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eee . TRAN SIESAS - Garg "sl BIBLIOTECA fear FENG 1, 0-4 SEP 2007 | | PONACION INDICE GENERAL PROLOGO ..... 002 1 ADVERTENCLA : wes Ww INTRODUCCION I, —Aversién do Ja mentalidad primitiva por las operaciones discur- sivas del pensamiento, — Sus ideas restringidas a un pequeiio nimero de objets, — Ausencia de reflexim. ........00-4. . IL, No es impotencia innata ni carencia de aptitudes naturales, — HipStesis de trabajo deducida de Les Fonctions Mentales ..... 26 CAPITULO PRIMERO INDIFERENCTA DE LA MENTALIDAD PRIMITIVA A LAS CAUSAS MEDIATAS I, La mentalidad primitive atribuye todo lo que ocurre a las po- tencias misticas y ocultas, we : - 33 TL—La enfermedad ¥ In muerte no son nunca ‘“naturales’”, — Bjem- plos tomados en Australia, Africa austral, ecuatorial, occidental Yo Oriental. ee cece eeteeeeeseeeeserstteteteeeeersonee 86 TIT, No hay accidente: una desgracia aunca es fortuita. .......... 41 TV. —Cémo explica esta mentalidad los daiios de los eozodrilos-hechiceros, 8 ‘V.—De qué manera interpreta lo imsélito. -......... wee Bt CAPITULO SEGUNDO LAS POTENCIAS MISTICAS F INVISIBLES I, —Caracteres propios del mundo en que se muevo la mentalidad pri- mitive, — Su experiencia inmedinta es mis rica, en cierto sen- tido, que la nuestra. — El mundo visible y ef otro no forman sino uno solo. 453 INDICE GENERAL IL. — Papel atribvido a Jos meleficios de los hechiceros, a los espfritus, fa Jas almas de los muertos. STI. —EI nuevo muerto temido por los vivos . 1V.—Ritos, coremonias, expodiciones do venganza pata satisfacotios, — Los Amatongo de los zulées. — Intereambio de buenos ofieios entre los vivos y les muertos, . . ¥.—Prooeupacién constante por Ios muertos entre los bantiien — Sus exigencias. —~ Plegarias que se les dirigen. ... . Vi—Ta eavsalidad, pate esta mentaiidad, es completamente toistica © inmediata, — Ni ¢l tiempo ni el espacio son para elle representa- ciones homogéneas. CAPITULO TERCERO LOS SUESOS Cémo recoge Ia mentalidad primitiva los datos que le interesan .. I.—- Valor especial del suesio. — Experiencias del alma durante el sue- fo. — Lo que es visto durante ol suet es real, ain si esth en contradiecin con los datos de la vigilia, .... HL,—Un hombre os responsable de lo que él se be que otro lo ka visto hacer en suefios. Multipresencia del alma . ILL. —Confisnza acordada a los suefies entre los bantiies, — Conversio- nee deeididas por tos sueios. ... . IV.—Respeto de los indios de la Nueva Francia por los suchos, — Ne- cesidad do obedecerlos, — El suefio y ol totem individual, isto hacer, 0 de to CAPITULO CUARTO LOS PRESAGTOS 1.—Observaciones preliminares: 1 Los presagios y 18 representacion del tiempo; 2° Los presagios y la representacién de las exusas .. TL.—Fl sistema de los presagios en Borneo, No solamente anuncian los acontecimientos, sino que lox producen. — El culto de las aves- presagios, TIL Povo acertada hipstesis de Hose y Mac Dougall. — Provedimien- tos para obtener los presagios deseados, ....-...eeeeeeeeceeee IV. —Los presagios son también las causa, — COmo terminan por no ser mas que signos. . 454 93 95 100 104 108 9 128, 127 331, INDICE GENERAL CAPITULO QUINTO LOS PRESAGIOS (continuacién) L.—Cémo resiben los presngios desfavorables. — Procedimientos di- versos para impedir verlos o eseucharlos. — Para transformarlos en presagios favorables, — para destruir al animal que loa trae .. 139 Ii, -Los monstra ¥ los portenta: animsles ‘‘teansgresores’’, — nifles cuyos Gientes superiores aparecen primero 0 que presentan otras anomallas, 22. .eeeeeeeccee 146 115 — Estos “porta desgravias'” (ratados como Tos yettatort y Los heehie ceros. — Estrecho parentesco entre Ja anomalia, el mal de ojo, y cl principio maligno alojado en el hechicero, .......seeeeeeeee, 15 CAPITULO SEXTO LAS PRACTICAS ADIVINATORIAS Revelaciones solicitadas cuando éstas no se producen espontines- mente. settee 159 L.—Suefiog provocados (Nueva, Francia) para obtener un resultado deseado. — Consejo, ayuda y decisién solieitados a los suefios. ... 161 — Diversas formas de interrogacién directa a los muertos. (Australia, Nueva Guinea, Africa oeeidental). Adivinaeién por el erineo y los huesos de ios muertos. (Melanesia) — Consulta de los muertos por adivinaciéa antes de artiesgar una empresa. (Africa equatorial). seve 176 369 a. CAPITULO SEPTIMO LAS PRACTICAS ADIVINATORIAS (eontinuscién) 1 —Adivinacién por les entrafias y por el higado de los animales. — Préctieas empleadas en Ruanda. — Los hueseciilos en Africa aus tral. . ss 185 IJ, La adivinacién por altemativa (Nueva Guinea Alomene).— Sen tido mistico de la operacién. — Los acontecimientos futuros sea tidos como presentes. INDICE GENERAL JUL. — Adivinacién para descubrir al autor de un robo, por su nombre, — por una direccién en el espacio. — Participacién del grupo social con el suelo. — Otras formas de adivinacién. La elarividencia. ... 200 CAPITULO OCTAYO LAS ORDALIAS I.—Confianza inquebraatable de los primitives en la ordalia. — Ella es un reactive mistieo ....... : settee BRT I—Las ordalias como procedimientos de ailivinacién, sirven para solueionar litigios, : TIL. — Ordalias por proeuracién, — Casos en que se la admite o rehusa, — Accién mfstiea de Jn ordalia sobre el principio maligno alojado en el hechicero, @ veces sin saberlo éste. — Bisqueda de ese princi- pio por Ia autopsia, 20.00.20... —Relacionos entre la hechiceria y el eanibalisno, -— La hechiceria ¢ el mal de ojo. ...... : —Las ordalias en Australia, no tienen por objeto descubrir all cul- pable — son ritos o ceremonias de satisfaccién y apaciguatiento. — Hechos andloges en el Afriea Eeuatorial y Oriental. . cee 245 228 240 CAPITULO NOVENO LA INTERPRETACION MISTICA DE LOS ACCIDENTES Y DE LAS DESGRACTAS Desgracias a consecuencia de la violacién de un tab. — dad de una expiacion. . ce 287 IL, —Prerrelaciones entre esas violaciones y sus ecasoeuencias. — Estes revelan las causas cometidas involuntariamente. — La inteneiéa no es un elemento necosario de la falta. . secs 262 TI.—Ta ‘mala muerte”, revelacin de Ia eélera de las potencias in- visibles. — Ejemplo de personas alcanzadas por el zayo. .... 269 IV. —Los infelices en peligro de muerte, son abandonados, y si se sal- van son expulsados. — Razones misticas de este abandono. .... 275 Los néufragos, en las islas Fidji deben ser muertos y eomidos. — La taua y muru de Jos neozelandeses. — Caida mistiea del prisio. nero, — Res est sacra miser. ... 279 456 INDICE GENERAL VI.—Indiferencia aparente por los enfermos enya estado es grave. — No se atreven @ alimentarlos ni euidarlos. — Son ol objeto de la edlera de las potencias invisibles (Tahiti). — Creeneias y pric: ticas de los neozelandeses a este respecto. CAPITULO DECIMO LA INTERPRETACION MISTICA DE LAS CAUSAS DEL EXITO —Sin encantamientos o ‘‘medicamentos’? nada puede lograrse. — Le magia agrazia, — Tuegos F recitados de leyendas en cierto mo- mento del afio: su accién mistica. ILE] trabajo de las huertas y los campos reservado prineipalmente a las mujeres. — Principio de ta fecundidad y participacién. ...... THT. — Virtud mistiea de Te persona do los jefes. . IV,— Condiciones misticas del éxito on Ja guerra, -~ Ataques por sor- presa on el alba, ~~ Por qué nunca son Mevados a fondo. ...... V.—Preparacién magica de las armas. — Las flechas onvenenadas. — A qué se debe la eficacia de los instrumentos, aparejos y utensi- lio, La experiencia revela si aon felices o desgraciadon — Ob- jetos dotados de propiedades extraordinarins, VI.— Potencia efectiva del deseo, El pensamiento tiene los mismos efec- tos que la accién, — La codicia obra como la jettatura, ......... CAPITULO UNDECIMO LA INTERPRETACION MISTICA DR LA APARICTON DE LOS BLANCOS Y DE LO QUE ESTOS TRAEY CONSIGO I. Reaceién de los primitivos ante el primer contacto con los blan- cos, — So representan el mundo como eerrado. — Les blancos son espiritus o aparecidos, Pavor eausado por su aparieién. — Los pri- meros misioneros tomados por hechiceros. I, —Las armas de fuego: la que mata os Ia Getonacién. —- BI prisiti- vo dispara antes de saber apuntar. .. LL. —Los libros y la eseritura: Jos libros son instrumentos de adivina- cién, — Aprender a leer equivale a convertirse. — La eseritura es un procedimisnto magico. TV.— Toa “‘medicamentes’? de los bleneos. — Fabrieam ins tolas om el fondo del agua, — Efecto producide sobre los primitives por la visién de un reloj, una brajula, de un aparato fotografico, — St primera experiencia con el agua hirviendo, el hierro, ete. Causa misti¢a de ta superioridad de loa blaneos. . 457 286 301 309 313 aur 326 383 349 356 359 366 INDICE GENERAL CAPITULO DUODECLMO EL MISONEISMO EN LAS SOCIEDADES INFERIORES Consecueneia del contacto prolongado con los biancos. . T.—Desconfianza de os primitives con respecto a los alimentos ofte: cidos por los extranjeros. . see IL —Repugnaneia a abandonar fas antiguas costumbres por nuevas. — ‘Temor de ofender tos antepasados y los espiritus aceptando un cambio, — El innovador sospechoso de heekiceria. — El eonfor- mismo obligatorio, — Imposibilidad casi total de la conversién individual al eristianismo. .......... . Los juicios de valor son siempre particulsres y coneretos, para 1a mentalidad primitiva poco conceptual. ..... . IV. —Cémo se adapta a los nuevos procedimientos o instrumentos cuan- do ella los adopta. .......... ut CAPITULO DECIMOTERCERO LOS PRIMITIVOS ¥ LOS MEDICOS EUROPEOS L—Ingratitud aparente de los primitivos, con respecte a los euidados de Ios blancos. — Quieren ser pagados por naberlos aceptado. .. TL.—La accién de los remedios debe sor inmediata, la curacién instan- ténoa o al menos rapida. — Aversiéa por la permenencia en el hospital o entre los blaneos. ... LIT. Antloga ingratitud por otros servicios briniados por los blancos. — Pedidos de indemnizacién inexplicables en apariencia. — Por qué 98 ereen con derecho a exigirlos. CAPITULO DECIMOCUALTO CONCLUSION I.—Lo mentalidad primitiva, egencialmente mistica, — Diftcultad do captarla y expresarla mediante nuestros idiomas eonceptuales « ‘I.— Como so representan los primitivos la causalidad. — Por ejemplo, Jas eausas del embarazo y la concepeisn. .. ILL. Habilidad practica de los primitivos en ciertos easos. — Su inge- nio, sa destrezn. — Cémo so explican sin recurrit a las operacio- nes intelectuales, Indice de términos ... Indice general .. 458 377 319 388 398 397, 403 408 416 TRATADOS FUNDAMENTALES [- LA MENTALIDAD PRIMITIVA, por Lucien Levy-Bruhl, (trabajo de L'ANNEE SOCIOLOGIQUE). IL- LAS ETAPAS DE LA FILOSOFIA MATEMATICA, por Leén Brunschvieg (en prensa). IlL- LA CIENCIA DE LA LOGICA, por G. HH. Hegel, (en pre- paracién). Cap{TULO DECIMOCUARTO CONCLUSION Del andlisis de los hechos que preceden, y que facilmente po- drian ser confirmados por muchos otros, resulta, una vez mas, que Ja mentatidad primitiva es esencia!mente mistica. Este cardcter fun- damental impregna toda su manera de pensar, de sentir y de obrar. Aqui se origina la extrema dificultad de comprenderla y seguirla en sus pasos. A partir de las impresiones sensibles, que son semejantes para los primitivos y para nosotros, hace un desvio y se encamina por rutas que nosotros no tomamos. Pronto nos sentimos descon- certados. Si tratamos de comprender por qué los primitivos hacen © dejan de hacer tal © cual cosa, a qué preocupaciones obedecen en un caso dado, las razones que los constrifien a respetar una costum- bre, tenemos muchas probabilidades de equivocarnos. Encontrare- mos una “explicacién"’ que seré mis o menos veros{mil, pero falsa neve veces de cada diez. Las ordalias africanas son un ejemplo de lo que afirmamos. Interpretarlas como teniende pot motivo descubrir un culpable, ver aqui una especie de procedimiento judicial, por analogia con los juicios de Dios de la Edad Media, 0 con las ordalias de la Grecia antigua, de las que estén sin embargo menos alejadas, es condenarse a no comprendet nada, y a extasiarse, como Io hacen tos misioneros del Africa occidental o austral desde hace siglos, ante el absurdo insondable de los pobres negros. Pero si entramos en ta manera de pensar y sentir de los indigenas, si nos remontamos a las repre- sentaciones colectivas y a los sentimientos de donde derivan sus ac- tos, su conducta nada tendr4 de absurda. Serd por el contrario, su Jegitima consecuencia. Desde su punto de vista, la ordalia es una especie de reactivo, unico capaz de descubrir el poder maligno que hha debido encarnarse en uno o més miembros del grupo social. Unicamente esta prueba tiene Ia virtud mistica necesaria para des- truir ese poder, o por lo menos ponerlo fuera de la posibilidad de dafiar. So pena de ver multiplicarse las desgracias y las muertes, los indigenas entonces no pueden renunciar a ello a ningtin precio: los reproches de los blancos les parecen tan fuera de Iugar como su 425 LUCIEN LEVY-BRUHXL propia manera de obrar parece a Los blancos poco razonable, tanto que aquéllos no han podido descubrir las razones. . Menos tragico, pero no menos caracteristico es el malentendid que hemos analizado, con respecto a los cuidados médicos que los primitivos reciben de los europeos. Para disiparlo. es preciso haber desprendido Ia idea que Tos indigenas se hacen de la enfermedad y de la curacién, de los remedios y del régimen que los “docton blancos’’ les prescriben, las consecuencias 2 que se exponen some, tiendose a ellas, eteétera; es necesario haber buscado, en ly vaiz de estas representaciones tan distintas de las nuesteas, fa concepcion del todo mistica de la partici i pacién y de Ia causalidad 4 fondo de la mentalidad primitiva. Ae GS eal en sroous ides itlentendides de este ginero, que debieron producirse cuentemente, hubiesen sido sefalados con cuidado por los pri meros blances que vivieton en contacto con los indigenas, oncom, traziamos alli precosos datos para el estudio quo hemos tratado de acer aqui, Pero esto casi no fa sido hecho, y Ia ozasion esta itre mediablemente perdida, Los primeros eueopeos que estuvieron relacién continua con las sociedades peimitivas tenian otras maravi_ Nas que observar antes que detenerse en ver cémo peneban y son, tian los indigenas, y relatar exactamente 1o que bubieran recogide, Y atin si se bubiesen impucsto esta gran tarea, delicada y complicada, 0 la hubieran podido Hevar a cabo. En efecto, el éxito en semejante materia exige un conocimiento preciso de la lengua de los indigenas, No basta haberla adquirido lo suficiente como pata entendene sin dificuttades con ellos en las transacciones corrientes, pata comuni, carles descos u drdenes, © para recibir informaciones references a in Vida data. Es necesacio todavia algo mas: estas lengnas peimitivas son a menudo de una complejidad gramaticl y de una riqueza ds cabulatio sorprendentes, y de un tipo muy distinto del indo, europeo o del semitico, a los que estamos acostumbrados. Para percibir los matices de las representaciones indigenas, a veces des concertantes para nosotros, para comprender como se relacionan unos con cttos ea Los mitos, en los cuentos, en los ritos, seria indispen. sable todavia dominar el cardcter y detalles de Ia lengua, JEn cudntos casos hia sido cumplida esta condicin, aunque no fuese mis que a En nuestras relaciones con fos indigenas — dice un adminis: trador inglés, con respecto a los papaes de Nueva Guinea que todavia no habian visto nunca europeos,——Ia mayor dificultad oat de hacerles comprender el sentido exacto de lo que se les decia, ¥ captar el sentido exacto de lo que ellos deciaa.” (") Las dos men- CO) Annual Report, Papua, 1911, p. 128, 426 LA MENTALIDAD PRIMITIVA talidades que se encuentran json tan extrafias una de la otra, sus habitos tan distintos, sus medios de expresion tan diferentes! El europeo practica 1a abstraccién casi sin pensar en ella, y las opera- ciones [égicas simples se Jes hacen tan faciles gracias a su lenguaje que casi no les cuestan ningun esfuerzo, Entre los primitivos el pensamiento y ef Ienguaje son de caricter casi exclusivamente con- creto. “El método de razonamiento de los esquimales, dice un buen observador. da la impresin de sex muy superficial. porque no estan acostumbrados a seguir, por poco que sea, lo que nosotros denomi- namos una serie definida de razonamientos, relacionados con un objeto tnico. En otros términos, su pensamiento no se eleva a abstracciones o a f6rmulas légicas; se teduce a imagenes observadas y a situaciones que se suceden siguiendo leyes que nosotros seguimes dificaltosamente.” (2) En una palabra, nuestra mentalidad es sobre todo “conceptual” y la otra no lo es. Es en extremo dificil, sino imposible para un europeo, aun cuando se dedique a ello, y aun poseyendo la lengua de los indigenas, pensar como ellos, aunque patezca hablar como ellos. Cuando los observadores escribieron acerca de las instituciones. as costumbres, las cteencias que tenfan a la vista, se servian— {po- dia ser de otra manera? — de conceptos que les parecian corresponder a la realidad que trataban de poner de manifiesto. Pero precisa- mente porque eran conceptos, rodeados de la atmésfera lagica propia de la mentalidad europea, la expresién deformaba fo que pretendia ofrecer. Traduccién equivale a traicién. Los ejemplos se presentan en cantidad. Para designar al ser, o mas bien a los seres invisibles que constituyen. con su cuerpo, la personalidad del primitivo, casi todos los abservadores han empleado la palabra “alma”. Sabemos las confusiones y los errores engendrados por la utilizacién de un concepto que los primitivos no poseen. Toda una teoria, en otros tiempos may en boga, y que tiene ain hoy un cierto numero de partidarios, reposa sobre e! postulado implicito de que un concepto "glma” o “espiritu’”, semejante al nuestro, existe entre los primi- tivos. Otro tanto para las expresiones de “familia”, “matrimonio”, “propiedad”, eteétera. Los observadores debieron servirse de ellas para describir instituciones que presentaban analogias, sorprenden- tes, con las nuestras. Por Jo tanto, ain aqui, un estudio atento muestra que las representaciGnes colectivas de los primitives no entran sin falsearse en el cuadro de nuestros conceptos. ‘Atengimonos a un ejemplo simple que no exige extenso analisis. Los cbservadores denominan corrientemente con la palabra “mone- da’ las conchas de que se servian los indigenas para sus intercam- (2) HL P. Steensby. Contributions to the Ethnology and Anthropology of the Polar Eskimos. Meddelelser om Grocnland, XXXIV, (1910), p. 374 427 LUCIEN LEVY-BRUUAL bios, en_algunas regiones, la Mefanesia entre otras. Recientem Richar Thurnwald ha puesto en evidencia que este Muschelgold (dinero en conchas) no corresponde exactamente a Io que nosorn denominamos “moneda”, Para nosottos se trata de un interme. diario (metal o papel, poco importa aqui) gue hace posible el cane de un objeto cualguicea por otro. Es un instrumento universal de cambio. Pero los melanesios no tienen un concepto genetal de ects especie, Sus representaciones son mds concretas. Los indigenas de las islas Salomon, como sus vecinos, emplean las conchss part sus adquisiciones, pero siempre con una especificacién muy definida, ‘Esta moneda, escribe Thurnwald, sirve esencialmente para dos fines principales: 1°) Pata procurarse una mujer (en matrimonio) + y 2°) Para adquirir aliados para guerreac y pagar Ia compensacion debida por los muertos, por simple asesinato 6 en un combate, ‘Comprendemos por esto que la “moneda” no sirve, habland con propiedad, para fines econémicos, sino que esti destinada al cumplimiento de ciertas funciones sociales. Los fines atribuidos ma arriba a la moneda nos hacen comprender por qué es e! jefe ante todo quien debe proccuparse en acumular y conservar un tesoro en monedas de concha, Guarda sus “fonds” en compartimientos etpe- ‘ales... y Ie sirven, por ejemplo, para préstamos que é hace as gente cuando quieren comprar una mujer... La moneda de conchas finas sirve también “como adorno”. Al lado de esta moneds los brazaletes desempefian también un papel importante en Buin como alot, Se los trae de Choiseul... Otro representante Valor es el cerdo, que sive para diveton payos, sobre todo para tos umerosos que estin obligados a ofrecer en distintas cir. En cuanto a fas transacciones comerciales propiamente dichas no parece que una moneda cualquiera, ni tampoco la moneda de conchas, sea empleada, Se procede por trueque, pero estos trueques son detetminados, y por lo mismo reglados. “En especial, dice Thus, wald, en el trueque de mercancias contra mercancias, ciertos objetos determinados no pueden ser trocados sino por otros determinados por ejemplo una lanza por un brazalete, frutas por tabaco. cerdos por cuchillos. Truecan gustosos objetos que son adecuados, los unos y los otros para ser consumidos: asi los taro 0 cocos por tabaco 0 = , azmas por adornos (lanzas por brazalets © perl de vidrio), et No seguimos mds alla con ta interesante descripcién que da Thurnwald de la vida econémica de fos indigenas de las islas Sa. foméa. Lo que hemos citado basta para hacer ver que nuestro con- (8). Thurnwald, Fo 2 i nets, wR, TRUENWA. Rorschungen auf dem Blomark-Archipel snd den Salomon LA MENTALIDAD PRIMITIVA cepto de “‘moneda’’ no corresponde sino muy imperfectamente a la “moneda de conchas” que aquéllos emplean. Por consiguiente si se- guimos diciendo que poseen tal “moneda”, no tenemos sino una idea vaga e inexacta, Pero un estudio atento y minucioso de los fines especificos para los que sirve la moneda de conchas nos con- duce a un conocimiento mas profundo de algunas instituciones. y al micmo tiempo nos permite comprender mejor Ia mentalidad de esos indigenas, que no proceden por conceptos generales abstractos, y que, a falta de fo que nosotros llamamos “moneda”, organizan canjes de objetos determinados por otros objetos también deter- minados. ‘Trabajo critico semejante podria aplicarse a los demas concep- tos abstracts de que se han servido los observadores de las socie- dades primitivas para expresar las representaciones colectivas de los primitivos, y describir sus instituciones. ‘Asi, por una especie de necesidad inhetente a fa naturaleza mis- ma de las cosas, es decir, a la profunda diferencia de mentalidades y lenguas, la mayor parte de los documentos de que dispone la cien- cia para el estudio de la mentalidad primitiva no pueden ser utiliza- des, sino con grandes precauciones, y luego de haber sido sometidos a una critica profunda. De toda buena fe, los primeros observadores, teligioscs 0 laicos, deformaron y falsearon, casi siempre las institu- ciones y las cteencias que relataban, por el solo hecho de que, sin desconfianza, se servian para hacerlo de conceptos que les eran fami- iares. Los que vinieron después de aquéllos procedieron de igual ma- nera, pero con esta cireunstancia agravante: que las instituciones y las cteencias de fos ptimitivos ya habian sido contaminadas por el contacto con los blancos, y que su mentalidad como su lengua esta- ban amenazadas por una descomposicién mas o menos rapida. Por otra parte, dénde buscar los datos indispensables sobre esta men- talidad, sino en los escritos de aquellos que vieron de cerca los pri- mitivos, que vivieron cerca o con ellos, que asistieron a Ia rutina cotidiana de su vida y a las ceremonias de su culto, si es que lo tenian organizado? La ciencia no tiene otros datos a su disposicisn. Su inevitable imperfeccién, lo excesivo y lo demasiado poco que dicen, casi bastaria para explicar la lentitud de esos progresos y ¢l caracter a menudo precario de los resultados obtenidos hasta aqui. Por lo tanto esta dificultad no es irremediable. Se vuelve a en- contrar, con mayor o menor gravedad, en tedas las ciencias cuyos materiales consisten en testimcnios, y las reglas, hoy bien estable- cidas, de la critica, externa e interna, se aplican a los documentos etnogedficos con Ia mirma eficacia que a los otros. Por otra parte, a medida que el andlisis de la mentalidad primitiva progresa. y llega 2 resultados que podemos tener por adquiridos, el investigador dis- LUCIEN LEVY -BRUGAY pone de criterios mis mi i valor de los testimonios, antigues » ei qué es fo que debe desec uno de ellos. En fin, un ; guros para contrasta; rt ntiguos © recientes: sabra discernir mejoe at y qué es lo que puede aceptar de cada so de ellos. un conocimiento satisfactorio de los caractene ja mentalidad de los primitives da lugar a un estuaae ‘udio mis prof 4 i Profundo y muis riguroso de sus instituciones. Esta primers etapa, una vez superada, hi i . , hace las siguientes sino fa por lo menos, mas faciles de abordar, {aces de cecorer, 430 eg La mentalidad primitiva, como la nuestra, se preocupa por las causas de lo que ocutre. Pero no las busca en la misma direccién. Vive en un mundo donde innumerables potencias ocultas siempre presen- tes, estin obrando constantemente o listas para obra. Como hemos visto en Ia primera parte de este libro, todo hecho por poco singu- lar que sea, es tomado al momento por una manifestacién de una © muchas de ellas. ;Liueve en un momento en que fos campos te- nian gran necesidad de agua? Es porque los antepasados y {os espiri- tus del lugar estan satisfechos, y testimonian asi su buena voluntad. Si la sequia persistente quema las cosechas y hace morir los gana- dos, ;quizas haya sido violado un tabii?, o bien un_antepasado se juzgue ofendido, y sea necesario apaciguar su célera. De igual medo. ninguna empresa tendra éxito sin el concurso de potencias invi bles, No partiran para la caza o la pesca, no se pondrin en campa- fia, no comenzaran a cultivar un campo o a edificar una casa, si los presagios favorables no han aparecido, si los protectores misticos del grupo social no han prometido formalmente su ayuda, si los mismos animales que quieren agarrar no lo consienten, si las redes y lazos no han sido consagrados y revestidos de virtudes magicas. ec. En una palabra, el mundo visible y el mundo invisible forman un todo, y los acontecimientos del mundo visible dependen a cada instante de las potencias del otro. De aqui, el ugar que tienen en la vida de los primitivos, los suefios. los presagios, la adivinacién bajo mil for- mas diversas, los sacrificios, los encantamientos, las ceremonias ri- tuales, fa magia. De aqui, 1a costumbre de despreciar [o que nosctros Hamamos las causas mediatas, y prestar toda la atencién a las cau- sas misticas, tinicas verdaderamente eficientes. Un hombre sucumbe a una enfermedad orgénica, a la picadura de una sezpiente, os aplastado por Ja caida de un drbol, devorado por un tigre 0 un coco- drilo, no es para {a mentalidad primitiva, la enfermedad, o la ser- piente, o el Arbol, o el tigre o el cocodrilo quien lo ha muerto. Si perecid, es sin duda porque un hechicero lo habia “‘condenado” (doomed) y “‘librado”. El aebol, el animal homicidas no ban sido 431 bu CmIeEeN LEV Y-BRUHOL mas que instrumentos. A falta de uno, otro hubiese desempefiado el mismo papel. Son, como quien dice, intercambiables, segun el deseo de la potencia invisible que los ha empleado. Para espiritus orientados de esta manera, no hay hecho pura- mente fisico, Ninguna pregunta relativa a los fenémenos de la natu- raleza se plantea entonces para ellos como para nosotros. Cuando queremos explicarnos uno, buscamos en la misma serie de los fend- menos, las condiciones necesarias y suficientes. Llegarlos a determi- nar es Io Gnico que nos proponemos. El conocimiento de la ley nos satisface. La actitud del primitivo es muy distinta. Quizds haya no- tado los antecedentes constantes del hecho que fe interesa, y para actuar, tiene muy en cuenta sus observaciones. Pero la causa real la buscard siempre en el mundo de las potencias invisibles, mas alla de Jo que nosotros denominamos la naturaleza, en lo “metafisico” en el sentido literal del términc, En pocas palabras nuestros problemas no son los suyos, y los suyos nos son extraftos. Esta es la razén por fa cual preguntarse qué solucién dard a uno de nuestros problemas, imaginarse, y pretender extraer las consecuencias que expliquen tal © cual institucién primitiva seria meterse en un callején sin salida. __ Asi James Frazer creyé apoyar una teoria del totemismo sobre Ia ignorancia en que estarian los primitivos acerca del proceso fisio- logico de la concepcién. Muchas discusiones se iniciaron entonces sobre la cuestion de saber como se representan ellos la funcién de la reproduccién en el hombre, y qué idea se hacen del embarazo en las sociedades ms bajas. Pero quizds no sea del todo inétil examinar de antemano una cuestién preliminar: jet problema de la concep- cién, se presenta para la mentalidad primitiva, en términos que per- mitan_a estas discusiones ser decisivas? Orientada como Io esta, podemos afirmar, sin temor de errar, que si su atencién se detiene sobre el hecho de la concepcién, no son sus condiciones fisiolégicas las que examina. Que las conozca o que las ignore mas o menos, poco importa, puesto que en todo caso las desprecia, y busca la causa en otra parte, en el mundo de las fuerzas misticas. Para que fuese de otra manera, seria preciso que este hecho, ttnico entre todos aquellos que la naturaleza le presenta, fuese considerado desde un punto de vista distinto de tos demas. Se- ria, en este caso, una excepcién tinica, tomaria una actitud desacos- tumbrada, preocupindose repentinamente de las causas mediatas. Na- da no: lo hace pensar. Si a los ojos de los ptimitivos, la muerte no es jamds “natural” se sobreentiende que el nacimiento tampoco lo es nunca, y por las mismas razones. ___ En efecto, atin antes de toda relacién con Jos blancos, los pri- mitivos, —— australianos por ejemplo— habian observado algo con tespecto a las condiciones fisioldgicas de la concepcién, y en particu- 432 LA MENTALIDAD PRIMITIVA tar el papel del acto sexual. Pero en este caso como en tantos otros, lo que nosotros denominamos causas mediatas. los antecedentes ne- cesatios y suficientes, segiin nosotros, son a sus ojos completamente secundarias; la causa verdadera es de esencia mistica. Aunque hubie- sen observado que un nifio no nace sin que haya tenido lugar la fecundacién, no extraerén de aqui la conclusion que nos parece na- tural. Persistir’in en creer que si una mujer esta embarazada es por- que un “espirita’’ — en general el de un antepasado que espera ser reencarnado y que se encuentra actualmente en resetva por nacer — ha entrado en eta, lo que bien entendido implica que pertenece al clan, bajo el clan y totem que corresponde a ese espiritu. Entre los arunta, las mujeres que tienen temor de un embarazo, si son obliga- das a pasat por el paraje donde se encuentran los espiritus candi- datos a a vida terrestre, lo hacen. con toda rapidez, y tomando to- das las precauciones posibles por impedir que alguno entre en ellas (4). Pero Spencer y Gillen no dicen que se abstengan de toda relacién sexual, Estas no serian seguidas por la concepcida sino en e! caso de que el “‘espiritu’” penetrase en la mujer. En San Cristébal, en las islas Salomén, jes conocida Ia causa fisiclégica de la concepcién?, se pregunta Fox. En el momento ac- tual probablemente lo sea, responde. Si se pregunta a los indigenas por qué tienen la costambre de enterrar vivo al primogénito del matrimonio, casi siempre responden que es porque verosimilmente, este nifio no es del marido, sino de otro hombre. Pero hay cierto ntimeto de hechos a favor de otra hipétesis. Dicen que el embrién es colocado en las entrafias de la mujer por un adaro llamado Hau- di-Ewavi, que vive sobre una montafia en Guadalcanal (Marau Sound en Guadalcanal es el estrecho donde van a patat los espi- ritus de los muertos después del deceso) o por Kauraha, un espiritu serpiente” (5). Las dos hipétesis no se excluyen. Los insulares de San Cristébai pueden haber aprendido de los blancos, u observado por si mismos, Ia estrecha relacién del acto sexual con la concep- cién: no por ello dejan de considerar que la causa real sélo puede ser mistica, el acto de un espiritu que se decide a entrar en cierta mujer. En muchas sociedades primitivas. particularmente entre mu- chas antes, Ia esterilidad de la esposa es una verdadera calamidad, y basta para provocar fa ruptura del matrimonio. En virtud de una participacion bien conocida, que hemos sefialado mas arriba, Ia plan- tacién de un hombre que tiene una mujer infecunda esta amenazada de esterilidad: entonces es necesario que se divorcien. Siempre fa es- (4) Spencer y Gillen. The native sriber of Central Australia, p. 125. (3) G. E. Fox. Social organisation in San Cristébal, J. A. L, XLIX (1919), p. 119. 433 Lu cCtIEN LEVY-BRUHL terilidad es considerada como inherente a la mujer. Sin embargo, los indigenas no ignoran el rol fisiolégico del acto sexual. Pero como no hacen depender del mismo el embarazo, no imaginan que la falta de concepcién pueda deberse al macho. Proviene seguramente de una causa mistica, es decir, porque ningun espiritu-nifio consiente en reen- carnar entrando en esa mujer. Esta, a quien su esterilidad desespera, no cree poder curarse sino suplicando a los antepasados y a las po- tencias invisibles para hacerlos favorables, y multiplica las ofrendas y los sacrificios. Esta actitud de la mentalidad primitiva hace dificil conocer qué es lo que se representa una tribu dada acerca de la cuestion que nosotros denominamos las condiciones fisiolégicas de la concepcidn. Puesto que no se detiene sobre esto, porque no es lo que les im- porta, pueden no tener una idea clara, y no saber exactamente qué es lo que piensan acerca de esto, puesto que su atencién no se ha detenido sobre ello. Algunos grupos sociales tendrin sobre este punto tradiciones algo mas precisas que las de sus vecinos, sin que pueda inferirse nada de esta diferencia. Los testimonios de los ob- servadores podran ser discordantes, y sin embargo veridicos, Por la misma razon, esta mentalidad se muestra a menudo, como sabe- mos, indiferente a 1a contradiccién, admitira a la vez que el acto sexual es la condicién ordinaria de la concepcién, y que la concep- cién tiene lugar sin el acto sexual. La Lucina sine concubitu puede ser excepcional: nada tiene de extraordinario en si. Si un espiritu entra en una mujer, durante un suefo, por ejemplo, ella debe haber concebido, el nifio naceré. Los cuentos, las leyendas, los mitos estan Henos de hechos de este género, sin que la mentalidad primitiva encuentre aqui motivos para sorprenderse. No se puede concluir de esto que ignore el papel del acto sexual, sino mas bien que aunque no lo ignorase, 0 tuviese de ello un conocimiento mds o menos vago (%), no cree que dependa de él verdaderamente la concepei n. (9) Entre Jos azande del alto Congo, “las ideas concernientes a la conce ciéa son muy extrafias -—— por lo menos para el euiopeo. Creen que los elementos el feto no son depositados de una sola vez, sino por muchas fecundaciones sucesi- vas del ovario, prolongindose un certo mimero de dias.” Harold Reynolds. Notes on the Azande tribe of the Congo. Journal of the Ajtican Society, XI, 1904, p. 239. La misma representacién se vuelve a encontrar entze los papues estudiados por Landtran; “Si se desea tener un hijo, el marido dehe cohabitar regularmente con sa mujer, hasta que el nifio esté concluido.” The folk sales of sbe Kiwai Papuans. Acta sociesatis scientiarum fennicoe, XLNIL, p. 460 (nota). 434 U1 En presencia de los fenémenos de [a narturaleza, la mentalidad primitiva no se plantea las mismas preguntas que nosotros, y quizis ni se las hace. ‘Estas tribus salvajes, dice un explorador hablando de los sakais de Sumatra, no sienten sino una necesidad de causali- dad extremadamente débil... No reaccionan sino ante las impresio- nes mas fuertes y las mas inmediatas . (7). “Necesidad de cau- salidad”’ significa aqui “vivo interés’’ por les hechos que se pro- ducen a su alrededor. Esta aparente apatia y torpeza intelectual han sido sefialadas a menudo en las sociedades mas bajas particularmente entre ciertas tribus de la América del Sur. Conduce facilmente a con- clusiones inexactas sobre la mentalidad primitiva en general. Si que- remos evitar este error, es preciso no buscar en esas sociedades, ya sean inferiores o de un grado mas elevado, una ‘‘necesidad de causa- lidad” del mismo tipo que fa nuestra. Como se infiere de los he- chos y de fas instituciones analizados en Ia presente obra, ellos tie- nen la suya, que les es propia, y que escapa facilmente a los ob- servadores demasiado apresurados, o prevenidos. Esta mentalidad, esencialmente mistica y prelégica, va hacia otros qbjetos y por otros caminos que nuestros espiritus. Basta ver la importancia que han tomado a sus ojos [a adivinacién y Ia magia. Para seguirla en sus pasos, para desprender de aqui los principios, es necesario, por asi decitlo, violentar nuestros habitos mentales, y plegarnos a los su- yos. Esfuerzo casi imposible de sostener, y a falta del cual, sin em- bargo, esta mentalidad corre el riesgo de seguir siendo ininteligible para nosotros. Ademas de la tendencia casi irreprimible que tenemos, a pe- sar nuestro, a concebirla sobre el tipo de la nuestra, es otro fac- tor el que contribuye a ccultarnos sus caracteres propios, En la prictica, los primitivos persignen, para vivir, fines que comprende- mos sin dificultad, y vemos que para alcanzarlos proceden poco ms 0 menos como Io hariamos nosotros en su lugar. Por el hecho de que, en esas circunstancias obren como nosotros, estamos tenta- (7) Mesckowski. Auf neuen Wegen durch Sumatra, p. 90. 435 LucilEN LEVY.BRUEL dos de concluir inmediatamente, sin mayor informacién, que sus operaciones mentales son, en general, semejantes a las nuestras. Solo tuna observacién y un anélisis mds’ atentos nos hacen percibie las diferencias Las funciones mentates en las sociedades primitivas han inten- tado mostiar cémo ta mentalidad primitiva, a menudo indiferente a la contradiccidn, es sin embargo muy capaz de evitarla, cuando las necesidades de [a accién lo exigen (*}. De igual modo, los primi. tivos que no tienen ningiin interés aparente acerca de las relaciones causales mas evidentes, saben muy bien utilizarlas para procurarse lo que les es indispensable, por ejemplo, fa alimentacién © tal o cual instrumento. En efecto, no existe sociedad por baja que sea, donde no se encuentre alguna invencién, algtin procedimiento de industria o de arte, alguna fabeicacién que admirar: piraguas, alfa. reria, cestas, wjidos, ornamentos, eteétera. L.os mismos hombres que casi desprovistos de todo, parecen estar situadcs en lo inferior de la escala, obtienen en la produccida de ciertos objetos resultados de una delicadeza y de una exactitud sorprendentes. El australiano sa. bra tallar_ sus boomerangs. Los bosquimanos y papties se revela. rin artistas en sns dibujos. El melanesio encontrard para sus tram- pas de peces los dispositivos mas ingeniosos, etcétera, Los trabajos, en curso de realizacién, acerca de Ia tecnologia de los primitivos, nos ayudarin sin duda eficazmente para deter. minar los estados del desarrollo de su mentalidad. Desde ya, y aun- que el mecanismo de la invencién, poco conocido ea nuestras socie. dades, lo sea menos todavia para aquéllas, nos esta permitido formu. lar una observacién general. El valor excepcional de ciertas obras 0 de ciertos procedimientos de los primitivos, que tanto contrastan con Ia tosquedad y el cardcter rudimentatio del resto de su cultura, no es el fruto de la reflexién ni del razonamiento. Si asi fuese. no se constatatian tales disparidades, y esta herramienta universal [es hubiese rendido el mismo servicio mas de una vez. Es una especie ¢e intuicién la que ha guiado su mano, conducida ella misma por una observacién aguda de objetos que presentan para ellos un par- ticular interés. Esto basta para ir lejos. La delicada disposicién de un conjunto de medios apropiados al fin perseguido no implica necesariamente la actividad reflexiva de fa inteligencia, ni la pose- sién de un saber capaz de andlisis, de generalizacién, y de adapta- cién a los casos imprevistos. Esto puede ser simplemente una habi- lidad prictica, formada y desarrollada por el ejercicio, conseevada por él, y bastante comparable a la de un buen jugador de billar, que, sin saber una palabra de geometria ni de mecinica, sin tener (8) Les fonctions menzales dans les soviétés inférieures, p. 79. 436 LA MENTALIDAD PRIMITIVA accesidad de reflexién, ha adquicido Ia intuicién rapida y segura del movimiento a ejecutar, en una posicién dada de las bolas. De la misma manera podriamos informarnos sobre la malicia y fa sagacidad de que dan prueba los primitives en diversas cir cunstancias. Por ejemplo, segin von Martius, los indios de las tri- bus més atrasadas de! Brasil saben distinguir todas las clases y tam- bién las variedades de palmeras, y tienen un nombre para cada una. Los australianos reconocen [as huellas individuales de los pasos de cada miembro de su grupo, etcétera. En ef orden motal, se alaba a menudo la natural elocuencia de los indigenas en gran ntimero de sociedades, la riqueza de argumentos que despliegan en sus con- versaciones. y la habilidad de ataque y de defensa en sus respues- tas, Sus cuentos, sus proverbies, testimonian a menudo una obser- vacion fina y maliciosa; sus mitos de una imaginacién fértil y a veces postica. Todo esto ha sido seftalado muchas veces por obser- vadores que por cierto no estaban prevenides a favor de estos “salvaies"’. Cuando los vemos de este modo, como nosotros, y 2 veces mejores que nosotros, fisonomistas, mosalistas, psicélogos (en el sentido prdctico de estas palabras), tenemos dificultad en creer que puedan ser, desde otros puntos de vista, enigmas casi indescifrables, y que profundas diferencias separen nuestra mentalidad de la de allos. Fijémonos, sin embargo, en que los puntos de semejanza nos flevan siempre a aquellos en que los modos de actividad mental en que los primitives, como nosotros mismos, proceden por intuicin directa, aprehension inmediata, interpretacién répida y casi instan- tinea de lo que es percibido: si se trata, por ejemplo, de leer sobre el rostro de un hombre seatimientos que quizas no se confiese a sf mismo, buscar palabras que hagan vibrar la cuerda secreta que se quiere tocar, buscar el ridiculo de wn acto o de wna situacién, etcé- tera. Estan guiados aqui por una especie de perspicacia o de tacto. La experiencia lo desarrolla y lo afina, y puede Megar a ser infalible, sin tener nada de comin con las operaciones intelectuales propia- mente dichas. Desde que ellas entran en juego, las diferencias entee Jas dos mentalidades estallan, tan sorprendentes, que estamos tenta- dos de exagerarlas en sus rasgos. Desconcertado, el observador que ayer estimaba la inteligencia del primitivo virtualmente igual 2 la de todo otro hombre, lo tachard ahora de increible estupidez, vién- dolos incapaces del razonamiento més simple. La solucién del enigma esti en el cardcter mistico y preldgico de la mentalidad primitiva, En presencia de las representaciones co- lectivas con que se expresa, de las prerrelaciones que la encadenan, de las instituciones en que se objetivan, nuestro pensamiento 16- gico y conceptual se siente insatisfecho, como ante una estructura 437 Lucire wN LEVY-BRUHEL que le es extrafia y aun hostil. En efecto, el mundo en que se des- envnelve la mentalidad primitiva no coincide sino parcialmente con el nuestro. La red de las causas mediatas, que pata nosotros se ex- tiende hasta el infinito, queda en la sombza y pasa desapercibida, mientras que los poderes ocultos, las acciones misticas, las partic paciones de todas clases se mezclan a los datos inmediatos de la pereepeidn, para constituir un conjunto donde Jo real y el mas all se confunden. En este sentido, su mundo es mas complejo que mues- tro universo. Por otra parte es [inito y cerrado. En las representa- ciones de la mayoria de los primitivos, 1a boveda celeste reposa como una campana sobre la superficie Hana de la tierra 0 del océano. El mundo termina asi con el cizculo del horizonte. El espacio es mas bien sentido que concebido por ellos, sus direcciones estan He- nas de cualidades, y cada una de esas regiones, como ya lo hemos visto (*), participa de todo lo que alli se encuentra habitualmente. La representacin del tiempo, sobre todo cualitativa, permanece va~ gai casi todas las lenguas primitivas son tan pobres ea medios para expresar las relaciones del tiempo, como ricas para expresar las re- laciones espaciales. A menudo el acontecimiento futuro es conside- rado como cierto, y les provoca una fuerte emocidn y es sentido co- mo ya presente. En este mundo cerrado, que tiene por consiguiente su espa- cio, su causalidad, su tiempo, algo diferentes de los nuestros, las so- ciedades se sienten solidarias con los otros seres 0 conjunto de se- res visibles e invisibles, que lo habitan con ellos. Cada grupo so- cial, segiin sea némade o sedentario, ocupa un territorio mas o me- nos extenso, cuyes limites por fo general son netamente fijados por ellos y sus vecinos, No son solamente los duefios, con derechos ex- clusivos, por ejemplo, para cazar o para recoger los frutos. El suelo les “‘pertenece”” en el sentido mistico de la palabra, una relacién mistica Tiga sus vivos y sus muertos a las potencias ocultas de toda clase que pueblan la tierra, quienes les permiten vivir en ella y que no tolerarian, sin duda, la presencia de ningin otro. Asi como en virtud de una participacién intima, quien ha estado en contacto inmediato y constante con un hombre — sus vestidos u ornamen- tos, sus armas, su ganado—es este hombre mismo, y ésta es la razén por la cual, cuando muere, a menudo no pueden pertenecer a ningiin otro, y lo acompaiian en su nueva condicién; otro tanto, Ia porcién de tierra donde vive un grupo humano es este grupo mismo. No sabria vivir en otra parte, y cualquier otro grupo que quisiera apoderarse de él y establecerse alli, se expondria a los peo- res peligros. Vemos asi, entre tribus vecinas, confictos y guerras motivados por incursiones, “raids’’, violaciones de territorio, pero () CE, capitulo VII. 438 LA MENTALIDAD PRIMITIVA no por conquistas propiamente dichas, Destruirin wn grupo exemi- go. peto no se anexarin su tierra. {Para qué, si van 2 enco=trar 11 1a temible hostilidad de Tos “espiritus” de toda clase. y de las especies animales y vegetales de que son duefos. y que sin cada wengarian a los vencidos? Aqui no podrian vivir, y estarian 33° ros de morir. Quizis falte ver, en estas relaciones de participesion esencial local entre un grapo o ua subgrupo bumano y tal ¢ seal especie viviente, una de las faices principales de lo que Uams= ico. oP te eo ode este ensedo de participaciones y de exclusicnes misticas, las representaciones que el individvo tiene de si mismo, vivo, muerto ¥ del grupo al que “pertensee”, no se parecen sine vagamente a ideas o a concepciones, Son seatidas y vividas més au pensadas. Ni su contenido, i sus relaciones estin sometidas rz2t9- Samente a Ja ley de fa contradiccién. Por consiguiente ni el yo i2di- vidual, ai el grupo social, ni el mundo ambiente, visible e invisle. estin todavia “definidos” en estas representaciones eolectivas

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