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José Carlos Maríategui: aportes a la educación y las

ciencias sociales

INTRODUCCION

A inicios del siglo XX surgió una generación que a diferencia de las


anteriores -ineptas, pasivas y sin voluntad para actuar sobre la realidad
de un mundo en decadencia- le caracterizó por su voluntad, entereza,
su practica de resolver los problemas de sus tierras, de sus hombres, de
sus culturas a través de la búsqueda de formas mejores de vida social y
política. Generación evidentemente política que surgió como respuesta,
necesidad y reclamo de una época que ofrecía no sólo muchas tareas
que cumplir sino posibilidades de cambios en todo el continente
americano.

Es a esta generación que perteneció Mariátegui. Uno de los más


sobresalientes pensadores de América que en sus inicios tuvo las
características de un poeta, de un intelectual con aficiones literarias que
posteriormente cambio su estilo de vida en un hombre casi opuesto, en
el escritor de ideas, en el crítico que busca la exactitud del pensamiento.
Es así como fue evolucionando su carácter y se fue modulando su
temperamento claramente reflejado en sus obras, en donde va dejando
a segundo plano la primacía de lo individual, lo personal por los temas
generales, las estructuras de idas, las ideologías y los sistemas.

Estos cambios coinciden con la huida de Mariátegui hacia Europa, en el


legitimo y justificable impulso de darle la espalda, de abandonarlo, a su
suerte al continente en que nació; ya sea a causa de la angustia en su
corazón, ansia de claridad en su mente, anhelo de una vida mejor que
no la podía encontrar en una tierra plagada de problemas, de
monstruosidades y de injusticias. Es en esta huida que encontró no sólo
una manera de ver la vida sino todo una técnica, una concepción que le
permitía entender todo el espectáculo de los movimientos sociales y de
la realidad de América. Es a causa de este conocimiento adquirido en
este viaje, su conversión en un hombre que mata la realidad en el
sentido que le da forma, la sistematiza y la encierra en cuadros
conceptuales. Tal es la concepción que utilizó para dominar la realidad
afirmando como su profesión de fe: el marxismo.

II. VIDA Y FORMACION INTELECTUAL DE MARIÁTEGUI

Para el desarrollo de este tema citaremos un texto autobiográfico que


nos permitirá conocer a grandes rasgos su vida y luego para estudiar su
evolución intelectual nos serviremos del esquema trazado por Raimundo
Prades Redondez.

“Aunque soy un escritor muy poco autobiográfico, le daré yo mismo


algunos datos sumarios. Nací el 95. A los 14 años entre de alcanza-
rejones en un periódico. Hasta 1919 trabaje en el dairismo, primero en
“La Prensa”, luego “El Tiempo”, finalmente en “La Razón”. En este
último diario patrocinamos la reforma universitaria. Desde 1918,
nauseado de política criolla, me oriente resueltamente hacia el
socialismo, rompiendo con mis primeros tanteos de literato inficcionado
de decadentismo finiseculares, en pleno apogeo. De fines de 1919 a
mediados de 1923 viajé a Europa. Residí más de dos años en Italia,
donde desposé una mujer y algunas ideas. Anduve por Francia,
Alemania, Austria y otros países. Mi mujer y mi hijo me impidieron
llegar a Rusia. Desde Europa concerté con algunos peruanos para la
acción socialista. Mis artículos de esa época señalan mi orientación
socialista. A mi vuelta al Perú, en 1923, en reportajes, conferencias en
la Federación de Estudiantes, en la Universidad Popular, artículos, etc.,
explíquela situación europea e inicié mi trabajo de investigación de la
realidad nacional, conforme al método marxista. En 1924 estuve, como
ya lo he contado, a punto de perder la vida. Perdí una pierna y me
quedé muy delicado. Habría seguramente ya curado del todo con una
existencia reposada. Pero ni mi pobreza, ni mi inquietud espiritual me lo
consienten. No he publicado más de dos libros que el que Ud. conoce.
Tengo listos dos y en proyecto otros dos. He aquí mi vida en pocas
palabras. No creo que valga la pena hacerla notoria; pero no puedo
rehusar los datos que Ud. me pide. Me olvidaba soy un autodidacto. Me
matricule una vez en letras en lima, pero con el solo interés de seguir el
curso de latín de un agustino erudito. Y en Europa frecuente algunos
cursos libremente, pero sin decidirme nunca a perder mi carácter extra-
universitario y talvez, si hasta antiuniversitario. En 1925 la federación
de Estudiantes me propuso a la universidad como catedrático de la
materia de mi competencia; pero la mala voluntad del Rector y,
seguramente mi estado de salud, frustraron esta iniciativa.”[1]

2.1.1. ETAPA PURAMENTE LITERARIA (1914-1917)

Mariátegui inició su formación periodística en el diario La Prensa, (1909-


1916) fue allí donde escribió sus primeros artículos alternando con
Abraham Valdelomar y César Falcón quienes con Manuel González Prada
ejercieron gran influencia en esa etapa de su formación. En 1916
Mariátegui escribiría sus primeros versos con la influencia de la estética
de Colónida el grupo literario formado por Valdelomar junto con More,
Gibson y algunos principiantes y escritores adolescentes. La prosa
elegante, la actitud crítica, la vocación por la innovación de Mariátegui
tienen su origen en Colónida. Su obra de carácter literario, consta de
algunos sonetos publicados en Colonida, la obra de teatro "Las tapadas"
escrita junto a Julio Baudoin, y "La Mariscala" obra escrita junto a
Valdelomar. Otros hechos que forman parte de esta etapa son su
reclusión en el Convento de los Descalzos, el premio municipal de
literatura por su crónica “La Procesión del Señor de los Milagros” y su
encierro en prisión por participar en el baile de Norka Rouskaya en el
Cementerio de Lima. Desde 1916 a 1919 Mariátegui permanecería en el
diario “El Tiempo.

Mariátegui nos dice: «“Colonida” representó una insurrección –decir una


revolución sería exagerar su importancia- contra el academicismo y sus
oligarquías, su énfasis retórico, su gusto conservador, su galantería
dieciochesca y su melancolía mediocre y ojerosa… Los colonidos no
coincidían sino en la revuelta contra todo academicismo. Insurgían
contra los valores, las reputaciones y los temperamentos académicos.
Su nexo era una protesta; no una afirmación. (…) El colonidismo negó e
ignoró la política. Su elitismo, su individualismo, lo alejaban de las
muchedumbres… Los colonidos no tenían orientación ni sensibilidad
[
políticas. La política le parecía una función burguesa, burocrática y
prosaica.”[2]

Pese a la superación de su etapa literaria, creemos que la participación


de Mariátegui en el movimiento “colónida” es la primera estación
decisiva en el curso de su formación intelectual.

2.1.2. ETAPA DE INCIPIENTES PREOCUPACIONES SOCIALES (1918-


1919)

Mariátegui abandonaría esta etapa literaria, antes del viaje a Europa.


Nos dice “Desde 1918, nauseado de política criolla, me oriente
resueltamente hacia el socialismo, rompiendo con mis primeros tanteos
de literario aficionado de decadentismo y bizantinizmo finiseculares, en
pleno apogeo”. Dos hechos serían decisivos para este cambio: la
experiencia periodística y la Revolución Rusa.

En su labor periodística Mariátegui junto a César Falcón fundó la revista


Nuestra Época, que sólo publicaría 2 números y que contaría con la
colaboración de Cesar Vallejo. Debido a su artículo "El deber del Ejército
y el deber del Estado", publicado en el primer número, sería atacado por
integrantes del ejercito. En 1919 Mariátegui renunció al diario “El
Tiempo”, y fundó el diario “La Razón” desde donde apoyó el paro
general por el abaratamiento de las subsistencia y la reforma
universitaria, dicho diario fue clausurado por Leguía, debido a su línea
de oposición a los tres meses de su fundación; Mariátegui además
participó en el Comité de Propaganda y Organización Socialista, del cual
se separa pronto por divergencias internas. En manos de Leguía la
deportación fue la formula eficiente para hacer desaparecer a la
oposición, Víctor Andrés Belaunde, fue exiliado durante todo el Oncenio
desde 1921, cuando dio un discurso universitario en contra del régimen;
el estudiante Víctor Raúl Haya de la Torre fue expatriado a raíz de su
oposición activa a la consagración del país al Corazón de Jesús en 1923.
Y Mariátegui no sería la excepción, junto a César Falcón fue nombrado
“agente de propaganda periodística" en Europa. Ambos amigos
[
aceptaron el exilio disimulado y se embarcaron hacia el viejo continente
afines de ese año.
Así Mariátegui, puso fin al periodo de su vida considerado por él mismo
como su "edad de piedra" durante el cual publicó 840 artículos
sociopolíticos y crónicas, 37 poemas, 37 artículos de crítica: literaria; y
arte, y 15 cuentos. Aunque no se ha valorado correctamente esta etapa
en la formación de Mariategui considerada por él mismo su edad de
piedra, en un artículo sobre Waldo Frank, Mariátegui hace una confesión
que nos ayuda a comprender adecuadamente la importancia de esta
etapa en la vida y obra posterior del Amauta.
“En la formación de Frank, mi experiencia me ayuda a apreciar un
elemento: su estación de periodista. El periodismo puede ser un
saludable entrenamiento para el pensador y el artista. Ya ha dicho
alguien que más de uno de esos novelistas o poetas que miran al
escritor de periódico con la misma fatuidad con que el teatro miraba
antes al cine, negándole calidad artística, fracasarían lamentablemente
en un reportaje. Para un artista que sepa emanciparse de él a tiempo, el
periodismo es un estadio y un laboratorio en el que se desarrollará
facultades críticas que, de otra suerte, permanecerían tal vez
embotadas. El periodismo es una prueba de velocidad”[3]

2.2. VIAJE A EUROPA (1919-1923)

El viaje a Europa es la etapa determinante de la evolución intelectual de


Mariátegui. Su itinerario en Europa se inicia en Francia, es allí donde
conoce a Henry Barbusse y al grupo Clarté con quienes mantendría
buenas relaciones hasta 1930. Robert Paris sostiene que este encuentro
será fundamental para la evolución de Mariátegui. “El tipo de periodismo
político-cultural que más influenció a Mariátegui está en la línea del
grupo Clarté. Fundamentalmente, a partir de la trayectoria ejemplar de
Barbusse, a quien el Amauta admiraba profundamente… se trata, por lo
demás, de un elemento común a todo el período: desde la Claridad de
Haya de la Torre a la del argentino Aníbal Ponce o a L’Ordine Nuovo de
Gramsci, la práctica de los intelectuales de los años 1920-1930 está
ubicada bajo el signo de la experiencia prestigiosa inaugurada por
[
Barbusse”.

En diciembre de 1919, Mariátegui se trasladó a Génova y recorrió Italia


hasta junio de 1922, cuando emprendió el peregrinaje por otras
ciudades europeas. En Italia, Mariátegui participó del Congreso de
Livorno o XVII Congresso Nazionale del Partito Socialista Italiano”,
(enero de 1921) y la Conferencia Económica Internacional (mayo de
1922), dos eventos de relevancia nacional y repercusión mundial que le
permitieron internalizar los conflictos del movimiento comunista
internacional. Robert París reconoce que la formación ideológica de
Mariátegui es principalmente italiana, pues allí vivió una revolución en
marcha, junto con los conflictos entre maximalistas y reformistas en el
ámbito del socialismo. Además fue testigo del avance arrollador del
fascismo a expensas del socialismo.

Mariátegui afirma Raimundo Prado “expresa su identificación con el


naciente partido comunista italiano y su admiración por su “estado
mayor el ingeniero Bordiga, el abogado Terracini, el profesor Graziadei,
el escritor Gramsci”. Señala a L`Ordine Nuovo como el modelo de
prensa revolucionaria, dirigido por “dos de los más notables
intelectuales del partido: Terracini y Gramsci… Expresa su identificación
con el movimiento “Spartakus” dirigido por Rosa Luxemburgo y Kart
Liebknecht”[4]

Fernanda Beigel sostiene que la influencia de L`Ordine Nuevo y Gramsci


en Mariategui pertenece más al tipo de praxis editorial que ella
denomina editorialismo prográmatico:
“La función dinamizadora de un periódico como L’Ordine Nuevo
(cuestión que Mariátegui advirtió con toda claridad); al papel de la
cultura y la educación de las masas en la lucha política; a la intención
performativa de los emprendimientos periodísticos, y a la combinación,
en una estrategia editorialista, de la difusión cultural con los fines
políticos y de partido... Por eso la experiencia italiana sirvió como marco
para la elaboración de la praxis editorialista de Mariátegui, cuestión que
podrá verse con claridad en el diseño de su estrategia Amauta-Labor en
[
1929” [5]. Además señala: “En el caso peruano, el editorialismo
confluiría más tarde, del mismo modo que L’Ordine Nuovo, con la
creación de un partido, aunque en el primero aquella praxis tuvo un
poco más de tiempo para su desarrollo»[6].

En Europa tuvo lugar la etapa decisiva de la formación intelectual-


revolucionaria de Mariátegui, allí comprendió “la esencia revolucionaria
del marxismo”. De esta etapa de su vida dirá en la Advertencia de los 7
ensayos: “He hecho en Europa mi mejor aprendizaje. Y creo que no hay
salvación para Indoamerica sin la ciencia y el pensamiento europeo u
occidentales… Tengo una declarada y enérgica ambición: la de concurrir
a la creación del socialismo peruano.”[7]

2.3. PREDICA Y GESTACION DE UN SOCIALISMO PROLETARIO EN EL


PERÚ (1923-1930)

Veamos las principales hechos que marcaron su vida a su regreso de


Europa:
El 17 de marzo de 1923 regresa a Lima, comienza a escribir artículos
acerca de la situación social en Europa y a estudiar la sociedad peruana
desde un enfoque marxista. También retoma el contacto con Víctor Raúl
Haya de la Torre, futuro líder del APRA. En octubre de 1923 Haya viaja a
México en calidad de exiliado, dejándole a Mariátegui la dirección de la
revista Claridad, cuyo quinto número fue dedicado a Lenin. Durante ese
periodo también se convirtió en profesor de la Universidad Popular
Gonzáles Prada.
En 1924, debido a una antigua lesión, debió amputarse la pierna. En
setiembre de 1926 funda la revista Amauta (Del quechua hamaut'a, que
significa sabio o maestro), donde publicó algunos artículos que pasarían
luego a formar parte de su obra cumbre 7 Ensayos de Interpretación de
la Realidad Peruana publicada en 1928. La revista estaría destinada a
convertirse en expresión de un socialismo incluyente, de la cultura

[
peruana y de toda América Latina en general. Pluralista por esencia,
esta publicación acogió a las voces más diversas, sin importar credo
político ni origen social. Prueba de ello lo dan las distintas contribuciones
de pensadores e intelectuales tan sobresalientes en su tiempo como
José María Eguren, Martín Adán, Luis Alberto Sánchez, entre otros
distinguidos escritores.
Fue puesto en prisión en 1927 durante el proceso contra los comunistas,
pero luego le dieron arresto domiciliario. En 1928 rompe con el APRA del
líder Víctor Raúl Haya de la Torre y funda el Partido Socialista Peruano.
Este partido se consolidó en octubre de ese año y Mariátegui se
convertirá en su Secretario General (Luego de su muerte el partido
cambiará de nombre y se llamará Partido Comunista del Perú). Durante
el mismo periodo, funda la revista proletaria Labor. Ese año se publican
los 7 ensayos...'. La obra es considerada como el primer texto dedicado
al análisis de la sociedad latinoamericana. Al año siguiente, 1929 funda
la Confederación General de Trabajadores del Perú. Finalmente fallece el
16 de abril de 1930, casi en vísperas de su esperado viaje para radicar
en Buenos Aires, debido a complicaciones ligadas a la amputación de su
pierna.

Raimundo Prades señala que los últimos 7 años de la vida de Mariategui,


están marcados por su completa entrega a la creación del movimiento
socialista en el Perú ello implicó: a) la organización revolucionaria del
proletariado en un partido de clase, b) la realización de un diagnostico
teórico de la realidad peruana y c) la preparación de una estrategia
revolucionaria. A lo cual queremos agregar: d) la praxis editorial como
medio para la formación intelectual y cultural del proletariado peruano.

CAPITULO II
PRAXIS TEORICA Y POLÍTICA DE JOSE CARLOS MARIATEGUI

I. JOSE CARLOS MARIÁTEGUI UN INTELECTUAL REVOLUCIONARIO.

Mariategui representa el intelectual revolucionario en oposición a los


intelectuales puros, de ellos dice: “Los intelectuales son, generalmente,
reacios a la disciplina, al programa y al sistema. Su psicología es
individualista y su pensamiento es heterodoxo. En ellos, sobre todo, el
sentimiento de la individualidad es excesivo y desbordante. La
individualidad del intelectual se siente casi siempre superior a las reglas
comunes. Es frecuente en fin, en los intelectuales el desdén por la
política. La política les parece una actividad de burócratas y de rábulas.
Olvidan que así es tal vez en los periodos quietos de la historia, pero no
en los periodos revolucionarios, agitados, grávidos, en que se gesta un
nuevo estado social y una nueva forma política. En estos períodos la
política rebasa los niveles vulgares e invade y domina todos los ámbitos
de la vida de la humanidad. (…) Una revolución representa un grande y
vasto interés humano. Al triunfo de ese interés no se opone nunca sino
los prejuicios y los privilegios amenazados de una minoría egoísta.
Actualmente, por ejemplo, no es concebible un hombre de pensamiento
para el cual no exista la cuestión social. Abunda insensibilidad y sordera
de los intelectuales a los problemas de su tiempo, pero esta
insensibilidad y esta sordera no son normales. Tiene que ser clasificadas
como excepciones patológicas. (…) Al escritor y al artista no les gusta
confesarse abierta y explícitamente reaccionarios. Existe siempre cierto
pudor intelectual para solidarizarse con lo viejo y lo caduco. Pero
realmente los intelectuales no son menos dóciles ni accesibles a los
prejuicios y a los intereses conservadores que los hombres comunes.
”[8] Mariátegui no concibe un intelectual sin sensibilidad social, y por
ello afirma que el ser conciente de los problemas sociales y no participar
activamente en el cambio social es una deslealtad.
Luego señala lo siguiente: “Pasa sobre todo que a la revolución no se
llega solamente por una vía fríamente conceptual. La revolución más
que una idea, es un sentimiento. Más que un concepto es una pasión.
Para comprenderla se necesita una espontánea actitud espiritual, una
especial capacidad psicológica”.[9] Mariátegui sabe que el hombre no es
una mera abstracción racional, sino que el hombre concreto, es aquel
que no solo posee razón, si no que también es afectado en sus
emociones, sus sentimientos, es consciente, pues, del factor emocional
(condiciones subjetivas) que mueven al revolucionario.

[
Mariategui en un artículo sobre Henry Barbuse afirma lo siguiente:
“Barbuse recuerda a los intelectuales el deber revolucionario de la
Inteligencia. La función de la inteligencia es creadora. No debe, por
ende, conformarse con la subsistencia de una forma social que su crítica
ha atacado y corroído tan enérgicamente (…) El pretexto de la
repugnancia a la política es un pretexto femenino y pueril, La política es
hoy la única grande actividad creadora Es la realización de un inmenso
ideal humano. La política se ennoblece, se dignifica, se eleva cuando es
revolucionaria. Y la verdad de nuestra época es la Revolución.”[10]

“La revolución es una obra política. Es una realización concreta. Lejos de


las muchedumbres que la hacen, nadie puede servirla eficaz y
validamente. La labor revolucionaria no puede ser aislada, individual,
dispersa. Los intelectuales de verdadera filiación revolucionaria no
tienen más remedio que aceptar un puesto en una acción colectiva.”

““La revolución rusa en Lenin, Trostky y otros ha producido un tipo de


hombre “pensante y operante (…) Marx inició este tipo de hombre de
acción y pensamiento. Pero en los lideres de la revolución rusa aparece ,
con rasgos mas definidos. Lenin, Trostky, Bukharin, Lunatcharsky,
filosofan en la teoría y la praxis.” [11]

Mariátegui dirá de si mismo “Mi pensamiento y mi vida constituyen una


sola cosa, un único proceso.” Creemos que en Mariátegui la teoría
confluye con su praxis política en una unidad indisoluble, forma parte de
aquellos “intelectuales revolucionarios”. Pero por razones metodológicas
hemos dividido el presente capitulo en dos: su praxis teórica y su praxis
política

II. PRAXIS TEORICA DE MARIÁTEGUI:

[
2.1. Pensamiento Marxista de Mariátegui

Siguiendo a Raimundo Prado Redondez afirmamos que el marxismo es


la doctrina dominante y predominante en el pensamiento de Mariátegui.
En Europa Mariátegui hizo suya “la esencia revolucionaria del
marxismo”. Por ello de regreso al Perú, toda la teoría y la praxis de
Mariátegui desembocan en un único objetivo, la realización del
socialismo peruano.

Hugo Neira señala que la idea de Revolución es la idea que domina el


pensamiento de Mariátegui. Para Mariátegui lo esencial del marxismo
era su carácter revolucionario. “El marxismo, donde se ha mostrado
revolucionario –vale decir donde ha sido marxismo- no ha obedecido
nunca a un determinismo pasivo y rígido.”[12] Por ello Mariátegui
rechazará cualquier interpretación reformista del marxismo por ver en
ellas el espíritu reaccionario y conservador. Dentro de esta misma
problemática Mariátegui examina el determinismo histórico en Marx, a la
luz de dos tendencias: los reformistas postulan el “determinismo
mecánico” y a los cuales acusa de identificarse con la “burguesía
conservadora” y la otra tendencia revolucionaria que postula el
“determinismo dialéctico” de Marx, postura a la cual se adhiere
Mariátegui. Citando Adriano Tilgher sostiene: La táctica marxista es, así,
dinámica y dialéctica como la doctrina misma de Marx: la voluntad
socialista no se agita en el vacío, no prescinde de la situación
preexistente, no se ilusiona de mudarla con llamamientos al buen
corazón de los hombres, sino que se adhiere solidamente a la realidad
histórica, más no resignándose pasivamente a ella; antes bien,
reaccionando contra ella, siempre mas enérgicamente, en el sentido de
reforzar económica y espiritualmente al proletariado, de acentuar en el
la conciencia de su conflicto con la burguesía”

Para Raimundo Prado Redondez Mariátegui es “el primer intelectual


revolucionario que ha tenido el privilegio de asumir la posición de clase
del proletariado”[13] en el Perú. “Asumir una posición de clase significa
la identificación con una clase determinada, lo cual implica: (1) optar
[
por su punto de vista o perspectiva histórica; (2) la defensa de sus
intereses y su militancia en organizaciones de clase. La posición de clase
integra pensamiento y acción; implica problemas cognoscitivos,
organizativos y estratégicos. Mariategui asumió una sólida, radical y
orgánica posición de clase del proletariado. No hay un solo ensayo, un
solo articulo, desde que adopto la posición socialista, donde no haya
tomado una posición de clase. Así, demando la necesidad de formar la
“conciencia de clase” del proletariado; la necesidad de promover un
socialismo de clase (proletario) y de organizar un partido de clase.
Su mensaje al segundo Congreso Obrero (1927), por ejemplo, es un
planeamiento dramático de la necesidad de formar la “conciencia de
clase”, de organizar al proletariado peruano conforme al “principio
clasista”. En los Estatutos de la Confederación General de Trabajadores
del Perú (1929), redactado por Mariategui, se consigna en los “Fines”,
art. 2, inc. D. como tarea prioritaria, “desarrollar la conciencia de clase”
de los obreros.”[14]

Otra tesis esencial del marxismo sostenida por el Amauta, señalada por
Raimundo Prado: “la economía no solo es la fuerza determinante que
preside el movimiento social sino es portadora del principio explicatorio
de la historia”[15]. También considera los 7 ensayos de la interpretación
de la realidad peruana como “el primer esfuerzo marxista por
fundamentar en el estudio del hecho económico la historia peruana”[16],
Mariátegui deriva el problema del indio al problema de la tierra, de
carácter económico, también afirma que el problema de la educación es
un problema económico social.

Otra característica del pensamiento marxista es la defensa de una


estrategia política marxista-leninista: la revolución socialista en el Perú.
Señalaremos algunas de las afirmaciones de Raimundo Prado Redondez

[
sobre este punto:
1) La imposibilidad, en los países semicoloniales, de lograr el desarrollo
del capitalismo nacional. Esto es, un capitalismo autónomo desligado del
imperialismo.
2) La imposibilidad de repetir todas las fases de la producción capitalista
como premisa de la revolución socialista en el Perú.
3) Que en el Perú solo el proletariado, en alianza con las masas
campesinas, puede ser el agente de la revolución social.

En conclusión, la posición de Mariátegui es una posición marxista-


leninista por: a) su militante posición de clase del proletariado, b) la
utilización metodológica del marxismo, c) la interpretación económica
del proceso histórico, d) la defensa y la aplicación de una estrategia
marxista-leninista de la revolución socialista.”

2.1.1. El “marxismo asimilador” de Mariátegui

Como hemos indicado ya, Mariategui asume una postura revolucionaria


bien definida, pero su marxismo se enriquece con fuentes no marxistas.
Al respecto Mariategui mismo dirá: “El marxismo no puede estar al
margen del movimiento intelectual. Vitalismo, activismo, pragmatismo,
relativismo, ninguna de estas corrientes filosóficas, en lo que podían
aportar a la Revolución, han quedado al margen del movimiento
intelectual marxista”. Según Raimundo Prado considera que el marxismo
de Mariategui es un “marxismo asimilador” ya que incorpora todo lo
asimilable que se produce fuera de él, sin abandonar ni por un instante
sus principios esenciales y orgánicos.

a) El marxismo como “creación heroica”


Mariategui era consciente del factor psicológico y social de la revolución,
por ello concebía el marxismo como creación heroica” quizá no sería
erróneo afirmar que esta idea surgiría de su experiencia en Europa en
Italia donde fue testigo del surgimiento del Fascismo. Mariategui señala
que “vivir dulcemente” es para burgueses; el revolucionario debe “vivir
peligrosamente”:
Mariategui nos dice: Todas las energías románticas del hombre
occidental, anestesiadas por largos lustros de paz confortable y pingüe,
renacieron tempestuosas y prepotentes. Resucitó el culto a la violencia.
La Revolución Rusa insufló en la doctrina socialista un ánima guerrera y
mística. Y al fenómeno bolchevique siguió el fenómeno fascista… los
revolucionarios, como los fascistas, se proponen por su parte, vivir
peligrosamente.[17]
La vida más que pensamiento, quiere ser hoy acción esto es: combate.
El hombre contemporáneo tiene necesidad de fe. Y la única fe que
puede ocupar su yo profundo, es una fe combativa. No volverán, quien
sabe hasta cuando, los tiempos de vivir con dulzura. La dulce vida pre-
belica no genero sino escepticismo y nihilismo. Y de la crisis de este
escepticismo y de este nihilismo, nace la ruda, la fuerte, la perentoria
necesidad de una fe y de un mito que mueva a los hombres a vivir
peligrosamente”[18]

Mariategui dira: “No queremos, ciertamente, que el socialismo sea en


América, calco y copia. Debe ser creación heroica. Tenemos que dar la
vida con nuestra propia realidad, en nuestro propio lenguaje, el
socialismo indo-americano. He aquí una misión digna generación
nueva.”[19]

b) El marxismo como “mito” y “dogma”


Veamos este aspecto del Amauta en el siguiente fragmento suyo:
“Todas las investigaciones de la inteligencia contemporánea sobre la
crisis mundial desembocan en esta unánime conclusión: la civilización
burguesa sufre de falta de un mito, de una fe de una esperanza. Falta
que es la expresión de su quiebra material. El racionalismo no ha
servido sino para desacreditar a la razón. Pero ni la razón ni la ciencia
pueden ser un mito. Ni la razón ni la ciencia pueden satisfacer la
necesidad de infinito que hay en el hombre… el hombre, como la
filosofía lo define, es un animal metafísico. No se vive fecundamente sin
una concepción metafísica de la vida. El mito mueve al hombre en la

[
historia. Sin un mito la existencia del hombre no tiene ningún sentido
histórico La historia la hacen los hombres poseídos e iluminados por una
creencia superior, por una esperanza super-humana; los demás
hombres son el coro anónimos del drama”[20].

Mariátegui cree que el carácter revolucionario del marxismo para hacer


asimilado profundamente se erige como un “dogma”. Por mi parte no
creo en una cultura sin dogmas ni en un Estado agnóstico. Y aun me
siento tentado a declarar que, -partiendo de puntos de vista
inconciliablemente opuestos-, coincido con Henri Massis en que solo el
dogma es fecundo. Hay dogmas y dogmas y hasta el de repudiarlos
todos es, a la postre, uno más”. [21] En otro articulo nos dice: Massis
tiene razón cuando afirma que solo hay posibilidad de progreso y de
libertad dentro del dogma. Nada garantiza como el dogma la libertad
creadora, la función germinal del pensamiento. (…) Pero ¿a qué se
refiere Mariategui cuando utiliza la palabra “dogma”, veamos lo que nos
dice: El dogma es entendido aquí como una doctrina de cambio social.
(…) El intelectual necesita apoyarse, en su especulación, en una
creencia, en un principio, que haga de el un factor de la historia y del
progreso. (…) El dogma, si así se prefiere llamarlo, ensanchando la
acepción del término, no ha impedido a Lenin ser uno de los más
grandes revolucionarios y uno de los mas grandes estadistas. Un
dogmático como Marx, como Engels, influye en los acontecimientos y las
ideas. (…) El dogma no es un itinerario sino una brújula para el viaje.
Como vemos lo que Mariategui denomina “dogma” a una creencia
fuertemente arraigada en el ser humano y que es su principio de acción.

Otros pensadores que han influido en el pensamiento del Amauta son:

Henry Barbusse y el Grupo Clarté.


Conversando con Armando Bazán, recordaba Máríátegui había señalado
la admiración que sentía por Henry Barbbuse: “Barbusse era, pues, uno
de mis ídolos cuando salí del Perú, y abrigaba la remota esperanza de

[
conocerle personalmente. Su libro “El Infierno” me causó una de las más
hondas emociones de mi vida. Algunos meses después pude ver a
Barbusse en las oficinas de Clarté, con el objeto de hacerle un reportaje.
Sería el primer tramo en la senda que lo conduce al comunismo. Luego
explicaría Mariátegui que ésta era la trayectoria fatal de Clarté. No es
posible entregarse a medias a la Revolución. Una profunda amistad
-aparte de la identificación política- se anuda entre ambos escritores por
encima de la distancia. Como epitafio en el mausoleo del esclarecido
ensayista peruano, en el cementerio de Lima, están grabadas las
siguientes palabras de Barbusse: “¿Ustedes no saben quién es
Mariátegui? Es una nueva luz de América, un espécimen nuevo del
hombre americano”.

George Sorel, es uno de los autores que influyeron en el pensamiento


del Amauta, en su Defensa al Marxismo, encontramos expuestas los
principales aportes de Sorel, según Mariategui, al Marxismo. Según
Mariategui Sorel representa “el retorno a la concepción dinámica y
revolucionaria de Marx y su inserción en la nueva realidad intelectual
orgánica” agrega además “Sorel encuentra en Bergson y los
pragmatistas ideas que vigorizan el pensamiento socialista
restituyéndole a la misión revolucionaria. La teoría de los mitos
revolucionarios, que aplica al movimiento socialista la experiencia de los
movimientos religiosos, establece las bases de una filosofía de la
revolución, profundamente impregnada de realismo psicológico y
sociológico, a la vez que se anticipa a las conclusiones del relativismo
contemporáneo… la reivindicación del sindicato, como factor primordial
de una conciencia genuinamente socialista y como institución
característica de un nuevo orden económico y político. Sorel
esclareciendo el rol histórico de la violencia, es el continuador mas
vigoroso de Marx”[22] Mariategui dirá de Sorel: “la fortuna de la herejia
depende de sus elementos o de sus posibilidades de devenir un dogma o
de incorporarse en un dogma. (…) El sorelismo como retorno al sentido
original de la lucha de clases, como protesta contra el aburguesamiento
parlamentario y pacifista del socialismo, es el tipo de herejía que se
incorpora al dogma”.
[
Antonio Gramsci director de la revista L`orde nuovo y fundador del
partido comunista italiano, es preciso señalar que la influencia es mas
notoria en el praxis editorial y política sino puede verse reflejada si
comparamos dos aspectos de ambos pensadores.
Mariategui en la fundación de Amauta revista y en la Fundación del
Partido socialista peruano.

La presencia de Federico Nietzsche es notoria en la Advertencia de los 7


ensayos, donde Mariategui nos dice: Mi trabajo se desenvuelve según el
querer de Nietzsche, que no amaba al autor contraído a la producción
intencional, deliberada, de un libro, sino a aquel cuyos pensamientos
formaban un libro espontánea e inadvertidamente…Mi pensamiento y mi
vida constituyen una sola cosa, un único proceso. Y si algún merito
espero y reclamo que me sea reconocido es el de –también conforme a
un principio de Nietzsche- meter toda mi sangre en mis ideas. Es
oportuno señalar que el voluntarismo del Amauta si bien es cierto no
forma parte de la ortodoxia marxista, tampoco es opuesto a ella, al
contrario, nutre el espíritu revolucionario”.

2.2. MARIÁTEGUI Y LA REALIDAD MUNDIAL.

Mariátegui es un gran analista por ser capaz de analizar los problemas


de la realidad peruana e interpretación de los procesos históricos
mundiales y el rol que jugaba el Perú dentro de este sistema, Mariátegui
hace una labor digna de admiración a pesar de sus limitaciones físicas,
más no intelectuales, ante la oposición de varios sectores para impartir
cátedra en la Universidad Mayor de San Marcos.

Él al considerar importante incluir la herencia incaica y las tradiciones


peruanas, se ve el orgullo y espíritu de las masas oprimidas indígenas,
partiendo él de ideas del socialismo científico realiza la construcción
desde otro criterio la historia del Perú, el enfoque dialéctico sirvió de
inspiración a Mariátegui para comprender la historia del Perú en su
plenitud y diversidad y por ende el Perú no podía estar ajeno ni al
margen de los grandes cambios históricos que ocurrían en el mundo.
Con frecuencia, los adversarios de Mariátegui lanzaban contra él
acusaciones, a su modo de ver, “terribles”. El “europeismo” de que le
acusaban había, al parecer, conducido a su “apartamiento” de la
realidad nacional, y a la “deformación” de sus concepciones ante el
influjo de las ideas importadas y “exóticas”. Cosa más absurda y
equivocada por que como diría en algún momento, “F. Engels que el
hombre percibe en las cosas más de lo que percibe el águila está
indicando que la vista humana se a acostumbrado a captar de un modo
visual inmediato…” Eso es lo que nos permite poder apreciar en toda su
amplitud todos los campos históricos, sociológicos, políticos, culturales,
etc. Y se puede captar eso en la sociedad y quien mejor que un
intelectual de la talla de Mariátegui por que no se podría apreciar solo
una parte sino todo en su conjunto por que la sociedad es una.

La acuciosidad con que Mariátegui seguí los acontecimientos en Europa


no era una manifestación de su apología “europeísta” o “eurocentrista”.
Debido a esto Mariátegui tiene una visión panorámica de los
acontecimientos que pasaban en Europa.

Mariátegui al mencionar que las crisis de otros países debe interesar al


país y a los trabajadores es porque también repercute en el trabajador
nacional por pertenecer a una misma sociedad y a sus mismas leyes, al
dedicar tiempo al análisis de las leyes históricas del triunfo de la gran
revolución socialista de octubre es capas de poder proponer una nueva
forma de un ordenamiento de la superestructura en nuestro país.

Considero que Mariátegui tiene que haber considerado el aspecto


económico del país para la realización de un análisis y el cambio en la
conciencia que un pueblo podría aplicarse en el Perú porque se había
visto que si es posible un cambio en la superestructura y en un país
como el de los Soviéticos tan complejo y el Perú no debería estar ni
podría estar ajeno a ello.

Mariátegui no sólo se ocupo de analizar la gran revolución socialista de


octubre sino también analizo la situación del fascismo que apareció en
Italia y los movimientos fascistas en Austria, Bulgaria, Hungría,
Alemania, Francia y otros países, pero analiza más el caso Italiano,
convencido que la burguesía y sus agrupaciones financieras estaban
interesados en apoyar el fascismo, entendiendo que los burgueses
tenían que sacrificar algunas exigencias hacia el proletariado para
mantener el viejo sistema que imperaba en esos tiempos.

“La escena contemporánea” primera obra publicada en vida del Amauta


abordó la problemática de la realidad mundial, (1925) esta obra
prepararía el camino de los 7 ensayos, entre las obras póstumas que
abordan la realidad mundial tenemos: Cartas de Italia (1920-1922)
Historia de la crisis mundial (Conferencias años 1923-1924) Figuras y
aspectos de la vida mundial. 3 tomos (1923-1930) Temas de nuestra
América (1922-1930).

Compartimos la opinión de Anatoly Shulgovsky quien nos dice: “La


acuciosa atención con que Mariátegui seguía los acontecimiento en
Europa, no era una manifestación de su apologético “europeismo” o
eurocentrismo, sino que se debía a que el pensador peruano veía en los
procesos que se operaban en Europa una nueva confirmación de la
Unidad de la Historia Universal, la ligazón indestructible entre las
distintas corrientes del proceso mundial de liberación.

“No faltan quienes me suponen un europeizante ajeno a los hechos y a


las cuestiones de mi país.” – dirá Mariátegui en la Advertencia de sus 7
ensayos,- “Que mi obra se encargue de justificarme contra esta barata e
interesada conjetura”

2.3. Mariátegui y la Interpretación de la Realidad Nacional

Mariategui creía que al Perú le era imposible permanecer al margen de


los grandes cambios históricos que ocurrían en el mundo. Vemos
reflejada en toda su obra y sus praxis su gran preocupación por el
cambio social de nuestro país, pero dentro del contexto mundial.

En este sentido los 7 ensayos de interpretación de la realidad peruana,


representan su obra más destacada y un análisis marxista de la
sociedad peruana, abordando el problema de la economía sostendrá que
en el Perú “coexisten elementos de tres economías diferentes: bajo el
régimen de economía feudal, nacido de la Conquista, subsisten en la
Sierra algunos residuos vivos, todavía, de la economía comunista
indígena. En la Costa, sobre un suelo feudal, crece una incipiente
economía burguesa”, el problema del indio según Mariategui en realidad
se deriva del problema de la tierra, el problema de la educación que
será abordado luego, el problema religioso, centralismo y gamonalismo,
el problema artístico, etc.

Manfred KossoK nos dice al respecto: “En este enfoque del estudio de la
realidad peruana se reflejó brillantemente su posición de pensador
revolucionario, que luchaba por crear un nuevo Perú en un mundo
nuevo. Para esto era necesario realizar una labor verdaderamente
titánica en el análisis y la interpretación de la realidad peruana en el
estudio de la peculiaridad y originalidad de la historia del Perú, y para
revelar, valga la expresión, sus valores autóctonos tomando en
consideración el influjo de la historia universal en la historia del Perú…
Cuando Mariátegui llama ensayos a su trabajo más famoso y mas
penetrante, que es a la vez de inequívoca orientación programática, no
lo hace indudablemente por falsa modestia, sino pensando que
representa para el Perú (y América Latina) una etapa determinada de
conciencia marxista y que, por consiguiente, se encuentra aún en medio
del proceso cognoscitivo, Mariátegui que ve sus concepciones en
constante desarrollo e incremento, no corre nunca el peligro de enunciar
juicios absolutos. Muy al contrario, para él se trata siempre de suscitar
el diálogo y la crítica con el objeto de provocar nuevos conocimientos;
asimismo, en sus reflexiones sobre la creación de un Ateneo para
estudios sociales y económicos”, subraya la necesidad de un trabajo en
equipo de hombre que compartan las mismas ideas.”[23]

2.4. Mariátegui y la Educación

Mariategui aborda el problema educativo en su ensayo titulado “El


[
proceso de la instrucción pública”, ensayo que a continuación resumimos
y presentamos sus principales aportes:

Para Mariategui tres influencias se suceden en el proceso de la


instrucción en la República: la herencia española, la influencia francesa
y la influencia norteamericana. La educación nacional, por consiguiente,
no tiene un espíritu nacional: tiene más bien un espíritu colonial y
colonizador.

De España hemos adquirido el sentido aristocrático y un concepto


eclesiástico y literario de la enseñanza. La idea de la cultura como
privilegio de casta, cerraba la educación universitaria a los mestizos y el
pueblo no tenía derecho a la instrucción. La enseñanza tenía por objeto
formar clérigos y doctores. La herencia española fue una herencia
económica y social. El concepto aristocrático y literario de la educación
correspondió absolutamente al régimen y economía feudal.
La República heredó del Virreinato un régimen feudal y aristocrático. Se
persistió en una orientación literaria y retórica. Mantuvo por ello el
principio de privilegio., no hubo quien reclamara una orientación
práctica dirigida a estimular el trabajo, a empujar a los jóvenes al
comercio y la industria. Menos aún había quien reclamase una
orientación democrática, destinada a franquear el acceso a la cultura a
todos los individuos.

La influencia francesa vendría a acentuar y complicar el concepto


literario y retórico, de la cual había señalado Renan estaba cerrada al
progreso, acentuó y complicó el modo enseñanza trasmitido por la
influencia española.

La adopción del modelo norteamericano, propuesto por el Dr. Manuel


Vicente Villarán, representante el pensamiento demoburgués. Llevó al
predominio de las profesiones liberales. El vicio fundamental fue su
incongruencia con “las necesidades de la evolución de la economía
nacional” y de su olvido de la existencia del “factor indígena”. Según
Villarán “debemos enmendar el equivocado rumbo que hemos dado a la
educación nacional, a fin de producir hombres prácticos, industriosos y
enérgicos porque ellos son los que necesita la Patria".

“La reorganización de la enseñanza tiene que estar dirigida por sus


propios hombres. La intervención de especialistas extranjeros no puede
rebasar los límites de una colaboración.”

La reforma de 1920 tuvo carácter conservador mantuvo en la enseñanza


todos los privilegios de clase y de fortuna. Confinó a los niños de la clase
proletaria en la instrucción primaria dividida, sin ningún fin selectivo, en
común y profesional, conservó a la escuela primaria privada, que separa
desde la niñez, con rígida barrera, a las clases sociales y hasta a sus
categorías. Eso demuestra según Mariátegui que “no es posible
democratizar la enseñanza de un país sin democratizar su economía y
sin democratizar, por ende, su superestructura política”.

A continuación hemos realizado un breve resumen de los que principales


tópicos sobre el tema educativo extraídos de la obra póstuma de
Mariátegui: “Temas de Educación”

Tópico I: Educación laica


Para Mariategui la educación laica posee un carácter demo-liberal-
burgués y aparece en la historia como un producto natural del
liberalismo y del capitalismo. Piensa al igual que Sorel que este tipo de
educación es incapaz de formar el espíritu revolucionario, «la moral laica
como Sorel con profundo espíritu filosófico observaba, carece los
elementos espirituales indispensables para crear caracteres heroicos y
superiores. Es impotente, es invalida para producir valores eternos,
valores sublimes. No satisface la necesidad de absoluto que existe en el
fondo de toda inquietud humana. No da una respuesta a ninguna de las
interrogaciones del espíritu. Tiene por objeto la formación de una
humanidad laboriosa, mediocre, ovejuna. La educa en el culto de mitos
endebles que naufragan en la gran marea contemporánea: La
Democracia, El Progreso, La Evolución, etc.»[24] Además denuncia el
carácter nivelador y mediocre de la educación burguesa como vemos en
la cita que extrae de Adriano Tilgher quien sostiene: «La escuela del
[
Estado es una de las tres instituciones, destruidas las cuales el Estado
moderno caracterizado por el monopolio económico, el centralismo
administrativo y el absolutismo burocrático, queda subvertido desde sus
cimientos. El cuartel y la burocracia son las otras dos. Gracias a ellas el
estado a conseguido anular en el individuo la libertad de querer, la
espontaneidad de la iniciativa, la originalidad del movimiento y a reducir
la humanidad a uno docilísima grey que no sabe pensar ni actuar sino
conforme al signo y según la voluntad de sus pastores. Es sobre todo en
la escuela donde el Estado moderno compresor, con el cual aplana y
nivela toda la individualidad que se sienta autónoma e
independiente.»[25] Mariategui contrapone a la educación laica, la
educación revolucionaria y nos dice “en Rusia, en México, en los pueblos
que se transforman material y espiritualmente, la virtud renovadora y
creadora de la escuela no reside en su carácter laico sino en su espíritu
revolucionario. La revolución da ahí a la escuela su mito, su emoción, su
misticismo, su religiosidad.”[26]

Tópico II: La libertad de la enseñanza.


Para Mariátegui la educación y la escuela está subordinada al Estado y
este a los intereses de la clase dominante, debido a ello esta convencido
que la idea de “libertad de la enseñanza” es una abstracción sin
sustento en la realidad. “Nada importa en la historia, el valor abstracto
de una idea, lo que importa es su valor concreto… la libertad de la
enseñanza no es, pues, sino una ficción. El Estado, cualquiera que él
sea, no puede renunciar a la dirección y al control de la educación
pública. ¿Por qué? Por la razón notoria de que el Estado es el órgano de
la clase dominante. Tiene por ende, la función de conformar la
enseñanza con las necesidades de esta clase social… Únicamente en los
periodos en que los fines del Estado y de la Escuela se conciertan intima
y regularmente, es posible la ilusión de una autonomía espiritual e
intelectual al menos, de la enseñanza”. Mariategui no concibe la escuela
neutra, la educación tiene carácter de clase, y solo la revolución social al
producir un nuevo tipo de sociedad traerá en consecuencia un nuevo

[
tipo de educación: “Vano es todo esfuerzo mental por concebir la
escuela apolítica, la escuela neutral. La escuela de orden burgués
seguirá siendo burguesa. La escuela nueva vendrá con el orden nuevo.
La prueba mas fehaciente de esta verdad nos la ofrece nuestra época.
La crisis de la enseñanza coincide universalmente con una crisis
política”.

Tópico III: Educación y Economía


Para Mariategui el problema educativo debe ser entendido como
problema económico-social: “El problema de la enseñanza no puede ser
bien comprendido al no ser considerado como un problema económico y
como un problema social.” Señala que la educación ha sido influida por
el industrialismo: “Los programas y los sistemas de educación pública
han dependido de los intereses de la economía burguesa. La orientación
realista o moderna, por ejemplo, han sido impuesta, ante todo, por las
necesidades del industrialismo. No en balde el industrialismo es el
fenómeno peculiar y sustantivo de esta civilización que, dominada por
sus consecuencias, reclama de la escuela más técnica que ideólogos y
más ingenieros que retores. Luego sostienen que en la actualidad es
necesario abandonar una orientación practica y realista en la
enseñanza: educación clásica que fomenta un “intelectualismo” lejano
de la realidad por la educación con orientación practica y realista: “la
educación clásica desarrolla en proporción enorme esos defectos de
nuestra naturaleza y podemos esperar un estado de disociación
ideológica, en el cual hemos perdido el sentido de la realidad de las
cosas… Pestalozzi, Froebel, etc., que han trabajado realmente por una
renovación, han tenido en cuenta que la sociedad moderna tiende a ser,
sobre todo una sociedad de productores. Su concepción de la enseñanza
es sustancialmente moderna. La escuela del Trabajo representa un
sentido de trabajadores.” Mariategui cree que la formula europea debe
ser aplicada en América: “El desarrollo de la economía
hispanoamericana exige una orientación práctica y realista en la
enseñanza. El clasicismo no crearía mejores aptitudes mentales y
morales (Esta idea, en ultimo análisis, resulta una nueva superstición
reaccionaria). En cambio, sabotearía la formación de una mayor
capacidad industrial y técnica[27]”.

Tópico IV: La enseñanza única y la enseñanza de clase.


Mariátegui denuncia la educación burguesa es una “educación con
carácter de clase” que favorece injustamente a la gente adinerada y
margina a la gente pobre. “La enseñanza, en el régimen demo-burgués,
se caracteriza, sobre todo, como una enseñanza de clase. La escuela
burguesa distingue y separa a los niños en dos clases diferentes. El niño
proletario, cualquiera que sea su capacidad, no tiene prácticamente
derecho, en la escuela burguesa, sino a una instrucción elemental. El
niño burgués, en cambio, también cualquiera que sea su capacidad,
tiene derecho a la instrucción secundaria y superior. La enseñanza, en
este régimen, no sirve, pues, en ningún modo, para la selección de los
mejores. De un lado, sofoca o ignora todas las inteligencias de la clase
pobre; de otro lado, cultiva y diploma todas las mediocridades de las
clases ricas.” Mariátegui sostiene la necesidad de fomentar la igualdad
de oportunidades característica principal de todo gobierno
verdaderamente democrático: “La idea democrática no permite
mantener en la sociedad compartimentos estancos, castas. Los
individuos son libres e iguales y todos tienen el mismo derecho a
desarrollarse mediante la cultura. Los niños deben, pues, instruirse
juntos en la escuela comunal; no debe haber escuela de ricos y escuelas
de pobres. Al cabo de algunos años de instrucción recibida en común se
revelan aptitudes del niño y debe entonces comenzar una diferenciación
y una multiplicación de las escuelas en escuelas primarias, superiores,
escuelas técnicas, y liceos clásicos o modernos. Pero no ser por el hecho
del nacimiento o de la fortuna por el que se envié al niño a esta o a la
otra especie de escuela; cada uno frecuentará aquella en que, dadas sus
disposiciones naturales, pueda llevar sus facultades al maximun de
desenvolvimiento”[28]. Mariátegui resalta la importancia de la labor
social de la escuela, ya que a ella le compete descubrir las aptitudes de
los niños, desarrollarlas al máximo, para luego insertarlo a la sociedad.

[
Tópico V: NUEVAS CORRIENTES Y LA ESCUELA

Mariátegui hablaba con profunda admiración de la labor de Lunacharsky.


Escribió sobre los grandes meritos de este en el nuevo desarrollo de la
instrucción pública y en la formación de una nueva cultura democrática.
Además, creía en las nuevas corrientes pedagógicas: “La doctrina y el
método pedagógico de Pestalozzi y Froebel, -nutridos de los
sentimientos e inspirados en las necesidades de una civilización de
productores- han tenido como se remarca a la luz de la experiencia
contemporánea, una profunda significación revolucionaria.[29] Debemos
destacar su afiliación a las ideas pedagógicas de Dewey,
Kerschensteiner, Lunatscharsky, Ingenieros, Unamuno, etc. Y su posible
recepción en nuestro país “desde nuestro propio proceso histórico”[30].

Tópico VI: EL PROBLEMA DEL PRECEPTORADO

Según Mariategui el Estado burgués no valora la labor del maestro. “El


Estado condena a sus maestros a una perenne estrechez pecuniaria. Les
niega casi completamente todo medio de elevación económica o cultural
y les cierra toda perspectiva de acceso a una categoría superior. De un
lado, carecen los maestros de posibilidades de bienestar económico; de
otro lado, carecen de posibilidades de progreso científico[31]”.
Mariategui afirma “urge, ante todo, modificar y ennoblecer la profesión
de maestro” señala además “no es la remuneración miserable lo único
que aleja de la enseñanza a los jóvenes que se sienten inclinados al
magisterio. Es, en general, la condición miserable y humillada del
preceptor del Estado, condenado casi siempre para conservar su puesto
a renunciar a sus dignidad intelectual y espiritual”[32]

[
Tópicos VII: CONVENCIÓN INTERNACIONAL DE MAESTROS EN BUENOS
AIRES
Mariategui expone los principios y acuerdos en la Convención:
1º Orientar la enseñanza hacia el principio de la fraternidad humana,
basado en una más justa distribución de la riqueza entre los hombres de
todas las latitudes de la tierra;
2º Propiciar en la enseñanza, la modificación del criterio histórico actual,
despojándolo de su carácter guerrero, dando primacía la historia civil y a
la interpretación social de la civilización.
La educación privada y pública – dice una de estas conclusiones –
cuando signifique preparación de elites y creación de futuras situaciones
de dominación, atenta contra la vida moral de la humanidad. Las elites
no deben hacerse: surgirán solas en el cultivo igual de todos los jóvenes
espíritus. Los pseudos elites, formadas por el privilegio educativo, no
reposan en condiciones naturales, recurren a la fuerza, a la intriga y a la
tiranía para sostenerse minando los verdaderos valores sociales de la
persistencia humana”[33].

TÓPICOS IX: CRISIS UNIVERSITARIA

Para Mariátegui la crisis universitaria es parte del problema de la


educación burguesa, cuya función es el mantenimiento de este sistema
social injusto. Denuncia la ausencia de catedráticos y de ideas
renovadoras que asuman responsablemente el ideal revolucionario en
busca de una nueva sociedad.

Mariátegui nos dice “No existe un problema de la universidad


independiente de un problema de la educación pública que abarca todos
sus compartimentos y comprende todos sus grados”. Agrega “La crisis
es estructural, espiritual, ideológica. La crisis no se reduce a que existen
maestros malos. Consiste principalmente, en que faltan verdaderos
maestros. Hay en la Universidad algunos catedráticos estimables, que
dictan sagaz y cumplidamente sus cursos. Pero no hay un solo ejemplar
de maestro de la juventud. No hay un solo tipo de conductor. No hay
una sola voz profética, directriz, de leader y de apóstol. Un maestro,
[
uno no más, bastaría para salvar la Universidad de San Marcos, para
purificar y renovar su ambiente enrarecido, morboso e infecundo. Las
bíblicas ciudades se perdieron por carencia de cinco hombres justos”.
[
34]

2.5. Obras completas

José Lora Cam[35] “la obra intelectual de Mariátegui fue realizada


mayoritariamente en el lapso de siete años, entre 1923 y 1930 en
condiciones físicas sumamente difíciles por ello es digno de reconocer su
gran valor y esfuerzo. José Lora Cam clasifica las “obras completas” de
Mariátegui de acuerdo “al contenido temático” en cuatro grupos:
1) Escritos de Política Internacional
Cartas de Italia (1920-1922)
Historia de la crisis mundial (Conferencias años 1923-1924)
La escena contemporánea (1925)
Figuras y aspectos de la vida mundial. 3 tomos (1923-1930)
Temas de nuestra América (1922-1930)
2) Escritos de crítica literaria o artística
Signos y obras (1921-1930)
El artista y la época (1923-1929)
3) Problemática peruana
Peruanicemos el Perú (1924-1929)
Ideología y política (1924 -1930)
Siete ensayos de interpretación de la Realidad Peruana (1928)
4) Escritos de carácter doctrinario
Temas de Educación (1924-1929)
Defensa del Marxismo (1927)

III. PRAXIS POLITICA DE MARIATEGUI

3.1. Mariátegui y el Editorialismo Programático

[
Si bien es cierto se ha resaltado siempre la praxis teórica y política de
Mariátegui, Fernanda Beigel sostiene la necesidad de revalorar la praxis
editorial de Mariategui. Mariategui distinguió dos grandes bloques: la
prensa burguesa y la prensa revolucionaria. Reconoció la importancia de
esta última para la transmisión a sus compatriotas un panorama crítico
de la situación política y social.

Para Beigel la influencia determinante de Mariategui en la praxis


editorial como medio para formar cultural y políticamente al proletariado
peruano corresponde a su vida en Italia y la experiencia editorial de
L`Orden Nuevo revista dirigida por Gramsci, contraponiendose a Robert
Paris quien resalta la influencia de Clarté de Barbusse, “la experiencia
italiana sirvió como marco para la elaboración de la praxis editorialista
de Mariátegui, cuestión que podrá verse con claridad en el diseño de su
estrategia Amauta-Labor en 1929.” De hecho independientemente de
cual de estas dos vertientes haya influido en mayor grado, la praxis
editorialista programática en Mariátegui es notoria, Beigel concluye:
“Mariátegui también construyó una forma de organización de la cultura a
partir del editorialismo programático y consideró necesario un proceso
de preparación intelectual de las masas para realizar una revolución en
el Perú. Para alcanzar este objetivo desarrolló una revista, Amauta
(1926-1930) que constituyó el ejemplo más acabado de la articulación
entre el vanguardismo estético y el vanguardismo político en América
Latina. Y la acompañó de un periódico, Labor (1928-1929), que
pretendía complementar la acción cultural mediante una tarea de
información masiva y agitación obrera. Extendió la distribución de sus
publicaciones por todo el mundo y llegó a consolidar una red editorialista
nacional y otra internacional con más de treinta agencias de
representación. Y fundó el Partido Socialista Peruano (1928) para
canalizar el proyecto de socialismo indo-americano en su país. La
muerte a los 34 años, el golpe de Estado y la institucionalización de la
Comintern en el Perú detuvieron este prometedor proceso político-
cultural.”

Al respecto Mariátegui dirá: “Para efectuar todos estos trabajos tenemos


que contar con los medios de propaganda y ninguno puede ser más
efectivo ni más práctico que la prensa obrera”[36].

En setiembre de 1926 fundó la revista Amauta palabra quechua que


significa sabio o maestro), La revista estaría destinada a convertirse en
expresión de un socialismo incluyente, de la cultura peruana y de toda
América Latina en general. Pluralista por esencia, esta publicación
acogió a las voces más diversas, sin importar credo político ni origen
social. Prueba de ello lo dan las distintas contribuciones de pensadores e
intelectuales tan sobresalientes en su tiempo como José María Eguren,
Martín Adán, Luis Alberto Sánchez, entre otros distinguidos escritores.

Bajo estas premisas podemos comprender la fundación de la Editorial


Minerva en 1925, y en la gestación de la inmortal revista “Amauta” en
1926 – 1930 y del combativo periódico “Labor” 1928-1929.

3.2. Fundación del Partido Socialista Peruano de la


Confederación General de Trabajadores del Perú.

La praxis política revolucionaria, y sindical de Mariátegui se orientó a la


formación de la conciencia de clase, la formación de un frente único, la
confederación general de trabajadores del Perú y la Fundación del
Partido Socialista Peruano.

Mariategui buscó siempre la unidad del proletariado peruano,


cumpliendo con la idea básica del Manifiesto Comunista de Marx:
“Proletarios del mundo, uníos”: “El movimiento clasista entre nosotros,
es aún muy incipiente, muy limitado, para que pensemos en fraccionarle
en escindirle. (…) Nos toca, por ejemplo suscitar en la mayoría del
proletariado peruano, conciencia de clase y sentimiento de clase”.

La labor política de Mariategui en defensa del sindicalismo y el


proletariado ser refleja en la formación de la conciencia de clase del
[
proletariado, logrando unificar el movimiento proletario en una centra
sindical: La Confederación General de Trabajadores del Perú fue fundada
por Mariategui en 1929.

“Al segundo Congreso Obrero le toca echar las bases de una


confederación general del trabajo que reúna a todos los sindicatos y
asociaciones obreras de la república que se adhieran a un programa
clasista (…) Hay que formar conciencia de clase. (…) La conciencia de
clase no se traduce en declamaciones hueras y estrepitosas. (…) La
conciencia de clase se traduce en solidaridad con todas las
reinvindicaciones fundamentales de la clase trabajadora”

En 1928 rompe con el APRA del líder Víctor Raúl Haya de la Torre. Tras
la ruptura con el A.P.R.A. Tras la ruptura con Victor Raúl Haya de la
Torre para Mariátegui se hizo evidente que el movimiento proletario
debía estar dirigido por un partido político. Por eso, contribuyó de
manera activa a la fundación del Partido Socialista Peruano a
continuación presentamos el Acta de constitución del Partido Socialista
Peruano redactada por José Carlos Mariátegui, el 7 de octubre de 1928,
como resultado de consultas y conversaciones entre agrupaciones de
marxistas en el Perú, quienes acordaron encargar a la célula de Lima,
dirigida por José Carlos Mariátegui, la constitución de un partido clasista
proletario. El 7 de Octubre de 1928, reunidos en casa de Avelino
Navarro, en el distrito de Barranco, un balneario en las afueras de Lima,
los nueve miembros del grupo de Lima, entre ellos José Carlos
Mariátegui, fundaron el Partido Socialista Peruano y aprobaron la
presente Acta de Constitución. En la misma reunión se constituyó el
Comité Central, con José Carlos Mariátegui como Secretario General, a
quien se encargó la redacción del Programa del Partido, Ricardo
Martínez de La Torre como Secretario de Propaganda, y a Bernardo
Regman como Tesorero. A Avelino Navarro y Manuel Hinojosa se les
encargó coordinar el trabajo sindicalista.

Acta de constitución del Partido Socialista Peruano[37]


Los suscritos declaran constituido un Comité que se propone trabajar en
[
las masas obreras y campesinas conforme a los siguientes conceptos:
1 -La organización de los obreros y campesinos con carácter netamente
clasista constituye el objeto de nuestro esfuerzo y nuestra propaganda,
y la base de la lucha contra el imperialismo extranjero y la burguesía
nacional.
2.-Para la defensa de los intereses de los trabajadores de la ciudad y el
campo, el Comité impulsará activamente la formación de sindicatos de
fábrica, de hacienda, etc.; la federación de estos en sindicatos de
industrias y su confederación en una central nacional.
3.-La lucha política exige la creación de un partido de clase, en cuya
formación y orientación se esforzará tenazmente por hacer prevalecer
sus puntos de vista revolucionarios clasistas. De acuerdo con las
condiciones concretas actuales del Perú, el Cómité concurrirá a la
constitución de un Partido Socialista, basado en las masas obreras y
campesinas organizadas.
4.-Para precaverse de represiones y persecuciones desmoralizadoras,
los sindicatos obreros y campesinos gestionarán su reconocimiento por
la Sección del Trabajo. En su Estatuto, su declaración de principios se
limitará a la afirmación de su carácter clasista y de su deber de
contribuir a la fundación y mantenimiento de una confederación general
del trabajo.
5. La organización sindical y el partido Socialista, por cuya formación
trabajaremos, aceptarán contingentemente una táctica de frente único o
alianza con organizaciones o grupos de la pequeña burguesía, siempre
que estos representen efectivamente un movimiento de masas y con
objetivos y reivindicaciones concretamente determinados.
6.-El Comité procederá a la formación de comités en toda la República y
de células en todos los centros de trabajo, con relaciones estrictamente
disciplinadas.
7 de Octubre de 1928.
Debido a las circunstancias políticas del Perú de entonces, el nuevo
partido fue denominado "Partido Socialista", para poder aprovechar en
algo las posibilidades legales, José Carlos Mariátegui se encargaría de la
redacción de los Principios Programáticos del Partido Socialista Peruano.
Tras la muerte del Amauta el 16 de abril de 1930. El Partido tomaría
definitivamente el nombre de Partido Comunista.
NOTAS
[
1] De la carta de fecha 10 de enero de 1927, enviada por JCM al
escritor Enrique Espinoza (Samuel Glusberg), director de la revista “La
vida literaria”, que aparecia en Buenos Aires y publicada en su número
del mes de mayo de 1930, en homenaje a Mariategui.
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2] MARIATEGUI, José Carlos. Siete ensayos de interpretación de la
realidad peruana. Lima. Amauta. 1959. p.244-245.
[
3] MARIÁTEGUI, J.C. «Waldo Frank», en: El Alma Matinal y otras
estaciones del hombre de hoy, Amauta, Lima, 1983, p. 195.

[
4] KOSSOK, Manfred; MELIS, Antonio, y otros. Mariátegui y las Ciencias
Sociales. Lima. Amauta. 1980. p. 58.
[
5] BEIGEL, Fernanda. Una mirada sobre otra: El Gramsci que conocio
Mariátegui. p. 6 En: Internet
[
6] Ibid., p. 43,
[
7] MARIÁTEGUI, José Carlos. 7 ensayos de la Interpretación de la
realidad peruana. Amauta. Lima. 1959. p. 8.
[
8] MARIATEGUI, José Carlos. La escena contemporánea. Amauta. Lima.
1971. p. 154.
[
9] Ibid., p. 155.
[
10] Ibid., p. 158

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[
11] MARIATEGUI; José Carlos. Defensa al marxismo. Lima. 1969. p. 72.
[
12] MARIATEGUI, José Carlos. Defensa del Marxismo. Lima. 1969. pp.
65-68.
[
13] KOSSOK, Manfred; MELIS, Antonio, y otros. Mariátegui y las
Ciencias Sociales. Lima. Amauta. 1980. p.51
[
14] Ibid., p. 74
[
15] Ibid., p. 74.
[
16] MARIATEGUI, José Carlos. 7 ensayos de interpretación de la
realidad peruana. Amauta. Lima. p. 12
[
17] NEIRA, Hugo. Jose Carlos Mariategui en sus textos. Tomo II.
Biblioteca Peruana. Peisa. Lima. p. 32.
[
18] NEIRA, Hugo

. Jose Carlos Mariategui en sus textos. Tomo II. Biblioteca Peruana.


Peisa. Lima. p. 34
[
19] Mariategui, José Carlos, Ideología y Política. Amauta. Lima. 1970.
p. 249-250.
[
20] NEIRA, Hugo. Jose Carlos Mariategui en sus textos. Tomo II.
Biblioteca Peruana. Peisa. Lima. p. 34.
[
21] MARIATEGUI, José Carlos. Temas de Educación. Amauta. Lima.
1988, p. 62-63

[
[
22] MARIATEGUI, José Carlos. Defensa del Marxismo. Lima. 1969. pp.
20-22
[
23] KOSSOK, Manfred; MELIS, Antonio, y otros. Mariátegui y las
Ciencias Sociales. Lima. Amauta. 1980. p.17
[
24] MARIÁTEGUI, José Carlos. Temas de Educación. Amauta. Lima.
1988. p. 21
[
25] Ibid., p. 22.
[
26] Ibid., p. 23.
[
27] Ibid., p.
[
28] Ibid., p.
[
29] Ibid., p. 50
[
30] Ibid., p. 52
[
31] Ibid., p. 48
[
32] Ibid., p. 58
[
33] Ibid., p. 61-62.
[
34] Ibid., p.
[
35] LORA CAM, José. Filosofía de la Educación. Arequipa. 1986.
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