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Pie a tierra Gaceta literaria'de la Universidad Veracruzana. Aiio 1, niimero 11, noviembre de 1998 Witold Gombrowicz: la preciosa inmadurez / 1 jFerdydurke! Sergio Pitol esde sus primeras experiencias literarias, y ron guizis antes, Witald Gambrowier intuyd que su actitud, su sitio, su obra, se realizaria mnunteniéndose en contra de todo: contra los habitos familiares, contra Ia literatura imperante, contra las slorins nationales, eontra las i6venee peomess, con tra la escena polaca, contra In deificacién que sus connacionales hacian dela cultura europea, contra los mitos de la tierra, contra todo, y esa situacién de pro: testa Yo acompaiié hasta e} final, en Palonie, on Ar gentina, en Alemania, y en Francia, los paises donde rosidis. La vida le dot con un destino absolutamente ideal para perseverar en esa condicién de ineonforme, para afinar su personaje, volverlo exiracrdinarin, ¥ aprovechar esa antipatia o desprecio hacia el mundo convencional, predeciblemente obtuso ¥ correcto, para combatirlo y buscar lo nuevo, lo auténtico, lo joven, lo real: esa fue su vocacién, y seguirla coherentemente se convirtié en su gran triunfo Su obra: las novelas, los cuentos, las piezas teatra les y, sobre todo, su diario son el producto destilade do sus manfas, sus rechazos, aus peripecias voluntati. mente absurdas, st inocencia Este personaje alueinante, Gombrowice, nacié en la propiedad palaciega de Maloszyee, en el seno de una familia de la vioja nobleza polacoclinuana. Su nihez y adolescencia estéin ornamentadas ean todos los atri Dbutos que el rango y Ja fortuna pueden proporcionar: preceptores e institutrices que le enseiiaron francés y rudimentos de otros idiomas, viajes anuales con su madre a Austria y Alemania, a ver médieos, sobre todo... (el retrato que Gombrowier hace de su madre en Testimonio, el libro de conversaciones con Dominique de Roux, es notable: “ella) era todo vivact dad, sensible, dotada de una excesiva imaginacién, perezosa, indolente, demasiado nerviosa, llena de com vlejos, de fobias, de ilusiones... Artista lo soy por ella, de eso soy consciente. Mi madre pertencela a ese tipo de personas que no saben verse tal edmo son, Es mds, se veis absolutamente al vevés de como ora, y en eso habia algo de provocacién: ‘Bn mis momentos de asue- to, me gusta leet a Spencer y a Fichte’, afirmaba con total sinceridad, aunque las obras de esas filésofos col masen los anagueles inferiores de la biblioteca, fla mantes, y con Las paginas sin eortar. Mi madre: Era por natwraleza: impulsivamente ingenua caprichosa de cultura mas bien mundana anarquica tomertan glotona mante de todas Ins eomodidades ‘Se imaginaba ser: razonable y lieida disciplinada intelectual orgnnizada yaliente frugal ascética y hasta heroica. Ella fue quien me empujé al puro desatino, al ab: surdo, convertido mas tarde en uno de los elementos més importantes de mi arte.” ‘Aan poco antes de morir recordabe Ta influencia ‘materna: “mi hermano Jerzy y yo arrastrdbamos nuestra madre a discusiones absurdas, lo que supuso ‘una de mis primeras iniciaciones al arte (y en la dialée: tica). (Iivine absurdo! Bn esa escucla aprenat a chee carme heroicamente en el desatino, a obstinarme sélo en la estupider, a celebrar piadosamente In majade- ris... (Oh formal Les divinas idioteces de mi literatu ra Gd las que no dejare Jamis de maravilarme), esa facultad de sumergirme én la sandez, es a mi madre a quien se 1a debo", los mejores colegios en su debido momento, las compaitias refinadas, la debilidad pulmonar, que también proporcionaba prestigio y cle. gancia, las largas temporadas en las montaiias para recuperar ln salud; Iuego la universidad, la carrera de ayes, la eonsiguiente estancia en Paris después de los studios, las malas compaiiias, el regreso a Varsovia, En 1928, para poder seguir recibiendo la mensualidad quelle pasa su padre, se compromete a iniciar una prite ‘iva de trabajo en los tribunalee de Varsovia como pre paracién para ejercer la carrera de abogado; asistia a Jos procesos de seeretario del tribunal y redactaba las actas judiciales, “al no lograr distinguir a los asesinos de los jueces estrechaba yo Ia mano de los dsesinos”, comentaria més tarde. Hacia ese mismo aio habia ya terminado cuatro eventos que no se parecian a nada de lo que eseribian en Polonia los literatos tradicionales ni los vanguardistas: “E] bailarin del abogado Krakovski, “El diario de Stefan Czarniccki”, “Crimen con preme ditacin” y “La virginidad’, es decir la mitad del mate. rial que después integré un libro portentoso titulado Momorias det periodo de ta inmadurez, publicado en 1983, donde apareven revelaciones ¢ intuiciones deci didamente personales, La mayoria de los eriticos des deié esa obra desde el momento de su aparicién, pero Jo cierto es que visto en perspectiva, Gombrowies apa. Tece ya entonees eemo un escritor formado y no una prowess, dueiio de un mundo propio, radicalmente “original, destinado a transformar la literatura polaca En esas Memorias det periodo de la inmadurez viven encapsuladas algunas de las obsesiones fmdamenta- los de Gombrowiez, entre otras, una capital: la supe- rioridad de Ia inmadurez sobre la madurez, de lo inferior sobre lo superior, de lo bajo sabre lo elevado, Los lectores inteligentes (pocos) fueron susceptibles a todo lo que de nuevo y prodigioso proponia el escritor; os demas, especialmente los eriticos, se conformaron con hacer bromas sobre el titulo, excederse en el sar: ceasmo sobre la inmadurez que confesaba el joven au- tor, hacerle recomendaciones triviales y observaciones de tipo paternalista que para el ultrasensitivo Gombrowiez resultaban hirientes. Muchos aiios des: pués, instalado en Francia, en pleno éxito internacio. nal, Gombrowicz tuvo que releer esos relatos con ‘motivo a una préxima edieién y le sorprende Ia juven tud que irradiaban, la respiracién del idioma, su gra- cia: “Es un artificio reverberante de fantasia, de invencién, de humor, de ironia, Esos relatos vibrancon cortos circuitos sorprendentes, con visiones inespera das, bullen de humor y juego... Hay que reeonoeer que en Ia escala de mis posibilicades este primer libro se encontraba ya a nivel de mis més afortunados éxitos”, Me interosa esa opinién de Gombrowies sobre su libro inicial, republicado muchos aiios después con el titulo de Bakakai, porque a mi juicio es uno de los tres libros que resistirén el cruel paso del tiempo al que toda obra esta sujeta, y formardn parte de Ia pequenia lista de titulos que cada siglo salva, Los otros son Ferdydurke, y sobre todo el prodigioso Diario que co- menz6 a escribir en Buenos Aires, Ferdydurke apareeié en 1937, cuatro ahos después de la aparicién de las Memorias del periodo de la in madurez. Las inteligencias més lieidas de Polonia advirtieron que en st lengua habia nacido un clasico. Quienes habjan zaherido al joven narrador por su su. puesta inmadurez literaria encontraron en ese libro una respuesta contundente. Ferdydurke es la novela de Ia inmadurez. En ella todo lo que parecia seguro, firme, respetable en ol mundo de los hombres es barr do a golpes, resquebrajado, ridieulizado, hasta termi- nar siendo risible, grotesco, lamentable, vel fenémeno desncralizador que logra esos resultados es previsa- ‘mente In inmadures, la energia de los que se resisten acrecer, el golpe que lo inferior asesta a lo superior, el triunfo de lo vulgar, la subeultura yla impureza sobre Ja exquisitez, la cultura y la pureza. No se ha visto ya en muchas novelas anteriores ‘esa lucha de fuerzas antagénicas? {Cual es, entonces, Ja novedad?, gde qué deberiamos desiumbrarnos? La respuesta la conocemos pocos capitulos después de haber iniciado la lectura. Bl autor de Ferdydurke para lograr esa devastaeién del mundo eanénico, ese ven- daval salvaje que azota a todos y cada uno de los islo- tes que considerdbamos seguros y termina por alegremente desmantelarlos, transforma “la forma” en ‘un instrumento narrativo activo, y su gran acierto, una de las contribuciones mayores del autor al género na- rrativo es encontrar esa forma no en los reinos de la cultura, de la razén y do la madurez, sino por el con trario, inventada y construida desde la inmadures, lo ‘quo significa esoribir un libro delirante, disparatado, poblado de situaciones inusitadas, absurdas, imprevi sibles, estrepitosas, esperpénticas. Pero, jcuidado! Fiay que detenerse y prevenir al lec tor para no confundirlo. Gombrowiez no es un autor fantastico sino un realista radical; él lo sostuvo toda su vida, Un hiperrealista que se propone corroer todo Jo que es falso en el mundo de los hombres para llegar, después de traspasar capas y capas de construcciones culturales falsas y obsoletas, hasta lo real, es decir, lo verdaderamente humano. En el prélogo que escribié a In primera edicién del libro en Argentina, Gombrowiez asienta: “Los dos pro- blemas capitales de Ferdydurke son: la Inmadurez y la Forma. Es un hecho que los hombres se ven obliga: dos a ocultar la inmadurez y en su fachada s6lo se muestra lo que est maduro. Bsa madures exterior es una mera fiecién. Si no se logra unir esos mundos, la cultura sera siempre para el hombre un instrumento de engaio’ Rita Gombrowiez. ha sefialado que en Ferdydurke “Gombrowiez ha parodiado la novela filoséfica”. Y ox cierto, las de Voltaire y Diderot, donde el relato sirve para mostrar al hombre la légica de una determinada accidn o una manera de pensar. Uno de los ¢jes sobre el que a partir de Ferdydurke se sostienen las novelas del escritor polaco es la cres- cidn del hombre por el hombre, posibilitada por el he. cho de que tanto sus sentimientos como sus ideas le son impuestos desde el exterior. Alguien ests seguro de que un acto cualquiera ha nacido de su mente aun ‘que lo cierto es que, sin él saberlo, le ha sido impuesto ppor los otros. Los seres humanos se empujan mutua. mente, se busean y una vez que entran en contacto se excitan reciproeamente, y de ese contacto surge una forma nunca permanente, puesto que a cada momento se abre a nuevas posibilidades. Cuando la mentalidad inferior triunfa y crea las situaciones necesarias, los méviles personales de los personajes comienzan a trans formarse del modo mas extraiio. La aecién enloquece, se desenfrena, y la forma se va modificando sin cesar, *Quizés lo que me propongo on mis escritos dice es sencillamente dcbilitar todas Ins construcciones de la mora) premeditada a fin de que nuestro reflejo moral inmediato, el mas esponténeo, pueda manifestarse.” En 1939 Gombrowicz viajé a Buenos Aires; apenas desembarcado estallé la guerra por lo que durante vein: ticuatro afios permanecié en Argentina. Alli encontré su verdadero destino, fue ol horétieo absoluto, un sal vaje, y encarné del todo lo que antes sélo habia imagi nado literariamente: “Ia inferioridad”, “lo bajo”, “la inmadures”, Fueron tiempos terribles y magnificos, tuna experieneia Ginica. Durante los diez primeros aos no pudo eseribir una sola linea; lucgo despierta, vuel ve ala novela, al teatro, pero, sobre todo, descubre el énero donde va a manifestarse toda su grandeza: el Diario, In obra mayor de su vida. En 1963 volvi6.a Buropa. Antes de morir, en Venee, en 1969, lo aleanzé In celebridad. « ' Ferdydurke 0 el sueno de un clown” C= que fue en 1939 cuando por primera vor lof algo de ‘Gombrowier, Yo vivin atin en La Plata, donde habfamos inven tado con mi amigo et astrénomo Miguel Ttsigzohn un tipo de humor paraneico que denominamos margotinismo. Con los aiios apren di que tales invenciones en rigor son siempre decubrimientos y que aquella reaceién un poco demencial contra un universo deshumanizado cra easi inevitable. Fue por enton ces cuando me llegé la revista Pa- peles de Buenos Aires, que dirigin Adolfo Obiesta. Con estupor lef el ‘cuento titalado “Pilifor forrado de nino’, de un deseonocido de nom. bre polaco: Witold Gombrowicz Corri a buscar a Miguel con la re- vista en Ia mano. Nos pareci de pronto milagcoso que algo tan apa- rentemente deseabellado como el margotinisma (y, por lo tanto, pro ducto de la pura casualidad) pudic ra surgir en otro remoto lugar de Ta tierra con caracteristieas tan si milares, No reeuerdo ahora e6mo nos en- contramos, més tarde, con el pro- pio autor de aquel relato, Bra un individuo flaco, muy nervioso, aue chupaba avidamente su cigarrillo, que desdeniosamente emitia juicios arrogantes ¢ inesperados. Parecia helado v cerebral. Era dificil adivi nar debajo de esa coraza el eédlido fondo humano que latia en aquel exiliado vagamente conde pero autenticamente aristéerata, Supe entonces que “Filifor...”for maba parte de wna novela llamada Ferdydurke, que ardia por leer. Pero su autor no estaba en condi ciones de hacerla tradueir ni editar. Pobre, desanimade, trabajando en una oficina banearia, eaminando por las calles del Bajo, jugando par- tidas de ajedrez en cafés llenos de hhumo, nadie o casi nadie adivina ba en aquel sujeto a un formidable * ytulo de La Redaccién Ernesto Sabato artiste, mas bien la gente se incli- naba a considerarlo como a un mistifieaderoa un mitémano. Has ta que una mujer (significativa pa- radoja para aquel irénico enemigo del género femenino), Cecilia Debenedeiti, decidis ¢ hizo posible Jn edicién castellana del libro, que ‘empeaé a ser traducide por un gru po de creyentes. Cuando en 1947 aparocié con el sello de Argos, el escritor cubano Virgilio Pifera, ave por aquel tiempo vivia en Baenos Aires, escribié en la solapa: *Resu ta dificil prever ia suerte de este mensaje, sobre todo cuando no nos Moga ce Paris, Creo, sin embargo, que con estas breves linens no hago otra cosa que disparar el primer tiro en la batalla que tarde o temprano van a librar los ferdydurkistas de Hispanoamérica”, Hoy, cuando W. . tiene fama mundial, es justicia rendir homenaje a aquel pequeno grupo de fervorosos que aqui advir- tieron y saludaron su talento. Las palabras de Pifera fueron lamentablemente proféticas. Es muy improbable que en lo Argenti na la gente se atreva a considerar genial a un escritor que no venga patentado desde Paris, Por otra parte, ¢s cierto que la obra no era de ficil acceso, sobre todo en 1946, Especie de grotesco suefio de un clown, con paginas de irresistible comicidad, con una fuee- za de pronto rabelesina, el reina- do al parecer del puro absurdo, cebmo adivinar que en el fondo era ‘algo asi como una payasada meta- fisiea en que delirantemente esta an en juego los mis graves dilemas de Ia existencia del hom- ‘bre? El autor previé s temis 1a incom prensi6n, Por lo cual juxgé conve niente un prélogo en que intentaba cexplicar al lector las ideas basieas de sa visién del mundo, No ereo, sin embargo, que el prélogo ayudara mucho, Pues si es verdad que de- bajo de la obra de un gran escritor hay siempre una Wellanschauuns, Vv no siempre esa concepeién del uni verso puede expresarse en ideas claras y distintas; 0, en todo caso, Ja natural forma de expresarla es, ‘en el poeta, su mégiea ereacién, lo que es algo menos pero también algo més que una filosofia, algo ‘menos y algo mas qite un conjunto de conceptos: es una visién total de 1a realidad, en parte conceptual y ep parte intuitiva, parcialmente intelectual y en sumo grado emo ‘ional y maitica, Motivo por el cual, aunque los criticos puedan ofzecer. nos una interpretacién de las ideas de Katka, la sola lectura de un euento suyo nos da una vivencia de su mundo (incluso de su mundo ideolégieo) que ninguna exposicién conceptual es eapaz de revelarnos, por extonsa ¢ inteligente que sea. ‘Yes precisamente esta causa la que diferencia a este escritor existencialista (gue escribia su obra en 1986, cuando no tenia la menor noticia de esa doctrina) de un fl6 sofo como Heidegger. Pues éste, en tanto que pensador, no puede sino operar con razones, siendo a la pos: treuna especie de racionalista, ine vitahlemente; lo que equivale a decir que en definitiva resulta, pa: raddjieamente, un tipo de antioxis toncialista. Mientras que un escritor como W. G. simplemente es existencialista por su sola presen cia integral, por su manera de ver y sentir In realidad ‘No se trata, pues. de incapacidad para las ideas: «u Journal demues. tra la extraordinaria inteligencia y la cantidad de ideas de este poeta. So trata de la radical ines del ensayo para reem cidn y ala poesia, manifestaciones del espfritu que no pueden ser re ducidas a los términos del pensa. miento puro, Bn estas condiciones, seria in: consecuente con la propia tesis que ‘acabo de exponer todo intento de reemplazar la lectura de Ferdy. durhe con una serie de explicacio: nes, Pero, y del mismo modo que, aun sin poder sustituir la visién personal de Paris con palabras aje has, se le puede decir al vinjero que se fije con euidado en tal o cual monumento 9 calle o mercado o rin cn del Sens (perturbado y un poco atontado como esté el recién veni do por el tumulto, In novedad y la contingencia), se le puede advertir allector de este libro de choaue que trate de ver, en esta novela en apa riencia tan descabellada, las ideas, Ja libertad, la autenticidad, el ab surdo, Y, sobre todo, 0 debajo de todo, el problema tipico de Gombro wiez, Ia eategorin esencial en su concepeién del mundo: Ja Inmadu- rez categoria {ntimamente vincu- Jada a obra que le es ebsesiva: la de Ja Forma. Pues para Gombrowiez el com ate capital del hombre se libra entre dos tendencias fundamenta- Jes: Ia que busca la Forma y la que la rechaza. La realidad no se deja encerrar totalmente en la Forma, el hombre es de tal modo castico que necesita continuamente definirse en una forma, pero esa forma es siempre excedida por su aos. No hay pensamiento ni forma que pueda abarcar la existencia centera (y de abi, como vo decia an tes, la imposibilidad de sustituir la expresion poética 0 magica de In cexistencia mediante ¢] puro pensa miento abstracto). ¥ esta lucha en: tre esas dos tendencias opuestas no se realiza en un hombre solitario sino entre los hombres, pues el hombre vive en comunidad, y vivir ¢ con-vivir; siendo Ins formas que adopta la consecuencia de esa ineluetable convivencia. (De paso, yeomo me hace notar mi mujer, esa tenaz y cflida necesidad que Gombrowiez siente por la eomuni- cacion Io aleja del existencialismo negativo de un Sartre, para acer- carlo, curiasa ¢ inesperadamente, al pensamiento de un eseritor como Saint Fxupéry,) No reo demasiado arbitrario aducir que ese combate es el que ‘etornamente se ha librado entre el eepiritu dionisiaco y el espiritu apo- Tineo, siendo la existencia del ser humano un como equilibrio (ines: ‘tublo) entre ambos, en virtud de esa ley psicolégiea, ya entrevista por Paul Gauguin. ;Qué hay de nuevo? Herdelito, de 1a enantiodromia, roguladora de los contrastes. Tam: poco ereo arricsgado suponer que lo que Gombrowica llama la Inmadu- rer no 68 otra cosa que el espiritu dlionisinco, Ia potencia oseura que desde abajo, como fuerza inferior {en el sentido psiquico y hasta too legico del vocablo, no en el sentido ético) presiona y a menudo rompe Ja miiseara, es dovir la persona, la Forma que la convivencia y la so: ciedad nos obliga a adoptar (una y otra vez, porque no es imposible sobrevivir sino mediante méscaras formas), Y asi comola Inmadurez sla vida (y por lo tanto la adoles- eencia, el cireo, el absurdo, el ro manticismo, la desmesura y lo hharroco), Ia, Forma es la Madurez pero también la fosilizacion, 1a re- torieay en definitiva la muerte; una muerte (curiosa dialéetica de In existencia) que no es impreseindi- ‘ble para vivir y entendernos. Ha ta el punto queel mismo dionisiaco Gombrowier debe acceder a ello, intentando finalmente expresar su eaos y su ambigtiedad mediante tuna obra de arte; que, como toda obra de arte, en dltima instancia es tan orden, una Forma, Forma que al mismo tiempo que expresa a Gombrowiez, como a todo artista, también lo traiciona ¢ intenta ago tarlo; motivo por el cual el pocta.o novelista necesita Ianzarse a la creacién de otra obra, y luego de v otra y asi ad infinitum, resultando de ese modo que cl ereador es supe: rior a.su obra misma, al menos has- ta.el momento de su muerte fisica Esta angustiosa lucha entre ex- tremos opuestos, esta esencial antagonia del espiritu humano, se trasluce en Ferdydurke. Yel lector pereibira emo encaja en este cua: ‘dro una eseona al parecer tan des: eabellada como Ia frenéticamente edmica parte en que el Flaco pugna por exphicar a sus alumnos la gran. deza del poeta Slawoski, tratando de arrancarles la admiracién oficial que hay en las historias del arte y en los museos por los eaparazones fosilizados. De ahi también ol temor al Envejecimiento de este creador a la vez viejo de mil aos y ‘conmovedoramente infantil (como todo creador, ya que la magia es atributo de Ia infancia y de la Tn madure7). De abi el combate que en todas sus obras Neva contra las fal sifieaciones de la cultura libresca, contra la deshumanizacién del hombre contemporneo, contra el eateticismo estéril del Profesor y la Academia; y no, es bueno advertir. Jo, como un mero problema estética sino como problema existencial y metafisico, Hay en fin, un aspeeto en las ideas de Gombrowicz que lo hace particularmente itil para nosotros los argentinos, No hay casualida des en el reino del espiritu, ni tam poco eausalidades, En buena medi a el hombre es libre para construir su destino, y no ereo que por puro azar este polaco haya permanecido veintieuatro afios entre nosotros; ya que si pudiera admitiree eomo acto gratuito y contingente que Gombro. wicz se embareara en el vinje ina. gural de un transatlintico polaco hacia Buenos Aires, invitado a vi sitar esta region del mundo, y 6i ¢] hhecho, luego de producirse la gue- rra mundial no es, claro, un hecho que la voluntad de Gombrowicr, pudiera haber eyitado, en cambio su permanencia aqui es si un acto, que en buena medida es producto do eu voluntad. Bs que nuestro pais, como Polo. nia, forma parte de lo que en su len: guaje podriamos Hamar Territorio de la Inmadurez. ¥ esto lo vineulo a una vieja teoria que tengo sobre Jo que Tamo la periferia del Rena: imiento. Paises como Polonia, Ru sia, Noruega, Dinamarea, Suecia y Espafia no sufrieron de modo estrie to el proceso renacentista, fenéme: no burgués, caracterizado por el maguinismo y la razén que tayo su epicentro en Italia y Francia. Aque- los paises mantuvieron rasgos semifeudales casi hasta este siglo, no debiendo extraiarnos que wn personaje como el Quijote pocas veces haya sido bien interpretado en Franeia, siendo en cambio entra Aablemente sentido en Rusia. En ambos extremos de Buropa, la des mesura y la sinrazén eran los res tos de una mentalidad preburguesa, Y el parentesco se acentué con la vieja Argentina de las grandes lla: nuras pastoriles; hasta el punto de que una novela como Ana Kareni: nna, con sus criadores de toros de raza y sue gobernantas francesas, con sus estancieros y burdcratas, podia entenderse cabalmente aqui Y si al oélebre de Gontcharoff se le colocara un mate en Ia mano en lu- gar de su eterno vaso de té gquién dudaria en encontrarle casi todas Jas caracteristicas de un argentino viejo? La desorganizacién, un sen tido del tiempo medieval, no cuan tificado por el interés, 1a vida patriareal delas antiguas familias, una edueacién afrancesada, el de ae nit. dén y al propio tiempo Ia arrogan. cia por Jo nacional, todo ello expli- ca por qué un estudiante argentino entendia mejor las Memorias ces- de el Subterrdneo (por lo menos hasta la segunda guerra mundial) que un profesor de la Sorbona, al que los personajes de Dostoievsky leresultaban nouveaux riches de la conscience, individuos poco menos que demeneiales, incapaces de apreciar las ideas claras y distin. tas, tan disparatadas como para afirmar (contra todas las tradicio nes de cartesianos y ahorristas franceses} que dos mas dos puede ser igual a cinco. Lo curios, pero psicolégicamente explicable, es que aquellos barbaros moscovitas, como nuestros barbaros aborigenes, ad miraban la rofinada cultura ocei- dental, sus toros escoceses, sus novelas (jDostoievsky aspiraba a escribir como George Sand!), la fi- losofia alemana, los establecimien- tos de Baden-Baden y sus casinos, Y asi, por los mismos motivos que nosotros, se hicieron “europefstas”, rrasgo tan tipicamente eslavo o rio. platense como el vodka o el mate; ab revés de lo que aqu{ sostienen algu- nos superficiales pensadores que lo consideran un rasgo de enajenamien- to. Los europeos ne son europefstas: son simplemente europeos. Leyendo ese Journal que debe: ria traducirse cuanto antes, obser MI Yo que mi tcoria es correcta y que valen para la intelligentsia polaca las mismas reflexiones que pode- mos hacer para la Argentina. Allé como aquf es palpitante el proble. ma de la inmadurez intelectual; allé como aqui se prefiere lamen. tarse de Ja situacién inferior con respeeto a Europa en lugar de cep: tarlo como un fecundo y poderoso punto de partida de algo original. Nosotros, como ellos, tenemos las vyentajas de los paises “birbaros” por haber resguardado una vitali dad y un candor que Ia civilizacién renacentista no aleanzé a desecar. Bs un hecho signifieativo que la for midable reacei6n existencial contra esa civilizacién se levantara preci samente en esa periferia birbara, y bastarfan los nombres de Dostoievsky, Kierkegaard, Nietzsche y Unamuno para probarlo. Polacos ‘yargentinos estamos, sin embargo, Megando a valorar en medio de la gran crisis de nuestro tiempo (y se ye también por esto cémo “crisis” signifiea “enjuiciamiento”) lo que cabalmeate somos.y lo que podemos representar en el mundo, superan do al mismo tiempo dos actitudes simultaneas ¢ igualmente equivo eadas: nuestro sentimiento de in- forioridad y nuestra loca arrogancia con relacién a Europa, Con toda Ta raz6n, Gombrowiez les dice a sus compatriotas cn su Diario que no traten de rivalizar con Occidente y sus formas, sino que traten de to: mar conciencia de la fuerza que implica su propia y no acabada for ‘ma, su propia y no acabada inma durez; con todo lo que ello supone de fresea y franca libertad en un mundo de formas fosilizadas. En suma, recomienda y practica 61 mis mo Ja barbaria dionisiaea, hacien dode su juventude inmadure una potencia renovadora, Buena leccidn para nosotros, Santos Lugares, julio de 1964 Gombrowicz por él mismo Virgilio Pitera nuna tarde del_mes de mayo de 1947 Gombrowicz, Humberto Rodriguez. Tomeu! y ‘yo nos dimos cita en ¢l café Bl Querandi. De alli iriamos ala editorial Argos (situnda a pocos metros de dicho café) para retirar diez ejemplares de Ferdydurke. Gombrowiez oeultsa su emocién haciendo chistes. Nos cont por milésima vezel derecho al taburete que tenia suabuela em Ta corte espatiola (sie) y emo él mismo, en su calidad de Grande de Espaiia, podia permanecer cubierto ante el rey; por millonésima vez hizo el relato de sa desembarco en Bue- nos Aires en 1939, imprimiéndole tales acentos épiens que nos parecia estar oyendo la relacin del desembareo dle Co. Jon en la isla de San Salvador... Finalmente, mirando la hora en el reloj del café, me dijo: “Wamnos, Pitera, Hegé cl momento... Empieza I batalla del ferdydurkismo en Sudamérica.” Eran las seis de la tarde, ‘Llevando lun paquete eon eineo ejemplares de su: nove: Jay yo otro paquete con igual némero de ejemplares nos encaminamos al café Rex, en cuya sala de ajedrez habia funcionado por mas de un aio el Comité de Tradueciim de Ferdydurke. Una ver ali Gombrowice nos djo:"Y ahora nos, trataremas de ‘til. {Cémo te va, Pifera? {Cémo te va, Rodriguez?” Después tomé un ejemplar de Ferdydurke ¥ me lo dedies. Reproduza» la dedicatoria porque es un rasgo més de la personalidad gombrowieziana, mezcla de mistficacion y de seriedad: Virgilio, en este momento solemne declare: tc me has descubierth en la Argentina, Tit me has tratado sin mez: Vicente Fattone. ° Semanacio politio iteraro fundado en 1947, "= Bseritor y politico argentine, pur de ba replica 1y Humberto de parce dau fiel amigo, Witoldo de Combrowiez ‘0 mejor “noviolisto". Pongan “conde” en el so Salsipuedes, 25, 1, 1947 Queridos Pifiera y Humberto, Recién reeibi Pilea su carta. Nohhay motivas para gemidos.ni lamentaciones. La batalla ser dura” por cierto y corer a sangre, maa venceremos. Cafdense de no pelear con Ernesto. Me rfo mucho de Rivassincher.!* Es cierto que él ha cambindo totalmente mi resefia y, hay que confesarlo, sais mucho mejor. Cuidense de no asustar a Baudizzone para que no pierda el énimo. Tnventen nuevos admiradores de Ferdydurke para fortale- cer el énimo de Baudizzone y de Graziella y hagan mucho barallo. Ya ven con cunts injusticia me trata el mundo y jald encuentren en este pensamiento amargo el estirnulo para estrechar aiin més nuestras filas, porque ya saben qué «cosa es]a amistad y qué deberes impone. Unidos triunfare- mos, {Cudindo se va Emesto a Paris? ;Qué tal le Fils du Pampe?#z¥ Russo?””No veo ningtin petit dinero, Piniera, pero onfio en que recibiré algunos pesitos en cantidad ade. ‘euada, Bstoy eseribiendo la famosa escena del ded. Les mando muchos saludos, Witoldo de Gombrowica Chalet de Pardifias, 8 2,47 [Estimados Pivieray Humberto. Bl giro que tomaron les acon: tecimientos me obligé a decisiones eategdricas. Higame el favor Piitera de eseribir con la letra de su herencia (sic) el texto que adjnto(o, mejor atin, a maquina para que: no sec su letra) y firme por ejemplo Alejandro Cotex o Pedro "Angolini, y mandemela enseguida. Mucho apurey absolute, discrecién, y que sea bien hecha Ia cosa. ;Ah!, y ademas, péingala.enibuen castellano. Hin hablado on Baudizzone? {Seria posible publienr in fragmento de Ferdydurkeen Rea: Tidad? {No ce podtia cbligar a Graziella a quese mueva? Yo mandé ayer cinen cartas.a cine ministros y dignatarios de nuestro gobierno. Bl drama" avanza con velocidad de rayo xyeada ver se vuelve més grandioeo, No sé qué haré ni cus: do volveré, porque todo depende del sutil juego mio aqui Estoy coeiniando yo solo. Muchos saludos. Witoldo PS: Que Humberto, dentro de dos 0 tres dias, me mande otra carta, en st: nombre, con noticias especial monte alentadoras respecto a Ferdydurke, Bsto lo dejo a ‘su imaginacién (mucho realismo). Perdonen tanta mo: Jestia. W. jstimados Pifiera y Humberto. Recién revibo su earta, Pitiera, sin fecha como siempre (los tranvias...)* ¢Llegé la, a batalla por Ferdydare "Ba decir Séneher Riva, "Sobrenombre daclo por Gombrowiez al pintor argentino Luts Centurié. "Alejandro Russovieh,alumno por esa époea de la Facultad de iosofa dela Universidad de Buenos Aires. 'Bscena de su drama Hl easamianto, 218s deci, casamionto *"Gomibavice nce dein chistosamente a Humberto Rodriguez ¥y-a mi que log cubanos éramos tan aturdides que siempre noe ‘equivecdbamna de tranvia, vil carta mia con la carta dela letra dela herencia suya?**Man. ‘demela pronto, por favor. Por ae legs Fischer,#*estoy en, pplena ofensiva contra él, por el momento, todas las venta jas estin de mi parte, aunque no oculto que corro riesgos, sumamente grandes. A quién le ha leido, Piiera, clcapit lo del papa?” Ya sabe que nada puede alegrarme més que tun bien merecido triunfo de un amigo, pero temo que 81 Xinioo oyente sea Graziella. Aqui le condesa clogia mucho la gracia innata de las cartas de usted, (Qué culta, qué inteli- gente, qué fina esta mujer! Su hijo me trajo la copia de ln, nota y mandenmela sin demora, por favor, porque quiero ‘ver ebmo quedé.#tNo tengo plata, Pifiera, y le suplico main- deme por lo menos diez pesos. No sé cudindo volveré poraue ‘carezco de medios. Me alegro que le haya gustado la nota ‘aunque no creo que sea mejor que sus notas en Qué. {Por ‘qué Humberto nunca me eseribe? Mucha diserecién, sobre todo frente a A. Saludos. Creo que es miérooles. Witoldo Estimado Piflera, no pude desgraciadamente dar eon H. porque Ilegé su hijo desde Rio de Janeiro y ambos se fueron rosé dénde, En cambio, el asunto nuestro ya esté totalmen. te arreglado y la pieza*® ird en el comicnzo de esta vempora- da con toda seguridad, aunque todavia no se sabe a qué teatro, Esto fue decidido de modo definitivo en la sesién del Janes y Olivari ya avis6 por telegrama a Cojdsinki en Nue- ‘va York. Los papeles liegaron. ;Cuindo vuelve usted? To: ‘maremos una botella de algo bueno para festejar el triunt. La préxima aparicién de Ferdydurke despierta cada vez ‘mayor interés y no me recuerdo que ningtin libro fuese tan discutido antes de nacer. Si Ferdlydurkeno desmiente lo que me dioen de , sera, en verdad, un acontecimiento literario de primera magnitud. Siempre suyo, Sin firma 7,8, 1947 Estimados Pifiera y Humberto. Acabo de recibir una carta de Emesto donde se disculpa por lo de Sur y lo de Qué.® Entre otras cosas dice: “La traduccion (es decir, la tradue- cién de Ferdydurke al espaiiol) es a juicio dé Lida, absoluta: ‘mente mala y habria que rehacerla toda’. Por otra parte el amigo Ernesto, cuando en mi presencia leia un fragmento bjetaba algunas frases y, a pesar de mis aclaraciones, de- fa que deningim modo esas frases eran aceptables (critica ’ba por ejemplo la palabra “tal” on vez de “eoma”, Ia palabra, earro" en ver de “coche”, etestera). Confieso no poder com- prender, Piriera, e6mo entre dos buenos estilistas como us- tedy Ernesto, puedan existir tales divergencias, Usted es el presidente del Comité de Traduccién y juez supremo, pero {ano seria oportuno que se reuniera con Emnesto para suber *.Presumiblemente, tna caria que yo deheria enviar, con nom bre supitestoy en la que se habla de Feruiydurke con mucho enco- 2 Miisico alemén, 2 Capitulo de mi novela Bl banelieador ain indi), Una de las receias extiens que Gombrossirz hacia para el semanario Qué. ™ Es deci, Bl casamiento, »Presumiblemente, roses eritieas de Gombrowiez, noapare das a tiempo en esas publicaciones Ix ‘qué seriedad tienen sus objeciones? {0 que esas paginas se diseutan, por ejemplo, con Martine Estrada, Borges 0 Gémea de Ia Serna, oalgxin otro buen estilista? Consider que esto Jepermitiria a usted entrar en relaciones oon elles, lo que ya cesimportante. Ast salbromos al menos qué es lo que critican, ‘Lida y Brnesta,y, a lo mejor, habré que dar més fuerza asx, “aclaracién’ © tomar alguna otra medida, Le sugiero eso, Pifiera, para bien suyo. Yo, por Dios, rio me achieo, ni le aconsejo achicarse a usted, y sila traduecién suena bien “no me importan los tristes puristas”, pero ya sabe que Ia bata Ila seri dura, asi que hay que conocer la actitud del enemi- 40, y, ademas, puede ser que en tal o cual detalle tengan ‘razén porque tienen el ofdo mis fresco, Le sugiero eso por las dudas porque yo no s6 nada del asunto* y haga lo que crea mis conveniente. Mi batalla con Fisher llega a su apo- geo, Tensién enorme. Saludos. Creo que es viernes. Witoldo P.S;"{No se podria colocar fragmentos en Realidad on Anales de Buenos Aires? W. Gombrowice estaba obsedido, literalmente desesperado por Ja “salida” de Feryelurke. En una carta quo conservo eeer ta de 5a pu y letra a Bduardo Mallen carta que me dio parn que yo hiciera a la misma Ins debidas corressiones de estilo y también para pasaria a maquina; por otra parte no recuerdo si dicha carta se envié o no) dice: ‘May estimado sofior Mallen. No sé, francamente, sino estoy abusando de sus débiles fuerzas y, en este enso, le ‘ruogo gue me perdone. Orurre que, con la ayuda de un Co- mitéde Traduocién formado por cinco literatoseriollosy una veintena de colaboradores entre los aficionados, logré tra ducir Perdyclurke en castellano. Bl libro ya esti. aceptado por la editorial Argos, peroalli habré que esperarmés de un ‘aio antes de que se publique, lo que me desespera pues toda mi sitiacién personal esta pendiente de esta publica cign, Por varias razones tengo un interés enorme en que el libro sea publicndo a més tardar en febrero 0 marzo del avo préximo. 'Sé que Bet podria realizarlo y por eso me dirijoa us ted, Me baso en el hecho de que, en Polonia, muchas perso ‘nas muy conocodoras dela literatura predlecian a Ferdydlurke ‘una gran earrera internacional y que aqui, enla Argentina, tambign tengo Teevores que demuestcan un verdadero ents siasmo porestelibro,colociindolo al parde las mejores obras contemporineas. Declaro no tener ls menor idea de si se trata de tn libro “grande” o regular no més, pero en todo ceo me arriesgo a mandérselo a usted. Conozco su pasin por la literatura y estoy seguro de que si usted legara ala fonclusién de que en realidad Ferdydurke tiene valor, me prestaria su apoyo para que Emecé le diera la prioridad ~ apoyo que, por otra parte, en verdad necesito pues confie "Be decir, de la traduosién de Fordydurke. Debe anotarse que ls cursvas en estas cartas come en los prospects que se citan ‘maa adelante son del propio Gorobrowicz 4% Este pirrafo refleja admirablemente Ia impaciencia de Gombrovcicz respecte «Ia aparicién do Ferdydurke, No tavo que “esperar un aio’ el libro apareciéexactomente ocho meses des pus del envio de esta carta. "= Falea modestia de Gombrowicz: 6 sabia mejor que nadie que Ferdydurke es un libro "grande so hundirme de modo suave, pero seguro, en ese mundo de Ja eterna postergacién. Con la editorial Argos todavia no estoy comprometido. Con mis mejares votes... ‘Witold Gombrowier Ahora reproduciré un prospecto propagandistico de Ferdydurke redactado por el propio Gombrowiez. Sobre di- cho prospecto uno cualquiera de los miembros del Comité dde"Traduceidn deberia escribir una nota periodisticn en vis: ta de la inminente aparicién del libro, De paso observaré que Gombrowiez, eamposn de Ia Tnmadurez y su Apéstol,y 41 mismo toméndose por inmadiuro (aunque earopeo inma dure), estimaba que nosotros, los latinoamericanos, éramos, por subdearrollados, todavia mis inmaduros, motivo por lcual nos debfa orientar en un asunto de tanta importan in como el de la salida do sa novela, Heagui el prspectoen ‘euestién: Ferdydurke —fantasticas aventuras de un hombre infantilizado—constituye la mayor sorpresa y ¢l mayor en- canto de la literatura polaca moderna, Alrededor de. Ferdydurkese formé un ambiente de admiracién rayano en laidolatria. Bsta frase del eriticn polaco Casimiro Czachouski registra el entusiasmo provocado por la aparicién del libro. iA qué se debe la reaccién tan extrema de una élite perfec: tamente al tanto de la mejor procuccién literaria mundial? 2Cémoexplicar que un latinoamericano comoyo;*saturndo de Proust, Jayee, Kafka, reacrione a su vez ante el texto de este polaco desconocido como ante una obra ereadora e ins- pirada de la més altacalidad espiritual y artiste? El hecho de haber sacrifieado varios meses de mi tiempo para efee- ‘tuar (junto con otras personas y en condiciones inusitadas) Ja dificil traduecién de Ferdydlurke quitars, supongo, a mis palabras ese sabor de barato elogio y de propaganda al que ‘estamos demasiado acostumbrados, (Ningxin libro—porotra parte—no teme, no odia y no prosta tanta importancia al Juicio humano; conviene por tanto que lo que se diga en la ‘solapa de Ferdydurke sea fruto de una sincera eonviecién, ‘Tres serdn las razones principales por las cuales cabe lla- mar la atencién del pablicoamericano sobre Ferdydurke: 1. Esun libro dechoque, de combate; 2. Bl lado artisti 0; 8. ELlad idcol6gien,) Otro prospector éPor qué alrededor de esta novela audaz, provocadora y novedosa se forma el ambiente de una batalla hteraria? Porque Ferdydurke es (sogtin el eminente eritico palaco Bruno Sehula) “una nueva y revolucionaria forma y un re- volucionario método artistico, en in un fundamental desou brimiento,anexign de una especie de fendmence eapirivuales completamente nueva”. Porque, segtin el distinguido eritien cubano Virgilio Pier, principal traductor de Ferdydurke, “estas humoristicas aven- tuuras de un hombre infantilizado constituyen un esedindalo literario dela més alta seriedac’. Porque, sestin la mayor autoridad de la eritica argenti- na, Ezequiel Martinez Estrada, Gombrowiez.es un escritor “indiscutiblemente de primera calidad, dueio de todos los >*Como yo.."es decir, la persona que Firmavia oso prospecto reeurses de la imaginacién y del raciocinio” y su libro “una inrupeién de fuerza, de originalidad y de gracia tragica’. Como puede verse, Gombrowicz desplegaba toda una estra- togia alrededor de Ia inminente salida de Ferdydurke, una ‘&trategia basada un pooo en la seriedad, tun pooo en el hu mor, una como mitificacién del escritor y de su obra pero a su ver desmitificada por dicho humor. Elector corriente se preguntaria ante estos prospectos: zeste hombre es un ton. to, un megalémano, un paranoico? El lector inteligente ad. vertiria inmediatamente el humor, la paradoja, la mitifieacién y consiguiente desmitifacién, Claro est que tanta uno como otro lector no podian salber que esos pros: ppectos eran obra del propio Gombrowiez, {Qué importat De todos modes Tos asumiria como algo insélito dentro de los, cdnones convencionales de la propaganda, Ain otro prospecto: Soy un eseritor polaro. Estudios: Facultad de Derecho de la, Universidad de Varsovia, Instituto de Altos Estudios Inter nacionales en Paris, Publiqué en Polonia, ademds de varias rnotas y estudios, un volumen de cuentas (1935) y una nove- Ia —Ferdydurke— (1938) que préximamente aparceerd en, traduocidn castellana. Publieacionos eneastellano: notas.en, cl suplemento literario de La Nacién y en algunas revistas literarias. Estoy vinculado con el ambiente literario argen- ‘inno y reo que Borges, representante de la Sociedad de los, cseritores,” podria informa a Ia Comisiéin® acerca de mi persona y de mi situacidn literaria en Polonia. Vivo en ls, ‘Argentina desde hace dieciocho aitos. Conozco muchos pat: 8 europens. Tengo casi terminado tm libro sobre la psico Jogia del sudamerieano. Me encuentro en condiciones ‘ccondmicas dificiles y de ningiin modo podvia realizar ese trabajo sin el apoyo financiero de Ia Comision. ‘Tod esto contiene humor, ingenio, ana buzla desi mismo, altivez,orgullo, agresividad, pero también est leno de pa tetismo. He aqui a un hombre que lucha para no morir de hhambre, Gombrowiez, en el momento de la apariciin de Ferdydlurke, vive de expedientes, Noes cl hombre que habi ‘ta una casa, que tiene una coeinera, que se compra ropa, ‘que todos los avios va alla playa o la montafia en fin no os ethombrecon una eeonomia estable. Para agravar ain mis su stuacin, vive en un pafs extranjero a cuya eludadania no se ha acogido, lo cual toma atin mas difell su situacién, Noes que os argentinos nolo hayan protegido y auspiiad ‘Ya hemos visto el apoyo brindado por Mme. Benedi; exer tores como Arturo Capdevila, Carlos Molinari, Ernesto Séhato, Roger Pls, Adolfo de Obieta, también le han brinda do el suyo. Perohay que vivir dia por dia y ninguna de estas personas est en condiciones de arreglar, econémicarmente hhablando, la vida de Gombrowie, Por otra parte, no hay porquéasombrarse, Histos son los afios de cualquier escritor ‘quien mas tarde le sonreiré In fama, Pienso que el periplo portefio de Gombrowice no habria sido ni mejorni peor que €_ periplo parisino olondinense, Al menos en la Argentina “Ws decir 1s Sociedad Argentina de Bscrtones Se rfiore probablemente a una comisién encargada dedicta- ‘minar si un estritor debe ser aytsiado eeansmicamente por la So. ciodad de Feeritores. ‘Bs decir, libro sobre la psiclogia del eudamerieano, tenconti el editor que no obtuvo, a pesar de reiteradas ins: tancias, en Paris. Hs en Buencs Aires donde comienza a sonreirle la fama a Gombrowiez; es en Buenos Aires donde, fempez6a hacerse cl famoso eseritor que eshoy. Siempre me decia: "Piflera el pais es lindo..., indo” y pasando del humor, alo serio, eantinuaba: “Siempre bendeciré al cielo por haber venida a este pais” Por fin aparecié Ferdydurke el dia 26 de abril de 1947 en Jaya mencionada editorial Argos, dirigida por los eseritores Liiis M, Baudizzone, José Luis Romere y Jorge Brest. En el “Prefacio para la odicién castellans”, Gombrowie# incluta estas nobles palabras: “Tengo que agradecer —jporDios!— a todos esos nobles doetores en la gauchadal’**y a los cri: Ios les digo sé eso: jviva la patria que tiene tales hijos!" En los dias que siguieron a la salida de Ia novela, Gombrowiez no se dio descanso en lo que se refiere a la pro mocién de Ferdydurke. A este objeto fuimes él y yo a Radio 1 Mund, donde tuyo lugar la siguiente entrevista: [Piicra] Buenas noches, amigos radioescuchas, en nom: bre de les dos. Digame, Gombrowier, en el curso de Ia tra- ‘dueciin me preguntaba varias veces: {seria Ferdydurke una obra accesible al gran piiblico? [Gombrowie] —No lo sé. Pienso que todas las obras que tratan de romper la forma establecida para imponer una nueva, crean ciertas dificultades al lector. —Si yo, si todos nosotros, los que colaboramos on la tr. duceién, hemos hecho este trabajo, fue porque su actitud Titeraria y humana, este conjunto de ideas tan nuevas que usted plantea, nos ha parecido de gran importancia para Sudamériea. No oeulto que deseo ver ¢l triunfo del ferdydurkismo on este continente, Por el momento, la situacién se presenta del modo si {puiente:en Polonia, después de ocho aos, el ferdydurkismo se fortalece cada vez. mas y, por las cartas que recibo, la joven generacién literaria est bastante “ferdydurkizada”. Aqui en Sudamérica, el libro ha aparecido y el problema es ste: {lograré ir més allé del circulo estrecho de literatos € intelectuales? —Confio que st agresividad, su combativided y todas ‘esas cosas hirientes que usted dice a los artistas ya todo el mundo, abrird el camino a Ferdydurke. —Existen varios malentendides que se pueden interpo: ner entre el lector y vo. Temo que la critica literarin so fije ‘demasiado en a problemética de Ferdydlurke,olvidandoque se trata de una obra humoristca e imaginativa, donde el chiste, el juego, el divertimiento tienen por lo menos tanta, participacién como Ta seriedad, la psicologiay la filovotia, — Otro peligro consiste en que se hardin demasiados pa: ralelos entre su libro obras artisticamente revolucionarias como Ulises, de Joyce, 0 BI proceso, de Katka, No creo en modo alguno que el mundo de Ferdyelurke se junto con los de esas escritores, ~Tampoco me ayuda el hecho de ser polaeo. Bl sudame ricano no sabe casi nada de la vida cultural polaca y en tan: tounescritordel occidente europeo, aun de vereera categoria, ‘se ve apoyado por todos los esnobismmos, slo a duras penas Ta yox.de un eslavo logra vencer la indiferencia general, Pero me encanta que la suerte me prive de privilegis tan bara Una avcin noble y més popularmente, hacer un favor. XI too, Nosotros, las naciones menores, debemos dejar la tute In de Paris y tratar de comprendernos directamente, —Tista es una de sus tesis que me parecen més valiosas para Sudamérica, Ferdydurke nos abre cl eamino para con seguir a independencia, la soberania cspiritual, frente alas eulturas mayores que nos convierten en evernos alumnos. ‘Mi trabajo literario persigue el mismo fin y creo que aqui nos encontramos —Polonia, In Argentina y Cuba— unidos por la misma necesidad del espiritu, —Laverdadera batalla ferdydurkista la libraremos pre- cisamente en Paris y Londres, cuando Ferdsdurke sea ver tido al inglés y francés, Hay que atacar el monstruo de la ficticia madurezen su propia casa. Por él momento: muchos saludos a los radioescuchas. Y un abrazo fraternal para us ted, Pifera, El“mnonstruo de la fiticia madurea” sélo pudo ser atacado doce largos afios mis tarde, Entre 1947 1958-—fechade la salida de Ferdydurke en Julliard (coieeci6n Les Lettres ‘Nouvelles), Gombrowiez.se mantuvo en ese semianonimato propio del oseritor local. Sin duda la publicacién de Ferdydurkelo situé de modo més ventajoso en el medio lite ‘aro de Buenos Aires. Si, Ferdydurke fue un acontecimien: ‘to enese medio, pero tan sélo un acontecimientoen sordina. El libro tuvo buena eritica, aunque sin llegar ala consagra- «iin, De todas maneras, el piblico pensante supo, a través ‘de Ferdydurke, que Gombrowicano.era“un escritor mis...” Por otra parte, algunos ingenuos decian: “Bueno, salié Ferdydurke, 2¥ qué? Mientras Paris o Londres no le den el cespaldarazo...” Ignoraban que en esos largos doce afios no fue Gombrowicz quien esperé por Paris o Londres, sino que fueron Paris y Londres los que esperaron por él. A través del Atlintico legaban sefiales de que en Buenos Aires vivin ‘un polaco genial, mas Paris y Londres permanecian mudos. ‘De pronto, en 1958 Paris desperté de su letargo un letar ‘20 de doce aiios— y las franceses pensantes pudieron saber ‘que, en efecto, Witold Gombrowier era un eseritor polace genial, La batalla de Ferdyeurke estaba ganada, es decir, entablada en Argentina y ganada en Paris, Imagino a Gombrowiex después del resonante triunfo de su novela Cosmos, eanturreando el comienzo de un famoso tango de Carlos Garde: “Mi Buenos Aires querido...” Una conversacién con Gombrowicz + Sabe, Dominique?, Yvonne no ‘era lo que... No era eso Io que yo Récesitaba. Se trataba tan sélo de tun juego, de una manera de ganar tiempo. Bl tiempo pasaba. Me aproximaba a la treintena, Y “mi situacién en el continente europeo se hacia cada dia mAs pe- rosa y més equivoca”, £Qué podin hacer? @Cémo ligar mi eseritura a mi realidad? ‘A decir verdad, o6 la misma pre gunta que me planteo hoy que me hrallo en el ocaso, a lo largo de nucs. tras conversaciones... {Bterno ro. torna! De todos modos, examinemas mas de cerea una obra nacida 30 afios antes de esta pregunta: la no vela 0, mejor dicho, el panfleto de nominado Ferdydurke La defensa de la personalidad. Sabia lo que tenia que escribir. ;De- bia defenderme a mi mismo! jlm- poner mi persona! ;Combatir por mi! Esta nueva obra tenia que ser virme a mi personalmente. ¥ eso debia constituir Ia garantia de su enraizamiento en la realidad, Pues Ja realidad, pensaba yo, esta reali: dad general, objetiva, no es en ab- soluto la realidad. La verdadera realidad es la propia de uno mis mo, No me era permitido escribir: “La sopa de tomate es una buona spa”, Qué abuso! En cambio, estoy en mi derecho cuando digo: "Me gusta la sopa de tomate,” jAsi es como hay que hablar! Bso es ol estilo. Que 1a obra se convierta en yo La inmadurez. Siempre me em- barga la emocién cuando descubro en el caos de mi existencia la pre sencia obstinada de una ligica. ‘Como ya sabe, yo me componia. de tres seres (por lo menos), uno de los cuales era un hidalgo campesi: zo, ingenuo, torpe, enmadrado. Bse ‘yo campesino, asustado en el ‘iti ‘mo momento, le endilg6 a mi libro Dominique de Roux un titulo desafortunado: Memorias del periods de maduracién A consecuencia de lo cus los pe ri6dicos proclamaron con jiibilo: “(Miradle, no esté maduro!” Asi, cuando acometi Ferdydurke, recogi ese reproche de inmadurez. De la inmadure —ivaya una palabra comprometedora y desagradable! hice mi caballo de batalla, De no haber figurado en el titulo de mi primer libro, tal vez nunca me habria eonvertido en el cantor dela inmadureg; ni en el eantor de Ja Forma..., al menos en su relaci6n ‘con Ia inmadurez, {Casualidad? No tanto, Bl titulo no se debia a la casualidad. No fue el azar lo que abligé a mi yo torpe y comprometedor a apoderarse del coquetén librito para imprimir en €1su huella. Asi fue como mi breve volumen se vio enriquecido... pre- cisamente por aquel de mis “yo” que debia permanecer en secreto, Ferdydurke no quiere defender- se. 10h, si, me defenderét jMe bur- laré de los burlones! @Falta de madurea, yo? (Bs vuestra estupidez Ja que me ha colgado la etiqueta de inmaduro! Ahi esté el pasante de escuela Pimko que viene a hacer me una pequefia visita sorpresa; habla de esto y de aquello y, de pronto, jempieza a someterme aun. ‘examen! (Me toma por un eolegial! jEncima me pone mala nota! Y para terminar, tras haberme eneasquetado con firmeza unas orejas de burro, a mi, con mis treinta anos, jme leva 4 triunfalmente a la eseuela! Recuerdo perfectamente que en Jas primeras piiginas de Ferdy- durke mis ambiciones no apunta- ban més alla de una sitira mordaz ‘que me coloeara en una posieién de superioridad respecto de mis ene- migos. Sin embargo, mi texto se vio pronto arrastrado por el torbellino de una zarabanda tal, se desbocé de tal manera hacia lo grotesco y demencial, que me vi obligado a x rehacer el principio para darle idén. tico eardeter grotesco. Senti que Ferdydurke se me escapaba, que no queria servirme; empezaba a vivir su propia vida, a gobernarse segiin sus propias leyes, y en lugar de po: ner Ia mira en mis enemigos, me llevaba hacia algo diferente Mire, Dominique, puedo decirles, ro sin un perverso placer, 2 mis colegas de la pluma que eseriben para la humanidady en nombre de Ja humanidad, que jamas he eseri touna sola palabra con un objetivo ‘que no fuera egoista; no abstante, en cada ocasién la obra me traicio. naba y se separaba de mi. Bs lo que ‘ocurrié con Ferdydurke. Pero gqué fue lo que ocuri6? Tratemos de responder lo mas sencillamente posible. {Por qué una obra nacida de heridas personales me arrastré a una aventura tan universal como el drama de la for- ma humana, comola lucha feroz del hombre con su propia forma (es de- cir, con su manera de ser, de sen- tir, de pensar, de hablar, de actuar, consucultura, sus ideas v sus ideo- logias, sus convicciones, sus cre dos... con todo aquello por medio delo cual se manifiesta al exterior)? Ferdydurke debia defender mi personalidad, pero jcudl de mis miiltiples personalidades? Lo repetiré: “Mi situacién en et continente europeo se hacia cada dia mas penosa y mas equivoca” Bahl, yalo sabemos, Dominique, yo era.un conglomerado de mundos diversos, ni carne ni pescado. Inde- finido. Sélo aquel que me hubiera seguido paso a paso y espindo en todos mis contactos con la gente, podria haberse dado cuenta de has. ta qué punto vo era un camaleén, Sogiin el lugar, los individuos, las circunstancias, me mostraba pru: dente, estipido, primitivo, refina do, taciturno, locuaz, inferior, superior, anodino 0 profundo, era gil, pesado, importante, una nuli- dad, vergonz0s0, desearado, aude OO nl ent otimido, cinieo o noble, jqué no lle gaba a ser! Lo era todo. iQué falta de madurez! Quiz seria mejor citar a titulo de ejem. plo algunas de mis meteduras de pata de entonces, He aqui un hecho entre otros: transeurridos algunos meses tras la aparicién de mis cuentos, reuni una coleeciin de recortes de prensa ha lagadores con Ia intencién de dis tribuirlos entre mis amigos y conocidos. Se titulaba: “Prensa so: Dore las Memorias hasta... (aqui la focha).” Exe “hasta” gno es enter. necedor? Cémo el autor —que se acercaba a los treinta afios—de un libro de vanguardia provocative y en absoluto infantil pudo caer en tales chiquilladas? Por semejantes necedades me convertin en vietima de esas eriticas de poriodicuchos contra las cuales debja precisamen. te batirme en aras de mi propia madurez ‘Mi padre muri, Al escribir a al: suien agradeciéndolesus condalencias, hice un borrén en la carta. La eché al eorreo con la mancha..., adrede, como queriendo decir que, en un momento tan trégico, tales man- chas earecen de importancia. Toda: via me ruborizo al recordarlo. Me limito expresamente a semejantes fruslerias. Pero joudl no sera su poder cuando treinta afios después ‘atin me ruborizo! 4Cémo un individu ast podia aspirara la sitira, ala critiea, ain superioridad, a la seguridad en si mismo... ¥ a veneer a sus enemi gos? ‘Més atin, Si ese espia del que le he hablado me hubiera seguido paso a paso hasta aventurarse en Jos rincones de las callejuelas sub: urbanas, se habria sorprendido to davia més... y habria sentido vergtienza... En el umbral de la treintena, no tenfa en mi haber una sola aventura amorosa normal. Por razones que me son desconocidas, no buseaha el amor, incluso lo odia. ba; mi erotismo era trégico, fisico, siempre buscando a ciegas algo pre cioso, que sélo podia encontrar, lo sabia, en los niveles més bajos de Ja vida; el impulso erétieo no me atraia jamds sino hacia abajo. En sus empresas més clevadas no me hacia acceder més allé de un breve amario de camaraderia frivola, i vertida, pero en las mas bajas... Bueno, basta, dejemos los esplen. dores de esta miseria, su santidad, Ahora bien, ei ese espia me hu. biera sorprendido en deverminadas situaciones, tal vez habria descu: Biertoa un individuo completamen: te imprevisto, dotado quizé de una. asombrosa desenvoltura, con unos ojos y unas manos diferentes, pue- de que eriminales y puede que fri volos, quizé apaciguadores... Sapienti sat, Podria aftadir todavia cien o dos: cientos matices de mi manera de ser..., cada uno aislado de los de mis, siguiendo su propio camino. De qué expresisn literaria po- dia yo ser capaz? {Cémo luchar por ‘uno mismo en semejantes condicio- nes? Un francés o un inglés no expe: rimentan tales discordancias, al menos no hasta ese punto, Un fran és, 0 un inglés, sea como sea a ni vel individual, incluso si xe halla profundamente desgarrado, en cuentra refugio en cierta forma na- cional francesa, o nglesa, elaborada alo largo de los siglos. Yo era polaco. Los pasajes de mi Diario que tra tan de la “polonidad” han sido let dos muy superficialmente por los lectores oecidentales. Tneluso han egado a decir: “Seria mejor supri ir eso, {que interés puede tener para nosotros?” Ya es hora de que Jos herederos de Ins cultirras supe: riores dejon de hacer tantos alar des, Sustituya ol término “Polonia” por Argentina, Canadé, Rumania, eroétora, y vera emo mis declara ciones (¥ mis sufrimientos) se am plian hasta cubrir una buena parte del globo: podran aplicarse a todas Jas culturas europeas secundarias Examine cata con més detenimiento yeomprobard que se trata de cosas ‘venenosas de las que usted tampo- co se libra ‘Yoera polaco. Me encontraba en Polonia. Y ;qué es Polonia? Es un pais entre el Este vel Oes. te, easi en cl limite de Europa, un pais de paso donde el Este y el Ges te se amortiguan mutuamente. Un xu pais, por consiguiente, de hechura amortiguada.... Ninguno de los ‘grandes movimientos de la cultura europea ha afectado jamés verda deramente & Polonia, ni las guerras de religién, ni la Revolucion Fran €e5a, ni la Revolueién Industrial; allf sélo Hegan ecos atenuados ‘Tampoco la Revolucién Rusa con- tempordnea fue vivida en Polonia, sélo sus resultados penetraron (por Ja fuerza) en el pais, absolutamen: te prefabricados, ¥ en cuanto al ca tolicismo... El pais se encuentra en la érbita de Roma, ¢s cierto, pero el catolicismo polacs es pasivo, se re- sume en Ta observancia rigurosa det catecismo, nunca colaboré de ma- nera creativa con la Iglesia. Esas llanuras, pues, expuestas a todos los vientos, eran desde hacia mucho tiempo el escenario de un gran Compromiso dela Forma y de su Degradacién, Todo se desvane- cia, se disgregaba... En mi pais, hace cien aifos Ia cultura era toda via una cultura de planicie, campe- sina, desprovista de esas grandes eiudades (y de su burguesia) donde In vida puede concentrarse, compli ‘earse, afianzarse para tomar impul so. Se trataba de una cultura hidalgo-campesina; el noble, asen: tado en sus propicdades, hacia tra dajaral labriogo, vel sefior cura era el ordeulo, Esta laxitud, esta debi Titacién de la Forma atormentaba los polacos; ahora bien, al propor cionarles al mismo tiempo una eu rlosa sensacién de libertad, se ‘encontraba en Ia base de su admi raci6n por su “polonidad” Comprendera, pues, a dificultad suplementaria de mi situacién res. pocto a la de los artistas occidenta. Jes. (Si hubiera nacido francés o inglés, sabrfa comportarme mojor! 2Cémo podia, en mi lucha por mi personalidad, apoyarme en mi cul: tura nacional? Si, claro, la forma polaca existia, era el estilo sarmata, jun estilo has tante amativo inchuso!... Pero era bastante endeble, el elemento des teuctor de la fragilidad se hallaba ya en él, ;Dénde quedaban el pen samiento polaco original, la filoso fia polaca, la participacién intelectual ¥ espiritual polaca en Ia creacién europea? Desde hacia ciento cin En Tandil, Argentina, en 1958. cuenta afios la literatura se veia estrangulada por el drama que su- ponia la pérdida de la independen- cia, se hallaba reducida a Ia dimensién de las desgracias locales, Mickiewicz era la figura mas des- tacada de esta literatura. {Como podia yo apoyarme en Mickiewicz, tun poeta magnifico pero cuyos ho: rizontes y concepciones eran los de tun nifio piadoso, perdido en un can. dido misticismo? ;Acaso apoyando: meen él podia luchar por mt? Basta con comparar a Mickiewicz con Gocthe para captar lo peregrino de semejante proyecto. ‘Los escritores polacos de mi ge- neracién podian elegir, en general, entre dos vias. O bien se limitaban al terreno polaco, y entonces se veian condenados a un papel secun: dario, 0 bien podian aspirar a un papel europeo, pero en ese caso se gguian condenados a um papel secun- dario, pues sélo eran europeos de segunda mano, y apenas podian hacer otra cosa que igualar a Buro: pa y reproducir a Europa ‘Tal ver: me preguntard usted: pero apor qué no intentar enraizarse en las grandes corrientes de la época, que, en cierto modo, canstituyen asi mismo una patria? ;Bn eudles?, me pregunto yo. En el catolicismo, 0 bien en el comunismo o el fascismo? ‘Bn el eatolicismo, yo, un inexé: dulo? @Bn el comunismo 6 el faseismo, yo, un inerédulo? No, no tenia la menor vocacién de monje, que cree, que teme no reer, que no admite la duda y se afirma por voluntad en su fe. {Las teorias? {Las ideas? Sabia desde siempre que son como tamices a través de los cuales la vida trans curre. Adomis, el papel de intelee tual progresista “comprometido”, que muestra a la humanidad el ca mino que debe tomar, me parecia a un tiempo demasiado pretencioso y demasiado frivolo. Quiero hablarle de mi vida con la mayor sencillen posible, asi que citaré ahora mis- ‘mo el menos complicado de mis ar- gumentos: dénde esti el diploma, me decia yo, que me autoriza a guiar a la humanidad? ZY si resul- ta que soy un idiota que no hace sino embrollarlo todo y dificultar el trabajo positivo de los dems? ;Ace: 0 la historia no abunda en almas nobles cuya nobleza indomable pro- yo06 eélebres desdrdenes y originé interminables altereados? Por lo tanto, ociipate de tus asuntos ‘metas la nariz en los de los demas. ‘Ya ve, para mi, el postulado con- sistente en no hablar sino en nom- bre personal no era sélo la condicién elemental de un buen estilo, sino ‘que testimoniaba también mi sen- tido moral, mi sentido de as respon sabilidades (y, como de costumbre, se me interpreté al revés, se atribuyé mi eserdpulo moral « mi sequedad, ‘ami egofsmo y a mi orgullo) xIV Y aparte de eso... Yo, un polaco, dereer en las teorias? Vamos, e gro tesco. En el cielo polaco, en el cielo de una Europa que palidece y que acaba alli, se ve eémo tanto papel procedente del Oeste exe en picado hacia el suelo para depositarse so bre el barro, sobre In arena, a fin do que los chiquillos que apacien tan sus vacas hagan de é1 el conoci- do uso... Pero esns teorias que surcan el cielo se vuelven asimis: mo ridiculas, ciegas, innobles, san: grientas, vanas; los pensamientos delicados estan prefiados de mon. taiias de eadaveros. Qué quiere us: ted, cada uno ve el mundo a su manera. No en vano soy oriundo de Jas Hanuras que separan a Europa del resto del mundo. {El comunismo, el fascismo, un eredo cualquier? No. Completamente solo, privado de ‘cualquier tipo de antecedentes, y ademés interiormente desgarrado, no sabfa qué hacer. {Qué podia ha: cer? Sélo estaba seguro de una cosa: Gnicamente cortando por lo sano podria librarme de ese nudo gordiano; esta idea, de una intran sigeneia total, me rondaba oseura- ‘mente desde! infancia. Incluso iba ligada a cierto optimismo, al menos en lo tocante a la literatura; por ‘ue yo—y de es0 tenia una certeza absoluta, pese a mi inmadures. tenia pleno derecho a la palabra, tenia pleno derecho a expresarme, como todo lo que existe, como todo Jo que es. {Comprende? Poseia lo que todo el mundo posee, y que se denomina la elocuencia del hecho ‘Qué hacer? En primer lugar, me Adije, es preciso reconocer este est do de hecho, reconocer la realidad, hacerla aparecer. Si como hombre, como polaco y como artista me hallaba condens- doa la imperfeceién, no serviria de nada poner al mal tiempo buena cara y simular ante mi mismo y ante el mundo que todo iba sobre ruedas. Era, por el contrario, una cuestiOn de honestidad, de digni dad, de juicio ¥ de vitalidad, rom perde una vez para siempre con la mistificacién. Empocemos por Polonia. Habin ‘que romper con Polonia y tomar partido contra ella. Al igual que Francia para los franceses, Polonia 5 para los polacos un tesoro digno del mayor sacrificio. Pues bien, era absolutamente necesario constatar que Polonia, ese algo intermedio entre el Este y el Oeste, esta con denada, por su situacién googrifi cay su desarrollo histérico, a 1a imperfeccién, a un papel menor, y que debe ser rebasada, pues es in: capazde asegurara los palacos nin: sin valor plenamente aucéntico, No 8 justo que un polaco sacrifique todo su desarrollo individual, toda su humanidad a Polonia. El polaco formado por Polonia, por el medio y las tradiciones polacas, resulta ser por la fuerza de Ins cosas un hombre menos realizado que los oecidentales. Bs comprensible que un franeés sienta adoracién por Francia, y un inglés por Inglaterra, ya que les proporcionan valiosas ventajas. Ahora bien, ser hombre significa mucho mas que ser fran és, y Europa significa asimismo més que Inglaterra y que Francia, Asi pues, para los hombres situa. dos en paises inferiores y més dé biles, como Polonia, Argentina 0 Bulgaria, y encadenados sentimen- talmente a ellos, subyugados por ellos, formados por ellos, era en ver. dad un asunto de vida o muerte el romper, el alejarse... No, Ia critica “construetiva’ de los fallos y de Ins taras de la patria con un espiritu patridtico, para poner remedio, ya no bastaba. Una critica semejante estaba también condicionada por la patria, ;Romper! jHuir! El eseritor, elartista 0 cualquiera que aspire a su desarrollo espiritual, en Polonia en Argentina, no debe sentirse sino un residente, y ha de eonside rar a Polonia o a Argentina como tun obstéeulo, casi como un enemi 0. Bs el tinico modo de encontrar se realmente a gusto en la cultura Y sélo aquellos para quienes la pa tria constituya un obstéculo antes ‘que una ventaja tendrin la posibi- Tidad de convertirse en hombres de espiritu verdaderamente libre, y si se trata de Europa, en verdaderos europeos. Le estoy explieando mis concep- ciones de entonces; mas tarde se ‘modificaron un poco. En Tandil, Argentina, on 1958, Ahora bien, Dominique, yo que ria ser como esos jévenes que se suelen ver en las estaciones de las pequelas ciudades de provineias, con su hatillo en Ja mano; estin a punto de partir, y al ver el tren que va a levérselos, murmuran; debo arrancarme de mi ciudad na: tal, es demasiado estrecha para mi, iAdiés, ciudad mia! Quizd regrese, pero no antes de que el vasto mun. do me haya hecho nacer por segun- da ver" iA partir de este momento ya no quiero ser polaco! Estaré solo por ‘completo. —{Solo? ;No ves que la soledad hard de tila vietima de tus propias ~Entonces, jdame un cuchillo! WDebo realizar una amputacién mas radical todavia! |Hede amputarme de mi mismo! Imagino que Nietasche habria definido mi dilema mas 0 menos en e505 términos, Procedi a amputar, Bl cuckillo verdugo fue el pensa. miento siguiente: acepta, compren. de queno eres ti mismo, pues nadie esjamas él mismo, con ningan otro, en ninguna situaeién; ser hombre implica ser artificial {Se trata de algo sencillo? Si. Pero existia una dificultad: no bas. taba con aceptarlo y comprenderlo, habia que experimentarlo en uno xv La historia vino en mi ayuda. En aquellos tiempos de preguerra, la gente se volvia extrafia, Cabe con- cebir la guerra como un conflicto de formas. Yo veia con estupor eémo Europa, la central y la oriental principalmente, que se preparaba para la guerra, entraba en la era dela movilizacin demoniaea de las formas, Los hitlerianos y los comu nistas se componfan un rostro ame. nazador, y la fabricacién de creeneias, de entusiasmos y de idea- Jes igualaba a Ia fabricacién de ca ones y hombas. La obediencia ciega y la fe ciega se habian vuelto obligatorias, y no s6lo en los cuarte Jes. La gente se ponia artificialmente en estados artificiales, y todo —in cluso, y en especial, In realidad. todo debia ser sacrificado para ob. tener la fuerza. Qué suponia eso? Pues sandeces vocingleras, einicas falsificaciones, Ia deformacién dela realidad mas evidente; una atmés fera de pesadilla.. Un horror sin nombre, Esos afios de preguerra fueron més ignominiosos quizé que la gue: ra en sf, Asfixiado por esa presién dela Forma, me lancé con todas mis fuerzas hacia una nueva aprehen. sién del hombre; era In Gnica posi bilidad de conservar algo de esperanza. ;Dénde me hallaba? Me hallaba, junto con la humanidad, en Ja més negra de las noches. El vie: Jo Dios agonizaba. Las leyes, los principios y las costumbres que habian constituido el patrimonio de Ja humanidad se veian suspendidos en el vacfo, despojados de su auto: ridad. Bl hombre desembarazado de Dios, liberado y solitario, comen. zaba a forjarse a si mismo a través de los demas hombres... Seguin siendo la Forma, y no otra cosa, lo que se encontraba en la base mis ma de esas convulsiones. El hom bre moderno se caracterizaba por una nueva actitud frente a la For: ma. {Cudin mas fficilmente Ia crea. a él mismo, creado como lo estaba por ella! La imaginacién me representa- ba a los hombres del futuro dején dose formar deliberadamente unos por otros: un timido establecerd entre los que le rodean relaciones adecuadas para hacer de él un des- carado; y manejando a los demés y a sf mismo con habilidad, un des. vergonzado obtendra una buena dosis de ascotismo, ‘Vinculé mi experiencia particu: lar a ese panorama general de la humanidad y consegui eon ello un sosiego relativo, No era el tinico en ser camaleén, todo el mundo lo era, Se trataba de la nueva condicién humana, habia que tomar concien: cin de ello con rapidez. Me converti en “el poeta de la Forma’, Me amputé de mf mismo. Descubrila realidad del hombre en esa irrealidad a Ia que me ve condenado, Y Ferdydurke, en lugar de ser. virme a mi, se transformé en un poe ‘ma grotesco que describia —como dijo Schulz Jos tormentas de los hombres en un lecho de Procrustes: el de Ia Forma, Simplifica usted, siquiera sea al preseniar ese proceso mental como algo establecido, previo a fa composicion de Ferdydurke. —A decir verdad, el artista no piensa, si por “pense” se entiende Ja elaboracién de un encadenamien- to de concoptos. Bn él, el pensa- miento nace del contacto con la materia a 1a que da forma, como algo auxiliar, como la exigencia de esa materia misma, de una forma naciente: se trata de que la obra se logre, de hacerla apta para vivir, no es de la verdad de lo que se trata. Mis “pensamientos” se gestaban al ‘mismo tiempo que mi obra, en una simbiosis cotidiana con eu mundo, que, lentamente, se revelaba, — Noes precisamente por eso por to que el “pensamiento” del artista, Por poco sélido que pueda parecer en relacién con et pensamiento del pensador, es a menudo tomado en Su pensamiento no constituye tuna seca deduccién en abstracto, sino que nace de Ta voluntad de dar vida, de crear algo y real. iene por lo tanto sus raices en la vida. Le citaré algunos fragmentos de un capitulo de Ferdydurie que es una especie de comentario a la ac- ccién de ln novela: idurds! Presiento que la hora de Ja Retirada general sonard pronto. El hijo de la tierra comenzaré a te- mer a esa forma que es Ja suya ya avergonzarse de ella en la misma medida en que hasta entonces se habfa mostrado orgulloso de ella, y cn ella habia buscado su estabili dad. No tardaremos en sentir mie do de nuestra persona y de nuestra personalidad, porque sabremos que no nos pertenecen por completo, ¥ en lugar de voeiferar y do rugir: yo creo esto, yo siento aquello, yo soy asi, yo defiendo eso, diremos con mais humildad: a través de mi se cree, se siente, se dies, se hace, se piensa, se produce... El poeta repu- diard su canto. El sacerdote temeri al altar, la madre no se contontaré con ensefar ciertos principios a sua hijos, sino también e6mo eludirlos, afin de que no lleguen a ahogarles. y: “Se requerirdn grandes descubri- mientos, golpes terribles asestados con nuestras manos débiles y des: nudas sobre la dura coraza de la Forma, una astueia sin par, una gran honestidad de pensamienta y una inteligencia en extremo agudizada, para que el hombre es cape a su rigidez externa...” xv ¥: “Tratad de oponeros a la Forma, Iiberaos de Ia Forma”. —Ferdydurke aparecié a finales de 1937; jedmo se sintié usted en tonces con respecto a la gente? Esa pregunta resulta muy ade- euada en estas confidencias inti: mas. Sin duda alguna, me senti mucho mejor. Ese libro, en cierto modo, me situé frente a la vida. Me sentia mejor, y al mismo tiempo munca me habia sentido tan mal, Triste, deprimido, agotado, pasé algunos meses en los Tatras, y luego me fui a Roma. El parto de tun libro nunca es agradable, pero ése en concreto fue el peor de los que he vivido. Ademés, a veces me invadia un miedo de To més trivial, pues Ferdydurke suponia una bo: nita provoeacién (cosa que olvida- ba cuando me ponia a escribir), y la prensa nacionalista me atacaba brutalmente, tratandome de co raptor; lo que podis: muy bien sig- nifiear que iba a ser apaleado por Jas bandas fascistas, Ya en Ia es. cuela, pese a ser un gallina, a me nudo habia sufrido las consecuencias de entregarme sin cesar a la prove cacién. En serio. Instantes penosos y ificiles los de aquel “Qué pasa? —Nada, nada", que por otra parte siempre me obsesioné al publicarse ada uno de mis libros; pero jamais con tanta intensidad. No obstante, ‘tancia en Rema, don. (ia un solo eseritor italiano, donde no tuve préctica: mente trato con nadie, sino que me contentaba con pasear por las ca- Ies sin siquiera echar una ojeada a las iglesias ni alos museos, me courrié algo earacteristico que de- muestra que Rerdydurke no habia sido escrito en vano. Lo que me oct sri fue mis o menos lo siguiente. En la plaza de San Pedro, me en: cuentro con uno de 80s pintores que van a Roma a estudiar, un po- laco de Lituania. Bl pintor me pre- gunta: “Ya ha visitado la basiliea?” ‘Yo rospondo: “No, todas las iglesias ‘son parecidas por dentro.” “Usted cree?” Lo dijo con ironfa. Yo sabia por qué. Para un pintor 0 un escultor elas comarcas de Ia Forma Degra- dada, de la zona fronteriza de Eu. ropa, el viaje @ Paris, Roma o Londres adquiore Ins proporciones de un problema importante, ;C6mo comportarse? {De qué modo adap- tarse? {Un respeto tranquil y dis: erecién? {Una frialdad cortés? jAdmiracién? {Humildad? ;La iro nia descarada del semibirbaro? {Familiaridad? ;Cinismo? ;Una simplicidad premeditada? Todas estas taetieas tienen un nico de feoto: traducen un virulento com plejo de inferioridad. Complejo, por Aesgracia, incurable, sencillamen te porque no es complejo sino real daa..., a realidad, precisémoslo, de Jos parientes pobres. ‘Un ingenuo pottria decir que bas ta con abstraerse y entregarse por entero a la contemplacién de las obras de arte. ;Quimeras! Uno no puede olvidarse de sf mismo Yo eabia cSmodehia entender su irénico “{Usted cree? Significaba “Ahl, asi que has elegido la displi cencia y ol dosdén...” Le respondi queesoera en efveto lo que yocreta y que ademas me daba demasiada pereza quitarme el sombrero para entrar en una iglesia. “Pues enton. ces, entre con el sombrero puesto” ‘Alo que respondi: "No es mala idea, cntraré cubierto” La continuacion de este dilogo importa poco. Lo importante, lo realmente importante, era que al decir todo eso jno me sentia idiota! Esa retérica, que para él suponia sin duda una bufonada, una pose, una manera de guardar las apa. riencias a cualquier precio, soné mis o[dos como muy natural, since ra, desenvuelta..., y al hablar asi, ie senti un europeo, el més a sus anchas de cuantos han deambulado jamés ante esa venerable basilica Me senti en casa. (Por qué? Gra cias a Ferdydurke tenia un papel que cumplir en Europa. {Qué pa pel? Pues bien, a mi me correspon dia decirle a aquella iglesia, 2 aquellas madonas y a aquel foro romano, 2 aquellos frescos y a aque las habitaciones: “Sois un atavio del hombre, y nada mis”. Verd, des pués de Ferdydurke, tenia pleno derecho a entrar en una iglesia con ‘el sombrero puesto, y no se trata. ria de una simple humorada, sino de un acto consciente, sin relacién alguna eon el comunisme, ni con ol hitlerismo, ni con ningdin dadafsmo ‘osurrealismo; tenta una razén per. sonal para hacerlo. ¥ desde enton- ‘ces, a lo largo de toda mi vida, alo largo de veintitrés afios de pampa argentina o de cualquier otro lugar, nunca me abandoné la certera de ‘que soy un europeo, més europeo ‘quiz que los europeos de Roma o de Paris, Bstaba casi convencido de que la rovisién de Ja forma europea aélo podia ser emprendida a partir do una posicién extraeuropea, de alli donde ce mis laxa y menos per fecta, La conviceidn intima de que lo imperfecto es superior a lo per- fecto (puesto que es més creador) figuraba entre las intuiciones pri mordiales de Ferdydurke. Por eonsiguiente, jqué libertad! iY qué satisfaccién, tutear a las madonas, acerearme a las obras maestras sin respeto, tenera Roma. entera a mis pies como algo dema. sindo limitado en su misma majes: tad! Todas las tendencias divergentes de mi alma, empezando por mi atraceién hacia la “inferioridad”, mi desconfianza de hidalgo campesino respecto del arte y mi secreta inti midad con Io informe, eontribuian a reforaar esta agresiva herejia. Mis tarde, cuando Ferdydurke fue traducido 2 diversas lenguas cx: tranjeras, me di cuenta de hasta qué punto su irreverencia podia resultar irritante a ciertos alema. nes o franceses cultivados, asicomo otros representantes de la madu- rez occidental, Algunos exclama- ron: {Qué ineptitud”, y arrojaron el libro a 1a papelera. De hecho, su lectura puede resultar indigesta a aquellos que otorgan cierta impor tania a su persona, a sus convie- ianes y a sus creencias, es decir a un pintor “ereyento”, a un cientiti co “creyente” 0 a un idedlogo “ere- yento”. Los lectares uecidentales de Ferdydurko se dividen en: a) frivo los, que buscan la diversién sin pre ‘ocuparse de otra cosa; b) graves, y ©) graves y ofendidos. Yolvi de Roma a Varsovia por ‘Venecia y Viena. Si estuviera eseri Diendo una novela en lugar de con: tando mis reouerdos, describirin ast XVII mi regreso: avanzo triunfante para decir a los polacos: “iVictoria! He veneide » Roma ya Buropal ;Yeada uno de vosotros podra hacer lo mis: imo si, hubiendo leido Ferdydurke, logra liberarse de las tenazas de su polonidad!” Pero, jbumt!, en Viena mi tren se hunde en multitudes, en manifes- taciones con antorehas... {Hitler hace su entrada! jLa Anschluss! En Varsovin reina la exeitaci6n, las muchedumbres, la fiebre, el frene- si, el estado de aleria... Yuna vez mis, el polaco se ve forzado a re plegarse sobre si mismo como en una fortaleza, a afirmarse en cuan to tal, se ve obligado a amarse! Y de todos los paises Megaba una fu ria aterrada de pucblos amenaza: dos, (Movilizacién! {Dénde quedaba mi solaz roma. no, mi triunfo, ante aquella nueva y monstruosa tensién’? Acaso no me hallaba, a fin de cuentas, en eontradiceién con mi tiempo? En todo caso, comprendi una ‘eoea: Ferdydurke estaba eondena. do al fracaso, y yo con él. Sélo dies afios mas tarde, tras el desastre universal, sobre los escom Dros y Ins cenizas de la Forma he cha trvzas, voy Ferdyduree empezamos a dar de nuevo algunas sefales de vida, La conferencia de Bruno. Quizt ha insistido demasiado en hablar del Este y del Oeste, del polaco y de Buropa. Pero es que nuestro dia logo, Dominique, se dirige a un lee toroveidental, Y sin duda, en vireud de ese mismo mecanismo, al lector occidental le Namaré particular mente la atencién mi “complejo de inferioridad” respecto a Oceidente. ;Puee no! {No sean tan simplistas, sefiores miost Lo repetiré: no esta mos hablando de complejos, sino de algo mucho mis grave, de inferia ridad real y de superioridad real. Eehora de sefialar que la libera ei6n que Ferdydurke habia supues to para mi no se limitaba solamente avestas cuestiones. Se hallaban pre sentes otros contenidos mis arduoe, ‘iis confideneiales. Mis 0 menos en el momento en gue yo me disponia a entrar en San Pedro eon el som brero puesto, mi eminente amigo i ee poe — Sent nnn So aea nas So a — a i te wo . i Bruno Schulz (demasindo poco co: nocido en Francia) egaba a Var. sovia procedente de In Galitzia oriental para dar una conferencia sobre Ferdydurke en la Sociedad de Escritores, Conferencia que susei ‘t6un coro de protestas por parte de los corifeos de la Literatura Polaca Madura, lo cual demostraba al me- nos que mi planfleto cra eapaz de provocar una tempestad en un vaso de agua. En su disertacién, Bruno realizé uno de los mds profundos andlisis de Ferdydurke, lo que me rece ser subrayad, va que esto ocu rria en tiempos remotos, antes del diluvio, Bruno hablé entre otras casas de la zona de subcultura” que revela mi novela, de su “aparato de formas secundarias”. aQué significa eso? —Que en Ferdydurke se revela tun mundo interior vergonzoso, que no se deja confesar ni formular sin dificultad, No se trata sin embargo del mundo del instinto y del sub. consciente freudianos, sino que es el resultado del proceso siguiente: en nuestras relaciones con los de- mis deseamos mostrarnos cultiva. dos, superiores, maduros; en eonsecuencia, utilizamos el lengua je de la madurez, y decimos por ejemplo: la Beleza, el Bien, la Ver- dad... Pero en nuestra realidad eon: fidencial, intima, constatamos que no somos otra cosa que insuficien cia e inmadurez; entonces nuestros altivos ideales se derrumban, y nos ‘creamos una mitologin privada que no deja de ser, en su principio, una cultura, pero una cultura lamenta ble, inferior, robajada al nivel de nuestra insuficiencia, Este mundo, decia Bruno, se compone de Ins so: bras del banquete oficial, como si estuiviéramos simultdnenmente ala mesa y debajo do ella, Por ejemplo, e! ideal de la belle za femenina en Ferdydurke, su Afrodita, es una menuda colegiala moderna que nos fascina con sus pantorrillas, y otro dios de esta submitologia és el mozo de labran- za.con quien Mientus desea frater nizar. Ferdydurke esta repleto de esos ideales inmaduros, de esos mitos inferiores, de esas bellezas de segundo orden, de esos encantos de pacotilla, de esas seducciones am- biguas. Schulz subraya quo ese mundo no nace tanto de la Hiberacién del instinto como de la degradaeién de Ja Forma, Exteriormente, deseamos ser lo mas cultivados posible... pero, por eso mismo, en nuesti terior nos hallamos por debajo del nivel de nuestra cultura..., la cual rebajamos hasta nuestro nivel real. “No hay ideologias tan manidas, tan cadueas, formas tan pobres ¥ tan piojosas que no puedan tener curso aquf, que no puedan conse- guircomprador. Aqui aparecen, on toda su sordidez, las estructuras de Ja mitologia, la tiranfa disimulada en las formas sintéeticas, la vielen. cia y el bandidaje de las fraseolo gias prefabricadas, la potencia de la simetria y de Ia analogia.” Y proseguia: “Gombrowicz no ha llegado a ello. por Ia via fil de una especulacién intelectual, sino por el camino de Ja patologia, de su propia patolo- ain Bs cierto, ‘Tavimos después una conversa cién en el curso de la eual me re- proché amargamente que no estuviera a Ta altura de lo que es cribfa. Sentado en una silla, yo no sabia muy bien qué decile; en el fondo, le daba la raz6n: no estaba a la altura. Yo, el especialista de la inferioridad, era también inferior a mi novela; yo, el individuo eoncre- to, un tal Gombrowiez, ciudadano: eampesino. {Por qué no podia celebrar la vietoria? Al fin y al eabo, me habia arrancado mi maldita patologia, que ahora se hallaba en ellibro: era el toma de Ferdydurke, yno yo. jRegocijate pues, autor! Tus verguenzas profundas las has des- terrado, las has expulsado de ti, De pronto, transformado en “zona de subeultura”, tu cubo de basura se ha convertide en tu titulo de glo. ria, jRegocijate puos, inventor de la zona de subcultural iBah! XVII Yo estaba en una silla. Di en el Blanco. ¢Sabe?, hay una gran injus ticia en el trabajo artistica, Se es eribe con la angustia de verse deshonrado por una obra fallida, y esti justificado, pues el fracaso de una obra supone una gran vergien: 2a personal; perosi la obra est mis ‘omenos lograda, no se obtione nin ‘xin provecho personal, ni siquiera, me atreyo a afirmarlo, una intima satisfaccién. Una obra lograda vive su propia vida, existe en alguna parte, al margen, y poco puede ha cer ya por la vida de su autor. Dienel bianco. Entre Ferdydurhe y yooeurria exactamente Jo mismo ‘ue les habia aconteeido, en sus Paginas, a mis personajes. La obra, metamorfoseada en cultura, pla neaba libremente a plena lu, y yo me hallaba en mi foso; pero quind lo preferia asi, quizé me conventa més, quid me sentia mejor en mi propia mazmorra. Una diana, zY qué? Tal vez (como ya anoté anta o en mi Diario), tal vez mi inma durez.y mi juventud me eran més reciosas. Pie a tierra Gaceta literaria de la Universidad Verneruzana ‘Afio 1, ntimero 11, noviembre de 1998 Coordinacién: José Luis Rivas y Agustin del Moral Coordinaetin de este nimero | y eorreecién: Luis Horacio Heredia | Diseio: Carlos Torralba Portada: Collage de Carlos Torzalba: Witold Gombrowier, de nifio. Filifor forrado de nifo" (Prefacio) Witold Gombrowicz tes de seguir con Ia trama de estas verdade- L \ ras memorias, deseo, a titulo de digresién, po- ner en el capitulo siguionte un euento llamado “Filifor forrado de nifio’. Habéis visto emo el maliciosa- ‘mente diiictico Pimako me procurs un culit infantil; habéis visto las convulsiones idealisticas dela juventd nuestra, ka impotencia de vivir, lacalamidad de la desproporcin y des: armonia, la tristeza del artificio, Ia melancolia del aburri- miento, la ridiculez de la ficcén, Ta tortura del anacronismo yas locuras de los culitos, de los mstros, como, adlemés, de otras partes del cuerpo. Habéis oido las palabras, palabras vvulgares que luchaban con palabras nobles, y otras pala: bros igualmente huccas ¢ inconsistentes, recitadas por los pedlagogos, y habéis presenciado cémo la cosa, compuesta de palabras vacias, terminé de modo infame en medio de unos visajes absurdes. Asi, ven Ia aurora de su juventud, eLhombre se imbuye de fraseclogias y muccas. Bn tal yun: ‘que se forja Ia madurez muestra. En breve veréisotras mue- cas yotro duelo, la lucha mortal de los profesores G. L. Filifor de Leyden y Anti-Filifor de Colombo, donde también apare- cen palabras y partes del cuerpo, Mas no hab que buscar por eso una vineulacién estrecha entre esas dos partes de mnilibro;y eaeria en un error el que creyese que, incorporan- do a midbra el relato “Filiforforrado de ni, no tuve tink ceamente el propésito de llenar un tanto el espacio libre del papel, disminuir en algo la enormidad de las hojas vacias, ‘que me asustan Pero si los eminentes conocedores ¥ sabios, los Pimkos cespecializados en el arte de construire culealo por interme- diode lacritica de lo que llamamos “defectos dela construc én”, me hiciesen este reparo: que, segxin ellos, cl deseo de Ienar un lugar vacio sobre el papel constituye una razéin domasindo privada e insuficiente y quenoes justo poneren luna obra artistica todo lo que en mi vida he escrito, eontes- taré que, sestin mi humilde conviceién, Ins partes sueltas del cuerpo y, ademés, las palabras bastan para constituir ‘un fortisimo esqueleto artisticamente constructivo, ¥ demas: ‘raré que mi construccién, en loquese refierea la Kigiea ya. precisiGn, no cede a las més légieas y precisas construcco- nes, Mirad: la parte baisica del cuerpo, et bueno y domesten do cuculilo, esté en la base; en el euculao, pues, empieza ‘da accién; desde el eacuilo, como desde el tronco principal, emanan lasbifurvaciones de partes sueltas, como, por ejem- plo, la del dedo, del pic, delos brazas, ojos, dientes y arejas, ¥ asimismo unas partes se eonvierten en otras gracias & sutiles y refinadas transformaciones. Y el rostro humano (coméinmente llamado también facha, jota o carota) consti ‘tuye la corona del érbol que con sus partes sueltas se levan- * Capitulo 4 de Ferdydurke. ‘adel tronco cucutiano; la facha, pues, concluye el eclo que originé el buen ewoucu, Después de haber alcanzado la fe cha, ¢qué eso que me queda? Solamente volver atrés hacia las partes sueltas parn llegar de nuevo al cueuliano punto de partida, y para exe fin sirve mi euento “Filifor”. “Filifor” es un retroceso constructivo, un pasaje 0, para expresarme ‘con més precisién, una coda, un trino,o més bien un lapsus, tun Iapsus intestinal sin el eual nunea podria penetrar al tobillo izquierdo, ;No es ésta una construecidn férrea? ;No basta para satisfacer las mis especializadas exigencias? gY qué me dirsis cuando havdis logrado descubrir atin otras v ‘mais profundas vinculaciones entre todas esas partes, diver sas pasajes desde el dedo hacia el hisrado, y cuando se as eseubbra el papel mistico de algunas partes preferidas, el sentido secreto, ademas, de ciertas articulaciones y, por fn, tanto el conjunto de todas las partes como también las par tes de todas las partes? Os aseguro que es ésta una cons: truccién invaluable en el sentido de Henar el espacio; y con penetrantes andliss al respecto podéis llenar cien volime: nes, acupando enda. ver mits sitio v logrando cada vez. un sitio mds alto y senténdoos cada vea ms cdmodamente y ‘ampliamente en vuestrositio, Pero jos gusta hacer pompas de jabsn en las orllas dellago conel sol poniente, cuando los peees bailan en el agua y el pescador sentad en silencio se refleja de modo disereto en el espeio Iiquido de las aguas cristalinas? ‘Yes recomienclo mi método de intensifieacién por medio dela repetieibn, gracias a que, repitiendo sistematicamente algunas palabras, gros, situaciones y partes, Ins intensifioo forzando asimismo el efecto de Ia unidad del estilo casi has- ta los limites de lo manisition. Por la repeticién, por la repe- ticién se crea la mitologia! Obsorvad, sin embargo, que tal construccién parcial no sélo es una construesién, sino que cen verdad constituye toda una filosofia, Ia cual presentaré ‘aqui bajo la forma livianita y burbujeante de un folletin gra- cioso, Decidme, Ze6mo pensis?, Zacaso, sexi vuestea opi: niga, el leetor no asimila sélo partes y s6lo en partes? Leo, digamos, una parte o un pedazo y se interrumpe para, den- tzo de algiin tiempo, leer otro pedazo; y a menudo oeurre ‘que empieza desde el medio o, incluso, desde el final, pros uiendo desde atras hacia cl principio. A veces ocurre que lee dos o tres podazos y lo deja y no es porque noe interese, sino porque algo distinto se le ha ocurrido, Pero aun en el ‘eso de Jeer el todo, Zereéis que lo abarcard con Ia mirada y sabri apreviar la armonia constructiva de las partes, siun cespecialista no Te dice algo al respecto? ;Para eso, pues, el autor, durante afos, corta, ajusta, arregla, suda, sufre y.se cesfucrz para que el especialista diga al lector que la cons- truecién es buena? jPero vayamos, mais lejos atin, al campo de la experiencia cotidiana! {No oourre acaso que cualquier Hamada teleféniea 0 cunlquier mosea puede distraer al lee XIX tor de la leetura justamente en ese supremo momento en. que todas las partes y tramas se junian en ln unidad de la solucién final? ;¥ sien ese momento entrase, digamos, su hermano y dijese algo? La noble labor del esertor se echa a perder a eausa de una mosca, un hermano, o un teléfono. iOh, malas mosquitas!, gpor qué piefis a hombres que ya perdieron In cola y no tienen con qué defenderse? Mas pre- sguntemos todavia si aquella obra vuestea, tinica, excepcio nal y tan trahajacla, no constituye sdlo una particula de treinta mil otrasobras, también tinicasy excepeionales, que aparecen en el transeurso del afo, Malditas y terrbles par- tes! jPara es0, pues, constraimos el todo: para que una par- ticula de la parte de lector asimnile una particula de a parte dela obra y sélo en parte! Be diffeil no hacer chistes burbujeantes sobre este tema. Nose puede eludirel chistecito, Porque ya desde hace tiem: ‘po hemos aprendido a eludir con una broma lo que nos em: bbroma en forma demasiado morday.e hiriente. zAparceerd algiin dia el genio dea seriedad que sepa afrontar cierias merquindades realistas de In vida sin ener en una torpe risotada? iAy, pobre det, tono mfo, mi tono de burbujeante folletin! Pero observemos todavia (para apurar hasta las hheces el eéliz dela particula) que aquellos canones y princi pios de la construccién, que nos eselavizan tanto, son pro: dueto de una parte solamente y de una parte por cierto Dastante insignificance, Una pequeria particula del mundo, un mundito no mayor que el dedo meiiique, un estrecho ‘gremio de profesionales y estetas que puede caber, todo él, envuna confiteria, amasdndose sin cesar, extrae de si postu: Jadas cada ver. mds refinados. Pero lo peor es que escs gus: tonnisiquiera son gustns de verdad:no, vuestra construccion Jes agrada sélo en parte, mucho més les gustan sus propics ‘conokimientos acerea de a construccién. ZAsiqueelcreador trata de lucir su eapacidad construetiva sélo para que el conocedor pueda lucir sus conocimientos al respectc?Silen- cio, sss..., misterio; he aqui que el ercador crea, arrodillado ante el altar del arte, pensando en la obra eumbre, en la armonfa, precisién, espirta y superaciénshe aqui que leo" nocedlar se daa conocer profiundizando la ereacién del crea. dor en un profuundo estudio —-después delocual la obravaia Jos lectores—;y, lo que era engendrado en un sudor total y completo, ¢s recibido de modo sumamente parcial entre la ‘mosea y cl teléfono. Las pequetias realidades os matan, Sois como quien desafia al monstruo a pelear; pero un perrito.as pond Ja carne de gallina Y¥ también preguntars (para apurar todavi.un trago de la copa de las particulas) si, conforme a vuestro juicio, una ‘obra constiruida sestin todos los eénones expresa el todo 0 sélo una parte del todo, Bab! ¢No consistrfa la forma en la

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