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SABIDURIA E ILUSIONES DE LA FILOSOFIA historia, Jean Piaget SABIBURIA E ILUSIONES | DE LA FILOSOFIA i ediciones peninsula"* La edicién original francesa fue publicada por Presses Universitaires de France, de Paris, con el titulo Sagesse er illusions de la philosophic. © Presses Universitaires {de France, 1965 ‘Traduccién de Francisco J. CarRito y Marie-Claude Via. Cubierta de Jordi Fornas impresa en Frontis s. L, Constituci6n 19, Barcelona Primera edicién: mayo de 1970 Propiedad de esta edicién (incluidos la traduccién y el disefio de la cubierta), de Edicions 62 sia, Bailén 18, Barcelona 10 Impreso en Flanma, Pallars 164, Barcelona Dep. legal: B. 2.162-1970 wal PSRY Introduceién Seria presuntuoso decir que se me impuso este libro como un deber, pero sf por lo menos en virtud de una texigencia cada vez mis apremiante. La tesis que desarro-), Ia es sencilla y, en ciertos puntos, coman: que fa filo- sofia, de acuerdo con el gran nombre que recibi6, cons: tituye una «sabiduriay imprescindible a los seres’racio- nales para coordinar las diversas actividades del hom- bre, pero que no alcanza un saber propiamente dicho, provisto de las garantias y de la forma de control que | taracterizan lo que se llama «conocimientos. Pero. si, he vivido cémodamente con tal ereencia, como todos Ios gue, siendo seducidos por Ia filosofia, se quedan sin em- bargo al margen de ella, me parecié que se hacia nece- sario justificar explicitamente y hasta proclamar esta tesis, frente a los abusos cotidianos a los que lleva st desconocimiento. Al final de una carrera de psicélogo y de epistemélogo, en la que he cultivado las mejores re- laciones con los fildsofos (que, muy a menudo, me han honrado con una amistad y una confianza conmovedo- ras ya que algunos de ellos incluso han promovido mi designacién como miembro del Instituto’ Internacional de Filosofia, sin que yo haya presentado mi candidate: ra), he vivido casi diariamente los conflictos que retray san el desarrollo de las disciplinas que quieren ser ciem lificas. Y he Hegado al convencimiento de que, bajo et conjunto sumamente complejo de factores individuales © colectivos, universitarios o ideolégicos, epistémicos morales, histéricos 0 actuales, etc, que intervienen en cada uno de esos conflictos, finaimente se encuentra siempre el mismo problema y bajo unas cuantas for as que me parecieron depender de Ja mera honestidad intelectual: zen qué condiciones se tiene el derecho de hablar de conocimiento, y eémo salvaguardar éste com tra los peligros interiores y exteriores que no dejan de amenazarle? Ahora bien, ya se trate de fentacions Inte Flores o de apremios sociales de todo tipo, aquellos pe ligros se perflan todos alrededor de una mistma fronte ra, extrafamente movil a lo largo de las edadesy de Tas » generaciones, pero no menos esencial en cuanto al por fenir del saber: In que separa In comprobacién de bres peculacion Para el que encventra siempre este problema a To Jargo de sus actividades profesionaes, el estatuto de sa Bidurias 0, al contrario, de ..., etc.), como si la comprobacién de un hecho, y sobre todo la’ afirmacion 5. Volveremos sobre la intuiciin transeendente (cap. 111) ‘que, por otra parte, no poses otro método sino la reflex, In ‘liso cuando se la bautlza coma eta. 2» de su goneralidad, no supusiera la misma honestidad nor- ‘mativa que un juicio sobre las ideas. Reflexionando, vela bien que eso eva el deplorable resuliado de la educacion enteramente formal recibida por los estudiantes de filo- sofia, centrada sobre el respeto a Ios textos y totalmente ignorantes del establecimiento de un hecho, Por el co trario, cualquier hombre de laboratorio sabe perfect mente que, después de trabajar meses y meses en Ia des cripeién de un pequetio hecho, se encuentra, después de hacerlo piblico, ante la alternativa segiin la cual nuievos trabajos de autores desconocidos verilicardn sus resulta: dos 0, por el contrario, demostrarin su inexactitud. Pero, sin haber pasado por eso, el fildsofo que proclama con toda euforia la universalidad del principio de identidad podria preguntarse lo que esta afirmacidn significa en el terreno de los hechos: se trata de una ley moral que se respeta pero sin apliearla nunca integramente, de una ley sintdetica peculiar al hombre que hace un discurso, de una ley de comportamiento que interese al individuo entero, de una ley cognoscitiva que abarca tanto Ia per ‘cepcién como Ia inteligencia, o de una ley especial de Ja inteligencia, pero a partir de qué nivel? En aquella €poca me imaginaba a unos nifios que, en presencia de siete fichas alineadas, decian: «Hay siete, —c¥ asi? (es- paciindolas un poco). Un poco mas. —;Se han afadido otras?—. No. —_Entonces hay siete?—. (Sin contar.) No, ‘ocho © nueve. —Entonces, ede dénde salen?—. Usted las hha espaciado.» El mismo nino, uno o dos aiios mas tarde diré «No ha hecho mis que espaciarlas, pero siguen sien- do sietes, y se podra hablar con toda certeza de iden: tidad; pero cuando siete fichas se convierten en ocho o nnueve como un elistico de siete centimetros que aleanza ‘ocho o mueve, ¢se trata del mismo principio de identidad de un principio algo diferente? Mis flésofos tenian las respuestas preparadas. No me acuerdo de cusles* & Por el contrario, me acuerdo muy bien de una dlscusion| ‘exciiante que luve en Cambridge, hacin 192627 (después de una ‘charia sobre un tema snsiogo) con cl gran fesofe Moore ue Girigia entonces el Mind: fa cusstidn no es de nlngin laters, 30 Para abreviar, el método ndmero dos supone la psico- logia, no a titulo de doctrina sino a titulo de nico mé- todo objetivo de investigacién, en cuanto se refiere a otros sujetos diferentes a uno mismo. En cuanto al método niimero tres supone la logica. Pero todos sabemos que, después de los trabajos de los matematicos y los légicos, la légica se ha convertido en tuna ciencia independiente que supone una técnica refina- dda poco conocida alin en nuestro pais. De nuevo estar ‘mos lejos del andlisis reflexivo que procede por mera me ditacién. Pero como la légica se diversificé en numero: ‘sas logicas, por otra parte coherentes entre si, cada uno se encuentra demasiado pobre para sostener la razin, y st ‘conjunto demasiado complejo para proporcionar una res- Puesta tinica: el problema esti, de nuevo, lejos de ser resuelto, 'E) Bn 1929, al volver a Ginebra, definitivamente vin- culado a Ia Facultad de Ciencias (a Ia que pertenece la Psicologia experimental desde 1890, fecha de la fundacién fe la cdtedra y del laboratorio por Theodore Flournoy), ime senti iberado de la filosofia y cada dia més decidido 1 dedicarme al estudio de los problemas epistemolégicos mediante aproximaciones histérico-eriticas, logicas si ello resultava posible, y sobre todo psicogenéticas, Abordé el estudio de las estructuras propiamente operatorias en el desarrollo mental (con A. Szeminska y, principalmente, con B, Inhelder) y preparé una especie de formalizacion égica adaptada a los hechos recogidos (Clases, relaciones 'y nombres, Viin, 1942). Como esos diferentes trabajos hhabjan interesado a los psieslogos, ya no me sentfa, como Sis somhore sme cae eh Ss Dinh atlas & Sa ats Seer tapes ate ate ceva 31 antes, un francotirador interesante pero séto tolerado, yy, cuando sucedi a Claparéde, fallecido en 1940, aprove- ‘ché las instalaciones de su laboratorio para llevar a cabo una serie de investigaciones sobre el desarrollo de las pereepsiones que completaban mis trabajos en psieclogia ‘Sin embargo trabé las mejores relaciones con mis co- Togas de filosofia de la Facultad de Letras. 11. Reverdin hhabia hecho wna tesis sobre James, admiraba a Hoeff- ding y simpatizaba con mi orlentacién (él fue quien, al principio de mi estancia'en Ginebra, me animé a escribir tun libro sobre El juicio moral en el mito). Ch. Werner admitia Ja psicologia experimental —ereyendo en una Psicologla filosofica a titulo de complemento necesa- i centraba sobre los problemas de la ibertad ¥ de fa inmortalidad del alma, con una gran amplitud de Griterio frente a las cuestiones de hecho y de epistemo- Toga. Después de Ia guerra de 1939-1945, Ia psicologia filo séfica, cuyo valor siempre me habia parecido compa- rable al de la Naturphilosophie del siglo x1x aleman, re sucité bajo una forma nueva debido a la fenomenologia y I existenctalismo. No hablaré aqui de Husserl, a propé- sito del cual he visto més tarde, leyéndolo, de cuanto res- eto era digno, aunque se traduzca su logicismo, inspi- ado en Frege, en otro lenguage muy diferente. Lo que al principio me impresioné, considerando la psicologta Fenomenolégien de sus epigonos de la que, claro esti, nno es responsable, fue la analogia de esos movimientos de postguerra con los surgidos después de la guerra de 1914-1918: las necesidades de una antropologia filoséfica, ebido a diversas causas sociales, pero comparables mu tatis mutandis con los que el bergsonismo habia satisfe cho veinticineo © treinta aos antes, Frente a la cuforia, de Sartre de alcanzar por fin lo real, librindose del «idea- lismo de Brunschvicgs, sin que parezca sospechar lo mas 7. Es, en efecto, necesario recordar que en mi vida he pasa- o tn examen en palcologa, excepto en el bachilerato def. Iovofa 2 minimo que ese eidealismo» eta ante todo una teorfa a Ja ver antipriorista y antiempirista de la eiencia, bien te nnemos la impresién de que esta conquista de lo real y de la existencia queda orientada hacia fines totalmente di ferentes de los auténticamente cognoseitives. (Gracias a Dios, por otra parte, pues Sartre es un admirable dra - maturgo.) En cuanto a la Fenomenologia dela percepcién, de Merleau-Ponty, ensayo de pura reflexion, se besa, eh fuanto alos hechos, nicamente en los trabajos ya cono- tldos (la psicoogta de la Gestal) y me produ ua in presidn abrumatdora, aumentads tds tarde cuando fle fl eBllotn de Psychologies como entendia ydiseuta mis investgnciones sobre I percepeon en su curso de la Sor. bona: etme un autor que analiza tan admirablemente Jas vambighcdadess de la concieniay de ln subjtividad? ‘Bo es capar de haar el método qu Te permita supera disha subjevidad? Sin duda para ello tendria que dee cabrir hasla qué punto ins experiencias oiginartasy widas, de as que se dedice Ia avesigaion, son siempre, lproducto de una historia que abarea esta subjetividad ¥ no un resultado de ell. Pero, algunos sfos despus, cuando Merleau-Ponty asd al Colegio de Francia, ful lamado para sucedorie fala Catdr gu Labi Spada en In Fad de Le tras dela Sorbona. Esta fue —aparte de a alegtia que me Csaba este honor— una de Ins mayoressorpresas de Imi vida, No me refiero a la cutlosa atogida de los est diantes, pues algunos se preguntaban si este stizo sabia francés (ai de mis primeras correccones de eximenes, ya que algunos enndidatos que no e habianenterado del Cambio de profesor, explicaban gue Paget no habia en- tendido nada de mada, como ya demostré Merleau Pot. 8 Un solo ejemplo, a propésito de Ia wseriaciéne: Metleau- Ponty me reprocha considerarla scomo ‘una sume puce cons. tage ‘wina-mueva,toralidads (eBulletin de Paycholopis, 1965 pig, 185). Ahora bien, eso es precisamente Io. que mo dejo de fepetir, ya que Ta notin de las totalidades operatorias que se {erponen os tollidads prepivas sta oe mimo nto es 9.3 3 ty: yo, por mi parte, completé aquellas notas). Hablo de las razones de este nombrammiento porque nunca he sabido si se traté o no de una equivocacién: en efect, fut recibido de Ia manera més amistosa y conmovedora por mis nuevos eolegas de la seccién de’ filosafia, pero Jomo ‘i fuera el representante del. psicdlogefiéxofo! Y sin embargo, conservaba mi ensefanza en la Facultad de Ciencias de’ Ginebra y acababa de publica, por fin, ‘mi Introduccion ala epistemologia genética en ls Que pre sentaba este método de investigacion como independien te de toda filosfia. Pero G. Bachelard no parccta tener- Ime mania por eso, y los demas colegas sin dda no ha- ban leo esa obra, excesivamente extensa, en tres voli ‘Mas.no por eso me convertt de nuevo en filésofo; al contraro, adguiri, durante mis afios en la Sorbona, sina experiencia nueva sobre los peligros de la filosofia para {a investigacton psicoldgica clentifica, Esta ver, pedo “iablar sin aificultad nl precauciones oratoria peligros que descubrfa en el seno de la universidad, en tno de los eentros de enseianza mas bellos de Europa arraigaban no ya en los hombres, que eran admirables, Sino en Tas insituciones, Enconiré en Francia una com: probacién, por asi decirl, sociologica, de mis hipotests, ‘uy por encima de las observaciones individuales 1a psicologia Francesa tiene un pasado glorioso y oct pa en el presente una sitiacidn muy importante, Su age & particularmente visble en la Union Internacional de Psicologia Cietfiea, que agrupa las Sociedades de Psico- login del mundo entero y cuyo primer presidente fue W Picron. Y, sin embargo, si se compara Ta sitiacidn off cial y universtaria de Ta psicologia en Francia con la de paises como Gran Bretana, Alemania, Talla, Blgia, tc Gin hablar de los EE.UU, ni de Ia URSS), donde cada Universidad posee un'gran Instituto de Psicologia con torlos los servicios que normalmente abatea, bien se debe reconooer, como mostré H. Pigron con toda claridad, hace tunos quince alios en el eincuentenario de la. Sociedad Francesa de Psicologia, que la psicologla francesa slo ha 34 ‘lies esos” Podido desarrollarse al mangen de las instituciones of Gialesy en constante pugna con los poderes de la filoso- fia. Aun hoy en dia, pose tod los progress reatizados, te compricba, coroparando con low denis paises, gus Francia es con mucho la nacion en qu la filsotla desem: pea un papel més importante en ia educacion nacional {desde el doble punto de vista de ls isttuciones 9 de Ja Tormacign Intlectual)y en donde la psicologia severe ducida ala més tints expres, Claro esta que existe desde fecha reciente una licen ciatwra en psicolgta, la cual, mediante los esfuerzos de Jos psiodlogos, esta a caballo entre las dos Facullades de Letras y Clencias (y que deberia comprender toda la i losofi, como desde hace poco la comprende en los Ss Bajos por el ten de amigo ef Topco Bethe mae tchado de menos). Pero esta Ticencaturaprticamente to conduce a nada pues, desde el punto de vista de las carreras de ensehanza, no exists agreguciin en psicologia, Y desde cl punto de vista de lng carreras practias queda Insuficiente al earecer de los diplomas del Tstituro: de Prcologia, nacido al margen de is eatedras y que no se benefiia de la misma oficalidad que las facultades. En cuanto. fae facades de provincias muy pocas han lo gado formar una ensefaiza sistemitica Ge pelcologie Gicinaeliay Lil, en particule) yo que elle deporte fn buena melida de los intereses do les profesores de loofias Rennes con Bourdon, y’ Montpollier con Four cult han sido cents de inestigacion de fos que solo Subsiste el primero. ‘Anora bien, lar causas de eso stnackén som eviderr tes, stage cocaplejas. De uno parte, Franca es ol pals nel que la ensefianea de la flosofia'a nivel de bachille: fato (el famoso ecurso de flosofiae) es la mis impor. tante, poraue ha correspondido, sin que quiera promun- Glarme sobre cl estado actual a tina necesidad social ¥ ‘ial bostante profunda de coordinacion. de los valores, fn particular en low primeros tiempos de la ensshanoa itich, Las Cllebres lecciones de 3 Lagnens yl reoonu cla de Ia ensefanza de Alain son indices ingquivocos de 35 y la significacién moral de las clases de filosofia. Ast la opinién publica y Ia conciencia colectiva rodearon con ‘una aurcola de prestigio y de autoridad cuanto concier- ne a la filosofia; y se formé una especie de euerpo social de los filésofos que se beneficié no sélo de una carrera asegurada, sino también y sobre todo de una considera ‘cin permanente que desompenia tan gran papel en las de- cisiones sociales yadministrativas a todos los niveles. Por otra parte, y és0 no es imputable a la filosofia, Fran- cia es el pais mis centralizado y también, y eon mucho, faquel en que la gorontecracia intelectual comete los ma- yores estragos irrellexivamente: el régimen de oposicio- ines, con la posibilidad de imponer los programas, el sis- tema de la agregacion, que la mayoria Juzga absurdo (es ante todo un test de expresién verbal) pero que nadie ‘sara tocar, porque confiere a Jos Ancianos un poder ‘considerable, el papel de los «padrinos» en el éxito de una carrera, a institucion notable de conservadurismo intelec- tual que representa el Instituto, la costumbre segin la cual un profesor que se jubila se ocupa de su sucesién, todos esos factores y muchos otros aseguran a grandes ‘trazos una asombrosa continuidad de doctrina, y, en el terreno particular, ofrecen al [ilésofo determinadas posi- Dilidades de accién espiritual y material, que no tiene ‘en absoluto en ninguna otra parte para canalizar las j6 venes gencraciones, ‘Cae, pues, POF su propiv peso que, en tal contexto so- clol6gice (no es casual que la doctrina de Durkheim ns- tiera en Francia), Ia filosofia no queda sélo en el rango de } sabidaria individual o colectiva: su tendencia permanen- te a considerarse como una forma de conocimiento, mds precisamente como el conocimiento supremo, est fortalecida de todas las maneras posibles. Para quien se hha amamantado con la leche de la filosofia ni siquiera se plantea la cuestién, y desde el bachiller que se inicia en propedéutica hasta los mis grandes maestros,\reina {la conviecion de que una iniciacidn filosofica permite ha- \blar de todo. Asi se hallan estudiantes convertidos en especialistas de la sintesis antes de haber practicado el 36 anélisis, que entran con soltura en el mundo de To tras- cendente con tanta mis facilidad cuanto que ignoran to- da constatacién empirica. ¥ en el dnico terreno en don: de podrian aprender con relativa facilidad lo que es una ‘comprobacién experimental, prefieren la psicologla de Sartre o de MerleauPonty, en la que todo coatrol queda reemplazado por los decretos del genio, a Ia psicologia cientifica, laboriosa y ajena en apariencia a los grandes problemas de la filosoia. Si wuelvo a la psicologia no es para ocuparme de elk ya que este libro ha de versar sobre filosofia, sino para’ ‘mostrar cémo cierta conviccidn en los poderes del conoci- miento general que tendria Ia filosofia leva de hecho a. retrasar sisteméticamente el desarrollo de una diseiplina experimental, estudiando el espiritu, y lo que es atin mu cho mis significativo, refiriéndose determinados pro- blemas de los que en sentido estricto han hablado siem- pre todos los fildsofos (pero la mayoria antes de Ia cons- titucion de nuestra ciencia y, muchos de los que escribie- ron después, ignorandola mas o menos deliberadamente) naturaleza de Ia percepctén (que no es copia sino estrac- turacién), papeles respectivos de la experiencia y de las actividades del sujeto en la formacién de las nociones, naluraleza de las operaciones intelectuales y de las estruc turas légico-mateméticas naturales, esquematismo de la memoria, teoria de la decisién, funcién simblica y Ten- uaje, etc. Hacia esas amargas reflexiones durante una reunion de la seccién de filosofia en la que se discutia fa tigosamente para crear (jpor fin!) una eétedra de psico- Jogia experimental, y nombrar al tinico y excelente can- didato que se presentaba, mi amigo Paul Fraisse, espocia- lista sin embargo de los problemas del tiempo, de los que ningin metafisico se ha desinteresado, En una palabra, Ios principios implicitos y permanen- tes de la autoridad universitaria francesa son que Ia psi- cologta forma parte de la filasofia, que cualquier filésofo es apto para ensefiar psicologia pero que lo inverso no e= verdadero; que no hay motivo para un adjunto de psico- logia a la'edtedra ya que los adjuntos en filosofia lo sa- 7 ben todo; y que las investigaciones experimentales se he cen donde se puede, en la medida en que los interesados se dedican a ellas segin su eriterio. Consecuencia de ello haa sido, por ejemplo, que durante mis de cincuenta afios (hasta el nombramiento de Fraisse que por fin realiz6 la vinculacién), el Laboratorio de Psicologia de la Sorbona fra una institucién al margen, sin relacién con Tas fa- caltades, a pesar de los famosos trabajos que alli se re lizaban:' Binet no ha sido profesor; Pidron era del Cole: iio de Francia; ni Piéron ni Wallon fueron miembros del Tastituto, etestera. ‘Asf pues, se necesit6, y hasta cierto punto se necesi- ta ain, cieria dosis de herofsmo para dedicarse a la psi cologia en Francia, cuando se tienen veinte afios y no se ccarsa la carrera de medicina, o se participa en las dires- ciones pricticas. A Ta edad de la formacién de las ideas, fen Ia que seria necesatio poder disfrutar de Ia més com- pleta libertad de espiritu, se estd sujeto a determinadas ‘oposiciones y se padece la espantosa coereién del pro- ‘grama de la agregacién de filosofia.’ Después le tienen a tuno por el Tego que se rebaja a tareas menores y sigue si ceamino pendiente de las ocasiones, con un minisno de pro tecciones y sin garantfa alguna en cuanto a una carrera suficiente. Recientemente, con la ereacién de una seccién auténoma de Psicologia en el Centro Nacional de Invest gacién Cientifica, la situacién ha mejorado algo, afortu nadamente, pero ineluso hoy los nombramientos depen: den de la seccién de filosofia en general, y de una secci6n ‘comin de sociologia. PF). Llego ahora a la altima parte de mi relato de la experiencia vivida por un antiguo futuro ex filésofo, a Ta que doy mucha imporiancia pues me proporcioné la 9, Cada ver que en ta facultad se insistia sabre Ia calidad ‘de narepado de un candidato a fal o cual citedra, lo que ade fm no tlene nada que ver puss se tata de un tale que fate esa para la ensefinva secundaria, pensaba para mi qe seat Famente yo" hublera frscasado ante tanga’ procha por falta {Ge sumisin a Tos programas y me scordaba con orgullo de mi modesto dociorade sabre lor moluscos alpins, 38 confirmacién de Ia posibilidad de constituir una episte- mologia cientifica, tal como siempre 1a habia sofiado. Recordemos que la frontera entre la filosofia y las cien- cias es siempre movediza porque no estriba en los pro- bblemas, ninguno de los cuales puede jamds ser calitica- do como definitivamente cientifico 0 metafisico, finicamente en su delimitacién posible y en la seleccién ide métodos, que permiten tratar las cuestiones circuns critas spoyandose en la experimentacién, en la formali- ‘acin lgicomatemiica, oen amas. Ast pues, baba o- fiado en tina sepistemologia genética» que delimitaria los problemas del conocimiento, centrindose en la cuestién de saber eeémo se aumentan los conocimientos», Io que concierne simulténeamente su formacion y su desarrollo historieo. Pero el criterio de éxito de una disciplina cien- fifica reside en la cooperacién de las mentes, y desde mi desconversién de la filosofia, cada dia me persuadia més de que toda produccién puramente individual quedaba empariada por un vicio redhibitorio y que, en la medida fen que se podria legar a hablar del «sistema de Piaget», habria una sefial evidente de mi fracaso. Continué, al margen de la psicologia, dando cursos de cepistemologia genética en Ia Sorbona y en la Facultad de Ciencias de Ginebra, pero con una conciencia cada vez ‘més acusada acerca de mis limites, pues para practicar tal diseiplina no basta con ser psicélogo, algo al corrien- te de la Filosofia y un tanto bidlogo: es preciso también ser Togica, matematico, fisico, cibernético ¢ historiador de las clencias, para citar s6lo lo esencial. Yo habia pu blicado un Trarado de Légica (muy mal Hamado asi ya ‘que a veces, uno depende de su editor), pero centrado en fl desarrollo de las estructuras, euya manera de ser aco- ido por los légicos me habia dado una ver més la ine presidn de estar «sentado atin entre dos sillass. Asi que ‘era preciso encontrar ayuda. Si Ia epistemologi ‘es posible debe también ser necesariamente linarla, Con esta convi cidn muy arraigada, procuré tentar la suerte y divigi a Ja Fundacién Rockefeller un atractivo programa de inves: 39 tigaciones. J. Marshall, que me habia dispensado una amistosa acogida, me contesté en seguida que sus colesas ‘consultados no habjan encontrado nada en él que no co rrespondiera a unas investigaciones corrientes en los BE. UU. Conteste proponiendo que un epistemélogo anglosa- jon viniese a pasar tres meses a Ginebra y que hiciese para fa Fundacion una reseia de To que le pareciera conver- gente o divergente, en nuestras investigaciones, respec- {o de los trabajos americanos ¢ ingleses. La Fundacion ‘acepto y W. Mays, de Manchester, vino a Ginebra donde fseribio una memoria muy inteligente que me facili Ta entrada en materia, Pero como mi proyecto era ambi- cioso interes6 al conjunto de los departamentos, me so- metieron a las acostumbradas pruebas que consistian en tino 0 dos excelentes desayunos en el ultimo piso del Rockefeller Building, en Nueva York, en compafita de los presidentes de dichos departamentos, que habian prepa- ado sus programas de examen, Aqueilos programas eran ‘asi todos de una pertinencia notable. Me acuerdo de las cuestiones pricticas: ¢oémo va usted a encontrar unos sefores suficientemente inteligentes para llegar a wna co: Taboracion verdadera, y a In ver suficientemente tontos, para abandonar duranie un afio sus trabajos de matemé- fieas, de légiea, ete, y probar la aventura de un dislogo con unos «psicdlogos del nitios? Pero recuerdo sobre to- ddo las cuestiones tedricas, debidas entre otros a Wheaver, el matematico de la. teoria de la informacién, que dri fia entonces el Departamento de Ciencias de la casa Rockefeller: 2Cémo quiere usted encontrar unas ideas epistemoldgicas que incluyan, por ejemplo, la teorin de {i relatividad, estudiando a nifios que no saben nada y se erian de todas maneras en unas corrientes de ideas gue se remontan a Newton? -Qué piensan los nitios de Th teoria de los conjuntos y de las correspondencias bit ivocas ulilizadas por Cantor?, etc. Tuve Ia suerte de po- der contestar en cuanto al primer punto que el mismo Finstein me habia aconsejado en 1928 que estudiase I formacién de las intuiciones de velocidad, para ver si de- pendian o no de las de duracién; y que el mismo Einstein, 40 aque tuve Ia suerte de volver a ver en Princeton (pasé tres meses en el Instituto de Oppenheimer al cual estaba él Vinculado) estaba satisfecho de las reacciones de no con- servacién de los nifos de cuatro a sels afios (no creen que se conserve In misma cantidad de un liquido cuando se Te vierte de un vaso a otro de forma diferente: «Hay mas ppara beber que antes», etc), y encontraba asombroso {que las reacciones elementales de conservacién no se cons- trayesen hasta alrededor de los siete u ocho afos. En cuan- fo a la segunda cuestion pude contestar a Wheaver que los nifios usan perfectamente la correspondencia 1 a 1, y que ef estudio de este problema permite comprobar ‘can abusivamente Whitehead y Russell han simplifica- {0 el paso de la clase légica al nimero, en los Principia mathematica, Resumiendo, me esforeé en salir airoso y, algunos meses mas tarde, obtuve los fondos necesari ppara crear un «Centro Taternacional de Epistemologia Genética» en la Facultad de Ciencias de Ginebra. ‘Los comienzos no fueron [aciles. Haciendo trabajar tun equipo de psicélogos ginebrinos con dos Togicos y an matematico, empezamos por buscar un lenguaje comin y fueron necesarios bastantes meses para que llegairamos & entendernos, especialmente los légicos con los psied- Togos. En cuanto al matemético, no fue tan inteligente ni tan tonto, como habfa imaginado el alto funcionario de Rockefeller en sus predicciones pesimistas: vino a Gine- bbra para proseguir sus propios trabajos en un ambiente tranguilo, y si bien nos dio algunas buenas ideas se desi. teres6 bastante del porvenir de la epistemologia gené tica, excepto en el Symposium Final en el que fue muy activo. (Lucgo me enteré que aquel desinterés en aque- Ilo que no tocaba a sus trabajos no iba dirigido contra nuestro Centro recién fundado, sino que formaba parte ide sus métodos de creacién.) Sin embargo, el trabajo iba bastante bien y estribaba sobre «ldgica y equilibrio», so bre las relaciones entre la lépiea v el lenguage, etc. cuan- ido en el transcurso del aio, W. Mays nos dio la idea de someter a experiencia el famoso problema de las relacio- nies sintéticas y analiticas, problema central para la es- 4 ucla de empirismo légico y que habla enfrentado a los partidarios de esa escuela con el gran légico Quine, de Harvard. Precisamente yo habia invitado aquel primer ‘fio al Iégico belga L. Apostel com Ia intencidn de contras- tar muestras ideas con las de un partidario de dicho po- sitivismo logico, en el que él crefa todavia, para ver si tuna colaboracién que se mantuviera sumisa a los he chos era posible entre representantes de tendencias opues- tas sobre puntos esenciales: papel exclusivo de la expe- riencia o actividad estructurante del sujeto, ete. Nos pu simos al trabajo con entusiasmo, Apostel, Mays, Mort y yo, inclindndose el primero a pensar ue encontrariamos desde la infancia una oposicién clara entre los juicios Faintéticos o empirices y los juicios analiticos o Igicoma- tematicos, mientras que el ultimo estaba persuadide que se encontrarian todos los matices intermediarios y todas las combinaciones, Fue una experiencia fascinante., primero porque ponfa fn tela de juicio lo que Onine Ka llamado uno de los dogmas» del empirismo légico, y luego porque era para nosotros la primera vez que dos epistemélogos, igualmen- te convencidos de sus tesis respectivas, tesis contradicto- ras entre si, iban a someterse juntos al veredicto de los iismos hechos. Ahora bien, yo estaba persuiadide que wn hecho no existe nunca en estado puro, sino quie, camo lo hhan mostrado Duhem, Poincaré 'y muchos ottos, sien pre es solidario de una interpretacién (lo que, por olta parte, basta ya para refutar el positivismo 0 empirismo Tgico). eThamos, pues, a poder ponernos de acuerdo so- bre las interpretaciones? Tal era el valor, considerable para mi, de esa primera experiencia de verdadera colabo- rracién. Los hechos parecieron proporcionar lo que 90 es petaba: al lado de lazos sintéticos netamente fisicos y de lazos légicos netamente analitions (el eviterio de partida era sencillamente averiguar si el sujeto necesita o-n0 cont: probactones para legar a Ia decisiin), se encontraban Ta 205-a Ia ver léticomatemsticos y sintéticos: por elem: plo que cinco fichas alineadas ya no son cinco evanda la Hinea esta cortada en dos por 3+2 elementos y que el Ia- 2 20 5=3+2 no se hace necesario sino después de una cons- ‘ruccidn (ella misma solidaria de un grupos), etc. Sola: ‘mente Apostel no estaba de acuerdo, y con una sutilidad admirable multiplicaba las interpretaciones posibles en- tre el numérico fisico, en euanta que los nombres de ci- fras no sirven mds que a la medida, y el numérico mate ‘matico. Tuvimos pues que entregarnos a todo un trabajo de definiciones de las nociones y de formulaciones de eri- terios, aplicandolas a los hechos recogidos y fueron ne cesarias tres redacciones sucesivas, cada una abundante- ‘mente enmendada por el otro autor, antes de poder con- cluir. Ese trabajo aparecié” y en él se ve que si el aeuer- do no es total casi es completo: Apostel admite Ia exis- tencia de intermediarios entre lo analitica y To sintético, pero cree en una filiacidn genética que conduce de las re- Taciones fisicas a las relaciones lépico:matematicas (dos tesis que son contrarias al empirismo Téaico, por To me- nos en su forma ortodoxa), mientras que yo mantengo Ta distincién en cualquier edad entre lo fisico y To Vieico- matemitico, pero ereo en todas Tas transiciones entre lo sintético y Io analitico. a experiencia habia sido positiva: un examen hones- to de los hechos, junto con una elaboracidn, en parte for rmalizada, de las interpretaciones, pueden conducir a unos epistemélogos en desacuerdo inicial a una revisién ya una precision de sus hipétesis, hasta llegar cerea de un acuerdo, preferible en todo caso a las onasiciones de partida. Quedaba por ver las reacciones de los grandes autores. W. V. Quine, con una prudencia comprensible, se habfa negado, en el momento de fundacidn del Centra, a formar parte de su Comité de Patronato, Cuando lev el fasciculo sobre £0 analitica y To sintéticn (euva intro: duccién, debida a Apostel, que constituye una sintesis muy cuidada de las innumerables tesis de los autores contem- pordneos, muestra claramente que se plantea siempre eb 10. 1, Aros, W. Mins, A. More y J. Price, Las reaciones| anatticns V sintiias en Tos comiportatnintoe del sera, «Bt des tenitémotogic genetiques, t IV, Paris, Presses Universit res de France, 3 problema en términos de hecho y no sélo de légiea pura), zhos escribié una carta muy alentadora, en donde recono- cia el alcance de los hechos recogidos a Ia ver que hacia reservas sobre el modo de definicion que habiamos adop- tado, y_aceptaba retroactivamente participar en el Co- mite del Centro, Quedaba, por otra parte, afrontar a los invitados emt nentes que pensibamos reunir en nimero de diez (como ‘ocurris todos Tos afios siguientes) en un Symposium fi nal con el fin de discutir fos trabajos realizados duran- te el aft y preparar los del afio proximo. En este Sympo- sium final debfan tomar parte E. W. Beth, F. Gonseth, A. Naess, J. Bruner, ete., en resumen, un grupo de logi- cos, matemiticos, psiediogos, todos interesados por la epistemologta, y no tenfamos ninguna idea precisa de lo que podria dar de sila sola discusién de nuestros traba- jos durante toda una semana, Ievado a cabo por unos ‘uantos especialistas a Tos que no se pedia ninguna con- ferencia o comunicacion personales, excepto en caso de necesidad particular. ‘Me inquietaba particularmente uno de esos invitados: 1 logico Beth, de Amsterdam, que, a peticién del reveren- {do Bochenski, habia publicado en «Methodos» una eritica hhiriente, verdaderamente sangrienta, de mi Tratado de Logica. Escribi una respuesta de algunas piginas que el reverendo Bochenski se nego sencillamente a publicar Cngitilinsistir sobre esa concepcidn de la objetividad filo- séfica), Pero me envio algunas lineas y me limité a contes- tarle que bien entendia que un logico puro reaccionara ‘con cierta violencia contra un ensayo de formalizacién de determinadas estructuras, escogidas por pertenecer al pensamiento natural, pero que esto crea un problema ¥ que el nico modo de'entendernos seria publicar jun tos un trabajo sobre tales temas, en To que no bastan ni , por lo que respecta a Jos tém finicién que quiere abarcar todos los siste- To que sigue, hacer abstracci6n de tal _fosiclonr-pargué su propdsito confesado es de limitar el Byte de Tos problemas no solo preisar Tos mit ‘efecto, tenemos que hacer desde el principio tres re- Servas esenciales frente a tal doctrina, que Oppenheimer itn um dia una fonta si humord Teper Tugady desde el punto de vista de I cien cia misma, queda excluido limitar ap consis de problemas considera ianera/‘islada, 9 détinitiv Tent Slo, como eiicess ta nea soul Se ee ae Tee aa ee 23ers Tos probleme von que quis 0 PUL, e micuentre métodos para atari. En "por mas que se proscriba Ta causalidad ‘cuanto explicacion y se prescriba atenerse s6lo a las Ieyes, la investigacion de Ta explicacién causal queda mis gue nunca como una necesidad del espiritu, En el ‘32 terreno pslcol6gico, por més que se destcrre el «menta- smo», por més que Bloomfield qulera sostener que bus car unos cconceplos» bajo los simagmas del lenguaje es Gosa sélo de los tedlogos y de los literatos, no por eso Ia fnisma psicologia sovetiea deja ce ocuparse del problems Psicoldgico central do las funciones eognosctiva. {En segundo fuga, conespiuar los problemas metaft sigos como problemas « TieaetGns es SIRO GU puisde admit dest sco ‘iq sine a om eo le tae ss jue rate atone), Sno-porgue Ae Pete lasicar deintvamente-n problema com Peatiea o'motaisieo y poraue un’ problema. risa nas plage ace ama sin sinlescon (Cognoscitiva) actuals] EL probl si a eseala Goebossipons ta Telia fiienrevela final Taminiatosubyacente pero inasequble 0 wa indeter ‘Simson fundamental, Hubler so unanisemente cls Fleado como smetatiscny fines del sgl pasado: ro Por cw deja de ser un problema fisca ata que opone Peas Broglie Is escuela de Copcnhagee\Por lo que res pasta el problema de Ta Hibriad humana conta as eS presente caretendo-tesigifencton tents, pos Singube tories de comprobacon permite gu oe or eonee de une dominio, particularmente sospechoso fciirre que, por tna extensién del tcorema de Goedel so- Brea imposed de mostrar ao contadon de tun sistema (sufieientemente rico) por sus propios me- ios o por medios mas flojos, la eibernética.contemporé- nea plantea el problema del'deterministmo en términos Timitados pero precisos: una maquina suficientemente compleja para simular wa trabajo cerebral y sometida ‘2 un rigaroso determinismo en cuanto a sti mecanismo © intercambio con el exterior, no permite caleular en un tiempo 1 1o que sera en un tiempo t+ 1: se logra tinica- mente en Ta medida en que su determinacién, incomple- 33 ta por sf sola, est sometida a la de una maquina de rrango superior, pero que tampoco est4 totalmente de- ferminada por sf misma; y ast indefinidamente. De esta forma, volvemos a ver que un problema sin significacion fetus puede adguiita- dena uanera repent ya cate “TE terse gar] y permitaseme insistir con toda fuer va sobre este punto pare evita cular error, un pro le significacién_actual desde el_punto oat deja de ser, en muchos casos, un proble | na de significacion_humania_permanente_y siempre ac- | tual, un Tegitime problema por To tanto. To | memos por ejemplo el problema sin duda tan. {do lt motivaciones de cuslquler osola: El del sen ) ) ifdo-de la vida, a memude bawtizado come problema de} / sfinalidad> de Ja existencia.)M emiperst por Ta Tina | dad este concepto se convierte en el prototipo de las no- ciones consideradas como metafisicas y no cientificas por el positivismo, y con toda razén ya que se trata de luna idea antropocéntrica, nacida de una confusion en- tre los datos subjetivos de la conciencia y el mecanismo ‘causal de In accién, pues comporta, bajo Ia forma de causas finales», una determinacin del presente por el futuro. ¥ sin embargo, este concepto ilusorio abarea las relaciones objetivas de utilidad funcional, de adaptacisn, ae regulacién anticipadora, etc,, de tal ‘manera que el problema subsiste y ha dado lugar, en el terreno de la ci- bemética, a determinadas soluciones a menudo calif cadas de nequivalentes mecénicas de la finalidads: tales ‘como los sistemas de hebilla o feedbacks con cl reciente progreso de los feedforwards © regulaciones de segundo Grol Bette pass hag aaa ona tocin centr as ya metafisica, que corresponde a la finalidad (lo que no hhubiera previsto el positivismo, pues, en sti preocupe. cién por aislar los problemas, munca se hubiera plantea- do tales hip6tesis) y esa nocién es objeto de estudios la. mados «teleonomia», de los que las malas lenguas dicen que son frente a la teleologia lo que la astronomia a la astrologia, Visto esto, el problema de la finalidad 0 del 54 sentido de Ia vida presenta una significcién cognoscit- ta actual, pero gpoede ser vinclado en particular unas hoctones de telgmnomia? Seguro que nor pues proporcio- tar una expresion intelectual o cognoscitva a ia nocién de la finlldad de la existencia viene a bacet de ella’0 ef resltado de un plan preestablecido de orden diving, fa prucha de una Heollded inmancate, de una marcha ha tial progres, et Ahora bien, todo eso son hipdtesie, 0 dligamos indernostrables (pues no Yo saberos), per st indemostradas, ya, que no convencen a todos, 7 hablar al respecto de Sverdades mtaliicasy equivale a decit ue no son verdades a secs, y por io tanio everdades> Gn el pleno sentido de la palabra, Concedamos pues al 'o-que tal problema no tiene significacin.(ac- tual’ el_punto_de vista cognoscitivo. Pero no_por coo Tole ttnge ain esa iad de cntgier omiprobacion al desde eT punto y del sujet ‘mero_de_otros_problemas. cho esto, lo que debe hacer un hombre consciente zs Pe es negarsé con firmeva a confundir Tos gno 7 4 gerade torradas To-guno som mee Sea a permed donee ao ‘Sead, onary compose, CGulame Gon See Ge ato valores que le Comprometen Siig orontan, paro sin que poods- bompionderios Cae propio pou fat Ur omtar quad poset enles-p-valores. ef sujet que plensa (rata neces la flsotia, entanio gus ona de pin aroma petto de fa totalidad de To orl fab bon a problema consisic « ha vuelto wi iC agit una doble razon por In que tiende ferarse a si mismo como un conocimiento, Pero sblo al hombre mo: mada exac Ta razon principal e hi po solidara-ce In cienein, hasta tal punvor que joi ent socledad y filosofia no exisita para los primeros pensadores. griegos. Cuarido-1o¥-presocraticos ron a pensar sobre lo realvsegin Ia raz6n y no Ya en el lenguaje simbslico del mito, sus concepeiones dar mundo partliparon a la ver de la flosofia y de Ta ciencia, con la escuela de Mileto, 0 de las matematica, con el pitagorismo, 0 de la cosmogonia, ete. Import, Pi ra nuestro propdsito, recordar eun Jargo tempo quedo viva esa solidaridad. Pero igualmente importa, antes de Xesarrollar este tema, hotar que se trata de w cho mis acentuado en el pensamiento 0 Offente. Sin duda no es debido al azar que Ta Rosotia riental se presente Tmucho mas que la nuestra como tina sabidaria, mientras. qu, precisamente, un desarro- Ig menor de is ciencias y de las téenicas permitia evi- tar na polarizacién demasiado sistemstica de los valo res sabre el conocimiento. Por lo general se acostumbra a presentar esta 56 espécialidad y cual es Ia simificacion de / oco-a pe nn desprendide de els (fesde cf punto de vista de las descripciones esatias, {con tal de seriar posteriormente las etapas, esto no es {falso. Pero el problema que importa es subrayar_dénde (Bid el motor; en Ta sues de Tos sistemas’ quedando smi qu la caoninacen Gets i Tiel permanente de la Hosofia'y que los de este problema va con rela pliniea Integral ankelado por conocimientos particilanés, fern ego snare de ton ieee ee Rs ics que abgan, ie biel aber gt anor, mover de tal manera sities que, en Ts segunda Hp lnvetlegor tfosotca sean alia considerado hoy dia’ maiematico, ele, 0 gracias a tal attior hoy dia considerado entre los fildsofos, me expon- go-claramente Ta objeciin de que, en el segundo caso OF Jo. menos, os fildsofos son quienes han encaberado el movimiento. sive para nada decir aque al principio ‘estaba Tndiferencia- (Gas, va que ut 6 l facto que en me- ae reso a Poe fia accion del faa tagad to de base fia) wore Ia alguisicién de los conoctmienton especial {atdos 0, por el contario, una accion de eso tims, pro rocin tn suv mato de mae veo sobre cstrucion de to sltente de conhinto? kota Be SSevvicwe roniclar Gis no else Merete sep Ue faraleza entre los problemas cognoscitivos fil lentificos, sino sélo una diferenci de delimitaci6n 0 es Hotndilen o eaberinental On cuanto Tos ech y #0 bre rigurosos alpritmos en cammfo a la-deducelon Re ox lta He 9 por menor mur de grandes deo rias sib Sobre Gad *Tilsofo ha hecho Ciencia o se ha otientado-en esa d+ fehcidn (yn queer ane todo coon de dresiday no de {fontoras en sonido estico)y sobre cules no ha-hscho inde que losatia: Nos bastatan dos ejemplos Scuando Aristotlesdiigael trabajo de sos trescientos ayudantes para que fe proporcionasen los materiales ne Stoaios a su biologa, y descubrié ai determinados he- hos, tales como que los celdecos son mamiferos ¥ no pees, ele, no cabs duda de que se entrgnba a una act. ida’ clentfica que st bien orientad, por unas clans Fefleoncs generale (como es sin duda el caso de todos Ios creadores, no le condujo a meditaciones soitrias Sino al estudio de los hechos, en un contexto de colabo- faelén, Cuando, por el contario, construyé wn sistema, bus ideas sobre fx potencia yl acto, su imerpretacion general de las formas como’ inmanenies_a lo Teal y ya fo situadas en el mundo de ls ideas, es soguramente on filesofo,Por fo tanto no es desacortado suponer que la fe bioldgica do Arstcls y Ia orentacion ma- temstica de Platén ponen en evidencia las diferencias senciales de sus sistemas, augue exo es cosa secunda- fay Por el contrario es esencial preguntarse si aquellos andes creadaies fafa sido grandes preceamente por- Gar se apoyaban sobre resullados logicomalemdTicos 0 de-observacion mietddica, y no solo sobre esas ideas, a pesar delo necesarias que estas puedan ser. St se Tes com para con Plotino, qui sin que Tas montatias cre fen como champifiones, hallamos una pequefia diferen- cia y esta diferencia es Ia que olvidan nuestros progra- 1. Sin querer disminuir el interés de Pltino en flosola re. liglosa, pero justamente en tin terreno en que Ts. coordinaclon 4 Tos valores liva la ventaja sobre el aleance copnosciiv. 58 sofos a la usanza sin ninguna preparacién cientifica. 5. Descartes es el mejor de los ejemplos en una e clene fosofia estaban ya diferencladasy ro iperior a Leiba, ‘ma desde el punto de vista que aqui nos ocupa, sino por gue él mismo explicé de una manera clarisima las rela- ciones de trabajo que establecia entre sus actividades fi- losoficas y cientificas: es necesario, decfa #1, dedicar s6lo un dia al mes a Ia filosofia (detalle de nuevo olvidado por nuestros programas de ensefianza) y dedicar los de- ms a unas ocupaciones como el céleulo o la diseccién. Ahora bien, si Descartes descubris Ia geometria analit ‘ca que permite coordinar las grandezas numéricas y es- Paciales, ges gracias a su doctrina general sobre el pen- samiento y el espacio, dos substancias que sélo con es- fuerzo podia considerar a la ver distintas e indisoluble- mente ‘unidas?, 0 gpodemos pensar que las investiga cones que ocupaban ventinueve o treinta dias de sus me ses han tenido alguna influencia sobre las concepciones elaboradas en el dia que quedaba? ©) Si se admiten esos puntos de método parece in- ontestable que Jos sistemas mis grandes de la histo- > de la Filosofia, es deci, los que Gjercido los misinos una i ‘bre Tos descubri tos cientificos de los mismos auito- | rer sobre un Tevalucidn cientifica propia de st época, -tnmedintamente anterior ast, Patan con las matem {ieas, AVsIOICls Gai Ts Topiea,-y la Biologia, Descartes con el algebra y la geometria’analitica, Leibniz con el alculo infinitesimal, el empirismo de Lscke y de ume eon sus antcipaciones de la psieolosia, Kant con la cien cia newionlana y tus generalizciones, Hegel y el mar Kismo con la historia la sociologia ¢ incluso Husser] on Ia Togistica de Frege. Y, notémoslo a titulo de contra prucba, los ‘sin vingilos eon Tas ciencias-no han 1a_epistemologia original y todos han puesto bre la defensa Is infergretacion de Tos va. 9 me han dado pacimign- yy lores, en una teologia trascendente con Plotino, Figuy” medio de la regla y el compis, eserdpulos en presencia ee ae idealismo radi; |——_del gilgebra concebida como mero procedimiento de céleu- cal con los postkantianos alemanes.. fo y no como una clencia igual a la geometria, y por fin, Partiendo ecto epistemolésico, que_es Incapacidad. de constituir una fisica matemitiea ding to qe mas acerca In Iilostla al conocimientoen sentido cestrieto, es de ch s-notar qi Jos grandes nay debex af tipo de ciencia que fia provocado su tacion epistemoldgica, no solo eT ace pistemalogla, To que éae por sup: mica, falta de un tratamiento operatorio del movimiento ¥ del tiempo (cf. Zenén) y de la nocion misma de un tiempo ilimitado. Tal realismo sistematico y estitico no &—podia quedarse vinculado al mundo sensible y poco a po fo se separg de él a partir de la erisis provocada en el se ho del pilagorismo por el descubrimiento de los irracio- x ales: si existen entidades matematicas inreductibles a ‘esas varied tuna relacién sencilla entre dos entero, es que el niime- En primer Tugar, Hallamos ef realising platoriee ro, siendo también exterior a nosotros, no esti een» las ‘que consiste en proyectar las estrucfiras def conocimiien- ‘cosas\El genio de Platén consistié en trazar la epistemo- toa um s mundo suprasensible sin gue ependan rs P logia que contenia esa situacion de conjunto y asi pode- sujet 1 ae eke See mos comprobar que si los presocriticos se entregaban activo en el conocimiento y se Wha Gon VENTER rq, 2 unas actividades que podriemos calificar como cenit por reminiscencia o partici} aoe Teticjo_ Seer was 1 ficas 0 precientificas tanto como filosdficas, la primera Giernas que constituyen por sf mismas, eT soporte Ge de las grandes filosofias de la civilizacién occidental de- ‘valores su Res morales, €31 i y Teligiosos. 1 wor bie a ‘vuclo a la reflexién sobre una ciencia ya cons: PRS ABSiinne de los eas trasezndentes ea Ia so al Fe. ecemotogin compatible con la. situacion particular a etree Ge Ig atemitieas regs, Eta efecto, aunque Fe. | apente Fund la login y desarols a blologa. En eigs odo, en virtud de leyes psicoldgicas conocidas, sabre el ok torzenos_encentrs unas
Por supuesto, tal anglisis epistemolégico y compara: tivo podria beneficiarse con estudios sociologicos del tipo de los de L. Goldmann sobre Kant o el jansenismo, ‘mostrando Tos lazos entre una filosofia 0 una teologia ¥ las estructuras sociales que en parte reflejan. Desde tal punto de vista, el modo de pensamiento que caracteriza- ia uma «sabidurias parcce préximo a un pensamiento simbélico, pero cuyos elementos miticos y preformados Say, TED eee co tems ae i eed ! rename end 2 coe Secale ge sac on Me mi ein i StS S ape ti Se spel sa a rer ci ln te Sah a ne te se, tan acs nT oneal ade no mo ee i ee ae nicackin 0 propaganda de su experiencia moral personal? 2Y que, reapecto del Togico que demuestra Gy que pres. Eribe por el tolo hecho que detnestra, sin ntseienerse en dar consejos), st inferoridad es definitiva e irvemedia bie? En absoluto, ps existe wn campo sin dada muy ex tenso de investigaciones que casi no se ha abordado to davia, La sexperiencia morals de Ranh proporciona csiadro de las normas del sujeto y de normas varabl pes existe un gran mimero de morales indvidvales y Coletivas. Nada, pues, impide formaliar esas normas en in dun ie de valves a como se ue or salir tal o cual estructura del pensamniento natural pa ‘a equiparar los resultados a lay estucturss de la kg 2 (de los logicos). Alora bie, en cl caso de Ia mora, donde Ia realidad mas interesante es la moral de los jetos y no la del moralista, la comparaciin eles ever as morales formalizadas de los sujctos podria proporcio. "ar unos reads nsrstvon sabre ls canines omunes a las diferentes estructuras y a los pasos. de tina a otra, Adems,y es interenadirectamente aloe pro blemas generaes, una formalizacion, por elemental que sea, permite trazar una frontera entre el terreno de Tos Intereambios interindividvaes, espontincos y no norm tis, de los valores eualitatives (simpatia,consideracion, prestigio, et), los intercambios que comportan na Eonservacion obligada de Tos valores (reciprocidad not Iativa, et), si bien estos dtimos corresponden a lo que Cortientemente se llama as relaciones 0. interacciones ome Tales formalizaciones nos Hevarian naturalmente so- bre las cusstiones de estructuras y tendefan que set re Jacionadas con los problemas de la decision, tan fonds. mentales en la moral del sujeto. Ahora bien, el eminente profesor de moral de In Universidad de Cambridge, Brat- Saithe, proporcion6 a este respecto un librto smamen- te sugestivo sobre La moral 3 fa teoria de los juego: 5, Bo os lo que taté de domostrar en un Ensayo sobre ta tori de toe valores eualitativas en socielogle esiaica topo ‘ducido en sEuudes sociologiaues, Ginebra, 96S cs 9.6 a como es sabido esta teoria matemética, debida al eco- nomista Morgenstern y al matemético von Neumann, es también Hamada teoria de la decisién y proporciona mo- delos al mismo tiempo muy coneretos y muy generales de selecciones y de decisiones, cuyas relaciones con los problemas morales ha subrayado el fildsofo inglés 2 bis. La filosolia de la re er0sos le derecho, De-una manera general en los intereambios_de_valores_entre_los_seres humano’ jue distingT ss Flas, Primero exis: ten Tos infercambios espontancos yn normativos, que comportan dos categorias: la de los valores cualitativos sociales de lo que acabamos de hablar y la de los valo- res cuantitativos, que caracterizan los intercambios eco: homicos. Los intereambios normativos también compo tan dos categorfas: los intereambios morales y las inte- raceiones juridicas, una de cuyas diferencias consiste ‘en que las segundas estin codificadas en todos los nive les, del contrato interindividual a la codificacién estatica ‘eles diferentes, desde la sujet ta-completa autonomia. Por lo que toca a las metafisicas “Gel derecho, atguras-de las cuales son solidarias con al- ‘guna postura religiosa, es interesante notar que la nocion. de «derecho natural», inicialmente construida en reac: cia contra el derecho divino de los reyes, ete., hoy en dia por el contrario, se ha vuelto netamente metafisica, por reaccidn esta vez contra el derecho positivo, y que, en determinados casos, mereceria més bien el nombre de derecho sobrenatural, En cuanto a las teorfas auténo- ‘mas del derecho volvemos a encontrar, como en la mo- ral, el peligro de un psicologismo que dejarfa desvanecer- se los caracteres normativos. Al contrario, considerando aquellos en su importancia esencial, como en légica 0 en ‘moral, es la admirable construccién normativista de un H. Kelsen una solucién que no sdlo encuentra en los ju istas un éxito creciente, sino que también proporeiona a la epistemologia una excepcional ocasién de formal 2 BT zacién posible, paralla a las estructuras morales y 16- 2 ter. Todo el mundo sabe que, por st parte la es tetica encuentra problemas anlogosy que, junto a la fst iin shy conrad ua site ent fica que se propone analizar las condiciones objetivas y subjetivas que intericncn en los juicios estticos de di- vers ordenes. 3,” La logica proporciona el notable ejemplo de una rama independiente de toda metafsica desarollada ear BH desde el principio sin volencias, de manera autonoma (con las creciemtes portaciones de las clenciasajenas 1 la filsofia, como las matemstcas), y que, sin embargo, gracias 9 sus mismos progresos auténomos, ba. pests. do y prestara cada dia mas servicios todas las ramas de Ia fosotia ‘Nacida en un clima tanto metafisico como biolico con la filosofia de Aristtees a lopienperipattiea pade- {5 poco las intrusiones metafsicas, en el sentido de que In slogiaten fe valida desde el principio (ejemplo poco comin de nacimiento acelerado), Sin embargo, la tcoria avistoclica de la substancia y do sus atributos elerci tna influencialimitativa sobre este desarrollo, tan rapido Gn otras direcciones, impidiendo la, toma de_conciny Gia de la logica de las relaciones con beneficio exclusivo de fa de las clases y de los encajamientos silogistios. Posteriormente, y pese s algunos progresos locales (logicaestoien, descabrimiento de Ta disyuncion por Bu ‘idan, intciones de Leibniz, ete), Ia Hogiea qued mas © menos estacionaria basta su renaelmiento bajo la in- ftuencia de Hamilton, evons, Boole, de Morgan, ete decir, hasta str matematizaion y hasta el descubrimien- to del algebra de Boole, fundamento él céleulo de las proposiciones, A partir de aguel momento, bien se pod hablar, ya menvdo se hablo, de una oposicion entre [a logic filosstia, Tiel a la tradicion escolistica,¥ Ta 16 shea cienifica 0 matemtice, pero esto no era nada mas Sue una forma de expresion que no encubria confl eal, como el que opone hoy dia la psicologia cientiica 8 la psicologia filoséfica, En efecto, los profesores de fi losofia no. podian declarar falsa 1a nueva légica: senci amente, la ignoraban seguidos en esto por los manuales ‘con sus clisicos retrasos, y no podian rebelarse contra tuna autonomia forzada, por-decirlo asf, Por otra parte Tos logics no declaraban falsa la silogistica (salvo uno © dos errores aparenies sencillamente debidos a un defec: to en la explicacidn) y no podian reprocharle sino su i suficiente formalizacién y su insuliciente generalidad. YY sin embargo, a pesar, o a causa de esta misma auto- nomfa, condicin indispensable de sus progresos desde fl siglo x1x, la logica presto a la filosofia inapreciables ervicios, tanto proporcionando el ejemplo de una, dis ina normativa coherente como prestando sui ayuda tée hrica para todas las formalizaciones. En la légica se ins. piran los metafisicos deseosos de normas absolutas, pero Sin estorbarle en nada, pues esas normas no intervienen ten el trabajo téenico de la axiomatizacién, El antipsico- Togismo de Husserl, etc, se inspira en la logic, sin es torbarla también, ya que su método moderno queda en principio ajeno a todo recurso a los hechos mentales, cteétera, Por fin, Ia légica constituye una indispensable refe- rencia para la epistemologia que sélo en ella encuentra Is precisiones necesarias en cuanto a la coherencia for. ‘mal’y deductiva por oposicién a las cuestiones de hecho relativas a las actividades del sujeto. “4. La psicologia, ciencia de los hechos, conquisté fa con un considerable retraso con respecto a Ia lggiea, ciencia deductiva, por las mismas razones por las que fa fisica experimental s6lo se desarrollé siglos iis tarde que las mateméticas.La primera razén de ello que Jas normas, los antecendenes y los consegusnes “Je tn rezonamiento, las implica son. directa “Snonte asequibles al espiits, que puede analizaslos.y ma- Tejarlas: por el contrario, un hecho experimental supo- ne una disoclacion de los Factores que no se pucden obte- “her de-Mmanera deductiva y supone una experiencia-com {Golada, por oposiciéa al-hecho brig. asequible a la 4 experiencia inmediata, pero casi siempre engafiosa. La se gona razén e3 que un hecho es inseparable de una in- ferpretacién, primero, en tanto que es una respuesta a lina euestion previa y que, plantear ben la cuestion, sw pone toda una elaboraeién; Iuego porque su lectura y puesta en forma implican una estructura a la vez soll Garia del sistema de las hipétesis que han conducido a la ‘euestion, y ms o-menos revisable en funcion de Tas res- puestas. Contrariamente a las opiniones del sentido co- fu, muh ni dice eompchahechosy naa jos para reflexionar o deducir, y por eso las cencias ex perimentales an nacido mucho ‘después que las disc Plinas deductivas, constituyendo simulidneamente el cua {ro y la condicion necesarios de aquells, si bien son in suficientes en i mismas. ta tec consist durante mucho vmpo en observaciones y andlisis dispersos, provocados por los fi fovolos al azar de sus trabajos, lo que consti segura mente una de las fuentes de fa psicologia cientifica, AL Tado de anotaciones erroneas y de especulaciones sobre lalma, se encuentran en electo, en los grandes autores, fina gran numero de ideas fecundas que luego han dado lugar a investigaciones sistomaticas. Br endamentales de Kant so peFeepeion excluyendo tod substan ‘oeuITe Tgualimente- que esa psiculogla preck 'a-endo al servicio de-espec Por Jo tanto cuando se constituyd la psi- cologia cientifica bajo una forma auiénoma_desconfic Targo tiempo del estudio directo de las funciones supe- Heres y se oCupd primero de los problemas de sentacion, de pereepeidn, de asociaion gen un contento psa: _Tisiolégico,.. Esta situacidn “provocé un incomprensi- fe conllicio, cuya continuacién es fuente de crecientes absurdos, entre unos autores que abordaban problemas interesantes, pero que los trataban superficialmente sin rrespetar las roglas de comprobacién, y los que se somie- fan a una disciplina experimental, pero reduciendo su campo excesivamente, De aqu nacié Ia idea, en otros do- 85 rminios inconeebible, de una psicologia que pudiera com: petir con la psicologia cientifica, y que hallarfa una na- tural motivacién suplementaria en la necesidad filos6- muy legitima, de una coordinacién de los valores (como si una santropologia filoséficas, como a menudo se. dice, pudiera intentarse con conocimientos superti ciales). Este problema es demasiado importante para que nos podamos contentar con algunas anotaciones: le conss- sgraremos todo el capitulo IV. 5. Queda la teoria del conocimiento, que ha sido la ran conquista det pensamtento Tastes eede- Plath hhasta-cast todos tostoerane0sr eT problema alors es xa minai~st por Ta naturale” de sus problemas esta de® tinada a quedarse necesariamente Tgada a Ta-metafsica © si presenta, de derecho 0 de hecho (aIsyiAcion no ex clusiva) unas tendencias a Ja_autonomia, como ocurrié con la légica y la psleoTogi. De derecho, parece evidente que la epistemologia soberans, pues sise quiere construir uit mets Ts Ghestiones son establecer si es posible y en qué condicio- hes un conocimiento metafisico, Sin embargo se tuvo que esperar a Kant para plantear esas cuestiones en toda su amplitud y, como bien se sabe, resolvié la primera por Ia negativa, en lo que toca a la Tazn pufa teorica, y substituye Fa mietafisica dogmatica por lo que se puede Hamar tina «sabiduria» fundada sobre la razon pura pric: tica. Sabidaria por otra parte tan efimera que los post- krantianos se apresuraron a transformar el aparato eri tico_en un Yo absoluto, ete ‘De hecho, la epistemologia ha presentado todos los nei Secu rator do ana endeTeLa oT anton nig delimitacton de Tor problemas, consttucion de mic ‘dos Marnie de comprobaciénF aportaconet-Ge Tas demas ciencias, Sani — ‘Ta-delimitacion-de Tos problemas empezs con Descar- tes, Lente y Ranty eve Ueno GuIgS Gar bape tna For ma estatica un cuadro exhaustive y definitive de las formas a priori de la sensibilidad y del entendimiento, 86 de los esquemas a prior, y resultaron cantidad de pro- bblemas especiales que han dado lugar a delimitaciones catla ver mayores. Recordemos, por ejemplo, que la so- Icién por otra parte muy diseutible— que daba Kant al problema del nimero apoyandolo en cl tiempo y no S610 sobre las categorias de cantidad del entendimiento, fue tomada de nueve por Brouwer que hizo de ella un instrumento de resistencia contra Ia redvccion logica de Frege, Whitchead y Russell ejemplo del paso de un pro- bleina de epistemotogia general a una epistemologia ma- teimitica y logica cada ver mis especalizada). Recorde mos también que la interpretacion Kantiana del espacio como forma a priori de Ta sensibilidad ha provocado dog grandes clases de trabajos. Unos, realizados por los rimeros psicdlogos experimentales, que no eran tan Zjenos como se ha dicho a los grandes problemas fil Solicos: ya que se trataba de «sensibiidad» el control era posible y algunos grandes psicofisologistas como Miller ¥ Hering han sostenido explictamente la tesis kantiana, bajo el nombre de «nativismo>, contra cl sempirismor de Helmholtz (quien hacia interven unas inferencias in onscientes incluso en la percepeidn). El problema siguio Siendo estudiado en el terreno experimental y cl cons: ituctivismo espacial, que parecia evar ventaja, osté ms cerea de un kantismo hecho dingmico que del empirismo puro. Por otra parte, cl descubrimiento de las geometrias ho euclidianas contradijo la letra pero no el espiitu del dpriorismo kantiano (bien se sabe que Poincare, a pesar de su convencionalismo, hacia de la nocién de'«grupor tuna estructura a priori) y ia dado Tugar a toda una epis: temolopia geométrica especializada Esta especializacion de los problemas, eada dia mis acentuada (pienseee por eID en Ts ObrE de F Me ‘yerSor consagrada en su totalidad a la epistemologia), todos-con deseo de substituir Iz mera rellexion por la ‘comprobacin.-Este progreso ha sido eh el plano’ de la Sometranion deducts sonstderae pero mchD menos notable en el terreno de los hechos. ¥, en ambos casos, "7 manifests el progreso, entre otras cosas, por Ins con- tribuciones cada dia més importantes que han realizado ins mismas cieneias y no slo ya los fldsofos de ofielo, Enel terreno del andiss deduetWvo, et desarrollo aus nome de la Voges proved dos grandes grupos de 1a bajo que se revelaron fundamentales para la epistemo lopia matemaica,y cuva téeniea reciente ha hecho de ca itima una rama de los matemstiens, consagrada & ia eoria de Tos fundamentos (hasta el extemo auc hoy en dia cast todos los congrezos internacionales de tale mites dediean toda uns sesién a esa nya rama). Bl Primero de estos tomas de estudio planted la posible re Gucetan de las matemicas Ta gic. Tal psiblldad, Slirmada con brillanter en Principia mathematica ds Whitchead y Russell, pero rechazada por otros, fue est Giada bajo todor sus Angus, mientras que los trabajos {te otro gropo de autores, entre ellos, rinctpalmente, Hil tert, Ackermann y Bernays trataban de demostar a no ontradicion de las pares fundamentals de las mate tniticas, como. la aritmetica, Estas Investigaciones. a tersas desembocaron, hacla 1930, en el descubrimiento, hecho por Goedel, de teoremas que marcaron un Bio delinivo en la epistemologia matematea y cuyo sent dfo general es Ia imposibilidad de demostrar ta no contra- diction de uma teara por sts propfos medios o por me. dios pobres, De ello reste la idea esencial de un cons. tructiviemo tal que, para asceurar Ta eahereneia de Tas teorlas de base, hay que contruir sobre ella teofas cada ver mis slidis, que asimismo se apoyen sobre la si ulenes, et. Se ve la importanca epstemoliea de al Eoncepelon que contradice a la ver el plaonismo el feductionismo postvsta en bentficio de una construc tidad entrevista por muchos filsofos pero, en adlan- te, sostenida por una epistemologia interna mucho mis Enel terreno de Tos hechos, un movimiento esencal se dibuié en la epistemologin de lengua fancesn, mien- tras que el empirismo anglosajén planteaba otros. po- bemat-Despus de Tos trabajos de Cournot, tan notables ¥y durante tanto tiempo desconocidos en su justo valor, sobre el andlisis del pensamiento cientifico en una pers. pectiva, lamémosla sincrénica, cierto nimero de autores com G. Milhaud, L. Brunschvicg, P. Boutroux y A. Rey. ‘mond han comprendido que|la significacién epistemols gica de una teoria cientifica sélo se desprende plena- ‘mente al situarla en st perspectiva histérica, en tanto ‘que responde unas cuantas cuestiones planteadas por Jas doctrinas anteriores y en tanto que prepara las. st aguientes, en un jxego de filiaciones continuas 0 de opo- Eons’ Dicho dc'otre modo, estandg el pensamlante Sfentlico en erolucion pe roblenn de fo que et conoeliionin So porde sor aug tale Tors snasleimiadas, que Tends a analicar Ta manera en Clue e-ttmentan 0 se AecuTOn Tax COnOSTMTEMTOS en Si context de constrcion rear de aqul el metodo bis tésloocrtic, que ex uno de les buenes métodoe dela eplstemologta clenitica, Pero, por otto lado, gran nimero de autores han le edo a plantearse unos problemas do hechoo en los te Frenos is diverene, Ee el de le eplstomologia mats: mnatea, Fe Enrigues boscb i explicacion de dverns oe Tructras’en Tas operaciones del pensamiento 7 de ia diversas goometrias en las diferente eacalas perspectives 1H. Poincare hizo remootar el grope de Too deaplacy enlos @ in organizacin sensoriomotrie: Ena Fists, mienten fos segs debttan sus prope Preble nas epistemologicos en las enestiones de relaconcs con Gl observador, fn realidad y lo observable, ls eptgonos del emprisn cisco, 0 cipirisas fics, elaboraban tina toorfa dl ulelo titties fandada sobre la const cain propia, on oposcion con los Tullo snalicos Fundais sobre el Tenguaje lgleomateidtico, et ‘Se_impuso puesila idea de estudiar el problema del dear SAT meno de or eoncinfe reno fe Tos_conocimientos remon: tando hasta su formacion pslcogenstica ¥ esto Dor dot ‘Suance. Por una parte represettaba una protongecton” natural del método NistGrico-ritico, pues, cuando Tle ‘mos, por ejemplo, con P. Boutroux, @ volver a trazar Ta 9 historia de Tas matemétieas, mostrando cémo los es tus han pasado del perfodo en dos sentios dif. fentes. Admit que hay dos lases de verdades es Inacep- {able al pensafent, pues i logics exige la coordina: ‘on, Doct que, para lx petcepein, el sol gi alrededor ds una pare vinble de ia terra y que por lo tanto tn tier gira alrededor del sol, he aqul dos verdade, 3 GQleres pero relativas a unas eaclas de Fenomencs que aed coordina. Afitmar, por el conan, que la es tructura del organise es asequtble nteamente a Iain. tuicion filosoficay que incluye entre otras cous, la fina: lidad, mientras sue el honado bislogo que trabala dia tras dias en st lnboratoro (y con métodos que rindaa) 4 munca comprenderd nada en cuanto que esta limitado [por una ceguera curistica y conceptual que le impide be- naeficiarse de las mismas intuiciones, ya no es referirse ‘a unas escalas distintas pero coordinables, sino cortar friamente el pensamiento humano en dos sectores hete- rogéneos y abusar de la gran palabra verdad» para darle dos significaciones incompatibles. HEI sentido corriente de In palabra cverdad» se refie- re a aguello que puede ser controlado por cada uno. Poco importa el procedimiento de control eon tal de que sea accesible y de que proporcione al sujeto la garantia de que no estd centrado en su Yo o en la autoridad de lun maestro, sino gue lo que piensa y sostiene puede ser controlada por aquellos que dudan! Si la finalidad del lorganismo fuese «verdadera» en este sentido, aunque no se la pudicra comprobar en el microscopic y que para alcanzarla fuese necesario entregarse a un esfuerzo de deduccién y abstraccién tan laborioso como se quicra, pero cuyas reglas pudieran ser proporcionadas, seria en tonees una verdad, a secas: una verdad, pues, cientifica como, muchas otras, comprendidas solamente por una lite, pero asequible a todos con tal que se les dedique el tesfuerzo requetido. Decir, por el contratio, que la finali- {dad se impone a la «filosofia» es olvidar deliberadamente {gue existe un gran nimero de otras filosofias, y que ni Descartes, ni Spinoza ni la dialéctica moderna se bene fician de’ las mismas intuiciones. La everdads, en este segundo caso, ya no es entendida como verificacién me: diante un céleulo 0 una técnica asequible a todos, sino ‘como aceptacisn por via de persuasion 0 de conversion, fe decir, como conformidad con un sistema. Claro est el algebra es un sistema, la biologia también, etc.: ent Ges, por qué no el berpsonisme o Ia fenomeneogi Sencillamente porque algunos tienen escrdpulos en freer antes de estar completamente convencidos, o en Hamar «verdad» a lo que comporia ain cierta parte de cereencias, ain consideradas como evidentes cuando se trata de sevidencias» que son particulares a los demas 0, por analogia, a uno mismo. 95, 2B) Peco quizés tal atid no consisia mas que en unas reacionesafetivaa, yen un mundo en que la sexis- tenclar subjtiva ba legido ser fuente de verdad, po- dita nuy bien ceuerie que algunos sistemas, que por To fnenosexsten, sean Ia verdad de madiano. Tratemos, pues, ds comprendcr las causas que ban origitado In tenden: a a almitir una forma de conocimiento peculiar Ia filosota y superior al conocimionte clea, y despuds trataremos de apecia las razones Invocadas, particular mente por la fenomenologia que es con mucho et sistema nis notable de tos que se fundan sobre al crencia. 1, "El primer factor discernible es, sin dda, la bis queda del absouto. Mientras no exstfanconflctos entre Gincias tlosola, la mctaliscn podia aparecer como fina sintsis suprerna gue abareaba todo el saber ¥ sin hecesidad alguna de fori especial de conocimiento para Superar las diseiplinas pariclares! A’ parr del gio detsivo tafdo por la erica kantiana, que rebusaba @ la avin trica el derecho # franquear fos limites de la tstructuracion de lo eal, el heroamo de tal pstura no Basto para acsbac con la nevesidad del absoluto os ontinuadores han buscado en las estructuras @ priori fo ya un cundro epistmologico de las condiciones dal Sabor, sepin la ascesis kantian, sino la expresion de un poder peculiar al pensamlento’osfico que, determi Rando fos instrumentos previos nocsarios a la ciencia, Se coloque sobre ella. De esto result, con ayuda de Is ecesldad de absoluo, ta postra supracientifea, ya no por sintess sino por deliitacion de nveles, Es initl recordar les manifestaciones. maples de esta misma tendencia que consist, bajo todos sus aspec fos, en encerar el sber cenifico en determinadasfron- teras contitutivas del sfenomeno» y en busear Tos fund tnentos de fal forma limitada de Sonocimiento para al anvar una forma de nel superior. Pero fo que smopor- {a destaar es que tal procedimento, totalmente Let fo en si puede dar lugar anos conto proceso, ean Puramenie especulstivos, sean meiGdicos y eontrolados. ‘hora bien, vita bajo esta altima forma, cl proceso Fur damental de diferenciaciin de los niveles no es ajeno a tas iencias misma y sera comiler un error fundamer tal eretlas estableidas en un mismo plan. Considerar do unicamente la Tisica, por ejemplo, Ios sfenbmenose Se distribuyen en numerosos escalones, no poraue exe tan ya, organizes, y que, mediante cl empleo del me croseopio.e dl teleseopio, sparezcan diferentes, sino por due, sogn la profunda reflexion de ChEupone Guye. eo la misma eseala In que erea el fenomeno. En otra pal bras, la fisca remite ants cusmtas series de estrit raclones, pudiendo cada ta ser considerada Gono un onocimiento de nivel superior con relaion Tas proce dlentes. Por otra parte, dal establecimiento de las Ieyes ia explcacion causal o deductiva de las mismas, caracte Fistieas dela fisientedren, y de agua a esta dedue ¥ autGnoma, consituida por la fisica mate Initicns (a ropdsto de Ta cial, A Lichnetoviez ha mos °Y'S. Bachelard, mediante un profun ‘uric, cuinto se diferencia de la rica), hay de nuevo cambios de plano o de alvel, de modo que el enmeno acaba por seritegrado en un universo conceptual que abatea fodos Tos posibles y no samen fo eal Guando, en tn, una Genel com las. matemdtieas,engioba en sinisma su propia cpist rologia bajo la forma de tin andlisissistematico 9 ciew- tfio de sus fundamentos, queda patente que ui tna dscptina multiplic ain desde el interior sus prop nivel de constrcldn y de reflexion, ‘Al querer encerrar las ciencias en determinadas fron teras para faciitar la ereencia en la postbilidad de un todo de conocimiento espesifico y superior, las (oso. fias paracientfias se exponen, pac, al peligro de ver aatuellas fronterasdesplazarse sin cear-€ vad su pro pio terreno con métodos mucho mis slidos 2. Existe una segunda causa general que expica las tendcncia paracientiies y feleva sempre la necstdad de especulacion, pero esa ves en el olro campo. Tal n= cesidad eatiba, en efecto, on la naturaleza hutsand, 9a ‘entaja de los filsofos, cuando ceden a ella, es poseer cs 9.7 7 tuna cultura histérica que les permite dar Ia vuelta a la hipétesis antes de encontrar otras nuevas, Cuando qui sioron prolongar su saber naciente hacia una metafisiea, ciertos hombres de ciencia del siglo xx y, en particular, algunos bidlogos sin cultura matemsitica, 1bgica © psico- logica, abrazaron un materialismo dogmatico que redujo tanto mas al pablico (sin hablar de los Factores sociales) cuanto que parecia derivarse directamente de la cencia. Lo asombroso es que los fil6sofos hayan sido vietimas de la misma ilusign, de tal modo que para reaccionar contra el materialist se han enteegad a Ta erten de ia ciencia como tal Una critica del conocimiento cientifico se lama una cpistemologia y todo estudio epistemoligica es bienve- nido, cualquiera que sean sus intenciones, Ast pues, Ia famosa tesis de E. Boutroux sobre La contingencia’ de las leyes de la naturaleza es de gran interés en cuanto critica del ideal de deduccién absoluta y en cuanto re fFutacién del reduccionismo. Desde este punto de vista la marcha. posterior de Ins ciencias le dio plenamente la razén. En efecto, es cada vez mas patente que en todas las situaciones en que se ha logrado una reduccién de lo superior a lo inferior 0 de To més complejo a lo mas simple, tal reduccin se convierte en reciproca, 0 sea ue lo inferior queda enriquecido con algunos de los ca- racteres de lo superior y que lo «mas simple» se vuelve ‘més complejo. Por ejemplo, al reducir Ia gravitacién a las curvas del espacio —Io que parecia una reduccién de lo fisico a lo geométrico— Binstein fue llevado a vincu- lar esas curvas con las masas, de manera que Ia reduc: cign fue reciproca. El dia en que se reduzca lo vital a lo Fisicoquimico decia Ch-E. Guye, Io fisicoquimico que- dari enriquecido con muchas propiedades desconocidas hhasta la fecha (y la comprobacién de esa doble anticipa- cidn es facilitada por la biologia molecular contemporé- nea). Pero tan profunda como sea la tesis de Boutrous desde el punto de vista epistemolégico, queda sobrema: nera patente que su intenciOn de defender la libertad mo- sal contra el materialismo dogmatico leva en efecto a 98. luna refutacién del mismo pero en absoluto a otorgar a a filosofia un modo especifico de conocimiento (como Bergson, disefpulo de Boutroux, sac en conclusion), ya que su critica de Ta ciencia consistié de hecho en una toma de conciencia de los mismos procedimientos de la deduecién constructiva propia de la explicacién cientfi- «a, proceso que no habia captado el materialismo. Por el contrario, la no menos famosa tesis (anterior) de Lachelier sobre Los fundamentos de la induecién, que con fineza Lalande lamaba agudamente eeste librito que tenemos mas Ia oportunidad de admirar que de wilizar», contiene algunas anotaciones sugestivas sobre el proceso inductivo, pero pretende hacerse solidario de una armo- nla de conjunto de la naturaleza en el que estuviera im- plicada la finalidad, Si este resultado se invocase como Indicio de un conocimiento filosdtico capaz de sobre- pasar el conocimiento cientifico, seria facil contestar que, ppara el investigador, la induceién supone claramente una hip6tesis, por lo tanto una intencion, un plan, etc., pero gue la induceién podra ser utilizada’ con mayor éxito si Ja naturaleza de los hechos que trata de aleanzar com- porta una proporcién mayor de aleatorio, como en los casos de una estructura organizada, por ejemplo, en biologia: el célculo es mucho mas asequible en el primer caso, como muestran Ia termodinamica y In microfisica. En pocas palabras, la reaccién de la filosofia contra el materialismo dogmitico constituye sin duda uno de los factores que explican psicoldgicamente In necesidad de un modo de conocimiento especifico y supracienti fico, pero si tal necesidad fue rematada por un éxito facil, eso no prueba en absoluto la originalidad de los ‘modos de conocimiento empleados, pues han llevado a unas tesis muy discutibles como en el caso de J. Lache- lier, © un Feajuste de la epistemologia a las tenden- ias reales de las ciencias por oposicion a las metafisicas cientificistas 0 a la epistemologia positiva 3. El tercer factor que se invoca, y que natural- ‘mente converge con la resistencia al materialismo, pero ‘es mucho mas general, es el deseo de asegurar a la coor: 9% dinacién de los valores y a la fe razonada un modo de conocimiento metalisico independiente de la ciencia y st perior a ella” Como ejemplo de la accién de ese factor en general, se puede citar la psicologia metafisica de Maine dde Biran, una de las Iuentes a sit vez de la corriente espiri- tualista que paso de Ravaisson a Lachelier, Boutroux y Bergson y al eclecticismo de V. Cousin y de Royer Collard. El intento principal de Maine de Biran era refutar el em pitismo y en particular la interpretacion de Ia causalidad, ropuesia por Hume, poniendo en el Yo y el esfuerzo vo- Tuntario la captacion directa de las realidades de la subs- tancia, de la fuerza y de la causalidad. En el capitulo TV volveremos sobre los errores de introspeccién que han conducido a tales resultados y que son un buen ejemplo dde los posibles errores acarreados por una exclusiva Ia mada a esta introspeccién por oposicion a los métodos psicofisiolégicos, psicopatologicos y genéticos (lo que, di- gimoslo desde ahora, no quiere decir que tales métodos ‘lviden el estudio de la conciencia o del sujeto, como To ereen o dicen los partidarios de la psicologia filosé- fica, aprovechando el equivoco que supone la introspec- ‘ign ligada solo al Yo y la toma de conciencia situada en cl contexto de tales comportamientos). Por ahora con- fentémonos con anotar que, entre el ideal de un conoct miento metafisico fundado ‘directamente en Ja intuicién del Yo y de sus poderes, y el ideal de un conocimfento metafisico fundado en la critica de la ciencia, lo dnico comin es la afioranza de un conocimiento metalisico «su periors a la pero, aparte ese deseo comin, son contradictorias las dos posturas como bien lo habia visto cl genio de Kant, en su eritica de la «psicologia racional» (la de Ch, Wolff que compartia con Maine de Biran la ‘misma inspiracién leibniziana). Hacer la critica de a jencia consiste, en efecto, en mostrar que toda experien- cia es una estructuracién de lo real en la que el sujeto ‘epistémico toma parte activa, de tal manera que el co- 1. Esta superiridad esta sugerida 0 reforzada por Ia distin: ion reigiosn entre ln nalualeza y las realidades trascendeates 100 rocimientoapnece com ys ntracioncs ene Is Operaciones estructurales del swleto y las propledades el objeto. Plantendo esto, no hay ninguna razon, ano ser que sea afetiva, para suponer que la «experienea interior» escapa ala fepla comdn, ya que on ln intos peecin una parte del Yo mira la otra y consituye, ues, Un sujeto conocer respect del sujeto por conoter © 62 hocido.Sostener que en la Introspeclo no hay tl i Sdn y que e sujeto conocedor o epstemico se confunde con el sujelo conocido 0 individu! seria ala ver negar Weipwospeasion (pues can as dow pate dl seo vuclven a idenifease ya no hay inrospeccion sino una actividad cualquera) y nega Ta universaidad y Ia ate vided nocesnra del sajeto epistemico. Por eso Kant mos {16 que el Yo no tenfa: nada de una substancia, de una feraa'o de una eats, sino que deb su idenidad s una sumided de percepeién» interna. La psicologin metals a de Maine de Biran (ademas de excelentesanotaciones Peoldgiens) transforma, pes, esta estructuracton no ef fa del Yo conocido por ef Yo conscedor en un Yo meta: fisico en un plano mis modesto pero de manets seme. Jante aa de Piet, Schelling, y en pate Hegel y Scho- renhatier eando partion del a. prior! kantiano para tolver a constmsirindebidamente Las nociones metatish tas del Yo absoluto, et {4 Un caro factor, may visible ya en estos gran des slemanes ¥ ave no hiro més que cmpeorar despues, ez wath orienta cas eas asin ol nr ionalimo: desde cl momento en que las clencias Siguen un ideal de racenalidad y que ln metals ee pronone alcanvar ia totalidad de’Io real, siesta gure ontintar en tm grado superior a las ciencias debe de fender tn modo de conocimiento que. alcance directa mente To irraconal. Tale, la intulelin de Schelling a Bergson en el sentido transracional que ha tomado,¥ tal 5 el allmento.esencial del existencialiemo actu eva bhogn reemplang despiés de ln Segunda Guera, Mundial an del hergsonismo, Impuesto desputs de In Primera. ‘ievKeenard, qe era tn hombre libre, no gustaba de las 101 filosofias y descubrié con razén que su propia existencia estaba por encima de todo y no entraba en los cuadros de un sistema: Iuego, con algiin retraso, en verdad, ;se le ha jugado la misma broma que a Kant haciendo de el ‘1 punto de partida de nuevos sistemas! Pero una cosa es la existencia y otra el conocimiento de la existencia. Si el fildsofo no quiere confundirse con tun novelista, cuyo genio consiste en tomar Io real a tra- vés de su visién del mundo, sin preguntar por él indepen- dientemente (atin cuando pertenezca a una escuela realis- tao naturalista, lo que es una forma particular de vision personal) es necesario que se provea de una epistemolo- ‘fa del conocimiento de la existencia, y eso es lo que hard al afirmar que esa vision del mundo es un conacimiento ‘como cualquier otro con tal de pensar al minimum y de aleanzar lo que esta volrecida» en la experiencia. vivida inmediatamente antes de toda reflexién, como si hubiese aqui una intuicién primordial fuente de (0 de todo) co- nocimiento. Volveremos en el capitulo TV'a tratar de la ilysién psicol6gica fundamental que consiste on buscar tun principio absoluto de conocimiento en una toma de conciencia elemental, ya que todo conocimiento esti Ii gado a la accién y condicionado, pues, por esquemas an. Teriores de actividad; y luego, abordaremos cl examen critico de Ia epistemologia de’ Husserl. Contentémonos, pues, por ahora, con anotar que si esta intuicién de lo vivido es dada como un modo filoséfico de conocimien- to superior al saber cientifico porque, como dice Merleau Ponty: «Todo el universo de la ciencia esta construido sobre el mundo vividos, In ambicién metafisica se hace muy modesia y se aparia cada ver més, con tal irracio- nalismo (hablamos de Merleau-Ponty, pies Husserl va mucho mas alld de este punto de vista nacido en él), de Ia posibilidad de fundar Ia ciencia y por consiguiente de dominarla; en efecto, si realmente iodo el universo de la Ciencia esta sconstruido» sobre el mundo vivido, no es 2 la manera de un edificio construida sobre sus cimien- tos, pues Io propio del pensamiento cientifico es alejar se cada vez més de este mundo vivido, contradiciéndolo 102 en ver de utilizarlo, Por el contrario el verdadero punto dde partida del universo de Ia ciencia hay que buscarlo fen el mundo de las acciones y no en la percepeién sepa. rada de su contexto motor y prictico, pues la operacion del pensamiento prolonga la accién corrigiéndola sencl amente en ver de contradecirla. 5. Un ultimo factor esencial de la creencia en un conocimiento filoséfico de un tipo distinto y, por consi- uiente, superior al del conocimiento cientifico es mas Prosaico, porque es de naturaleza socioldgica, pero no por eso deja de jugar un papel importante no en los ereadores sino en Ia opinion publica filosofica. Desde ‘que Ia filosolia corresponde a un oficio muy cundido, ‘considerado y acantonado en una facultad cada dia més ajena a la de las ciencias por Ia misma evolucion de las cosas, es l6gico que la iniciacién directa a tal disciplina, sin ninguna preparacién cientifica previa excepto la del nivel secundario, conduce @ unas costumbres de pensa miento que favorecen la conviceién en una independen- cia radical del conocimiento filoséfico. La ausencia de toda resistencia excluye cualquier control y entonces la Filosofia de las ciencias aparece como una mera especiae lizacién entre todas las otras posibles, es necesario un. cexcepcional valor filoséfico para llegar a precisar respec: to del saber positive las condiciones epistemolégicas pprevias a una reflexidn filosofiea; por el contrario, es Aemasiado Facil hacerse la ilusién’de puntos de partida absolutos propios de la especulacion, En suma, esas diversas razones convergen para tracr tuna creencia comin en un dualismo fundamental del co- nocimiento; por una parte el saber «positives al que se trata entonces de fijar limites, y vamos a ver (desde el unto C) las variaciones de méiodo en cuanto a la fi ign de tales limites; por otra parte un saber de esencia superior, que se ofrezca como fundamento al conocimien- to cientifico © que se relacione con otros terrenos en los due la ciencia es incompetente. Tomando como objeto de discusin la intuicion bergsoniana y la intuicién fenome- noldgica (no sélo porque son los productos de las dos 103 tendenciasparacentficas més notables, que se han air mado a lo largo de este siglo, sino también porque sus creadores estuvieron muy cerca de Tos problemas de la elencia), el problema a examinar shora es Ta validez de tales modos de conocimiento: siendo una intuicién a la ver toma de posesion del objeto y garantia de verdad para el sujeto, ¢proporciona efectivamente esa dualidad fn la unidad «an conocimiento distinto de la experiencia ¥ de la deduccidn, o la wnidad propuesta no es més que aparente? ‘C) El ideal de un conocimiento supracientifico na- cido en el siglo xix tuvo, al principio, Ia forma franca ‘mente especulativa del idealismo alemén, 0 Ia forma més ‘modesta, con més atencién a a epistemologia, de una critica de la ciencia. Ahora bien, esa segunda forma de- sembocs a finales del siglo x1x y a lo largo del xx en una concepeién nueva: Ja idea de que, en el mismo terreno de Tas ecosas» y de los fenémenos habia sitio, al lado del conoeimiento cientifico y con tal de precisar sus limites ‘con bastante rigor, a otro conocimiento de esos objetos ¥ fendmenos que serla susceptible de una completa in ependencia y de un progreso infinite. Bergson y Hus- serl han seguido esa nueva via, pero con métodos muy distintos: el primero se apoya en las antitesis en el seno dde una misma realidad, para mostrar que si el saber rar clonal tiene éxito legitime en una de Ins dos direcciones. posibles, Ia otra queda abierta a un modo diferente de co- rocimiento; el segundo procede al contrario por niveles en profindidad tratando de librar bajo el nivel espacio temporal 9 «mundo», pero para los mismos objetos y tn los mismos terrenos, un tiniverso de esencias obteni- fdas por reduccién o «puestas entre paréntesiso descen- , ya que supone un proyecto de instalarse en las esencias intemporales, ‘Como se ha recordado en el capitulo If, Husserl em- 19 pezé con un bello libro sobre Ia filosofia de las matemé- ticas en el que procura plantearse las operaciones numé ricas segiin determinadas operaciones mentales, entre ellas la de la coligacién o reunién en un todo. Ese libro levant6 la critica de los logicos que le acusaron de «psi cologismos, es decir, de pasar de un hecho a una norma, lo que seguramente no se puede aceptar. Al principio los Idgicos tenfan razdn y Hulsserl qued6 convencido has- ta el punto de convertirse al culto de las verdades intem- porales (tenia, por otra parte, fuerte cultura matemstica) ¥ de entregarse a la biisqueda de métodos que leven al Sujeto-objeto a alcanzarlas. Pero desgraciadamente para su doctrina, en ese momento de su carrera, no entendié dos cosas esenciales. 1a primera puede parecer secundaria, v aquf se pods decir de mi que es cl psicélogo quien habla, pero a con- tinuaeién se vera sui importancia: Husser! hubiera po- dido seguir haciendo buena psicologia sin caer en el «psi cologismos, Bastatia con saber que estudiaba una ari mética «natural» sin, por lo tanto, pretender legislar en la logica de las cifras, v construir modelos logisticos Ii- ‘mitados, que hubieran podido corresponder a lo que en- contraba, compariindolos a los modelos enteramente abs- tractos construidos por Frege, Schrdder, etc. Aqut no hus biera habido ningun psicologismo, en cuanto a paso del hecho a Ja norma, sino un estudio interdisciplinario de Is filiaciones psicolégicas coneretas y de Tas genealo logicas, formales 0 abstractas, Esto Te hubiera evitado por Io menos una critica posterior de la psicologia que no alcanza su objeto porque no ha visto que se podia hhacer lo que precisamente él no ha realizado por sumi- sidn, demasiado répida, a unos légicos que ignoraban las posibilidades de la psicologta. El segundo malentendido fue de consecuencias mucho ims graves. Husser] no era légico de oficio © por voca- cién, ya que no se interesaba por el formalismo como tal y creia en las «cosas» y en la interaccion de sujetoob- jeto en el seno del fendmeno. Habiéndose sometido al Yeredicto de los I6gicos y renunciando, pues, a todo psi- 120 cologismo, se puso a buscar cémo, a partir de esta in- teraccién fenomenolégica, se pueden aleanzar las verda- des intemporales. Y entonces, convencido del hecho (es ecir, otra ver de la hipétesis) de que el sujeto psico- logico no lo logra por si, en cuanto que amarrado a un «mundo» espacio-temporal, imaginé un método de eva- sién o de liberacién de este mondo natural, permitiendo alcanzar un nivel més profundo del de fa conciencia emundana>, y asi creyé descubrir la posibilidad de tuiciones» puras 0 trascendentales, Al mismo tiempo pen: ssaba abrir camino a tun conocimiento filosdfico auténo- mo, libre del sujeto empirico y de las ciencias que a él se vinculan. Ahora bien, el malentendido fundamental es que su sujeto trascendental es aun un sujeto y que la sintuiclén pura» es ain la actividad de un sujeto (en el cual penetta la «cosa» o Ia wesencia», bien, pero a pesar de todo si hay intuicién hay sujeto): de esto resulta que, ‘srascendental» o empirico, la Hamada a tal intuicién ain € psicologismo, es decir, um paso del hecho a la norma, Ta ereduccién fenomenologicas 0 liberacién de ls conciencia que escapa del mundo espacio-temporal para ascender a la intuicién de Tas esencias sugiere entonces dos especies de observaciones, unas de orden légico y otras de orden psicoldgico. Desde el punto de vista légico, todo ha sido dicho por los légicos Cavailles y Beth. La ldgica, que es una axiomitica formal, no reposa mas que en sf misma, es ecir, en las reglas normativas que permiten elaborar tun sistema formal: definiciones a partir de nociones ar- bitrariamente escogidas como datos y no definidas, axio- mas (0 proposiciones indemostradas), reglas de célculo y teoremas deducidos por este caleulo a partir de los axio- mas y las definiciones. Ofrecer a tales sistemas un fun- damento intuitivo es salir del sistema para explicar epis- temolégicamente cémo es posible, pero no es fundar el sistema proporcionando la garantia de su validez. Esta validez no es més que normativa y consiste en asegurar Ja no contradiccién (Ia cual, por otra parte, se logra sélo construyendo unos sistemas de orden superior: ver cap I, ‘ By m apartado E, 5), mientras que para el I6gico, 1a intul. ‘elén no es mas’ que un hecho: existe, pues, un paso del hhecho a la norma, Decir que la intuicion es everdadera» supone tuna justificacién normativa que, por ser s6lo la ‘expresion de la necesidad experimentada por un sujeto, ho proporciona la misma intuleién, En otras palabras, ‘como decia Cavaillés, 0 la légica est pendiente de ta in tuicién del sujeto trascendental y entonces ya no es abso- luta (lo que se desearia que fuese), 0 es absolut, y ya no fs necesario una intuicion trascendental. Y, después de Cavaillés, Beth conclaye como él que, para’el l6gico, la fenomendlogia no es mas que un psicolopismo como cual- quier otro, pero desarrollado en otro lenguaje. Desde el punto de vista psicoldgico, diremos otra cosa, y_ simpatizaremos plenamente con el, problema central planteado por Husserl, el de la biisqueda de nociones «pu: ras» 0 intemporales, as{ como con su ereduccién feno- menolégicas 0 liberacidn del emundos espacio-temporal; ¥ nos esforzaremos por comprender que su critica de la Psicologia no es sino la manifestacién de un amor decep- Gionado, pues quedando en el plano de la conciencia, de Jas intuiciones del sujeto y sobre todo de sus «intencio- ness, muestra que no es un légico puro. Ahora bien, si en el plano afectivo un amor decepeionado no tiene re- ‘medio, en cl de las ideas la cuestién queda transformada fen una euestidn de método y de comprobaciones. Comen- ‘cemos, pues, por estas vltimas para pasar Iuego a aquél ‘Si simpatizamos con el problema husserliano de ta liberacién espacio-temporal no es por contagio o influen- cia (no siento vergiienza al confesar que no he leido una sola linea de Husserl en época reciente, a excepcién de las citaciones que Sartre y Merleau-Ponty hayan podido Ihacer), sino por una razén mucho mas decisiva: por el estudio de la formacién y el desarrollo de las nociones ¥ operaciones intelectuales que conducen a un tal prable- ma y, sobre todo, porque permite enfrentarse con esta eran bajo una forma espontnes y dieetamenteob- ‘Como ejemplo (entre muchos otros més particulares), 2 no citaré sino Ta estructuractén de las operaciones como tales, Una operacién l6gico-matemitica es esencialmente temporal y eso se comprucba, entre otras cosas, por st reversibilidad: si 2 + 3 = 5 entonces 5—3=2 por ne- cesidad inmediata e independientemente de las érdenes temporales de escritura o del pensamiento individual. El hecho de que la operacién pueda desarrollarse en los dos sentidos y que el uno implique al otro por necesidad 16- gica inmediata, prueba bastante que ninguno de los dos fs temporal. Ahora bien, esta reversibilidad slo se com- prende tard/amente y constituye el principal problema para el sujeto en Ia formacién de sus operaciones. Mien- tras no esta alcanzada, no hay posibilidad de compost cidn aditiva: el sujeto de cuatro a cinco afios si se diso cian 10 fichas en dos colecciones de 4 y 6, pensaré que hay més fichas en dos paquetes que en uno, ¥ csto hasta cuando la suma es 10 y 10 en ambos casos: los nombres de cifras sdlo sirven entonces para individualizar los elementos pero sin imponer en absoluto el postulado de ‘que el todo equivale ala suma de las partes, porque tal postulado supone Ta operacién de adicién y'esta opera cién stipone la reversibilidad; ahora bien, el paso de 10 2.446 parece al sujeto una transformacién irreversi- ble que lo ha modifieado todo, incluso el valor del con- junto. La operacién supone Ia irreversibilidad y ésta la ‘conservacién, etc., en un sistema total (un «grupos, etc.) cesencialmente extratemporal. ‘Ahora bien, es muy notable ef hecho de que este sis: tema sea captado por los sujetos hacia Jos sicte u ocho afios y que, antes de esta edad Ie sea (en general) im: permeable, zCémo explicar, pues, esta especie de con- version o de «reduccidn fenomenologica» reducida? Em- pecemos meramente por describirla. Psicolégicamente, Jas operaciones nacen de las acciones. La operacién de adicion procede de la accién de reunir, ete. Pero son en si mismas irreversibles Tas acciones y no basta luego ccon interiorizarlas en pensamiento para hacerlas rever- sibles. Al contrario, una vez interforizadas esas acciones dan lugar a unas «zegulaciones» que no son operatorias todavia pero comportan ya una reversibilidad aproxima- da: por ejemplo, para un nif de cinco o seis afios, una linea de 10 fichas espaciadas apareceré mayor que otra de igual miimero de fichas més apretadas, a falta de re versibilidad y por predominio do la configuracién espa cial (¢del «mundo espacio-temporal!); pero, si vamos. fespaciando los elementos, acabaré por decir «ahora hay menos». Se traducen, pues, esas regulaciones por unas compensaciones que moderan o frenan las transforma ciones atin irveversibles, y esas compensaciones son a Inuella de una progresiva equilibracién cuyo resultado es entonces el siguiente: en un momento dado (y esto se pro: uce a veces a Tos ojos del experimentador), el nifio, en presencia de una disociacién de 10 en 4 y 6, diré por ejem- plo: «Hay més, ;Ah! no, solo las ha separado usted y se Tas puede poner de nuevo; es lo mismo, forzosamente, ya que son las mismas, etc.» Restmiendo, hay una com: prensién, en general repentina, de la reversibilidad y del Tazo que conlleva de mecesidad logica. Claro esti, esa es una de las fases de Ia depuracién de los conceptos y de la formacién de las operaciones, que Iuego va acentuando el proceso de la constitucién de ope- raciones formales ain mucho més libradas de su con: tenide espacio-temporal. Pero esta fase plantea ya un problema que se relaciona al de Husserl: ¢Cémo ha po: {ido Hibrarse Ja operacion de la irreversibilidad tempo- Fal? Recuerdo haberme sorprendido tanto por este pro- lema, cuando por primera vez lo entrevi, que empecé primero (hace mucho tiempo, y se me debe disculpar por invocar Ia javentud) por preguntarme si, con la re- versibilidad operataria, no intervenian transmisiones ner- viosas casi instanténeas euya velocidad superior © igual fla luz permitiria remontar el curso del tiempo o anular el tiempo... Luego renuneié a esas especulaciones barro- eas (también pensé en un antiazar que suprimirfa en el snsamiento del nifio el aumento de entropia Tigada a la rreversibilidad general de Ia conciencia individual es- pponténes, ete,), y comprendi que er sobre todo una Cuestidn de niveles en las actividades del sujeto: la irre- 124 versibilidad esté ligada a la conciencia del sujeto indi- vidual que, centrdndolo todo sobre la accién propia y sobre las impresiones subjetivas que la acompatian, esta Hlevada por el flujo de los acontecimientos internos y ex ternos y dominada por las configuraciones aparentes; al contrario, el descubrimiento de la reversibilidad operato- Ha marea la constitucién del sujeto epistémico que se Ii bera de la accién propia en beneficio de las coordina- ciones generales de la accidn, es decir, de esas «formas» permanentes de reunion, de encajamiento, de ordenacién, de correspondencia, etc, que vinculan las acciones entre Si y constituyen asi su necesaria subestructura. ‘Entonees se ve sibitamente que este cambio de nivel cen las actividades del sujeto que, de individual, se hace {pistémico por el progreso interno de las coordinaciones de su pensamiento y por una equilibracién que substi tuye la necesidad logica a la comprobacién empirica, presenta ciertas analogias con una «reduecion» fenome: nologica. En efecto, si he entendido bien las intenciones de una fenomenologia que se desea general, es decir, des eribiendo unos procesos comunes a todos los sujetos y no sélo especiales a la conciencia del fildsofo que los describe, la reduccién fenomenolégica, la intuicién de las sesencias» o Ia sintencién» que alcanza las formas deben taracterizar todo pensamiento cientifico, hasta en el in- vestigador si no fuera obnubilado por su positivismo, 0 en el sujeto precientifico construyendo las nociones que servirin de partida al pensamiento cientilico, En este ‘eas0, los hechos psicogencticos que acabamos de recor dar constituirian una mera confirmacién de la fenome- nologfa, y asf lo entienden ciertos partidarios de Ia es- ucla, como Aaron, Gurwitsch y otros. Conviene, en efecto, subrayar Ia convergencia entre lo que el psicdiogo de la inteligencia busca bajo el nombre de eestructuras» operatorias y lo que la fenomenologia de Husserl desea alcanzar bajo la superficie de la con- jencia empirica o espacio-temporal. No se reduce en ab- soluto la nocién de «estructura» a una mera formalizacion ebida al espiritu del observador: al contrario, expresa, 1s

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