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CAPEYULO VI. LA REALIDAD MEXICANA, ECONOMICA Y SOCIAL, 4 ME> DIADOS DEL SICLO XIX . A. La poblacién . B. Los grupos de presion . L E} clero - . EL gran comercio . La industria. 2 3. - oe 4. Los grandes tertatenientes . 5. 6. 7. La clase militar . Los mineros . . Los burdcratas C. Las vias de comunicacién D, Aspecios econdémicos diversos . E. Aspectos fiscales en particular . F. Aspectos sociales Le 161 161 162 162 162 163 163 16+ 164 164 164 165 166. 167 CAPITULO vi La realidad mexicana, econémica y social, a mediados del siglo XIX A mediados del siglo pasado, se acercaba un cambio fundamental para Mé- xico: la formacién de su sentido nacional, la liberacién respecto de impor. tantes, pero ya opresivas tradiciones y la penetracién de una modema admi- nistracién, junto con nuevas vias de comunicacién en casi todo el vasto territorio: es en aquellos decenios que en México comienza a percibirse el curioso fenémeno de la “aceleracién de la historia”. Como Jo juridico siempre debe estudiarse contra un fondo de hechos econémicos y sociales, conviene interrumpir un momento la historia juridica, para estudiar la econémico-social de México a mediados del siglo xix. A, LA POBLACION Hasta legar al puerto relativamente seguro del primer censo de 1895, los datos sobre la poblacién de México son contradictorios. E] censo de Revillagigedo (1793) llega a casi 4.5 millones, cifra probable- mente demasiado baja. Parece cierto que durante el siglo xix el aumento de la poblacién fue lento. Alrededor de 1840, México habra alcanzado entre siete y ocho millones de habitantes,’ y alrededor de 1880 ~a pesar de la pérdida de parte del territorio—, unos 8.5 millones de habitantes.? Entre los extranjeros, después de los espafioles * se destacaban los franceses. Las grandes influencias sobre la cultura mexicana, desde 1821, habfan sido primero la britanica, y Inego la francesa. Solo después de la reanuda- cién de las relaciones diplomaticas con Espaiia, en 1836, la influencia es- pafiola recuperé su antiguo lugat dominante. 1En tiempos de México y sus reyoluciones (obra concebida en 1830 y publicada en 1836) J.M.L. Mora, calcula que la poblacién era de 8 400000 habitantes, cdlculo qui- xis algo optimista. El problema con los censos mexicanos siempre ha sido la desconfianza del piblico, que sospecha que se trata de obtener datos para algin impuesto personal o para la conscripcién militar, A esto se afiade, por lo que al siglo pasado se refiere, la dificultad de determinar dénde se encuentra cada persona formalmente domiciliada, cn tiempos de guerras civiles y rebeliones. 2-Véase, por ejemplo, Francisco Lépez Camara, Los fundamentos de la Economia Mexicana en la época de la Reforma y la Intervencién, México, 1962, pp. 12 y ss. Las diversas medidas por las cuales se pretendia expulsar a los espafioles, desde la Ley de 20.X11.1827, no tuvieron efectos duraderos. 162 GUILLERMO FLORIS MARGADANT Ss. B, LOS GRUPOS DE PRESION Importantes grupos de presién eran: 1. El clero, a su vez dividido entre el alto clero, conservador, privilegiado, vy el bajo clero, fuente de frustracién y a menudo de sentimientos sociales Progresistas. El alto clero cra nacionalista (por miedo a) protestantismo norteameri- cano) y dominaba en forma directa 0 indirecta (hipotecas) la mayor parte de la riqueza inmueble del pais. A su favor cabe decir que administraba bien sus propias haciendas, ofrecia condiciones sociales favorables a sus peones, y prestaba al 4.5%, en vez del 12 a] 18% que era normal en aque] entonces (lo cual aumentaba el prestigio y poder de la Iglesia). E] alto clero vivia sobre todo de los diezmos, y un autor como J.M.L. Mora habla con indignacién de Ja prosperidad individual que los obispos y capitulares derivan de un impuesto tan impopular y anticconémico (por tener como base el ingreso bruto, no el neto). En cambio, el bajo clero —curas 0 parrocos—, la tinica clase del clero “que hace servicios efectivos € importantes a los fieles” segiin J.M.L. Mora, tuvo que vivir de los dere- chos parroquiales, relacionados con bautismo, casamiento y entierro, lo cual Jes obligaba a menudo, para poder subsistir, a una actitud antisocial y a un regateo indigno de su funcién.* Ademés pertenecen a este grupo los cape- lanes, clérigos adheridos a familias particulares, viviendo de fundaciones, Hamadas capellanias, cuyos ingresos generalmente no les permitieron una vida decorosa. El clero regular habfa disminuido considerablemente; ademas de la “pérdi- da de cara” que las érdenes habian sufrido en las tltimas generaciones virreinales, cuando la aversién de la Corona respecto de los frailes habia Tegado al extremo de la expulsién de los jesuitas, sin que Dios hubiera in- tervenido para la salvacién de éstos o el castigo de los iluminados respon- sables de tal medida, muchos reglares habian participado en los desérdenes que siguieron al pronunciamiento de Hidalgo, en Dolores, “derramando sangre, violando el pudor del otro sexo y saqueando las poblaciones” (J.M.L. Mora), y tanto el cambio de la imagen del “bondadoso fraile” en la fantasia popular, como las medidas gubernativas contra muchos frailes cuando el gobierno virreinal habia restablecido el orden, asi como el aspecto de una crecida cantidad de reglares que salieron de sus érdenes para dedicarse a la politica, habian hecho impopular Ja entrada de los jévenes en las drdencs. 2. El gran comercio, en gran parte en manos de extranjeros, siempre a favor de tarifas aduanales bajas, y a menudo exigiendo orden en materia ad- ministrativa, aunque fuera a costa de la independencia nacional. Esta rama era una fuente mas segura de riquezas que la agricultura, la mineria o 4-Véase J.M.L. Mora, México y sus revoluciones, reimpresién, 1965, 1, pp. 108 y ss. MEXICO A MEDIADOS DEL SIGLO XIX 163 la industria, a pesar de los problemas de comunicacién, revoluciones y empréstitos forzosos; a pesar, también, de la escasa importancia de la gran masa mexicana como consumidora, de las fuertes tarifas de importacién, de la defectuosa administracién fiscal, del cadtico sistema de pesas y medidas, v de los defectos del sistema monetario. La importaci6n era, en gran parte, de lujo: vinos y licores de Francia y Espaiia, telas mds finas de las que el pais producia (de Inglaterra, mAs tarde de los EF,UU.); y la exportacién era sobre todo la de “pesos fuertes” y metal en lingotes. 3. La industria, siempre a favor de tarifas altas. Se trataba de fibricas, sobre todo de hilados y tejidos, a menudo ya movidas por motor hidriulico, pero a veces todavia por animales o inclusive por trabajadores, Ademds hubo fabricas de licores, de jabén, aceites, ceramica, vidrio, etcetera. 4. Los grandes terratenientes, codiciando los bienes del clero y favorecien- do a menudo a confiscacién de ellos, como solucién alternativa de un serio impuesto predial que podria haber resuelto parte del problema creado por la enorme deuda interior y exterior. Los latifundios mexicanes del siglo pasado eran més bien “status symbols” que fuentes de riqueza, y muchos de ellos estaban sobrecargados con hipo- tecas, en gran parte otorgadas por la Iglesia y las fundaciones piadosas, algo que explica la enorme importancia econémica de la Iglesia a media- dos del siglo pasado, y la reaccién antitética, la Reforma. Observadores extranjeros mencionan la falta de iniciativa y de progresismo técnico por parte de los terratenientes mexicanos. © Sin embargo, en materia de algodén, tabaco, azticar, pulque, maderas de tintura y henequén, la agricultura en grande salia del marco comtin del autoconsunio regional y producia a menu- do ganancias. También la ganaderia pudo ser lucrativa, aunque por falta de administracién técnica, las razas bovinas tendian a degenerar. Un factor negative para la agricultura y ganaderfa era que las guertas civiles sacaton del agro a nmichos indios y mestizos que lucgo preferfan incrementar las filas del proletariado urbano, mas bien que regresar a una vida de peén. En relacién con estos tiltimos tres grupos, se puede observar que la gran burguesia mexicana de aquella época, en general no era muy nacionalista. Los desérdenes dentro del pais la hacia pensar frecuentemente en una in- corporacién en los EE.UU, 7 0 en un restablecimiento de un orden decoroso bajo un soberano importado de una Corte europea. ® ® Francisco Laps Cimara, La estructura econémiea y socal de Mésco en la dpoca de la Reforma, México, 1967, p. 81. S rancisco Lopez Canals, oiructura, eteétera, pp. 7 En el agasajo oftecido al victorioso invasor en el Desserts ts Leones, el 29.1.1848, importantes politicos (como Francisco Suérez Iriarte) sugerian Ja incorporacién de Mé- xico a los RE, UU., 0 cuando menos Ia permanencia de las fuerzas norteamericanes hasta que se hubiesc aniquilado la indcbida influencia de las clases desaforadas, el clero y el gjército (“el brindis del Desierto”). 8 Hubo un fuerte movimiento mondrquico en México, desde Ios cuarentas, en el cual 164 GUILLERMO FLORIS MARCADANT S. 5. Un importante grupo de presién fue también la clase militar, que insis- tfa en su propio fuero. Se componia del ejército federal, en segundo lugar de un nutrido “cuerpo” de jefes y oficiales sueltos, “cuerpo, que no habia decretado autoridad ninguna”, “sino que es resultado de Jas revoluciones, cuerpo costoso, intitil ¢ inclusive perjudicial —en términos de J.MuL. Mo- ra—, ® cuerpo que ningiin gobierno puede pagar pero también ningtin gobier- no se atreve a despedir”; y en tercer lugar la milicia local, creada para la seguridad interior de cada estado de la Reptblica, pero que estaba a menudo compuesta de lo més indeseable de la poblacién masculina, de modo que los gobernadores, que tanto habjan insistido en la creacién de esta milicia, se encontraban frecuentemente en la molesta posesién del aprendiz brujo, que el lector conoce a través de Goethe, Ducas 0 Walt Disney. 6, En cuanto a los mineros: eran principalmente ingleses*° y sus resul- tados financieros e influencia politica no eran muy importantes. Hasta el Porfiriato, la industria minera no logré aleanzar un nivel remota- mente comparable con el del siglo de los Borbones. El mejor afio entre 1813-1852 produjo menos que el peor afio entre 1744 y 1812.3 7. Como tiltimo grupo de presién encontramos a los burécratas, de ni- mero excesivo, pero “indespedibles”, productos del afin de cada nuevo go- bierno de dar algin empleo a sus adictos, en recompensa de la fidelidad demostrada. FE] amargo comentario de J.M.L. Mora sobre esta clase demues- tra que el cohecho y el soborno en México no son un fendémeno que surgié a taiz de la Segunda Guerra Mundial 0, como algunos inclusive afirman, de la Ilegada de comerciantes espafioles y judios durante los treintas, ** ©. LAS ViAS DE COMUNICACION Todos sentian que la falta de vias de comunicacién era una de las grandes desventajas del México independiente, Ya inmediatamente los puertos eran malos, sobre todo los de la importante costa oriental (Acapulco, San Blas y Manzanillo** eran mucho mejores que Veracruz o Tampico). Las po- encontramos a Paredes, Alamin, Sénches de ‘Tagle, Diez de Bonilla, Elguero y otros. Su portavoz era cl periédico El Tiempo, y el candidato més probable era un cufiado de Isabel II de Espatia, Don Enrique. E] mismo Santa Anna no estaba totalmente ajeno a estas ideas. ‘®México y sus revohiciones, reimpresién 1965, 1, p. 96. 40 Sobre el entusiasme injcial briténico por la mineria en el México independiente, y el fracaso subsecuente, véase J.M.L. Mora, Mérico y sus revoluciones, 1836, reimpre- sién 1965, pp. 36 y ss. Sobre la critica situacién de ta mineria mexicana en 1821, véase al Dictamen que una Comisién Especial (en la que figuraba Lucas Alamén) present a las Cortes en Madrid, apéndice al Ensayo politico, de Von Humboldt, rv, xt. 31 Lépez Cémara, Estructura, etcétera, p. 77. 12 Véase Méxioo y sus reyoluciones, zeimpresin 1965, 3, pp. 90 y ss. 18 Mazatlin tenia un puerto menos bueno que el de Manzanillo, pero era el centro mis importante del comeicio maritimo de la costa occidental. Lépez Camara, Estructura, etcétera, pp. 148 y ss. MEXICO A MEDIADOS DEL SIGLO XIX 165 cas carreteras estaban en mal estado fisico; el peligro de asaltos obligaba a formar caravanas.*4 Los bandoletos de gran camino tenfan una organi- zacién envidiable: “la tnica instituci6n —en México— que funciona con una perfecta regularidad”, # con tarifas para la obtencién de salvoconduc- tos; basaban su trabajo en un perfecto conocimiento del movimiento co- mercial. El hecho de que el territorio todavia estaba tan escasamente poblado, contribuy6 2 la mala condicién de las carreteras. Desde el punto de vista fiscal, es siempre mas factible financiar las vias de comunicacién en un territorio densamente poblado que en tertitorios subpoblados. Ademés del mal estado de las carreteras, faltaban carros de buena calidad. J.M.L. Mora se queja de que los carros mexicanos de sus dias son “tan pesados por su masa, como deébiles por su estructura” y culpa al respecto la deficiente educacién técnica del México de entonces. 3¢ Los rios nunca tuvieron gran importancia para el trifico (el cabotaje si liegé a ser relevante en algunos lugares). Fuera de unos pocos centros con industria y comercio, se extendia el enor me agro mexicano, autdrquico, consumiendo lo que producia, sin intentos de especializacién, fuera del alcance del fisco y del comercio. En tales cir- cunstancias era natural la preocupacién de la élite mexicana con la idea de construir una red ferroviaria; sin embargo, desde la primera concesién para Ja linea México-Veracruz, en 1837, transcurrieron 37 afios hasta que esta li- nea finalmente pudo comenzar a funcionar (1874, bajo Lerdo de Tejada), y sélo bajo el Porfiriato México recibié una buena red ferrocarrilera. Al mal estado de las carreteras debe afiadirse el fendmeno de los peajes y de los impuestos locales sobre e] traslado de mercancia, o sea Jas alcabalas. D. ASPECTOS DIVERSOS ECONOMICOS Ia lucha por la Independencia habia desquiciado la economia del pais. Ademés de la pérdida de aproximadamente medio millén de vidas, habia afectado desfavorablemente dos bases de la economia virreinal: la mineria y el comercio exterior; ademas, el nuevo pais sufria de un hinchamiento de Jas burocracias civil y militar, que canalizaba muchos esfuerzos humanos hacia campos relativamente estériles. La inseguridad politica hacia dificil Ja prevision en los negocios, y frecuentes guerras civiles y rebeliones parali- zaban las actividades utiles y causaban destrucciones. Los ideales de Lucas Alamdn, de industrializar el pais bajo impulso del estado y en parte con ayuda de capital inglés, habfan dado algunos frutos 44 Hubo caravanas entre Veracruz y México: “partidas” de unas 10 carretas y 160 mulas, Tampico estaba conectado con el resto del pals mediante cuatzo caravanas (con: auctas”) por aio, 45 JeanJacques Ampere, citado por Lopez Camara, Estructura, etcétera, p. 234. 18 México y sus revoluciones, reimpresion 1965, 1, pp. 57/8. 166 GUILLERMO FLORIS MARGADANT S. (un Banco de Avio, desde 1830, dependencia gubernamental para el fo- mento industrial; algunas empresas de capital nacional), pero en el ambien- te esbozado al comienzo de este capitulo, inclusive la inteligencia, el presti- gio y la energia de un Alamén no podia alcanzar resultados espectaculates. 7 E] agiotismo bloqueaba muchos capitales, que mejor hubieran ido a la industria 0 a) comercio. A este respecto, la Iglesia, prestando al 45%, cons- tituia un punto Iuminoso. A su lado, ricos laicos estaban realizando opera- ciones crediticias con el gobierno, por tazas —visibles y ocultas— absolu- tamente escandalosas, mientras que los Montes de Piedad estaban explotando a las clases proletarias.® En cuanto a las operaciones financieras de parti- culares con el gobierno: éste no tenia alternativa; los gobernantes general- mente habian llegado al poder por las armas, y serian sustituidos con ayuda de las armas si no pagaran al ejército, E. ASPECTOS FISCALES EN PARTICULAR EI aspecto fiscal del joven México independiente es deprimente. El de- rrumbe de Ja mineria, por inundacién de los tiros y falta de azogue, privé al gobierno de importantes ingresos; diversos estancos lucrativos fueron en- tregados a la iniciativa privada, y el estado tuvo que recurrir a préstamos forzosos, a vender baratamente inmuebles estatales y, bajo Juarez, a impsimir papel moneda. El impuesto mas importante fue sobre el comercio exterior que, por ser indirecto, no es el mas recomendable. Ademés, su producto gencralmente estaba rescrvado con anticipacién de varios aitos para la liqui- dacién de ciertas deudas pitblicas. Lépez Camara nos comunica para 1862 un cuadro triste al respecto: des- pués de descontar de los ingresos aduanales lo reservado para varias deu- das puiblicas, sobre las mercancias introducidas por navios franceses sélo un 8%, del ingreso fiscal quedaba para el gobierno, y sobre mercancias impor- tadas por otros navios un 25%. 2 E] contrabando, desde Juego, era considerable (Matamoros, por ejemplo era famoso al respecto). El impuesto sobre la propiedad raiz cra muy improductivo: las 4 quintas partes de las propiedades estaban excntas, mientras que el resto sélo se evaluaba en uma quinta parte de su verdadero valor, como consecuencia del defectuoso sistema de evaluacién por juntas de ciudadanos. ** 37 Para uma critica de la politica industrial de aquellos afios, véase J.M.L. Mora, México y sus revoluciones, 1836, reimpresién 1865, 3, pp. 45 y ss. 18 Lopez Camara, Estructura, etcétera, pp. 167 y ss. 18 Para esto especialmente Veracruz ota esencial; de ahf la trascendencia de la ocupa- cién de Veracruz por cualquier banda, en una guerra civil. 29 Lépez Cémara, Estructura, etcéters, p. 187. 21 Lopez Camara, Estructura, etcéters p. 175. MEXICO A MEDIADOS DEL SIGLO XIX 167 El impuesto sobre utilidades del 27.VI.1823 y el impuesto sobre rentas del 22.V.1829 no prosperaron; en cambio, las nocivas alcabalas sobrevivieron tenazmente.** La global reforma fiscal, intentada por Guillermo Prieto en 1861, no arraigé por las perturbaciones politicas de aquella fase. En vista del raquitico producto de estos impuestos, el empréstito extran- jero (ruinoso por los altos intereses y las comisiones de los intermediarios) @ interno (campo de voraces agiotistas), y cl empréstito obligatorio (de acuerdo con listas establecidas ad hoe) cxan Jos tinicos caminos disponibles. Asi, de 1840 a 1867 la deuda interior crecié de 18.5 millones a 80 millo- nes (mientras que la exterior seguia creciendo lentamente, principalmente por acumulacién de intereses, desde ol nivel inicial de 32 millones en 1826 a la cantidad de unos 85 millones en 1876 y unos 100 millones en 1880). La desesperacin del gobierno Tegaba al grado de realizar un robo a mano armada en perjuicio de la Legacién Britinica, bajo Miramén. F, ASPECTOS SOCIALES En el siglo pasado, “cl indio” era un fenémeno de muchas facetas. En el norte vivian los “salvajes”, no incorporados en la civilizacién y estructura estatal mexicanas, enemigo de los blancos, defendiendo ferozmente sus cam- pos y sus costumbres. En Jas grandes haciendas vivian los peones en una especie de servidumbre, Ademés existian pequefios propietarios, que a menu- do también podian aprovechar terrenos comunales; sus contactos con el mundo blanco no siempre habian sido favorables, y a través del siglo xx observamos varias revoluciones de los campesinos, especialmente en Yucatan, Sierra Gorda, San Luis Potosi y Guerrero (“guerras de castas”), precursores de Ja revolucién de 1910. A veces reclamaban Ja devolucién de tierras, qui- tadas ilegalmente desde la Conquista, y se conocen algunos casos en que realmente obtuvieron resultados positivos. * Ademés hubo indios, ocupados en la minerfa (que continuaba ofreciendo salarios superiores a los vigentes en otras ramas de la economia) y en Ja 22 Para este interesante antecedente del impuesto sobre la renta, véase Coleccién de Ordenes y Decretos de la Sob. Junta Prov. Gubemativa y Sob. Congresos Generales de la Nacién Mexicana, Galvin/Mariano Arévalo, México, 1829, t. 1, p. 137. Véase tam- bién cl Decreto del 2.1X.1823, ibidem, p. 166. El impulsor de esta medida fue Francisco Arrillaga. 20 Ademds subsists el “papel sellado” de Ta fase viticinal cuyo uso era obligatorio para determinados fines. Constituye el antecedente de nuestto impuesto del timbre (véase Ta ley del 9.X.1823). 24Véase Dublin y Lozano, 1x, 16. 25 En este medio cncontramos, a mediados del siglo pasado, la “familia chica”, controlada por el paterfamilias, al lado de la “familia extensa”, que generalmente queda bajo la influencia moral de algin patriarca, Compadiazgos servian’ para la interrela- cién de los grupos familiares. 168 GUILLERMO FLORIS MARGADANT S, industria, y una enorme cantidad de Lumpenproletariat urbano, “léperos” (25% de la poblacién de la capital, por ejemplo), no incorporados en el sistema econdmico del pats, pintorescos, divertidos, deshonestos, pero con su propio cédigo de honor y que generalmente afectaron simpdticamente al observador extranjero.®* Subsiste en aquellos afios el problema de los indios némadas, en el norte del pais, que México trataba de disciplinar mediante un sistema de “presidios”, establecimientos militares que requerian de la milicia respectiva una vida excepcionalmente ruda, en aquellas regio- nes. Las invasiones de los indios norteamericanos alcanzaron inclusive Za- catecas y Durango, y cn los Estados de Chihuahua y Durango aprobaron leyes que establecieron premios por cada “indio de armas” muerto 0 —li- geramente mas altos— prisionero. En general debe admitirse que los proletarios perdieron con la Independen- cia: mientras que la Corona espafiola Jes habia concedido cierta proteccién, que no era puramente teérica, y un minimo de tranquilidad, ahora las clases privilegiadas locales podian tratarles a su antojo, y la independencia local, favorecida por el federalismo, hacia la situacién peor para ellos. Ademas, ellos evaron gran parte del peso de las guerras civiles y otras. #” El igualitarismo formal de la era liberal les result6 peor que, antes, el paternalismo cristiano de los reyes de la casa austriaca, o el benevolente despotismo ilustrado de los Borbones, La clase media era raquitica; las profesiones liberales (con excepcién de Ja de abogado) se encontraban principalmente entre las manos de extranjeros. La clase media nacional comprendia una crecida cantidad de burdcratas (a menudo producto de la tendencia de recompensar favores), 2° 26 Lopez Cémara, Estructura, eteétera, p. 227. BCE, Ia conacida expresiin de Guillermo Prieto: “Ia independencia nos convirtié en gachupines de’ los indios”. No es sorprendente que entre 1821 y 1920, casi cada afio nos presenta alguna rebelién indigena, 28Lépez Cdmara, Estructura, etcétera, p. 215, menciona que a mediados del siglo pasado en la ciudad de México, al lado de unos 2500 abogados sélo habla 8 o 10 ingenietos mexicanos.

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