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Queremos presentar nuestra nueva publicación llamada
(Hoja Sanitaria) en honor a una de las primeras iniciativas
de autogestión de la salud en Chile, tras cumplirse casi un
siglo desde su primera circulación en junio de 1924 por el
comité sanitario dependiente de la IWW (Industrial Workers
of the world). Un periódico que trataba de construir
referencias para la educación de los obreros en materia
de salud. Y que hoy reaparece por el grupo de salud e investigación
de la SDA – Salud antiautoritaria quien pretende actualizar y
propagar los ideales en contra el aparato sanitario dominante,
su mercantilismo y totalitarismo. De igual forma se distribuirá
gratuitamente a todas las comunidades anarquistas.
Queremos presentar nuestra nueva publicación llamada
(Hoja Sanitaria) en honor a una de las primeras iniciativas
de autogestión de la salud en Chile, tras cumplirse casi un
siglo desde su primera circulación en junio de 1924 por el
comité sanitario dependiente de la IWW (Industrial Workers
of the world). Un periódico que trataba de construir
referencias para la educación de los obreros en materia
de salud. Y que hoy reaparece por el grupo de salud e investigación
de la SDA – Salud antiautoritaria quien pretende actualizar y
propagar los ideales en contra el aparato sanitario dominante,
su mercantilismo y totalitarismo. De igual forma se distribuirá
gratuitamente a todas las comunidades anarquistas.
Queremos presentar nuestra nueva publicación llamada
(Hoja Sanitaria) en honor a una de las primeras iniciativas
de autogestión de la salud en Chile, tras cumplirse casi un
siglo desde su primera circulación en junio de 1924 por el
comité sanitario dependiente de la IWW (Industrial Workers
of the world). Un periódico que trataba de construir
referencias para la educación de los obreros en materia
de salud. Y que hoy reaparece por el grupo de salud e investigación
de la SDA – Salud antiautoritaria quien pretende actualizar y
propagar los ideales en contra el aparato sanitario dominante,
su mercantilismo y totalitarismo. De igual forma se distribuirá
gratuitamente a todas las comunidades anarquistas.
negacin de la salud. No est organizado para servir a la salud humana, sino slo a s mismo, como institucin. Tiene ms gente enferma que sana. Ivan Illich Como todo el mundo espera de m que lo diga, puedo empezar con la afirmacin de que la ezqui- zofrenia no existe. Sin embargo, la forma concreta de su no existen- cia plantea muchas cuestiones semnticas y filsoficas as como una gran cantidad de problemas sociohistricos. La no existencia de la esquizo- frenia se refiere simplemente al no establecimiento de una enti- dad patolgica en el sentido m- dico nosolgico ordinario: una coleccin (ms o menos) unifica- da de signos objetivos y sntomas objetivables que tiene una causa o que hay que encontrarla. Es la importancia de este modo de pensar en relacin con ciertas formas de experiencia y compor- tamiento humanos lo que se pone en cuestin el enfoque clasifica- dor y el modelo epistemolgico. Por lo tanto, cuando me refiera aqu a la esquizofrenia, siempre ser entre comillas implcitas. Ciertamente no voy argumentar un caso para una etiologa social o socio-psicolgica de la esquizo- frenia, en oposicin a una orgni- ca, o como una parte de una com- pleja etiolgia que incluya todos los factores en diversa medida. Esto sera un juego inutil en el que todo estaria centrado en una entidad que, en primer lugar, no existe. La esquizofrenia no existe, la lo- cura si que existe. En el lenguaje medio secreto, esoterico, de la medicina, la etiqueta de esquizo- frenia se aplica a la amplia mayo- ria de personas que son conside- radas socialmente como locas. La locura se encuentra latente en ca- da uno de nostr@s como la posi- bilidad de una desestructuracin casi total de las estructuras de existencia normales en vistas a la reestructuracin de una forma de existencia menos alienada (es QU ES LA ESQUIZOFRENIA! es decir, gobernadas por fuerzas internalizadas de alteridad ) en un nuevo espacio personal; desintegracin - reintegracin muerte - renacimiento. La perso- na solo es considerada social- mente como loca cuando, en al- gun punto arbitrario, deja de con- formarse lo suficiente con las conveciones sociales, y en este punto en la sociedad burguesa, en este momento de la historia, es cuando entra en accin el aparato medico. Si el comportamiento desviado es lo bastante oscuo, suficientemente comprensible y por lo tanto aterrador para las personas normales por que razo- na con las terrorificas posibilida- des de muerte - renacimiento dentro de cada persona, normal- mente se aplica la estigmatizante etiqueta de esquizofrenia. Es dife- rente en el caso de la maniaco -deprecin , porque todos somos un poco manacos o nos senti- mos deprimidos de vez en cuan- do y por lo tanto existe cierta comprensin, tambin es difcil en el caso de alguien que haya tomado deeterminada droga. Sin embargo, en el caso de la esqui- zofrenia, parece que nos enfren- tamos con la locura definitiva- mente incomprensible. Este no ha sido siempre el caso. Como ha demostrado Michel foucault ( en Histoire de la folie lage clasique), en la Edad Media, en Europa, la locura se respetaba como una forma diferente de ser y saber, quizs una forma privili- giada con acceso ms directo al cielo. No fue hasta el llamado renacimiento europeo, con el florecimiento del mercantilimso y los primeros inicios del capita- lismo que , en los siglos XVII Y XVIII, empez el proceso de exclusin del loco; primero fue- ron los barcos de locos viajando sin fin por los canales de europa y luego el encarcelamiento del demente en la leprosera, que se haba quedado vacante. Esta ex- clusin del loco lleg de la mano del extremo estrechamiento de la razn en el inters pragmtico de la naciente burguesa. Creo que debemos distinguir entre razn y conocimiento. La razn y la sinra- zn son ambas formas de cono- cimiento. Locura es una forma de conocimiento, otro modo de ex- ploracin emprica tanto el mun- do interior como el exterior. La razn de la exclusin e invali- dacin de la locura no es pura- mente medica, ni tampoco, estric- tamente social. Es, como intentare demostrar, una razn poltica. En siglo XIX, con el total desarrollo del captalismo europeo, la exclu- sin y control del loco fueron ab- solutos, y la psiquiatra se desa- rrollo como una rama de la me- dicina, con toda respetabilidad, todo sus secreto y todos los po- deres especiales del colegio de medicina, para controlar al loco en nombre del nuevo estado bur- gus. En el siglo XX, con todas las mistificaciones del progreso li- beral, este control se ha hecho ms intensivo que nunca, y en especial con muchos de los pa- cientes que viven fuera de las instituciones. Pasqun Mensual de la SDA - Salud Antiautoritaria Si me quieres escribir, ya sabes mi paradero: El psictico que rechaza el trata- miento presenta un problema particularmente dificl. A menos que el mdico se vea asistido por habilidades previamente adquiri- das y cuente el puntual de su pro- pia capacidad de comprensin, comenzar discutiendo y termi- nar encolorizndose. Tratar de explicarle al paciente cun enfer- mo est, tratar de de hacerle entender que l (el mdico) sabe mucho mejor que el paciente lo que este tiene que hacer, que el tratamiento es realmente indes- pensable, etctera, etctera. Cuando todos sus esfuerzos fra- casan, monta en clera. Y lo hace porque est angustiado, porque ha perdido el control de la situa- cin, porque est genuinamente envuelto en el asunto, porque se siente responsable de su fracaso y tambin lo ltimo, pero no por ello lo menos importante porque es muy perturbador enfrentarse con alguien que no ve lo mismo que uno ve. Si incluso el mdico, con todo el apoyo de sus colegas mentalmente sanos detrs de l , puede ser trastornado por un nico demente, qu decir del paciente? Pues para este no se trata de simplemente enfrentarse con un loco: para l, todos los dems estn locos. Esto no es una elegante retrica, sino la cruda realidad...del paciente. Es una situacin solidaria y aterradora, cuando ms colrico se pone el mdico, ms aumentan los temo- res del pacientes. Uno de los dos tiene que incur- sionar en el territorio del otro; esto no es fcil para ninguno de los dos, pero como es imposible para el paciente en esta etapa, la responsabilidad le incumbe al mdico. Lo que se requiere es un acto de verdadero coraje mental: ver deliberadamente la realidad a travs de los ojos de una perso- na insana. Una vez que se cuenta con la voluntad necesaria para ello, el mtodo a seguir es compartiva- mente sencillo: basta con pregun- tar sin decir nada. Qu es lo que el paciente supone que quieren hacer el mdico y los enfermos ? Qu es lo que han hecho hasta el momento? Por qu lo han he- cho? En qu consiste ese trata- miento que el paciente no quiere que se le administre ? Cul piensa que es su efecto sobre l ? Porque tiene dicho efecto ? De esta y otras maneras parecidas se puede ir trazando un cuadro del mundo propio del paciente. En forma gradual puede amplirselo para incorporar aspectos de la realidad sobre los cuales l y el mdico estn de acurdo. ANTIPSIQUIATRA Es un concepto acuado original- mente por David Cooper y que se usa para designar a diferentes enfoques y doctrinas polticoso- ciales en el rea de la salud men- tal que tienen en comn ser de- tractoras de la psiquiatra. Segn Cooper la Antipsiquiatra es poltica y subversiva, por su misma naturaleza, con respecto al represivo orden social burgus () antipsiquiatra es quien esta dispuesto a correr los riesgos involucrados en alterar progresi- vamente y radicalmente la forma en la que vive. El o la antipsiquia- tra debe estar dispuesto a aban- donar los mecanismos de segu- ridad de la propiedad (ms all del mnimo necesario), los juegos monetarios explotadores y las relaciones estticas, confortables, de tipo familiar, oponindoles la solidaridad y la camaradera () Debe estar dispuesto a in- gresar en su propia locura, quizs hasta el punto de ser invalidado socialmente, ya que si as no lo hace, no estar capacitado. La Antipsiquiatra es una parte nece- saria y urgente de la revolucin permanente, de lo contrario no es nada" Cooper ditingua tres tipos de locura: 1.- La primera, que el denomina- ba "demencia" es la locura social que nos envuelve (explotacin, guerras, desastres ecolgicos, masacre del deseo, relaciones de competencia) fruto del capita- lismo y de la sociedad especta- cular mercantil en la que vivimos. 2.- La segunda locura que distin- gua era la locura de "viaje inte- rior", defendindola como un medio de desestructuracin de la experiencia alienada y de cons- truccin del propio proyecto existencial . 3.- La tercera locura que sealaba era la producida por la"demencia social", la creada por los entornos esquizofregnicos,(generalmente a partir de la estructura familiar patriarcal pero tambin en el tra- bajo, escuela) que sitan a la persona en una posicin sin otra salida que la locura. HOSPITALIZACIN INVOLUNTARIA La psiquiatra se encuentra a la cabeza en la prctica del cuidado en salud mental en pabellones psiquitricos, u otros establecimi- entos mdicos, usando coercin legalmente sancionada para ad- mitir a individuos en contra de su voluntad. Los crticos sealan que esta prctica va en contra de uno de los principios rectores de las sociedades abiertas o libres: los principios de John Stuart Mill, ta- les como son presentados en su obra fundacional sobre el conce- pto de libertad. Mill arguye que la sociedad no debe usar la coer- cin para someter a un individuo mientras l o ella no dae a otros. La hospitalizacin psiquitrica involuntaria, aseveran los crticos, viola este principio. En contraste con la visin de Hollywood sobre los esquizofrnicos, la gente per- turbada generalmente no es ms propensa a la violencia que los individuos cuerdos (Monahan, 1992). La creciente prctica en el Reino Unido y en otros pases sobre el llamado "cuidado en la comunidad" fue instituida en parte como respuesta a tales preocupaciones. En casos de personas sufriendo de severas crisis psicticas, las Soteria houses sola proveer, di- cen los crticos, una alternativa ms humanitaria y compasiva que la psiquiatra coercitiva. Las casas Soteria cerraron en 1983 debido a la falta de soporte econmico. No obstante, recintos del tipo de Soteria houses se encuentran floreciendo en Europa, especial- mente en Suecia y en otros pases europeos del hemisferio norte. "Etiquetar a un nio de enfermo mental es estigmatizacin, no un diagnstico. Darle a un nio una droga psiquitrica es envenenamiento, no un tratamiento" Thomas Szasz