguir entre afirmaciones facticas y juicios de valor, Hilary Putnam argumenta que la distincién se vuelve netamente perjudicial cuando se identifica con una dicotomfa entre lo objetivo y lo puramente «subjetivo>. Retrotrayendo el problema a Ja concepcién de Hume de una «cuestién de hecho», as{ como a la distincién kantiana entre juicios (la longevi- dad, la salud, el acceso a la educacién a varios niveles, la oportu- nidad de crear y disfrutar de obras de arte, etc.), ello implicaria que Sen nos est4 pidiendo de nuevo la tarea imposible de razonar acerca de lo que es meramente subjetivo, 0 cuanto menos total- mente relativo a una cultura. Mi tesis es que ahi subyace una vez mas una dicotomia indefendible y que, de hecho, la objetividad que Habermas atribuye a las normas presupone la objetividad de por lo menos algunos valores. 18 EL DESPLOME DE LA DICOTOMIA HECHO/VALOR [...] En el capitulo 2 invoco el argumento de que (como sefialan Peirce y el resto de los pragmatistas clasicos) la ciencia misma pre~ supone valores —de que los valores epistémicos (coherencia, sim- plicidad y semejantes) son también valores, y estan en el mismo barco que los valores éticos con respecto a la objetividad—. El ca- pitulo 8, el capitulo final, desarrolla este argumento mediante una ojeada a la filosofia de la ciencia del siglo xx y la penosa historia de sus intentos por evadir esta cuestion. PRIMERA PARTE EL DESPLOME DE LA DICOTOMIA HECHO/VALOR Capituto 1 LOS ANTECEDENTES EMPIRISTAS éDonde esta la cuestién de hecho que aqui llamamos 7 men?; sefialadla; determinad el momento de su existencia; describid su esencia o naturaleza; exponed el sentido o la fa- cultad a los que se manifiesta. Reside en el alma de la persona ingrata; tal persona debe, por tanto, sentirla y ser conscien- te de ella. Pero nada hay ahi, excepto la pasién de mala vo- luntad o absoluta indiferencia. Mas no podemos decir que siempre y en todas las circunstancias estas cosas sean cri- menes. No; sdlo son crimenes cuando se dirigen contra per- sonas que previamente han expresado y manifestado buena voluntad para con nosotros. En consecuencia, podemos in- ferir que el crimen de la ingratitud no es ningtin hecho indi- vidual en particular, sino que surge de una complejidad de circunstancias, las cuales, al ser presentadas al espectador, provocan el sentimiento de censura segiin la estructura y constitucién particulares de su mente. . Davin Hume. Todos y cada uno de los presentes han ofdo alguna vez a alguien preguntar: «¢Se ha de considerar esto un juicio de hecho o un juicio de valor?». Lo que se est presuponiendo con este «rompecabezas> es que si es un «juicio de valor» no puede ser en absoluto un [enun- ciado de] «hecho», y un presupuesto afiadido es que los juicios de va- lor son «subjetivos». La concepcin de que los juicios de valor no son afirmaciones facticas y la inferencia de que, dado que no Jo son, en- tonces deben ser subjetivos, tienen una larga historia. Muchos cientf- ficos sociales de nuestro siglo han aceptado ambas ideas, y ello con 22 EL DESPLOME DE LA DICOTOMIA HECHO/VALOR consecuencias de enorme importancia, como veremos con detalle en el capitulo 3 (en conexién con el caso particular de la economia). Antes de examinar con més detalle la dicotomia entre hechos y valores resultard titi] observar una distincién diferente, que también se ha exagerado hasta alcanzar el rango de dicotomia y se ha mane- jado como si comprendiera una clasificacién exhaustiva de todos los juicios posibles, a saber, la distincidn entre lo analitico y lo sintético. «Analitico» es un término técnico del lenguaje filos6fico que, bajo la presién de ciertas tendencias imperantes en los primeros tiempos de ja filosoffa analitica, llegé a ser considerado el nombre idéneo para la clase de verdades que son «tautologias» 0 «verdaderas meramente en.virtud de su significado». Un ejemplo recurrente de este tipo de verdad supuestamente analitica es «Todos los solteros son no casa- dos» (los positivistas, al emplear los términos «analftico» y «sinté- tico», estaban tomando prestado el vocabulario de Kant —vocabu- Jario heredado a través de Frege y transformado por él en ese proceso—).! Los positivistas légicos sostenfan que las matematicas consisten en una serie de verdades analiticas, «Sintético» era el tér- mino de Kant para las verdades no analfticas. Su sorprendente afir- macién era que las verdades mateméticas son a la vez sintéticas y necesarias (a priori). En el siglo xx, los adversarios positivistas de Kant intentaron ampliar la nocién de lo «analitico» hasta abarcar la totalidad de las mateméticas (que segitin ellos eran, en efecto, meras convenciones lingiifsticas que no tenfan nada que ver con los he- chos). De modo que, para los positivistas, ambas distinciones, la dis- tincién entre hechos y valores y la distincién entre analftico y sin- tético, contraponen «hechos» a otra cosa: la primera distincion contrapone los «hechos» a los «valores» y la segunda contrapone los «hechos» a las «tautologias» (o «verdades analiticas»). Existe un amplio reconocimiento del desplome de esta forma caduca de la dicotomfa analftico/sintético desde que Quine la ata- cara en 1951, (Quine arguy6 que los enunciados cientificos no po- dian ser divididos de modo tajante en «convenciones» y «hechos»). En el capftulo 2 describiré el fenémeno (0, mas precisamenite, los fenémenos) que he llamado «la imbricacién de hecho y valor», y explicaré por qué la existencia de una tal imbricacién socava por completo la idea de un abisme omnipresente y fundamental entre LOS ANTECEDENTES EMPIRISTAS 23 los juicios de valor y los Ilamados «enunciados de hecho».? Me ba- saré en este fenémeno para aducir que esta dicotomia se desmo- rona de un modo totalmente andlogo a como lo hace !a dicotomia analitico/sintético (en efecto, esta dltima distincién también se de- rrumba a causa de una imbricacion, la de convencién y hecho).? En el capitulo 3 (que, cuando estos tres capitulds fueron expues- tos dentro de las conferencias Rosenthal, era la conferencia final), examinaré la obra de un gran economista y filésofo, Amartya Sen, con la finalidad de ver cémo la naturaleza misma de la «teorfa clasica» en economia se transforma en sus manos y cémo esta transtormacién es funcién directa del desplome de la dicotomia hecho/valor. Una versién de cada una de estas dicotomias, la dicotomia he- cho/valor («es» frente a «debe») y la dicotomia analitico/sintético («cuestiones de hecho» frente a «relaciones de ideas»), tuvo ca- rcter fundacional para el empirismo clasico, as{ como para su heredero del siglo xx, el positivismo légico. De modo que llegar a pensar sin estos dogmas es entrar en una auténtica «posmodemi- dad»: entrar en un campo totalmente nuevo-de posibilidades inte- lectuales en todas las esferas importantes de la cultura. Empezaré con algunas observaciones generales sobre dicoto- mias y distinciones, y luego abordaré en concreto las dicotomfas analitico/sintético y hecho/valor. UNA DISTINCION NO ES UNA DICOTOMEA: LO ANALITICO Y LO SINTETICO El punto de vista con respecto a la relacién entre «hechos» y «valores» que defenderé en este libro es el que John Dewey defendié practicamente a lo largo de toda su larga y ejemplar carrera. Lo que atacaba Dewey no era la idea de que, para ciertos propésitos, pueda ser util trazar una distincion (entre, digamos, «hechos» y «va- lores»). El blanco de su critica era mas bien lo que él Ilamaba el «dualismo» hechos/valores, uno de los muchos dualismos filoséficos que Dewey estaba interesado en identificar, diagnosticary exorci- zar de nuestro pensamiento. Una confusién que siempre tiende a provocar su obra (tal como he aprendido al ensefiarla) es la de 24 EL DESPLOME DE LA DICOTOMIA HECHO/VALOR que cuando Dewey ataca lo que él llama «dualismos» esta atacan- do todas las distinciones filoséficas asociadas a ellos. Nada mas lejos de la verdad: el caso de la dicotom{a analitico/sintético, pese ano ser uno de los ejemplos de dualismo filos6fico pernicioso fa- voritos de Dewey, ilustra la importancia de respetar la distincién entre un dualismo filosdfico y una distincion filosdfica. Los positivistas légicos introdujeron una célebre clasificacién tripartita de todos nuestros presuntos juicios dividiéndolos en «sin- téticos» (y, por ende, segtin los positivistas légicos, verificables o falsables empiricamente), «analiticos» (y, por ende, segtin los po- sitivistas légicos, «verdaderos [0 falsos] con arreglo sélo a las reglas [légicas]») y por ltimo —y esta categoria incluye especialmente todos nuestros juicios éticos, metaffsicos y estéticos— «carentes de valor cognitivo» (aunque puedan tener una funcién practica como imperativos, modos camuflados de influir en las actitudes de otros, etc.).* Aunque nuestro lenguaje ordinario es confuso y vago, de modo que algunas de sus oraciones pueden no ser clasi- ficables con claridad como analiticas 0 sintéticas (0 incluso como. dotadas 0 carentes de valor cognitivo), una vez que queda claro lo que el hablante quiere decir —tal vez después de haberle presen- tado un conjunto de precisas formulaciones alternativas en un lenguaje artificial—, la formulaci6n (0 «reconstruccién racional») clara que él escoja de lo que esta intentando decir, sea ésta cual sea, sera 1) verdadera (o falsa) en virtud de las reglas (0 conven- ciones) mismas del lenguaje artificial, 0 2) comprobable median- te la confrontacién con «oraciones observacionales», o 3) un me- ro sinsentido «cognitivamente hablando». Lo que he dicho antes acerca de la dicotom{ia hecho/valor, a saber, que se concebia como un «abismo omnipresente y fundamental», se podria decir tam- bién de la dicotomia analitico/sintético tal como la concebian los positivistas légicos. Decir que es «omnipresente» es decir que esta distincién se.concibe como aplicable absolutamente a todos los juicios significativos y absolutamente en todas las 4reas. Es mas, si un juicio no puede ser clasificado asi, entonces esto bastar4 pa- ra demostrar que el supuesto «juicio» es en el mejor de los casos ambiguo, que el hablante no tiene claro cud] de entre varios jui- cios diferentes quiere hacer 0, en el peor de los casos, que no se da

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