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UNIDAD Nº1
¿Cuándo empezar?
La educación temprana se fundamenta en la capacidad que tiene el niño para formar circuitos
neuronales en los primeros años de vida, porque gran parte de estas conexiones básicas se concretan
entre los 0 y los 6 años.
A esta edad el niño alcanza el 80% de su crecimiento cerebral y no porque aumente el número de
neuronas, sino porque aumenta el número de circuitos y la mielinización de estas células nerviosas.
De la calidad de los circuitos neuronales desarrollados en este tiempo dependerá después su
capacidad para aprender.
Un consejo para padres y maestros de educación inicial: Aprovechen estos primeros años de los
niños y hagan cuanto puedan para educarlos, para hacerlos crecer integralmente y dotarlos de las
herramientas, actitudes y habilidades necesarias que le permitirán en el futuro dominar su entorno
con éxito y ver la vida como un sitio lleno de oportunidades estimulantes.
Se ha comprobado que los bebés perciben determinados estímulos a partir de la formación de sus
neuronas cerebrales, es decir, desde la décima semana de embarazo, y que continúan una rápida
evolución durante los primeros años de vida, sobre todo si se les estimula en forma lúdica y con
cariño.
Sin embargo, no se trata de formar niños genios o superdotados.
El desarrollo de la inteligencia se basa en dos factores fundamentales. Por un lado está el aspecto
genético, reflejado y, por otro, el conjunto de estímulos ambientales en los que se desenvuelve el
niño, es decir, todo objeto, palabra, acción o actitud que puede ser asimilada por el pequeño, y que
aporta todo el porcentaje restante.
Por ello, es muy beneficioso comenzar cuanto antes a realizar actividades acordes a la edad de cada
niño, promoviendo el desarrollo de las distintas áreas: motriz, sensorial, de lenguaje, cognoscitiva y
social, teniendo en cuenta las características individuales de cada niño.
Cualidades que deben estar presentes en el Perfil Profesional de las Docentes del Jardín de
Infantes:
Poseer una sólida formación y un deseo constante de capacitación y perfeccionamiento.
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Tener equilibrio emocional, para que el bebé-niño cree vínculos seguros con ella.
Conocer y utilizar suficientes conocimientos teóricos como para poder fundamentar su trabajo
ante quién corresponda.
Establecer buenas relaciones interpersonales con sus pares, con los padres, etc.
Riesgo socio-ambiental: Suelen incluirse en esta categoría a los niños que proceden de ambientes
socio-económicos muy desfavorecidos, o bien a los niños que, por diversos motivos, están viviendo
en unas condiciones de crianza absolutamente inadecuadas para un desarrollo integral normal:
Hijos de familias que viven en la pobreza.
Hijos de padres deficientes.
Hijos de madres muy jóvenes.
Hijos de padres alcohólicos o drogodependientes.
Niños que nacen en familias muy desestructuradas, etc.
Resulta muy difícil hacer abstracción del retraso socio-ambiental como un factor aislado y único, ya
que pueden asociarse muchos de estos factores en los niños con este tipo de retraso.
Hace unos años la estimulación para estos grupos de niños con retraso o con posibilidades de tener
algún retraso se iniciaba tardíamente, ahora se preconiza la atención desde etapas tempranas. Los
nuevos conocimientos de la plasticidad del cerebro, o sea de su capacidad de recuperarse creando
nuevas conexiones ha abierto un nuevo espacio para que los padres puedan ayudar eficazmente a
recuperar a sus hijos si han tenido alguno de los problemas antes citados.
La interacción de la familia en el manejo de estos niños es fundamental para lograr los objetivos
esperados.
Sólo con mucho amor, y la orientación adecuada de un equipo multidisciplinario se puede esperar
que los niños de riesgo logren un desarrollo motor, psíquico, afectivo y social armónico y tengan
una vida placentera y útil.
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AREA INTELECTUAL
Ofrézcale al niño sonajeros. Usted podrá fabricarlos con envases plásticos en los que pondrá
alpiste, arroz, etc. Al principio los sostendrá, pero luego podrá jugar con ellos.
Haga sacudir el sonajero desde distintos lugares hasta el niño lo localice con la vista.
Muéstrele un objeto grande que le llame la atención (pelota, osito), tápelo parcialmente y espere
que el niño lo encuentre.
AREA MOTRIZ
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Comience a mantenerlo sentado por más tiempo apoyado en almohadones.
De pie sobre su falda, tómelo de las axilas y jueguen a dar saltitos.
Acostado boca arriba, ofrézcale las manos para que tomándose de ellas, sea él el que haga
fuerza para quedar sentado.
Acuéstelo boca abajo sobre un rollo muéstrele un juguete para que intente tomarlo y quede
apoyado en una sola mano.
En la misma posición, muéstrele un objeto desde lo alto para que al mirarlo, deba elevar la
cabeza.
Al niño le hará bien estar sobre una colchoneta en el suelo, para que comience a practicar el
arrastre. Puede ayudarlo apoyando la palma de sus manos en las plantas de los pies para que se
impulse y avance hasta un juguete.
Estimúlelo para que quede sentado un momento apoyando sus manos entre sus piernas abiertas.
Tómelo del tronco e inclínelo lentamente hacia adelante y los costados para que apoye sus
manos en reacción de defensa.
Boca abajo, ponga a un costado un juguete para que deba girar al intentar tomarlo.
Acostado lateralmente, empújelo despacito hacia adelante y hacia atrás, esperando su respuesta.
Entréguele a su bebé un sonajero de mango largo para que lo pueda sostener.
Tome un objeto que le llame la atención, trate de que el bebé lo siga con su vista moviéndolo
hacia los costados, arriba y abajo, alejándolo y acercándoselo.
Ofrézcale papeles para que los estruje.
Coloque un cubo pequeño y de color vistoso sobre la mesa para que lo tome .
Cuando esté sentado, entréguele una cuchara o un cubo para que pueda golpear con ellos sobre
la mesa.
Podemos colocarlo en el suelo (no en la cama por si se cae, ya que consigue darse la vuelta),
encima de una manta. Poner varios juguetes cerca de él. Querrá tomarlos y eso lo motivará para
moverse hacia ellos. No lo ayuden, tiene que conseguirlo solo. Se puede empezar con objetos
cerca, que se irán alejando conforme consiga llegar a ellos. Ya empieza su camino hacia la
independencia. Se sentirá contento de conseguir hacer algo por sí solo.
Pueden utilizar animales de goma, u objetos de distintas formas, que hagan ruido al morderlos.
También libros de tela o plástico (para el baño).
Los muñecos de peluche pueden ayudarle a dormir en su cuna, o solo en su cuarto. El muñeco le
hará ‘compañía’ y se convertirá en su buen aliado y compañero de juego (siempre y cuando no
tenga contraindicaciones del médico).
Jugar con una pelota: Tirarle una pelota le ayudará a estimular su capacidad motora. O
simplemente pónganle una pelota pequeña entre sus manos para se la pase de una mano a otra (a
partir del quinto mes).
Juegos de interacción social: A partir de los 5 meses se reirá a carcajadas cuando se le hace el
juego del ¡cú cú… ah! Le encantará que alguien se esconda la cara con las manos y luego le dé
un susto, apareciendo otra vez.
La hora de la comida puede ser un buen momento para disfrutar de los alimentos. Mientras se
enfría su sopa pueden, dale un trozo zanahoria o pera frescas, le aliviará las encías que tal vez le
molesten por la salida de sus primeros dientes.
La hora del baño también se volverá un gran acontecimiento. Alrededor del sexto mes, el bebé
casi consigue sentarse sólo y es ahí cuando consigue ver el mundo desde una posición más
cómoda. Empieza a conocer sus capacidades, quiere hacer cosas nuevas.
Ya puede empezar a tomar un vaso de agua con tu ayuda para que se vaya acostumbrando (de
plástico con asas y tapa).
Es bueno cocinar nuevos platos, con sabores muy variados. Le encantarán las comidas que ellos
mismos puedan tomar con las manos.
Mirarse al espejo para saber cómo es, le gustará mucho.
Puede jugar con la espuma en el baño.
Le encantará tirarlo todo al suelo para oír que sonido tiene al caer el objeto. Esto es
importantísimo por mucho que los padres se desesperen, porque así estimulan su sentido de las
distancias. Den al bebé cosas para tirar cómo broches de la ropa, cucharas de madera, luego dale
cacerolitas, sartenes o algo que haga de tambor para que haga mucho ruido..
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Darle un cepillo de dientes mientras se baña para que juegue con él.
Jueguen a esconder objetos y luego encontrarlos, así asociará ese objeto con su nombre.
Enseñarle a batir las palmas cantándole al mismo tiempo.
Usen juguetes que rueden con facilidad.
Le atrae llenar y sacar cosas de contenedores: Pueden darle una caja con cosas que meter y
sacar.
Otros ejemplos…
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