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16 de septiembre de 2008
EDUCACION
Colegios chilenos, entre los que
dedican menos tiempo a lectura e
idiomas
Los sistemas escolares chileno y australiano tienen la peor distribución de la jornada de
clases.
Elizabeth Simonsen
No sólo es el país que tiene a sus alumnos más tiempo en la sala de clases (más de mil
horas al año en comparación con las 839 horas que pasan los alumnos de entre 9 y 11 años
como promedio de la Ocde), de entre los 37 analizados. También es uno de los que
distribuye peor esa jornada.
Lejos la materia con menos dedicación es lectura, escritura y literatura. Lo que explicaría,
en parte, los magros resultados de Chile en las pruebas internacionales y por qué tampoco
se avanza en los test locales, como el Simce.
Sólo el 15% del tiempo que pasan en el aula los niños chilenos, entre 7 y 11 años de edad, se
dedica a actividades relacionadas con el lenguaje. En Finlandia, país que ocupó el primer
lugar en la última prueba Pisa, los niños de entre 9 y 11 años destinan el 21% de su tiempo
a esta actividad; y en promedio, los países de la Ocde invierten un 23%.
El inglés es otra de las asignaturas pendientes: mientras en promedio los alumnos de los 37
países destinan el 7% de su jornada escolar a estudiar idiomas, en Chile sólo se dedica el
2%.
"La extensión de la jornada fue un error y se sabía que el tiempo estaba mal usado", dice el
investigador del CEP, Harald Beyer. Según el experto, los datos analizados a partir del
TIMSS (prueba internacional que mide matemáticas y ciencias), donde se analizaba cómo
se usaban las horas de clase, mostraban que donde las clases se interrumpían más
frecuentemente era en Chile.
POCO EFECTIVOS
Para los expertos, se trata entonces de un tema de eficiencia. Porque más allá de la
cantidad de horas, está claro que los colegios no pasan todo el currículo, pierden tiempo en
actividades que no tienen que ver con el aprendizaje o sus métodos de enseñanza son poco
efectivos.
"Hay una relación directa entre la poca dedicación y el desempeño. Los colegios con bajos
resultados son los que no pasan todo el currículo", sostiene Dante Contreras, economista
del PNUD y de la U. de Chile.
En el libro Las Escuelas que Tenemos, las investigadoras del CEP, Bárbara Eyzaguirre y
Loreto Fontaine, descubrieron que, incluso, en las clases de lenguaje el tiempo
desperdiciado es enorme. Casi el 80% del tiempo en las escuelas de bajo rendimiento y el
38% en las de buen puntaje en el Simce se va a actividades como ordenar la sala o dar
instrucciones.
Esta sola medida, más un liderazgo efectivo de los equipos directivos (que estimulen, por
ejemplo, a una adecuada planificación del año escolar) y profesores de buena calidad,
bastarían para que, incluso, pasando menos tiempo en la escuela, los niños aprendieran
más.
A ello se agrega que, incluso en las propias horas de lenguaje, se dedique poco tiempo a la
lectura. Eyzaguirre y Fontaine descubrieron que las escuelas con alto Simce dan pocas
oportunidades a los niños de leer, hojear y familiarizarse con los libros. Las escuelas de
buen rendimiento dan entre 1 y 3 libros al año para leer en casa.
"Mientras más lees, más conocimientos, más vocabulario y más rápido lees. Si tienes más
comprensión del mundo, se hace más fácil y más entretenido leer. Es un círculo virtuoso",
señala Eyzaguirre.
Los propios expertos de la Ocde así lo concluyen. "Chile está entre los países con mayor
número de horas lectivas netas y de horas de instrucción para los alumnos. Esto puede
representar un gran costo para el sistema", dice Diana Toledo.