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1) El documento analiza la decadencia del mundo árabe después de las Cruzadas y la ascensión de Europa Occidental. 2) Señala que los árabes ya estaban en declive antes de las Cruzadas debido a la falta de instituciones estables y al dominio de dirigentes extranjeros, aunque las Cruzadas probablemente agravaron estos problemas. 3) Mientras Europa aprendió de los árabes y progresó, el mundo árabe se volvió más aislacionista y rechazó las ideas extranjeras, llevándolo a una larga dec
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AMIN MAALOUF - LAS CRUZADAS VISTAS POR LOS ÁRABES - EPÍLOGO.pdf
1) El documento analiza la decadencia del mundo árabe después de las Cruzadas y la ascensión de Europa Occidental. 2) Señala que los árabes ya estaban en declive antes de las Cruzadas debido a la falta de instituciones estables y al dominio de dirigentes extranjeros, aunque las Cruzadas probablemente agravaron estos problemas. 3) Mientras Europa aprendió de los árabes y progresó, el mundo árabe se volvió más aislacionista y rechazó las ideas extranjeras, llevándolo a una larga dec
1) El documento analiza la decadencia del mundo árabe después de las Cruzadas y la ascensión de Europa Occidental. 2) Señala que los árabes ya estaban en declive antes de las Cruzadas debido a la falta de instituciones estables y al dominio de dirigentes extranjeros, aunque las Cruzadas probablemente agravaron estos problemas. 3) Mientras Europa aprendió de los árabes y progresó, el mundo árabe se volvió más aislacionista y rechazó las ideas extranjeras, llevándolo a una larga dec
una brillante victoria. Si Occidente pretenda, con sus sucesivasinvasiones, contener el empujedel Islam, el resul- tadofueprecisamenteel contrario. Losmusulmanesnoslo haban arrancado deraz los Estados francos deOriente tras dossiglosdecolonizacin, sinoque, adems, sehaban recuperadotanbienqueseaprestaban alanzarsedenuevo, bajoel estandartedelosturcosotomanos, alaconquistade la propia Europa. En 1453, Constantinopla caa en sus manos; en 1529,sus jinetes estaban acampados ante las murallas deViena. Decamosquesetrataba deunasimpleapariencia, pues desdelaperspectivahistricasecompruebaqueenlapoca delascruzadas, el mundorabe, desdeEspaahasta Irak, es an, intelectual y materialmente, el depositario dela civilizacinms avanzadadel planeta. Despus, el centro del mundosedesplazadeformadecididahaciael oeste. Se daaqu unarelacin decausaaefecto?Puedellegarsea afirmar quelas cruzadas dieron la seal para el auge de Europaoccidental --que ibaadominar el mundodeforma progresiva- yfueronel toquededifuntosdelacivilizacin rabe? Esta opinin no es falsa, pero hay quematizarla. Los rabespadecan, desdeantesdelascruzadas, determinadas tarasquelapresenciafrancadesvelyquiz agrav, pero quenocredelanada. 286/ Las cruzadas vistas por los rabes El pueblodel Profetahabaperdido, yadesdeel sigloIX el control desudestino. Prcticamente todossusdirigente~ eran extranjeros. Quines eran rabes entre esa muche- dumbredepersonajesquehemosvistodesfilar alolargode dos siglos deocupacin franca? Los cronistas, los cades algunosreyezueloslocales-Ibn Amar, !bnMuqidh- ylo~ intiles califas. Pero los depositarios reales del poder e incluso losprincipales hroes delalucha contra losfrany -Zangi, Nur al-Din,Qutuz, Baybars, Qalaun- eranturcos. al-Afdal eraarmenio; Shirkuh, Saladino, al-Adel, al-Kamei erankurdos. Ciertoesquelamayor parte deesoshombres deEstado eran rabes cultural y afectivamente, pero no olvidemosquehemosvistoen1134al sultn Masuddiscutir conel califaal-Mustarshid utilizando unintrprete porque el selycida, transcurridos ochenta aos desdelatomade Bagdadporsuclan, seguasinhablar unapalabraderabe. Loqueesmsgravean: grannmerodeguerreros delas estepas, sinningn vnculo conlas civilizaciones rabes o mediterrneas, seiban integrando deformaregular enla casta militar dirigente. Dominados, oprimidos, desprecia- dos, extraos en su propia tierra, los rabes no podan proseguir suflorecimientocultural quehabacomenzadoen el siglo VII. Cuando llegan los frany, ya han dejado de progresar yseconformanconvivir delasrentas del pasado, y, aunqueesciertoquetodavaibanclaramentepordelante de esos invasores en casi todos los aspectos, ya haba empezadosuocaso. Lasegunda tara delos rabes, queno dejadetener relacin con la primera, consiste en su incapacidad para crear instituciones estables. Losfrany consiguieron crear, nadamsllegar aOriente, verdaderos Estados. EnJerusa- ln, generalmentelasucesinseproducasintropiezos; un consejodel reino ejercaun control efectivoenlapoltica del monarcayel clerodesempeabaunpapel reconocidoen el juego del poder. En los Estados musulmanes no sucede nadadeesto, todamonarquaestabaamenazadaalamuerte del monarca, toda transmisin del poder provocaba una guerracivil. Hayqueecharletodalaculpadeestefenme- no a las sucesivas invasiones que volvan a cuestionar constantemente lapropia existencia delosEstados? Hay queresponsabilizar deello alos orgenes nmadas delos pueblosquedominaron estaregin, setrate delospropios rabes, delosturcos odelosmogoles?Enesteeplogonose puedezanjar tal cuestin. Contentmonos condejar senta- Eplogo / 287 doquesesigueplanteando, entrminos casi iguales, enel mundorabedefinales del sigloxx. Laausencia deinstituciones estables yreconocidas no poda dejar de tener consecuencias en lo tocante a las libertades. Entrelosoccidentales, el poder delosmonarcas serige, enlapocadelas cruzadas, por principios quees difcil vulnerar. Usamahace la observacin, durante una visita al reino deJerusaln, dequecuandoloscaballeros dictanunasentencia, el reynopuedemodificarlani anular- la.Anmssignificativo esel siguientetestimoniodeIbn Yubayr enlosltimos das desuviajeaOriente: Al salir deTibnin (cerca deTiro), hemos cruzado una ininterrumpida serie de casas de labor y de aldeas con tierras eficazmente explotadas. Sus habitantes son todos ellosmusulmanes perovivenconbienestar entre los frany -Dios nos libre delas tentaciones!-. Sus viviendas les pertenecen y les han dejado todos su bienes. Todas las regionescontroladas por losfrany enSiriasevensometidas aestemismorgimen:laspropiedadesrurales, aldeasycasas delabor han quedadoenmanosdelosmusulmanes. Ahora bien, ladudapenetraenel corazndegrannmerodeestos hombrescuandocomparansusuerteconladesushermanos quevivenenterritorio musulmn. Estosltimospadecenla injusticia de sus correligionarios mientras que los frany actan conequidad. Hace bien en preocuparse Ibn Yubayr, pues acaba de descubrir, en los caminos del actual sur del Lbano, una realidadpreadadeconsecuencias: auncuandoel concepto delajusticia entrelosfrany presentealgunosaspectosque podran calificarsedebrbaros, comodestacaUsama, su sociedadtienelaventajadeserdistribuidoradederechos. Esciertoqueannoexistelanocindeciudadano, perolos feudales, loscaballeros, el clero, launiversidad, losburgue- ses e incluso los campesinos infieles tienen todos unos derechos claramente establecidos. En el Oriente rabe, el procedimientodelostribunales esmsracional; sinembar- go, no existe lmite alguno para el poder arbitrario del prncipe. Elloslopodasuponer unretraso parael desarro- llodelas ciudades comerciales as comoparalaevolucin delas ideas. Lareaccin deIbnYubayr mereceincluso un examen ms atento. Aunque tiene la honradez de reconocer las cualidades del enemigo maldito, se deshace luego en 288/ Las cruzadas vistas por los rabes imprecaciones, estimandoquelaequidaddelosfrany ysu buena administracin constituyen un peligro mortal para losmusulmanes. Acasostosnocorrenel riesgodedar la espaldaasuscorreligionarios -y asureligin- si hallan el bienestar en la sociedadfranca? Por conprensibleque sea, laactitud del viajeronodejadeser sintomticadeun mal quepadecensushermanos: durantetodaslascruzadas los rabes se negaron a abrirse a las ideas llegadas d~ Occidente. Y,probablemente, steesel efectomsdesastro_ sodelasagresionesdequefueronvctimas. Parael invasor aprender lalenguadel puebloconquistado constituyeuna habilidad: paraesteltimo, aprender lalenguadel conquis- tador supone un compromiso, incluso una traicin. De hecho, muchosfranyaprendieronel rabemientras quelos indgenas, salvoalgunos cristianos, permanecieron imper- meablesalosidiomasdelosoccidentales. Sepodran multiplicar los ejemplospues, entodoslos terrenos, los frany han aprendido delos rabes, tanto en Siria como en Espaa o en Sicilia. Y lo que de ellos aprendieron era indispensablepara suulterior expansin. Si se transmiti la herencia de la civilizacin griega a Europaoccidental fueatravs delosrabes, traductores y continuadores. Enmedicina, astronoma, qumica, geogra- fa, matemticas yarquitectura, losfrany adquirieron sus conocimientosenloslibrosrabesqueasimilaron, imitaron yluegosuperaron. Cuntaspalabras danantestimoniode ello: cenit, nadir, acimut, lgebra, algoritmoo,sencillamen- te, cifra! En lo tocante a la industria, los europeos tomaron, antes demejorarlos, losprocedimientosqueutili- zabanlosrabesparafabricar papel, trabajar el cueroylos tejidos, destilar el alcohol yel azcar -otras dospalabras tomadas del rabe. Tampocosepuede olvidar hasta qu puntosehaenriquecidotambinlaagricultura europeaen contacto conOriente: albaricoques, berenjenas, escaloas, naranjas, sandas...Lalistadepalabras rabesesintermi- nable. Mientras que, para Europa occidental, lapocadelas cruzadaserael comienzodeunaverdaderarevolucin, ala vezeconmicaycultural, enOrienteestas guerras santas ibanadesembocarenlargossiglosdedecadenciayoscuran- tismo. Asediadopor doquier, el mundomusulmnseencie- rra ens mismo,sehavueltofriolero, defensivo, intoleran- te, estril, otras tantas actitudes queseagravan amedida queprosiguelaevolucindel planetadelaquesesienteal Eplogo / 289 margen. Apartir deentonces, el progresoseralgoajeno, al igual queel modernismo. Eranecesario afirmar lapropia identidad cultural yreligiosa rechazando esemodernismo cuyosmboloeraOccidente?Eranecesario, por el contra- rio, emprender resueltamente el camino dela moderniza- cincorriendo el riesgodeperder lapropiaidentidad? Ni Irn ni Tuquani el mundorabehan conseguidoresolver estedilema; por elloseguimosasistiendo hoyendaauna alternancia confrecuenciabrutal entrefasesdeoccidenta- lizacinforzadayfasesdeintegrismoaultranzafuertemen- texenfobo. El mundorabe, fascinadoyalavezespantadopor esos frany alosquehaconocidocuandoeran unosbrbaros, a los que ha vencido, pero que, despus, han conseguido dominar la tierra, no puede decidirse a considerar las cruzadas comoun simpleepisodio deun pasado que no volver. Con frecuencia sorprende descubrir hasta qu punto la actitud delos rabes, y de los musulmanes en general, respecto a Occidentesigue, incluso hoy, bajo la influenciadelosacontecimientosquesesuponeterminaron hacesietesiglos. Ahorabien, envsperasdel tercer milenio, losresponsa- bles religiosos y polticos del mundo rabe se remiten constantemente aSaladino, alacadadeJerusaln yasu reconquista. Seasimila a Israel, tanto deformapopular comoenalgunosdiscursosoficiales, aunnuevoEstadode cruzados. Delas tres divisionesdel Ejrcito deLiberacin Palestina, unollevael nombredeHattina yotra el deAin Yalut. Al presidente Naser, en sus tiempos de gloria, lo comparabandemanerahabitual conSaladinoQue.comol, haba reunido Siria y Egipto -e incluso Yemen!-. En cuantoalaexpedicindeSuezde1956sevivi, al igual que la de 1191, como una cruzada dirigida por franceses e ingleses. Cierto esquelosparecidos llaman la atencin. Cmo nopensar enel presidenteSadat al escuchar aSibt Ibnal- Yawzi denunciar ante el pueblodeDamascolatraicin del seor de El Cairo, al-Kamel, que os reconocer la soberanadel enemigosobrelaCiudadSanta?Cmodistin- guir el pasado del presente cuando seconsidera lalucha entreDamascoyJerusaln por el control del Goln odela Bekaa?Cmonoquedarsepensativoal leer lasreflexiones deUsama acerca dela superioridad militar de los inva- sores? 290/Las cruzadeas vistas por los rabes En un m\ITId~mus,:,-lmn vctima de perpetuas agresio_ nes, no sepuede impedir que salga afloteun sentimiento d persecu~in <Iue ad~~iere, enalguno.s fanticos, laformad: una pelgrosea obsesin: acaso no vimos al turco Mehemet Ali Agka disparar al papa el 13demayo de1981tras habe explicado en una carta: He decidido matar a Juan Pablo lI r ~0m.ar:dantesupremo de los cru.zados?Ms all del hech mdl~ldual, esta cl~o que el Oriente arabe sigue viendo en Occidente un enemigo natural. Cualquier acto hostil contra l, sea poltic-o, militar orelacionado con el petrleo, no es m~s que una legtima revancha; y no cabe duda de que la quiebra entre estos dos mundos viene de la poca de las cruzada ,que an hoy los rabes consideran una violacin. NOTAS Y FUENTES Endosaosdeinvestigaciones sobrelascruzadas, semanejan numero- sasobras yautores, cadaunodeloscuales, encuentro breveofrecuenta- cinasidua, ejerceunainfluencia sobreel trabajo queserealiza. Aunque todossondignosdemencin, lapticadeestelibroimponeuna seleccin. Enefecto, creemosqueel lector buscaaqu, nounabibliografaexhaustiva sobrelas cruzadas, sinounas referencias quelepermitan adentrarse enel conocimiento deestaotravisin. Enestas notas figurarn tres tipos deobras. Enprimer lugar, natural- mente, las deloshistoriadores ycronistas rabes quenoshan dejado un testimonio sobrelasinvasiones francas. Hablaremos deellos, captulo tras captulo, amedidaquevayan apareciendo susnombresennuestro relato, dando las referencias de la obra original, en la que generalmente nos hemos basado, as como las de las traducciones al francs dsponibles. Citemos, sinembargo, yadesdeestaintroduccin, el excelentecompendo realizado por el orientalista italiano Francesco Gabrieli, publicado en francsconel ttulo: Chroniques arabes deseroisades, Sindbad, Pars, 1977. Hayunsegundotipodeobras quetrata delahistoria medieval rabe y musulmana ensusrelaciones conOccidente. Citemospreferentemente: E. Ashtor: A Social and Economic History of the Near East in the Middle Ages, Collins, Londres, 1976. C. Cahen: Les Peuples musulmans dans l'histoire mdiuale, Instituto Francs deDamasco, 1977. M. Hodgson: The Venture of Islam, University of Chicago, 1974. R. Palm: Les Etendards du Prophte, J.C. Lattes, Pars, 1981. J. J. Sanders: A History of Medieval Islam, RKP, Londres, 1965. J. Sauvaget: Introduction a l'histoire de l'Orient musulman, Adrien- Maisonneuve, Pars, 1961. J. Schacht: The Legacy of Islam, OxfordUniversity, 1974. E. Sivan: L'Islam et la croisade, Adrien-Maisonneuve, Pars, 1968. H. Montgomery Watt: L'influence de l'Islam sur l'Europe mdivale, Geuthner, Pars, 1974.