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JAun
llevado a casa de Caifs (Mt 26,3.57; Jn 18,1314.24.28). La expresin los ~ sumos sacerdotes
Ans y Caifs (Lc 3,2) tiene un sentido muy
general y sirve de hecho para designar a los
miembros influyentes de las grandes familias
sacerdotales (d. Act 4,6). CSaul
CAN. En hebr. qayin, tal vez, como en rabe y
en arameo, herrero (d. etimologa popular en
Gn 4,1); primer hijo de el hombre, Adn y
Eva (Gn 4,1).
Era agricultor y ofreci a Yahveh productos
de la tierra. Pero Yahveh prefiri, sin que se sepa
por qu, la ofrenda de su hermano menor Abel,
que era pastor; posedo por los celos, Can mata a
su hermano Abel (Gn 4,2-8). Yahveh maldice a
Can por su crimen (4,9-16) Y lo expulsa de la
tierra frtil, condenndolo a vivir errante (niid:
4,12.14) en el pas del vagabundeo (nd: 4,16),
lejos del rostro de Yahveh (4,14.16), con la
seguridad, sin embargo, de una misteriosa
proteccin divina: el signo de Can (4,15), sin
ms precisiones. Este relato, por la civilizacin
que supone (pastores y agricultores con sus propios cultivos, hombres capaces de matar a Can y
de vengarlo siete veces), en su contexto actual
resulta manifiestamente anacrnico. Es probable
que su autor se inspirara en una leyenda relativa
a otro Can (qayin: Nm 24,21; Jue 4,11),
antepasado de los quenitas. Esas tribus nmadas,
aliadas a menudo de Israel (Jue 1,16; 4,17; 5,24),
que se encuentran en el desierto del sur de Jud
(Jue 1,16; 1Sam 15,6; 27,10; 30,29) y tambin en
Galilea (Jue 4,11.17), parece que jams llegaron
a instalarse (lCr 2,55 las relaciona con los
recabitas). La historia de Can es seguramente
una etiologa originaria del Israel asentado, que
explica la vida errante de los quenitas y
probablemente el tatuaje del clan, junto con el
castigo de algn crimen de su antepasado. Con su
traslado a los orgenes en el relato bblico, la
historia ha perdido sus vnculos quenitas y el
crimen de Can, al integrarse en el relato de la
cada (Gn 3), ilustra la proliferacin del pecado
que caracteriza la historia J de los orgenes. El
pecado, que ha puesto al hombre contra Yahveh,
pone al hermano contra su hermano, y asimismo
contra Yahveh, el cu~interroga a Can sobre su
responsabilidad hacia su hermano (4,9-10) y le
castiga por su crimen, al tiempo que le deja un
misterioso signo de gracia. La historia de los
descendientes de Can (4,17-24) slo se integra
de modo imperfecto en el relato del fratricidio.
Can, el errante (4,12-16), construye una ciudad
y su mujer, de la que jams se ha odo hablar, le
asegura la descendencia (4,17). Los mismos
nombres, con variantes de ortografa y de orden
se vuelven a encontrar en la genealoga P de
Adn (Gn 5; ~ Set). Al subrayar el aporte
cultural