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‘podido product; nolo es interrogarse acerca de los mo: son a Baudelaire en exe extado de exea- do dela esttica de las Fores gracias a Sartre, gue en Para comprender el teatro bau dela teatralidad. ;Que et ‘esa especie de percep arificios sensuales, gest clas, sustancas, Ices, que sumerge el text ited desu lenguaje exterior, Naturalmente la tea ddad debe estar presente desde el primer germen escrito dd una obra, es un factor de ceacion, no de reaizacién No existe lidad devoradora, x Esquilo, en Shakespeare, texto escrito seve arastrado anticipadamente por Ia exteroridad de los cuerpos, d ls objets, de la palabra se ntrario, hay son en los tes (concede poco jan): el hecho No hay que dejarseengafiar por algunas acotaciones juas de Baudelaire, tales como: «puesta en esena activa agitada, una gran pompa militar, ecorados de efecto poetico, estat fan © da. May al contrato, es la generalidad misma de a im- jana la que es ajena al teatro. Baude- satméafera» del merendero la matrialidad de las ban- eraeo de los uniformes, poral cancepto pura de pom- iar. Patadojicamente, nada mis revelador de la npotencia para el teato que ese carter total, y como rotnintico,exstico al menos, de la vision. Cada ver que Bandelaie ale ala puesta en escen, ingenuamente la re con ojos de espectador, es decir relizada,estitica, fltimo acto de LIvrogne, es una verdad de eric, no de ‘ena solo puede bararse en la pluralidad y la Iiteralidad delos abjetos. Baudelaire slo concibe las cosas del ta ‘como dota nejoralearas, foo para unificarlas n xda mas con aturgia que el sueno sgérmenes del verdadero teatro son siempre ‘mevimientos clementales de aprehensién o de aleja- Imiznto: lo super real de los objetos de teatro es de 0 den sensorial, no onirio. No es pucs cuando habla de puesta en escena cuan- aie se halla mas cerca de un teatro conereto. dad autentica ese podriamos dect de la “gorportidad turbsdora del actor. Baudelaire propone © get que el papel del hijo de Don Juan sea interpretado | por una muchacha, alli que el héroeestérodeado de be- | lana. Parece como si Baudelaire hubiese puesto teatro ‘as maujeres,rodae encargadas de ‘€4 en otro lugar que la esposs del borracho presente en fur everpo mismo esa apariencia de modestay de fragi- Tidad, que atrae Baudelaire, el actor tiene que pectécal ‘alle, cada cual goza de todos): su ve= ‘ustided no es pues senta como un earicterepisédico {decorative (contrariamente ala puesta en escena sagi- fades, alos movimiento de gitanos, o ala atmesfera de los merenderos), es necesaria al teatro como mani cién de una categorta primera del universo baudelairia no: la artifical. EL cuerpo del actor esa ‘x profunds de un moda muy dos pintados 0 de los falsos eatos et ‘uilae, la adopcin de los gestoso de las entonaciones, Ia isponibilidad de un cuerpo expuesto todo eso er tical, pero no ftici, y ast enlaza con ese lgeroexce que Baudelaire defini el poder de los paraisos artificial: el a ‘ltaprecsin misma de un mundo excesivo, en el. que todo existe As podemos adi turbador, la que si gio teatral y consttuye el teatro coma el Iugae de lado por su funcién de ab Salo que de esta poderosa teatalidad, no hay més qu rastros en los proyectos de Baudel ras que flaye abundantemente en el resto de a obra baud én que esta especie de desarrollo marginal de smertos de un gener, teatro, novela 0 poesia, e dé ‘puesto que, tanto en eda afectada por un su poesia, [por el pocta en una especie de percepcin radiante de materia, acumulados, ‘ena, encendidos de c parece todo él extraido de Gros o de Delacroix, = queLa fir de Don Juan 0 Lvrogne parecen procedet de fun primer impulso podtico, més que de un impulso ‘para extenderse por el resto de su obr Por un proceso fimerso, pero igualmente revelador, elementos proce denies de Ordenes extradramiticos aluyen a es0s pro yecosteatrales, como s este teatro se empefiara en des = trursepor un doble movimiento de huida y de envene- Lain de Dow Ju Tegado hasta nosotros, termina curiesamente con un pastiche de 8 como Mosca: bia con a criado rena un aie general que ese del logo de novela, en el que la palabra de los personajes, por directa que sea, conserva exe precioso colorido ro y transparente, esa transparencia pulida con la que saber 4 ire revesta todos los objetos de su creacion, Sin duda aqut se trata sdlo de un es Baudelaire tal ver hubiera dado a su didlogo esa dad absoluta que es el estatuto fundamental del lengue je de teatro. Per se analiza aqui la vocacion de un fra Virtualdad de un proyecto: es significative ‘sta sombra de guidn tenga el iteratura excita, helada por la faces queen elestado mismo color qa pégina, sin garganta y ‘Cada vez que se indica el tiempo o e lugar, vemos {que se demuestra el misme horeor pore teatro, al me ‘os por el teatro tal com pola imaginarseen la época de Baudelaire: el acto, la escena, son unidades en las que Baudelaire se embrolla ensegua, que desborda sin c= sary cuyo dominio aplaza siempre para més tarde: tan pronto piensa que el acto es demasiado corto, como de tmasiado largo: aq (Marquis du [° Howzards, Se de la ciudad tno abstracto (Fausto); de un modo gener ‘men mismo, ste teatto estalla, se altera, como ‘gue siempre es del orden ‘squemas de actores en freador de orden simbolico| ial (Llorogne. «Co ‘4 he pensado en Ia puesta en escena, fn tn momento dad | horde os dramaturgos Ello no quire decir que los © cig; fro en a misma medida en que pertenecen “orden en resumidas cuentas novelesco, no es el teat rolongarlos mejor, ya que el novela, y no del teatro. Los lugares el exotismo de los cuadros, a desproporcién temporal de los epsodios, en una pa- Iabra, ee tormento de desplepar la narracién de que da Imuestas el preteatro de Baudelaire e algo que, en il = timo término, podria fecundar un cine rigu tay Le Marguis du leto: en este drama hasta los actores, coincide con la tipologa clisica de las © fanciones del cine. Porgue aqui el actor, procedente de = stn personaje de novela, y no de un suefio corpéreo {como ain eel caso dl hijo de Don Juan, interpret do por una mujer, o de la esposa dl Borracho, objeto de sudsino), para exist no necesita para nada la pro- i parte de una tipologla “sentimental 0 socal, pero en modo alguno morfol6gi- fx: es puro signo narrativo, como en la novela y como ena cine {Qué queda pues de propiamente tara en los pro- © yectos de Baudelaire? Nada, excepto precisamente un ppato recurso al teatro, Parece como sila simple inten ‘iin de excribi un dia algunos dramas hubiese bastado 1 Baudelaire, y le hubiera dispe proyectos de una sustanciapropiamente tet fia através de a obra, pero negada en los dnicos {gates en los que hubiera podido realizarse plenamente. Porque a este teatro con el. que Baudelaire pr nectar por un instante, se apresur a prestarle los rasgos sis indicados para hacerle bu imaginacion na bata- dor pasando revista a las tropas, prefiere asi un for sus efectos mas halagadores para idad peque- teatro, Baudelaire séo podia po= smo si compen ado por el carter ura, cel que sabemos, desde Mallarmé, que es el tor- mento Ia justficacion del escritor moderno. DDebido pues 2 que el teatro, abandonado por una Aeatraldad que busca refugio en cual sealzaentonces perfectamente = pr, Baudelit lo eligio por unos momentos como lugar | nominal de una veleidad y como signo de lo que hoy s¢ = lamara un engagement. Por medio de este gesto puro aro orque exe gesto slo transite su intencin, Y ese teatro no vive més que en estado de proyecto), Baude Inire s¢vincula de nuevo, pero esta vez en el plano de a Ere es el motivo de que esos proyectos de teatro | tos inrpresionen profundament: en Baudelaire forman. | parte de ese vasto fondo negativo del que surge final- mentee logro de las Fores del Mal, como un acto que “ya no debe nada al don, es deci, a literatura, Fueron, ‘necesirios el general Aupick, Ancelle, Théophile Gau- “tier, Seinte-Beuve, la Academia, la cruz y ese teatro seu = ‘o-odéonen, todas sus concesiones, por otra parte mal- iitas, ara que Ia obra consumada de Baudelaire fuera | ea ceccidn responsable que hizo, para terminar, de su = yes del Mal sino supicramos incorporar ala historia de Spa creador esta pasion atroz dela vulgaidad, 1954, Preface.

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