esto, y de hecho creo que quiz su muerte esconda el verdadero problema, que es que
estos hombres no son la enfermedad, son el sntoma. Los hombres violadores no estn
enfermos de nada, no son pervertidos; son delincuentes impunes.
El sntoma de una sociedad que convive en la violencia y que normaliza la violencia contra
las mujeres y nias. Una sociedad que justifica estos hechos y no se indigna lo suficiente
ante esta realidad, como para demandar al Estado acciones concretas para enfrentar estos
delitos. Mientras los hombres sigan violando nias y mujeres, mientras el Estado
Equipo de la campaa
Un Hombre No Viola.