Con motivo de las pasadas elecciones, y dado la situación
actual de dimes y diretes en torno a la religión, me he decidido a desempolvar éste artículo que escribí hace cierto tiempo. En el año 2002 apareció en el diario ABC unas reseñas sobre un libro titulado “Tender puentes: PSOE y mundo cristiano”, cuyos autores son Ramón Jáuregui y Carlos García de Andoni, en la editorial Desclée de Brouwer. Y he de admitir que ese acontecimiento me produjo cierta satisfacción. Y dicha satisfacción no sólo es por el libro en sí, sino por lo que a lo largo de sus páginas deja traslucir. Veamos. En el prólogo de dicho libro, el secretario general del PSOE y hoy Presidente del Estado Español, José Luís Rodríguez Zapatero escribe lo siguiente: “Cristianos y socialistas podemos pensar y hacer muchas cosas juntos. Nuestra pasión por la igualdad, por la justicia o por la libertad tienen correspondencia con la búsqueda de la solidaridad o del amor al prójimo que está incorporada a las creencias religiosas del cristianismo. No son mundos contrapuestos (...) la aceptación, por el partido socialista, de la creencia religiosa y en particular del cristianismo como un hecho positivo para un proyecto de izquierda. Esta es la tarea pendiente: sustituir la negación del valor de lo religioso o una actitud de indiferencia, por un reconocimiento y valoración positiva del mismo. Este libro es fruto del intenso trabajo, que desde hacía cinco años estaba llevando a cabo el PSOE, para establecer una rama denominada “Cristianos por el socialismo”. Es más, Ramón Jáuregui dice que es necesario “superar esa separación comprensible pero injustificable, entre socialismo y religión, porque con frecuencia hemos confundido jerarquía eclesiástica con cristianismo; porque necesitamos llegar a un mundo socialista que no está en nuestra casa y que sin embargo es más socialista que nosotros y lo vemos todos los días en cantidad de organizaciones que hacen socialismo día a día, socialismo auténtico sin carné. Y si queremos acercarnos a la gente que es socialista y queremos renovar generacionalmente el partido y abrirlo a los núcleos sanos de nuestra sociedad, tenemos que llegar a las comunidades cristianas y para ello es necesario que abramos puertas y que tendamos puentes entre socialismo y cristianismo.” Carlos García de Andoni, por su parte, afirma que “tender puentes supone reconocer la existencia de un mundo cristiano en el tejido social; promover una política de acercamiento a ese mundo, con gestos explícitos, con programas políticos; y superar la consideración de la fe como un asunto privado”. El acercamiento entre socialistas y cristianos es claro. Ocho de cada diez votantes socialistas son católicos; según las estadísticas que maneja el PSOE el 31 por ciento de sus electores se declara católico practicante, y otro 51 por ciento afirma ser católico aunque no practicante. Esto encaja perfectamente con la realidad de que en las escuelas, sobre todo de primaria, la inmensa mayoría sigue eligiendo las clases de religión. Y ello ha llevado a que el Señor Zapatero, el pasado mes de Junio se comprometiera con Monseñor Rouco Varela a respetar la actual situación legal de la Iglesia en España y, concretamente, el estatuto de la asignatura de Religión Católica. Personas como José Bono, Manuel Eguiagaray, o el mismo Jauregui propician este acercamiento con un entorno, el cristiano, del que realmente les separan muy pocas cosas, que deberían reelaborarse desde unas perspectivas éticas más comprometidas. El fondo de la cuestión es que el PSOE está rompiendo esquemas pasados de disputas agrias con la Iglesia, que tenían más que ver con las formas que con el fondo, y acercándose mucho más a las modernas vías que Tony Blair está introduciendo en Europa. La superación de la muy lamentable frase de finales de los cuarenta “la religión es algo que pertenece al ámbito de lo privado”, y que sirvió de excusa para apartar la religión de los sectores productivos que demandaba la tecnocracia, por fortuna se está superando. Atrás quedan los años en que se reaccionaba de forma desmesurada contra aquellos que desde las fábricas, mano a mano con curas de boina, pico y pala, proclamaban públicamente que socialismo y cristianismo eran compatibles; es más, me impresionó en mi adolescencia el descubrimiento de que era posible una filosofía existencialista desde el cristianismo, tras una lectura pausada de Gabriel Marcel y Heidegger. En mi opinión el acercamiento de ambos espacios es difícil pero no imposible, pues los dos han de limar muchas cosas; superar tópicos que se han colado por las rendijas de la mal llamada "sociedad del bienestar". Reconocer el esfuerzo heroico de cristianos que han llevado actitudes evangélicas a sitios como Sarajevo, Jerusalén, Goma, etc. es solamente reconocer que existe un enorme movimiento de gente que unida a otras personas con ideales de igualdad, puede generar un espacio de esperanza en el futuro. Felicitémonos pues si somos capaces de abolir los prejuicios rancios que han existido. Es cierto que ha habido mucha gente que al amparo de la cruz han llevado a cabo numerosas páginas negras de la historia; pero del mismo modo se ha hecho desde otras posiciones y con otros mensajes menos edificantes. Y todo ello no debe de tapar el verdadero mensaje de un Jesús sangrante que encarnado en nuestro mismo barro, comparte nuestras alegrías y penas, sufre nuestras injusticias y lucha porque sea una realidad el reino de amor y verdad que le costo la cruz, nuestro desprecio y la muerte. Tampoco la Iglesia se escandaliza de un socialismo que renunció explícitamente al marxismo poco antes de ganar las elecciones del año 82, y cuyo caballo de batalla se ha centrado en pretender ser un partido más centrado y acaparar un sector muy amplio de la sociedad. Para terminar, y referiéndome explícitamente a las clases de religión, les diré lo que dijo recientemente Doña Carme Chacón en un árticulo de prensa, -cito de memoria- “que las clases de Religión iban a continuar porque así lo establecían sendas sentencias tanto del Tribunal Constitucional como del Tribunal Supremo, y que los profesores de religión tendrían que estar sometidos a lo dispuesto en el convenio laboral de los trabajadores”. Bien, de acuerdo. En lo más profundo del subconsciente, por experiencias varias, muchas personas confunden religión con clericalismo, y convierten en blanco de sus iras la clase de Religión, cuando en realidad se es anticlerical, (quiero decir que España es un país que siempre va detrás de los curas, o bien para lisonjearlos o bien para matarlos, pero no hay termino medio), hecho éste muy peculiar precisamente en Andalucía, y no en otras comunidades como por ejemplo Cataluña, o País Vasco.