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“SALGAN MUJERES SALGAN, SALGAN A DENUNCIAR…….

En el contexto en que la Corte Suprema estuvo revisando el recurso de apelación


presentado por los abogados del corrupto criminal Fujimori, tuvimos una pequeña
reflexión, no sobre Fujimori, Montesinos y sus secuaces, sino sobre lo que pasa en
nuestro entorno más cercano.

Reconocemos que el avance de la comunicación, ha permitido que en los últimos


tiempos nos enteremos de hechos que, hasta hace unos lustros imaginábamos pero
de los que no teníamos certeza.

Pero, creemos que lo que ha dejado el criminal Fujimori es peor. Nuestra cultura
criolla, ya laxa de por sí, no sólo se ha vuelto más tolerante con los casos de robos,
calumnias, estafas, narcotráfico, prostitución, crímenes; sino que ahora justifica estos
delitos. Ahora resulta que, si una persona robó, esto no es un delito, porque hizo
cosas, obras

Hablamos sobre cómo esto se había extendido incluso en nuestros espacios de


las/los luchadoras sociales, el movimiento feminista, LGBT, de derechos
humanos, en los que militamos y actuamos cercanamente. Lamentablemente, estos
espacios no están libres de personas corruptas, dictatoriales, de las que piensan que
existe una verdad única, poco transparentes.

Están entre nosotras/os, personas que, para conseguir sus fines mienten sin que les
mueva un pelo. Quienes tienen discursos muy democráticos, postulando el consenso
como forma de tomar decisiones; sin embargo, estos discursos no son reflejo de sus
actos y diario vivir, ya que actúan inconsultamente, guiadas por sus propios intereses
personales y consideran que el consenso es desmovilizador. Se dicen personas
éticas y sus actos son poco transparentes, no rinden cuentas. (poder

Lo más preocupante es la reacción de algunas activistas feministas, de luchadoras


sociales. Al escuchar que una personas ha sido poco transparente en rendir sus
cuentas, responden que “bueno, eso siempre sucede cuando hay dinero de por
medio”. Otras que al escuchar que una persona ha sido poco democrática en su
gestión de lideresa, consideran que “bueno, pero posicionó a su organización”, como
si una organización sólo funcionara por las acciones de una persona y no por el
accionar del colectivo en conjunto.

Estas personas son tan proclives a la corrupción como lo es la persona corrupta,


porque se constituyen en cómplices de sus actos al respaldarla, avalarla y “justificarla”.
Suponemos que esto responde a que son personas que tienen intereses personales y
quieren quedar bien con la persona corrupta, ya sea porque le deben algún favor o
quieren ser merecedoras de alguno fututo.

Otras personas callan aún sabiendo, incluso habiendo sido testigas de sus actos,
porque no quieren enfrentarse, ya sea por temor o porque es más cómodo no hacer
nada o porque hay que ser “políticamente correcta”

Lo cierto es que si no se desenmascaran estas actitudes, estas situaciones van a


continuar y no podremos erradicar la corrupción en nuestras organizaciones y menos
de la sociedad. La idea de cambiar el mundo seguirá siendo sólo una idea y no una
realidad, por nuestra propia responsabilidad, ya que el cambio comienza por una
misma, por cambiar nuestras casas y nuestras organizaciones.

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