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Título n.

º 166 publicado en esta Editorial


Con sentido
ANTOLOGÍA LÍRICA
Con sentido
ANTOLOGÍA LÍRICA
Edición de José Pérez Adán

EDICIONES INTERNACIONALES UNIVERSITARIAS


MADRID
Primera edición: Septiembre 1999

© 1999: De la selección: José Pérez Adán


© 1999: Ediciones Internacionales Universitarias, Eiunsa, S.A.
© 1999: Pantoja, 14 bajo – 28002 Madrid
© 1999: Tfno.: 91 519 39 07 – Fax: 91 413 68 08
© 1999: E-mail: eiunsa@ibernet.com

ISBN: 84-89893-77-2 • Depósito legal: NA 2.439-1999

Tratamiento: Pretexto. Estafeta, 60. Pamplona


Impreso en España por: Gráf. Lizarra, S.L. Ctra. Tafalla, Km. 1 Estella (Navarra)
A Carlos, JuanBa, Jorge Manuel, JuanJo, José Manuel, Victor,
y todos los miembros de Cuadrante.
INTRODUCCIÓN

En Abril de 1997 ese gran poeta que siempre será José García Nieto, recibía el
premio Cervantes, el galardón más prestigioso de las letras hispánicas. En su discur-
so de aceptación, que leyó Joaquín Benito, destacó que Dios, el amor, y el paisaje pa-
trio eran los pilares de su lírica.
En mi opinión, eso vale para toda la poesía mundial. La poesía es el canto del
alma que trata de sublimar los sentimientos y los afectos que no puede expresar de
otra manera ante la belleza, la grandeza y el afán que representan ésos tres horizon-
tes inabarcables. Por ello, hemos mirado a la lontananza y dividido esta antología en
los tres capítulos que García Nieto llama pilares y que son, la vida (el paisaje), el co-
razón (el amor), y el alma (Dios).
No he hecho, de intento, un repaso de poetas; por eso en este libro no sobra ni
falta nadie. Aunque pongamos firma y fecha a la lírica aquí reunida, la idea ha sido
fijarse exclusivamente en las composiciones y en sus contenidos, de ahí que pueda
que falten o sobren algunas piezas según los gustos, pero firmas no faltan. La poesía
con sentido, la que cuenta lo pertinente de la vida, del corazón o del alma, y que tie-
ne un mensaje útil, un decir a alguien algo para su bien, es un pozo inagotable de co-
nocimientos sobre el tiempo y la sociedad que por él discurre. A mí y a mis alumnas
y alumnos nos han ayudado sobremanera estas composiciones líricas en las clases de
sociología. Nada mejor que el testimonio de los poetas que dialogan con los demás
para entender cada sociedad en su tiempo. Como, gracias a Dios, esos testimonios
no faltan, a través de la poesía podemos conocernos mejor conociendo lo pasado.
He puesto en esta selección toda mi experiencia como educador y, al mismo
tiempo, la añoranza de mis años mozos. Unos benditos frailes me enseñaron a leer
con El Quijote en las manos. Siempre lo llevaba en la cartera. Son los mismos que
me enseñaron a rezar y a comunicarme con Dios y a apreciar la belleza de las cosas
simples del mundo. A esos franciscanos sin nombre y a todos los maestros va dedi-
cado este libro con la esperanza de que el hambre de letras aparezca ante los ojos de
los jóvenes, como el mejor instrumento de servicio con el que pueden mejorar la
vida de los demás.
VIDA

Lo virtual y lo ficticio parecen haberse adueñado de la comunicación y la cul-


tura. El imperio de la superficialidad y del escapismo en el «consumo» de literatura
es la lógica consecuencia. Por ello, con esta recopilación hemos pretendido huir de
la vacuidad que produce la cultura empaquetada y lista para el consumo irreflexivo
que genera la fama efímera del «best seller».
Nuestra idea es poner a disposición de los estudiantes unas valiosas experiencias
de vida, ricas, al mismo tiempo, por su necesidad sentida en las aspiraciones moder-
nas. Aquí no hay ficción, sino mucha sabiduría condensada. El mundo diferente que
estas experiencias muestran no está tan lejano, ni en el tiempo (la continuidad temá-
tica a lo largo de los años es manifiesta), ni en la lengua, ni en los valores que can-
tan.
Es, eso sí, un mundo distinto al que la generación adulta y con poder quiere lle-
var a los que se están formando en las aulas de escuelas, colegios, institutos y univer-
sidades. Por eso copio aquí la expresividad de una pintada callejera: «practica la re-
beldía: lee poesía».
VIDA 13

Fuertemente quiso Dios a España honrar,


Del Mester de Clerecía (Siglo XIII)
cuando al santo apóstol quiso aí embiar,
POEMA DE FERNÁN GONZÁLEZ de Inglatierra e Francia quisola mejorar,
(fragmento) que non yaze apóstol en todo aquel logar.
Por eso vos digo aqueso, que bien lo entendades, Onróle otra guisa el precioso señor:
mejores son que otras tierras en las que vos fueron i muchos santos muertos por su señor,
morades, que de morir a cochillo non ovieron temor,
de todo es bien complida en la que vos estades, muchas vírgenes y santas e mucho buen confesor.
dezirvos he agora cuántas ha de vondades.
Commo ella es mejor de las sus vezindades,
Tierra es muy temprada, sin grandes callenturas: así sodes mejores cuantos en España morades,
non face en ivierno destempradas friuras; omnes sodes sesudos e mesura heredades,
non es tierra en el mundo que aya tales pasturas, desto por todo el mundo gran precio ganades.
árvoles pora fruta, siquier de mil naturas.
Pero de toda España, Castilla es lo mejor,
Sobre todas las tierras, mejor es la montaña, porque fué de los otros el comienço mayor,
de vacas o de ovejas non hay tierra tamaña, guardando e temiendo siempre a su señor,
tantos hay de puercos que es fiera fazaña: quiso acrecentarla ansí el nuestro Señor.
sírvense muchas tierras de las cosas de España.
Aun Castilla Vieja, al mi entendimiento,
Es de lino e lana tierra mucho avastada, mejor es que lo ál, porque fué el cimiento,
de cera sobre todo vuena tierra provada, ca conquirieron mucho, maguer poco conviento:
non seria de aceite en todo el mundo tal fallada, bien lo podedes ver en el acabamiento.
Inglatierra e Francia desto no es avondada.

Buena tierra de cera e buena de venados,


Sem Tob (siglo XIV)
de río, de mar, muchos buenos pescados;
quién los quiere recientes, quién los quiere salados: PROVERBIOS MORALES
son de estas cosas tales pueblos muy abastados. (fragmentos)

De panes e de vinos tierra muy comunal, Por esto la compaña


non fallarían en el mundo otra mejor nin tal, del amigo entendido,
muchas de buenas fuentes e mucho uen río cabdal, alegría tamaña
e otras muchas mineras de que facen la sal. que el hombre nunca vido.
Pero amigo claro
Hay muchas venas de fierro e de plata, leal y verdadero
hay venas de oro que son de mejor varata, es de fallar muy caro:
hay sierras y valles e mucha de buena mata, non se ha por dinero
todas llenas de grana pora facer escarlata. ...........................................
Non hay mejor riqueza
Por lo que ella más val, aun non vos lo dixemos, que la buena hermandad,
de los buenos caveros aun mención non fiziemos: nin tan mala pobreza
mejor tierra es de las que cuantas nunca viemos, como es la soledad.
nunca tales caveros en el mundo nunca viemos. ...........................................
Si fuese el fablar
Dexarvos quiero desto, que asaz vos he contado, de plata figurado,
non quiero mas dezir, que podría ser errado, debe ser el callar
pero non olvidemos al apóstol honrado, de oro afinado.
fijo del Zebedeo, Santiago llamado. ..........................................
14 CON SENTIDO

De lo que a Dios aplace Cid, muy mal me has conjurado.


nos pesar non tomemos; Mas hoy me tomas la jura,
bien es cuanto El face mañana me besarás la mano.
aunque non lo entendemos. Respondiérale Rodrigo:
—Por besar mano de rey
no me tengo por honrado;
Del Romancero Anónimo (Siglos XIV-XV) porque la besó mi padre
me tengo por afrentado.
ROMANCE DEL JURAMENTO QUE TOMÓ —Vete de mis tierras, Cid,
EL CID AL REY DON ALONSO
mal caballero probado;
En Santa Gadea de Burgos, y no vengas más a ellas
do juran los hijosdalgo, desde este día en un año.
allí le toma la jura —Pláceme, dijo el buen Cid,
el Cid al rey castellano. pláceme, dijo, de grado,
Las juras eran tan fuertes tú me destierras por uno,
que al buen rey ponen espanto; yo me destierro por cuatro.
sobre un cerrojo de hierro Ya se parte el buen Cid,
y una ballesta de palo: sin al rey besar la mano,
—Villanos te maten, Alonso, con trescientos caballeros,
villanos que no hidalgos, todos eran hijosdalgo,
de las Asturias de Oviedo, todos son hombres mancebos,
que no sean castellanos; ninguno no había cano;
mátente con aguijadas, todos llevan lanza en puño
no con lanzas ni con dardos; y el hierro acicalado,
con cuchillos cachicuernos, y llevan sendas adargas,
no con puñales dorados; con borlas de colorado;
abarcas traigan calzadas, mas no le faltó al buen Cid
que no zapatos con lazo; adonde asentar su campo.
capas traigan aguaderas,
no de contray ni frisado;
con camisones de estopa, ABENÁMAR
no de holanda ni labrados; —¡Abenámar, Abenámar,
caballeros vengan en burras, moro de la morería
que no en mulas ni en caballos; el día que tú naciste
frenos traigan de cordel, grandes señales había!
que no cueros fogueados; Estaba la mar en calma,
mátente por las aradas, la luna estaba crecida;
que no en villas ni en poblado; moro que en tal signo nace,
sáquente el corazón no debe decir mentira.
por el siniestro costado; Allí respondiera el moro,
si no dijeres la verdad bien oiréis lo que decía:
de lo que te fuere preguntado: —Yo te la diré, señor,
si fuiste ni consentiste aunque me cueste la vida,
en la muerte de tu hermano.— porque soy hijo de un moro
Jurado había el rey y una cristiana cautiva
que en tal nunca se ha hallado, siendo yo niño y muchacho,
pero allí hablara el rey mi madre me lo decía:
malamente y enojado: que mentira no dijese,
—Muy mal me conjuras, Cid, que era grande villanía;
VIDA 15

por tanto, pregunta, rey que más que un Héctor valía,


que la verdad te diría. querido de caballeros
—Yo te agradezco, Abenámar, y de damas de valía;
aquesta tu cortesía. cuéstasme los más tesoros,
¿Qué castillos son aquéllos? los que guardados tenía;
Altos son y relucían. cuéstasme un pajecico,
—El Alhambra era, señor, que más que a mí lo quería.
y la otra la Mezquita,
los otros los Alixares,
labrados a maravilla; Jorge Manrique (1440-1479)
El moro que los labraba
cien doblas ganaba al día, INVOCACIÓN
y el día que no los labra (fragmento)
otras tantas se perdía.
El otro es Generalife, Tantos duques excelentes,
huerta que par no tenía; tantos marqueses y condes
el otro, Torre Bermeja, y varones
castillo de gran valía. como vimos tan potentes,
Allí habló el rey don Juan, di, Muerte, ¿do los escondes
bien oiréis lo que decía: y los traspones?
—Si tú quisieses, Granada, Y la sus claras hazañas
contigo me casaría; que hicieron en las guerras
dart’he yo en arras y dote y en las paces,
a Córdoba y a Sevilla. cuando tú, cruda, te ensañas,
«Casada soy, el rey don Juan, con tu fuerça los aterras
casada soy que no viuda; y deshaces.
el moro que a mí me tiene,
muy grande bien me quería.»
Macías ( Siglo XV)

ALFONSO V, REY DE ARAGÓN, ROMANCE DEL CONDE ARNALDOS


CONTEMPLA A NÁPOLES
Quién hubiese tal ventura
Miraba de Campo-Viejo sobre las aguas de mar
el rey de Aragón un día: como hubo el conde Arnaldos
miraba la mar d’España la mañana de San Juan.
cómo menguaba y crescía;
miraba naos y galeras, Con un falcón en la mano
unas van y otras venían; la caza iba a cazar;
unas cargadas de sedas, vio venir una galera
y otras de ropas finas, que a tierra quiere llegar:
unas van para Levante,
otras van para Castilla. las velas traía de seda,
Miraba la gran ciudad la ejercia de un cendal,
que Nápoles se decía; marinero que la manda
—¡Oh, ciudad, cuánto me cuestas diciendo viene un cantar
por la gran desdicha mía! que la mar facía en calma,
Cuéstasme veinte y un años, los vientos hace amainar,
los mejores de mi vida, los peces que andan n’el hondo
cuéstasme un tal hermano arriba los hace andar,
16 CON SENTIDO

las aves que andan volando CUATRO CANCIONES


n’el mástel las faz posar. I
Allí fabló el conde Arnaldos, Mis ojos ciegos d’amaros
bien oiréis lo que dirá: del mal de absencia y quereros,
cuando va para adoraros,
—Por Dios te ruego, marinero, con la gloria de miraros
dígasme ora ese cantar.— cobran vista para veros.
Respondiole el marinero, Esles tal dolor amar,
tal respuesta le fue a dar: sin ser queridos querer,
ciegan viend’os enojar,
—Yo no digo esta canción miran para no mirar,
sino a quien conmigo va. van a ver para no ver.
Sin ser amados amaros,
Escrivá Ximénez de Urrea no queridos y quereros,
(1486-1535) no enojados y enojaros:
con la gloria de miraros
SÓLO MORIR ES LIBRAR cobran vista para veros.
Pues ni ganar ni perder
puedo, sin desesperar, II
mas sin duda puedo ver; A la muerte que es tan fuerte
que a mi justo padecer
tengo yo por muy querida;
sólo morir es librar.
que todos la llaman muerte,
Que el que ama y nunca olvida yo sólo la llamo vida.
la pena lleva sobrada:
es mejor a la tal vida Todos huyen de querella,
la muerte que es muy querida yo me allego por amalla,
que la vida desastrada. mas ella conmigo calla,
Pues no se puede perder y todos hablan con ella.
el dolor sin acabar, Que tanto quanto es más fuerte
muy sin duda puedo ver, es por más buena tenida;
que a mi justo padecer yo sólo la llamo vida.
sólo morir es librar.
III
¡Ay de mí, por bien quereros!
VILLANCICO POR DESHECHA
¡Ay también si no os quisiera!
Amor, pues me tienes preso, ¡Ay de quien libre estuviera!
di el porqué, ¡Ay de quien vive sin veros!
que yo, triste, no lo sé.
¡Ay de aquel que os quiere ver!
Di por qué me das tormento, ¡Ay, pues tiene gran pasión!
pues que digo la verdad, ¡Ay pena en el coraçón!
y es que mi gran voluntad ¡Ay dolor en el querer!
nunca hizo mudamiento. ¡Ay de quien quiere quereros!
Fatigas mi sentimiento, ¡Ay también si no os quisiera!
di el porqué, ¡Ay de quien libre estuviera!
que yo, triste, no lo sé. ¡Ay de quien vive sin veros!
VIDA 17

IV sé que me acabo, y más hé yo sentido


ver acabar comnigo mi cuidado.
Guardarme tengo de mí,
mas triste, ¡cómo podré, Yo acabaré, que me entregué sin arte
pues peno por lo que vi, a quien sabrá perderme y acabarme,
y lloro por lo que amé! si quisiere, y aún sabrá querello;
Desesperado, sin suerte, que pues mi voluntad puede matarme,
pues que nadie me consuela, la suya, que no es tanto de mi parte,
nunca temeré lo fuerte, pudiendo, ¿qué hará sino hazello?
que quien no teme a la muerte
ningún peligro recela.
Pues procuré y consentí Juan Boscán (1490-1592 )
tan mal, ¿cómo viviré
pues peno por lo que vi RESPUESTA DE BOSCÁN A DON DIEGO DE MENDOZA
y lloro por lo que di, (fragmento)
y muero por lo que amé?
En tierra, do los vicios van tan llenos,
aquellos hombres que no son peores,
aquellos pasarán luego por buenos.
Joan Escrivá (siglo XV) Yo no ando ya siguiendo a los mejores;
CANCIÓN
bástame alguna vez dar fruto alguno:
en lo demás conténtome de flores.
Ven muerte, tan escondida,
que no te sienta conmigo, No quiero en la virtud ser importuno,
porqu’el gozo de contigo ni pretendo rigor en mis costumbres,
no me torne a dar la vida. con el glotón no pienso’star ayuno.
La tierra’stá con llanos y con cumbres,
Ven como rayo que hiere, lo tolerable al tiempo acomodemos,
que hasta que ha herido y a su sazón hagámonos dos lumbres.
no se siente su ruydo,
por mejor herir do quiere: No curemos andar tras los estremos,
assí sea tu venida pues dellos huye la philosophía
si no, desde aquí me obligo de los buenos autores que leemos.
que el gozo que auré contigo
me dará de nueuo vida.
Luis de Góngora (1561-1627)
ANDEME YO CALIENTE...
Garcilaso de la Vega
(1501-1536) Andeme yo caliente
y ríase la gente.
SONETO Traten otros del gobierno
Cuando me paro a contemplar mi’stado, del mundo y sus monarquías,
y a ver los pasos por do m’han traído, mientras gobiernan mis días
hallo, según por do anduve perdido, mantequillas y pan tierno
que a mayor mal pudiera aver llegado; y las mañanas de Invierno
naranjada y aguardiente,
mas cuando del camino’sto olvidado, y ríase la gente.
a tanto mal no sé por dó hé venido; Coma en dorada vajilla
18 CON SENTIDO

el Príncipe mil cuidados,


Anónimo
como píldoras dorados;
que yo en mi pobre mesilla GALERITAS DE ESPAÑA
quiero más una morcilla
que en el asador reviente, Galeritas de España
y ríase la gente. surcan el mar
Cuando cubra las montañas y mis pensamientos
de blanca nieve el enero, las hacen volar.
tenga yo lleno el brasero De dar caza vienen
de bellotas y castañas, al moro pirata,
y quien las dulces patrañas la que me maltrata
del rey que rabió me cuente, en ellas me tiene,
y ríase la gente. victoriosas vienen
Busque muy en hora buena azotando el mar
el mercader nuevos soles; y mis pensamientos
yo conchas y caracoles las hacen volar.
entre la menuda arena,
escuchando a Filomena ¡Si tomasen puerto,
sobre el chopo de la fuente, porque el alma mía
y ríase la gente. hoy en este día
Pase a medianoche el mar, reciba contento!
arda en amorosa llama Que si vienen cierto
Leandro por ver su dama; ¡alto al navegar!
que yo más quiero pasar y mis pensamientos
del golfo de mi lagar las hacen volar.
la blanca o roja corriente,
y ríase la gente.
Pues Amor es tan cruel, Gil Vicente (1470-1539)
que de Píramo y su amada
hace tálamo una espada, ¡A LOS REMOS, REMADORES!
do se junten ella y él, Muy serena está la mar:
sea mi Tisbe un pastel, ¡a los remos, remadores!
y la espada sea mi diente, esta es la nave de amores.
y ríase la gente.
Al compás que las sirenas
cantarán nuevos cantares,
Diego Pisador (Siglo XVI) remaréis con tristes penas
vuesos remos de pesares;
AQUELLAS SIERRAS, MADRE... tornaréis suspiros a pares
y a pares los dolores:
Aquellas sierras, madre, esta es la nave de amores.
altas son de subir,
corrían los caños, Y remando atormentado,
daban en un toronjil. hallaréis otras tormentas
con mares desesperados
Madre, aquellas sierras y desastradas afrentas;
llenas son de flores, tornaréis las vidas contentas
encima dellas con los dolores mayores:
tengo mis amores. esta es la nave de amores.
VIDA 19

De remar y trabajar Ni puede un engaño estar


llevaréis el cuerpo muerto por mucho tiempo ocultado.
y al cabo del navegar Ni hay hombre muy descuidado
se empieza a perder el puerto que también no sea perdido.
aunque el mal sea tan cierto, Ni más cierto y deleitoso
¡a los remos, remadores! amigo que el libro bueno.
esta es la nave de amores. Ni sabio que en vicio ajeno
para el suyo no escarmiente.
Ni falta jamás qué hacer
Alonso de Barros ( ¿?-1598) al que bien quiere ocuparse.
Ni puede alguno librarse
PROVERBIOS MORALES de envidia o de menosprecio.
(fragmento) Ni hay provecho cual gastar
Cuanto más lo considero, bien el tiempo antes que acabe.
más me lastima y congoja Ni sabe poco el que sabe
ver que no se muda hoja vencer su dificultad.
que no me cause algún daño Ni tan ligera saeta
aunque, si yo no me engaño, como el pensamiento humano.
todos jugamos un juego, Ni más bárbaro tirano
y un mismo desasosiego que el que con muerte castiga
padecemos sin reposo; Ni hay Milón tan esforzado
pues no tengo por dichoso a quien no venza un mosquito.
al que el vulgo se lo llama, Ni término más finito
ni por verdadera fama ni infinito que el del hombre.
la voz de solos amigos. Ni caudal tan suficiente
Ni por fieles testigos que baste al gasto de un loco.
los que son apasionados. Ni quien suba poco a poco,
Ni tampoco por honrados que no descienda rodando
los que no son virtuosos. Ni se puede una verdad,
Ni los que son envidiosos si es cruda, dar a comer.
por vecinos de codicia. Ni hay quien se pueda valer
Ni pienso que hará justicia contra su propio deseo.
el que no tiene conciencia. Ni puede haber calidad
Ni al que le falta experiencia de que el hombre no sea dino.
tendré por buen consejero. Ni más bravo desatino
Ni capitán que presuma que el desprecio de la vida.
de serlo, no estando alerta. Ni ofensa que se haya hecho
Ni el cobarde hallará puerta que a tiempo no resucite.
segura para escaparse. Ni habrá contento que quite
Ni acertará a disculparse tan solamente una cana.
el que hiciere cosa fea. Ni manjar tan exquisito
Ni tiene cebo el amor que mucho tiempo no enfade.
como amar y ser amado. Ni vicio que más agrade
Ni más infelice estado que no remuerda o condene.
que es el falto de esperanza. Ni loco y desenfrenado
Ni hay quien tenga vida larga como el ignorante y rico.
que no tenga larga pena. Ni grande que no sea chico
Ni es sabio el que se condena si carece de virtud.
por culpa que otro merece. Ni aprovecha un buen varón
20 CON SENTIDO

tanto como daña un malo. Ni hay amistad verdadera


Ni es menester gran regalo entre el rico y el que es pobre.
para conservar la vida. Ni hay cosa más natural
Ni hay precio que satisfaga que al ingenio ser curioso.
al hombre que es codicioso. Ni hay artificio engañoso,
Ni está alegre el envidioso que el tiempo no lo descubra.
no estando el vecino triste. Ni presteza y providencia
Ni amistad con interés, a quien fortuna no asista.
que pueda mucho durar. Ni hay fuerza que no resista
Ni quien guste de tratar contra el poder de verdad.
con amigo que empobrece. Ni necio más arrogante
Ni hay alguno tan sabido que un bajo con dignidad.
que sepa lo que le basta. Ni quien tenga libertad
Ni es justo que por ser casta contra aquel que algo le dio.
la mujer se haga insufrible. Y pues llega el San Martín
Ni habrá tan cierta victoria del mayor y del menor,
como una segura paz. cada uno en su dolor
Ni razón más eficaz se consuele, que no hay mal
que el ejemplo y la experiencia. a quien le falte su igual,
Ni será una medicina serán sus duelos menos,
para todos los humores. medidos con los ajenos.
Ni jamás vi dos señores
que quieran juntos mandar Lope de Vega (1562-1635)
Ni comienza el hombre sabio
sin gran consejo, gran cosa. A MIS SOLEDADES VOY...
Ni puede ser provechosa La Dorotea [1632]
reprehensión con menosprecio. A mis soledades voy,
Ni está lejos de negar de mis soledades vengo,
el que duda en responder. porque para andar conmigo
Ni hay cosa que a la mujer me bastan mis pensamientos.
sea más propia que el adorno. No sé qué tiene la aldea
Ni se deben diferir donde vivo y donde muero,
las cosas para mañana. que con venir de mí mismo
Ni aunque es sabrosa, muy sana no puedo venir más lejos.
la salsa de murmurar. Ni estoy bien ni mal conmigo,
Ni hay caudal que a la doncella mas dice mi entendimiento
iguale a ser vergonzosa. que un hombre que todo es alma
Ni hay vida más deleitosa está cautivo en su cuerpo.
que el estudio en cosas varias. Entiendo lo que me basta
Ni hay buena conversación y solamente no entiendo
que no deleite el sentido. cómo se sufre a sí mismo
Ni plazo menos sabido un ignorante soberbio.
ni más cierto que la muerte. De cuantas cosas me cansan
Ni quien ame o aborrezca fácilmente me defiendo,
sin medio, si no es mujer. pero no puedo guardarme
Ni es a todos el leer de los peligros de un necio.
igualmente provechoso. El dirá que yo lo soy,
Ni suele ser la riqueza pero con falso argumento,
de la vida compañera. que humildad y necedad
VIDA 21

no caben en un sujeto. llorando van y pidiendo.


La diferencia conozco Dos polos tiene la tierra,
porque en él y en mí contemplo universal movimiento:
su locura en su arrogancia, la mejor vida, el favor,
mi humildad en su desprecio. la mejor sangre, el dinero.
O sabe naturaleza Oigo tañer las campanas
más que supo en otro tiempo, y no me espanto, aunque puedo,
o tantos que nacen sabios que en lugar de tantas cruces
es porque lo dicen ellos. haya tantos hombres muertos.
«Sólo sé que no sé nada», Mirando estoy los sepulcros,
dijo un filósofo, haciendo cuyos mármoles eternos
la cuenta con su humildad, están diciendo sin lengua
adonde lo más es menos. que no lo fueron sus dueños.
No me precio de entendido, ¡Oh, bien haya quien los hizo,
de desdichado me precio porque solamente en ellos
que los que no son dichosos de los poderosos grandes
¿cómo pueden ser discretos? se vengaron los pequeños!
No puede durar el mundo, Fea pintan a la envidia,
porque dicen, y lo creo, yo confieso que la tengo
que suena a vidrio quebrado de unos hombres que no saben
y que ha de romperse presto. quién vive pared en medio.
Señales son del jüicio Sin libros y sin papeles,
ver que todos le perdemos, sin tratos, cuentas ni cuentos,
unos por carta de más cuando quieren escribir
otros por carta de menos. piden prestado el tintero.
Dijeron que antiguamente Sin ser pobres ni ser ricos
se fue la verdad al cielo; tienen chimenea y huerto;
tal la pusieron los hombres no los despiertan cuidados,
que desde entonces no ha vuelto. ni pretensiones, ni pleitos;
En dos edades vivimos ni murmuraron del grande
los propios y los ajenos; ni ofendieron al pequeño;
la de plata los extraños nunca, como yo, firmaron
y la de cobre los nuestros. parabién, ni pascuas dieron.
¿A quién no dará cuidado Con esta envidia que digo
si es español verdadero, y lo que paso en silencio,
ver los hombres a lo antiguo a mis soledades voy,
y el valor a lo moderno? de mis soledades vengo.
[...]
Dijo Dios que comería
su pan el hombre primero POBRE BARQUILLA MÍA
con el sudor de su cara ¡Pobre barquilla mía
por quebrar su mandamiento entre peñascos rota,
y algunos, inobedientes sin velas, desvelada,
a la vergüenza y al miedo, y entre las olas sola!
con las prendas de su honor
han trocado los efetos. ¿Adónde vas perdida
Virtud y filosofía adónde, di, te engolfas,
peregrinan como ciegos; que no hay deseos cuerdos
el uno se lleva al otro, con esperanzas locas?
22 CON SENTIDO

Como las altas naves, ¿Qué jarcias te entretejen?


te apartas animosa ¿Qué ricas banderolas
de la vecina tierra azotes son del viento
y al fiero mar te arrojas. y de las aguas sombra?

Igual en las fortunas, ¿En qué gavia descubres,


mayor en las congojas, del árbol la alta copa,
pequeña en las defensas, la tierra en perspectiva,
incitas a las ondas. del mar incultas olas?

Advierte que te llevan ¿En qué celajes fundas


a dar entre las rocas que es bien echar la sonda
de la soberbia envidia, cuando, perdido el rumbo,
naufragio de las honras. erraste la derrota?

Cuando por las riberas Si te sepulta arena,


andabas costa a costa, ¿qué sirve fama heroica?;
nunca del mar temiste que nunca desdichados
las iras procelosas: sus pensamientos logran.

segura navegabas, ¿Qué importa que te ciñan


que por la tierra propia ramas verdes o rojas,
nunca el peligro es mucho que en selvas de corales
adonde el agua es poca. salado césped brota?

Verdad es que en la patria Laureles de la orilla


no es la virtud dichosa, solamente coronan
ni se estimó la perla navíos de alto bordo
hasta dejar la concha. que jarcias de oro adornan.

Dirás que muchas barcas No quieras que yo sea


con el favor en popa, por tu soberbia pompa,
saliendo desdichadas, Faetonte de barqueros
volvieron venturosas. que los laureles lloran.

No mires los ejemplos Pasaron ya los tiempos


de las que van y tornan, cuando lamiendo rosas
que a muchas ha perdido el céfiro bullía
la dicha de las otras. y suspiraba aromas.

Para los altos mares Ya fieros huracanes


no llevas cautelosa tan arrogantes soplan,
ni velas de mentiras que salpicando estrellas,
ni remos de lisonjas. del sol la frente mojan.

¿Quién te engañó, barquilla? Ya los valientes rayos


Vuelve, vuelve la proa, de la vulcana forja,
que presumir de nave en vez de torres altas
fortunas ocasiona. abrasan pobres chozas.
VIDA 23

Contenta con tus redes, MAYA


a la playa arenosa (fragmento)
mojado me sacabas; Claros aires de Valencia
pero vivo, ¿qué importa? que dais a la mar embates
a sus verdes plantas flores,
Cuando de rojo nácar a sus naranjos azares;
se afeitaba la aurora, huéspedes frescos de abril,
más peces te llenaban instrumentos de sus aves
que ella lloraba aljófar. campanitas del amor
que despertáis los amantes
Al bello sol que adoro, llevad mis suspiros,
enjuta ya la ropa, aires suaves
nos daba una cabaña al azar de unas manos
la cama de sus hojas; que en ellas nacen.
Si os partiéredes al alba,
esposo me llamaba, quedito, pasito, amor,
yo la llamaba esposa, no espantéis al ruiseñor.
parándose de envidia Si os levantáis de mañana
la celestial antorcha. de los brazos que os desean,
porque en los brazos no os vean
Sin pleito, sin disgusto, de alguna envidia liviana,
la muerte nos divorcia; pisad con planta de lana,
¡ay de la pobre barca quedito, pasito, amor,
que en lágrimas se ahoga! no espantéis al ruiseñor.

Quedad sobre la arena,


inútiles escotas; Fray Luis de León (1527-1591)
que no ha menester velas
VIDA RETIRADA
quien a su bien no torna.
¡Qué descansada vida
Si con eternas plantas la del que huye del mundanal ruïdo,
las fijas luces doras, y sigue la escondida
¡oh dueño de mi barca!, senda, por donde han ido
y en dulce paz reposas, los pocos sabios que en el mundo han sido!

merezca que le pidas Que no le enturbia el pecho


al bien que eterno gozas de los soberbios grandes el estado,
que adonde estás me lleve, ni del dorado techo
más pura y más hermosa. se admira, fabricado
del sabio moro, en jaspes sustentado.
Mi honesto amor te obligue, No cura si la fama
que no es digna victoria canta con voz su nombre pregonera,
para quejas humanas ni cura si encarama
ser las deidades sordas. la lengua lisonjera
lo que condena la verdad sincera.
Mas, ¡ay, que no me escuchas!...
Pero la vida es corta: ¿Qué presta a mi contento
viviendo, todo falta; si soy del vano dedo señalado;
muriendo, todo sobra. si, en busca de este viento,
24 CON SENTIDO

ando desalentado, Ténganse su tesoro


con ansias vivas, mortal cuidado? los que de un flaco leño se confían;
no es mío ver el lloro
¡O monte, o campo, o río! de los que desconfían,
¡O secreto seguro deleytoso!, cuando el cierço y el ábrego porfían.
roto casi el navío,
a vuestro almo reposo La combatida entena
huyo de aqueste mar tempestuoso. cruxe, y en ciega noche el claro día
se torna; al cielo suena
Un no rompido sueño, confusa vozería,
un día puro, alegre, libre quiero; y la mar enriquecen a porfía.
no quiero ver el zeño
vanamente severo A mí una pobrecilla
de a quien la sangre ensalça, o el dinero. mesa, de amable paz bien abastada,
me baste, y la baxilla
Despiértenme las aves
de fino oro labrada,
con su cantar sabroso no aprendido;
sea de quien la mar no teme ayrada.
no los cuidados graves
de que es siempre seguido Y mientras miserable-
el que al ajeno arbitrio está atenido.
mente se están los otros abrasando
Vivir quiero conmigo; en sed insacïable
gozar quiero del bien que devo al cielo, del peligroso mando,
a solas, sin testigo, tendido yo a la sombra esté cantando.
libre de amor, de zelo,
de odio, de esperança, de rezelo. A la sombra tendido,
de yedra y lauro eterno coronado,
Del monte en la ladera, puesto el atento oydo
por mi mano plantado tengo un huerto, al son dulce, acordado,
que con la primavera, del plectro sabiamente meneado.
de bella flor cubierto,
ya muestra en esperança el fruto cierto.
NOCHE SERENA
Y como codiciosa
Cuando contemplo el cielo
de ver y acrecentar su hermosura,
de innumerables luces adornado,
desde la cumbre ayrosa
una fontana pura, y miro hacia el suelo,
hasta llegar, corriendo se apresura. de noche rodeado,
en sueño y en olvido sepultado:
Y luego, sossegada, el amor y la pena
el passo entre los árboles torciendo, despiertan en mi pecho una ansia ardiente;
el suelo, de pasada, despiden larga vena
de verdura vistiendo los ojos hechos fuente;
y con diversas flores va esparciendo. la lengua dice al fin con voz doliente:

El ayre el huerto orea «Morada de grandeza,


y ofrece mil olores al sentido, templo de claridad y hermosura:
los árboles menea mi alma que a tu alteza
con un manso ruïdo nació, ¿qué desventura
que del oro y del cetro pone olvido. la tiene en esta cárcel, baja, escura?
VIDA 25

»¿Qué mortal desatino tras d-él la muchedumbre


de la verdad aleja así el sentido, del reluciente coro
que de tu bien divino su luz va repartiendo y su tesoro.»
olvidado, perdido,
sigue la vana sombra, el bien fingido? ¿Quién es el que esto mira,
y precia la bajeza de la tierra
»El hombre está entregado y no gime, y suspira
al sueño, de su suerte no cuidando; por romper lo que encierra
y con paso callado el alma, y de estos bienes la destierra?
el cielo, vueltas dando,
las horas del vivir le va hurtando. Aquí vive el contento,
aquí reina la paz; aquí asentado
¡Ay, despertad, mortales! en rico y alto asiento
Mirad con atención en vuestro daño. está el Amor sagrado,
¿Las almas inmortales, de honra y de deleites rodeado.
hechas a bien tamaño, Inmensa hermosura
podrán vivir de sombra y sólo engaño? aquí se muestra toda, y resplandece
clarísima luz pura,
¡Ay!, levantad los ojos
que jamás anochece:
a aquesta celestial eterna esfera:
eterna primavera aquí florece.
burlaréis los antojos
de aquesa lisonjera ¡Oh, campos verdaderos!
vida, con cuanto teme y cuanto espera. ¡Oh, prados con verdad frescos y amenos!
¡Riquísimos mineros!
»¿Es más que un breve punto ¡Oh, deleitosos senos!
el bajo y torpe suelo, comparado ¡Repuestos valles, de mil bienes llenos!
a aqueste gran trasunto,
do vive mejorado
lo que es, lo que será, lo que ha pasado? DÉCIMA

»Quien mira el gran concierto Aquí la envidia y mentira


de aquestos resplandores eternales, me tuvieron encerrado.
su movimiento cierto, Dichoso el humilde estado
sus pasos desiguales, del sabio que se retira
y en proporción concorde tan iguales: de aqueste mundo malvado,
y con pobre mesa y casa
»la luna cómo mueve en el campo deleitoso,
la plateada rueda, y va en pos de ella con sólo Dios se acompasa,
la luz do el saber llueve, y a solas su vida pasa,
y la graciosa estrella ni envidiado ni envidioso.
de amor le sigue reluciente y bella;

»y cómo otro camino Tirso de Molina (1583-1648)


prosigue el sanguinoso Marte airado,
PASTORCICO NUEVO...
y el Júpiter benigno,
(de El colmenero divino, auto)
de bienes mil cercado,
serena el cielo con su rayo amado. Pastorcico nuevo
de color de azor,
»Rodéase en la cumbre bueno sois, vida mía,
Saturno, padre de los siglos de oro; para labrador.
26 CON SENTIDO

Pastor de la oveja, que si yo no me guardo,


que buscáis perdida, mal me guardaréis.
y ya reducida
viles pastos dejas; Si la voluntad
aunque vuelta abeja, por sí no se guarda,
pace vuestras flores. no la harán la guarda
Si sembráis amores miedo o calidad;
y cogéis sudor; romperá en verdad
bueno sois, vida mía, por la misma muerte,
para labrador. hasta hallar la suerte
que vos no entendéis.
Que si yo no me guardo,
Francisco de Aldana (1537-1578) mal me guardaréis.
RECONOCIMIENTO DE LA VANIDAD Quien tiene costumbre
DEL MUNDO de ser amorosa,
En fin, en fin, tras tanto andar muriendo, como mariposa
tras tanto variar vida y destino, se irá tras su lumbre,
tras tanto de uno en otro desatino, aunque muchedumbre
pensar todo apretar, nada cogiendo; de guardas le pongan,
tras tanto acá y allá, yendo y viniendo y aunque más propongan
cual sin aliento, inútil peregrino, de hacer lo que hacéis,
¡oh, Dios!, tras tanto errar del buen camino que si yo no me guardo,
yo mismo de mi mal ministro siendo, mal me guardaréis.
hallo, en fin, que ser muerto en la memoria
del mundo es lo mejor que en él se esconde Es de tal manera
pues es la paga de él muerte y olvido. la fuerza amorosa,
Y en un rincón vivir con la victoria que a la más hermosa
de sí, puesto el querer tan sólo adonde la vuelve en quimera:
es premio el mismo Dios de lo servido. el pecho de cera,
de fuego la gana,
las manos de lana,
Miguel de Cervantes (1547-1616) de fieltro los pies.
Que si yo no me guardo,
MADRE, LA MI MADRE mal me guardaréis.

Madre, la mi madre,
guarda me ponéis; Juan de Arguijo (1567-1623)
que si yo no me guardo, DEL TIEMPO
mal me guardaréis.
Mira con cuanta prisa se desvía
Dicen que está escrito, de nosotros el sol, al mar vecino,
y con gran razón, y aprovecha, Fernando, en tu camino
ser la privación la luz pequeña de este breve día.
causa de apetito:
crece en infinito Antes que en tenebrosa noche fría
encerrado amor, pierdas la senda, y de buscarla el tino,
por eso es mejor y aventurado en manos del destino,
que no me encerréis, vagues errando por incierta vía.
VIDA 27

Hágante ajenos casos enseñado que el debilitado pulso


y el miserable fin de tantos pueda restituyen en su ser.
con fuerte ejemplo apercibir tu olvido.
Luego me cierran la puerta,
Larga carrera, plazo limitado y me entrego al dulce sueño;
tienes, veloz el tiempo corre, y queda dormido, soy de otro dueño:
sólo el dolor de haberlo mal perdido. no sé de mí cosa cierta.

Hasta que, habiendo sol nuevo,


Baltasar de Alcázar (1530-1606) me cuentan cómo he dormido;
y así, de nuevo les pido
VIDA DEL AUTOR EN LA VEJEZ
que me den néctar y huevo.
Deseáis, señor Sarmiento,
saber en estos mis años, Ser vieja la casa es esto;
sujetos a tantos daños, veo que se va cayendo;
cómo me porto y sustento. voyle puntales poniendo,
porque no caiga tan presto.
Yo os lo diré en brevedad,
porque la historia es bien breve, Mas todo es vano artificio;
y el daros gusto se os debe que presto dicen mis males
con toda puntualidad. han de faltar los puntales,
y allanarse el edificio.
Salido el sol por Oriente
de rayos acompañado,
me dan un huevo pasado
por agua, blando y caliente, Juan Rufo (1547-1622)

CARTA A SU HIJO SIENDO NIÑO


con dos tragos del que suelo
llamar yo néctar divino (fragmento)
y a quien otros llaman vino
porque nos vino del cielo. Verás la fe encarecida
con que pude y quise amarte
Cuando el luminoso vaso y quisiera gobernarte
toca en la meridional, en las ondas de tu vida,
distando por un igual
del Oriente y del ocaso, en cuyo corto viaje
hallarás tormentas largas,
me dan asada o cocida mudanzas, disgustos, cargas
de una gruesa y gentil ave, y mal seguro pasaje.
con tres veces del suave
licor que alegra la vida. Verás cómo nace el hombre
llorando, pobre y desnudo,
Después que, cayendo, viene tan miserable y tan rudo,
a dar en el mar Hesperio que aun no muestra solo el nombre.
desamparando el imperio
que en nuestro horizonte tiene, Verás después las potencias
ir valiendo, y los sentidos
me suelen dar a comer ser dellas ennoblecidos
tostadas en vino mulso, con avisos y esperiencias.
28 CON SENTIDO

Verás que cada animal, Deja siempre la porfía


conforme su inclinación, primero que se comience;
sigue la disposición porque sin duda la vence
de su instinto natural, el que della se desvía.

y sólo el hombre pervierte Afable comedimiento


sus justas obligaciones, alaben todos en ti,
si no vence sus pasiones, porque resbalar de aquí
como valeroso y fuerte. es de bajo entendimiento.

Reloj es cierto y solar Y ya que no por igual


el bruto, y así nos muestra trates a los desiguales,
lo que otra causa le adiestra no les quites, sino dales
sin dello un punto faltar. en su tanto a cada cual.

El hombre es globo y esfera, Lo que cierto no supieres,


y al de ruedas comparado, no te hagas dello autor:
que, estando bien concertado, callarlo es mucho mejor,
trae su cuenta verdadera. mientras dudoso estuvieres;

Mas si prudencia no rige que quien afirma lo incierto


de su curso el movimiento, es hombre de poco vaso,
por una da hasta ciento, y el decir verdad acaso
y el tiempo no le corrige. imita el mentir más cierto.

Sabe, hijo, que, si vas Aunque sustenta el honor


por el derecho camino, el haber que poseemos,
un espíritu divino, de los dos malos estremos
un ángel parecerás. ser pródigo es el menor.

Mas si tuerces la carrera Es hacienda peligrosa


en esta vida mortal, la que se gasta sin tiento;
quedarás de racional mas la del triste avariento,
transformado en bestia fiera. necesidad muy forzosa.

Tu secreto en cualquier cosa Al hombre que fuere así,


comunícale contigo, que no le trates te digo,
y no obligues a tu amigo porque mal será tu amigo
a carga tan peligrosa. el enemigo de sí.

Si te es difícil cubrillo, De los celosos casados


como muchas veces suele, algunos vimos caer;
el otro, a quien menos duele, pero no vienen a ser
¿qué hará sino decillo? tantos como confiados.

De la dudosa esperanza Porque si la sujeción


nunca hagas certidumbre, (cuando es mucha) las despierta,
pues, por natural costumbre, ¿qué hará abrilles la puerta
aun en lo cierto hay mudanza. de libertad y ocasión?
VIDA 29

Tú, hijo, en este contrato Es la envidia testimonio


abraza el seguro medio; que denota vil flaqueza,
que no es áspero remedio es malicia, y es simpleza;
el moderado recato. es desdicha, y es demonio.

Ten siempre puesta la mira Holgar con el bien ajeno


en tratar pura verdad, es ser partícipe dél,
porque es gran calamidad piedra de toque fiel
el ser cogido en mentira. en que se conoce el bueno.

Esto es fácil de inferir; Las blancas sienes, que son


pues no hay razón que consienta lustre, corona y riqueza,
que sea el mentís afrenta, si el seso tiene pobreza,
y que no lo sea el mentir. lastiman el corazón.

Y los que usan juramentos Porque a la florida edad,


por ser más acreditados, en vicios desenfrenada,
tenlos tú por defraudados sucede vejez pesada,
del blanco de sus intentos; con torpe simplicidad.

porque bien está entendido Y así, pasando los años


que suele fabulizar con su curso acelerado,
quien piensa que sin jurar crece el martirio pesado,
no merece ser creído. y huyen los desengaños.

También se jura por uso; Las horas y su medida


mas, como quiera que sea, debes, hijo, conocer,
deshonra y culpa acarrea y echar en ellas de ver
la licencia deste abuso. la brevedad de la vida.

No aflijas al afligido; Son números compasados,


que, a las veces, el que ha errado leguas de la senda humana,
tiene enmienda consolado, descripción fácil y llana
mejor que reprehendido. de los esféricos grados.

No fíes en los placeres, Son métrica distinción


porque pasan como viento; de los cuadrantes del día,
y cuando estés desconteto, de cuya acorde armonía
disimula si pudieres; traste y compases son.

porque el mal comunicado, Son del tiempo y su vejez


aunque dien que es menor, la más corriente moneda;
no arguye tanto valor joyas de rica almoneda;
como el secreto y callado. sellos del número diez.

Ten mancilla al envidioso Son del sol eternamente


que se aflige sin provecho, centinelas veladoras;
alimentando en su pecho discretas compartidoras
el áspid más ponzoñoso. de los tratos de la gente.
30 CON SENTIDO

Son alivio del tormento, y contino se te acuerde


son esperanza del bien, de que el tiempo bien gastado,
y un alfabeto por quien aunque parezca pasado,
discurre el entendimiento. no se pasa ni se pierde.

Son macizos eslabones Pásase y piérdese aquél


que abrazan los elementos; que los hombres gastan mal,
condutos y ligamentos y es desdicha sin igual
de las anales sazones. que se pierden ellos y él.

Son principio desde cuando Todo el tiempo que vivimos,


el primero comenzó; hacia el morir caminamos,
tiempo que se anticipó rodeando, si velamos,
a todos los de su bando. y atajando, si dormimos.

Porque el minuto y momento Del que te burló primera,


y los átomos instables guárdate la vez segunda;
no fueron considerables y si en efecto segunda,
hasta llegar a su aumento, vélate bien la tercera;

así como no es persona y piensa que el trato vil


un miembro, ni una fación, redunda en tu menosprecio:
ni la unidad, con razón, que si eres tres veces necio,
por número se pregona. lo serás trescientas mil.

Así que las horas fueron Nunca digas mala nueva,


términos fundamentales y, si descanso codicias,
de tiempos inmemoriales no le arriendes las albricias
que en siglos se convirtieron, al correo que la lleva.

y serán al fin postrero Esto, hijo, no se entiende


remate de la jornada, cuando pueda el desengaño
cuando vuelva el primer nada, evitar un nuevo daño
y cierren ellas el cero. que del primero depende.

Las horas son para orar, Más vale un tardar prudente,


y el que ignora es un orate, aunque cause pena esquiva,
como el que espera combate que la priesa intempestiva,
sin armas para lidiar; si el caso no la consiente.

y son, mi hijo querido, Que mejor es con trabajo


para consideración esperar lo deseado
de que las cosas que son que perder lo trabajado
pasarán cual las que han sido. por codicia de un atajo.

Obra con peso y medida, No quiero decirte más;


y cojerás con decoro que lo divino y humano
de las horas aquel oro es un fácil canto llano,
que enriquece más la vida; si razón lleva el compás.
VIDA 31

Si el colegio de Talía de la carrera de la edad cansados,


te diere furor divino, por quien caduca ya su valentía.
sigue el honesto camino,
y nunca dél te desvía. Salíme al campo, vi que el sol bebía
los arroyos de el hielo desatados;
Sean por ti celebrados y del monte quejosos los ganados,
los generosos motivos; que con sombras hurtó su luz al día.
no los amores lascivos,
ni gustos desenfrenados. Entré en mi casa; vi que, amancillada,
de anciana habitación era despojos;
Los insignes caballeros mi báculo más corvo y menos fuerte.
que murieron en la guerra;
Vencida de la edad sentí mi espada,
no sátiros en la tierra,
y no hallé cosa en que poner los ojos
ni en el mar ninfas en cueros.
que no fuese recuerdo de la muerte.
Las obras dignas de fama
cantarás en grave estilo; LETRILLA SATÍRICA
no las riberas de Nilo,
ni mudanzas de una dama. Poderoso caballero
es don Dinero.
Oye misa cada día, Madre, yo al oro me humillo;
y serás de Dios oído; él es mi amante y mi amado,
témele, y serás temido, pues, de puro enamorado,
como un rey decir solía. de contino anda amarillo;
que pues, doblón o sencillo,
Ama su bondad, y en El hace todo cuanto quiero,
amarás sus criaturas, poderoso caballero
y serán tus obras puras es don Dinero.
en este mundo y aquél. Nace en las Indias honrado,
donde el mundo le acompaña;
Téngate Dios de su mano; viene a morir en España
y, para que el bien te cuadre, y es en Génova enterrado.
sirve a tu hermosa madre, Y pues quien le trae al lado
ama a Juan tu dulce hermano, es hermoso, aunque sea fiero,
y no me olvides. Tu padre. poderoso caballero
es don Dinero.
INCLUSA Es galán y es como un oro,
tiene quebrado el color,
La vida es largo morir, persona de gran valor,
y el morir, fin de la muerte: tan cristiano como moro.
procura morir de suerte, Pues que da y quita el decoro
que comiences a vivir. y quebranta cualquier fuero,
poderoso caballero
es don Dinero.
Francisco de Quevedo (1580-1645) Son sus padres principales,
y es de nobles descendiente,
ENSEÑA CÓMO TODAS
porque en las venas de Oriente
LAS COSAS AVISAN DE LA MUERTE
todas las sangres son reales;
Miré los muros de la patria mía, y pues es quien hace iguales
si un tiempo fuertes, ya desmoronados, al duque y al ganadero,
32 CON SENTIDO

poderoso caballero EPÍSTOLA SATÍRICA Y CENSORIA CONTRA LAS


es don Dinero. COSTUMBRES PRESENTES DE LOS CASTELLANOS,
Mas, ¿a quién no maravilla ESCRITA A DON GUZMÁN, CONDE DE OLIVARES,
ver en su gloria sin tasa EN SU VALIMIENTO
que es lo menos de su casa (fragmento)
doña Blanca de Castilla?
No he de callar, por más que con el dedo,
Pero, pues da al bajo silla
ya tocando la boca, o ya la frente,
y al cobarde hace guerrero
silencio avises, o amenaces miedo.
poderoso caballero
¿No ha de haber un espíritu valiente?
es don Dinero.
¿Siempre se ha de sentir lo que se dice?
Sus escudos de armas nobles
¿Nunca se ha de decir lo que se siente?
son siempre tan principales,
Hoy sin miedo que libre escandalice
que sin sus escudos reales
no hay escudos de armas dobles; puede hablar el ingenio, asegurado
y pues a los mismos robles de que mayor poder le atemorice.
da codicia su minero, En otros siglos pudo ser pecado
poderoso caballero severo estudio y la verdad desnuda,
es don Dinero. y romper el silencio el bien hablado.
Por importar en los tratos Pues sepa quien lo niega y quien lo duda,
y dar tan buenos consejos, que es lengua la verdad de Dios severo
en las casas de los viejos y la lengua de Dios nunca fue muda.
gatos le guardan de gatos. Son la verdad y Dios, Dios verdadero,
Y pues él rompe recatos ni eternidad divina los separa
y ablanda al juez más severo, ni de los dos alguno fue primero.
poderoso caballero Si Dios a la verdad se adelantara,
es don Dinero. siendo verdad, implicación hubiera
Y es tanta su majestad en ser y en que verdad de ser dejara.
(aunque son sus duelos hartos), La justicia de Dios es verdadera
que con haberle hecho cuartos y la misericordia y todo cuanto
no pierde su autoridad; es Dios, todo ha de ser verdad entera.
pero, pues da calidad Señor Excelentísimo, mi llanto
al noble y al pordiosero, ya no consiente márgenes ni orillas;
poderoso caballero inundación será la de mi canto.
es don Dinero. Ya sumergirse miro mis mejillas,
Nunca vi damas ingratas la vista por dos urnas derramada
a su gusto y afición; sobre las aras de las dos Castillas.
que las caras de un doblón Yace aquella virtud desaliñada,
hacen sus caras baratas; que fue, si rica menos, más temida,
y pues las hace bravatas en vanidad y en sueño sepultada,
desde una bolsa de cuero, y aquella libertad esclarecida
poderoso caballero que en donde supo hallar honrada muerte
es don Dinero. nunca quiso tener más larga vida.
Más valen en cualquier tierra Y pródiga de l’alma, nación fuerte,
(¡mirad si es harto sagaz!), contaba por afrentas de los años
sus escudos en la paz envejecer en brazos de la suerte.
que rodelas en la guerra. De el tiempo el ocio torpe, y los engaños
Y pues al pobre le entierra de el paso de las horas y de el día
y hace proprio al forastero, reputaban los nuestros por extraños.
poderoso caballero Nadie contaba cuánta edad vivía,
es don Dinero. sino de qué manera; ni aun un hora
VIDA 33

lograba sin afán su valentía. teniendo por mejor en mis verdades,


La robusta virtud era señora, consumir vanidades de la Vida,
y sola dominaba al pueblo rudo; que consumir la Vida en vanidades.
edad, si mal hablada, vencedora.
El temor de la mano daba escudo
al corazón, que en ella confiado, REDONDILLAS
todas las armas despreció desnudo... Hombres necios que acusáis
a la mujer sin razón,
sin ver que sois la ocasión
Pedro Calderón de la Barca (1600-1681) de lo mismo que culpáis.

SONETO Sin con ansia sin igual


solicitáis su desdén,
Estas que fueron pompa y alegría, ¿por qué queréis que obren bien
despertando al albor de la mañana, si las incitáis al mal?
a la tarde serán lástima vana,
durmiendo en brazos de la noche fría. Combatís su resistencia,
y luego, con gravedad,
Este matiz que al cielo desafía, decís que fue liviandad
iris listado de oro, nieve y grana, lo que hizo la diligencia.
será escarmiento de la vida humana:
¡tanto se emprende en término de un día! Parecer quiere el denuedo
de vuestro proceder loco
A florecer las rosas madrugaron al niño que pone el coco
y para envejecerse florecieron; y luego le tiene miedo.
cuna y sepulcro en un botón hallaron.
Queréis con presunción necia
Tales los hombres sus fortunas vieron: hallar a la que buscáis,
en un día nacieron y expiraron; para pretendida, Thais,
que, pasados los siglos, horas fueron. y en la posesión, Lucrecia.

¿Qué humor puede ser más raro


que el que falto de consejo,
Sor Juana Inés de la Cruz (1651-1695) el mismo empaña el espejo,
y se siente que no esté claro?
SONETO
En perseguirme Mundo, ¿qué interesas Con el favor y el desdén
en qué te ofendo, quando sólo intento tenéis condición igual
poner bellezas en mi entendimiento, quejándoos, si os tratan mal;
y no mi entendimiento en las bellezas? burlándoos, si os quieren bien.
Opinión ninguna gana,
Yo no estimo tesoros ni riquezas, pues la que más se recata,
y así, siempre me causa más contento si no os admite, es ingrata
poner riquezas en mi entendimiento, y si os admite, es liviana.
que no mi entendimiento en las riquezas.
Siempre tan necios andáis,
Yo no estimo hermosura, que vencida que con desigual nivel
es despojo civil de las edades, a una culpáis de cruel
ni riqueza me agrada fementida; y a otra por frágil culpáis.
34 CON SENTIDO

Pues ¿cómo ha de estar templada Pues, ¿cómo la amenaza no tememos


la que vuestro amor pretende del Criador de toda criatura?
si la que es ingrata ofende Deseche la maldad nuestra cordura,
y la que es fácil enfada? y el viaje del alma preparemos.

Mas entre el enfado y pena La muerte, aunque parece que se esconde,


que vuestro gusto refiere, cada momento nos está acechando;
bien haya la que no os quiere dejémosla que siga y que nos ronde.
y quejaos en hora buena.
Ella va y viene, y nos está esperando,
Dan vuestras amantes penas y ya que nos oculta cómo y dónde,
a sus libertades alas, estemos prontos para siempre y cuándo.
y después de hacerlas malas
las queréis hallar muy buenas.
Gustavo Adolfo Bécquer (1836-1870)
¿Cuál mayor culpa ha tenido
RIMAS
en una pasión errada: (fragmentos)
la que cae de rogada,
o el que ruega de caído? Mi vida es un erial:
flor que toco se deshoja;
¿O cuál es de más culpar, que en mi camino fatal,
aunque cualquiera mal haga, alguien va sembrando el mal
la que peca por la paga para que yo lo recoja.
o el que paga por pecar? ..................................................
En el mar de la duda en que bogo,
Pues ¿para que os espantáis ni aún sé lo que creo;
de la culpa que tenéis? ¡Sin embargo, estas ansias me dicen
Queredlas cual las hacéis que yo llevo algo
o hacedlas cual las buscáis. divino aquí dentro!
..................................................
Dejad de solicitar
y después con más razón Volverán las oscuras golondrinas
acusaréis la afición en tu balcón sus nidos a colgar,
de la que os fuere a rogar. y otra vez con el ala a sus cristales
jugando llamarán;
Bien con muchas armas fundo pero aquellas que el vuelo refrenaban
que lidia vuestras arrogancia tu hermosura y mi dicha al contemplar,
pues en promesa e instancia aquellas que aprendieron nuestros nombres....
juntáis diablo, carne y mundo. Esas... ¡no volverán!
Volverán las tupidas madreselvas
de tu jardín las tapias a escalar,
otra vez a la tarde, aún más hermosas,
Diego de Torres Villaroel (1693-1770)
sus flores se abrirán;
¿CUÁNDO VENDRÁ LA MUERTE? Pero aquellas cuajadas de rocío,
cuyas gotas mirábamos temblar
¿Cuándo vendrá la muerte? No sabemos. y caer como lágrimas del día...
¿El cómo y el lugar? Ni en conjetura. Esas... ¡no volverán!
¿El detener su curso? ¡Qué locura! Volverán del amor en tus oídos
Sólo es cierto y de fe que fallecemos. las palabras ardientes a sonar;
VIDA 35

tu corazón de su profundo sueño pero jamás en mí podrá apagarse


tal vez despertará; la llama de tu amor.
pero mudo y absorto y de rodillas,
como se adora a Dios ante su altar,
como yo te he querido... desengáñate, A TODOS LOS SANTOS
¡así no te querrán!
Patriarcas que fuisteis la semilla
.......................................... del árbol de la fe en siglos remotos,
Al brillar un relámpago nacemos, al vencedor divino de la muerte
y aún dura su fulgor cuando morimos: rogadle por nosotros
¡tan corto es el vivir!
La Gloria y el Amor tras que corremos. Profetas que rasgasteis inspirados
sombras de un sueño son que perseguimos: del porvenir el velo misterioso,
¡despertar es morir! al que sacó la luz de las tinieblas
........................................... rogadle por nosotros

Primera voz Almas cándidas, Santos Inocentes


Las ondas tienen vaga armonía, que aumentáis de los ángeles el coro,
las violetas suave olor, al que llamó a los niños a su lado
brumas de plata, la noche fría; rogadle por nosotros
luz y oro, el día;
yo, algo mejor: Apóstoles que echasteis en el mundo
yo tengo Amor de la Iglesia el cimiento poderoso,
al que es de la verdad depositario
Segunda voz rogadle por nosotros
Aura de aplausos, nube radiosa,
ola de envidia que besa el pie, Mártires que ganasteis vuestras palmas
isla de sueños donde reposa en la arena del circo, en sangre rojo,
el alma ansiosa, al que os dio fortaleza en los combates
dulce embriaguez: rogadle por nosotros
la Gloria es.
Vírgenes semejantes a azucenas,
Tercera voz que el verano vistió de nieve y oro,
Ascua encendida es el tesoro, al que es fuente de vida y hermosura
sombra que huye la vanidad; rogadle por nosotros
todo es mentira: la gloria, el oro.
Lo que yo adoro Monjes que de la vida en el combate
sólo es verdad: pedisteis paz al claustro silencioso,
la Libertad al que es iris de calma en las tormentas
rogadle por nosotros

Doctores cuyas plumas nos legaron


AMOR ETERNO
de virtud y saber rico tesoro,
Podrá nublarse el sol eternamente; al que es caudal de ciencia inextinguible
podrá secarse en un instante el mar; rogadle por nosotros
podrá romperse el eje de la tierra
como un débil cristal. Soldados del Ejército de Cristo,
Santos y Santas todos
¡Todo sucederá! Podrá la muerte rogadle que perdone nuestras culpas
cubrirme con su fúnebre crespón; a Aquel que vive y reina entre vosotros
36 CON SENTIDO

Ven y tu ardiente cabeza


José de Espronceda (1808-1842)
entre mis manos reposa;
CANCIÓN DE LA MUERTE tu sueño, madre amorosa,
eterno regalaré;
Débil mortal, no te asuste ven y yace para siempre
mi oscuridad ni mi nombre; en blanda cama mullida,
en mi seno encuentra el hombre donde el silencio convida
un término a su pesar. al reposo y al no ser.
Yo, compasiva, le ofrezco Deja que inquieten al hombre,
lejos del mundo un asilo, que loco al mundo se lanza,
donde a mi sombra tranquilo mentiras de la esperanza,
para siempre duerma en paz. recuerdos del bien que huyó;
mentiras son sus amores,
Isla, yo soy del reposo mentiras son sus victorias,
en medio el mar de la vida, y son mentira sus glorias,
y el marinero allí olvida y mentira su ilusión.
la tormenta que pasó;
allí convidan al sueño Cierre mi mano piadosa
aguas puras sin murmullo, tus ojos al blando sueño,
allí se duerme al arrullo y empape suave beleño
de una brisa sin rumor. tus lágrimas de dolor.
Yo calmaré tu quebranto
Soy melancólico sauce y tus dolientes gemidos,
que su ramaje doliente apagando los latidos
inclina sobre la frente de tu herido corazón.
que arrugara el padecer,
y aduerme al hombre, y sus sienes
con fresco jugo rocía, Manuel Bretón de los Herreros
mientras el ala sombría (1796-1873)
bate el olvido sobre él.
PECADOS NECIOS Y GUSTOS DEPRAVADOS
Soy la virgen misteriosa ¡Oh, que tonto es don Andrés,
de los últimos amores, que gasta el oro sin tasa,
y ofrezco un lecho de flores y arruina tal vez su casa
sin espinas ni dolor, por titularse marqués
y amante doy mi cariño y ponerse cruz al pecho!
sin vanidad ni falsía; Buen provecho.
no doy placer ni alegría,
mas es eterno mi amor. Toda una noche bailando
pasa Luis. ¡Necia manía!
En mí la ciencia enmudece, ¿Cuánto mejor no estaría
en mí concluye la duda a pierna suelta roncando,
y árida, clara, desnuda, en caliente y blando lecho?
enseño yo la verdad; Buen provecho.
y de la vida y la muerte
al sabio muestro el arcano, ¡Oh avaricia siempre ciega!
cuando al fin abre mi mano ¡Que se exponga don Zenón
la puerta a la eternidad. a perder fama y bastón,
VIDA 37

por ganar media talega mi pluma la hubiera hecho...»


en un infame cohecho! Buen provecho.
Buen provecho.

Clara, ¿y de ti qué diré, DIOS ME LIBRE Y ME DEFIENDA


si con muleta te veo
por llevar en el paseo De una mujer zalamera
sobre largo y ancho pie que su amor quiera probar
zapato corto y estrecho? diciéndome sin cesar
Buen provecho. «consuelo mío, mi prenda»,

¿Posible es que don Jeromo, Dios me libre y me defienda.


aunque ve menguar sus rentas,
cuando viene a darle cuentas De escuchar a un majadero,
su rollizo mayordomo mientras le dan de cenar,
firme como en un barbecho? deletreando asesinar
Buen provecho. de Cervantes la leyenda,
Dios me libre y me defienda.
Casóse Fabio con Juana,
sin tener un solo ochavo; De esos que apuestan por todo,
mas ¡la amaba tanto!... ¡Bravo! y escupen por el colmillo,
¡Viva el amor! Si mañana y hablan de onzas a porrillo
se colgare de despecho. con insolente fachenda,
Buen provecho. Dios me libre y me defienda.

Si quiere usted, camarada, De creer que un palaciego


con toros entrar en lid, más que la viuda llorosa,
cuando al mejor adalid si es oji-negra y hermosa,
le alumbran una cornada el pobre infálido atienda,
por el costado derecho. Dios me libre y me defienda.
buen provecho.
De querer enemistar
Si en busca de un gazapillo, jamás con un escribano,
que cuesta poco en la plaza, o con alguacil villano
sale don Martín a caza que por vengarse me prenda,
y vuelve con tabardillo Dios me libre y me defienda.
bien: su gusto ha satisfecho. Aunque mi padre le abone
Buen provecho. y un santo me lo aconseje,
que de otro me la maneje,
Si, cuando menos lo espera, si Dios me la da, hacienda,
se le hunde la casa a Antón Dios me libre y me defienda.
por no gastar un doblón
en reparar la gotera De fiarme de un chismoso
que abrió una rata en el techo, que, si hoy lo es en mi servicio,
buen provecho. mañana su mismo vicio
le hará también que me venda,
Si leyendo esta letrilla Dios me libre y me defienda.
exclama un lector adusto:
« ¡Pésimo estilo! ¡Mal gusto! De creer yo que en la corte
Más graciosa y más sencilla aunque allí todo es error,
38 CON SENTIDO

de la pobreza el olor ¡PACIENCIA!


a cien varas no trascienda, Hijo nací tercerón
Dios me libre y me defienda. de un hidalgo pobretón
De dudar yo que en la guerra y si la fiebre amarilla
ganan muchos un balazo no barre medio Castilla
que les troncha pierna o brazo no espero ninguna herencia:
y pocos una encomienda, ¡Paciencia!
Dios me libre y me defienda.
¿Se vende una obrilla mía?
Aunque sean más hermosas Nadie va a la librería.
que la diosa de Citeres, A titulo de amistad
de acompañar a mujeres me la piden... Es verdad
cuando van a alguna tienda, que alaban luego mi ciencia:
Dios me libre y me defienda. ¡Paciencia!

De imaginar que Tiburcio ¿Imploro la protección


con leer sólo el Rengifo de algún grave señorón?
como a hacer un logogrifo No hay mus: inútil empeño.
a hacer poemas aprenda, ¡Oh!, pero me habla risueño
Dios me libre y me defienda. y me apea la excelencia:
¡Paciencia!
De criticón cuya envidia
contra mis versos la arme, ¿Qué puedo dar a mis damas?
y se empeñe en censurarme, Sonetillos y epigramas.
tal vez porque no me entienda, Llega un cafre, rueda el oro,
Dios me libre y me defienda. y me deja el bien que adoro
a la luna de Valencia:
De creer que un jugador ¡Paciencia!
deje las cartas traidoras,
aunque me haga a todas horas Si presto, nadie me paga,
mil propósitos de enmienda, que es mi suerte muy aciaga.
Dios me libre y me defienda. Si me veo en un apuro
De dudar yo que es muy raro y luego a pedir un duro,
y merece eterna palma me dan... una reverencia:
el que tiene bella el alma ¡Paciencia!
teniendo la cara horrenda,
Dios me libre y me defienda. Viene a convidarme Blas;
no me halla en casa jamás;
De aprisionar el dinero y es fijo que ha de encontrarme
por temor de infausta suerte el que venga a molestarme
a riesgo de que la muerte con alguna impertinencia:
sin gastarlo me sorprenda, ¡Paciencia!
Dios me libre y me defienda.
El cielo anuncia tronada;
De médico y boticario, saco el paraguas... no hay nada;
de hombre cominero y ruin, no lo saco... y aquel día
de mujer que hable latín un diluvio nos envía
y de caballo sin rienda la divina Providencia:
Dios me libre y me defienda. ¡Paciencia!
VIDA 39

Si voy a un baile me atrapa Dos pícaros galgos


algún ratero la capa; me vienen siguiendo.
llego helado a mi portal; —Sí—replica el otro—
llamo, no me oye Pascual... por allí los veo...;
y me quedo a la inclemencia: pero no son galgos.
¡Paciencia! —Pues ¿qué son?—Podencos.
—¿Qué? ¿Podencos dices?
Te aconsejo como amigo: —Sí, como mi abuelo.
No viajes Fabio, conmigo, —Galgos y muy galgos,
que en gran peligro te pones. bien vistos los tengo.
Si no te asaltan los ladrones, —Son podencos; vaya,
volcará la diligencia: que no entiendes de eso.
¡Paciencia! —Son galgos te digo.
—Digo que podencos.
No aborrezco el matrimonio; En esta disputa
pero mi suerte... el demonio... llegaron los perros,
No, no me caso. ¡Arre allá! pillan descuidados
porque mi dote será a mis dos conejos.
tras de cuernos penitencia: Los que por cuestiones
¡Paciencia! de poco momento
dejan lo que importa,
llévense este ejemplo.
DOS EPIGRAMAS

Voy a hablarte ingenuamente:


tu soneto, don Gonzalo, Félix María de Samaniego (1745-1801)
si es el primero, es muy malo;
LAS MOSCAS
si es el último, excelente.
A un panal de rica miel
*** dos mil moscas acudieron,
Ese hombre, cuyo renombre que, por golosas, murieron,
puebla Cortes y arrables, presas las patas en él.
a todos los animales Otra dentro de un pastel
remeda..., menos al hombre. enterró su golosina.
Así, si bien se examina,
los humanos corazones
Tomás de Iriarte (1750-1791) perecen en las prisiones
del vicio que los domina.
LOS DOS CONEJOS

Por entre unas matas,


LA PALOMA
seguido de perros
(no diré corría), Un pozo pintado vió
volaba un conejo. una paloma sedienta;
De su madriguera tiróse a él tan violenta,
salió un compañero, que contra la tabla dió.
le dijo: —Tente, Del golpe, al suelo cayó,
amigo, ¿qué es esto? y allí muere de contado.
—¿Qué ha de ser?—responde—. De su apetito guiado,
Sin aliento llego... por no consultar al juicio,
40 CON SENTIDO

así vuela al precipicio hasta ser sus señores y tiranos.


el hombre desenfrenado. Pues ¿qué remedio?... Incautos jovencitos,
¡contad con los primeros pajaritos!
EL JOVEN FILÓSOFO Y SUS COMPAÑEROS
Un joven, educado Ignacio López de Ayala (1725-1790)
con el mayor cuidado
por un viejo filósofo profundo, ELEGÍA
salió por fin a visitar el mundo. Ciega pasión y loco devaneo
Concurrió cierto día, arrastra y precipita al hombre cuando
entre civil y alegre compañía, cree igual su poder a su deseo.
a una mesa abundante y primorosa.
«¡Espectáculo horrendo! ¡Fiera cosa! Si mano compasiva, arrullo blando
¡La mesa, de cadáveres cubierta, no le fomenta cuando débil nace,
a la vista del hombre!... ¡Y éste acierta la vida acaba, que empezó llorando.
a comer los despojos de la muerte!» De un mal creciendo en otro, inferior yace
El joven declamaba de esta suerte. a la fiera veloz, que su indigencia
o más fuerte o más parca satisface;
Al son de filosóficas razones,
devorando perdices y pichones, y el que creyó gozar la preeminencia
le responden algunos concurrentes: de los demás vivientes, mal contento
«Si usted ha de vivir entre las gentes, su suerte culpa y llora su inclemencia.
deberá hacerse a todo.»
Con su gracioso modo ¿Dó está el imperio en tanto abatimiento?
alabando el bocado de exquisito, ¿O dó halla el hombre causa a su fiereza,
le presentan un gordo pajarito. ni origen a su altivo pensamiento?
«Cuanto usted ha exclamado será cierto
mas, en fin, le decían, ya está muerto. Tú sola, tú, sagaz Naturaleza,
Pruébelo, por su vida... Considere pródiga madre, rey le has coronado
que otro le comerá, si no lo quiere.» por dar un ejemplar de tu grandeza.
La ocasión, las palabras, el ejemplo, La luz etérea, que en su pecho osado
y, según yo contemplo, encendiste, el fuego que le inflama,
yo no sé qué olorcillo de tu divino ser comunicado;
que exhalaba el caliente pajarillo,
al joven persuadieron, de manera esa voraz e inextinguible llama.
que al fin se lo comió. «¡Quién lo dijera! su peso arrastra, y levantando el vuelo
¡Haber yo devorado un inocente!» a do su origen y su ardor le llama,
Así clamaba, pero fríamente.
Lo cierto es que, llevado de aquel cebo cuanto la tierra ofrece y cubre el cielo
con mas facilidad cayó de nuevo. su mente abraza, y animoso cría
La ocasión se repite cuando cubre el Olimpo, ofrece el suelo.
de uno en otro convite,
y de una codorniz a una becada, Del infausto abandono en que yacía,
llegó el joven al fin de la jornada se eleva con los dones que su mano
olvidando sus máximas primeras copia de su fecunda fantasía.
a ser devorador como las fieras.
De esta suerte los vicios se insinúan, Del grave peso vencedor, ufano
crecen, se perpetúan sigue y se acerca a la suprema Idea,
dentro del corazón de los humanos, que enciende y llama al corazón humano.
VIDA 41

Artífice feliz, cuanto desea El mundo vuelve todo el tenebroso olvido,


o inflama al pecho o mueve su desvelo, si las artes no avivan su memoria,
halaga al gusto, al corazón recrea, y detienen los tiempos que han corrido.

cuanto embellece al variado suelo, El lustre, el nombre y celebrada gloria


al ámbito del aire luminoso, aun de dioses se ignora, o son baldones
al mar profundo, al cristalino cielo, e infausta mancha de la humana historia.

sujeta con espíritu animoso.


y, criador universal, figura Francisco Gregorio de Salas
más ordenado el mundo y más hermoso. (1755-1822)

Con osadía igual a su ventura, DESCRIPCIÓN DE LA VIDA


corrige y cría otra Naturaleza DE LA MUJER DE UN LABRADOR
de más beldad, de perfección más pura:
Apenas se levanta de la cama,
y vencida primero la dureza barre la casa y pone la comida,
de la necesidad, con nuevo aliento el almuerzo prepara sin medida,
cala la sopa, y a sus hijos llama,
busca, no satisfecho, más belleza.
sale luego a la huerta,
Pues de moles terrenas descontento, y cerca de la puerta
del pecho, el alma y corazón presenta corta la flor primera, o el retoño
los ímpetus, la paz y el movimiento. que dan la primavera y el otoño,
Por su divina mano el bronce alienta y, ordeñando una vaca,
amor, odio, tristeza o alegría, que suele estar atada de una estaca,
dulce sosiego, indignación violenta. saca la gruesa leche por azumbres,
y, después, en sus viñas y frutales
Al pecho infunde miedo u osadía; y regados broncales,
la tabla; antes grosera, me enternece, llena un cesto de frutas y legumbres.
vistiendo su pasión la pasión mía. Peina luego a algún hijo, diligente:
y el muchacho, impaciente,
Con su pincel mi sentimiento crece, lloroso e indigesto,
mis lágrimas conduce por trofeo, a cada peinadura pone un gesto.
y un dolor imitado me estremece. Cuida de sus gallinas,
y luego presta el pan a las vecinas.
Terror inspira el duro bronce, y leo dándole a la más pobre y más escasa
la turbación, espanto y alarido la comida que sobra de su casa.
del que bramar entre serpientes veo. Pasa luego al tinado,
donde ceba algún cerdo.
El arco, el brazo, el rostro enfurecido y, llenando el dornajo de salvado,
del dios advierto, que vengo a Letona, echa después el heno preparado
y de su flecha el volador ruïdo. al buey cansado y lerdo,
que al rudo comedero tiene atado.
Siendo el ímpetu y arte que blasona A sus hijos remuda la camisa
el gladiador, que intrépido pretende, que ella hiló de la estopa
vencido, muerte, o vencedor, corona. del más crecido lino
que se crió en el huerto de un vecino,
Del sacro fuego que en el alma prende y, sacando después la mejor ropa,
tan grande es la virtud; tal la ventura les viste muy de prisa,
que en la informe materia vida enciende. y, si es día de fiesta, se va a misa.
42 CON SENTIDO

Pone luego la mesa a su marido, y a todos los desnuda por su mano.


y, tomando algún jarro muy crecido, Despacha sus pastores y gañanes,
se baja a la bodega, poniendo en un costal de lienzo grueso,
y en el punto que llega aceitunas y queso,
le llena en una cuba o un pellejo pimientos, ajos, sal y algunos panes.
del generoso vino más añejo, Toma la almohadilla
hasta que se derrama lo que sobra, y, a la luz de la vela que más brilla
y come sin afán y sin zozobra. se divierte cosiendo,
Quita la mesa y friega, hasta que el sueño así le va viniendo
y, si hace ya calor, la casa riega. y, acostándose al fin con gran descuido,
Sale luego a la puerta, y, hacendosa, duerme con tanta paz como el marido.
en el suelo se sienta,
y con maña curiosa
hila, devana y cose muy contenta
Cuenta por novedad a una vecina Gertrudis Gómez de Avellaneda
que a su casa llegó la golondrina, (1814-1873)
que ha visto ya aquel año la cigüeña,
o que oyó la halagüeña A ÉL
simple voz del cuquillo que ha llegado, (fragmentos)
o el sencillo gracejo
del avión, la tórtola y vencejo, ¡Y yo gozaba! El rocío,
que vienen a su tiempo acostumbrado; nocturno llanto del cielo,
que se quebró la rueca, el bosque espeso y umbrío,
o que sacó los pollos una llueca; la dulce quietud del suelo,
que compró algún cedazo o un harnero, el manso correr del río,
que se cayó en el pozo algún caldero,
o que atenta ha observado, y de la luna el albor
del oscuro horizonte en las figuras, y el aura que murmuraba
las señales de lluvia más seguras acariciando a la flor,
que su diestro marido le ha enseñado. y el pájaro que cantaba...
Acecha por la luz de un agujero ¡Todo me hablaba de amor!
a los traviesos hijos, que gozosos
se columpian, airosos, Y trémula, palpitante,
en las volantes puntas de un madero; en mi delirio extasiada,
celebra sus pueriles regocijos, miré una visión brillante,
hasta que ve que alguno de los hijos como el aire perfumada,
en el simple equilibrio se descuida como las nubes flotante.
por mirar a un cordero o una cabra
y, dando una caída, Ante mí resplandecía
en algún pedernal se descalabra; como un astro brillador,
ella sale, asustada de repente y mi loca fantasía
y, tomando al muchacho, diligente al fantasma seductor
le atiende en un escaño, tributada idolatría.
y, después de azotarle, le ata un paño.
Al ruido, llega el padre, Escuchar pensé su acento
y con esto se acaba la contienda, en el canto de las aves;
y la enojada madre, eran las auras su aliento
más templada, les saca la merienda, cargadas de aromas suaves,
los acuesta temprano, y su estancia el firmamento.
VIDA 43

¿Qué ser extraño era aquél? Gocé una vez, de tal suerte
¿Era un ángel o era un hombre? que gocé cual nunca: —cuando
¿Era un Dios o era Luzbel?... la sentencia de mi muerte
¿Mi visión no tiene nombre? leyó el alcaide llorando.
¡Ah!, nombre tiene... ¡Era Él! (...)
Oigo un suspiro, a través
de las tierras y la mar,
José Martí (1853-1895) y no es un suspiro, —es
que mi hijo va a despertar.
Yo soy un hombre sincero Si dicen que del joyero
de donde crece la palma, tome la joya mejor,
y antes de morirme quiero tomo a un amigo sincero
echar mis versos del alma. y pongo a un lado el amor.
Yo vengo de todas partes, Yo he visto al águila herida
y hacia todas partes voy: volar al azul sereno,
arte soy entre las artes, y morir en su guarida
en los montes, monte soy. la víbora del veneno.
Yo sé los nombres extraños Yo sé bien que cuando el mundo
de las yerbas y las flores, cede, lívido, al descanso,
y de mortales engaños, sobre el silencio profundo
y de sublimes dolores. murmura el arroyo manso.
Yo he visto en la noche oscura Yo he puesto la mano osada,
llover sobre mi cabeza de horror y júbilo yerta,
los rayos de lumbre pura sobre la estrella apagada
de la divina belleza. que cayó frente a mi puerta.
Alas nacer vi en los hombros Oculto en mi pecho bravo
de las mujeres hermosas: la pena que me lo hiere:
y salir de los escombros el hijo de un pueblo esclavo
volando las mariposas. vive por él, calla, y muere.
He visto vivir a un hombre Todo es hermoso y constante,
con el puñal al costado, todo es música y razón,
sin decir jamás el nombre y todo, como el diamante,
de aquella que lo ha matado. antes que luz es carbón.

Rápida, como un reflejo, Yo sé que el necio se entierra


dos veces vi el alma, dos: con gran lujo y con gran llanto,
cuando murió el pobre viejo, —y que no hay fruta en la tierra
cuando ella me dijo adiós. como la del camposanto.

Temblé una vez, —en la reja, Callo, y entiendo, y me quito


a la entrada de la viña—, la pompa del rimador:
cuando la bárbara abeja cuelgo de un árbol marchito
picó en la frente a mi niña. mi muceta de doctor.
44 CON SENTIDO

Ángel Ganivet (1862-1898)


A UNA VIRGEN

Una Virgen la más bella,


tengo yo de fina talla,
y voy a ponerle al pie,
como ofrenda, una guitarra.

La guitarra de oro puro;


las cuerdas, hilos de plata;
los trastes, de pedrería,
y las clavijas, de nácar.

Cuando los ángeles bajen


la tocarán con sus alas
y alegrarán a la Virgen
los sones de la guitarra.

Rubén Darío (1867-1916)


MARCHA TRIUNFAL

¡Ya viene el cortejo!


¡Ya viene el cortejo! Ya se oyen los claros clarines.
¡La espada se anuncia con vivo reflejo;
ya viene, oro y hierro, el cortejo de los paladines!
Ya pasa debajo los arcos ornados de blancas Minervas y Martes,
los arcos triunfales en donde las Famas erigen sus largas trompetas,
la gloria solemne de los estandartes
llevados por manos robustas de heroicos atletas.
Se escucha el ruido que forman las armas de los caballeros,
los frenos que mascan los fuertes caballos de guerra,
los cascos que hieren la tierra,
y los timbaleros
que el paso acompasan con ritmos marciales.
¡Tal pasan los fieros guerreros
debajo los arcos triunfales!
Los claros clarines de pronto levantan sus sones,
su canto sonoro,
su cálido coro,
que envuelve en su trueno de oro
la augusta soberbia de los pabellones.
Él dice la lucha, la herida venganza,
las ásperas crines,
los rudos penachos, la pica, la lanza,
la que riega de heroicos carmines
la tierra;
VIDA 45

de negros mastines
que azuza la muerte, que rige la guerra.
Los áureos sonidos
anuncian el advenimiento
triunfal de la Gloria;
dejando el picacho que guarda sus nidos
tendiendo sus alas enormes al viento
los cóndores llegan. ¡Llegó la victoria!
Ya pasa el cortejo.
Señala el abuelo los héroes al niño
—ved cómo la barba del viejo
los bucles de oro circundan de armiño—.
Las bellas mujeres aprestan coronas de flores,
y bajo los pórticos vense sus rostros de rosa;
y la más hermosa
sonríe al más fiero de los vencedores.
¡Honor al que trae cautiva la extraña bandera!
¡Honor al herido y honor a los fieles
soldados que muerte encontraron por mano extranjera!
¡Clarines! ¡Laureles!
Las nobles espadas de tiempos gloriosos
desde sus panoplias saludan las nuevas coronas y lauros
—las viejas espadas de los granaderos, más fuertes que osos,
hermanos de aquellos lanceros que fueron centauros—.
Las trompas guerreras resuenan;
de voces los aires se llenan...
—A aquellas antiguas espadas,
a aquellos ilustres aceros,
que encarnan las glorias pasadas—.
¡Y al sol que hoy alumbra las nuevas victorias ganadas,
y al héroe que guía su grupo de jóvenes fieros;
al que ama la insignia del suelo materno;
al que ha desafiado, ceñido el acero y el arma en la mano,
los soles del rojo verano,
las nieves y vientos del gélido invierno,
la noche, la escarcha
y el odio y la muerte, por ser por la patria inmortal,
¡saludan con voces de bronce las trompas de guerra que
tocan la marcha
triunfal...!
46 CON SENTIDO

CANCIÓN DE OTOÑO EN PRIMAVERA y al fin anuncia el día tras lóbrego capuz:


(fragmento) si grana necesitas para teñir la aurora,
En vano busqué a la princesa ¡vierte la sangre mía, derrámala en buen hora,
que estaba triste de esperar. y dórela un reflejo de su naciente luz!
La vida es dura. Amarga y pesa. Mis sueños cuando apenas niño o adolescente,
¡Ya no hay princesa que cantar! mis sueños cuando joven, ya lleno de vigor,
Mas, a pesar del tiempo terco, fueron el verte un día, ¡joya del mar de Oriente!,
mi sed de amor no tiene fin; secos los ojos negros, alta la tersa frente
con el cabello gris me acerco sin ceño, sin arrugas, sin manchas de rubor.
a los rosales del jardín... Ensueño de mi vida, mi ardiente vivo anhelo,
¡Juventud, divino tesoro, ¡salud!, te grita el alma que pronto va a partir.
que te vas para no volver! ¡Salud...! Oh, que es hermoso caer por darte vuelo,
Cuando quiero llorar, no lloro, morir por darte vida, morir bajo tu cielo
y a veces lloro sin querer... y en tu fecunda tierra la eternidad dormir!
Si sobre mi sepulcro vieres brotar un día,
entre la espesa hierba, sencilla, humilde flor,
SONATINA
acércala a tus labios y besa el alma mía,
(fragmentos) y sienta yo en mi frente, bajo la tumba fría,
de tu ternura el soplo, de tu hálito el calor.
La princesa está triste... ¿qué tendrá la princesa? Deja a la Luna verme con luz tranquila y suave,
Los suspiros se escapan de su boca de fresa deja que el alba envíe su resplandor fugaz,
que ha perdido la risa, que ha perdido el color. deja gemir al viento con su murmullo grave;
La princesa está pálida en su silla de oro, y si desciende y posa sobre mi cruz un ave,
está mudo el teclado de su clave sonoro; deja que el ave entone su cántico de paz.
y en un vaso olvidada, se desmaya una flor. Deja que el Sol ardiendo las lluvias evapore,
................................................................. y al cielo tornen puras con mi clamor en pos;
deja que un ser amigo mi fin temprano llore,
¡Pobrecita princesa de los ojos azules! y en las serenas tardes, cuando por mí alguien ore,
Está presa en sus oros, está presa en sus tules, ora también, ¡oh Patria!, por mi descanso, a Dios.
en la jaula de mármol del palacio real; Ora por todos cuantos murieron sin ventura,
el palacio soberbio que vigilan los guardias, por cuantos padecieron tormentos sin igual,
que custodian cien negros con sus cien alabardas, por nuestras pobres madres que gimen su
un lebrel que no duerme y un dragón colosal. amargura,
por huérfanos y viudas, por presos en tortura,
y ora por ti, que veas su redención final.
José Rizal (1861-1896) Y cuando en noche oscura se envuelva el
cementerio
DESPEDIDA
y sólo, sólo muertos queden velando allí,
¡Adiós, Patria adorada, región del Sol querida no turbes su reposo, no turbes el misterio:
perla del mar de Oriente, nuestro perdido edén! tal vez acordes oigas de cítara o salterio:
A darte voy, alegre, la triste, mustia vida: soy yo, querida Patria, yo que te canto a ti.
si fuera más brillante, más fresca, más florida, Y cuando ya mi tumba, de todos olvidada,
también por ti la diera, la diera por tu bien. no tenga cruz ni piedra que marquen su lugar
En campos de batalla, luchando con delirio, deja que la are el hombre, la esparza con la azada,
otros te dan sus vidas, sin dudas, sin pesar. y mis cenizas, antes que vuelvan a la nada
El sitio nada importa: ciprés, laurel o lirio, el polvo de tu alfombra que vayan a formar.
cadalso o campo abierto, combate o cruel martirio, Entonces nada importa me pongas en olvido:
lo mismo es, si lo piden la Patria y el hogar. tu atmósfera, tu espacio, tus valles cruzaré;
Yo muero cuando veo que el cielo se colora vibrante y limpia nota será para tu oído;
VIDA 47

aroma, luz, colores, rumor, canto, gemido lo que llama misterios sobrehumanos
constante repitiendo la esencia de mi fe. el vulgo baladí.
¡Mi patria idolatrada, dolor de mis dolores, Sólo la ciencia a mi ansiedad responde
querida Filipinas, oye el postrer adiós! y por la ciencia sé
Ahí te lo dejo todo: mis padres, mis amores: que no existe ese Dios que siempre esconde
voy donde no hay esclavos, verdugos ni opresores; el último por qué.
donde la fe no mata, ¡donde el que reina es Dios! Sé que soy un mamífero bimano
¡Adiós, padres, hermanos, trozos del alma mía, (que no es poco saber),
amigos de la infancia en el perdido hogar! y sé lo que es el átomo, ese arcano
¡Dad gracias, que descanso del fatigoso día!... del ser y del no ser.
¡Adiós, dulce extranjera, mi amiga, mi alegría! Sé que el rubor que enciende las facciones
¡Adiós, queridos seres!... ¡Morir es descansar! es sangre arterial;
que las lágrimas son las secreciones
del saco lacrimal
Manuel Gutiérrez Nájera (1859-1895) que la virtud que al bien al hombre inclina
y el vicio, sólo son
PARA ENTONCES partículas de albúmina y fibrina
Quiero morir cuando decline el día, en corta proporción.
en alta mar y con la cara al cielo; Que el genio no es de Dios sagrado emblema,
donde parezca sueño la agonía, no señores, no tal:
y el alma un ave que remonta el vuelo. el genio es un producto del sistema
No escuchar en los últimos instantes, nervioso cerebral.
ya con el cielo y con el mar a solas Y sus creaciones de sin par belleza
más voces ni plegarias sollozantes sólo están en razón
que el tumbo majestuoso de las olas. del fósforo que encierra la cabeza
Morir cuando la luz triste retira ¡no de la inspiración!
sus áureas redes de la onda verde, Amor, misterio, bien indefinido,
y ser como ese sol que lento expira: sentimiento, placer...
algo muy luminoso que se pierde. ¡palabrotas vacías de sentido
Morir, y joven: antes que destruya y sin razón de ser!...
el tiempo aleve la gentil corona; Gozar es tener siempre electrizada
cuando la vida dice aún: soy tuya, la médula espinal
aunque sepamos bien que nos traiciona. y en sí el placer es nada o casi nada:
un óxido, una sal.
¡Y aún dirán de la ciencia que es prosaica!
Joaquín M. Bartrina (1850-1880) ¡Hay nada, vive Dios,
bello como la fórmula algebraica
ETNOLOGÍA C = p r2!
¡Todo lo sé! Del mundo los arcanos
Oyendo hablar a un hombre, fácil es
ya no son para mí
acertar dónde vio la luz del sol:
lo que llama misterios sobrehumanos
Si os alaba a Inglaterra, será inglés;
el vulgo baladí...
si os habla mal de Prusia, es un francés,
y si habla mal de España, un español. Mas... ¡ay! que cuando exclamo satisfecho
¡todo, todo lo sé!...
siento aquí, en mi interior, dentro del pecho
un algo... ¡un no sé qué!...
DE OMNI RE SCIBILI

¡Todo lo sé! Del Mundo los arcanos


ya no son para mí
48 CON SENTIDO

Sagunto, Cádiz, Numancia,


Bernardo López García (1840-1877)
Zaragoza y San Marcial;
DOS DE MAYO en tu seno virginal
no arraigan extraños fueros,
Oigo, patria, tu aflicción, porque indómitos y fieros
y escucho el triste concierto saben hacer tus vasallos
que forman, tocando a muerto, frenos para sus caballos
la campana y el cañón. con los cetros extranjeros...
Sobre tu invicto pendón
miro flotantes crespones Y hubo en la tierra un hombre
y oigo alzarse a otras regiones que osó profanar tu manto...
en estrofas funerarias ¡Espacio falta a mi canto
de la Iglesia las plegarias, para maldecir su nombre!...
y del Arte las canciones. Sin que el recuerdo me asombre,
con ansia abriré la Historia;
Lloras porque te insultaron presta luz a mi memoria
los que su amor te ofrecieron... y el mundo y la patria a coro
¡A ti, a quien siempre temieron oirán el himno sonoro
porque tu gloria admiraron: de tus recuerdos de gloria.
a ti, por quien se inclinaron
los mundos de zona a zona; Aquel genio de ambición
a ti, soberbia matrona, que, en su delirio profundo,
que, libre de extraño yugo, cantando guerra hizo al mundo
no has tenido más verdugo sepulcro de su nación
que el peso de tu corona!... hirió al ibero león,
ansiando a España regir
Doquiera la mente mía y no llegó a percibir,
sus alas rápida lleva, ebrio de orgullo y poder
allí un sepulcro se eleva que no puede esclavo ser
cantando tu valentía; pueblo que sabe morir.
desde la cumbre bravía
que el sol indio tornasola ¡Guerra!, clamó ante el altar
hasta el África, que inmola el sacerdote con ira
sus hijos en torpe guerra, ¡guerra!, repitió la lira
¡no hay un puñado de tierra con indómito cantar;
sin una tumba española!... ¡guerra!, gritó al despertar
el pueblo que al mundo aterra;
Tembló el orbe a tus legiones, y cuando en hispana tierra
y de la espantada esfera pasos extraños se oyeron,
sujetaron la carrera hasta las tumbas se abrieron
las garras de tus leones; gritando: ¡Venganza y guerra!
nadie humilló tus pendones
ni te arrancó la victoria, La virgen con patrio ardor
pues de tu gigante gloria ansiosa salta del lecho;
no cabe el rayo fecundo el niño bebe en el pecho
ni en los ámbitos del mundo odio a muerte al invasor;
ni en el libro de la Historia. la madre mata su amor,
y cuando calmada está,
Siempre en lucha desigual grita al hijo que se va
cantan su invicta arrogancia «¡Pues que la patria lo quiere
VIDA 49

lánzate al combate y muere; que toros no lidian


tu madre te vengará...» los hombres allí.
¡Dichoso el que puede
Y suenan patrias canciones gozar en Madrid
cantando santos deberes, función tan gloriosa,
y van roncas las mujeres que empieza en abril!
empujando los cañones; El lunes se huelga,
al pie de libres pendones ¡qué grato vivir!
el grito de patria zumba. Se come, se monta
Y el rudo cañón retumba,
en un calesín,
y el vil invasor se aterra,
y al circo, volando,
y al suelo le falta tierra
van ciento, dos mil.
para cubrir tanta tumba...
¡Qué ruido a la entrada!
Mártires de la lealtad, ¡Qué hirviente bullir,
que del honor al arrullo cual reses que salen
fuisteis de la patria orgullo de estrecho redil!
y honra de la Humanidad... Empieza el despejo
En la tumba descansad, con pompa gentil,
que el valiente pueblo ibero y corre la plebe,
jura con rostro altanero famélica y ruin,
que, hasta que España sucumba, cual huye, acosado,
no pisará vuestra tumba feroz jabalí;
la planta del extranjero. ya limpia la arena,
se ve concurrir
del plácido Betis
José López de Tejada (1833-1894) y el claro Genil
vistosa cuadrilla,
NOTICIAS DEL PARNASO
dispuesta a morir.
(fragmento) Tomando la venia
Querer mujeres calladas del jefe civil
es pedir peras al olmo que manda la plaza,
las más bellas, desde lejos, se apresta a la lid.
o de cerca un rato sólo. Ya va con la llave
Apuesto a que están ahora el listo alguacil;
con las faldas en el moño, le silban y corre,
hechos guantes los zapatos, y excita el reír.
medidos a pies los rostros. Se da la señal,
Cada cual tiene un capricho, y suena el clarín,
que defiende con encono y se abre la puerta
y caprichos de mujeres del hondo toril.
son humanos purgatorios. El toro se arroja
furioso, a embestir,
cual rayo que lanza
Eugenio de Tapia (1776-1860) tronante fusil.
Sevilla, el valiente,
LOS TOROS
le espera al salir,
(fragmento)
la pica enristrada
No me hables de Londres, cual bravo adalid.
de Roma y París, Al bote primero,
50 CON SENTIDO

clavó en la cerviz No en vano temí;


el hierro, y la fiera venció, como César,
tedio sin herir. el toro malsín.
¡Qué aplauso! No he visto Caballo y jinete
mayor frenesí. cual tierno alhelí,
¿Qué valen las glorias sangrientos, postrados,
antiguas del Cid? rodando... Acudid,
Mas, ¡ay!, que el segundo, pedestres toreros,
cual torpe aprendiz, el riesgo está aquí.
ha errado la vara, Salvad a Sevilla,
y piensa en huir. que va a sucumbir.
El toro acomete: Le salvan, ¡qué gloria!
¡ay, pobre de ti! Perece el rocín,
En vano te agarras, que en una tahona
ansioso, a la crin. pudiera servir.
El útil caballo, Dos nuevos caballos...
inerme, infeliz, ¡Qué flacos venís!
expira sangriento, Son galgos; no pueden,
en trágico fin; ¡ay Dios!, resistir.
y tú a las cornadas Murieron; van cuatro...
ya temes morir ¿Aún otros pedís?
llamando a la Virgen ¡Oh gente más dura
y al santo Crispín. que el turco Selim!
No tiembles, que Montes, Ya basta; allá vuela,
sereno y gentil, cual raudo neblí,
tendió ya su capa con dos banderillas
color carmesí. el diestro Joaquín.
El toro te deja, Al toro, de frente,
y corre al carmín, provoca a la lid,
y búrlale Montes y parte la fiera,
con mágico ardid. cual rayo, a embestir.
Entonces te mueves El hierro punzante
mirando al cenit, se clava, aplaudid,
como una tortuga que el toro da brincos
matón baladí. como un volatín.
Te ayudan, y tornas, Detrás le persigue
pesado, a subir ligero andarín,
en otro caballo que clava en las nalgas
más hético y vil. el dardo sutil.
En tanto, Sevilla, Mas ya toca a muerte
como a un maniquí el ronco clarín;
revuelve su jaco con capa y estoque,
de ardiente nariz; ufano de sí,
el toro hace frente, al triunfo glorioso
escarba, y así va el jaque. Pedid
se miran, se amagan... que el cielo le ampare,
¡Oh sabio Merlín!; ¡oh buen matachín!
aquí, de un encanto; La suerte es adversa
si no, el adalid erraste, infeliz
es víctima triste... a un lado el estoque,
VIDA 51

como un espadín, eres pequeño!


pusiste... ¡Qué silbos! De nada sirve la audacia
Te llaman servil; del pensamiento...
es voz de la plebe, La vida dura muy poco:
ladrar de mastín. no tendrás tiempo
Ayer te aplaudía: de averiguar lo que sea
la plebe es así. esto ni aquello...
Te dan otra espada, ¡¡Ya te lo dará la muerte
y vuelves a herir; todo resuelto!! . . .
tropiezas en hueso
estas muy rocín
degüellas, al cabo
en torpe desliz Juan Eugenio Hartzenbusch (1806 - 1830)
al toro: requiescat;
tú logras vivir. LOS VIAJES
Fábula
Un pescador, vecino de Bilbao,
Anónimo (Siglo XIX) cogió, yo no sé dónde, un bacalao.
MAGNOS PROBLEMAS ¿Qué vas a hacer conmigo?
(el pez le preguntó con voz llorosa).
No te inquieten los enigmas El respondió: —Te llevaré a mi esposa:
del Universo, ella, con pulcritud y ligereza,
ni te afanes y te ocupes te cortará del cuerpo la cabeza;
en resolverlos: negociaré después con un amigo,
De la tierra para arriba, y si me da por ti maravedises,
todo es misterio; irás con él a recorrer países.
del planeta para abajo, Sin cabezal ¡Ay de mil (gritó el pescado),
nada sabemos... y replicó discreto el vascongado:
(Si no hay abajo ni arriba, ¿Por esa pequeñez te desazonas?
no existe centro: Pues hoy viajan así muchas personas.
Eternidad, Infinito,
y Nada en medio...)
¿Dónde vas? ¿De dónde vienes?...
¡Magno secreto! José de Diego (1866 -1918)
¿Es Dios quien nos da la vida
que padecemos?... ULTIMA ACTIO
¿Es El la Naturaleza?...
¡Arcano inmenso! Colgadme al pecho, después que muera,
¿Es una sustancia abstracta, mi verde escudo en un relicario;
o un Ser concreto?... cubridme todo con el sudario,
¿Es la causa de las causas, con el sudario de tres colores de mi bandera.
o es un efecto?... Sentada y triste habrá una Quimera
¿Fue creada la gallina sobre mi túmulo funerario...
antes que el huevo?... Será un espíritu solitario
en larga espera, en larga espera, en larga espera...
...................................................
Llegará un día tumultuario,
¡No toques tales problemas; y la Quimera, en el silenciarlo
déjalos quedos! sepulcro, erguida, lanzará un grito...
¡Para cosas tan grandes, (Buscaré entonces entre mis huesos mi relicario!
52 CON SENTIDO

¡Me alzaré entonces con la bandera de mi sudario Y es el cantar una cosa


a desplegarla sobre los mundos desde las cumbres tan hija de este sentir,
del Infinito! que para el alma amorosa
toda canción es hermosa
si quiere amores decir.
José María Gabriel y Galán (1870-1905)
Señores de la ciudad:
INVITACIÓN los del cerebro cansado,
Señores de la ciudad: que aun corre tras la verdad;
si ella admite en su grandeza los del ingenio aguzado
vientos de sinceridad, que inventa la novedad...
ruidos de la naturaleza
y aromas de soledad; Si frívolos y ligeros,
cual sus artificios ruines,
si en vuestros breves vagares no os parecen ya sinceros
merecen entreteneros esos de vuestros jardines
las coplas y los cantares ruiseñores prisioneros,
de oscuros, pero sinceros,
rimadores populares, ¡venid al campo a escuchar
a otros sencillos cantores
cerrad los ojos expertos que os pueden acaso dar
al artificio ingenioso algo más que los primores
y oíd sus rudos conciertos de un ingenioso cantar!
con los sentidos abiertos
del percibir vigoroso. ¡Subid, siquiera, a la altura
de esas torres elevadas,
Cabe la misma espesura a ver si la brisa pura
donde ha soltado natura lleva del campo tonadas
su coro de ruiseñores, de las que enseña natura!
puso una legión oscura
de más sencillos cantores. ¡Y aunque el ingenio las mida
y arguya que no son bellas,
Y no es artista el sentido probad su savia escondida,
que, por sencillos y tantos, sentid con ellas la vida
desprécialos, distraído: y haced el arte con ellas!
¡algo dirán esos cantos
al alma si no al oído! Señores de la ciudad:
si henchir queréis de verdad
Algo tendrá todo ardiente el mundo de la belleza,
pecho que así se derrama; dejadle a naturaleza
que en el concierto viviente su cetro de majestad.
todo lo que canta siente;
todo lo que siente, ama.
EL TRABAJO
Y es el amor cosa tal
que todo amor es hermoso, Cuando de Dios la mano sabia y omnipotente
vibre en un alma inmortal puso en el mundo al hombre luego que lo creó,
o en el pechuelo fogoso el hombre ingrato y débil fuele desobediente
del ave del matorral. y el Creador al trabajo su vida encadenó.
VIDA 53

Siendo, pues, el trabajo ley soberana y santa Decirte que hornos ardientes
que el Hacedor del mundo con su poder dictó, fundieron humanas frentes
debemos acatarla con reverencia tanta cuando este hierro ablandaron,
como el poder merece de quien la promulgó. y que en su masa cuajaron
sudores de hermanas gentes.
Es el trabajo fuente de la riqueza Ara tranquilo, labriego,
y aguijón diligente de la pereza. y piensa que no tan ciego
La ruina y los pecados más lastimosos fue tu destino contigo,
son frutos obligados de los ociosos. que el campo es un buen amigo
y es dulce miel su sosiego,
Si en el trabajo honrado tus miras pones,
vivirás alejado de tentaciones, y es salud el puro día,
labrarás con tus manos tu bien futuro y estas bregas son vigor,
y el pan de tus hermanos harás seguro. y este ambiente es armonía,
y esta luz es alegría...
Honrado patrimonio ¡Ara y canta, labrador!
te dio tu padre;
consérvalo y ayuda
siempre a tu madre, LA TREGUA
y Dios un día (fragmento)
te dará a manos llenas
Muy larga la brega ha sido,
pan y alegría.
muy corta ha sido la tregua,
pero sujetos estamos
del trabajo a la cadena,
ARA Y CANTA
y nadie romperla debe,
(fragmento) que a Dios le toca romperla.
¿Quieres en un mundo verte
con bravas agitaciones,
con injurias de la suerte, CANTO AL TRABAJO
con bárbaras tentaciones A tí, de Dios venida,
y duelos, sin sangre, a muerte? dura ley del trabajo merecida,
mi lira ruda su cantar convierte;
¿Qué sirena engañadora a ti, fuente de vida;
hasta aquí a decirte llega a ti, dominadora de la suerte.
que en la ciudad bullidora
ni se reza, ni se llora, Escucha cómo canta
ni se sufre, ni se brega? la oscurísima voz de mi garganta
lo que tienes, ¡oh ley!, de creadora,
¿Qué espíritu engañador lo que tienes de santa,
o torpe decirte quiso: lo que tienes de sabia y redentora.
«Llora y suda, labrador,
que el mundo es un paraíso Porque eres fuente pura
regado con tu sudor?» que manas oro de la henchida hondura
fecunda y rica en mi canción te llamo;
Fuera más útil y honrado porque eres levadura
decirte quién ha arrancado del humano vivir, buena te aclamo.
de las entrañas de un cerro
este pedazo de hierro Redimes y ennobleces
de la reja de tu arado. fecundas, regeneras, enriqueces,
54 CON SENTIDO

alegras, perfeccionas, multiplicas, A veces, remansada,


el cuerpo fortaleces la detiene la presa, y luego airada
y el alma en tus crisoles purificas. la despeña en cascadas cristalinas
con fuerza regulada
¡Señor! Si abandonado que hace girar rodeznos y turbinas.
dejas al mundo a su primer pecado
y la sabia sentencia no fulminas, Mirad cómo los mares
hubiéranse sentado abruma con el peso de millares
tumbas y cunas sobre muertes ruinas. de buques que cargó con sus labores,
y a remotos lugares
Mas tu voz iracunda manda de su riqueza portadores.
fulminó la sentencia tremebunda,
y por tocar en tus divinos labios Mirad cómo devora
tornose en ley fecunda la distancia en la audaz locomotora
el rayo vengador de tus agravios. que creó gallardísima y ligera;
mirad cómo perfora
Si de acres amarguras la montaña que estorba su carrera.
extraen las abejas mieles puras,
¿cómo Tú no sacar de tu justicia Cómo escarba en la hondura
paternales ternuras y persigue el filón dentro la oscura
para la humana original malicia? profunda mina que el tesoro guarda,
cómo la inmensa altura
Fecundo hiciste el mundo, va conquistando de la nube parda.
feliz nos lo entregó tu amor profundo,
y cuando el crimen tu rigor atrajo, Cómo el taller agita,
nuevamente fecundo, cómo en el templo del saber medita,
si no feliz, nos lo tornó el trabajo. y trepida en las fábricas brioso,
y en las calles se agita,
¡Mirad, ojos atentos, y brega en los hogares codicioso.
toda la luz que radian sus portentos,
todo el vigor que en sus empresas late!... Labra, funde, modela,
¡No hay épicos acentos torna rico el erial, pinta, cincela,
para cantar el colosal combate! incrusta, sierra, pule y abrillanta,
edifica, nivela,
Mirad cómo a la tierra inventa, piensa, escribe, rima y canta.
provoca con el hierro a santa guerra,
desgarrando sus senos productores El rayo reluciente,
donde juntos sotierra fuego del cielo, espanto de la gente,
semillas, esperanzas y sudores. ha tornado en sumiso mensajero
que de Oriente a Poniente
El boscaje descuaja, lleva latidos del vivir ligero.
las peñas de su asiento desencaja,
estimula veneros, ciegas fosas, Al padre y al esposo
y el alto cerro cuaja les da para los suyos pan sabroso,
de arbóreas plantaciones vigorosas. olvido al triste en su dolor profundo,
salud al poderoso,
Abajo, en la ancha vega, honra a la patria y bienestar al mundo.
trenza el río sereno y lo despliega
en innúmeros hilos de agua pura Tiempos aun no venidos
que mansamente riega del imperio triunfal de los caídos:
opulentas alfombras de verdura. ¡derramad pan honrado y paz bendita
VIDA 55

sobre hogares queridos A CORREO VUELTO


que templos son donde el trabajo habita!
¿Sablazos entre poetas?
Tiempos tan esperados ¡No llega la sangre al río!
de la justicia, que avanzáis armados: Allá va ese libro mío
¡sitiad por hambre o desquiciad las puertas que no vale dos pesetas...
de alcázares dorados
que no las tengan al trabajo abiertas! ¡Y no es modestia de autor,
no, señor!
¡Vida que vive asida, ¡Es que le faltan dos reales
savia sorbiendo, de la ajena vida,
para tener de valor
duerma en el polvo en criminal sosiego!
las dos pesetas cabales!
¡Rama seca o podrida
perezca por el hacha y por el fuego!
¡Pero aunque ciento valiera!
Y gloria a ti, ¡oh fecundo ¡Bueno fuera
sol del trabajo, alegrador del mundo! que siendo usted segoviano
Sin ofensa de Dios, que fue el primero, y siendo yo salmantino,
tú el creador segundo no se hiciera honor entero
bien te puedes llamar del mundo entero. a aquel dicho decidero
netamente castellano,
que dice de «herrero a herrero...»!
¡TRISCA, VAQUERILLO!
( Si tiene algo suyo a mano ...
¿Por qué llora el vaquerillo? Ya sabe usted, compañero.)
¿Porque aquella cabrerilla
del sotillo Allá van mis Campesinas
ya es amor de otro chiquillo? con un fraternal abrazo.
¡No me causa maravilla! ¡Y gracias por el « sablazo » !
¿Por qué tan osado eres, ¡Y dígame «sin pamplinas
siendo un rapaz de once años, y sin gastar etiqueta»
que ya quieres si es verdad que, bien tasadas,
probar de tales quereres no valen las dos pesetas
que guardan tales engaños? mal contadas!
¡Es tan saludable oir,
¿No te ha enseñado natura si se dice la verdad,
que toda flor que florece un «Deje usted de escribir
prematura por toda una eternidad»
si da fruto, no madura o un sincero
porque en abril envejece ? «Siga por ese camino
porque ese es el verdadero...»!
¿Y no viven más dichosos
¡Es tan grato
que tus toros reñidores
saber que a uno se le trata,
y celosos
no con perfidias de gato
los becerrillos nerviosos
muy buenas...para la gata...
librememente triscadores?
ni con falsa cortesía,
Pues trisca tú, vaquerillo, ni con saña venenosa
y olvida a la cabrerilla que el recto juicio extravía,
del sotillo, ni con cegador cariño
porque tú eres un chiquillo que envanece al hombre-niño,
y ella no es una chiquilla... sino con un buen amor
56 CON SENTIDO

que exprese el justo sentir y dulzaina es dulzaina.


con un prudente decir Y así pasaban los días,
sedante y educador!... que ya diez meses sumaban;
¡Ganase tanto el que hablara!... Juan Antonio, trajinando;
¡Y aprendiera Josefa, metida en casa;
tanto el que bien escuchara la vaca, creciendo en ubre
la sincera y el tiempo dando esperanzas...
voz leal que le ilustrara!
Pero bastan reflexiones; II
allá van mis Campesinas Una noche de verano,
con esas dos condiciones: cerca de la madrugada,
que me diga «sin pamplinas llamó a la gente vecina
y sin gastar etiqueta» Juan Antonio el de Villalba.
si es verdad que, bien tasadas, Al establo acuden hombres
no valen las dos pesetas y mujeres a la sala,
mal contadas, y en misteriosos encierros
y que, como entre poetas se truecan ambas estancias,
no llega la « sangre » al rio, y hay misteriosos trajines,
y es gran dicho decidero y misteriosas palabras,
el de que «de herrero a herrero...» y prolongados silencios,
Ya sabe, tocayo mío, y pasajaras alarmas...
lo que espero. Y Juan Antonio anda inquieto,
la frente en sudor bañada,
desde la sala al establo,
NOCHE FECUNDA desde el establo a la sala.
Ya dejó sus mocedades
Juan Antonio el de Villalba, En la cocina un momento
un roble joven que tiene se sienta, mueve las ascuas
de pardo sayal la cáscara, y reza dos o tres veces
de acero el tronco robusto, la Salve que nunca acaba,
de puras mieles la entraña. y suda y mira las puertas
de establo y sala cerradas...
Para que hogar fuese haciendo, De repente se oye un grito
para que hacienda fundara, de doliente queja humana
dióle el destino una esposa, y un mugido quejumbroso
dióle su padre una vaca. de lánguida resonancia.
Josefa se llama aquélla; Luego, un silencio terrible;
y ésta Cordera se llama; luego, un momento de alarma,
una mujer bien nacida y otro grito, otro mugido,
y una vaca bien criada. y, al fln, ruidos y voces francas.
Juan Antonio está aterrado,
Josefa dejó las fiestas rígido como una estatua;
y hundió en el arca sus galas; mira a las cerradas puertas
Juan Antonio dejó el marro, que súbito se abren ambas,
y hasta vendió la dulzaina y oye que desde una y otra
a un temprano chavillo le dicen estas palabras
que a mocearse empezaba. uno de los del establo
¡Y bien sabe Dios del cielo y una de las de la sala:
que la vendió con un ansia!... —¡Dos churros... y dambos muertos!
Pero el casado es casado ¡Dos niñas, y vivas dambas!
VIDA 57

REGRESO los que andáis sin hogar, solos y errantes,


(fragmento) guardando mis ganados noche y día;
Estuve en la ciudad y vi la vida. los de mis montes fieles vigilantes;
Es ligera y hermosa, los de mi casa honrada compañía;
del modo que es hermosa y es ligera los que colmáis de frutos diferentes
la ingrávida, la leve mariposa mi casa, mis laneros,
que nace, vive y muere en primavera. mis templados establos, mis graneros
y mis anchos pajares bienolientes.....
........................................ Mayorales, gañanes y renteros
Lo que sabe el varón adusto y grave cabreros y pastores,
que en el pobre lugar pasa por sabio, colonos y yegüeros,
cualquiera allí lo sabe; guardas y aperadores,
por eso es elocuente todo labio, montaraces, zagales y vaqueros...
porque los abre del saber la llave. ¡todos los hijos del trabajo rudo
Conocen allí todos que regáis con sudor la hacienda mía...,
los secretos del arte y de la ciencia; salid a recibirme! ¡Yo os saludo
saben de varios modos y os bendigo en la paz de la alquería!
faltar a la verdad con elocuencia; Vengo a anudar el hilo
saben negar, audaces; roto en mal hora del vivir tranquilo;
saben reir, satíricos feroces; a humillar cual vosotros, la cabeza
saben gustar, voraces, al yugo del trabajo cotidiano,
las mieles de las mieles de los goces, fuente de la riqueza,
y saben ser flexibles, distinguidos, padre provincial de la pobreza,
hablar con gran finura sal del vivir humano.
y obrar con gran descoco... Que rueden por la mía
¡Saben vivir unidos como ruedan también por vuestras frentes
amándose muy poco! las de honrado sudor, gotas ardientes
que cuesta el pan del día,
...........................................
y que sepan mis hijos inocentes,
Yo admiro la hermosura, cuando puedan mirar hacia el pasado,
la soberana esplendidez grandiosa que el pan sabroso que los ha nutrido
que augusta ostenta sobre sí Natura; era pan amasado
pero ella es criatura, con gotas de sudor por mí vertido.
no puede ser mi diosa; Desciendan por mi frente
y aunque canto postrado de rodillas, del sudor del trabajo los raudales
delante de sus grandes maravillas, y bañen mi pupila distraída,
que son del mundo hechizo, que esos son los cristales
yo solo adoro en ella a través de los cuales
la mano soberana que la hizo.... debemos todos contemplar la vida.
¿Y quién no besará la mano aquella ¡Hijos humildes del trabajo honrado!,
que ha sabido crear cosa tan bella? yo la vuestra contemplo
como el más alto ejemplo
Hombres de mi alquería, del vivir generoso y resignado
custodios fieles de la hacienda mía: y vuelvo a vuestro lado,
los que váis encorvados porque todo lo bueno que he aprendido
detrás de los arados vuestro grave vivir me lo ha enseñado.
desgarrando los senos de mis tierras; Yo traigo, en cambio, el corazón henchido
los que del hierro de la paz armados de anhelos puros, de doctrinas buenas
abatís la asperza de mis sierras; y de costumbres santas,
58 CON SENTIDO

y vengo hasta vosotros decidido la política traidora,


a derramar el bien a manos llenas que es una inmensa mentira.
porque el Dios que me dió riquezas tantas Viene promesas haciendo
dióme con ellas el mayor tesoro que nunca piensa cumplir;
que recibí de su divina mano: favores viene pidiendo,
¡un corazón de oro mentiras viene a decir.
que de todos los hombres me hace hermano! Y cuando triunfa y se aleja
para hundirse en la ciudad,
la guerra en los pueblos deja
SÓLO PARA MI LUGAR y ella se lleva la paz.
(fragmento) Que venga, si, cuando quiera,
Veros hoy aquí reunidos servidla como queráis;
me causa el mayor placer. pero por una embustera
¡Siempre en paz y siempre unidos jamás vuestra unión rompáis,
os quisiera a todos ver! porque pueblos bien unidos
¡Odiad esas luchas ruines son pueblos bien gobernados,
y esos empeños mezquinos pueblos al bien dirigidos,
que llevan a malos fines pueblós bien administrados;
por detestables caminos! y está en la paz la riqueza,
¡Odiad esas divisiones y está la fuerza en la unión
que a los pueblos desbaratan, y en la guerra la pobreza,
porque encienden las pasiones la ruina y la perdición.
y toda obra buena matan!
..............................................
Seguid mi honrado consejo,
porque pueblos divididos
dice un adagio muy viejo Vosotros, graves varones,
que serán pueblos perdidos. que jefes sois de un hogar,
La guerra abate y quebranta, mirad que vuestras acciones
la paz eleva e ilumina. los hijos han de imitar.
¡Todo la paz lo levanta! Mirad que el jefe que mande
¡Todo la guerra lo arruina! entero al cargo se ofrece,
Odiad a todo enemigo y tiene un deber más grande
de la paz y de la unión, que el súbdito que obedece.
porque la guerra es castigo, Y rey que ha de gobernar,
principio de perdición. si respetado ha de ser,
Lejos de Guijo, muy lejos, debe a los suyos guiar
un mal enemigo habita por la senda del deber.
que da perversos consejos Se debe al hijo querido
cuando los pueblos visita. algo que al alma alimenta,
Nunca semilla bendita algo que es más que el vestido
viene su mano sembrando; y el pan que el cuerpo sustenta.
torpe cizaña maldita Hijo sin Dios educado
suele venir derramando. no es hijo respetuoso,
¿Extrañaréis si no digo ni puede ser hombre honrado
por vuestro bien e interés padre amante y buen esposo.
el nombre de ese enemigo? Hijo que no ha recibido
¡Pues la «Política» es! cultura de racional
La política de ahora, es un salvaje vestido
que al bien ajeno no aspira; con traje de hombre social.
VIDA 59

Primero es niño insolente, Dadle consejos de amiga


groseramente procaz, con amoroso decir,
dañino y desobediente, pues lo que amor no consiga
desvergonzado y audaz. ¿quién lo podrá conseguir?
Más tarde será un mozuelo La paz en casa sembrad
de esos sin Dios y sin padre, y reine en ella ese nombre,
de esos que escupen al cielo porque una casa sin paz
y escupirán a su madre. es el infierno del hombre.
Y, luego, un mozo perdido Brindadle paz al esposo;
provocativo vicioso, sed su perenne consuelo,
con un corazón podrido y ese infierno tenebroso
y un cerebro tenebroso. convertiréis en un cielo.
Los hijos que ahora criáis
no son esos, a fe mía, Vosotras, madres del Guijo,
pero si no vigiláis fuente de obscuras hazañas,
ya lo serán algún día. las que tuvisteis un hijo
dentro de vuestras entrañas;
Vosotras, fieles y honradas las que supisteis cuidarlo
esposas de alma ejemplar, entre desvelos y penas;
las que vivís consagradas las que supisteis criarlo
al gobierno del hogar; con sangre de vuestras venas;
las que al esposo adoráis, las que debéis siempre ser
las que mitigáis sus penas; él ángel de vuestro hogar;
las que a llevar le ayudáis las que enseñáis a crecer;
la carga de sus faenas; las que enseñáis a rezar;
las que en sus horas sombrías las que vivis suspirando
sois su consuelo mejor; con afanes infinitos,
las que de sus alegrías noche y día trajinando
sois la alegría mayor; por el pan de los hijitos,
las que si enfermo le veis, y con semblante risueño
junto a su lecho veláis, su mitad le entregáis,
y el sueño por él perdéis y si el pedazo es pequeño
y al cielo por él rogáis, también el vuestro le dais;
y al ver su salud perdida vosotras, madres amantes,
sois, con afán generoso, fuentes de amores benditos,
capaces de dar la vida ¡vivid siempre vigilantes
por la salud del esposo... por el bien de los hijitos!
Vosotras, que compañeras Quien tanto los sabe amar
sois suyas tan diligentes, ¿ha de tener corazón
sed también sus consejeras para dejarlos marchar
benévolas y prudentes. por sendas de perdición?
Dadle con vuestros amores Prendas que son tan queridas
luz que le sirva de guía, y cuestan mil sacrificios,
y perdonad sus errores ¿quién querrá verlas hundidas
si alguna vez se extravía. en el fangal del los vicios?
Dejad que gobierne y mande, ¿De qué servirá criarlos
porque él es el rey del hogar, con cariño maternal,
y fuera un pecado grande si logra el vicio arrojarlos
derecho tal usurpar... a los abismos del mal?
60 CON SENTIDO

¡Ay de la madre que olvida del mal los veréis caídos


lo que Dios le ha confiado! y es menos mal verlos muertos
¡Ay, la que trae a la vida que conocerlos perdidos.
un blasfemo o un malvado! No me digáis que ninguna
Porque si esa madre ha sido verlos perdidos quisiera,
culpable de tanto mal, pues sé que no hay madre alguna
de Dios le caerá en su oído que tenga entrañas de fiera;
esta sentencia fatal: pero alguna puede haber
«¡No fuiste mujer bendita que no se pare a pensar
que al mundo dió un hijo bueno; que hay un modo de querer
fuiste víbora maldita que es un modo de matar.
que al mundo diste veneno!» Cariños mal entendidos
Madres amantes del Guijo, y locamente otorgados
madres celosas y buenas, hacen más hombres perdidos
las que dierais por un hijo que hombres juiciosos y honrados.
la sangre de vuestras venas; No quiere bien quien halaga
las que lucháis por criarlo pasiones que en otro viere;
como azucenas lozanas, ¡el que mayor bien nos haga
¡no os olvidéis de educarlos aquél es quien más nos quiere!
con enseñanzas cristianas! Y siendo un bien singular
En nombre del Poderoso la educación que nos den,
que quiso el mundo crear querer bien es educar,
y de un soplo portentoso porque es hacernos gran bien.
pudiera el mundo arrasar; Sólido bien verdadero
en nombre del Dios clemente que al hijo que lo comprenda
del padre de los mortales le valdrá más que el dinero
cuya mano providente le valdrá más que la hacienda.
derrama el bien a raudales; Honradas madres del Guijo:
en nombre del que amoroso si amáis al pueblo también
salud y pan nos envía no le deis un solo hijo
y desde ese cielo hermoso que no sea hombre de bien.
nos manda la luz del día; Vivid, vivid educando;
en nombre del que las plantas vivid, vivid reprendiendo;
hace en los campos crecer noche y día vigilando,
y en ellos bellezas tantas noche y día corrigiendo.
pródigo sabe verter; Poned el alma en la empresa
en nombre del Dios eterno, de dar buena educación,
del que del Cielo es la llave, que precisamente es esa
del que arroja en el infierno vuestra principal misión.
lo que en el Cielo no cabe..., ¿Reglas queréis y lecciones,
yo os pido, madres cristianas para ese fin conseguir?
que no entreguéis los hijitos Pues solo en cuatro renglones
a libertades insanas, se puedan todas reunir.
fuentes de vicios malditos; «El hijo en casa ha de ver
yo os pido, madres amantes ejemplos de bien obrar,
que a los hijos protejáis, ejemplos de bien hacer,
que siempre estéis vigilantes, ejemplos de bien hablar.»
porque si en ellos fiáis, Y basta, cristianas madres,
en los abismos abiertos porque bien debéis saber
VIDA 61

que lo que fueron los padres que se llama «honestidad».


los hijos luego han de ser. ¿Veis una rosa muy bella,
Y si bien los educáis pero con muy mal olor?
mañana os respetarán, Pues eso es una doncella
y si pan necesitáis sin la virtud del pudor.
pan y cariño os darán. El pudor es el aroma
Doncellitas guijarreñas: del alma de la mujer;
dijo verdad el que dijo con él es una paloma;
que sois sanas y risueñas pero sin él ¿qué ha de ser?
como los campos del Guijo. Un aborto abominable
Sus rosas os dan colores, que inspira pena y horror;
aroma os dan sus violetas, una mujer despreciable
sus mozos os dan amores para todo hombre de honor.
y os dan verso sus poetas. Carne que el vicio ha comprado,
Sois la luz y la alegría alma al demonio vendida,
de vuestros limpios hogares; un trapo roto y manchado
la gala y la poesía que se pisa y que se olvida.
de las fiestas populares; Simpáticas guijarreñas:
sois la mayor hermosura si dijo verdad quien dijo
que nuestros ojos recrea; que sois sanas y risueñas
sois la gentil donosura como los campos del Guijo,
que nuestro pueblo hermosea. yo, que sé quereros bien,
Gloria de vuestros paisanos, quiero que diga verdad
orgullo de vuestros padres, quien diga que sois también
honor de vuestros hermanos, modelos de honestidad.
cariño de vuestras madres. Porque una linda doncella
Del rudo trabajo amigas, sin la virtud del pudor
a él os entregáis sin quejas, es una rosa muy bella,
hacendosas como hormigas, pero que no tiene olor.
laboriosas como abejas;
sois las palomas torcaces Vosotros, mozos briosos
que en los montes guijarreños de este apacible lugar
arrullan nuestros solaces los que en él vivís dichosos,
con arrullos halagüeños. sin penas que lamentar:
Sois juventud y alegría, sois la sávia de la vida,
sois vida fresca y lozana, del pueblo que cuna os dio;
sois amor, sois bizarría, sois la mano encallecida
¡sois la mujer del mañana! que en huerto el erial trocó;
Tenéis toda la belleza, sois la mano que trabaja,
todo el gracioso buen ver la que planta y la que riega,
que puede naturaleza la que poda y la que taja,
dar a un cuerpo de mujer; la que siembra y la que siega,
mas esa gran hermosura la que esparce y amontona,
no es vuestra prenda mejor; la que roza la senara,
hay otra más alta y pura, la que limpia y la que abona,
hay otra de más valor. la que cava y la que ara...
¿Conocéis esa lozana Sois los brazos vigorosos
flor de exquisita bondad? de vuestros padres queridos,
Pues es la virtud cristiana que, ya viejos y achacosos,
62 CON SENTIDO

van sintiéndose rendidos; el pobre que ayude al rico,


sois fuerza que está creando; y el rico que ampare al pobre.
sois vida que está latiendo; Así ha de darnos el Cielo
sois dicha que va cantando salud y bienes sobrados,
y amor que viene riendo; y el Guijo será modelo
sois la raza fuerte y sana de pueblos adultos y honrados.
que viene al nuevo vivir; Si el bien del pueblo anheláís,
sois los hombres del mañana, dadle paz, honra y honores,
sois de Guijo el porvenir y en prueba de que lo amáis
Juventud que vas trepando decid conmigo señores:
por la cuesta de la vida ¡Viva por eternidades
y contenta vas mirando nuestra cristiana fe pura!
que es hermosa la subida: ¡Vivan las autoridades
si por ella tu supieras amantes de la cultura!
caminar con alma honrada, ¡Viva la fe en los destinos
de seguro que tuvieras de nuestra aldea sencilla!
menos triste la bajada. ¡Vivan todos los vecinos
Bizarros mozos del Guijo, del Guijo de Granadilla!
que de honradez sois dechado,
a vosotros me dirijo
con este consejo honrado: José Carlos de Luna (1890-1964)
Jamás deshonréis las canas
EL PIYAYO
de vuestros padres queridos
con ruines obras villanas (fragmentos)
de corazones podridos. Tú conoces al Piyayo,
Jamás amargueis los días un viejecillo renegro, reseco y chicuelo
postreros de su existencia la mirada de gallo,
con infames rebeldías pendenciero
de hijos sin Dios ni conciencia. y hocico de raposo
Jamás les deis el suplicio tiñoso...,
de veros encenagados que pide limosna por «tangos»
en los abismos del vicio, y maldice cantando «fandangos»
que son mansión de malvados. gangosos ...?
¡Sed honrados, porque el Cielo ¡A chufla lo toma la gente
premia el honrado vivir! y a mi me da pena
¡Haced un pueblo modelo y me causa un respeto imponente!
del Guijo del porvenir!
............................................. Ata a su cuerpo una guitarra
que chilla como una corneja,
Vivamos todos unidos y zumba como una chicharra
por lazos de afectos sanos. y tiene arrumacos de vieja
¡Los pueblos están perdidos pelleja.
si no son grupos de hermanos! Yo le he visto cantando
Se vive en buena hermandad babeando
cumpliendo esta condición: de rabia y de vino,
tenga el rico caridad bailando
y el pobre resignación. con saltos felinos
A todos juntos suplico tocando, a zarpazos
que cada cual así obre: los acordes de un viejo «tangazo».
VIDA 63

Y el endeble Piyayo jadea, ¡No yores, Manuela!


y suda y renquea Tu no pues, porque no tienes muelas.
¡Es tan chiquitita
Y a sus contorsiones de ardilla mi niña bonita! ...
hace son la sucia calderilla.
¡A chufla lo toma la gente! Así, despasito.
A mi me da pena Muy remascaíto,
y me causa un respeto imponente. migaja a migaja—que dure—,
le van dando fin
Es su extraño arte a los cinco reales que costó el festín.
su cepo y su cruz, Luego, entre guiñapos, durmiendo,
su vida y su luz, por matar el frío, muy apiñaditos,
su tabaco y su aguardentillo...
la Virgen María contempla al Piyayo
y su pan y el de sus nietecillos
riendo.
«churumbeles» con greñas de alambre
y panzas de sapo, Y hay un ángel rubio que besa la frente
que aúllan de hambre de cada gitano chiquito.
tiritando bajo los harapos
¡A chufla lo toma la gente! ...
sin madre que lave su roña
¡A mí me da pena
sin padre que «afane»,
y me causa un respeto imponente!
porque pena una muerte en Santoña;
sin más sombra que la del abuelo...

¡Poca sombra, porque es tan chicuelo! Ignacio Romero Raizabal (1901-1973)

En el Altozano RETABLO HEROICO


tiene un cuchitril Fue en un navarro pueblecillo,
—¡a las vigas alcanza la mano!— no importa cuál, en el que sea.
y por lumbre y por luz un candil. Solo, en su alcoba, el gran caudillo
Zumalacárregui pasea.
Vacía sus alforjas
—que son sus bolsillos—, Piensa, entre hipótesis y fiebres,
Bostezando, los siete chiquillos
una sorpresa decisiva,
se agrupan riendo.
que haga un ejército de liebres
Y entre carantoñas les va repartiendo
de Rodil y su comitiva.
pan y pescao frito,
con la parsimonia de un antiguo rito. Parece un tigre de Bengala,
—¡Chavales! a quien el vértigo revuelva,
¡Pan de flor de harina!... que ahora, enjaulado en una sala,
Mascarlo despasio. añora el campo, que es su selva.
Mejó pan no se come en palasio.
Y este pescaíto, ¿no es na? ¡Ah! Si el Señor no le detiene
¡Sacao uno a uno del fondo der ma! y llama a Urdax hacía poco...
¡Gloria pura e! Zumalacárregui va y viene
de una a otra esquina como loco.
Las espinas se comen tamié,
que to es alimento... De pronto, hermético, se para
junto a los hierros del balcón:
Así..., despasito alguna cosa nueva o rara
muy remascaíto. ve que le llama la atención
64 CON SENTIDO

Fuera, una vieja con un niño, La pobre madre, entre sollozos,


como quien algo decir quiere, oye llamar a sus dos hijos,
alza la mano y le hace un guiño y ve después a sus tres mozos,
temiendo que alguno se entere. los ojos en el suelo fijos.

Zumalacárregui, al momento —Uno cualquiera, al que le cuadre


manda venir al ayudante —manda el caudillo—, volverá
porque aquel grupo a su aposento para que cuide de su madre.
se lo conduzcan al instante. ¿Quien de vosotros tres será?

¿Será una espía la viejuca Los tres motiles lo han oído


de aire mendigo y espectral, pero ninguno hay que se mueva
que ahora solloza y se acurruca y el general, enternecido
junto a los pies del general? da a Zaratiegui una orden nueva:

¿No será un hilo de la espesa —Gratificad a esa mujer


tela de araña de mendigos y dadle una pensión mensual
que temen más que una sorpresa y ahora, al salir, la habéis de hacer
los comandantes enemigos? los honores de general.

—Señor, soy una pobre viuda Cuando la anciana miserable


—dice, temblando en su presencia— entre suspiros se va al fin,
sin más sostén ni más ayuda se oye el estrépito de un sable
que este hijo que me ve vuecencia. y el saludo de un cornetín.

Tengo dos más, pero los dos, Zumalacárregui, de pie,


como son dos buenos cristianos la ve salir desde el balcón,
sirven con vos al Rey y a Dios hasta que ve que no la ve,
y éste quiere ir con sus hermanos porque le ciega la emoción.

Dos veces se escapó de casa


y ha de escaparse la tercera
aunque su edad es tan escasa Enrique Durán y Tortajada (1895-1967)
que no hay partida que le quiera.
EL MADRIGAL DE LOS OJOS VERDES

Señor Tomás: yo os suplico De verdes varios, tallada


que me hagáis una gran merced: en mil facetas, la huerta,
que me llevéis con vos al chico el bello paisaje amado
antes de que se escape otra vez. que nuestra dicha contempla.
Verde el agua en los regajos
La pobre vieja ya no pudo en el estanque, en la acequia;
decir una palabra más, verde el río que entre campos
mientras el niño, seco, y mudo siempre verdes, zizaguea.
miraba fijo a don Tomás.
Y el duro gesto del caudillo Verde intenso en los labrados.
que a decir nada no se atreve verde bronce en la arboleda,
corta su faz como un cuchillo verde el mar que allá, a lo lejos,
mientras su pecho se conmueve. suavemente rumorea...
VIDA 65

Verde, verde en el paisaje Y yo los oía hablar,


y en tus ojos que contemplan entre el nublado de nácares,
con sus vivas esmeraldas con blando rumor, de mí.
la huerta lozana y bella, Y ¿cómo desengañarles?
y si es ella no se sabe
la que a tus ojos luz presta ¿Cómo decirles que no,
o es la luz de tus pupilas . que yo era sólo el pasante,
que en la huerta reverbera. que no me hablaran a mí?
No quería traicionarles.
Y ya muy tarde, ayer tarde,
Juan Ramón Jiménez (1861-1958) oí hablarme a los árboles.
ROMANCES DE CORAL GABLES
(fragmento)
Miguel de Unamuno (1864-1936)
ÁRBOLES HOMBRES
Ayer tarde LEER
volvía yo con las nubes
Leer, leer, leer, vivir la vida
que entraban bajos rosales
que otros soñaron.
(grande ternura redonda)
Leer, leer, leer, el alma olvida
entre los troncos constantes.
las cosas que pasaron.
La soledad era eterna Se quedan las que quedan, las ficciones,
y el silencio inacabable. las flores de la pluma,
Me detuve como un árbol las olas, las humanas creaciones,
y oí hablar a los árboles. el poso de la espuma.
Leer, leer, leer; ¿seré lectura
El pájaro solo huía mañana también yo?
de tan secreto paraje, ¿Seré mi creador, mi criatura,
sólo yo podía estar seré lo que pasó?
entre las rosas finales.

Yo no quería volver ÁRBOL SOLITARIO


en mí, por miedo de darles
disgusto de árbol distinto Árbol solitario
a los árboles iguales. se alza en campo yermo,
desafía las iras
Los árboles se olvidaron del rayo del cielo.
de mi forma de hombre errante, La tormenta cuajó y, suelto el rayo,
y, con mi forma olvidada, tronchó del árbol el robusto tronco.
oía hablar a los árboles. ¡ay del árbol solo
que, en un campo yermo,
Me retardé hasta la estrella. desafía las iras
En vuelo de luz suave, del rayo que es ciego!
fuí saliéndome a la orilla,
con la luna ya en el aire.
Joan Maragall (1860-1911)
Cuando yo ya me salía
vi a los árboles mirarme. Excelsior. Alerta, espíritu, alerta
Se daban cuenta de todo no pierdas nunca tu norte,
y me apenaba dejarles. nunca dejes que te lleven
66 CON SENTIDO

al agua mansa de un puerto. —¡Dos cincuenta!


Mira, mira siempre al cielo, —Diez reales, ¿verdad? Pues oye:
no mires la playa ruin, baja dos que te dejas
enfréntate al amplio aire, desfiguraos toos los días
siempre, siempre mar adentro. en la maldita taberna
Siempre las velas tendidas (¡que así permita Dios que
del cielo al mar transparente, con toos los que entrais en ella!...)
siempre entre aguas extensas —¡Muchas gracias!
inquietas eternamente. —Y resulta
Huye de la tierra inmóvil que ya son ocho; descuenta
y de horizontes mezquinos otro par de ellos que gastas
siempre al mar, al gran noble; en tabaco y cosas de ésas;
siempre, siempre mar adentro. deduce lo que me «pisas»
Fuera tierras, fuera playa, pa el mus ilustrao; aumenta,
olvida qué es regresar: a lo que rebajas, uno
no termina tu viaje, que le das a la Nemesia
no terminará jamás... pa que saque alante al chico
que tuvo estando soltera,
y ahora, si lo reflexionas,
José López Silva (1861-1925) dime si con la peseta
cochina que traes a casa
¡HOY LAS CIENCIAS ADELANTAN...! quies que te sirva cocletas
Pero ¿qué es lo que te ocurre de arzobispo y que te ponga
pa ponerle a uno esa jeta, un faetón a la puerta.
que paece que estás tratando —¡No quiero eso!
con el que cobra las cédulas? —¡Pues entonces!
¡Jesús qué Dios! —Pero ¡ven acá, so bestia,
—¡Y agradece que eres una especie de Osma
que no coja la cazuela pa azministrar!
y te la estampe en los sesos, —¡No me ofendas,
pa ver si es que así te enteras! Saturnino!
—¿De qué? —¡Si es que le haces
—¡De que ya me tienes perder a uno la chaveta!
cansao de cenar lentejas Si tu padre, que esté en gloria,
y alubias y porquerías no hubiese sido un acémila
que salen lo mismo que entran! y te hubiá dao una miaja
Y te azvierto, pa que luego de coltura, y no tuvieras
no te pille de sorpresa, ese defezto que tienes
que o me cambias los «menuses» de que eres analfabeta
o estás a las consecuencias. de nación, y te enteraras
—¡Redios!, pues ¿qué quieres? de lo que dice la Prensa,
varias y que fortalezcan, sabrías, como ca quisque,
porque el hombre que trabaja que en el día de la fecha
si no se nutre la entrega. pa vivir a lo maznate
—Pero ¡vente aquí a razones basta y sobra una peseta.
y escucha y vamos a cuentas! —¡Caray!
¿Tú cuánto ganas? —¿Lo tomas a chunga?
—Diez reales. Bueno, pues oye la idea
—¿Cuánto has dicho? que se le ha ocurrido a un socio,
VIDA 67

y que vista de primera en la cosa?


intención, paece una cosa —¡No camelan!
de magia. Hay tres clases que no aceden
—¡Vamos a verla! a rebajar ni una perra,
—A ti te dan un «carnete»... que son: las amas de cría,
—¿Y qué es eso? los caseros y la Iglesia.
—Una tarjeta Pero eso, como tú sabes,
que no cuesta na; en el azto ni a ti ni a mi nos afezta;
vas y te compras con ella, el casero, porque ties
verbo en gracia, una camisa quien nos pague la vivienda,
que vale un par de pesetas, gracias a Dios, la nodriza
y si exhibes el «carnete» porque continúas inédita,
van y te rebajan media y lo otro, porque siguiendo
Necesito yo unas botas «mangue» viudo y tú soltera,
(que ahora da la concidencia nos hace la misma falta
de que sí que me hacen falta, que a un Santo Cristo una percha.
porque llevo un dátil fuera), —¡Oye, pues busca el «carnete»!
pues me voy a un zapatero —¡Toma, pues no, que se juega!
de los que tien conivencia
con el socio, y si le había
de pagar sin la tarjeta
tres duros, es un digamos, Manuel Machado (1874-1947)
pues le pago dos con ella.
CASTILLA
Pon que ese mismo derecho
te asiste pa el de la tienda El ciego sol se estrella
de ultramarinos, pa el sastre en las duras aristas de las armas,
y pa toos los que comercian; llaga de luz los petos y espaldares
añide que, además de eso, y flamea en las puntas de las lanzas.
quié el sino que te trompiezas,
vamos al decir, con uno El ciego sol, la sed y la fatiga.
de los premios que sortean Por la terrible estepa castellana,
(porque igual te pue caer al destierro, con doce de los suyos
a ti que a otro cualisquiera), —polvo, sudor y hierro—, el Cid cabalga.
y resulta que a fin de año,
con poca suerte que tengas, Cerrado está el mesón a piedra y lodo...
comes lo mismo que un oso, Nadie responde. Al pomo de la espada
vistes mejor que la reina, y al cuento de las picas, el postigo
gastas, si quies, otromóvil, va a ceder... ¡Quema el sol, el aire abrasa!
y además, ties una renta
vitalicia pa too el tiempo A los terribles golpes,
que te dure la esistencia. de eco ronco, una voz pura, de plata
—Si, pero pa eso hará falta y de cristal, responde... Hay una niña
tener guita. muy débil y muy blanca
—Conque puedas en el umbral. Es toda
juntar cuatro o cinco duros ojos azules; y en los ojos, lágrimas.
y empieces a darles vueltas, Oro pálido nimba
ya ties segura la vida su carita curiosa y asustada.
y está resuelto el problema. —¡Buen Cid!, Pasad... El rey nos dará muerte,
—¿Y entran también los caseros arruinará la casa
68 CON SENTIDO

y sembrará de sal el pobre campo Aquél es el que critica, éste es el que destruye, sé tú
que mi padre trabaja... el que sirve.
Idos. El cielo os colme de venturas...
¡En nuestro mal, oh Cid, no ganáis nada! El servir no es faena de seres inferiores.
Dios, que da el fruto y la luz, sirve.
Calla la niña y llora sin gemido... Pudiera llamársele así: el que sirve.
Un sollozo infantil cruza la escuadra
de feroces guerreros, Y tiene sus ojos fijos en nuestras manos y nos
y una voz inflexible grita: ¡En marcha! pregunta cada día:
¿Serviste hoy? ¿A quién? ¿Al árbol, a tu amigo, a tu
El ciego sol, la sed y la fatiga. madre?
Por la terrible estepa castellana,
al destierro, con doce de los suyos
Medardo Ángel Silva (1898-1919)
—polvo, sudor y hierro—, el Cid cabalga.
ANIVERSARIO
(fragmento)
Gabriela Mistral (1889-1957)
¡Hoy cumpliré veinte años. amargura sin nombre
EL PLACER DE SERVIR de dejar de ser niño y empezar a ser hombre
de razonar con Lógica y proceder según
Toda la naturaleza es un anhelo de servicio. los Sanchos profesores del Sentido Común!
Sirve la nube, sirve el aire, sirve el surco.
¡Me son duros mis años —y apenas si son veinte—;
Donde haya un árbol que plantar, plántalo tú;
donde haya un error que enmendar, enmiéndalo ahora se envejece, tan prematuramente
tú; se vive tan de prisa, pronto se va tan lejos,
donde haya un esfuerzo que todos esquiven, que, repentinamente, nos encontramos viejos,
acéptalo tú. enfrente de las sombras, de espaldas a la Aurora,
y sólos con la esfinge, siempre interrogadora!
Sé el que apartó la estorbosa piedra del camino;
sé el que apartó el odio entre los corazones y las ¡Oh!, ¡madrugadas rosas olientes a campiñas
dificultades del problema. y a flor virgen! — entonces estaba el alma niña —
Existe la alegría de ser sano y de ser justo; Y el canto de la boca fluía, de repente
pero hay, sobre todo, la hermosa, la inmensa alegría y el reír sin motivo era cosa corriente.
de servir.
Iba a la escuela por el más largo camino
¡Qué triste sería el mundo si todo en él estuviera
tras dejar, soñoliento, la sábana de lino,
hecho, y la cama bien tibia, cuyo recuerdo halaga
si no hubiera un rosal que plantar, una empresa sólo al pensarlo ahora; aquel San Luis Gonzaga
que acometer! de pupilas azules y riza cabellera
que velaba los sueños desde la cabecera.
Que no te llamen solamente los trabajos fáciles.
¡Es tan bello hacer lo que otros esquivan! Aunque yendo despacio al fin de la callejuela
acaba, y estábamos al frente de la escuela
Pero no caigas en el error de que sólo se hacen con el «Mantilla « bien oculto bajo el brazo;
méritos con los grandes trabajos; y haciendo, en el umbral, mucho más lento el paso.
hay pequeños servicios que son buenos servicios;
adornar una mesa, ordenar unos libros, peinar a Y entonces era el ver la calle más bonita,
una niña. más de oro el sol y más fresca la mañanita.
VIDA 69

Indiferente o cobarde
Antonio Oliver Belmás (1903-1968)
la ciudad vuelve la espalda.
LOA DE VALLADOLISES No quiere ver en tu espejo
su muralla desdentada.
Aunque se ofrezca lozano,
Pisuerga no lo humedece. Tú, viejo Duero, sonríes
Si tiene verdor, no empece entre tus barbas de plata,
que viva de lo secano. moliendo con tus romances
las cosechas mal logradas.
Cabe dentro de la mano,
y su caricia merece. Y entre los santos de piedra
La luz es la que acontece y los álamos de magia
sobre su campo temprano. pasas llevando en tus ondas
Levanta, algarrobo, higuera, palabras de amor, palabras.
almendro, viña, chumbera,
vetustos olivos grises. Quién pudiera como tú,
a la vez quieto y en marcha,
Por tierra cartagenera, cantar siempre el mismo verso
quienes caminan Corvera pero con distinta agua.
tropiezan Valladolises.
Río Duero, río Duero,
nadie a estar contigo baja,
Gerardo Diego (1896-1987) ya nadie quiere atender
tu eterna estrofa olvidada,
EL CIPRÉS DE SILOS
sino los enamorados
Enhiesto surtidor de sombra y sueño que preguntan por sus almas
que acongojas el cielo con tu lanza. y siembran en tus espumas
Chorro que a las estrellas casi alcanza palabras de amor, palabras.
devanado a sí mismo en loco empeño.
Mástil de soledad, prodigio isleño;
flecha de fe, saeta de esperanza.
Hoy llegó a ti, riberas del Arlanza, José María Pemán (1898-1986)
peregrina al azar, mi alma sin dueño.
PENSAMIENTOS SUELTOS
Cuando te vi, señero, dulce, firme, En toda cosa, el rigor
qué ansiedades sentí de diluirme es un poco de memoria
y ascender como tú, vuelto en cristales, que tiene el hombre de Dios.
Corregir pruebas,
como tú, negra torre de arduos filos,
andar otra vez, al sol,
ejemplo de delirios verticales,
nuestras oscuras veredas.
mudo ciprés en el fervor de Silos.
Los tipos elzevirianos
apoyan el pensamiento
ROMANCE DEL DUERO
en basamentos de mármol.
Río Duero, río Duero,
nadie a acompañarte baja, Imprimir sin reparar en papel,
nadie se detiene a oír es sembrar en nuestra huerta
tu eterna estrofa del agua. igual la col que el laurel.
70 CON SENTIDO

Perfilado, exacto, quieto, ¡Qué mal comprende la vida


se hizo, antes que con la pluma, el que la comprende así!
con los ojos el soneto.
La vida es soplo de hielo
En el centro, la razón. que va marchitando flores
En las márgenes en blanco no la riegues con sudores
el silencio y la oración. ni la labres con desvelos;

Verso y letra, dulcemente, la vida no lo merece;


se miran y se enamoran que esa ambición desmedida
como Narciso y la fuente. es planta que no florece
en los huertos de la vida.
¿Qué es, al cabo la Poesía
sino un dibujo perfecto Necio es quien lucha y se afana
declarado en rebeldía? de su porvenir en pos;
gana hoy pan... y deja a Dios
A verso que va y que viene el cuidado de mañana.
dale en rigores de imprenta
la exactitud que no tiene. Vida serena y sencilla
yo quiero abrazarme a ti
La caracola y el viento... que eres la sola semilla
¡mar metido en geometría! que nos da flores aquí.
¡rumores con fundamento!
Conciencia tranquila y sana
es el tesoro que quiero;
DESPUÉS DE LA CORRIDA nada pido y nada espero
para el día de mañana;
Hay un bochorno de siesta.
Apenas se mueve el viento. y así, si me da ese día
Queda en el aire un lamento algo, aunque poco quizás,
como un jirón de la fiesta: siempre me parece más
Como un último vagido de lo que yo le pedía.
del gran tumulto sonoro:
como un hilillo de oro Ni voy de la gloria en pos
de un alhamar desprendido... ni torpe ambición me afana:
Silencio. En el redondel, y al nacer cada mañana
inmóvil, triste, callado, tan sólo le pido a Dios:
un abanico olvidado
y un clavel... casa limpia en que albergar,
En el pueblo, unos reflejos pan tierno para comer
de sol que se va. Unos dejos un libro para leer
de amarguras en las almas. y un Cristo para rezar;
Y muy lejos, entre palmas,
un fandanguillo... que el que se esfuerza y se agita
Muy lejos... nada encuentra que le llene
y el que menos necesita
tiene más que el que más tiene.
ELOGIO DE LA VIDA SENCILLA
Quiero gozar cuanto pueda
Vida inquieta, frenesí y, con acierto y medida
de la ambición desmedida... gastar moneda a moneda
VIDA 71

el tesoro de la vida; y lo guardo porque espero


mas no quiero ser jamás que he de morir confiado
como el que amontona el oro en que se lo llevo entero
y no goza del tesoro al Señor que me lo ha dado.
por acrecentarlo más.

Quiero gozar sin pasión,


esperar sin ansiedad Antonio Machado
sufrir con resignación (1875-1939)
morir con tranquilidad;
NUESTRO ESPAÑOL
que al llegar mi postrer día
quiero pensar y decir —Nuestro español bosteza.
«Viví como viviría ¿Es hambre? ¿Sueño? ¿Hastío?
si ahora volviera a vivir; Doctor, ¿tendrá el estómago vacío?
—El vacío es más bien en la cabeza.
viví como un peregrino
que, olvidando sus dolores
pasó cogiendo las flores YA HAY UN ESPAÑOL
de los lados del camino;
Ya hay un español que quiere
cantando, he dejado atrás vivir y a vivir empieza,
la vida que recorrí; entre una España que muere
pedí poco, y tuve más y otra España que bosteza.
de lo poco que pedí; Españolito que vienes
al mundo, te guarde Dios.
que si nadie me envidió Una de las dos Españas
en el mundo necio y loco, ha de helarte el corazón.
en ese mundo tampoco
tuve envidia a nadie yo.»
LA ENVIDIA
Tras los honores no voy;
la vida es una tirana La envidia de la virtud
que llena de honores hoy hizo a Caín criminal.
al que deshonra mañana. ¡Gloria a Caín! Hoy el vicio
es lo que se envidia más.
No quiero honores de nombres;
vivo sin ambicionar
que ése es honor que los hombres CANTAR
no me lo pueden quitar.
Caminante, son tus huellas
He resuelto despreciar el camino, y nada más;
toda ambición desmedida caminante, no hay camino,
no pedirle a la vida se hace camino al andar.
lo que no me puede dar. Al andar se hace camino,
y al volver la vista atrás
He resuelto no correr se ve la senda que nunca
tras un bien que no me calma; se ha de volver a pisar.
llevo un tesoro en el alma Caminante, no hay camino,
que no lo quiero perder, sino estelas en la mar.
72 CON SENTIDO

Rafael Alberti Dámaso Alonso (1898-1990)


(1902- )
NUESTRA HEREDAD
Se equivocó la paloma.
Juan de la Cruz prurito de Dios siente,
Se equivocaba.
furia estética a Góngora agiganta,
Por ir al Norte, fue al Sur. Lope chorrea vida y vida canta:
Creyó que el trigo era agua. tres frenesís de nuestra sangre ardiente.
Se equivocaba.
Quevedo prensa pensamiento hirviente;
Creyó que el mar era el cielo; Calderón en sistema lo atiranta;
que la noche, la mañana. León, herido, al cielo se levanta;
Se equivocaba. Juan Ruiz, ¡qué cráter de hombredad bullente!

Que las estrellas, rocío; Teresa es pueblo, y habla como un oro;


que la calor, la nevada. Garcilaso, un fluir, melancolía;
Se equivocaba. Cervantes, toda la Naturaleza.

Que tu falda era tu blusa; Hermanos en mi lengua, qué tesoro


que tu corazón, su casa. nuestra heredad —oh amor, oh poesía—.
Se equivocaba. esta lengua que hablamos —oh belleza—.

(Ella se durmió en la orilla.


Tú, en la cumbre de una rama.) Emilio Prados (1899-1962)
....................................................
ROMANCES DE LA GUERRA CIVIL

Tengo un hermano en el frente


¡Qué altos
que tú no conoces, madre,
los balcones de mi casa!
que el hermano que ahora tengo
Pero no se ve la mar
no lleva tu misma sangre.
¡Qué bajos!
Un hermano en cada frente
me atan más que tus dogales
Tengo más atado el cuerpo
Manuel Altolaguirre que el corazón que en él late.
(1905-1959) Tengo un hermano en Asturias,
otro en Aragón combate,
SIN LIBERTAD
otro por Andalucía
Ya que no puedo ser libre entre pitas y olivares;
agrandaré mis prisiones. arriba, en el Guadarrama,
bajo sus altos pinares
Cambiaré los tristes muros y las agujas del frío,
por alegres horizontes. otro hermano tengo, madre,
No pisaré ningún suelo y otro por Extremadura,
sino abismos de la noche. tierra llana en donde arden,
Techos que a mí me cobijen sin ganados, las dehesas
cielos serán los mejores. y entre balazos el aire.
Subiendo a Guadalajara
Ya que no puedo ser libre tierra de dulces panales
agrandaré mis prisiones. que sus abejas vigilan
VIDA 73

y sus páramos reparten, «Dicen, señores, exclamaba pálido,


camino ya de Sigüenza que nadie consiguió
y bien pasado Jadraque, vivir sin esa víscera precisa.
otro hermano en las trincheras ¡Error, extraño error!
contra el fascismo se bate.
Hay un ser de mi ser, una hija mía,
Y cerca ya de Madrid, que ayer me abandonó;
aquí en Castilla la grande, ¡las hijas que abandonan a sus padres
hay más hermanos conmigo no tienen corazón!»
que estrellas tras de la tarde.
Ni ellos conocen mi nombre Un estudiante que del aula oscura
ni yo sé cómo nombrarles; se oculta en un rincón,
mientras los otros, asombrados, oyen
sólo el nombre del que muere
tan público dolor,
entre nosotros se sabe,
sonriendo a un amigo y compañero
no por llorar su recuerdo,
le dijo a media voz:
pero sí por imitarle, «¡Piensa que a su hija el corazón le falta...
que el que por nosotros muere, y es que le tengo yo!»
no muere, sino que nace;
no tengo hermano que caiga
que una espiga no levante. José Santos Chocano
(1867-1935)
Madre, no puedo moverme
de mi puesto en el combate, NOSTALGIA
que el hermano que ha caído
me aprieta sobre su sangre. Hace ya diez años
que recorro el mundo.
No hay corazón más atado ¡He vivido poco!
que aquel que no fuerza nadie ¡Me he cansado mucho!
y él mismo se ciñe al yugo Quien vive de prisa no vive de veras,
que sabe que ha de librarle. quien no echa raíces no puede dar frutos.
Tengo un hermano en el frente, Ser río que corre, ser nube que pasa,
sin dejar recuerdo ni rastro ninguno,
otro por mis venas late.
es triste, y más triste para quien se siente
¡España, tierra caliente,
nube en lo elevado, río en lo profundo.
tus cadenas se deshacen!
Quisiera ser árbol mejor que ser ave,
quisiera ser leño mejor que ser humo;
y al viaje que cansa
Eusebio Blasco (1844-1903) prefiero el terruño;
EXPLICANDO UNA TARDE ANATOMÍA... la ciudad nativa con sus campesinos,
arcaicos balcones, portales vetustos
Explicando una tarde Anatomía y calles estrechas, como si las casas
un sabio profesor tampoco quisieran separarse mucho...
del corazón a sus alumnos daba Estoy en la orilla
perfecta descripción. de un sendero abrupto.
Miro la serpiente de la carretera
Anonadado por sus propias penas, que en cada montaña da vueltas a un nudo;
la cátedra olvidó; y entonces comprendo que el camino es largo,
a riesgo de que loco le creyeran, que el terreno es brusco,
con alterada voz: que la cuesta es ardua,
74 CON SENTIDO

que el paisaje es mustio...


Alfonsina Storni (1892-1938)
¡Señor! ¡Ya me canso de viajar! ¡Ya siento
nostalgia, ya ansío descansar muy junto TÚ ME QUIERES BLANCA...
de los míos!... Todos rodearán mi asiento
para que les diga mis penas y mis triunfos; Tú me quieres alba,
Y yo, a la manera del que recorriera me quieres de espumas,
un álbum de cromos, contaré con gusto me quieres de nácar.
Que sea azucena
las mil y una noches de mis aventuras
sobre todas, casta.
y acabaré en esta frase de infortunio.
De perfume tenue.
—¡He vivido poco!
Corola cerrada.
¡Me he cansado mucho! Ni un rayo de luna
filtrado me haya.
Ni un margarita
Enrique de Mesa se diga mi hermana.
(1878-1929) Tú me quieres blanca,
tú me quieres nívea,
SED EN LA TIERRA
tú me quieres casta.
El campo, sediento; Tú que hubiste todas
la nube, de paso; las copas a mano,
un cielo azul, desesperante y limpio, de frutos y mieles
y un rojo sol en el ocaso. los labios morados.
Llegará la noche, Tú que en el banquete
lucirá la estrella... cubierto de pámpanos
el campo seco balará, soñando: dejaste las carnes
¿Dónde la nube aquella? festejando a Baco.
Tú que en los jardines
negros del Engaño
Francisco Villaespesa vestido de rojo
(1877-1936) corriste el Estrago.
Tú, que el esqueleto
HUMILDAD conservas intacto,
no sé todavía
Ten un poco de amor para las cosas: por cuáles milagros,
para el musgo que calma tu fatiga, me pretendes blanca,
para la fuente que tu sed mitiga, (Dios te lo perdone)
para las piedras y para las rosas. me pretendes casta,
(Dios te lo perdone)
En todo encontrarás una belleza me pretendes alba,
virginal y un placer desconocido... Huye hacia los bosques;
Ritma tu corazón con el latido vete a la montaña;
del corazón de la Naturaleza. límpiate la boca;
Recibe como un santo sacramento vive en las cabañas;
el perfume y la luz que te da el viento... toca con las manos
¡Quién sabe si su amor en él te envía la tierra mojada;
alimenta el cuerpo
aquélla que la vida ha transformado...! con raíz amarga;
¡Y sé humilde, y recuerda que algún día bebe de las rocas;
te ha de cubrir la tierra que has pisado! duerme sobre escarcha;
VIDA 75

renueva tejidos Anda jaleo, jaleo;


con salitre y agua; ya se acabó el alboroto
habla con los pájaros y ahora empieza el tiroteo.
y lévate al alba.
Y cuando las carnes No salgas, paloma, al campo,
te sean tornadas, mira que soy cazador
y cuando hayas puesto y si te tiro y te mato
en ellas el alma para mi será el dolor,
que por las alcobas para mi será el quebranto.
se quedó enredada,
entonces, buen hombre, Anda jaleo, jaleo,
preténdeme blanca, ya se acabó el alboroto
preténdeme nívea, y ahora empieza el tiroteo.
preténdeme casta.

Ángela Figuera Aymerich


Federico García Lorca (1898-1936) (1902-1984)
CANCIÓN DEL GITANO APALEADO
CUANDO NACE UN HOMBRE
Veinticuatro bofetadas.
Cuando nace un hombre
Veinticinco bofetadas;
después, mi madre, a la noche, siempre es amanecer aunque en la alcoba
me pondrá en papel de plata. la noche pinte negros los cristales.

Guardia civil caminera, Cuando nace un hombre


dadme unos sorbitos de agua. hay un olor a pan recién cocido
Agua con peces y barcos. por los pasillos de la casa;
Agua, agua, agua, agua. en las paredes, los paisajes
huelen a mar y a hierba fresca
¡Ay, mandor de los civiles y los abuelos del retrato
que estás arriba en tu sala! vuelven la cara y se sonríen.
¡No habrá pañuelos de seda
para limpiarme la cara! Cuando nace un hombre
florecen rosas imprevistas
en el jarrón de la consola
ANDA JALEO y aquellos pájaros bordados
en los cojines de la sala
Yo me subí a un pino verde
por ver si la divisaba silban y cantan como locos.
y solo divisé el polvo
del coche que la llevaba Cuando nace un hombre
todos los muertos de su sangre
Anda jaleo, jaleo; llegan a verle y se comprueban
ya se acabó el alboroto en el contorno de su boca.
y ahora empieza el tiroteo.
Cuando nace un hombre
En la calle de los Muros hay una estrella detenida
mataron a una paloma. al mismo borde del tejado
Yo cortaré con mis manos y en un lejano monte o risco
las flores de su corona. brota un hilillo de agua nueva.
76 CON SENTIDO

Cuando nace un hombre que nos unió a la francesa con compás y cartabón
todas las madres de este mundo dando por ley su raison. Y no, monsieur, no, señor.
sienten calor en su regazo
y hasta los labios de las vírgenes Que aquí sólo existe Iberia: Cataluña y Aragón,
llega un sabor a miel y a beso. Andalucía y Galicia, Euskadi y Extremadura,
Valencia, Murcia y Asturias, las Castillas y León.
Cuando nace un hombre
de los varones brotan chispas, Y nuestros pueblos libres, alzados, saben hoy bien
los viejos ponen ojos graves en dónde está la traición: es en el Capitalismo y en
y los muchachos atestiguan el centralizador
el fuego alegre de sus venas. Madrid de los oligarcas y del Gobierno opresor.

Cuando nace un hombre


todos tenemos un hermano. José Hierro (1922- )
VIDA
Gabriel Celaya (1911-1991) Después de todo, todo ha sido nada,
a pesar de que un día lo fue todo.
LOS ÚLTIMOS IBEROS
Después de nada, o después de todo
Nosotros. euskaldunes, últimos iberos, supe que todo no era más que nada.
sabemos mucho más que los que dan lecciones Grito «¡Todo!», y el eco dice «¡Nada!»
qué quiere decir patria, quién somos, qué Grito «¡Nada!», y el eco dice «¡Todo!»
podemos. Ahora sé que la nada lo era todo,
y todo era ceniza de la nada.
Nosotros, levantados contra los invasores No queda nada de lo que fue nada.
godos, árabes, romanos, que escupimos afuera, (Era ilusión lo que creía todo
y contra esos mestizos de moros y latinos llamados y que, en definitiva, era la nada.)
españoles, Qué más da que la nada fuera nada
si más nada será, después de todo,
defendemos lo nuestro y enrabiamos la furia después de tanto todo para nada.
de una luz sin perdones y una verdad de origen
que arrancamos del fondo sagrado de lo ibero.
José María Valverde (1926- )
Nosotros, no vosotros que os vendísteis a todos,
conservamos aún nuestro solar indemne, SALMO DE LAS ROSAS
hijos de poca sangre, madrileños mendaces, (fragmento)
horteras centralistas, peleles patrioteros. Vuestra belleza es eso: morir, pasar al vuelo.
Hay que revasquizar España, iberizarla, Vuestro aroma es la muerte. Y por eso enloquece.
salvarla del poder abstracto y absoluto, Mas ¡qué importa morir cuando se ha sido, y tanto!
Yo os doy la eternidad que os quitaba el ser bellas.
volver a nuestras tribus, nuestro federalismo, Os tengo en mi recuerdo lo mismo que en un libro,
nuestra alegría fiera, nuestro respirar limpio, evocándome mayos, muchachas y ciudades,
nuestro no al centralismo francés y su dominio. al hallaros de pronto, cuando paso las hojas.
Voy contando mis años por relevos de rosas.
Pues ¿quién le dio a España estado? Don Felipe de De rosas repetidas, de eternidad de rosas
Borbón que me animan, diciéndome que el Señor sigue en pie.
CORAZÓN

Esta selección es para leerla despacio, aunque sé que la velocidad es uno de


los ídolos contemporáneos. Precisamente por ello, a los jóvenes no se les enseña
a valorar la lírica: se teme que les distraiga de la «carrera». Craso error: si en la
vida hay que ir al compás del tiempo, entenderlo y gustarlo es mejor que esca-
parse de él por exceso de velocidad.
La poesía es un gran instrumento de aprendizaje. Es un seguro contra la in-
consciencia que supone caminar con prisa hacia ningún sitio. La poesía con sen-
tido, que es la que mostramos aquí, nos ayuda a descubrir contenidos. Y para
captar los contenidos hay que pararse a pensar. Es curiosa la expresión: «pararse
a pensar»; como si pensar fuese una actividad incompatible con el movimiento
atolondrado.
Pues aquí tenemos la lección. Las letras se deben a los conceptos y éstos al
entendimiento. Si aprender es entender, comprender, saber: la lírica nos da un
balcón desde el que mirar las profundidades de la vida. Los amantes de la velo-
cidad creen que la vida es un camino del que recorres más trecho cuanto más rá-
pido vas. Pues bien, aprendamos esto con claridad: la vida tiene profundidades
y no sólo horizontes; ir despacio es necesario para saber dónde se pisa y asegurar
que caminamos en alguna dirección.
CORAZÓN 79

vide estar una doncella


Anónimo (Siglo XII)
ribericas de la mar;
CANTAR DE MIO CID sola lava y sola tuerce,
(fragmento) sola tiende en un rosal;
mientras los paños s’enjugan
La oración fecha - la missa acabada la an: dice la niña un cantar:
salieron de la eglesia - ya quieren cavalgar. «¿Do los mis amores, dólos
El Cid a doña Ximena - ívala abraçar; dónde los iré a buscar?»
doña Ximena al Cid - la manol va besar, Mar abajo, mar arriba,
llorando de los ojos, - que non sabe que se far. diciendo iba un cantar;
E él a las niñas - tornolas a catar: peine de oro en las sus manos
«a Dios vos encomiendo - e al Padre spirital, por sus cabellos peinar:
agora nos partimos - Dios sabe el ajuntar». «Dígasme tú, el marinero,
LLorando de los ojos, - que non vidiese atal, que Dios te guarde de mal,
asís parten unos d’otros - como la uña de la carne. si los viste a mis amores,
si los viste allá pasar.»

Alfonso X El Sabio (1221-1248)


PERDIDA TRAIGO...
(versión adaptada)
Pues me tengo que alejar Perdida traigo la color:
del dueño de mi pasión todos me dicen que lo he de amor.
por quien pierdo la razón,
Viniendo de la romería
así le diré al llegar
encontré a mi buen amor;
la hora del despedir:
pidiérame tres besicos,
«de grado me quiero ir
luego perdí la color.
al punto y nunca más venir».
Dicen a mí que lo he de amor.
Pues tanto es el padecer Perdida traigo la color,
que yo por ella sufrí todos me dicen que lo he de amor.
desde el día que la vi,
y no se quiere doler, ...............................................
así le diré yo bien: Ya florecen los árboles,
«mi muerte la causa alguién Juan:
pero no os diré yo quién». mala seré de guardar.
Y como nunca veré
con estos ojos placer Ya florecen los almendros
cuando no la pueda ver, y los amores con ellos,
con la cuita que tendré Juan:
llorando diré yo así: mala seré de guardar.
«muero de no ver aquí Ya florecen los árboles,
a quien por mi daño vi». Juan:
mala seré de guardar.

Del Romancero Anónimo (Siglo XIV)


(atribuido a Alfonso de Alcabdete) Marqués de Santillana (1398-1458)
YO ME LEVANTARA, MADRE SERRANILLA DE LA FINOJOSA

—Yo me levantara, madre, Moça tan fermosa


mañanica de Sant Juan, non vi en la frontera.
80 CON SENTIDO

com’una vaquera
Gómez Manrique (1412-1490)
de la Finojosa.
Faziendo la vía CANCIÓN
del Calatraveño
Con la beldad me prendistes,
a Santa María,
con la graçia me robastes,
vençido del sueño, con la bondad me feristes,
por tierra fragosa al punto que me mirastes.
perdí la carrera,
do vi la vaquera De la prisión no reçelo
de la Finojosa. que de mi grado será,
En un verde prado nin por el robo me duelo
de rosas e flores, pues en tal lugar está;
guardando ganado
con otros pastores, mas del golpe que me distes
la vi tan graçiosa, con la bondad que mostrastes,
que apenas creyera el más triste de los tristes
que fuesse vaquera para siempre me tornastes.
de la Finojosa.

Non creo las rosas Jorge Manrique (1440-1479)


de la primavera
COPLAS A LA MUERTE DE SU PADRE, EL MAESTRE
sean tan fermosas DE SANTIAGO DON RODRIGO MANRIQUE
nin de tal manera. (Fragmento)
Fablando sin glosa:
si antes supiera Recuerde el alma dormida,
de aquella vaquera avive el seso y despierte
de la Finojosa, contemplando
cómo se pasa la vida,
non tanto mirara cómo se viene la muerte
su mucha beldad, tan callando,
porque me dejara cuán presto se va el placer,
en mi libertad. cómo, después de acordado,
Mas dije: «Donosa, da dolor;
(por saber quién era), cómo, a nuestro parecer,
¿dónde es la vaquera cualquiera tiempo pasado
de la Finojosa?» fué mejor.
Pues si vemos lo presente
Bien como riendo,
cómo en un punto se es ido
dixo: «Bien vengades,
y acabado,
que ya bien entiendo
si juzgamos sabiamente,
lo que demandades:
daremos lo no venido
non es desseosa
por pasado.
de amar, nin lo espera,
aquessa vaquera No se engañe nadie, no,
de la Finojosa.» pensando que ha de durar
lo que espera
más que duró lo que vio,
pues que todo ha de pasar
por tal manera.
CORAZÓN 81

Nuestras vidas son los ríos Pastor que se encierra


que van a dar en la mar, en valle seguro,
que es el morir; los lobos te juro
allí van los señoríos que no le dan guerra.
derechos a se acabar Ganado de sierra
y consumir; traspuesto en tal valle
allí los ríos caudales, placer es guardalle.
allí los otros medianos
y más chicos, Pastor de buen grado
y allegados, son iguales yo siempre sería,
los que viven por sus manos pues tanta alegría
y los ricos. me da este ganado;
y tengo jurado
de nunca dejalle,
Juan de la Encina (1469-1529)
mas siempre guardalle.
TAN BUEN GANADICO
Tan buen ganadico, NO TE TARDES QUE ME MUERO
y más en tal valle,
placer es guardalle. No te tardes, que me muero,
carcelero,
Ganado d’altura, no te tardes que me muero
y más de tal casta,
muy presto se gasta Apresura tu venida
su mala pastura; porque no pierda la vida,
y en buena verdura que la fe no está perdida,
y más en tal valle, ¡carcelero,
placer es guardalle. no te tardes, que me muero
Ansí que yo quiero Bien sabes que la tardança
guardar mi ganado, trae gran desconfiança:
por todo este prado ven y cumple mi esperanza,
de muy buen apero:
carcelero,
con este tempero,
no te tardes, que me muero.
y más en tal valle,
Sácame desta cadena,
placer es guardalle.
que recibo muy gran pena,
Está muy vicioso pues tu tardar me condena.
y siempre callando, Carcelero,
no anda balando no te tardes, que me muero
ni es enojoso;
antes da reposo La primer vez que me viste
en cualquiera valle: sin te vencer me venciste;
placer es guardalle. suéltame, pues me prendiste.
Carcelero,
Conviene guardalla no te tardes, que me muero
la cosa preciosa,
que en ser codiciosa La llave para soltarme
procuran hurtalla. ha de ser galardonarme,
Ganado sin falla, proponiendo no olvidarme.
y más en tal valle, Carcelero,
placer es guardalle. no te tardes, que me muero
82 CON SENTIDO

Y siempre cuanto vivieres Los perros y el manso


haré lo que tú quisieres, veo, y su bardina;
si merced hacerme quieres. mi gloria y descanso,
Carcelero, no veo, mezquina.
no te tardes, que me muero Por bien qu’el amor
me esfuerza a mirar,
no veo el pastor
que me hace penar.
Lucas Fernández (1474-1542)
Veo muy esenta
VILLANCICO
su choza sombría,
En esta montaña sin ver quien sustenta
de gran hermosura aquesta alma mía.
tomemos holgura. Veo mi dolor
crescer y menguar,
Haremos cabaña no veo el pastor
de rosas y flores que me hace penar.
en esta montaña
cercada de amores,
y nuestros dolores Gutierre de Cetina (1510-1554)
y nuestra tristura
tornarse ha en holgura. MADRIGAL

Ojos claros, serenos,


Gran gozo y placer
si de un dulce mirar sois alabados,
aquí tomaremos,
¿por qué, si me miráis, miráis airados?
y amor y querer
Si cuanto más piadosos,
aquí nos tendremos,
más bellos parecéis a aquel que os mira,
y aquí viviremos
no me miréis con ira,
en grande frescura
porque no parezcáis menos hermosos.
en esta verdura.
¡Ay tormentos rabiosos!
Ojos claros, serenos,
ya que así me miráis, miradme al menos.
Juan de Timoneda (1490-1583)

LETRILLA Garcilaso de la Vega (1501-1536)


Veo las ovejas A LA FLOR DE GNIDO
orillas del mar, (fragmento)
no veo el pastor
que me hace penar. Si de mi baxa lira
tanto pudiese el son que en un momento
Las ovejas veo aplacase la ira
orillas del río, del animoso viento
no ve mi deseo y la furia del mar y el movimiento,
el dulce amor mío. y en ásperas montañas
Miro en derredor con el süave canto enterneciese
del fresco pinar, las fieras alimañas,
no veo el pastor los árboles moviese
que me hace penar. y al son confusamente los truxiese:
CORAZÓN 83

no pienses que cantado todo lo mudará la edad ligera


sería de mí, hermosa flor de Gnido, por no hazer mudança en su costumbre.
el fiero Marte airado,
a muerte convertido,
de polvo y sangre y de sudor tenido, Lope de Vega (1562-1635)
ni aquellos capitanes CANCIONES SACRAS
en las sublimes ruedas colocados, (El cardenal de Belén, III)
por quien los alemanes
el fiero cuello atados, Mañanicas floridas
y los franceses van domesticados; del frío invierno,
recordad a mi Niño,
mas solamente aquella que duerme al hielo.
fuerça de tu beldad sería cantada,
y alguna vez con ella Mañanicas dichosas
también seria notada del frío diciembre,
el aspereza de que estás armada, aunque el cielo os siembre
de flores y rosas,
y cómo por ti sola, pues sois rigurosas,
y por tu gran valor y hermosura, y Dios es tierno...
convertida en vïola, recordad a mi Niño
llora su desventura que duerme al hielo.
el miserable amante en tu figura. Alegraos, pastores,
ya viene el albore.
Hablo d’aquel cativo, Tened alegría,
de quien tener se deve más cuidado, que ya viene el día.
que’stá muriendo bivo, Alégrese el suelo,
al remo condenado con tal regocijo,
en la concha de Venus amarrado. pues de Dios el Hijo
hoy baja del cielo,
Por ti, como solía, y en humano velo,
del áspero cavallo no corrige por vuestros amores.
la furia y gallardía, Alegraos, pastores,
ni con freno la rige, ya viene el albore.
ni con bivas espuelas ya l’aflige; Tened alegría,
que ya viene el día.
por ti con diestra mano
no rebuelve la espada presurosa, CANCIÓN DE BIENVENIDA
y en el dudoso llano (Los ramilletes de Madrid, III, 6.)
huye la polvorosa
palestra como sierpe ponçoñosa; Sea bien venida
la reina linda,
[...] sea bien venida.
Venga el sol de España
muy en hora buena.
EN TANTO QUE DE ROSA...
Norabuena venga
(fragmento)
la linda señora.
coged de vuestra alegre primavera Sea bien venida
el dulce fruto antes que’l tiempo airado para ser aurora:
cubra de nieve la hermosa cumbre. sea bien venida
Marchitará la rosa el viento elado, de Francia dichosa.
84 CON SENTIDO

Sea bien venida; DEFINIENDO EL AMOR


Guipúzcoa la adora. Es hielo abrasador, es fuego helado,
Sea bien venida, es herida que duele y no se siente,
provinciana toda, es un soñado bien, un mal presente,
que no vizcaína. es un breve descanso muy cansado.
Sea bien venida
la reina linda. Es un descuido que nos da cuidado,
Sea bien venida. un cobarde con nombre de valiente,
Felipe divino, un andar solitario entre la gente,
(venga norabuena) un amar solamente ser amado.
los franceses lirios,
(venga norabuena) Es una libertad encarcelada,
junte a sus castillos, que dura hasta el postrero parasismo,
(venga norabuena) enfermedad que crece si es curada.
que duren mil siglos.
Venga norabuena; Éste es el niño Amor, éste es tu abismo:
mas no vizcaino, mirad cuál amistad tendrá con nada
guipuzcoano sea; el que en todo, es contrario de sí mismo.
venga norabuena,
norabuena venga,
venga norabuena, Antonio Mira de Amescua (1577-1644)
Zure vegui ederro
en el astaná, UN LABRADOR A SU AMADA
Cativaturic nave Deja espantos y temores
librea ninzaná. Catalina; ¿qué te falta?
(cara y ojos hermosos, Que en alas de mis amores
amada mía, iré a la sierra más alta
me tienen cautivo por metales o por flores.
siendo libre.)
¿Quieres que trepando vaya
por los brazos de esa haya,
SONETO y baje de sus pimpollos
de una tórtola los pollos
Desmayarse, atreverse, estar furioso, a que jueguen en tu saya?
áspero, tierno, liberal, esquivo,
alentado, mortal, difunto, vivo, ¿Quieres que descienda a un río
leal, traidor, cobarde y animoso; hijo de un risco de Cuenca
y en él mi valiente brío
no hallar fuera del bien centro y reposo, no deje anguila ni tenca,
mostrarse alegre, triste, humilde, altivo, ni pez argentado y frío,
enojado, valiente, fugitivo,
satisfecho, ofendido, receloso; que no venga a palpitar
sobre esta yerba, y a dar
huir el rostro al claro desengaño, un salto y otro del suelo,
beber veneno por licor suave, pensando que coge el vuelo
olvidar el provecho, amar el daño; para arrojarse a la mar?

creer que un cielo en un infierno cabe, ¿Quieres que a ese girasol


dar la vida y el alma a un desengaño: bajen las aves pintadas
esto es amor: quien lo probó lo sabe. que vuelan en caracol,
CORAZÓN 85

y parecen, remontadas, ponerse más rojo


que son átomos del sol? que el mismo carmín;
Si quieres que en este y si esto le pasa
se crucen arroyos bellos, al pobre, decid:
de leche y humor cuajado, ¿qué queréis, mi madre,
exprimiré alegre en ellos que me pase a mi?
las ubres de mi ganado.
De amores me muero:
Si quieres ver el enero mi madre, acudid;
hecho octubre placentero, si no llegáis pronto,
viertan mis cubas su mosto, veréisme morir.
y si quieres verle agosto,
desataré mi granero. Enfrente vive otro,
taimado y sutil,
que suele de paso
José Cadalso (1741-1782) mirarme y reír,
y, disimulado,
LETRILLA se viene tras mi,
(fragmento) y a ver dónde llego
Si por ese mundo me suele seguir.
no quisiéreis ir
De amores me muero:
buscándome un novio
mi madre acudid:
dejádmelo a mi,
si no llegáis pronto,
que yo hallaré tantos
veréisme morir.
que pueda elegir,
y de nuestra calle Otro hay que pasea
yo no he de salir. con aire gentil
la calle cien veces
De amores me muero:
y aunque diga mil,
mi madre, acudid;
y a nuestra criada
si no llegáis pronto,
le suele decir:
veréisme morir.
«¡Bonita es tu ama!
Al lado vive uno ¿Te habla de mi?»
como un serafín,
De amores me muero:
que la misma misa
mi madre, acudid;
que yo suele oír.
si no llegáis pronto,
Si voy sola, llega
veréisme morir.
muy cerca de mi,
y se pone lejos
si también venís.
Bartolomé José Gallardo (1776-1852)
De amores me muero: BLANCA FLOR
mi madre, acudid;
si no llegáis pronto, ¿A qué es puertas y ventanas
veréisme morir. clavar con tanto rigor,
si de par en par abiertas
Me mira, le miro; tengo las del corazón?
si me vió, le vi Así con su madre a solas
86 CON SENTIDO

lamenta su reclusión quiérole de buen querer,


la bella niña cenceña, que de otra manera no.
la del quebrado color, Si el querer bien es delito,
de amargo llanto los ojos, muchas las culpadas son,
el pecho lleno de amor, que de par en par abrieron
y de par en par abiertas las puertas del corazón.
las puertas del corazón. Vos, madre, mal advertida,
(Madre, la mi madre, dice, me claváis reja y balcón;
madre de mi corazón, clavad, madre, norabuena,
nunca yo al mundo naciera, mas de esto os aviso yo,
pues tan sin ventura soy). cada clavo que claváis
Atended a las mis cuitas, es una flecha de amor,
habed de mí compasión, que de par en par me pasa
y de par en par abridme las telas del corazón.
las puertas del corazón. Yo os obedezco sumisa,
Yo me levantara un día y no me asomo al balcón:
cuando canta el ruiseñor, «¿Que no hable?» — Yo no hablo.
el mes era de las flores, «¿Que no mire?» —¿Miro yo?
a regar las del balcón. Pero «que le olvide, madre,
Un caballero pasara madre mía, olvidar no;
y me dijo: «¡Blanca flor!» que de par en par le he abierto
Y de par en par abrióme las puertas del corazón.
las puertas del corazón. En fin, vos amasteis, madre:
Si blanca, su decir dulce señora, abuela riñó:
colorada me paró; mas por fin vos os velasteis,
yo callé, pero miréle, y... a la fin nací yo.
¡nunca le mirara yo!, Si vos reñís como abuela,
que de aquel negro mirar yo amo cual amasteis vos,
me abraso en llama de amor; al que abrí de par en par
y de par en par abrí las puertas del corazón.
las puertas del corazón.
Otro dio, a la alborada,
me cantara esta canción: Mariano Melgar (1790-1815)
«¿Dónde estás, la blanca niña,
YARABÍ
blanco de mi corazón?»,
en laúd con cuerdas de oro Vuelve, que ya no puedo
y de regalado son, vivir sin tus cariños;
que de par en par me abriera vuelve, mi palomita,
las puertas del corazón. vuelve a tu dulce nido.
Él es gallardo y gentil, Mira que hay cazadores
gala de la discreción; que con afán maligno
si parla, encantan sus labios; te pondrán en sus redes
si mira, mata de amor; mortales atractivos;
y, cual si yo su sol fuera, y cuando te hayan preso,
es mi amante girasol; te darán cruel martirio;
y abrióme de par en par no sea que te cacen;
las puertas del corazón. huye tanto peligro.
Yo le quiero bien, mi madre Ninguno ha de quererte
(¡no me lo demande Dios!), como yo te he querido,
CORAZÓN 87

te engañas si pretendes «Enjuga el llanto, cristiana,


hallar amor más fino. no me atormentes así,
Habrá otros nidos de oro, que tengo yo, mi sultana,
pero no como el mío; un nuevo Edén para ti.
por ti vertió mi pecho
sus primeros gemidos. Tengo un palacio en Granada,
Bien sabes que yo siempre tengo jardines y flores,
en tu amor embebido, tengo una fuente dorada
jamás toqué tus plumas con más de cien surtidores,
ni ajé tu albor divino;
si otro puede tocarlas y en la vega del Genil
y disipar su brillo, tengo parda fortaleza,
salva tu mejor prenda, que será reina entre mil
ven al seguro asilo. cuando encierre tu belleza.
No pienses que haya entrado
aquí otro pajarillo, Y sobre toda una orilla
no, palomita mía, extiendo mi señorío;
nadie toca este sitio. ni en Córdoba ni en Sevilla
Tuyo es mi pecho entero, hay un parque como el mío.
tuyo es este albedrío,
y por ti sola clamo Allí la altiva palmera
con amantes suspiros. y el encendido granado,
No seas, pues, tirana; junto a la frondosa higuera,
haz las paces conmigo; cubren el valle y collado.
ya de llorar cansado
Allí el robusto nogal,
me tiene tu capricho.
allí el nópalo amarillo,
No vueles más, no sigas
allí el sombrío moral
tus desviados giros;
crecen al pie del castillo.
tus alitas doradas
vuelve a mí, que ya expiro.
Y olmos tengo en mi alameda
Vuelve, que ya no puedo
que hasta el cielo se levantan
vivir sin tus cariños;
y en redes de plata y seda,
vuelve, mi palomita,
tengo pájaros que cantan.
vuelve a tu dulce nido.
Y tú mi sultana eres,
que desiertos mis salones
José Zorrilla (1817-1893) están, mi harén sin mujeres,
CORRIENDO VAN POR LA VEGA
mis oídos sin canciones.

Corriendo van por la vega Yo te daré terciopelos


a las puertas de Granada, y perfumes orientales;
hasta cuarenta gomeles de Grecia te traeré velos
y el capitán que los manda. y de Cachemira chales.

Al entrar en la ciudad, Y te daré blancas plumas


parando su yegua blanca, para que adornes tu frente,
le dijo éste a una mujer más blanca que las espumas
que entre sus brazos lloraba: de nuestros mares de Oriente.
88 CON SENTIDO

Y perlas para el cabello, que el mismo rey a su vuelta


y baños para el calor, le armó en Madrid caballero,
y collares para el cuello; tomándole a su servicio
para los labios... ¡amor!» por capitán de lanceros.
Y otro no fue que Martínez
«¿Qué me valen tus riquezas quien a poco entró en Toledo,
—respondióle la cristiana—, tan orgulloso y ufano
si me quitas a mi padre, cual salió humilde y pequeño.
mis amigos y mis damas? Ni es otro a quien se dirige,
cobrando el conocimiento,
Vuélveme, vuélveme, moro la amorosa Inés de Vargas,
a mi padre y a mi patria, que vive por él muriendo.
que mis torres de León Mas él, que olvidando todo
valen más que tu Granada.» olvidó su nombre mesmo,
puesto que Diego Martínez
Escuchóla en paz el moro, es el capitán don Diego,
y manoseando su barba, ni se ablanda a sus caricias
dijo como quien medita, ni cura de sus lamentos,
en la mejilla una lágrima: diciendo que son locuras
«Si tus castillos mejores de gentes de poco seso;
que nuestros jardines son, que ni él prometió casarse
y son más bellas tus flores, ni pensó jamás en ello.
por ser tuyas, en León ¡Tanto mudan a los hombres
fortuna, poder y tiempo!
y tú diste tus amores En vano porfía Inés
a alguno de tus guerreros, con amenazas y ruegos;
hurí del Edén, no llores; cuanto más ella importuna
vete con tus caballeros.» está Martínez severo.
Abrazada a sus rodillas,
Y dándole su caballo
enmarañado el cabello,
y la mitad de su guardia,
la hermosa niña lloraba
el capitán de los moros
prosternada por el suelo.
volvió en silencio la espalda.
Mas todo empeño es inútil.
porque el capitán don Diego
no ha de ser Diego Martínez,
EL CRISTO DE LA VEGA
como lo era en otro tiempo.
(fragmento)
Y así, llamando a su gente,
Así por sus altos fines de amor y piedad ajeno,
dispone y permite el cielo mandóles que a Inés llevara
que puedan mudar al hombre de grado o de valimento.
fortuna, poder y tiempo. Mas ella, antes que la asieran,
A Flandes partió Martínez cesando un punto en su duelo,
de soldado aventurero, así habló, el rostro lloroso
y por su suerte y hazañas hacia Martínez volviendo:
allí capitán le hicieron. —Contigo se fue mi honra,
Según alzaba en honores conmigo tu juramento;
alzábase en pensamientos, pues buenas prendas son ambas,
y tanto ayudó en la guerra en buen fiel las pesaremos.
con su valor y altos hechos, Y la faz descolorida
CORAZÓN 89

en la mantilla envolviendo, y el tumultuoso murmullo


a pasos desatentados que esta escena ocasionó,
salióse del aposento. diciendo:
Era entonces de Toledo —Mujer, ¿qué quieres?
por el rey, gobernador, —Quiero justicia, señor.
el justiciero y valiente —¿De qué?
don Pedro Ruiz de Alarcón. —De una prenda hurtada.
Muchos años por su patria —¿Qué prenda?
el buen viejo peleó; —Mi corazón.
cercenado tiene un brazo, —¿Tú lo diste?
mas entero el corazón. —Lo presté.
La mesa tiene delante, —¿Y no te le han vuelto?
los jueces en derredor, —No
los corchetes a la puerta —¿Tienes testigos?
y en la derecha el bastón. —Ninguno.
Está, como presidente —¿Y promesas?
del tribunal superior, —¡Sí, por Dios!
entre un dosel y una alfombra, Que al partirse de Toledo
reclinado en un sillón, un juramento empeñó.
escuchando con paciencia —¿Quién es el?
la casi asmática voz —Diego Martínez.
con que un tétrico escribano —¿Noble?
solfea una apelación. —Y capitán, señor.
Los asistentes bostezan —Presentadme al capitán,
al murmullo arrullador; que cumplirá si juró.
los jueces, medio dormidos, Quedó en silencio la sala,
hacen pliegues al ropón; y a poco en el corredor
los escribanos repasan se oyó de botas y espuelas
sus pergaminos al sol, el acompasado son.
los corchetes a una moza Un portero, levantando
guiñan en un corredor, el tapiz, en alta voz
y abajo, en Zocodover, dijo: —El capitán don Diego.
gritan en discorde son Y entró luego en el salón
los que en el mercado venden Diego Martínez, los ojos
lo vendido y el valor. llenos de orgullo y furor.
Una mujer en tal punto, —¿Sois el capitán don Diego
en faz de grande aflicción, —díjole don Pedro— vos?
rojos de llorar los ojos, Contestó altivo y sereno
ronca de gemir la voz, Diego Martínez:
suelto el cabello y el manto —Yo soy.
tomó plaza en el salón —¿Conocéis a esta muchacha?
diciendo a gritos: «¡Justicia, —Ha tres años, salvo error.
jueces; justicia, señor!» —Hicísteisla juramento
Y a los pies se arroja humilde de ser su marido?
de don Pedro de Alarcón, —No.
en tanto que los curiosos —¿Juráis no haberlo jurado?
se agitan alrededor. —Sí, juro.
Alzóla cortés don Pedro, —Pues id con Dios.
calmando la confusión —¡Miente!— exclamó Inés llorando
90 CON SENTIDO

de despecho y de rubor. escribano, al caer el sol,


—Mujer, ¡piensa lo que dices!... al Cristo que está en la Vega
—Digo que miente; juró. tomaréis declaración.
—¿Tienes testigos? Es una tarde serena,
—Ninguno. cuya luz tornasolada
—Capitán, idos con Dios, del purpurino horizonte
y dispensad que acusado blandamente se derrama.
dudara de vuestro honor. Plácido aroma de flores
Tornó Martínez la espalda sus hojas plegando exhalan,
con brusca satisfacción. y el céfiro entre perfumes
e Inés, que le vio partirse, mece las trémulas alas.
resuelta y firme gritó: Brillan abajo en el valle
—Llamadle, tengo un testigo; con suave rumor las aguas,
llamadle otra vez, señor. y las aves en la orilla
Volvió el capitán don Diego, despidiendo al día cantan.
sentóse Ruiz de Alarcón, Allá por el Miradero
la multitud aquietóse por el Cambrón y Bisagra,
y la de Vargas siguió: confuso tropel de gente
—Tengo un testigo a quien nunca del Tajo a la Vega bajan.
faltó verdad ni razón. Vienen delante don Pedro
—¿Quién? de Alarcón, Iván de Vargas,
—Un hombre que de lejos su hija Inés, los escribanos,
nuestras palabras oyó, los corchetes y los guardias;
mirándonos desde arriba. y detrás, monjes, hidalgos,
—¿Estaba en algún balcón? mozas, chicos y canalla.
—No, que estaba en un suplicio Otra turba de curiosos
donde ha tiempo que expiró. en la Vega les aguarda,
—¿Luego es muerto? cada cual comentariando
—No, que vive. el caso según le cuadra.
—Estáis loca, ¡vive Dios! Entre ellos está Martínez
—¿Quién fue? en apostura bizarra,
—El Cristo de la Vega, calzadas espuelas de oro,
en cuya faz perjuró. valona de encaje blanca,
Pusiéronse en pie los jueces bigote a la borgoñesa,
al nombre del Redentor, melena desmelenada,
escuchando con asombro el sombrero guarnecido
tan excelsa apelación. con cuatro lazos de plata,
Reinó un profundo silencio un pie delante del otro,
de sorpresa y de pavor, y el puño en el de la espada.
y Diego bajó los ojos Los plebeyos, de reojo,
de vergüenza y confusión. le miran de entre las capas,
Un instante con los jueces los chicos al uniforme
don Pedro en secreto habló, y las mozas a la cara.
y levantóse diciendo Llegado el gobernador
con respetuosa voz: y gente que le acompaña,
—La ley es ley para todos. entraron todos al claustro
tu testigo es el mejor, que iglesia y patio separa.
mas para tales testigos Encendieron ante el Cristo
no hay más tribunal que Dios. cuatro cirios y una lámpara
Haremos... lo que sepamos; y de hinojos un momento
CORAZÓN 91

le rezaron en voz baja. donde hasta el tiempo que corre,


Está el Cristo de la Vega y en cada año una vez,
la cruz en tierra posada con la mano desclavada
los pies alzados del suelo el crucifijo se ve.
poco menos de una vara;
hacia la severa imagen
LA SIESTA
un notario se adelanta
de modo que con el rostro (fragmento)
al pecho santo llegaba. Son las tres de la tarde, julio, Castilla.
A un lado tiene a Martínez, El sol no alumbra, que arde, ciega, no brilla.
a otro lado a Inés de Vargas, La luz es una llama que abrasa el cielo;
detrás al gobernador ni una brisa una rama mueve en el suelo.
con sus jueces y sus guardias. Desde el hombre a la mosca todo se enerva;
Después de leer dos veces la culebra se enrosca bajo la hierba
la acusación entablada, la perdiz por la siembra suelta no corre,
el notario a Jesucristo, y el cigüeño a la hembra deja en la torre.
así demandó en voz alta: Ni el topo de galbana: se asoma a su hoyo,
«Jesús, hijo de María, ni el mosco pez se afana contra el arroyo
ante nos esta mañana, ni hoza la comadreja por la montaña,
citado como testigo ni labra miel la abeja, ni hila la araña.
por boca de Inés de Vargas, La agua el aire no arruga, la mies no ondea
¿juráis ser cierto que un día ni las ñores la oruga torpe babea:
a vuestras divinas plantas todo el fuego se agosta del seco estío:
juró a Inés Diego Martínez duerme hasta la langosta sobre el plantío.
por su mujer desposarla?» Solo yo velo y gozo fresco y sereno,
Asida a un brazo desnudo solo yo de alborozo me siento lleno,
una mano atarazada porque mi Rosa
vino a posar en los autos reclinada en mi seno
la seca y hendida palma, duerme y reposa.
y allá en los aires: «¡Sí, juro!»
clamó una voz más que humana. Voraz la tierra tuesta sol del estío;
Alzó la turba medrosa mas el bosque nos presta su toldo umbrío.
la vista a la imagen santa... Donde Rosa se acuesta brota el rocío
Los labios tenía abiertos susurra la floresta, murmura el río.
y una mano desclavada. ¡Duerme en calma tu siesta, dulce bien mío!
¡Duerme entre tanto
CONCLUSIÓN
que yo te velo; duerme,
que yo te canto!
Las vanidades del mundo
renunció allí mismo Inés,
y espantado de sí propio Antonio de Trueba (1821-1889)
Diego Martínez también.
Los escribanos, temblando A LA ORILLA DEL ARROYO
dieron de esta escena fe, I
firmando como testigos
cuantos hubieron poder. Una mañana de mayo,
Fundóse un aniversario una mañana muy fresca,
y una capilla con él, entréme por estos valles.
y don Pedro de Alarcón entréme por estas vegas.
el altar ordenó hacer, Cantaban los pajaritos,
92 CON SENTIDO

olían las azucenas, Tal dijo la pastorcica,


eran azules los cielos y no pude convencerla
y claras las fuentes eran. con esta y otras razones,
Cabe un arroyo más claro con esta y otras promesas.
que un espejo de Venecia, Partíme desconsolado,
hallara una pastorcica, y prorrumpiendo en querellas,
una pastorcica bella. lloré por la pastorcica,
Azules eran sus ojos, que, sin darme otra respuesta,
dorada su cabellera, siguió cabe el arroyuelo
sus mejillas como rosas entre enojada y contenta,
y sus dientes como perlas. «lavándose las sus manos,
Quince años no más tendría peinándose las sus trenzas».
y daba placer el verla,
«lavándose las sus manos, IV
peinándose las sus trenzas». Entréme por estos valles,
entréme por estas vegas;
II mas... ¡ mi corazón estaba
Pastorcica de mis ojos muriéndose de tristeza,
—admirado la dijera—, que odiosas me eran las flores
Dios te guarde por hermosa: y odiosas las fuentes me eran!
bien te lavas, bien te peinas. Torné cabe el arroyuelo
Aquí te traigo estas flores donde a la doncella viera...
cogidas en la pradera. El arroyo encontré al punto,
Sin ellas estás hermosa, ¡mas no encontré la doncella!
y estaráslo más con ellas: Pasaron días y días,
—No me placen, mancebico. y hasta semanas enteras,
—respondiome la doncella—, y yo no paso ninguna
no me placen que me bastan sin que al arroyo no vuelva;
las flores que Dios me diera. pero, ¡ay!, que la pastorcica
¿Quién te dice que las tienes? mis ojos aquí no encuentran,
¿Quién te dice que eres bella? «lavándose las sus manos,
Me lo dicen los zagales peinándose las sus trenzas».
y las fuentes de estas vegas.
Así habló la pastorcica
entre enojada y risueña, Eulogio Florentino Sanz (1825-1881)
«lavándose las sus manos
peinándose las sus trenzas». EL COLOR DE LOS OJOS
(fragmentos)
III ¡Oye la dulce canción de amores
Si no te placen las flores, que te dedican los ruiseñores!
vente conmigo siquiera —Dije, y la niña prestó el oído
y allá, bajo las encinas, turbios sus ojos clavando en mí:
sentadicos en la hierba, y al repetirme con un gemido,
contaréte muchos cuentos, «Pero ¿qué cantan?» canté yo así:
contaréte cosas buenas. Corazón, que en tiernos años,
—Pues eso menos me place, por unos ojos te pierdes;
porque el cura de la aldea para entender sus amaños,
no quiere que con mancebos no mires si son castaños,
vayan al campo doncellas—. negros, azules o verdes,
CORAZÓN 93

que en todos los colores


José Hernández (1834-1886)
por la expresión iguales,
reflejan los amores,
MARTÍN FIERRO
sin que distingas en sus cristales
(fragmento)
a los leales
de los traidores. Y el consejo del prudente
Ojos que miran amando, no hace falta en la partida;
siempre miran convenciendo; siempre ha de ser comedida
y, aunque apagarlo simulen, la palabra de un cantor:
siempre el amor salta dentro. y áura quiero que me digas
Y no son los matices, ni los colores, de dónde nace el amor.
los que a los ojos hacen tan bellos; A pregunta tan oscura
sino el rayo de amores trataré de responder,
que brilla en ellos. aunque es mucho pretender
«¡Dame tu amor... o me mato!» de un pobre negro de estancia;
dicen unos ojos negros; mas conocer su ignorancia
y dicen unos azules es principio del saber.
«¡Dame tu amor... o me muero!» Ama al pájaro en los aires
Y, aunque apagarlo simulen, que cruza por donde quiera,
siempre el amor salta dentro; y si al fin de su carrera
y ojos que miran amando, se asienta en alguna rama,
miran siempre convenciendo. con su alegre canto llama
Y todos sus colores, a su amante compañera.
por la expresión iguales, La fiera ama en su guarida,
reflejan los amores; de la que es rey y señor;
sin que distingas en sus cristales allí lanza con furor
a los leales esos bramidos que espantan,
de los traidores. porque las fieras no cantan:
las fieras braman de amor.
Corazón que, en tiernos años, Ama en el fondo del mar
por unos ojos te pierdes; el pez de lindo color;
para entender sus amaños, ama al hombre con ardor,
no mires si son castaños, ama todo cuanto vive;
negros azules o verdes. de Dios vida se recibe,
y donde hay vida, hay amor.
Francisco Zea (1825-1857)
MIRA QUE MI CORAZÓN...
Gustavo Adolfo Bécquer (1836-1870)
Mira que mi corazón
una rosa es de cien hojas, RIMAS
y es cada hoja una pena (fragmentos)
que vive pegada a otra. III
Quitas una, quitas dos,
penas me quedan de sobra, Los invisibles átomos del aire
diez hoy, mañana cuarenta en derredor palpitan y se inflaman;
deshoja que te deshoja… el cielo se deshace en rayos de oro;
¡El corazón me arrancaras la tierra se estremece alborozada.
al arrancármelas todas! Oigo, flotando en olas de armonía,
94 CON SENTIDO

rumor de besos y batir de alas; Cuando mis pálidos restos


mis párpados se cierran... ¿Qué sucede? oprima la tierra ya,
¡Es el amor que pasa! sobre la olvidada fosa,
¿quién vendrá a llorar?
¿Quién, en fin, al otro día,
X
cuando el sol vuelva a brillar,
Olas gigantes, que os rompéis bramando, de que pasé por le mundo,
en las playas desiertas y remotas: quién se acordará?
envuelto entre las sábanas de espumas,
¡llevadme con vosotras! XII
Ráfagas de huracán, que arrebatáis Cerraron sus ojos,
que aún tenía abiertos;
del alto bosque las marchitas hojas:
taparon su cara
arrastrado en el ciego torbellino,
con un blanco lienzo
¡llevadme con vosotras!
y unos sollozando,
otros en silencio,
Nubes de tempestad, que rompe el rayo, de la triste alcoba
y en fuego ornáis las desprendidas orlas: todos se salieron.
arrebatado entre la niebla oscura,
¡llevadme con vosotras! La luz, que en un vaso
ardía en el suelo,
Llevadme, por piedad, a donde el vértigo al muro arrojaba
con la razón me arranque la memoria... la sombra del lecho;
¡Por piedad!... ¡Tengo miedo de quedarme y entre aquella sombra
con mi dolor a solas! veíase a intervalos
dibujarse rígida
la forma del cuerpo.
XI Despertaba el día,
Al ver mis horas de fiebre y a su albor primero,
e insomnio lentas pasar, con sus mil ruidos
a la orilla de mi lecho despertaba el pueblo.
¿quién se sentará? Ante aquel contraste
de vida y misterios,
Cuando la trémula mano de luz y tinieblas,
tienda, próxima a expirar, medité un momento:
buscando una mano amiga ¡Dios mío, qué solos
¿quién la estrechará? se quedan los muertos!
De la casa en hombros
Cuando la muerte vidrie lleváronla al templo
de mis ojos el cristal, y en una capilla
mis párpados aún abiertos dejaron el féretro.
¿quién los cerrará? Allí rodearon
sus pálidos restos,
Cuando la campana suene de amarillas velas
(si suena en mi funeral), y de paños negros.
una oración, al oírla, Al dar de las ánimas
¿quién murmurará? el toque postrero,
CORAZÓN 95

acabó una vieja y azota los vidrios


sus últimos rezos; el fuerte aguacero,
cruzó la ancha nave, de la pobre niña
las puertas gimieron, a solas me acuerdo.
y el santo recinto Allí cae la lluvia
quedóse desierto. con un son eterno;
allí la combate
De un reloj se oía el soplo del cierzo.
compasado el péndulo,
Del húmedo muro
y de algunos cirios
tendida en el hueco,
el chisporroteo.
acaso de frío
Tan medroso y triste,
se hielan sus huesos.
tan oscuro y yerto
todo se encontraba... ¿Vuelve el polvo al polvo?
que pensé un momento: ¿Vuela el alma al cielo?
¡Dios mío, qué solos ¿Todo es vil materia,
se quedan los muertos! podredumbre y cieno?
De la alta campana ¡No sé; pero hay algo
la lengua de hierro, que explicar no puedo,
le dio, volteando, que al par nos infunde
su adiós lastimero. repugnancia y miedo,
El luto en las ropas, al dejar tan tristes,
amigos y deudos tan solos, los muertos!
cruzaron en fila,
formando el cortejo. XIII
Del último asilo, Las ropas desceñidas
oscuro y estrecho, desnudas las espaldas,
abrió la piqueta en el umbral de oro de la puerta,
el nicho a un extremo. dos ángeles velaban.
Allí la acostaron,
tapiáronla luego, Me aproximé a los hierros
y con un saludo que defienden la entrada,
despidióse el duelo. y, de las dobles rejas en el fondo,
la vi, confusa y blanca.
La piqueta al hombro
el sepulturero, La vi como la imagen
cantando entre dientes, que en leve sueño pasa,
se perdió a lo lejos. como un rayo de luz, tenue y difuso,
La noche se entraba, que entre tinieblas nada.
reinaba el silencio;
perdido en las sombras Me sentí de un ardiente
medité un momento: deseo llena el alma;
¡Dios mío, qué solos ¡como atrae un abismo, aquel misterio
se quedan los muertos! hacia sí me arrastraba!

En las largas noches Mas, ¡ay!, que de los ángeles


del helado invierno, parecían decirme las miradas:
cuando las maderas «¡El umbral de esta puerta
crujir hace el viento sólo Dios lo traspasa!»
96 CON SENTIDO

Tampoco es en el mar adonde él mora;


José Batres Montufar (1809-1844)
ni en la tierra ni en el mar mi amor existe.
YO PIENSO EN TI..., ¡Ay!, dime si en la tierra te escondiste,
o si dentro del mar estás ahora.
Yo pienso en ti; tú vives en mi mente Porque es mucho dolor que siempre ignores
sola, fija, sin tregua a toda hora; que yo te quiero ver, que yo te llamo,
aunque tal vez el rostro indiferente sólo para decirte que te amo,
no debe reflejar sobre mi frente
que eres siempre el amor de mis amores.
la llama que en silencio me devora.
En mi lóbrega y yerta fantasía
brilla tu imagen apacible y pura,
como el rayo de luz que el sol envía Antonio Ros de Olano (1808-1886)
al través de una bóveda sombría
al roto mármol de una sepultura. SIN HIJO

Callado, inerte, en estupor profundo, Era la madre de un niño


mi corazón se embarga y enajena, de un niño que deliraba;
y allá en su centro vibra moribundo eran sus ojos dos fuentes
cuando, entre el vano estrépito del mundo, los del hijo, dos llamas.
la melodía de tu nombre suena.
Sin lucha, sin afán y sin lamento, «No rías, hijo, no rías,
sin agitarme en ciego frenesí, ¡qué me partes las entrañas!
sin proferir un solo, un leve acento, ¡Llora para que se enjuguen,
las largas horas de la noche cuento, al verte llorar, mis lágrimas!...»
¡y pienso en ti!
«Aquel pajarito, madre,
que tiene el pico de plata,
Carolina Coronado (1823-1911) el cuerpo de azul de cielo,
y de oro fino las alas...»
AL AMOR DE MIS AMORES
(fragmento) Calló el niño, y quedó quieto,
¿Cómo te llamaré para que entiendas las pupilas apagadas:
que me dirijo a ti, ¡dulce amor mío!, como quedan en el nido
cuando lleguen al mundo las ofrendas polluelos que el cierzo mata.
que desde oculta soledad te envío?
Y, dudando si dormía,
.................................................... viendo que ya no lloraba,
Aquí tu barca está sobre la arena; besó la madre la boca
desierta miro la extensión marina; de un cuerpecito sin alma.
te llamo sin cesar con tu bocina,
y no pareces calmar mi pena. Desde entonces, cuando trinan
Aquí estoy en la barca triste y sola, las aves en la alborada,
aguardando a mi amado noche y día; mientras que cantar las oye,
llega a mis pies la espuma de la ola, ella ríe, llora y canta:
y huye otra vez, cual la esperanza mía.
¡Blanca y ligera espuma transparente, «Aquel pajarito, madre,
ilusión, esperanza, desvarío, que tiene el pico de plata.
cómo hielas mis pies con tu rocío y el cuerpo de azul de cielo.
el desencanto hiela nuestra mente! y de oro fino las alas...»
CORAZÓN 97

Y fui como mi padre, y fue mi esposa


Vicente W. Querol (1836-1889)
viviente imagen de la madre muerta.
EN NOCHEBUENA ¡Un milagro de Dios, que ver me hizo
(fragmentos) otra mujer como la santa aquella!
Compartían mis únicos amores
Un año más en el hogar paterno la amante compañera,
celebramos la fiesta del Dios-Niño, la patria idolatrada,
símbolo augusto del amor eterno, la casa solariega,
cuando cubre los montes el invierno con la heredada historia,
con su manto de armiño. con la heredada hacienda.
............................................. ¡Qué buena era la esposa
¡Padres míos, mi amor! ¡Cómo envenena y qué feraz la tierra!
las breves dichas el temor al daño! ¡Qué alegre era mi casa
Hoy presidís nuestra modesta cena, y qué sana mi hacienda,
pero en el porvenir...yo sé que un año y con qué solidez estaba unida
vendrá sin nochebuena. la tradición de la honradez a ellas!
Una sencilla labradora, humilde,
............................................ hija de oscura castellana aldea;
Cada arruga que surca ese semblante una mujer trabajadora, honrada,
es del trabajo la profunda huella, cristiana, amable, cariñosa y seria,
o fue un dolor de vuestro pecho amante. trocó mi casa en adorable idilio
La historia fiel de una época distante que no pudo soñar ningún poeta.
puedo leer yo en ella. ¡Oh, cómo se suaviza
.......................................... el penoso trajín de las faenas
cuando hay amor en casa
¡Padres míos, mi amor! Mi alma quisiera y con él mucho pan se amasa en ella
pagaros hoy lo que en mi edad primera para los pobres que a su sombra viven,
sufristeis sin gemir, lenta agonía, para los pobres que por ella bregan!
y que cada dolor de entonces fuera ¡Y cuánto lo agradecen, sin decirlo,
germen de una alegría. y cuánto por la casa se interesan,
......................................... y cómo ellos la cuidan,
y cómo Dios la aumenta!
Para estar juntos en la vida eterna
Todo lo pudo la mujer cristiana,
cuando acabe esta vida transitoria;
logrólo todo la mujer discreta.
si Dios, que el curso universal gobierna,
La vida en la alquería
nos devuelve en el cielo esta unión tierna,
giraba en torno a ella
yo no aspiro a más gloria.
pacífica y amable,
monótona y serena...
¡Y cómo la alegría y el trabajo
José María Gabriel y Galán (1870-1905)
donde está la virtud se compenetran!
EL AMA Lavando en el regato cristalino
cantaban las mozuelas,
I y cantaba en los valles el vaquero,
Yo aprendí en el hogar en qué se funda y cantaban los mozos en las tierras,
la dicha más perfecta, y el aguador camino de la fuente,
y para hacerla mía y el cabrerillo en la pelada cuesta...
quise yo ser como mi padre era ¡Y yo también cantaba,
y busqué una mujer como mi madre que ella y el campo hiciéronme poeta!
entre las hijas de mi hidalga tierra. Cantaba el equilibrio
98 CON SENTIDO

de aquella alma serena el corazón, la vida de la casa


como los anchos cielos, que alegraba el trajín de las tareas
como los campos de mi amada tierra; la mano bienhechora
y cantaba también aquellos campos, que con las sales de enseñanzas buenas
los de las pardas, onduladas cuestas, amasó tanto pan para los pobres
los de los mares de enceradas mieses, que regaban, sudando, nuestra hacienda.
los de las mudas perspectivas serias, ¡La vida en la alquería
los de las castas soledades hondas, se tiñó para siempre de tristeza!
los de las grises lontananzas muertas... Ya no alegran los mozos la besana
El alma se empapaba con las dulces tonadas de la tierra,
en la solemne clásica grandeza que, al paso perezoso de las yuntas
que llenaba los ámbitos abiertos ajustaban sus lánguidas cadencias.
del cielo y de la tierra. Mudos de casa salen,
¡Qué plácido el ambiente, mudos pasan el día en sus faenas,
qué tranquilo el paisaje, qué serena tristes y mudos vuelven
la atmósfera azulada se extendía y sin decirse una palabra cenan;
por sobre el haz de la llanura inmensa! que está el aire de casa
La brisa de la tarde cargado de tristeza,
meneaba, amorosa, la alameda y palabras y ruidos importunan
los zarzales floridos del cercado, la rumia sosegada de las penas.
los guindos de la vega, Y rezamos, reunidos, el Rosario,
las mieses de la hoja, sin decirnos por quién... pero es por ella.
la copa verde de la encina vieja...
Que aunque ya no su voz a orar nos llama,
¡Monorrítmica música del llano,
su recuerdo querido nos congrega,
qué grato tu sonar, qué dulce era!
y nos pone el rosario entre los dedos
La gaita del pastor en la colina
y las santas plegarias en la lengua.
lloraba las tonadas de la tierra,
cargadas de dulzuras, ¡Qué días y qué noches!
cargadas de monótonas tristezas ¡Con cuánta lentitud las horas ruedan
y dentro del sentido por encima del alma que está sola
caían las cadencias, llorando en las tinieblas!
como doradas gotas Las sales de mis lágrimas amargan
de dulce miel que del panal fluyeran. el pan que me alimenta;
La vida era solemne; me cansa el movimiento
puro y sereno el pensamiento era; me pesan las faenas,
sosegado el sentir, como las brisas; la casa me entristece
mudo y fuerte el amor, mansas las penas, y he perdido el cariño de la hacienda.
austeros los placeres, ¡Qué me importan los bienes
raigadas las creencias, si he perdido mi dulce compañera!
sabroso el pan, reparador el sueño, ¡Qué compasión me tienen mis criados
fácil el bien y pura la conciencia. que ayer me vieron con el alma llena
¡Qué deseos el alma de alegrías sin fin que rebosaban
tenía de ser buena, y suyas también eran!
y cómo se llenaba de ternura Hasta el hosco pastor de mis ganados,
cuando Dios le decía que lo era! que ha medido la hondura de mi pena,
si llego a su majada
baja los ojos y ni hablar quisiera;
II y dice al despedirme: —Animo, amo:
Pero bien se conoce haiga mucho valor y haiga pacencia...
que ya no vive ella; Y le tiembla la voz cuando lo dice,
CORAZÓN 99

y se enjuga una lágrima sincera, y la brisa amorosa


que en la manga de la áspera zamarra moverá con sus alas la alameda
temblando se le queda... los zarzales floridos,
¡Me ahogan estas cosas los guindos de la vega,
me matan de dolor estas escenas! las mieses de la hoja,
¡Que me anime, pretende, y él no sabe la copa verde de la encina vieja...
que de su choza en la techumbre negra Y mugirán los tristes becerrillos,
le he visto yo escondida lamentando el destete, en la pradera
la dulce gaita aquella y la de alegres recentales dulces,
que cargaba el sentido de dulzuras tropa gentil, escalará la cuesta
y llenaba los aires de cadencias!... balando plañideros
¿Por qué ya no la toca? al pie de las dulcísimas ovejas;
¿Por qué los campos su tañer no alegra? y cantará en el monte la abubilla
Y el atrevido vaquerillo sano y en los aires la alondra mañanera
que amaba a una mozuela seguirá derritiéndose en gorjeos,
de aquellas que trajinan en la casa musical filigrana de su lengua...
¿Por qué no ha vuelto a verla? Y la vida solemne de los mundos
¿Por qué no canta en los tranquilos valles? seguirá su carrera
¿Por qué no silba con la misma fuerza? monótona, inmutable,
¿Por qué no quiere restallar la honda? magnífica, serena...
¿Por qué está muda la habladora lengua, Mas ¿qué me importa todo
que al amo le cantaba sus sentires si el vivir de los mundos no me alegra,
cuando el amo le daba su licencia? ni el ambiente me baña en bienestares,
«¡El ama era una santa!»... ni las brisas a música me suenan,
me dicen todos cuando me hablan de ella. ni el cantar de los pájaros del monte
«¡Santa, santa!», me ha dicho estimulan mi lengua,
el viejo señor cura de la aldea, ni me mueve a ambición la perspectiva
aquel que le pedía de la abundante próxima cosecha,
las limosnas secretas ni el vigor de mis bueyes me envanece,
que de tantos hogares ahuyentaban ni el paso del caballo me recrea,
las hambres, y los fríos, y las penas. ni me embriaga el olor de las majadas,
¡Por eso los mendigos ni con vértigos dulces me deleitan
que llegan a mi puerta el perfume del heno que madura
llorando se descubren y el perfume del trigo que se encera?
y un Padrenuestro por el «ama» rezan! Resbala sobre mí sin agitarme
El velo del dolor me ha oscurecido la dulce poesía en que se impregnan
la luz de la belleza. la llanura sin fin, toda quietudes,
Ya no saben hundirse mis pupilas y el magnífico cielo, todo estrellas.
en la visión serena Y ya mover no pueden
de los espacios hondos, mi alma de poeta,
puros y azules, de extensión inmensa. ni las de mayo auroras nacarinas
Ya no sé traducir la poesía, con húmedos vapores en las vegas,
ni del alma en la médula me entra con cánticos de alondra y con efluvios
la intensa melodía del silencio de rocïadas frescas,
que en la llanura quieta ni estos de otoño atardeceres dulces
parece que descansa, de manso resbalar, pura tristeza
parece que se acuesta. de la luz que se muere
Será puro el ambiente, como antes, y el paisaje borroso que se queja....
y la atmósfera azul será serena ni las noches románticas de julio,
100 CON SENTIDO

magníficas, espléndidas, y va a ser fresca y hermosa


cargadas de silencios rumorosos la noche que ha producido.
y de sanos perfumes de las eras; Mira que son muy contadas
noches para el amor para la rumia las fuerzas de la memoria;
de las grandes ideas, mira que huelen a gloria
que a la cumbre al llegar de las alturas las mieses amontonadas,
se hermanan y se besan... y está tu galán delante,
¡Cómo tendré yo el alma, y está tu hermanillo ausente,
que resbala sobre ella y está el amor en creciente,
la dulce poesía de mis campos y está la Luna en menguante,
como el agua resbala por la piedra! y a luz tan débil yo creo
Vuestra paz era imagen de mi vida que sola a salir no atinas
¡oh, campos de mi tierra! del laberinto de hacinas
Pero la vida se me puso triste donde metida te veo.
y su imagen de ahora ya no es ésa; Tal vez si el mozo me oyera
en mi casa, es el frío de mi alcoba pensara que esto es perfidia,
es el llanto vertido en sus tinieblas; creyera que tengo envidia,
en el campo, es el árido camino que tengo celos dijera,
del barbecho sin fin que amarillea. pues con la venda de amor
no viera que soy un viejo
Pero yo ya sé hablar como mi madre, que sólo con un consejo
y digo como ella puedo acercarme a tu honor.
cuando la vida se le puso triste: Vete, muchacha, y no quieras
«¡Dios lo ha querido así! ¡Bendito sea!» llorar prematuros gozos,
que sé lo que son los mozos,
y sé lo que son las eras;
DEL VIEJO, EL CONSEJO y en tales oscureceres
pláticas tales de amores
Deja la charla, Consuelo, dicen los murmuradores
que una moza casadera que son de tales mujeres...
no debe estar en la era y tienen razón, Consuelo,
si no está el Sol en el cielo. que una moza casadera
Tu hogar tendrás apagado, no debe estar en la era
y al mozo que habla contigo si no está el sol en el cielo.
le está devorando el trigo
la yunta que ha abandonado.
Mira que está oscureciendo,
MI VAQUERILLO
que en las riberas lejanas
ya están cantando las ranas He dormido esta noche en el monte
ya están las aves durmiendo. con el niño que cuida mis vacas.
Que tocan a la oración, En el valle tendió para ambos
y hay gentes murmuradoras el rapaz su raquítica manta
cuyos ojos a estas horas ¡y se quiso quitar —¡pobrecillo!—
cristales de aumento son. su blusilla y hacerme una almohada!
Y es que los oscureceres Una noche solemne de junio,
son unas horas menguadas una noche de junio muy clara...
que han hecho ya desgraciadas Los valles dormían,
a muchas pobres mujeres. los buhos cantaban,
Mira, muchacha, que ha sido sonaba un cencerro;
la tarde muy bochornosa rumiaban las vacas...,
CORAZÓN 101

y una luna de luz amorosa, puro beso de madre le daba,


presidiendo la atmósfera diáfana, y el beso del padre
inundaba los cielos tranquilos se lo puso mi boca en su cara.
de dulzuras sedantes y cálidas.
¡Qué noches, qué noches! Y le dije con voz de cariño
¡Qué horas, qué auras! cuando vi clarear la mañana:
¡Para hacerse de acero los cuerpos! —¡Despierta, mi mozo,
¡Para hacerse de oro las almas! que ya viene el alba
Pero el niño, ¡qué solo vivía! y hay que hacer una lumbre muy grande
¡Me daba una lástima y un almuerzo muy rico!... ¡Levanta!
recordar que en los campos desiertos Tú te quedas luego
tan solo pasaba guardando las vacas,
las noches de junio y a la noche te vas y las dejas...
rutilantes, medrosas, calladas, ¡San Antonio bendito las guarda!...
y las húmedas noches de octubre,
cuando el aire menea las ramas, Y a tu madre a la noche le dices
y las noches del turbio febrero, que vaya a mi casa,
tan negras, tan bravas, porque ya eres grande
con lobos y cárabos, y te quiero aumentar la soldada...
con vientos y aguas!...
¡Recordar que dormido pudieran
pisarlo las vacas, LO INAGOTABLE
morderle en los labios De rodillas delante de la fosa
horrendas tarántulas, donde se pudre el mocetón garrido,
matarlo los lobos, la pobre vieja sin moverse pasa
comerlo las águilas!... la tarde del domingo.
¡Vaquerito mío!
¡Cuán amargo era el pan que te daba! Una tarde otoñal, helada y muda,
de cielo muy azul, campiña yerta,
Yo tenía un hijito pequeño y un sol amarillento que se muere
—¡hijo de mi alma, de frío y de tristeza.
que jamás te dejé si tu madre
sobre ti no tendía sus alas! Una vela amarilla que no alumbra,
y si un hombre duro se quema, como el alma de la anciana,
le vendiera las cosas tan caras... cuyos ojos decrépitos no lloran
Pero ¿qué van a hablar mis amores, porque no tienen lágrimas.
si el niñito que cuida mis vacas
también tiene padres Todas se las tragó la avara tierra
con tiernas entrañas? de la tumba del hijo malogrado,
He pasado con él esta noche, a cuyos pies la hierba está escaldada
y en las horas de más honda calma con las sales del llanto.
me habló la conciencia
muy duras palabras.... Vagaba por los ámbitos vacíos
y le dije que sí, que era horrible.... del humilde y herboso cementerio,
que llorándolo el alma ya estaba. el aroma de muerte que despide
la tierra de los muertos.
El niño dormía
cara al cielo con plácida calma; Volaban sobre el templo los cernícalos
la luz de la luna y rasaban el viejo campanario
102 CON SENTIDO

los bandos de veloces aviones que derramó sobre la hierba húmeda


que pasaban chillando. dos lágrimas de cera.

Y de la plaza del lugar venían ¡Y dieron todavía otras dos lágrimas


sones de tamboril y castañuelas, aquellos ojos que estrujó el dolor!
notas de gaita que al hablar de amores Ni ignoradas ni estériles las dieron:
infundían tristeza. ¡las vimos Dios y yo!

¡Cómo bailaba la muchacha alegre


para quien fue belleza vigorosa ACUÉRDATE DE MÍ
lo que era ya bajo viscosa hierba
montón de carne rota! Cuando tiendas tu vista por las cumbres
de esas sombrías y gigantes sierras
Montón de carne rota que una madre que estas tierras separan de esas tierras,
tuvo un día pegado a sus entrañas, acuérdate de mí;
y espejado en las niñas de sus ojos que yo también, cuando los ojos fijo
y en el centro del alma. en esas altas moles silenciosas,
me paro a meditar en muchas cosas...
Y ya está allí, deshecho en las tinieblas, ¡y a recordarte a ti!
el fuerte hastial de la feliz casita,
el que ganaba el mendruguito blando Cuando hondas ansias de llorar te ahoguen,
que la anciana comía. cuando la pena acobardarte quiera,
resígnate al dolor con alma entera
Una alondra del páramo vecino ¡y acuérdate de mí!,
se posó en la pared del camposanto que yo también cuando en el alma siento
para beber el rayo agonizante algo que se me sube a la garganta,
del frío sol dorado, ¡sé resignarme con paciencia tanta,
que te admirara a ti!
y cantó una canción opaca y fría
que ni siquiera le agitó el pechuelo Cuando te creas en el mundo solo
que cien mañanas pareció romperse y juzgues cada ser un enemigo,
modulando gorjeos. ¡acuérdate de Dios y de este amigo
que te recuerda a ti!
¡Sorda alegría que inspiró Natura Y esa doliente soledad sombría
junto a la tumba donde el mozo estaba, poblárase de amor en un instante,
que tantas veces, cual la alondra aquella, si en Dios llegas a ver un Padre amante,
le cantó la alborada! ¡y un buen hermano en mí!

Se hundieron en sus grietas los cernícalos, Si del trabajo la pesada carga


y en los huecos del viejo campanario, y lo áspero y lo largo del camino
poco a poco los raudos aviones te hicieran renegar de tu destino,
se metieron chillando. ¡acuérdate de mí!
Porque soy otro hijo del trabajo
Cayó el silencio sobre el pueblo humilde, que, sin temor a que la senda es larga,
murió la tarde y se marchó la alondra, llevando al hombro, como tú, mi carga,
y la vida le dijo a la ancianita ¡voy delante de ti!
que estaba ya muy sola.
Si del demonio tentación maldita
¡Era preciso abandonar al hijo! o el mal consejo del amigo insano
Besó la tumba y apagó la vela, te pusieran al borde del pantano,
CORAZÓN 103

¡acuérdate de mí! has de quererle tanto


Y piensa un poco lo que tú perdías, como te quiero,
y piensa un poco lo que yo sufriera porque ese amigo
si donde otros se hundieron, yo te viera será siempre un hermano
¡también hundirte a ti! para contigo.

Y si te cierra la desgracia el paso


sin llegar a la hermosa lontananza TU MADRE
donde tú tienes la esperanza,
¡acuérdate de mí! Si en los humanos seres del mundo moradores
¡Acaso yo tampoco haya llegado hay un amor purísimo de celestial sabor,
donde me dijo el corazón que iría! es el amor de madre de todos los amores,
¡Y esta resignación del alma mía el celestial, el puro y el verdadero amor.
te da un ejemplo a ti!
Por eso ante los ojos del Dios omnipotente,
Si vacila tu fe (Dios no lo quiera) no debe haber pecado ni ingratitud mayor
pídele a Dios que te la dé de roca, que la del hijo ingrato que con amor ferviente
y vacila por débil o por poca, no paga amor tan grande de que es filial deudor.
¡y acuérdate de mí!;
En el amor materno todo es pureza,
que yo soy pecador porque soy débil, todo es afecto tierno, todo grandeza.
pero hizo Dios tan grande la fe mía, Bien ajeno a los vicios del egoísmo,
que, si a ti te faltara, yo podría todo él es sacrificios, todo heroísmo.
¡darte mucha fe a ti!
Si tú de ese amor santo ser digno quieres,
ama a tu madre tanto como pudieres,
LOS AMIGOS porque su amor es puro, grande y sincero,
y es noble, y es seguro, y es verdadero.
Te encontrarás mañana, si dejas de ser niño,
amigos que protesten de su amistad leal; Por la santa memoria
tendrás acaso muchos que fingirán cariño de tu buen padre
y hasta daránte pruebas de afecto fraternal; ama a tus hermanitos
y ama a tu madre;
pero si tú te inspiras en mi consejo sano, que al buen hermano
tendrás para tratarlos una prudencia tal, y al buen hijo, Dios mismo
que su amistad dañina te ofrecerán en vano, les da la mano.
cuando arrastrarte quieran con su amistad al mal.

Huye del falso amigo que se enmascara,


más que del enemigo que da la cara; CASTELLANA
y no uses de violencia para alejarlos, (fragmento)
pero sí de prudencia para tratarlos.
¿Sientes ganas de llorar?
Son muchos los venales y los arteros También las sé yo sufrir
y pocos los leales y los sinceros. cuando me pongo a pensar
¡Yo no quiero contarte los que he encontrado que Dios te puede llevar
porque ibas a quedarte maravillado! y hacerme sin tí vivir.

Si tú encuentras alguno Mas...¡vamos al prado un rato,


fiel y sincero que en él hay sombra de encinas,
104 CON SENTIDO

murmullos de viento grato pues de esos montes no lejos,


y agua fresca de regato hay otros montes ceñudos
rebosante de pamplinas! con montaraces ya viejos
que tienen hijos talludos
¿Quieres que de esa ladera atentos a sus consejos.
te baje un haz de tomillo
o que salte esa pradera Y sé que a esas alquerías
y te traiga un manojillo van también ricos señores
de oliente hierba triguera? a celebrar cacerías,
a dirigir sus labores
¿Lloras? Pues si es de ternura, y a ver sus ganaderías;
deja ese llanto correr,
que es un riego de dulzura, y a mí me causa terror
hijo de la fresca hondura que en ese rincón de paz
del manantial del placer. den contigo, rica flor,
el hijo de un montaraz
Mas si lloras desconsuelos o el hijo de un gran señor.
y torturas de los celos
¡vive Dios que lloras mal! Felicidad que soñé,
Testigos me son los cielos esposa que presentí,
de que mi amor es leal. mujer que luego busqué
y ángel que al cabo encontré
Y si piensas que es menor
deben de ser para mí.
porque tan hondo se encierra,
recuerda que el hondo amor
de los hijos de esta tierra Dile al hijo del señor
no sabe ser hablador. de la vecina alquería
que dice tu servidor
Alégrate, pues, mujer, que no nació Ana María
porque te sé yo querer para caprichos de amor;
con querer tan singular,
que a veces me hace llorar que en las ciudades doradas
de doloroso placer... encontrará lindas flores
más suyas por delicadas...
¡Estas rosas coloradas
MI MONTARAZA no son para los señores!
(fragmentos)
Sencilla para pensar, CANCIÓN
prudente para sentir, (fragmento)
recatada para amar,
discreta para callar, Una canción de dolores
y honesta para decir; me piden mis padeceres,
tal como ayer mis quereres
........................................
pidieron cantos de amores;
¿Me quieres, Ana María?
Yo me he soñado que sí; que así como son mayores
mas dudo que guarde impía si se cantan los contentos,
la ingrata fortuna mía así los tristes acentos
tesoro tal para mí; de las trovas doloridas,
CORAZÓN 105

si no curan las heridas, que doblándose henchidas revientan...


amansan los sufrimientos. ¡Qué hermosa la hoja!
¡Contento da verla!
.............................................
¡Qué ondear tan suave a los ojos!
¡Quiero vivir! A Dios voy ¡Qué música aquella,
y a Dios no se va muriendo, la del choque de tantas espigas
se va al Oriente subiendo que la brisa a compás balancea!
por la breve noche de hoy. ¡La brisa!...¡La brisa!...
De luz y de sombras soy sopló más caliente
y quiero darme a los dos. sopló con más fuerza,
¡Quiero dejar de mí en pos humilló las espigas al suelo,
robusta y santa semilla revolvió la tranquila alameda,
de esto que tengo de arcilla, levantó remolinos de polvo,
de esto que tengo de Dios! trajo nubes negras
que azotaron el suelo con gotas
calientes y gruesas...
Se pusieron los valles oscuros,
UNA NUBE se pusioeron violáceas las sierras,
y fatídica, ronca, iracunda,
— No hay posibles hogaño pa eso— vengadora, cercana, tremenda,
dijo el padre de ella; zumbó la amenaza,
y el del mozo exclamó pensativo: vibró la centella,
—Pues entonces hogaño se deja, que rayó con su látigo el vientre
porque yo también ando atrasao de la nube cargada de piedra...
con tantas gabelas... ¡Y la nube en los campos inermes
que se casen al año que viene, derrumbó aquella carga siniestra!...
después de cosecha, ¡Qué triste la hoja!
y hogaño entre dambos ¡Pena daba verla!
le daremos tierra ¡Ya no pueden los mozos casarse
pa que el mozo ya siembre pa ellos cuando ellos quisieran!
esta sementera.— ¡Qué triste está el mozo!
Y el mozo y la moza, ¡Cómo llora ella!...
rojos de vergüenza, Y es bueno que esperen,
lo escucharon humildes y mudos, ¡que no es firme el amor que no espera!
sin osar levantar la cabeza.
Y el mozo labraba,
derramaba las siete fanegas, Rosalía de Castro (1837-1885)
regaba su trigo
con sudor de la frente morena, A MI MADRE
y en sus sueños lo vió muchas veces (fragmento)
maduro en las tierras, II
cargado en el carro, Yo tuve una dulce madre,
junto ya en las eras, concediéramela el cielo
limpio ya en los trojes, más tierna que la ternura,
blanqueadas tres veces por ella... más ángel que mi ángel bueno.
¡Agosto lejano!
¿No vienes, no llegas? En su regazo amoroso,
Agosto ya vino; soñaba..., ¡sueño quimérico!
su sol ya platea dejar esta ingrata vida
los inmensos tablares de espigas al blando son de sus rezos.
106 CON SENTIDO

Mas la dulce madre mía, me dirán que tú existías,


sintió el corazón enfermo, que me quisiste: jamás.
que de ternura y dolores, Me lo dicen hojas blancas,
¡ay!, derritióse en su pecho. mapas, augurios, teléfonos;
tú, no.
Pronto las tristes campanas Y estoy abrazado a ti
dieron al viento sus ecos; sin preguntarte, de miedo
murióse la madre mía; a que no sea verdad
sentí rasgarse mi seno. que tú vives y me quieres.
Y estoy abrazado a ti
La virgen de las Mercedes, sin mirar y sin tocarte.
estaba junto a mi lecho... No vaya a ser que descubra
Tengo otra madre en lo alto..., con preguntas, con caricias,
¡por eso yo no me he muerto! esa soledad inmensa
de quererte sólo yo.
Jacinto Benavente (1866-1954)
PERDÓNAME POR IR ASÍ BUSCÁNDOTE...
EN EL «MEETING» DE LA HUMANIDAD
Perdóname por ir así buscándote
En el «meeting» de la Humanidad tan torpemente, dentro
millones de hombres gritan lo mismo: de ti.
¡Yo, yo, yo, yo, yo, yo!... Perdóname el dolor, alguna vez.
¡Yo, yo, yo, yo, yo, yo!... Es que quiero sacar
¡Cu, cu, cantaba la rana; de ti tu mejor tú.
cu, cu, debajo del agua!... Ese que no te viste y que yo veo,
¡Qué monótona es la rana humana! nadador por tu fondo, preciosísimo.
¡Qué monótono es el hombre mono! Y cogerlo
¡Yo, yo, yo, yo, yo, yo!... y tenerlo yo en alto como tiene
Y luego: A mí, para mí; el árbol la luz última
en mi opinión, a mi entender. que le ha encontrado al sol.
¡Mi, mi, mi, mi! Y entonces tú
Y en francés hay un ¡»Moi»! en su busca vendrías, a lo alto.
¡Oh!, el «Moi» francés, ¡ése sí que es grande! Para llegar a él
«¡Monsieur le Moi!» subida sobre ti, como te quiero,
La rana es mejor. tocando ya tan sólo a tu pasado
¡Cu, cu, cu, cu, cu! con las puntas rosadas de tus pies,
Sólo los que aman saben decir: ¡Tú! en tensión todo el cuerpo, ya ascendiendo
de ti a ti misma.
Y que a mi amor entonces le conteste
Pedro Salinas (1892-1951) la nueva criatura que tú eras.
LA FORMA DE QUERER TÚ...
NO QUIERO QUE TE VAYAS
La forma de querer tú
es dejarme que te quiera. No quiero que te vayas,
El sí con que te me rindes dolor, última forma
es el silencio. Tus besos de amar. Me estoy sintiendo
son ofrecerme los labios vivir cuando me dueles
para que los bese yo. no en ti, ni aquí, más lejos:
Jamás palabras, abrazos, en la tierra, en el año
CORAZÓN 107

de donde vienes tú, al centro puro, inmóvil, de ti misma.


en el amor con ella Y verte cómo cambias
y todo lo que fue. —y lo llamas vivir—
En esa realidad en todo, en todo, sí,
hundida que se niega menos en mi, donde te sobrevives.
a sí misma y se empeña
en que nunca ha existido,
LO QUE ERES
que sólo fue un pretexto
mío para vivir. Lo que eres
Si tú no me quedaras, me distrae de lo que dices.
dolor, irrefutable,
yo me lo creería; Lanzas palabras veloces,
pero me quedas tú. empavesadas de risas,
Tu verdad me asegura invitándome
que nada fue mentira. a ir adonde ellas me lleven.
Y mientras yo te sienta, No te atiendo, no las sigo:
tú me serás, dolor, estoy mirando
la prueba de otra vida los labios donde nacieron.
en que no me dolías.
La gran prueba, a lo lejos, Miras de pronto a lo lejos.
de que existió, que existe, Clavas la mirada allí,
de que me quiso, sí, no sé en qué, y se te dispara
de que aún la estoy queriendo. a buscarlo ya tu alma
afilada, de saeta.
AFÁN Yo no miro adonde miras:
Afán yo te estoy viendo mirar.
para no separarme
PARA VIVIR NO QUIERO
de ti, por tu belleza.
Para vivir no quiero
Lucha islas, palacios, torres.
por no quedar en donde quieres tú: ¡Qué alegría más alta:
aquí, en los alfabetos, vivir en los pronombres!
en las auroras, en los labios.
Quítate ya los trajes,
Ansia las senas, los retratos;
de irse dejando atrás yo no te quiero así,
anécdotas, vestidos y caricias, disfrazada de otra,
de llegar, hija siempre de algo.
atravesando todo Te quiero pura, libre,
lo que en ti cambia, irreductible: tú.
a lo desnudo y a lo perdurable. Sé que cuando te llame
entre todas las gentes
Y mientras siguen del mundo,
dando vueltas y vueltas, entregándose, sólo tú serás tú.
engañándose, Y cuando me preguntes
tus rostros, tus caprichos y tus besos, quién es el que te llama,
tus delicias volubles, tus contactos el que te quiere suya,
rápidos con el mundo, enterraré los nombres,
haber llegado yo los rótulos, la historia.
108 CON SENTIDO

Iré rompiendo todo Tañen las esquilas lentas, soñolientas;


lo que encima me echaron las ovejas madres acezan sedientas
desde antes de nacer. por la fuente clara del claro cristal,
Y vuelto ya al anónimo y ante el sol que muere, con piafante brío
eterno del desnudo, se hiergue en dos patas el macho cabrío
de la piedra, del mundo, y un epitalamio dice el maizal.
te diré:
«Yo te quiero, soy yo.» En el oloroso patio de la ermita,
donde penitente vivió un cenobita,
AMIGA la fontana late como un corazón,
Para cristal te quiero, y pone en el agua yerbas olorosas,
nítida y clara eres. una curandera murmurando prosas
Para mirar al mundo, que rezo y conjuro juntamente son.
a través de ti, puro,
de hollín o de belleza, Como en la leyenda de aquel penitente
como lo invente el día. un pájaro canta al pie de la fuente,
Tu presencia aquí, sí, de la fuente clara de claro cristal.
delante de mí, siempre, ¡Cristal de la fuente, trino cristalino,
pero invisible siempre, armoniosamente se unen en un trino
sin verte y verdadera. que aroman las rosas de un santo rosal!
Cristal. ¡Espejo, nunca!
Por sobre o rosal
UMBRAL voa un pascariño
que lleva una rosa
Deja ya de mirar la arquitectura a Jesús Meniño.
que va trazando el fuego del artificio
en los cielos de agosto. Lleva el vicio
en sí de toda humana criatura: Antonio Machado (1875-1939)
vicio de no durar. Que solo dura
por un instante el fúlgido edificio COPLAS ELEGÍACAS
para dejarnos ver el beneficio (fragmentos)
sagrado de una luz en noche oscura.
Ven... Hay que ir a buscar lo más durable. XXXIX
Esta noche de estío en tí enciende ¡Ay del noble peregrino
sus innúmeras luces en lo alto; que se para a meditar,
cállate bien y deja que ella hable.
después de largo camino,
Y del vano cohete solo aprende
en el horror de llegar!
a ir preparando tu divino salto.

LIX
Ramón del Valle Inclán (1869-1936)
Anoche cuando dormía
POR LA SENDA ROJA... soñé, ¡bendita ilusión!,
Por la senda roja, entre maizales que una fontana fluía
guían sus ovejas los niños zagales, dentro de mi corazón.
volteando las hondas con guerrero ardor, Di, ¿por qué acequia escondida,
y al flanco caminan, como paladines agua, vienes hasta mí,
del manso rebaño, los fieros mastines, manantial de nueva vida
albos los comillos y el ojo avizor. en donde nunca bebí?
CORAZÓN 109

Anoche cuando dormía la monedita del alma


soñé, ¡bendita ilusión!, se pierde si no se da.
que una colmena tenía
dentro de mi corazón; SOLEDADES
y las doradas abejas (fragmento)
iban fabricando en él, «En el corazón tenía
con las amarguras viejas la espina de una pasión;
blanca cera y dulce miel. logré arrancármela un día
ya no siento el corazón.»
Anoche cuando dormía Y todo el campo un momento
soñé, ¡bendita ilusión!, se queda, mudo y sombrío,
que un ardiente sol lucía meditando. Suena el viento
dentro de mi corazón. en los álamos del río.
La tarde más se oscurece;
Era ardiente porque daba y el camino que serpea
calores de rojo hogar, y débilmente blanquea
y era sol porque alumbraba se enturbia y desaparece.
y porque hacía llorar. Mi cantar vuelve a plañir:
«Aguda espina dorada
Anoche cuando dormía quien te pudiera sentir
soñé, ¡bendita ilusión!, en el corazón clavada».
que era Dios lo que tenía
dentro de mi corazón.
Manuel Machado (1874-1947)
ENCAJES
LXVI
Alma son de mis cantares
Poned atención: tus hechizos...
un corazón solitario Besos, besos
no es un corazón. a millares. Y en tus rizos,
besos, besos a millares.
¡Siempre amores!¡Nunca amor!
LXVIII
Todo necio Los placeres
confunde valor y precio. van de prisa:
............................................ una risa
y otra risa,
Muy cerca está, romero, y mil nombres de mujeres,
la tierra verde y santa y florecida y mil hojas de jazmín
de tus sueños; muy cerca, peregrino desgranadas
que desdeñas la sombra del sendero y ligeras...
y el agua del mesón en tu camino.
Y son copas no apuradas,
y miradas
LVII pasajeras,
(CONSEJOS)
que desfloran nada más.
II Desnudeces,
hermosuras,
Moneda que está en la mano carne tibia y morbideces,
quizá se deba guardar; elegancias y locuras...
110 CON SENTIDO

No me quieras, no me esperes... el sino nos arrastra


¡No hay amor en los placeres! cambiar sin cesar.
¡No hay placer en el amor! No hay quien pueda oponerse
al destino fatal
LA SAETA y es más cuerdo entregarse
a la casualidad.
I
Yo tengo que ausentarme.
«Míralo por dónde viene Usted se casará.
el Mejor de los nacidos...» La suerte y la distancia
Una calle de Sevilla nos van a separar
entre rezos y suspiros... impidiendo que siga
Largas trompetas de plata... nuestra dulce amistad.
Túnicas de seda... Cirios,
en hormiguero de estrellas, Es posible, sin duda,
festoneando el camino... que algún fortuito azar
El azahar y el incienso nuevamente nos junte
embriagan los sentidos... en un punto crucial.
Ventana, que da a la noche, Usted, si está casada
se ilumina de improviso, y con hijos, tendrá
y en ella una voz —¡Saeta!— otras ocupaciones
canta, o llora, que es lo mismo: y otra mentalidad.
«Míralo por dónde viene Yo estaré ya tan viejo
el Mejor de los nacidos...» y tan poco locuaz,
con tan pobre memoria
y tan poco jovial,
II que usted me oirá con pena
Canto llano... Sentimiento o no me escuchará.
que sin guitarra se canta.
Maravilla
que por acompañamiento Vicente Medina (1886-1937)
tiene..., la Semana Santa
de Sevilla. CANSERA
Cantar de nuestros cantares, —¿Pa qué quies que vaya? Pa ver cuatro espigas
llanto y oración. Cantar, arrollás y pegás a la tierra,
salmo y trino. pa ver los sarmientos ruines y mustios
Entre efluvios de azahares y esnúas las cepas,
tan humano y, a la par, sin un grano d’uva,
¡tan divino! ni tampoco, siquiá, sombra de ella....
Canción del pueblo andaluz: pa ver el barranco,
... De cómo las golondrinas pa ver la laera
le quitaban las espinas sin una matuja... Pa ver que se embisten,
al Rey del Cielo en la Cruz. de pelás, las peñas...
Anda tú si quieres,
que a mí no me quea
Pío Baroja (1872-1955) ni un soplo d’aliento,
ni una onza de fuerza,
DESPEDIDA
ni ganas de verme,
Adiós, amiga mía, ni de que mienten, siquiá, la cosecha...
no nos veremos más; Anda tú, si quieres, que yo pue que nunca
CORAZÓN 111

pise más la senda, de cristal;


ni pue que la pase, si no es que entre cuatro era a su borde asomada,
ya muerto me llevan... una rosa inmaculada
Anda tú, si quieres... de un rosal.
No he d’ir por mi gusto, si en crus me lo ruegas Era un viejo jardinero
por esa sendica por ande se fueron, que cuidaba con esmero
pa no volver nunca, tantas cosas: buenas... del vergel,
esperanzas, quereres, suores... era la rosa un tesoro
¡To se fué por ella!... de más quilates que el oro
Por esa sendica se marchó aquel hijo para él.
que murió en la guerra.... A la orilla de la fuente
Por esa sendica se fue la alegría... un caballero pasó,
¡Por esa sendica vinieron las penas! ... y la rosa dulcemente
No te canses, que no me remuevo; de su tallo separó.
anda tú, si quieres. y éjame que duerma, Y al notar el jardinero
¡a ver si es pa siempre! . . . ¡Si no me espertara!... que faltaba en el rosal,
¡Tengo una cansera!... cantaba así, plañidero,
receloso de su mal:
—Rosa, la más delicada
EN BUSCA DE PAN que por mi amor cultivada
nunca fue;
Hace más de tres años rosa, la más encendida
que Juan salió de España la más fragante y pulida
desesperado el pobre que cuidé;
por la miseria horrible de su casa. blanca estrella que del cielo
curiosa de ver el suelo
Les dijo a su mujer y a sus hijicos, resbaló;
con nudo de pena en la garganta: a la que una mariposa
«Iré hasta el fin del mundo de mancharla temerosa
por el pan que nos falta.» no llegó.
¿Quién te quiere?¿Quién te llama,
Pero en el mundo están, Señor, las cosas, por tu bien o por tu mal?
como nunca de malas ¿Quién te llevó de la rama
¡y volver no ha podido Juan ni con un pedazo que no estás en tu rosal?
de pan para su casa! ... ¿Tú no sabes que es grosero
el mundo?¿Qué es traicionero
Muy lejos de su tierra, el amor?
leyendo el pobre Juan está una carta: ¿Que no se aprecia en la vida
«Vente ya, papaico...; la pura miel escondida
vente, ¡aunque vengas sin traernos nada!» en la flor?
¿Bajo qué cielo caíste?
¿A quién tu tesoro diste
Serafín y Joaquín Álvarez Quintero virginal?
(1871-1938), (1873-1944) ¿En qué manos te deshojas?
¿Qué aliento quema tus hojas
ERA UN JARDÍN SONRIENTE
infernal?
(De «Amores y amoríos»)
¿Quién te cuida con esmero
Era un jardín sonriente; como el viejo jardinero
era un tranquila fuente te cuidó?
112 CON SENTIDO

LA MEJOR COPLA de los cantares, por el quebranto


En el descanso de una jornada, volver en gozo,
que si fué dura, si fué sangrienta, para la patria tiene este canto:
por la victoria fue coronada
Que cuál patria era su patria
junto a la hoguera que los calienta,
le preguntaron a Dios,
enardecidos y decidores,
y sin pararse a pensarlo,
con fe en la vida y alma contenta, Él dijo que era español.
varios soldados cantan amores
como quien quiere buscando flores Estallan risas frescas y locas
borrar el daño de la tormenta. de honda alegría;
Harto seguro de su donaire, gritan a un tiempo todas las bocas
toca una de ellos una guitarra, y amortiguando la algarabía
y una garganta que se desgarra con su apostura serena y pía
lanza esta copla, que roba el aire: pasa una virgen de blancas tocas.
Lleva en sus ojos, dulces y bellos
La heridita que me han hecho por el insomnio martirizados
es chiquitita y es roja, de amor cristiano claros destellos
¡bendiga Dios esta herida, lleva sus dedos ensangrentados
que me recuerda tu boca! porque amorosos tocaron ellos
Con recios gritos y ¡oles! ardientes en las heridas de los soldados.
al que ha cantado premia el corrillo: ¡Amor de todos! Este es su emblema
porque la copla lleva a las frentes, este es su norte y éste su aliento
en su lenguaje puro y sencillo y amando a todos vive el poema
la imagen viva de las ausentes de la ternura y el sufrimiento.
cuyo retrato guarda el hatillo. La mira el mozo, su ardor extrema
Y aun no repuestos los campeones y con el alma puesta en su acento
de esta alegría que en sentimiento canta esta copla, que luego el viento
tiene anegados los corazones lleva a mas alta región suprema:
cuando quejosa como un lamento La caridad no pregunta
de la vihuela siempre a los sones ni los nombres ni las tierras:
salta otra copla que roba el viento. como la mar llama al río,
el llanto la llama a ella.
Aquel beso de mi madre
me dió miedo de la guerra, Canto de penas del mundo entero,
y en la guerra soy valiente por generoso, por lastimero,
por devolvérselo a ella. conmueve a todos... Noble y augusta
sigue la hermana por el sendero.
¡Amor de madre! Rico tesoro Y otro muchacho dice al coplero
que late dentro de las entrañas con voz velada pero robusta:
como en el centro de las montañas —Tengo una patria por la que muero;
oculto el oro: tengo una novia que es un lucero;
al evocarte con voz dolida, tengo una madre cristiana y justa,
sienten los héroes, como encendida y, sin embargo, mi compañero,
sobre su rostro la intensa huella ése es el canto que yo prefiero,
de aquellos besos de despedida ¡ésa es la copla que más me gusta!
que da tan sólo la boca de ella.
En algún pecho brota un sollozo;
algunos ojos anubla el llanto;
y al advertirlo sagaz el mozo
CORAZÓN 113

Es admirable morir
Juana de Ibarbourou
Para bien resucitar.
(1892-1979)
Duerme: no hay otro elixir.
EL DULCE MILAGRO
Despierto y como no estás,
¿Qué es esto? ¡Prodigio! Mis manos florecen. No me suena el mundo a mundo:
Rosas, rosas, rosas a mis dedos crecen. Nunca a solas hay compás.
Mi amante besóme las manos, y en ellas,
¡oh gracia!, brotaron rosas como estrellas. ¡Estaba yo tan contento
De ser yo, yo para ti!
Y voy por la senda voceando el encanto ¡Qué alegría ser así
y de dicha alterno sonrisa con llanto Dos historias en un cuento!
y bajo el milagro de mi encantamiento
se aroman de rosas las alas del viento. Soy clavel si eres jardín,
Soy toro si eres dehesa
Y murmura al verme la gente que pasa: Si eres alta mar delfín:
«¿No veis que está loca? Tornadla a su casa. Adoración en ti presa.
¡Dice que en las manos le han nacido rosas
y las va agitando como mariposas!»
José María Pemán (1898-1986)
¡Ah! pobre la gente que nunca comprende
HOMENAJE A RAMÓN LLULL
un milagro de éstos y que sólo entiende
que no nacen rosas más que en los rosales (fragmentos)
y que no hay más trigo que el de los trigales. II
En el vergel del Amado
Que requiere líneas y color y forma,
bien cantaba un ruiseñor.
y que sólo admite realidad por norma.
No se le entiende el lenguaje.
Que cuando uno dice: « Voy con la dulzura », Se le comprende el amor.
de inmediato buscan a la criatura.

Que me digan loca, que en celda me encierren, XVII


que con siete llaves la puerta me cierren,
que junto a la puerta pongan un lebrel, Pidió el Amigo al Amado
carcelero rudo, carcelero fiel. la paga de tanto amor.
Sumó el Amado la cuenta...
Y añadió su corazón.
Cantaré lo mismo: «Mis manos florecen,
rosas, rosas, rosas a mis dedos crecen. »
Y toda mi celda tendrá la fragancia XVIII
de un inmenso ramos de rosas de Francia.
—¿Qué quisieras tú de Mí?
—Yo quisiera que me dieras
lo más que puedas de Ti.
Jorge Guillén (1893-1984)
TRÉBOLES XXIX
(fragmentos)
¿Quién sabe más del querer,
Si te asientas, superior, el que goza o el que pena?
Encima de mi pecado, El que con alma serena
¿Quién es el más pecador? iguala pena y placer.
114 CON SENTIDO

XXXIV una mirada verdadera que nos mira.


Es escuchar en una boca
Vino Amor a mi presencia.
la propia voz profundamente repetida.
—¿A qué vienes?—A aprender...
Es sorprender en unas manos,
—Pues ¿no sabes toda ciencia.
ese calor de la perfecta compañía.
Amor, si sabes querer?
Es sospechar que, para siempre,
la soledad de nuestra sombra está vencida.
XLI Estar enamorado, amigos, es descubrir
Vi una azucena y creí donde se juntan cuerpo y alma.
que el Amado estaba en ella; Es percibir en el desierto,
vi luego una rosa bella la cristalina voz de un río que nos llama.
y pensé que estaba allí; Es ver el mar desde la torre
luego en un claro alhelí donde ha quedado prisionera nuestra infancia.
y en un río y una estrella.... Es apoyar los ojos tristes
¡y era porque estaba en mí! en un paisaje de cigüeñas y campanas.
Es ocupar un territorio donde conviven
los perfumes y las armas.
XLIX Es dar la ley a cada rosa,
y al mismo tiempo recibirla de su espada.
Buen entender es saber Es confundir el sentimiento
que aquel que se desentiende con una hoguera que del pecho se levanta.
todo lo empieza a entender. Es gobernar la luz del fuego
y al mismo tiempo ser esclavo de la llama.
Es entender la pensativa conversación
LVI del corazón y la distancia.
Es vano buscar la flor Es encontrar el derrotero
sin herirse en el espino. que lleva al reino de la música sin tasa.
Sufre un poco... que el amor
hace solo su camino. Estar enamorado, amigos, es adueñarse
de las noches y los días.
Es olvidar entre los dedos emocionados
la cabeza distraída.
Francisco Luis Bernárdez (1900-1978) Es recordar a Garcilaso ,
cuando se siente la canción de una herrería.
ESTAR ENAMORADO
Es ir leyendo lo que escriben
Estar enamorado amigos, en el espacio las primeras golondrinas.
es encontrar el nombre justo de la vida. Es ver la estrella de la tarde
Es dar al fin con la palabra que por la ventana de una casa campesina.
para hacer frente a la muerte se precisa. Es contemplar un tren que pasa
Es cobrar la llave oculta por la montaña con las luces encendidas.
que abre la cárcel en que el alma está cautiva. Es comprender perfectamente
Es levantarse de la tierra que no hay frontera entre el sueño y la vigilia.
con una fuerza que reclama desde arriba. Es ignorar en que consiste la diferencia entre
Es respirar el ancho viento la pena y la alegría.
que por encima de la carne se respira. Es escuchar a medianoche
Es contemplar desde la cumbre de la persona la vagabunda confesión de la llovizna.
la razón de las heridas. Es divisar en las tinieblas del corazón una pequeña
Es advertir en unos ojos lucecita.
CORAZÓN 115

Estar enamorado, amigos, El árbol solo y seco.


es padecer espacio y tiempo con dulzura. La mujer como un leño
Es despertarse una mañana de viudez sobre el lecho.
con el secreto de las flores y las frutas. El odio sin remedio.
Es libertarse de si mismo ¿Y la juventud?
y estar unido con las otras criaturas.
Es no saber si son propias o son ajenas En el ataúd.
las lejanas amarguras.
Es remontar hasta la fuente
las aguas turbias del torrente de la angustia.
TRISTES GUERRAS
Es compartir la luz del mundo
y al mismo tiempo compartir su noche obscura. Tristes guerras
Es asombrarse y alegrarse si no es amor la empresa.
de que la luna todavía sea luna. Tristes, tristes.
Es comprobar en cuerpo y alma
que la tarea de ser hombre es menos dura. Tristes armas
Es empezar a decir siempre si no son las palabras.
y en adelante, no volver a decir nunca. Tristes, tristes.
Y, es además, amigos míos,
estar seguro de tener las manos puras. Tristes hombres
si no mueren de amores.
Tristes, tristes.
Miguel Hernández (1910-1942)
POEMAS SUELTOS ELEGÍA
(fragmentos) Yo quiero ser llorando el hortelano
De la contemplación de la tierra que ocupas y estercolas,
nace la rosa; compañero del alma, tan temprano.
de la contemplación el naranjo
y el laurel. Alimentando lluvias, caracolas
Tú y yo, del beso aquél. y órganos mi dolor sin instrumento
.......................................... a las desalentadas amapolas

No puedo olvidar daré tu corazón por alimento.


que no tengo alas, Tanto dolor se agrupa en mi costado,
que no tengo mar, que por doler me duele hasta el aliento.
vereda ni nada
con que irte a besar. Un manotazo duro, un golpe helado,
un hachazo invisible y homicida,
un empujón brutal te ha derribado.
GUERRA

La vejez en los pueblos. No hay extensión más grande que mi herida,


El corazón sin dueño. lloro mi desventura y sus conjuntos
El amor sin objeto. y siento más tu muerte que mi vida.
La hierba, el polvo, el cuervo.
¿Y la juventud? Ando sobre rastrojos de difuntos,
y sin calor de nadie y sin consuelo
En el ataúd. voy de mi corazón a mis asuntos.
116 CON SENTIDO

Temprano levantó la muerte el vuelo, ANTES DEL ODIO


temprano madrugó la madrugada, (fragmento)
temprano estás rodando por el suelo. No: no hay cárcel para el hombre.
No podrán atarme: no.
No perdono a la muerte enamorada, Este mundo de cadenas
no perdono a la vida desatenta, me es pequeño y exterior.
no perdono a la tierra ni a la nada. ¿Quién encierra una sonrisa?
¿Quién amuralla una voz?
En mis manos levanto una tormenta A lo lejos tú, más sola
de piedras, rayos y hachas estridentes que la muerte, la una y yo.
sedienta de catástrofes y hambrienta. A lo lejos tú, sintiendo
en tus brazos donde late
Quiero escarbar la tierra con los dientes, la libertad de los dos.
quiero apartar la tierra parte a parte, Libre soy. Siéntete libre.
a dentelladas secas y calientes. Sólo por amor.
Quiero minar la tierra hasta encontrarte
y besarte la noble calavera Luis Cernuda (1902-1963)
y desamordazarte y regresarte.
Volverás a mi huerto y a mi higuera: EL AMIGO
por los altos andamios de las flores (fragmento)
pajareará tu alma colmenera
En su sosiego crees
de angelicales ceras y labores. Que una forma ligera se encamina
Volverás al arrullo de las rejas Dulcemente a tu lado,
de los enamorados labradores. Como el amigo aquel, cuando las hojas
Y a la luz, luego idas con él mismo.
Alegrarás la sombra de mis cejas,
y en tu sangre se irán a cada lado ............................................
disputando tu novia y las abejas. Negado a tu deseo, hallas entonces
Que si tocas tu mano es con su mano,
Tu corazón, ya terciopelo ajado, Que si miran tus ojos con sus ojos,
llama a un campo de almendras espumosas Y tu amor en ti mismo
mi avariciosa voz de enamorado. Tiene cuanto le dio y en él perdiera.
No le busques afuera. Él ya no puede
A las aladas almas de las rosas Ser distinto de ti, ni tú tampoco
del almendro de nata te requiero, Ser distinto de él: unidos vais,
que tenemos que hablar de muchas cosas Formando un solo ser de dos impulsos,
compañero del alma, compañero. Como al pájaro solo hacen dos alas.
CORAZÓN 117

Dámaso Alonso (1898-1990)


LA MADRE
(fragmentos)
No me digas
que estás llena de arrugas, que estás llena de sueño,
que se te han caído los dientes,
que ya no puedes con tus pobres remos hinchados, deformados por el veneno del reuma.
No importa, madre, no importa.
Tú eres siempre jóven,
eres una niña,
tienes once años.
Oh, sí, tú eres para mí eso: una candorosa niña.
.........................................
Ah, niña mía, madre,
yo, niño también, un poco mayor, iré a tu lado,
te serviré de guía,
te defenderé galantemente de las brutalidades de mis compañeros,
te buscaré flores,
me subiré a las tapias para cogerte las moras más negras, las más llenas de jugo,
te buscaré grillos reales, de esos cuyo cricrí es como un choque de campanitas de plata,
¡qué felices los dos, a orillas del río, ahora que va a ser el verano!
.........................................
¿O prefieres que yo sea tu hermanito menor?
Sí, lo prefieres.
Seré tu hermanito menor, niña mía, hermana mía, madre mía.
¡Es tan fácil!
Nos pararemos un momento en medio del camino,
para que tú me subas los pantalones,
y para que me suenes las narices, que me hace mucha falta
(porque estoy llorando; sí, porque ahora estoy llorando).
.........................................
He mirado, de pronto, y he visto tu bello rostro lleno de arrugas,
el torpor de tus queridas manos deformadas,
y tus cansados ojos llenos de lágrimas que tiemblan.
Madre mía, no llores: víveme siempre en sueño.
Vive, víveme siempre ausente de tus años, del sucio mundo hostil, de mi egoísmo de hombre, de mis
palabras duras.
Duerme ligeramente es ese bosque prodigioso de tu inocencia,
en ese bosque que crearon al par tu inocencia y mi llanto.
Oye, oye allí siempre cómo te silba las tonadas nuevas, tu hijo, tu hermanito, para arrullarte el sueño.
No tengas miedo, madre. Mira, un día ese tu sueño cándido se te hará de repente más profundo y más
nítido.
Siempre en el bosque de la primer mañana, siempre en el bosque nuestro.
Pero ahora ya serán las ardillas, lindas, veloces llamas, llamitas de verdad;
y las telas de araña, celestes pedrerías;
y la huida de corzas, la fuga secular de las estrellas a la busca de Dios.
118 CON SENTIDO

Y yo te seguiré arrullando el sueño oscuro, te seguiré cantando.


Tú oirás la oculta música, la música que rige el universo.
Y allá en tu sueño, madre, tú creerás que es tu hijo quien la envía. Tal vez sea verdad: que un corazón es lo
que mueve el mundo.
Madre, no temas. Dulcemente arrullada, dormirás en el bosque el más profundo sueño.
Espérame en tu sueño. Espera allí a tu hijo, madre mía.

Los arroyos huyen;


Carmen Conde (1907-1996)
tú tienes que huir.
CANCIÓN AL HIJO PRIMERO Aunque yo lo quiera,
¡no puedes dormir!
Hijo de la tierra,
te arrojó el jardín. No duermas, escucha.
Aunque veas sombras No duermas, acecha.
no quieras lucir. Silvarán las aves
sobre ramas ebrias
Tu madre era bella, para hacerte leve
la secan los vientos. esta oscura tierra.
Tu madre era tierna Escúchame, hijo:
se quema en el yermo. no duermas, no duermas.
Tu madre mordía Por todos los siglos,
la flor del manzano, ¡no duermas, no duermas!
cuando el Hombre puso
tu vida en su mano.
Carlos Murciano (1931-)
Tu madre sembraba
contigo el centeno, MADRE NOCHE
cuando tú bebías
la leche en su cuenco. Madre, te estoy llamando desde dentro
de ti, desde tu cálido regazo,
Hijo de la ira desde el profundo pozo de tu abrazo,
de Dios implacable, desde tu centro azul, desde tu centro.
no podrá salvarte
del odio tu madre. Madre Noche te digo. Y salgo y entro
en ti, de ti, por ti; rompo tu lazo
No duermas, vigila. umbilical y cuélgome a tu brazo
No duermas, despierta. y descuélgome y suéltome; te encuentro
Te amenaza fría
la heredad desierta. y te vuelvo a perder y a reencontrarte.
Grumete de tu gran melancolía
Te persiguen ojos pido serenas playas donde anclarte.
sin dulce descanso.
Te aborrece eterna Y cuando leva el ancla el nuevo día,
del Creador la mano. huésped ya de la luz, por regresarte
te llamo Madre Noche y Madre Mía.
Las gacelas corren;
correrás tú más.
Los leones saltan
tú debes saltar.
CORAZÓN 119

déjame amarte como nube o viento,


Fernando Cazón Vera ( -1935)
déjame ansiarte como cielo o tierra.
ANTES, HOY Y DESPUÉS
Vuélvete algo que no se ame tan de veras,
Lo que en tu boca aún no era lamento, pues tengo el corazón de esta manera
ni era rezo, ni era amor, ni era nada, por no saberte, como yo te quiero.
ahora lo dicen a los cuatro vientos
hasta los gallos por la madrugada. Vuélvete río, vuélvete camino,
que para no saberme en tus olvidos
Único amor tu amor, presentimiento yo seré caminante o gondolero.
de ser amante y de ser tú la amada,
y de morirnos en el mismo cuento, ...........................................
y para siempre no decirnos nada.
Por dolerme este amor doyme a la suerte,
Y para demostrarte que no es mentira, con la paciencia de seguirte amando,
y que te doy el corazón entero,
muero de amor más no muero de muerte
pongo todas mis cosas de tu lado,
y así la vida se me va acabando.
y con estos tristes ojos que te miran
hago el olvido con lo ya pasado.
Quien tuviera otros ojos para verte
........................................... y no estos tristes ojos con los que ando,
saberte sola y por así saberte,
Vuélvete pan, manzana o miel de abeja, al olvido llegar de contrabando.
porque siendo de miel, manzana o pan me gustas
menos, Y por esta razón que a nada obliga,
pero no seas de piel, no sigas siendo, ando buscando sombra en el desierto,
déjame morir de hambre y no de pena. para morirme cuando tú lo digas
y que se te haga larga la alegría,
Y cuando no seas pan de harina tierna, que yo con mi pobre corazón de muerto,
vuélvete nube o viento, cielo o tierra, me he de tomar tu corazón, un día.
ALMA

Esta antología, como todas, por otra parte, está servida al gusto del compilador.
Ello no quita que tenga una justificación que compense el mal gusto del que la pre-
senta a los ojos de los que puedan observar ciertas lagunas o excesivos acentos. Esta
razón se explica en la experiencia docente de quien lleva ya bastantes años y a elec-
ción propia recibiendo en cursos de primero a los aspirantes a obtener un título uni-
versitario.
Desgraciadamente no es un tópico la afirmación de que los universitarios cada
año se expresan peor y tienen una menor preparación en cultura general. Parece ser
que el formalismo y la instrumentalización se han adueñado de la enseñanza secun-
daria. Lo que, por otro lado, contrasta con las aspiraciones que medimos en los jó-
venes: más autenticidad, más trascendencia y menos materialismo.
Por ello, hemos reunido aquí las composiciones líricas que nos parecen más ade-
cuadas para satisfacer esas aspiraciones. Son, además, a nuestro juicio, las joyas más
valiosas de la lírica en lengua española.
ALMA 123

Díxoli brabamientre: «Don obispo lozano


Gonzalo de Berceo (1190-1274)
¿contra mi, por qué fuste tan fuert e tan villano?;
MILAGROS DE NUESTRA SEÑORA o nunca te tollí valía de un grano
e tú asme tollido a mí un capellano.
IX
EL CLÉRIGO SIMPLE »El que a mí cantava la missa cada día
Era un simple clérigo pobre de clericía, tú tovist que facía yerro de eresía,
dicié cutiano missa de la Sancta María, juzguéstilo por bestia e por cosa radía,
non sabié decir otra, dicíela cada día, tollísteli la orden de la capellanía.
más la sabié por uso que por sabiduría.
»Si tú no li mandares decir la missa mía
Fó est misacantano al bispo acusado como solié decirla, grand querella avría;
que era idïota, mal clérigo probado; e tú serás finado hast’l trenteno día:
el «Salve Sancta Parens» sólo tenié usado, i desend verás qué vale la saña de María!».
non sabié otra missa el torpe embargado.
Fo con estas menazas el bispo espantado,
Fo durament movido el obispo a saña; mandó envïar luego por el preste vedado;
dicié: «Nunqua de preste oí tal hazaña». rogó’l que’l perdonasse lo que avié errado.
Disso: «Dicit al fijo de la mala putaña ca en el su pleito fo durament engañado.
que venga ante mí, no lo pare por maña.»
Mandólo que cantasse como solié cantar,
Vino ant’el obispo el preste pecador, fuesse de la Gloriosa siervo del su altar;
havié en el grand miedo perdida la color, si algo li menguase en vestir o en calzar
non podié de vergüenza catar contr’l señor; él ge lo mandarié del suyo mismo dar.
nunqua fo el mesquino en tan mala sudor.
Tornó el omne bono en su capellanía,
Díssoli el obispo: «Preste, dime verdat, sirvió a la Gloriosa Madre Sancta María;
si es tal como dizen la tu necïdat». finó en su oficio de fin cual yo querría,
Díssoli el buen omne: «Señor, por caridat, fue la alma a l’gloria a la dulze confradría.
Si dissiese que non, dizría falsedat».
Non podriemos nós tanto escrivir nin rezar,
Díssoli el obispo: «Cuando non as cïencia aün porque podiéssemos muchos años durar,
de cantar otra missa nin as sen nin potencia, que los diezmos miráculos podiéssemos contar
viédote que non cantes, metote en sentencia, los que por la Gloriosa deña Dios demostrar.
vivi como merezes por otra agudencia».

Fo el preste su vía triste e dessarrado,


avié muy grand vergüenza el daño muy granado; Arcipreste de Hita (1283-1350)
tornó en la Gloriosa ploroso e quessado,
CANTIGAS DE LOORES DE SANTA MARÍA
que li diesse consejo, ca era aterrado.
(fragmento)
La Madre precïosa, que nunqua falleció I
a qui de corazón a piedes li cadió.
el ruego del su clérigo luego ge lo udió; Santa Virgen, escogida,
no lo metió por plazo, luego li acorrió. de Dios madre muy amada,
en los çielos ensalçada,
La Virgo gloriosa, madre sin dicïón, del mundo salud e vida.
apareció l’bispo luego en visïón; Del mundo salud e vida,
díxoli fuertes dichos, un brabiello sermón, de muerte destruimiento,
descubrióli en ello todo su corazón. de graçia llena, complida,
124 CON SENTIDO

de coytados salvamiento: del tu Fijo Mexía,


de aqueste dolor que siento, tú, Sennora,
en prisión sin meresçer, dame agora
tú me tb’deña estorçer la tu graçia toda ora,
con el tu defendimiento. que te sirva todavía.
Con el tu defendimiento,
non catando mi maldad,
nin el mi meresçimiento, Alfonso Álvarez de Villasandino (siglo XIV)
mas la tu propia bondad,
que confieso en verdad CANTIGAS
que só pecador errado, I (fragmento)
de ti sea ayudado
por la tu virginidad. Generosa, muy fermosa
Por la tu virginidad, syn mansilla Virgen santa,
que non ha comparaçion, virtuosa poderosa
nin oviste egualdad de quien Lucifer se espanta:
en obra e entençión, tanta
complida de bendiçión, fué la tu grand omildat,
pero non so mereçiente, que toda la Trenidat
venga a ti, Sennora, en miente en ty se ençierra, se canta.
de complir mi petiçión.
De complir mi petiçión
como a otros ya compliste: II
de tan fuerte tentaçión
Desfecha desta cantiga de Santa Marya.
en que só, cuytado, triste,
Virgen digna de alabança,
pues poder as, e oviste,
en ty es mi esperança.
tú me guarda con tu mano.
Bien acorres muy de llano ¡Santa, o clemens, o pya,
al que quieres e quisiste. o dulcis vyrgo Marya!
Tu ,me guarda noche e dya
GOZOS DE SANTA MARÍA
de mal e de tribulança.
(fragmentos) Ave Dei, mater alma,
llena byen como la palma,
III torna mi fortuna en calma
mansa, con mucha bonança.
Todos los christianos
Invyolata permansiste
aved alegría
quando Agnus Dei pariste:
......................... fasme que non byva tryste,
en aquesto día mas ledo syn toda errança.
naçió por salvarnos
de la Virgen María Tú fueste e serás e eres
en nuestra valía. bendita entre las mugeres,
tus gosos fueron plaseres
en el mundo syn dubdansa.
IV
Rosa en Jericó plantada,
Madre de Dios gloriosa, de ángeles glorificada,
Virgen Santa María, Tú seas mi abogada,
fija e leal esposa, pues en ty tengo fyança.
ALMA 125

Tálamo de Dyos e templo, Sennora, estrella lusiente,


quando tu vyda contemplo, que a todo el mundo guia,
por leyes nin por enxenplo guía a este tu siruiente,
non fallo tu egualança. que su alma en ti fía.

Graçiosa vytae dulcedo De la mar eres estrella,


por quien se compusso el Credo, del çielo, puerta lunbrosa,
torname de tryste, ledo después del parto, donsella,
con tus dones de amistança. de Dios Padre, fija, esposa.
Tú amansaste la querella
Contrario de Eva, ave que por Eua a nos venía,
de los çielos puerta e llave, e el mal que fiso ella
rruega al tu Fijo suave por ti ouo mejoría.
que me oya mi rrogança.
Sennora, estrella lusiente,
que a todo el mundo guía,
Pedro López de Ayala guía a este tu seruiente,
(1332-1407) que su alma en ti fía.

CANTARES A LA VIRGEN
II
I
Sennora, con humildat
Sennora estrella lusiente
e deuoto coraçón,
que a todo el mundo guía, prometo a Montserrat
guía a este tu siruiente ya faser mi oraçión.
que su alma en ti fía.
Si pluguiere a ti, Sennora,
A canela bien oliente de me tú librar de aquí,
eres, sennora, conparada, voto fago desde agora
de la tierra del oriente de te ya seruir allí.
es olor muy apreçiada. En la sierra do ya
A ti fas clamor la gente vi tu imagen e figura,
en sus cuytas todavía, porque siempre oue cura
quien por pecador se siente de aver en ti deuoción.
llamando Santa María.
Sennora, con humildat
Sennora, estrella lusiente e deuoto coraçón,
que a todo el mundo guía, prometo a Montserrat
guia a este tu seruiente ya faser mi oraçión.
que su alma en ti fía.
A muchos, Sennora mía,
Al cedro en la altura acorres en tribulança,
te compara Salomón e quien te llama cada día
eguala tu fermosura non es puesto en olvidança.
al ciprés del monte Sión.
Palma fresca en verdura, Pues en ti es mi esperança,
fermosa e de grant valia líbrame de esta angostura,
oliua la scriptura que tengo grant tristura
te llama Sennora mía. en esta tribulaçión.
126 CON SENTIDO

Sennora con humildat Señora, tú me val, Virgen Santa María,


e deuotó coraçón, a quien siempre me acomiendo de noche e de día,
prometo a Montserrat e sei mi ayudadera e abogada mía
ya faser mi oraçión. al tu Fijo bendito, por mí ruega e dí:
«Dame aqueste siervo que me llama cada día,
Conorte de los cuytados que las sus oraciones con lágrimas oí»...
eres tú, Sennora mía,
estrella de los errados,
e por ende cada día.
Gómez Manrique (1412-1490)
En ti espero syn porfía,
atendiendo tu mesura, CANCIÓN A LA CONCEPCIÓN
que de aquesta amargura DE NUESTRA SEÑORA
yo auré por ti perdón.
Entre todas escogida
Sennora, con humildat fuste bienaventurada
e deuoto coraçón, en tal noche conçebida,
prometo a Montserrat antes que el mundo criada.
ya faser mi oraçión.
Tú fuste desde ab eterno,
DEYTADOS
en la voluntad del Padre,
(fragmentos) elegida para madre
del que libró del infierno,
Non entres en juisio con el tu siervo, Sennor,
ca yo so tu vençido e conosco mi error. la Humanidad perdida
Muestra tu piedat é tu bendito amor; por su sangre derramada,
amansa la tu sanna e non paresca aquí, reparando la caída
e pueda en mi vida a ty dar loor que por Eva nos fué dada,
de los bienes e graçias que de ty resçibí.
antes que la tierra fuese,
Mucho pequé, Sennor, e contra ti erré, la Providencia divina,
los tus dies mandamientos muy poco los guardé, te formó por melecina
con los çinco sentidos de todo mal obré, del daño que recreçiese,
obras de piedat muchas veses fally;
Sennor, merçed demando, pues creo la tu fee, su potestad infinida
que aya yo perdón del mal que meresçy. eligiendo por morada,
tu virginidad complida
Gravemente pequé en otros muchos males, non en punto violada.
en los siete pecados, que se nonbran mortales;
que si tú, piadoso, agora non me vales,
todos podrán desir que con rasón cay CANCIÓN PARA CALLAR AL NIÑO
que yo veo mis culpas e mis yerros atales,
que de otro pecador atantos non ley. Callad, fijo mío chiquito.
Callad vos, Señor,
De todas mis maldades fago mi confisión; nuestro redentor,
tú por la tu graçia dame la contrición, que vuestro dolor
que pueda en mis días conplir satisfacçion, durará poquito.
de las menguas e yerros en que yo fallesçi, Angeles del cielo,
e loaré el tu nombre, siempre toda sasón, venid dar consuelo
en cuya ley adoro, después que yo nasçí. a este mozuelo
........................................................................ Jesús tan bonito.
ALMA 127

Este fue reparo,


Juan de la Encina (1469-1529)
aunque Él costó caro,
de aquel pueblo amaro
¿A QUIÉN DEBO YO LLAMAR...?
cativo en Egito.
¿A quién debo yo llamar
Este santo dino, vida mía,
niño tan benino, sino a ti, Virgen María?
por redemir vino
el linaje aflito. Todos te deben servir,
virgen y madre de Dios,
Cantemos gozosas, que siempre ruegas por nos
hermanas graciosas, y tú nos haces vivir.
pues somos esposas Nunca me verán decir
del Jesús bendito. vida mía,
sino a ti, Virgen María.

Duélete, Virgen, de mí,


Jorge Manrique (1440-1479)
mira bien nuestro dolor,
que este mundo pecador
ORACIÓN
no puede vivir sin ti.
«Tú, que, por nuestra maldad, No llamo desque nací
tomaste forma servil vida mía,
y baxo nombre; sino a ti, Virgen María.
tú, que a tu divinidad
juntaste cosa tan vil Tanta fue tu perfección
como es el hombre; y de tanto merecer,
tú, que tan grandes tormentos que de ti quiso nacer
sufriste sin resistencia quien fue nuestra redención.
en tu persona, No hay otra consolación,
no por mis merecimientos vida mía,
mas por tu sola clemencia sino a ti, Virgen María.
me perdona».
El tesoro divinal
en tu vientre se encerró,
CABO tan precioso, que libró
Así, con tal entender, todo el linaje humanal.
todos sentidos humanos ¿A quién quexaré mi mal,
conservados, vida mía,
Cercado de su mujer sino a ti, Virgen María.
y de sus hijos y hermanos
y criados, Tú sellaste nuestra fe
Dio el alma a quien se la dio con el sello de la cruz,
(el cual la ponga en el cielo tú pariste nuestra luz,
en su gloria), Dios de ti nacido fue.
que aunque la vida perdió, Nunca jamás llamaré
dej(x)ónos harto consuelo vida mía
su memoria. sino a ti, Virgen María.
128 CON SENTIDO

¡Oh clara virginidad, tramontana de la mar


fuente de toda virtud, que los mareantes guía.
no cesses de dar salud Ave tú, Señora mía,
a toda la cristiandad! exenta de aquel pecado
No pedimos pïedad, que el mundo ha contaminado;
vida mía, ave, resplandor del día.
sino a ti, Virgen María.
Ave, tú, plena de gracia,
ave, precioso sagrario,
ave, santo relicario
Alonso de Proaza (1470-1530) lleno de aquel pan que sacia
LO QUE QUEDA ES LO SEGURO
todo el mundo y lo espacia
en esta angustiosa vida,
Lo del cielo es lo seguro, y nos llama y convida
que lo que el mundo nos da, a sus gozos sin falacia.
a la fin su fin habrá.
Es seguro y perdurable, Ave, que el santo Señor
sin mudanza, lo del cielo, de los cielos es contigo;
y lo más cierto del suelo no contigo sólo digo,
todo es incierto y variable. mas en ti, preciosa flor;
templo del divino amor,
Que por ser de sí mudable, ave, pues la Trinidad,
lo que más más durará, acatando tu humildad
a la fin su fin habrá. magnificó tu valor.
Ave, Virgen gloriosa,
Que el alma que es ciudadana bendita entre las mujeres:
de las celestes alturas, de este nombre sola eres
en estas bajas honduras digna tú, Virgen preciosa;
se amengua ser aldeana; porque la madre golosa
y jamás se halla sana de la fruta devedada,
en este mundo de acá, toda mujer ofuscada
que a la fin perescerá. dejó con pena dañosa.

Ave, que el fruto bendito,


CABO
Señora, del vientre tuyo,
Y pues claro conoscemos no basta al loor suyo
ser finito lo de aquí lengua, ni pluma ni escrito.
y perpetuo lo de allí, Ave, porque el mundo aflito
lo segundo procuremos; por el pecado primero,
que el placer que alli ternemos triunfando en el madero
tanto tiempo durará, él lo salvó libre y quito.
que jamás fenecerá.
Por esta salutación,
muy santísima Señora,
ora al Rey que el mundo adora,
Fernán Pérez de Guzmán (Siglo XV) por la cristiana nación:
que nuestra suplicación
EL «AVE MARÍA» TROVADA
nunca desdén recibió,
Ave, preciosa María, ni sin efecto quedó
que se debe interpretar tu santa deprecación.
ALMA 129

«MONSTRA TE ESSE MATREM» TROVADO siendo templo, trono, silla


Muéstrate, Virgen, ser madre, de la palabra encarnada.
humilmente suplicando Quien creer ser desdeñada,
al divino eterno Padre, Virgen, tu suplicación,
su gracia nos implorando. creerá sin discreción
Muéstrate madre mandando ser tu madre negada.
al tu Hijo que mandó Absit, princesa sagrada,
honrar los padres y dio falso es el antecedente,
luenga vida en aguinaldo. falsísimo el consecuente:
Muéstrate, Virgen María, madre eres indubitada.
ser madre osadamente, Miémbrate, Virgen preciosa,
mandando al Hijo obediente, que por tu humildad el Padre
pulsa, insiste y porfía. te eligió por digna madre
del su Hijo glorioso.
Muéstrate, Señora mía,
Esfuérzate, santa rosa,
ser madre y ser importuna,
nunca canses ni te enojes;
y hará, sin duda alguna,
¿qué dudas?, ¿por qué te encojes?,
gran fruto tu osadía.
manda, atrévete y osa.
Pues a nos, gentes malvadas, Y tu Bernardo devoto
dio licencia y libertad y siervo muy singular,
a la importunidad como yo aquí lo noto,
ser atrevidas y osadas; nos anima a te rogar;
muéstrate, Virgen, a osadas, a ti nos manda llamar
ser madre y verás, en nuestras tribulaciones,
que en pedir más tardarás y manda en las relaciones,
que en las gracias ser ganadas. a ti, estrella, mirar.
En la hora peligrosa,
Toma aquel dulce ave en cualquier otro accidente,
de la boca de Gabriel, mira siempre puramente
ecce ancilla, y con el a la Reina gloriosa.
verbo humilde y suave; De tu boca aquella prosa
abrirás con esta llave no se parta, ave María;
las puertas de la clemencia; su memoria de alegría
considera tu potencia, al corazón do reposa.
no será el considerar grave.
No yerras siguiendo aquella,
Pues aquella porfiada tan justa con sus carreras;
solícita Cananea, confiando en esta estrella,
aunque infiel y rea, ni temes ni desesperas.
no se halló desdeñada; Las autoridades veras
mas de le ser otorgada y dulces de San Bernardo,
la importuna petición, me encienden así que ardo
la su fe y devoción en flamas muy placenteras.
del Señor fue muy loada.
Tú, Reina glorificada,
fuente de virginidad, Garcilaso de la Vega (1501-1536)
corona de humildad,
SONETO [XV]
tanto más serás osada
cuanto más aventajada Si quexas y lamentos pueden tanto
eres de esta mujercilla, que enfrenaron el curso de los ríos
130 CON SENTIDO

y en los diversos montes y sombríos Y si tu no se la das,


los árboles movieron con su canto; cierto es que vivir no puedo,
ni si yo sin ti me quedo,
si convirtieron a escuchar su llanto ni si tu sin mi te vas.
los fieros tigres y peñascos fríos;
si, en fin, con menos casos que los míos Por esto mas que a la muerte
bajaron a los reinos del espanto; temo, Señor, tu partida
y quiero perder la vida
¿por qué no ablandará mi trabajosa mil veces más que perderte.
vida, en miseria y lágrimas pasada,
un coraçón conmigo endurecido? Pues la inmortal que tu das
¡ay!, ¿cómo alcanzarla puedo
Con más piedad debería ser escuchada cuando yo sin ti me quedo.
la boz del que se llora por perdido cuando tu sin mi te vas?
que la del que perdió y llora otra cosa.

CÓMO HA DE LLEGARSE
EL ALMA A LA COMUNIÓN
Fray Pedro de los Reyes (1560-1628)
Si quieres, alma mía,
¿Yo para qué nací? Para salvarme; gozar de este convite y real bocado
que tengo de morir es infalible; no llegues seca y fría,
dejar de ver a Dios y condenarme, que al buen enamorado
triste cosa será, pero posible. afrenta el no llegar muy abrasado.
¡Posible! ¿Y río, y duermo, y quiero holgarme? Ponte la vestidura
¡Posible! ¿Y tengo amor a lo visible? de las bodas a que eres convidada;
¿Qué hago? ¿En qué me ocupo? ¿En qué me que tu antigua hermosura
encanto? en su lustre tornada
¡Loco debo de ser, pues no soy santo! será y del dulce Esposo reparada.
Hoy se te da en comida
encerrado en aqueste Sacramento
para que tengas vida
Fr. Damián de Vegas (Siglo XVI) y des consentimiento
a aqueste soberano casamiento.
LA VIDA DEL ALMA

Estáte, Señor, conmigo


siempre, sin jamas partirte,
y cuando acordares irte, Santa Teresa de Jesús (1515-1582)
allá me lleva contigo;
ASPIRACIONES

que el pensar si te me irás Sea mi gozo en el llanto,


me causa un terrible miedo Sobresalto mi reposo,
de si yo sin ti me quedo, Mi sosiego doloroso
de si tu sin mi te vas. Y mi bonanza el quebranto;
Entre borrascas mi amor,
Llévame en tu compañía, Y mi regalo en la herida,
¡oh mi dulce y buen Jesús!, Esté en la muerte mi vida,
porque bien sé que eres tu Y en desprecios mi favor;
la vida del alma mía. Mis tesoros en pobreza
ALMA 131

Y mi triunfo en pelear, Sino amar y más amar,


Mi descanso en trabajar Y en amor toda encendida
Y mi contento en tristeza. Tornarte de nuevo a amar?
En la oscuridad mi luz,
Mi grandeza en puesto bajo,
De mi camino el atajo NADA TE TURBE
Y mi gloria sea la cruz; Nada te turbe
Mi honra el abatimiento Nada te espante
Y mi palma padecer, Todo se pasa
En las menguas mi crecer Dios no se muda,
Y en menoscabos mi aumento; La paciencia
En el hambre mi hartura, Todo lo alcanza;
Mi esperanza en el temor, Quien a Dios tiene
Mis regalos en pavor, Nada le falta:
Mis gustos en amargura; Solo Dios basta.
En olvido mi memoria, Eleva el pensamiento
Mi alteza en humillacion, Al cielo sube
En bajeza mi opinion, Por nada te acongojes,
En afrenta mi victoria, Nada te turbe.
Mi lauro esté en el desprecio, A Jesucristo sigue
En las penas mi afición, Con pecho grande
Mi dignidad el rincón, Y, venga lo que venga,
Y la soledad mi aprecio; Nada te espante.
En Cristo mi confianza, ¿Ves la gloria del mundo?
Y de Él solo mi asimiento Es gloria vana
En sus cansancios mi aliento Nada tiene de estable,
Y en su imitación mi holganza. Todo se pasa.
Aquí estriba mi firmeza, Aspira a lo celeste,
Aquí mi seguridad, Que siempre dura;
La prueba de mi verdad, Fiel y rico en promesas
La muestra de mi fineza. Dios no se muda.
Amala cual merece
Bondad inmensa;
COLOQUIO DE AMOR Pero no hay amor fino
Sin la paciencia.
Si el amor que me tenéis, Confianza y fe viva
Dios mío, es como el que os tengo; Mantenga el alma,
Decidme, ¿en qué me detengo? Que quien cree y espera
O Vos, ¿en qué os detenéis? Todo lo alcanza.
—Alma, ¿qué quieres de mi? Del infierno acosado
—Dios mío, no más que verte. Aunque se viere,
—Y ¿qué temes más de ti? Burlara sus furores
—Lo que mas temo es perderte. Quien a Dios tiene.
Un amor que ocupe os pido Vénganle desamparos
Dios mío, mi alma os tenga, Cruces, desgracias;
Para hacer un dulce nido Siendo Dios su tesoro
Adonde más la convenga. Nada le falta.
Un alma en Dios escondida Id, pues, bienes del mundo;
¿Qué tiene que desear Id, dichas vanas;
132 CON SENTIDO

Aunque todo lo pierda De prisión a Satanás.


Solo Dios basta. —Mas es pariente de Blas,
Y de Menga y de Llorente,
¡Oh, que es Dios obnipotente!
YA NO DURMÁIS —Pues si es Dios, ¿cómo es vendido
Y muere crucificado?
Todos los que militáis ¿No ves que mató el pecado,
Debajo desta bandera Padeciendo el inocente?
Ya no durmáis, no durmáis, Gil, que es Dios obnipotente.
Pues que no hay paz en la tierra. —Mía fe yo lo vi nacido,
Ya como capitán fuerte Y una muy linda zagala.
Quiso nuestro Dios morir Pues si es Dios, ¿cómo ha querido
Comencémosle a seguir Estar con tan pobre gente?
Pues que le dimos la muerte, —¿No ves que es obnipotente?
¡Oh, qué venturosa suerte Déjate desas preguntas,
Se le siguió desta guerra! Miremos por le servir,
Ya no durmáis, no durmáis, Y pues El viene a morir
Pues Dios falta de la tierra. Muramos con El, Llorente;
Con grande contentamiento Pues es Dios obnipotente.
Se ofrece a morir en cruz
Por darnos a todos luz
Con su grande sufrimiento DICHOSO EL CORAZÓN ENAMORADO
Oh, glorioso vencimiento! Dichoso el corazón enamorado
Oh, dichosa aquesta guerra! que en sólo Dios ha puesto el pensamiento,
Ya no durmáis, no durmáis, por Él renuncia a todo lo criado,
Pues Dios falta de la tierra. y en Él halla su gloria y su contento;
No haya ningún cobarde, aun de si mismo vive descuidado,
Aventuremos la vida, porque en su Dios está todo su intento,
Pues no hay quien mejor la guarde y así, alegre pasa, y muy gozoso,
Que el que la da por perdida. las ondas de este mar tempestuoso.
Pues Jesús es nuestra gula
Y el premio de aquesta guerra,
Ya no durmáis, no durmáis, VÉANTE MIS OJOS
Porque no hay paz en la tierra Véante mis ojos,
Ofrezcámonos de veras dulce Jesús bueno;
A morir por Cristo todas véante mis ojos,
Y en las celestiales bodas muérame yo luego.
Estaremos placenteras;
Sigamos estas banderas, Vea quien quisiere
Pues Cristo va en delantera rosas y jazmines,
No hay que temer, no durmáis, que si yo te viere
Pues que no hay paz en la tierra. veré mil jardines.
Flor de serafines,

NACE EL REDENTOR Jesús Nazareno,


véante mis ojos,
Hoy nos viene a redimir muérame yo luego.
Un zagal, nuestro pariente,
Gil, que es Dios obnipotente. No quiero contento,
Por eso nos ha sacado mi Jesús ausente,
ALMA 133

que todo es tormento mira que sólo te resta,


a quien esto siente; para ganarte, perderte;
solo me sustente venga ya la dulce muerte,
tu amor y deseo. venga el morir muy ligero,
Véante mis ojos, que muero porque no muero.
dulce Jesús bueno;
véante mis ojos, Aquella vida de arriba
muérame yo luego. es la vida verdadera:
hasta que esta vida muera,
no se goza estando viva;
VIVO SIN VIVIR... muerte no seas esquiva;
Vivo sin vivir en mí, vivo muriendo primero,
y en tan alta vida espero, que muero porque no muero.
que muero porque no muero.
Vida, ¿qué puedo yo darle
Aquesta divina unión, a mi Dios que vive en mí,
del amor con que yo vivo, si no es perderte a ti,
hace a Dios ser mi cautivo, para mejor a Él gozarle?
y libre mi corazón; Quiero muriendo alcanzarle,
mas causa en mí tal pasión pues a Él solo es al que quiero
ver a Dios mi prisionero, que muero porque no muero.
que muero porque no muero.
Estando ausente de ti,
¡Ay! ¡Qué larga es esta vida! ¿qué vida puedo tener,
¡Qué duros estos destierros, sino muerte padecer
esta cárcel y estos hierros la mayor que nunca vi?
en que el alma está metida! Lástima tengo de mí,
Sólo esperar la salida por ser mi mal tan entero
me causa un dolor tan fiero, que muero porque no muero.
que muero porque no muero.

¡Ay! ¡Qué vida tan amarga Anónimo


do no se goza el Señor! (Probablemente de Santa Teresa de Jesús)
Y si es dulce el amor,
no lo es la esperanza larga; SONETO A JESÚS CRUCIFICADO
quítame Dios esta carga,
más pesada que el acero No me mueve, mi Dios, para quererte
que muero porque no muero. el cielo que me tienes prometido,
ni me mueve el infierno tan temido
Sólo con la confianza para dejar por eso de ofenderte.
vivo de que he de morir;
porque muriendo, el vivir Tu me mueves, Señor, muéveme el verte
me asegura mi esperanza: clavado en una cruz y escarnecido,
muerto do el vivir se alcanza muéveme ver tu cuerpo tan herido,
no te tarde que te espero muévenme tus afrentas y tu muerte.
que muero porque no muero.
Muéveme, en fin, tu amor, y en tal manera,
Mira que el amor es fuerte; que aunque no hubiera cielo, yo te amara,
vida, no seas molesta; y aunque no hubiera infierno, te temiera.
134 CON SENTIDO

No me tienes que dar porque te quiera, se me dobla mi dolor


pues aunque lo que espero no esperara, viviendo en tanto pabor
lo mismo que te quiero te quisiera. y esperando como espero
muérome porque no muero.
Sácame de aquesta muerte
San Juan de la Cruz (1542-1591) mi Dios y dame la vida
no me tengas impedida
COPLAS DE EL ALMA QUE PENA POR VER A DIOS en este lazo tan fuerte
Vivo sin vivir en mí mira que peno por verte,
y de tal manera espero y mi mal es tan entero,
que muero porque no muero. que muero porque no muero.
En mí yo no vivo ya, Lloraré mi muerte ya
y sin Dios vivir no puedo y lamentaré mi vida
pues sin él y sin mí quedo, en tanto que detenida
este vivir ¿qué será? por mis pecados está.
¡Oh mi Dios! ¿quándo será
Mil muertes se me hará
cuando yo diga de vero
pues mi misma vida espero,
vivo ya porque no muero?
muriendo porque no muero.
Esta vida que yo vivo
es privación de vivir
CANCIONES EN QUE CANTA EL ALMA
y assí es contino morir
hasta que viva contigo. En una noche escura,
Oye mi Dios lo que digo con ansias en amores inflamada
que esta vida no la quiero ¡o dichosa ventura!
que muero porque no muero. salí sin ser notada
Estando absente de ti estando ya mi casa sosegada.
¿qué vida puedo tener ascuras y segura
sino muerte padescer por la secreta escala, disfraçada,
la mayor que nunca vi? ¡o dichosa ventura!
Lástima tengo de mí ascuras y en celada
pues de suerte persevero estando ya mi casa sosegada.
que muero porque no muero. En la noche dichosa
El pez que del agua sale en secreto que naide me veýa
aun de alibio no caresce ni yo mirava cosa
que en la muerte que padesce sin otra luz y guía
al fin la muerte le vale. sino la que en el coraçón ardía.
¿Qué muerte abrá que se yguale Aquésta me guiava
a mi vivir lastimero más cierto que la luz del mediodía
pues si más vivo más muero? adonde me esperava
Quando me pienso alibiar quien yo bien me savía,
de verte en el Sacramento, en parte donde naide parecía.
házeme más sentimiento ¡O noche, que guiaste!;
el no te poder gozar ¡o noche amable más que la alborada!
todo es para más penar ¡o noche que juntaste
por no verte como quiero amado con amada,
y muero porque no muero. amada en el amado transformada!
Y si me gozo Señor En mi pecho florido,
con esperanza de verte que entero para él solo se guardaba
en ver que puedo perderte allí quedó dormido
ALMA 135

y yo le regalaba porque esperança de cielo


y el ventalle de cedros ayre daba. tanto alçança quanto espera
El aire del almena, esperé solo este lance
quando yo sus cavellos esparcía y en esperar no fuy falto
con su mano serena pues fuy tan alto tan alto,
en mi cuello hería qe le di a la caça alcance.
y todos mis sentidos suspendía.
Quedéme y olbidéme,
el rostro recliné sobre el amado; LLAMA DE AMOR VIVA
cesso todo, y dexéme
¡O llama de amor viva,
dexando mi cuydado
que tiernamente hyeres
entre las açucenas olbidado.
de mi alma el más profundo centro!
pues ya no eres esquiva,
acava ya si quieres;
OTRAS DE LO MISMO A LO DIVINO rompe la tela de este dulce encuentro.
Tras de un amoroso lance ¡O cauterio suave!
y no de esperança falto, ¡O regalada llaga!
volé tan alto tan alto ¡O mano blanda! ¡O toque delicado,
que le di a la caça alcance. que a vida eterna save
y toda deuda paga!,
Para que yo alcance diesse matando muerte en vida la as trocado.
a aqueste lance divino, ¡O lámparas de fuego
tanto bolar me convino en cuyos resplandores
que de vista me perdiesse; las profundas cabernas del sentido
y con todo en este trance que estava oscuro y ciego
en el buelo quedé falto con estraños primores
mas el amor fue tan alto, calor y luz dan junto a su querido!
que le di a la caça alcance. ¡Quán manso y amoroso
Quando más alto suvía recuerdas en mi seno
deslumbróseme la vista donde secretamente solo moras
y la más fuerte conquista y en tu aspirar sabroso
en escuro se hazía de bien y gloria lleno
mas por ser de amor el lance quán delicadamente me enamoras!
di un ciego y oscuro salto
y fuy tan alto tan alto
que le di a la caça alcance. LETRILLAS
Cuánto más alto llegava Del Verbo divino
de este lance tan subido, la Virgen preñada
tanto mas baxo y rendido viene de camino;
y abatido me hallava ¡si le dais posada!
dixe: No habrá quien alcance.
Abatíme tanto tanto Suma de la perfección:
que fuy tan alto tan alto olvido de lo criado;
que le di a la caça alcance. memoria del Criador;
Por una estraña manera atención a lo interior;
mil buelos pasé de un buelo, y estarse amando al Amado.
136 CON SENTIDO

que, arrepentido de ofenderos tanto,


Lope de Vega (1562-1635)
con ansias temo y con dolor suspiro.
ADONDE QUIERA QUE SU LUZ APLICAN
Volved los ojos a mirarme humanos,
Adonde quiera que su luz aplican, que por las sendas de mi error siniestras
hallan, Señor, mis ojos tu grandeza; me despeñaron pensamientos vanos.
si miran de los cielos la belleza,
con voz eterna tu deidad publican. No sean tantas las miserias nuestras
que a quien os tuvo en sus indignas manos
Si a la tierra se bajan y se implican vos le dejéis de las divinas vuestras.
en tanta variedad, naturaleza
los muestra tu poder con la destreza
ZAGALEJO
que sus diversidades significan.
Zagalejo de perlas,
Si el mar, Señor, o el aire meditando, hijo del alba,
aves y peces todo está diciendo ¿dónde vais que hace frío,
que es Dios su autor, a quien está adorando. tan de mañana?
No hay tan bárbaro antípoda que, viendo Como sois lucero
tanta belleza no te esté alabando; del alma mia,
yo solo conociéndola, te ofendo. a traer el día
nacéis primero;
¿QUÉ TENGO YO QUE MI AMISTAD PROCURAS? pastor y cordero
sin choza y lana,
¿Qué tengo yo, que mi amistad procuras? ¿dónde vais que hace frío,
¿Qué interés se te sigue, Jesús mío, tan de mañana?
que a mi puerta, cubierta de rocío,
pasas las noches del invierno oscuras? Perlas en los ojos,
risa en la boca,
¡Oh, cuánto fueron mis entrañas duras, las almas provoca
pues no te abrí! ¡Qué extraño desvarío a placer y enojos;
si de mi ingratitud el hielo frío cabellitos rojos,
secó las llagas de tus plantas puras! boca de grana,
¡Cuántas veces el ángel me decía: ¿dónde vais que hace frío,
«Alma, asómate agora a la ventana; tan de mañana?
verás con cuánto amor llamar porfía!» Qué tenéis que hacer,
¡Y cuántas, hermosura soberana, pastorcito santo
«Mañana le abriremos», respondía, madrugando tanto
para lo mismo responder mañana! lo dais a entender,
aunque vais a ver
disfrazado al alma,
TEMORES EN EL FAVOR ¿dónde vais que hace frío,
Cuando en mis manos, Rey eterno, os miro, tan de mañana?
y la cándida víctima levanto,
de mi atrevida indignidad me espanto RIMAS SACRAS
y la piedad de vuestro pecho admiro. (fragmento)
Tal vez el alma con temor retiro, Cuando me paro a contemplar mi estado
tal vez la doy al amoroso llanto; y a ver los pasos por donde he venido,
ALMA 137

me espanto de que un hombre tan perdido Si queréis que os enrame de gloria


a conocer su error haya llegado. alma mía de mi corazón,
Cuando miro los años que he pasado tened en memoria
la divina razón puesta en olvido, mi muerte y pasión:
conozco que piedad del cielo ha sido veréis que os da luz
no haberme en tanto mal precipitado. un árbol de Cruz,
veréis que os da vida
Entré por laberinto tan extraño con fruta y comida:
fiando al débil hilo de la vida que vuestros amores míos son.
el tarde conocido desengaño,
mas de tu luz mi escuridad vencida,
el monstruo muerto de mi ciego engaño, A LA EXPIRACIÓN DE CRISTO
vuelve a la patria la razón perdida. (fragmento)
Pues dulcísimo Jesús,
AUTO DE LOS CANTARES si después de pies y manos
(fragmentos) también dais el corazón,
¿quién podrá el suyo negaros?
¡Qué bien os quedasteis,
galán del cielo!
Que es muy de galanes Pedro Ortega (Siglo XVI)
quedarse en cuerpo.
Aquel cuerpo humano, DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
tan hermoso y bello, (fragmento)
con que el Ser divino
tenéis encubierto. ¿Quién tuviera cien mil lenguas
Hoy dejáis al alma y voz de inmortal sonido
el maná del cielo; para alabaros, mi Dios,
que es muy de galanes por innumerables siglos?
quedarse en cuerpo. A los que en el cielo gozan
mis faltas suplan les pido,
Si queréis que os ronde la puerta, y a todas las criaturas
alma mía de mi corazón, que os engrandezcan conmigo.
seguidme despierta, Cielos, sol, luna y estrellas,
tenedme afición: campos, montes, selvas, riscos,
veréis como arranco cuanto el universo encierra
un álamo blanco cantad a Dios dulces himnos.
y en vuestro servicio
le pongo en el quicio;
que vuestros amores míos son. Anónimos (Siglo XVI)

Si queréis que os enrame de gracia, FARSA DEL SACRAMENTO DE LOS CUATRO EVANGELISTAS
alma mía de mi corazón, (fragmento)
tened afición SAN JUAN
en vuestra oración:
veréis que es un espino Quererse Dios encubrir
sangriento y divino en la hostia es otra alteza,
os pongo por palma porque tan clara grandeza
al quicio del alma; no lo pudiera sufrir
que vuestros amores míos son. a mirar vuestra flaqueza.
138 CON SENTIDO

Si al sol mirar no podéis, Enciende la caridad,


qu´es cosa tan menos clara, esfuérzase la esperanza,
¿qué humana vista bastara, hace dulce la humildad,
si Dios, ansí como es, conforma la fe y bondad.
os mostrase allí su cara? para no hacer mudanza.
Y si en la hostia se viera, Dales gracia con que viven
como en la gloria se ve, con limpia y sana intención,
este mundo gloria fuera, y los que no lo reciben
y el gran milagro hiciera es porque no se aperciben
cesar mucho vuestra fe. para recibir tal don.
Y si se viera en el suelo
la rëal ciencia de Dios,
teniendo acá tal consuelo, AUTO DEL MANÁ
ninguno hubiera de vos VILLANCICO
que deseara ir al cielo:
Éste es pan del cielo;
qu’el hombre a donde Dios viese,
coged, pecadores;
querría ser morador;
éste es el consuelo
que, en el monte de Tabor,
de nuestros dolores.
Pedro quería que hiciese
Éste es el maná
allí morada el Señor.
de Dios inviado;
Esta verdad te prometo
este pan nos da
deste misterio profundo;
Dios glorificado.
qu’este divino secreto
Este pan sagrado
el Señor tuvo, respeto coged, pecadores;
a lo que más cumple el mundo. éste es el consuelo
Hasle con fe de adorar de nuestros dolores.
en la hostia, acá en el suelo,
y con fe y con bien obrar
con clara vista en el cielo.
Juan de Timoneda (1490-1583)
AUTO DE LA FE
VILLANCICO
FE
Este Santo Sacramento
que Cristo ha constituído, Pues preguntas, oye acá.
por la fe ha de ser creído. El que entera fe tuviere
y en gracia el Pan recibiere,
nunca hambre sentirá,
SAN LUCAS
todo el tiempo que viviere.
Porque el Santo Sacramento,
No sólo da allí el Señor, que es este pan consagrado,
al alma gustos subidos, es gloria y mantenimiento
empero a sus escogidos para limpiar del pecado
suele echar nuevo vigor, al más pecador hambriento.
en cuerpos enflaquecidos. Y entiendan los que aquí están
Da a cuerpo y alma salud, que, aunque digo pan formado,
refréscanse las pasiones, no es pan, si está consagrado;
véncense las tentaciones, sino, so especie de pan,
y acrecienta la virtud, está allí Dios ocultado.
sin otras gracias y dones. Y por más declaración,
ALMA 139

de ser pan entiende y siente


Bartolomé L. de Argensola (1562-1631)
que fué pan notoriamente,
pero en la consagración AMAD
ya no hay pan, sino accidente.
Sepas que en la hostia está Deteneos entendimiento
el que principio no tiene, que si no os pensáis fundar
tan grande acá como allá, en la fe deste manjar
y es Pan de vida, y se da os faltará el fundamento.
al que preparado viene.
La fe sola es la que sabe
como este manjar encierra
HOMBRE al que ni en toda la tierra
ni en todos los cielos cabe;
Pues decidme agora vos,
pues sois tan rostrisabida; y así ni torres de viento
si este pan es Pan de Dios,
podréis sin ella fundar;
¿a qué precio, o qué medida
porque aun para comenzar
le habemos de comprar nos?
os faltará el fundamento.

Si logrado queréis ver


FE
el amor de vuestra empresa
No es pan que a peso se vende, no hagáis, llegado a la mesa
qu’es tan alto y soberano sino callar y comer.
que ningún juicio humano
no lo alcanza, ni comprende, Callar, porque es sacramento
a ponderar sólo un grano; y comer, porque es manjar;
que éste es pan que nos ahorra, pero amad; que para amar
pan sin peso, ni sin cuento, no os faltará fundamento.
pan de tan alto talento,
que quien dello no se aforra,
de continuo vive hambriento. DIME PADRE COMÚN
Es pan que no sufre venta;
que una vez que se vendió, «Dime, Padre común, pues eres justo:
el comprador se engañó, ¿por qué ha de permitir tu providencia
y fué venta tan sin cuenta que arrastrando prisiones la inocencia,
que el que lo vendió perdió. suba el fraude a tribunal augusto?

¿Quién da fuerza al brazo que robusto


HOMBRE hace a tus leyes firme resistencia,
y que el cielo que mas la reverencia,
Pues ¿a qué precio lo dan? gima a los pies del vencedor injusto?
Vemos que vibran victoriosas palmas
manos inicuas, la virtud gimiendo
FE
del triunfo en el injusto regocijo.
A precio de contrición,
y limpieza y confesión: Esto decía yo cuando riendo
quien así compra este pan celestial ninfa apareció, y me dijo:
tendrá gloria y perfección. «¡Ciego! ¿es la tierra el centro de las almas?»
140 CON SENTIDO

¡Qué glorioso que está el heno


Miguel de Cervantes (1547-1616)
porque ha caído sobre él!
A NUESTRA SEÑORA
El heno, pues, que fue dino,
Virgen que el sol mas bella a pesar de tantas nieves,
Madre de Dios, que es toda tu alabanza: de ver en sus brazos leves
del mar del mundo, Estrella este rosicler divino,
por quien el alma alcanza para su lecho fue lino,
a ver de sus borrascas la bonanza oro para su dosel.
en mi aflicción te invoco: Caído se le ha un clavel
advierte ¡oh gran Señora !, que me anego; hoy a la Aurora del seno:
pues ya en las sirtes toco ¡Qué glorioso que está el heno
del desvalido y ciego
porque ha caído sobre él!
temor a quien el alma ansiosa entrego.
La voluntad, que es mía
y la puedo guardar, ésa os ofrezco,
Pedro Espinosa (1578-1650)
Santísima María:
mirad, que desfallezco; SALMO A LA PERFECCIÓN DE LA NATURALEZA,
dadme, Señora el bien que no merezco. OBRA DE DIOS

Pregona el firmamento
las obras de tus manos,
Luis de Góngora (1561-1627) y en mí escribiste un libro de tu sciencia.
AL NACIMIENTO DE CRISTO NUESTRO SEÑOR
Tierra, mar, fuego, viento
publican tu potencia,
Caído se le ha un clavel y todo cuanto veo
hoy a la Aurora del seno: me dice que te ame
¡Qué glorioso que está el heno, y que en tu amor me inflame;
porque ha caído sobre él! mas mayor que mi amor es mi deseo.
Mejor que yo, Dios mío, lo conoces;
Cuando el silencio tenía sordo estoy a las voces
todas las cosas del suelo, que me dan tus sagradas maravillas
y coronada de yelo llamándome, Señor, a tus amores.
reinaba la noche fría,
en medio la monarquía
de tiniebla tan crüel. Fray Antonio Panes (1621-1676)
Caído se le ha un clavel
hoy a la Aurora del seno: DÉCIMA
¡Qué glorioso que está el heno
porque ha caído sobre él! Bendita sea tu pureza
y eternamente lo sea,
De un solo clavel ceñida pues todo un Dios se recrea
la Virgen, aurora bella, en tan graciosa belleza,
al mundo se le dio, y ella a ti celestial princesa
quedó cual antes florida; Virgen Sagrada María,
a la púrpura caída yo te ofrezco en este día
sólo fue el heno fïel. alma, vida y corazón:
Caído se le ha un clavel mírame con compasión
hoy a la Aurora del seno: ¡no me dejes, Madre mía!
ALMA 141

¿Cómo el pecado no dejas


Beato Diego José de Cádiz (1743-1801)
con que puedes condenarte?
LA MUERTE
El morir es cosa cierta
Pecadores, advertid, mas como es incierto el cuando,
que vuestra vida estragada debes temer que suceda
tiene por fin un infierno mientras vives en pecado.
si en el pecado se acaba.
La muerte del pecador
Hombre, ¿qué será de ti, es pésima y horrorosa,
si pecando y mas pecando porque muriendo en pecado
se llega el fin de tu vida no hallará misericordia.
antes de haberte enmendado?
Si te puede suceder
Si de pecar no te dejas,
morir estando pecando,
ni enmiendas tu mal vivir,
¿cómo, pecador, te arrojas
¿cómo has de poder salvarte,
a cometer un pecado?
ni alcanzar tu último fin ?
La muerte en el mundo entró Pecador, ¿cómo te atreves
por el pecado mortal; a seguir viviendo mal
¿cómo no temes morir si sabes que de la muerte
no dejando de pecar? distas un paso no más?

Es la muerte consecuencia Es la muerte de los justos


de la vida que antecede muerte preciosa y alegre;
si la vida fuere mala, la del pecador es mala,
mala habrá de ser la muerte. porque en su pecado muere.

Mira bien, ¡oh pecador!, En el instante que mueras,


que el vivir es cosa incierta ¡hombre pecador y malo!,
porque puede suceder si en culpa mueres serás
que en este momento mueras. para siempre condenado.

Cuando la muerte se llegue, Quien deja para la muerte


todo para ti acabó: convertirse a penitencia
gustos, deleites y el tiempo en pena de su pecado
de buscar y hallar a Dios. no hallará modo de hacerla.
En muriendo, se acabó Hombre, ¿qué fuera de ti,
el tiempo de penitencia. si en este instante murieses?
¡Ay de ti si vives mal ¿Cómo, pues, sigues pecando
y no tratas de tu enmienda ! si esto puede sucederte?
Si no quisieras morir
en la vida que ahora tienes,
Antonio Fernández Cerillo (1845-1906)
¿cómo no dejas tu culpa
antes que llegue la muerte? LAS ERMITAS DE CÓRDOBA

Si te puede suceder Hay de mi alegre sierra


el morir en este instante sobre las lomas
142 CON SENTIDO

unas casitas blancas Subid a donde el monje


como palomas. reza y trabaja;
Les dan dulces esencias ¡más larga es la vereda
los limoneros cuando se baja!
los verdes naranjales Ya la envuelva la noche,
y los romeros. ya el sol la alumbre,
Allí, junto a las nubes, ¡buscad a los que rezan
la alondra trina; sobre la cumbre!
¡allí tiende sus brazos Ellos, de santos mares
la cruz divina! van tras el puerto
La vista, arrebatada, ¡caravana bendita
vuela en su anhelo de aquel desierto!
del llano a las ermitas Forman música blanda
¡de ellas, al cielo! de un campanario
Allí olvidan las almas de semillas campestres
sus desengaños; santo rosario,
allí cantan y rezan de una gruta en el monte,
los ermitaños. plácido asilo;
El agua, que allí oculta de una tabla olvidada
se precipita, lecho tranquilo.
dicen los cordobeses De legumbres y frutas,
que está bendita. pobres manjares,
Prestan a aquellos parten con los mendigos
luz los querubes, en sus yantares.
guirnaldas las estrellas, Allí la cruz consuela
mantos las nubes... la tumba advierte;
¡Muy alta esta la ¡allí pasa la vida
cumbre ! ¡La cruz muy alta! junto a la muerte!
Para llegar al cielo, Por los ojos que finge
¡cuán poco falta! la calavera
Puso Dios en los mares ven el mundo... y su vana
flores de perlas; pompa altanera.
en las conchas, joyeros ¡Calavera sombría,
donde esconderlas; que en bucles bellos
en el agua del bosque, adornaron un día
frescos murmullos; ricos cabellos!
de abril en las auroras Esos huecos obscuros
rojos capullos; que se ensancharon
arpas del paraíso fueron ojos que vieron
puso en las aves; y que lloraron.
en las húmedas auras, ¡Por esas agrietadas
himnos suaves; formas vacías
¡y para dirigirle penetraron del mundo
preces benditas, las armonías!
puso altares y flores ¿Qué resta ya del libre,
en las ermitas! mágico anhelo
Las cuestas, por el mundo, con que esa frente altiva
dan pesadumbre se alzaba al cielo?
a los que desde el llano ¡La huella polvorosa
van a la cumbre. de un ser extraño
ALMA 143

adornando la mesa Las suyas me ayudan


de un ermitaño! para no caerme;
Aquí, en la solitaria sus manos me ciñen
celda escondida de flores las sienes.
un cráneo dice ¡Muerte!
y una cruz: ¡Vida! —Cuando hallaba espinas,
¿dónde Vos estabais?
¡Muy alta está la cumbre! —Entre ellas, cortando
¡La cruz, muy alta! las flores sagradas
Para llegar al cielo, que ahora tu frente
¡cuán poco falta! radiante engalanan.

Mosén Jacinto Verdaguer (1845-1902) SALVE DE LOS MONJES

HACIA EL CIELO Salve, María


de Montserrat;
Al Cielo camino quien en Vos fía
por senda de flores, se salvará.
buscando al que añoro,
luz de mis amores. Salve, Regina,
Madre divina
Si me plañís, rosas del Redentor,
que mojo en mi llanto, vida y dulzura,
si plañís, mostradme puerto y ventura
a Aquel que amo tanto. del pecador.
—Por aquí pasaba,
El Cielo os dona
dándonos su olor.
real corona
A orillas del bosque
de estrellas mil,
caminando voy...
y esa montaña
A Jesús no encuentro os dona España
ni a su dulce Madre; por camarín.
tan sólo hallo espinas
que el pecho me abren. Salve, María
de Montserrat;
Por darme consuelo quien en Vos fía
canta un ruiseñor. se salvará.
—Pájaro que cantas,
¿has visto a mi Amor? A Vos eleva
la prole de Eva
¡Ay! Si no lo veo su fe implorante;
no puedo cantar. dulce bonanza,
Camino, camino, santa esperanza
Jesús, ¿donde estáis? del navegante.

Si no os ven mis ojos, Como una rosa,


se llenan de llanto. mi patria hermosa
Ya los pies me sangran, os da su amor;
me sangran las manos. ¡oh Rosa bella,
144 CON SENTIDO

sed vos la estrella «Anda, dile que entre;


del pecador! se calentará,
porque en este pueblo
Salve, María ya no hay caridad.»
de Montserrat;
quien en Vos fía ¡Entra el niño, tan desnudo,
se salvará. el pobre, que del rocío
con que le cubrió la noche
Ojos hermosos, venía sólo vestido!
volveos piadosos ¡El divino rostro,
al pecador;
muerto y sin color,
al Cielo guiadnos
y todo temblando
y allí mostradnos
que era compasión!
al Redentor.

Salve, Moreno Así que le vió la madre,


de gracia llena, de la mano con su hijo,
luz de este suelo; echó a llorar con amor,
Flor de la sierra, de lástima que ha sentido.
Sol de la Tierra, ¡Que era buena madre
Puerta del Cielo. la pobre mujer,
y a todos los niños
Salve, María los quería bien!
de Montserrat;
quien en Vos fía Quiere cogerle en sus brazos,
se salvará. y quiere darle mil besos,
y la pobre no se atreve,
y tiene al niño respeto.
José Zorrilla (1817-1893) ¡Que tiene aquel niño
tanta majestad,
LA VIRGEN AL PIE DE LA CRUZ que a ella le parece
(fragmento) de casa real!
A Ti que llorabas
el día tremendo El niño, que ha conocido
que viste muriendo que la pobre le temía,
al Dios de la Luz: él mismo se fué a sus brazos,
¡Oh Madre, que el día a recibir sus caricias,
de cuentas y espanto, diciéndole, tierno,
me salve tu llanto con divina voz:
al pie de la Cruz! «El cielo bendice
tu buen corazón.
¡Abrázame y dame besos,
Miguel de los Santos Álvarez (1817-1892) porque me muero de frío,
y los besos de las madres
VILLANCICOS vuelven la vida a los niños!
Madre, a la puerta hay un niño ¡Dame, dame besos,
mas hermoso que el sol bello. que quiero vivir
y dice que tiene frío, contigo y tu hijo,
porque el pobre viene en cueros. quedándome aquí!»
ALMA 145

Gabriel García Tassara (1817-1875) Antonio de Trueba (1821-1889)

HIMNO AL MESÍAS NOCHE-BUENA


(Fragmentos)
Ya viene la Noche-buena
Baja otra vez al mundo, con su vecina la Pascua;
¡baja otra vez, Mesías! para unos es Noche-buena,
De nuevo son los días para oíros es Noche-mala.
de tu alta vocación;
y en su dolor profundo Sube, sube, campanero,
la humanidad entera a la torre de la iglesia
el nuevo oriente espera y repica las campanas,
de un sol de redención. que esta noche están de fiesta
............................................. los ángeles en cl cielo
y los hombres en la tierra.—
Tiniebla es ya la Europa, Los cierzos del Guadarrama
ella agotó la ciencia, silban en la chimenea,
maldijo su creencia, y la nieve cubre el monte
se apacentó con hiel; y la colina y la vega,
y rota ya la copa y hasta en el rojo tejado
en que su fe bebía, de mi casita blanquea;
se alzaba y te decía: pero verás cómo pongo
—¡Señor!, yo soy Luzbel. en el hogar otra cepa,
Mas, ¡ay!, que contra el cielo y junto a la cepa un jarro
no tiene el hombre rayo, del tinto de mi bodega,
y en súbito desmayo y entonces deja que caiga
cayó de ayer a hoy; toda la nieve que quiera,
y en son de desconsuelo, y que los cierzos helado
y en llanto de impotencia, silben en la chimenea,
hoy clama en tu presencia: que ni la nieve ni el cierzo
—Señor, tu pueblo soy. harán en mi cuerpo mella,
No es, no, la Roma atea sirviéndome de resguardo
que entre aras derrocadas y dándome fortaleza
despide a carcajadas chispas de vino por dentro,
los dioses que se van: chispas de fuego por fuera,
es la que, humilde rea, que vino y fuego esta noche
baja a las catacumbas en los hogares chispean.—
y palpa entre las tumbas Campanero, toma un jarro
los tiempos que vendrán. del tinto de mi bodega,
Todo, Señor, diciendo y bébelo y luego sube
está los grandes días a la torre de la iglesia,
de luto y agonías, y tocando las campanas
de muerte y orfandad hasta que rompas la cuerda
que, del pecado horrendo lanza un hosanna bendito
envuelta en el sudario, a los cielos y a la tierra
pasa por un calvario que, campanero del alma
la ciega humanidad. esta noche es Noche-buena.
146 CON SENTIDO

II vaticinios del profeta,


que campanero del alma,
Gloriosa Virgen María,
madre y abogada nuestra, esta noche es Noche-buena.
¡qué alegre el pueblo cristiano
tu alumbramiento celebra!
Ya la paz entre los hombres III
de buena voluntad reina, Nada me falta en el mundo:
que el fruto de tus entrañas tengo salud, tengo hacienda
es el mensajero de ella. y tengo el alma tranquila...
Esta noche el hijo pródigo ¡Dios mío, bendito seas!—
que por el mundo se fuera, Bebamos, pues, y brindemos
torna al hogar de sus padres
con este sabroso néctar,
lleno de amor y obediencia,
como brindaban mis padres
y amor y misericordia
le reciben a la puerta. que Dios en su gloria tenga.
Esta noche el desterrado «¡Porque el Señor nos reuna
que vaga en lejanas tierras muchas noches como ésta!»
ve en su triste corazón Así era el solemne brindis
renacer con dobles fuerzas de mi padre en Noche-buena
el santo amor de la patria y así el de la santa madre
que en su corazón muriera, que tengo bajo la tierra.
y a la tierra que maldijo ¡Yo no puedo repetirle,
la ingratitud viendo en ella, que la soledad me cerca,
hoy su bendición envía que de padres y de hermanos
en una oración envuelta. sólo el recuerdo me queda,
Lo mismo en la humilde choza que unos me robó la muerte
que en la morada soberbia, y otros me robó la ausencia!
blancas espirales de humo Padres y hermanos del alma,
hacia los cielos se elevan. ¡quién os viera, quién os viera
Son el tributo de gracias en este hogar solitario
que dan a la Providencia donde muero de tristeza!
los animados hogares ¡Parece que os estoy viendo
donde la abundancia reina, en derredor de esta mesa:
que el pobre tiene esta noche afluí a la diestra mi madre,
gracia de Dios en su mesa.—
mi padre aquí a la siniestra,
El viento del Guadarrama
allí enfrente mis hermanos,
que silba en la chimenea
me trae los santos cantares aquí mis hermanas bellas,
que en todas partes celebran y sobre todos el ángel
tu bendito alumbramiento, del amor y la indulgencia!—
gloria de cielos y tierra, Baja, campanero, baja
sagrada Virgen María, de la torre de la iglesia
madre y abogada nuestra! o con el toque de gloria
Campanero, sube, sube el toque de muerte alterna,
a la torre de la iglesia, que esta noche es para mí
y tus hosannas de gozo la noche de las tristezas,
el universo estremezcan, que esta noche es noche-mala
que a cumplirse van los santos y esta noche es Noche-buena.
ALMA 147

IV con la frente descubierta


(A D. Pedro Antonio de Alarcón) iba el pueblo por las calles,
y cual pura nube de incienso suave,
Hermano del alma mía, plegarias subían al cielo a millares.
como yo triste poeta, ¡Torres! ¡Campanas! Si fuera
que con los mortales vives este mi postrer instante,
y con los ángeles sueñas, salvaríase mi alma
¿no es verdad que así esta noche e iría donde mi padre.
placer y dolor se mezclan? ¡Tanto aviva la fe mía,
Rico tú de sentimiento y tanto en mí puede y hace
y rico de inteligencia, el oíros, el miraros
alza tu voz poderosa al resplandor de la tarde!
y dile al que no me crea: ¡Quiera el cielo que esas voces
—«Detrás de Sierra Nevada consoladoras y graves
llora una madre mi ausencia suenen siempre en los oídos
y al hijo de sus entrañas de los débiles mortales!
ved aquí llorar por ella. ¡Qué siempre sus ojos vean
Si no veis padres y hermanos esas cristianas pirámides,
sentados a vuestra mesa para que su pecho, tibiamente frágil,
y no lloráis como yo, no se trueque en sucio muladar infame!
¡tenéis corazón de piedra!»—
Mientras otros el divino
alumbramiento celebran
Adelardo López de Ayala (1828-1879)
de la Madre de Jesús,
¡lloraremos por las nuestras! PLEGARIA
Si a esas lágrimas de gozo
van las de nuestras tristezas, ¡Dame, Señor, la firme voluntad
sobre nosotros María compañera y sostén de la virtud;
tenderá su santa diestra, la que sabe en el golfo hallar quietud
que ella también tiene hijos y en medio de las sombras claridad;
¡que madre también es ella! la que trueca en tesón la veleidad
y el ocio en perenal solicitud,
y las ásperas fiebres en salud,
Francisco Zea (1825-1857) y los torpes engaños en verdad !
Y así conseguirá mi corazón
TORRES Y CAMPANAS que los favores que a tu amor debí
(Fragmentos) te ofrezcan algún fruto en galardón...
¡Dichosos tiempos aquellos y aún Tú, Señor, conseguirás así
en que iba el hombre a postrarse que no llegue a romper mi confusión
de su Dios crucificado la imagen tuya que pusiste en mí.
ante la sagrada imagen!
Con el corazón henchido
de la fe más viva y grande, Gaspar Núñez de Arce (1834-1903)
¡sin el pecado en los ojos, TRISTEZAS
sin la risa en el semblante!
Entonces... cuando empezaban Cuando recuerdo la piedad sincera
las sombras a desplegarse, con que en mi edad primera
y esa tempestad sublime entraba en nuestras viejas catedrales,
sobre el pueblo derrumbábase ... donde postrado ante la cruz de hinojos
148 CON SENTIDO

alzaba a Dios mis ojos, como vibran las cuerdas de un salterio.


soñando en las venturas celestiales; Y a esta voz interior que sólo entiende
hoy que mi frente atónito golpeo, quien crédulo se enciende
y con febril deseo en fervoroso y celestial cariño,
busco los restos de mi fe perdida, envuelta en sus flotantes vestiduras
por hallarla otra vez, radiante y bella volaba a las alturas,
como en la edad aquella, virgen sin mancha, mi oración de niño.
¡desgraciado de mí!, diera la vida. Su rauda, viva y luminosa huella
¡Con qué cándido amor, niño inocente, como fugaz centella
prosternaba mi frente traspasaba el espacio, y ante el puro
en las losas del templo sacrosanto! resplandor de sus alas de querube,
Llenábase mi joven fantasía rasgábase la nube
de luz, de poesía, que me ocultaba el inmortal seguro.
de mudo asombro, de terrible espanto. ¡Oh anhelo de esta vida transitoria!
Aquellas altas bóvedas que al cielo ¡Oh perdurable gloria!
levantaban mi anhelo; ¡Oh sed inextinguible del deseo!
aquella majestad solemne y grave; ¡Oh cielo, que antes para mí tenías
aquel pausado canto, parecido fulgores y armonías,
a un doliente gemido, y hoy tan oscuro y desolado veo!
que retumbaba en la espaciosa nave; Ya no templas mis íntimos pesares,
las marmóreas y austeras esculturas ya al pie de tus altares
de antiguas sepulturas, como en mis años de candor no acudo.
aspiración del arte a lo infinito; Para llegar a Ti perdí el camino,
la luz que por los vidrios de colores y errante peregrino
sus tibios resplandores entre tinieblas desespero y dudo.
quebraba en los pilares de granito, Voy espantado sin saber por dónde;
haces de donde en curva fugitiva, grito y nadie responde
para formar la ojiva, a mi angustiada voz; alzo los ojos
cada ramal subiendo se separa, y a penetrar la lobreguez no alcanzo;
cual del rumor de multitud que ruega, medrosamente avanzo,
cuando a los cielos llega, y me hieren el alma los abrojos.
surge cada oración distinta y clara; Hijo del siglo, en vano me resisto
en el gótico altar inmoble y fijo a su impiedad. ¡oh Cristo!
el santo Crucifijo, Su grandeza satánica me oprime.
que extiende sin vigor sus brazos yertos, Siglo de maravillas y de asombros,
siempre en la sorda lucha de la vida, levanta sobre escombros,
tan áspera y reñida un Dios sin esperanza, un Dios que gime.
para el dolor y la humildad abiertos; ¡Y ese Dios no eres Tú! No tu serena
el místico clamor de la campana faz de consuelos llena,
que sobre el alma humana alumbra y guía nuestro incierto paso.
de las caladas torres se despena, Es otro Dios incógnito y sombrío:
y anuncia y lleva en sus aladas notas su cielo es el vacío;
mil promesas ignotas sacerdote, el Error; ley el Acaso.
al triste corazón que sufre y suena; ¡Ay! No recuerda el ánimo suspenso
todo eleva mi ánimo intranquilo un siglo más inmenso,
a más sereno asilo, más rebelde a tu voz, más atrevido;
religión, arte, soledad, misterio.... entre nubes de fuego alza su frente,
todo en el templo secular hacía como Luzbel potente;
vibrar el alma mía, pero también, como Luzbel, caído.
ALMA 149

A medida que marcha y que investiga,


Rosalía de Castro (1837-1885)
es mayor su fatiga,
es su noche más honda y más obscura, LAS CAMPANAS
y pasma, al ver lo que padece y sabe,
cómo en su seno cabe Yo las amo, yo las oigo,
tanta grandeza y tanta desventura. cual oigo el rumor del viento,
Como la nave sin timón y rota, el murmurar de la fuente
que el ronco mar azota, o el balido del cordero.
incendia el rayo y la borrasca mece Como los pájaros, ellas,
el piélago ignorado y proceloso, tan pronto asoma en los cielos
nuestro siglo coloso el primer rayo del alba,
le saludan con sus ecos.
con la luz que le abrasa, resplandece.
Y en sus notas, que van prolongándose
¡Y está la playa mística tan lejos!...
por los llanos y los cerros,
a los tristes reflejos
hay algo de candoroso,
del sol poniente se colora y brilla.
de apacible y de halagüeño.
El huracán arrecia, el bajel arde,
Si por siempre enmudecieran,
y es tarde; es, ¡ay!, muy tarde ¡qué tristeza en el aire y en el cielo!
para alcanzar la sosegada orilla. ¡Qué silencio en las iglesias!
¿Qué es la ciencia sin fe? Corcel sin freno, ¡Qué extrañeza entre los muertos!
a todo yugo ajeno,
que al impulso del vértigo se entrega,
y a través de intrincadas espesuras, José Velarde (1849-1892)
desbocado y a obscuras
avanza sin cesar y nunca llega. No pretendo comprenderte
¡Llegar! ¿A dónde?... El pensamiento humano ni llegar a definirte,
en vano lucha, en vano tan solo aspiro a sentirte,
su ley oculta y misteriosa infringe. a admirarte y a quererte.
En la lumbre del sol sus alas quema, Quien vaya a ti de otra suerte
y no aclara el problema, luchará con la impotencia;
ni penetra el enigma de la Esfinge. te busca la inteligencia
¡Sálvanos, Cristo, sálvanos, si es cierto de los astros en el fondo
que tu poder no ha muerto! y tu habitas lo más hondo
Salva a esta sociedad desventurada, y oculto de la conciencia.
que bajo el peso de su orgullo mismo
rueda al profundo abismo,
acaso más enferma que culpada. Miguel de Unamuno (1865-1937)
La ciencia audaz, cuando de ti se aleja,
en nuestras almas deja EUCARISTÍA
el germen de recónditos dolores, Amor de Ti nos quema, blanco cuerpo;
como al tender el vuelo hacia la altura amor que es hambre, amor de las entrañas;
deja su larva impura hambre de la palabra creadora
el insecto en el cáliz de las flores. que se hizo carne; fiero amor de vida
Si en esta confusión honda y sombría que no se sacia con abrazos, besos,
es, Señor, todavía ni con enlace conyugal alguno.
raudal de vida tu palabra santa, Sólo comerte nos apaga el ansia,
di a nuestra fe desalentada y yerta pan de inmortalidad, carne divina.
—¡Anímate y despierta!, Nuestro amor entrañado, amor hecho hambre,
como dijiste a Lázaro: —¡Levanta! ¡oh Cordero de Dios!, manjar Te quiere;
150 CON SENTIDO

quiere saber sabor de tus redaños, jamás con las miserias de la maldad liviana
comer tu corazón, y que su pulpa desmientas tu cristiana y honrada educación.
como maná celeste se derrita
sobre el ardor de nuestra seca lengua: Jamás en el combate del bien y la impureza
que no es gozar en Ti; es hacerte nuestro, sucumba deshonrado tu noble corazón,
carne de nuestra carne, y tus dolores ni al tentador halago de terrenal riqueza,
pasar para vivir muerte de vida. ni al miserable impulso de material pasión.
Y tus brazos abriendo como en muestra
de entregarte amoroso, nos repites: La honradez es tesoro tan verdadero,
«¡Venid, comed, tomad: éste es mi cuerpo!» que no lo compra el oro del mundo entero,
¡Carne de Dios, verbo encarnado, encarna pues la mayor riqueza de la existencia
nuestra divina hambre carnal de Ti! es la santa pureza de la conciencia.
El que la haya manchado de lodo inmundo,
un hombre despreciado será en el mundo,
José María Gabriel y Galán (1870-1905)
y el que la haya perdido, será ante el Cielo
DIOS réprobo maldecido más que en el suelo.
¿Quién es el hombre ingrato que de la mano santa No extrañes que no premien
del Dios pródigo y grande la vida recibió, en la existencia
y ante su Dios postrado los ojos no levanta los sentimientos puros
reconociendo humilde cuanto el Señor le dio? de tu conciencia.
¡El hombre honrado
¿Quién es el hombre ingrato que con placer no canta por el Juez de los jueces
las eternales glorias del Dios que le creó, será premiado!
y no agradece humilde misericordia tanta
y bienes tan inmensos como Él le dispensó?
PLEGARIA
Dios les da a los que lloran dulce consuelo Bajo tu amparo, Señor,
cuando su auxilio imploran con fe y anhelo:
pongo mis hijos queridos.
Y ¡ay de los descreídos que no le llaman!
Tú serás el protector
Y ¡ay de los pervertidos que no le aman!
de estos ángeles dormidos
Ante Dios de rodillas alza tus preces, que ídolos son de mi amor.
que cuanto más te humillas, más te ennobleces; Entrego a tu Providencia
y ten siempre presente que el mal cristiano, los hijos de mis entrañas.
no puede ser buen hijo ni buen hermano.
¡Cuídame de su existencia
Alza al cielo los ojos Tú que me los acompañas
constantemente, en su sueño de inocencia!
sé cristiano sincero, Y si consientes que un día
sé buen creyente, queden sin padre y sin madre
que al buen cristiano en tu amor mi fe confía;
Dios, que es Padre de todos, ¡dales por Madre a María!
le da la mano.
¡y sé Tú su amante Padre!

LA HONRADEZ RECUERDO DE TU PRIMERA COMUNIÓN


Jamás el puro espejo de tu conciencia sana ¿Cómo podré yo pintarte
empañes con la mancha de deshonrosa acción; prueba tan grande de amor?
ALMA 151

¿Cómo podré yo expresarte FE


la gran bondad del Señor ¡Señor! ¡Mi patria llora!
que ha venido a visitarte? La apartaron, ¡oh Dios!, de tus caminos,
¿Dónde podré yo encontrar y ciega hacia el abismo corre ahora
acentos para un cantar la del mundo de ayer reina y señora
de celestial armonía, de gloriosos destinos.
si el son de la lira mía
no puede hasta Dios llegar? Hijos desatentados,
que ya la vieron sin pudor vencida,
¿Cómo he de poder cantar
la arrastran por atajos ignorados...
lo que no sé comprender?
¡Señor, que va perdida!
¿Cómo he de poder pintar
¡Que no lleva en su pecho la encendida
lo que me puede cegar
luz de tu fe que alumbre su carrera!
con la luz de su poder?
¡Que no lleva el apoyo de tu mano!
El Dios que quiso crearte ¡Que no lleva la Cruz en la bandera
ha querido a Él acercarte ni en los labios tu nombre soberano!
y quiere junto a El tenerte, ¡Señor! ¡Mi patria llora!
y quiere santificarte, ¿Y quién no llorará como ella ahora
y quiere hijo suyo hacerte. tremendas desventuras,
si fuera de tus vías
¿Qué lira puede cantar solo hay horribles soledades frías
qué pincel puede pintar lágrimas y negruras
ni que corazón medir
la prueba de amor sin par ¿Quién que de Ti se aleje
que acabas de recibir? camina en derechura a la grandeza?
¿Ni quién que a Ti te deje
Ni la puedes comprender, su brazo puede armar de fortaleza?
ni la puedes merecer;
mas di humillado: «¡Señor!, Solamente unos pocos pervertidos,
¡eres grande en tu poder, hijos envanecidos
pero más grande es tu amor! de esa Madre fecunda de creyentes
pretenden, imprudentes,
No te ha bastado lavarme alejarla de Ti: son insensatos;
de mi culpa en el Calvario, olvidan tus favores: son ingratos,
y ahora vuelves a llamarme desprecian tu poder: están dementes.
desde un humilde Sagrario
solo por santificarme. Pero la patria mía,
por Ti feliz y poderosa un día,
Si causa de tu Pasión siempre te ve, Señor, como a quien eres,
fue mi redención primera, y en Ti, gran Dios, en Ti solo confía;
sea esta comunión que es grande quien Tú quieres,
mi segunda redención fuerte quien tiene tu segura guía,
y mi redención postrera. sabio quien te conoce,
¡y feliz quien te sirva y quien te goce!
¡Hazme bueno; hazme cristiano;
no apartes de mi tu amor, ¡Señor! ¡Mi patria llora!
no apartes de mi tu mano, Ebria, desoladora,
que yo prometo, Señor, la frenética turba parricida
ser buen hijo y buen hermano!» la lleva a los abismos arrastrada,
152 CON SENTIDO

la lleva empobrecida..., hunde en el polvo, ante tus pies, la frente!


¡la lleva deshonrada!... ¡Ya el demente blasfemo, arrepentido,
cubre su rostro, el pecho se golpea
¡Alza, Señor, tu brazo justiciero, y clama compungido:
y sobre ellos descarga el golpe fiero, «¡Alabado el Señor; bendito sea!»
vengador de sus ciegos desvaríos!...
¡No son hermanos míos Y los justos te aclaman,
ni hijos tuyos, Señor! ¡Son gente impía! alzando a Ti los brazos, y te llaman;
¡Son asesinos de la patria mía! y porque España solo en Ti confía,
al unísono claman
¡Señor, Señor; detente! todos los hijos de la Patria mía:
¡No hagas caer sobre la impura gente
el rudo golpe grave ¡Salva a España, Señor; enciende el día
de la iracunda mano justiciera, que ponga fin a abatimiento tanto!
sino el toque süave ¡Tú, Señor de la vida o de la muerte!
de la mano que funde y regenera! ¡Tú, Dios de Sabahot, tres veces Santo,
tres veces Inmortal, tres veces Fuerte!...
Y a Ti ya convertidos,
los hijos ciegos a tu amor perdidos,
aplaca tus enojos, DEL CHARRETE AL BATURRICO
la noche ahuyenta, enciéndenos el día
y pon de nuevo tus divinos ojos Baturrico, baturrico,
en los destinos de la patria mía. yo te digo de verdad,
que soy también un baturro
¿No es ella la que hiciera de castellano lugar
con los lemas sagrados y los hermanos no engañan
de la cruz y el honor una bandera? a sus hermanos jamás.
¿La que tantos a Ti restituyera
pueblos ignotos de tu fe apartados, No apartes nunca tus ojos
que con sangre de intrépidos soldados de ese adorable Pilar,
y con sangre de santos redimiera? que si los tiempos que corren
no hubiesen medido ya
¿Y Tú no eres el Dios omnipotente lo fuerte que es una Reina,
que quitas o derramas con largueza que tiene un pueblo leal,
gloria y poder entre la humana gente? ya hubieran ido royendo
con diente frío y tenaz
¿No eres prístina fuente los basamentos innobles
de donde ha de venir toda grandeza? del bendito pedestal
¿no eres origen, pedestal ingente donde la madre de España
de toda fortaleza? quiso su trono asentar.

¿No es toda humana gloria ¡Bien en el cielo sabían


dádiva generosa de tu mano? que en esta Patria inmortal
¿No viene la victoria vivir con aragoneses
delante de tu soplo soberano? es vivir con lealtad!

¡Señor, oye los ruegos Pero mira, baturrico,


que ya te elevan los hermanos míos! mira que el genio del mal
¡Ya ven, ya ven los ciegos! anda agotando las fuentes
¡Ya rezan los impíos! que quedan sin agotar;
¡Ya el soberbio impotente las fuentecitas que manan
ALMA 153

agüicas como cristal Y quíteme Dios la vida


para que puedan los hombres antes del día fatal
la sed del alma apagar. en que con tristes clamores
tuviera yo que clamar:
Y si estas fuentes se agotan, —¡Ay de mis charros queridos,
los frutos se secarán que al Cielo no miran ya!
y va a quedarse la vida ¡Ay de mis buenos baturros
como fructífero erial... que ya no tienen Pilar!
Mira, mira, baturrico,
como quitándole van ADORACIÓN
a muchos hermanos nuestros
lo que ellos amaban más: I
su rica fe vigorosa, Estaba amaneciendo. En los espacios
su instinto del ideal, del mundo sideral ya se borraban
sus viejas virtudes sanas, las ultimas estrellas que aun brillaban
sus amores..., ¡su Pilar!... como débiles chispas de topacios.
En ése de Zaragoza Nada alteraba el general reposo
bien sé que se estrellarán del mundo en la extensión de sombras llena,
con ira estéril las alas ni turbaba un acento rumoroso
del negro espíritu audaz; el solemne silencio religioso
que es la savia de ese árbol de la noche serena....
sangre de gente leal,
y la red de sus raíces Mansa, indecisa, vaga todavía
tan lejos llega a arraigar, la luz matutinal, ya despuntaba
que no es solo red de arterias y en trémulos fulgores envolvía
del corazón nacional, un paisaje de abril que se esfumaba
sino de toda la Patria, en la vaga y borrosa lejanía.
que vive de él a compás.
Iba a salir el sol. El horizonte
¡Pobre español, si lo hubiese, de luz amarillenta se teñía,
que de su infancia en la edad y de rumores se llenaba el monte
no oyó en su casa plegarias y el valle se poblaba de armonía;
a la Virgen del Pilar! y en el oscuro monte rumoroso,
surgiendo acompasada,
Baturrico, baturrico, se iniciaba la intensa melodía
yo te diré la verdad, del sublime y grandioso
que a mis hermanos los charros preludio musical de la alborada.
se la he predicado ya,
¡y ay de mis charros queridos Iba a salir el sol. Lo presentía
si la llegan a olvidar! la gran naturaleza,
que en el sereno despertar del día,
De todo aquel patrimonio, espléndida, sublime en su grandeza,
de todo el rico caudal y henchida de vigor se estremecía.
de nuestros tesoros viejos
nos queda uno solo ya: El soberano toque misterioso
nos queda la fe en el alma, de la mano de Dios la despertaba,
la savia del ideal; y a su sereno despertar grandioso,
¡nos queda Dios en el Cielo, con vigor portentoso,
y en Zaragoza, el Pilar! la vida universal se reanimaba.
154 CON SENTIDO

De su jugo vital iban a henchirse con toda la armonía de los cielos


los gérmenes hundidos en la sombra; los rumores que vibran en la tierra,
al beso de la luz iban a abrirse al cantar a la aurora sonriente
los cálices plegados de las flores su himno de amor, magnífico y ardiente,
que al valle dan alfombra parece que decía:
y a las brisas suavísimos olores; ¡Gloria al Dios cuya voz omnipotente
la tropa peregrina del caos hizo el día!...
de pájaros cantores, aun dormidos,
iba a cantar su estrofa matutina
al posarse en los bordes de sus nidos III
la del radiante sol, luz argentina; En medio del alegre y peregrino
y las errantes brisas olorosas, concierto musical de la mañana,
las frondas rumorosas, un eco grave, dulce y argentino
las aguas transparentes se dilata en el valle... ¡Es la campana
de los ríos, los lagos y las fuentes, de la ermita cercana!
los cerros de la sierra...
¡Todo cuanto en la tierra Impío, ven conmigo; y tú, cristiano,
produce, con acentos diferentes, ven conmigo también. Dame la mano,
trino, ruido, voz, eco o lamento y entremos juntos en la pobre ermita
al sentir ya cercana solitaria, pacífica, bendita...
la luz del astro, que preside el día Ante el ara inclinado
preludiaba con garrula armonía ved allí al sacerdote... Ya es llegado
el himno anunciador de la mañana! el sublime momento...
¡Elevad un instante el pensamiento!
El dueño de esa gran naturaleza
II que admirabais conmigo hace un instante,
Y el sol salió. Sus vivos resplandores el soberano Dios de la grandeza,
se esparcieron en franjas ambarinas el Dios del infinito poderío
y explosiones de luz y de colores, ¡es Aquel que levanta el sacerdote
de acentos y rumores, en su trémula mano!
palpitaron por valles y colinas. ¡De rodillas ante Él! ¡Témele, impío!
¡De rodillas! ¡Adórale, cristiano!
El coro de los pájaros cantores, Yo también me arrodillo reverente,
desatando sus lenguas peregrinas, y hundo en el polvo, ante mi Dios, la frente.
inundó de armonías el ambiente;
y para el gran concierto que a la aurora
dedicaba la gran naturaleza, LA PEDRADA
su aroma dieron las gentiles flores, I
el bosque dio su voz, honda y sonora,
la alondra dio cantares, Cuando pasa el Nazareno
el rocío del valle dio colores, de la túnica morada,
el agua dio rumores; con la frente ensangrentada,
soñoliento gemir, los anchos mares; la mirada del Dios bueno
vapores, las cañadas; y la soga al cuello echada,
la flauta del pastor, dulces tonadas,
y el Oriente, bellísimos celajes, el pecado me tortura,
y el éter, vibraciones irisadas. las entrañas se me anegan
en torrentes de amargura,
Y aquella voz magnífica, una y varia, y las lágrimas me ciegan
que en sus senos encierra, y me hiere la ternura...
ALMA 155

Yo he nacido en esos llanos enjugando en las mantillas


de la estepa castellana, las pupilas empañadas
cuando había unos cristianos y las húmedas mejillas,
que vivían como hermanos
en república cristiana. viejecitas y doncellas,
de la imagen por las huellas
Me enseñaron a rezar, santo llanto iban vertiendo...
enseñáronme a sentir ¡Como aquellas, como aquellas
y me enseñaron a amar, que a Jesús iban siguiendo!
y como amar es sufrir
también aprendí a llorar. Y los niños, admirados,
silenciosos, apenados,
Cuando esta fecha caía presintiendo vagamente
sobre los pobres lugares, dramas hondos no alcanzados
la vida se entristecía, por el vuelo de la mente,
cerrábanse los hogares
y el pobre templo se abría. caminábamos sombríos,
junto al dulce Nazareno,
Y detrás del Nazareno maldiciendo a los Judíos
de la frente coronada, ¡que eran Judas y unos tíos
por aquel de espigas lleno que mataron al Dios bueno!
campo dulce, campo ameno,
de la aldea sosegada,
II
los clamores escuchando ¡Cuántas veces he llorado
de dolientes misereres, recordando la grandeza
iban los hombres rezando, de aquel hecho inusitado
sollozando las mujeres que una sublime nobleza
y los niños observando... inspiróle a un pecho honrado!
¡Oh, qué dulce, qué sereno La procesión se movía
caminaba el Nazareno con honda calma doliente.
por el campo solitario, ¡Qué triste el sol se ponía!
de verdura menos lleno ¡Cómo lloraba la gente!
que de abrojos el Calvario! ¡Cómo Jesús se afligía!...
¡Cuán suave, cuán paciente ¡Qué voces tan plañideras
caminaba y cuán doliente el Miserere cantaban!
con la cruz al hombro echada, ¡Qué luces, que no alumbraban,
el dolor sobre la frente tras las verdes vidrïeras
y el amor en la mirada! de los faroles brillaban!
Y los hombres, abstraídos, Y aquel sayón inhumano
en hileras extendidos, que al dulce Jesús seguía
iban todos encapados, con el látigo en la mano,
con hachones encendidos ¡qué feroz cara tenía,
y semblantes apagados. qué corazón tan villano!

Y enlutadas, apiñadas, ¡La escena a un tigre ablandara!


doloridas, angustiadas, Iba a caer el cordero,
156 CON SENTIDO

y aquel negro monstruo fiero interrogándome estoy:


iba a cruzarle la cara ¿Somos los hombres de hoy
con el látigo de acero... aquellos niños de ayer?

Mas un travieso aldeano,


una precoz criatura DESDE EL CAMPO
de corazón noble y sano (fragmento)
y alma tan grande y tan pura
como el cielo castellano, ¡Cuántas veces he llorado la miseria
de la turba dislocada de perversos
rapazuelo generoso que en la mágica ciudad artificiosa
que al mirarla, silencioso, injuriaban a mi Dios sin conocerlo!
sintió la trágica escena, Si es verdad que no lo encuentran, aturdidos,
que le dejó el alma llena de la mágica ciudad por el estruendo,
de hondo rencor doloroso, que se vengan a admirarlo aquí en sus obras,
que se vengan a adorarle en sus efectos,
se sublimó de repente, en el seno de esta gran naturaleza
se separo de la gente, donde es grande por su esencia lo pequeño;
cogió un guijarro redondo, donde, hablándonos de Dios todas las cosas,
miróle al sayón de frente al revés de la ciudad de los estruendos,
con ojos de odio muy hondo, lo soberbio dice menos que lo humilde,
el reposo dice más que el movimiento,
paróse ante la escultura, las palabras hablan menos que los ruidos,
apretó la dentadura, y los ruidos dicen menos que el silencio...
aseguróse en los pies,
midió con tino la altura,
tendió el brazo de través,
EL POEMA DEL GAÑÁN
zumbó el proyectil terrible, (fragmento)
sonó un golpe indefinible, IV
y del infante sayón
cayo botando la horrible Ese es un hijo de la patria mía:
cabezota de cartón. el que Natura para el cielo cría,
el que entero en la vida se derrama,
Los fieles, alborotados porque a vivirla, generoso, viene,
por el terrible suceso, trabaja, reza y ama:
cercaron al niño, airados, ¡Dios no le pide más: da lo que tiene!
preguntándole admirados:
—¿Por qué, por qué has hecho eso...
DOLOR
Y él contestaba, agresivo, (fragmento)
con voz de aquellas que llegan
de un alma justa a lo vivo: Corazón de fe dormida
—¡Porque sí, porque le pegan que gritas mirando al cielo:
sin haber ningún motivo! «No hay duelo como mi duelo,
ni herida como mi herida»;

ruín corazón pecador


III
que miras solo a tí mismo:
Hoy, que con los hombres voy, ¿has medido tú el abismo
viendo a Jesús padecer, del más inmenso dolor?
ALMA 157

II mira esos siete raudales


que de esas entrañas puras
Corazón poco paciente:
derraman las puntas duras
¿ves la imagen dolorosa
de siete agudos puñales.
que en procesión lacrimosa
conduce piadosa gente? Bebe la santa ambrosía
que en ese abismo se encierra
Abre el alma a los fulgores
y adora, rodilla en tierra,
de aquella enlutada estrella:
¡los dolores de María!
¿tú sabes quien es aquella?
¡La Virgen de los Dolores!

¿Sabes la divina historia A SOLAS


de aquella que es madre tuya? (fragmentos)
Hízola Dios Madre suya; ¡Qué bien así se vive, a Dios amando,
¿pudo Dios darla más gloria? en Dios viviendo y para Dios obrando!
¿Habrá semejante amor .....................................................
al que con hondas ternuras ¡Oh, no; no vale tanto!
sintió en sus entrañas puras No se llega hasta el Dios tres veces santo,
la Madre del Redentor? no se llega hasta Vos, ¡oh Dios Divino!,
por caminos de flores alfombrados.
¿Puede tu mente alcanzar ¡Se llega con los pies ensangrentados
ni en sueños puede haber visto por las duras espinas del camino!
lo que la Madre de Cristo
pudo a Cristo Dios amar?
EL CATECISMO
Entonces, ¿cómo medir
la inmensa hondura insondable La fiesta de la Doctrina
del dolor inenarrable no es una efímera fiesta;
de ver al Hijo morir? es una hermosa protesta
de la piedad salmantina.
Verlo vilmente azotado
horriblemente escupido, La Salamanca de ahora
despiadadamente herido, infunda en la de mañana
bárbaramente enclavado; la rica savia cristiana,
del mundo liberadora.
verlo Mártir del Amor
de la ruin humanidad Recíbela en su conciencia
y ver nuestra iniquidad la Salamanca futura,
¿cabe tormento mayor? que al sol de la fe más pura
toma briosa existencia;
Pues esos desgarradores
duelos jamás bien contados, y a la lucha del abismo
sufrió por nuestros pecados con la luz acude armada,
la Virgen de los Dolores. pero no con una espada,
sino con un Catecismo,
Corazón de fe dormida
que a Dios, gritando, mostrabas con una Ley redentora
la sangre que derramabas que ha de ser estandarte
de tu levísima herida: que corone el baluarte
158 CON SENTIDO

de nuestra fe salvadora. Ante tu trono


¡Ley de Cristo; tú fecundas nos inclinamos.
fortaleces, purificas, De ti imploramos.
acrisolas, glorificas Ruega por nos.
y de paz el mundo inundas!
Vuelve a nosotros
¡Ley de Cristo tú ennobleces, tu faz serena,
sanas los entendimientos, Virgen morena
sublimas los sentimientos, de Montserrat.
y la Patria robusteces!
Y que tus ojos,
De tu luz divina en pos Luz de la Sierra,
seguro va el que camina, besen la tierra
porque todo se ilumina, que hemos de arar.
con el Código de Dios.
Virgen morena.
En ti por Cristo nacimos Virgen serrana.
y a Cristo en ti confesamos. ¡Oh catalana
¡Ley de Cristo: te acatamos! Madre de Dios!
¡Ley de Cristo: te seguimos!
Ante tu trono
Nuestro cristiano nacer nos inclinamos.
traiga el cristiano vivir; De ti imploramos.
nuestro cotidiano morir Ruega por nos.
como el vivir ha de ser.

Tal será nuestra existencia,


¡divino código viejo!: León Felipe (1884-1968)
tu letra en la inteligencia;
tu sentido, en la conciencia, NADIE FUE AYER...
y en tus obras tu reflejo.
Nadie fue ayer,
ni va hoy,
José Amat ni ira mañana
hacia Dios
VIRGEN DE MONTSERRAT por este mismo camino
Reina del cielo, que voy yo.
piadosa y buena Para cada hombre guarda
Virgen morena un rayo nuevo de luz el sol...,
de Montserrat. y un camino virgen,
Dios.
Bendice y vela
nuestros hogares.
Danos cantares NO ANDES ERRANTE
trabajo y pan.
—No andes errante
Virgen morena, y busca tu camino...
Virgen serrana. —Dejadme,
¡Oh catalana ya vendrá un viento fuerte que me lleve
Madre de Dios! a mi sitio.
ALMA 159

MÁS SENCILLA Creó la mar, y nace


Más sencilla, más sencilla. de la mar cual nube y la tormenta;
Sin barroquismo, es el Criador y la criatura lo hace;
sin añadidos ni ornamentos, su aliento es alma, y por el alma alienta.
que se vean desnudos Yo he de hacerte, mi Dios, cual Tú me hiciste,
los maderos, y para darte el alma que me diste
desnudos en mí te he de crear. Que el puro río
y decididamente rectos. de caridad que fluye eternamente,
Los brazos en abrazo hacia la Tierra, fluya en mi corazón. ¡Seca, Dios mío,
el astil disparándose a los cielos. de una fe sin amor la turbia fuente!

Que no haya un solo adorno


que distraiga este gesto, José Bergamín (1897-1983)
este equilibrio humano
de los dos mandamientos. A CRISTO CRUCIFICADO
Más sencilla, más sencilla;
haz una cruz sencilla, carpintero. Tú me ofreces la vida con tu muerte
y esa vida sin Ti yo no la quiero;
porque lo que yo espero, y desespero,
es otra vida en la que pueda verte.
Antonio Machado (1875-1939)
Tú crees en mí. Yo a Ti, para creerte,
COPLAS ELEGÍACAS tendría que morirme lo primero;
XXXIV morir en Ti, porque si en Ti no muero
no podría encontrarte sin perderte.
Yo amo a Jesús, que nos dijo:
Cielo y tierra pasarán. Que de tanto temer que te he perdido,
Cuando cielo y tierra pasen al cabo, ya no sé qué estoy temiendo:
mi palabra quedará. porque de Ti y de mí me siento huido.
¿Cuál fue, Jesús, tu palabra?
¿Amor? ¿Perdón? ¿Caridad? Mas con tanto dolor, que estoy sintiendo,
Todas tus palabras fueron por ese amor con el que me has herido,
una palabra: Velad. que vivo en Ti cuando me estoy muriendo.

SEÑOR, YA ME ARRANCASTE José María Pemán (1898-1986)


LO QUE YO MÁS QUERÍA
CANTO A LA EUCARISTÍA
Señor, ya me arrancaste lo que yo mas quería.
Oye otra vez, Dios mío, mi corazón clamar. En la nada sin nombre, cuando nada existía,
Tu voluntad se hizo, Señor, contra la mía, como el temblor posible de un venidero día,
Señor, ya estamos solos mi corazón y el mar. existía el Amor.
¿Por qué quiso el Señor,
que todo lo tenía,
buscar la compañía
PROFESIÓN DE FE
de este hermano menor?
Dios no es el mar, está en la mar; riela Salirse el río de la fuente;
como luna en el agua, o aparece aceptar este riesgo del «otro»; esta inminente
como una blanca vela; llegada del pecado;
en el mar se despierta o se adormece. darle nombre y figura al aire despoblado
160 CON SENTIDO

de perfil y rigor, Como la enamorada que busca su galán,


sólo pudo ser obra del Amor. Cristo es el errabundo
de todos los caminos donde nazca una flor.
Sólo el Amor podía «Tanto he querido el Mundo,
plantearse a sí mismo esta querella: que en pedazos de mundo he escondido el Amor».
reñir esta porfía, Cuando en el alto monte de olivos y de rosas
dar leyes a la estrella ascendía hacia el Reino, derrotando calvarios,
complacerse en el día y eran las nubes incensarios
y hacer la libertad para luchar con ella... y las estrellas eran como esposas:
¡sólo el Amor podía!. como un trigal de manos angustiosas
tiraba de sus pies un mundo de sagrarios.
Amor se puso a errar con su mallo encendida
el desbocado potro de la vida. Quédate con nosotros.
En todo fue dejando su cifra y poderío: No borres de las horas los minutos divinos.
tú serás la gacela; tú serás el romero, Y no dejes, Señor, sin montura los potros,
y tú el mar, y tú el río. que se desbocarán por los caminos.
Y así fue toda cosa nombre exacto y primero
En busca de la fuente que nos mana en el centro
por obra del Amor.
del Alma, iban los ciervos de espumosos ijares.
Y así por la palabra del Señor
Pero el Amor venía ya al encuentro
fue una mañana el Hombre
con prisa de molinos y lagares.
otra mañana la Mujer,
¡oh la primera eucaristía del Nombre
Me dormí en el trigal cuando el ocaso
que transustancia la palabra en ser!
pintaba sus sangrientas maravillas.
Se casaban el gozo y las querellas, Y Ruth venía paso a paso
y la razón y la locura. a acostarse y soñar en mis rodillas.
Se casaba el Creador con la criatura,
¡se casaba el Amor! Toda cosa creada se inauguró divina
por el poder inmenso de tu voz.
La pasión se casaba con la Idea. El racimo y la harina
La nada peleaba con el soplo creador. ya eran divinos antes de ser Dios.
¡Y de aquella pelea
nacía más amor! ¿Qué es esto que hemos visto?
El Mundo empieza a nadar como el ebrio y el
Dios estuvo en los bosques como un sordo terror. harto.
Dios caminó en los ríos con sandalias de luz. El Mundo entero es vocación de Cristo.
Luego, como en la entrega de un absoluto Amor La Creación se estremece con dolores de parto.
Dios estuvo en la Cruz.
Pero no le bastaba... Quiso estar como pan, como Me dejaré inundar por la pasión
alimento. de ola y espuma de esta marea viva.
Como vida total: en la frontera No soy un corazón
de esa indecisa claridad primera que frente a Dios está a la defensiva.
donde el Amor parece pensamiento.
Y así —¡terrible intento!—, No comparo mi gozo al repicar
tras el Amor creador que daba vida, de la campana que, al amanecer,
vino el Amor del anonadamiento: dice al viento las bodas del hombre y la mujer.
el quedarse escondida Allí tocan a amar.
la Luz en el racimo y en el pan. Aquí tocan a ser.
ALMA 161

Porque Él se ha entrado en cada instante ¡Ay canción deseada!


de la vida ofrecida en el encuentro. ¡Ay misterio eucarístico del hombre!
Que no es unión bastante Poséame la luz de tu mirada
la que no es navegada por el centro y manda a un Ángel a enseñar al hombre.
de cada amante por el otro amante.
Porque todo es posible
En esta hora infinita de la Verdad de Amor si Tú le añades tu terrible
—palabra del Señor poderío, Señor.
y codicia que guardo y que no cedo—
no te canto en las calles floridas de Toledo, Que no diga el eunuco: «Yo soy un árbol seco.»
sino en las calles húmedas de mi vida interior. Porque le queda todo si le queda el dolor.
Toda palabra se desdobla en eco
No te canto, Señor, en la salmodia si la dice el Amor.
aromada litúrgica, serena.
¡Ay Amor sin custodia, Tú conoces mi ruego:
tirado como el sol sobre mi pena! sostén con la voz tuya esta voz que se pierde.
Porque el árbol es leña para el fuego
Es así como quiero si no viste armadura de hoja verde.
ser yo el Toledo de tu Eucaristía.
No te puedo ofrecer sino el granero Mi vida sin tu vida es pura muerte.
y la paja que sabes, como en tu primer día. Sin tu palabra es flor marchita el Arte.
Si me prestas tu amor, podré quererte.
Me resisto a ese río Si me prestas tu voz, podré cantarte.
que corre para todos por el prado:
caudal intacto, comunal y frío.
Quiero ser balbuceo, pero mío. AL CRISTO DE LA BUENA MUERTE
Quiero ser un silencio enamorado. (fragmento)
¿Tiene código, acaso, la anarquía
Por eso a tus pies postrado;
sin precepto ni ley de un gran cariño? por tus dolores herido
Hijo: te comería, de un dolor desconsolado;
dice la madre al niño. ante tu imagen vencido
y ante tu Cruz humillado,
Con palabra imposible que no pesa siento unas ansias fogosas
a la orilla de todas las canciones, de abrazarte y bendecirte,
yo le diré al Amor, como Teresa, y ante tus plantas piadosas,
un mundo de novicias sinrazones. quiero decirte mil cosas
que no sé como decirte...
Es como un disparate hecho de vivos ¡Frente que, herida de amor,
excesos... ¿No lo es siempre el impulso creador? te rindes de sufrimientos
¡Qué inesperado mundo de adjetivos sobre el pecho del Señor,
cualquier copla de amor ! como los lirios que, en flor,
¡Qué locura de nombres: príncipe, luz, cordero, tronchan, al paso, los vientos!
flor! ¡Brazos rígidos y yertos,
por tres garfios traspasados,
No es que mi canto mengua para recibirme, abiertos,
al compararse a tu persona. para esperarme, elevados!
Es que al pie de tu torre mi canción desentona. ¡Cuerpo llagado de amores!,
Y busca su palabra en otra lengua. yo te adoro y yo te sigo:
162 CON SENTIDO

yo, Señor de los señores, me eché a andar tras las estrellas


quiero partir tus dolores con sangre y nieve en los pies.
subiendo a la cruz contigo.
Quiero en la vida seguirte, Y sin aquella alegría,
y por sus caminos irte pero con otra ilusión,
alabando y bendiciendo, llena la mano y vacía,
y bendecirte sufriendo, cómo Jesús me cabía
y muriendo, bendecirte. —¡y cómo me sonreía!—
Quiero, Señor, en tu encanto entre mano y corazón.
tener mis sentidos presos,
y, unido a tu cuerpo santo,
mojar tu rostro con llanto, RESIGNACIÓN
secar tu llanto con besos.
Quiero en santo desvarío, Por eso, Dios y Señor,
besando tu rostro frío, porque por amor me hieres,
besando tu cuerpo inerte, porque con inmenso amor
llamarte mil veces mío... pruebas con mayor dolor
Cristo de la Buena Muerte. a las almas que más quieres.
Señor, aunque no merezco
que tu escuches mi quejido: Porque sufrir es curar
por la muerte que has sufrido las llagas del corazón
escucha lo que te ofrezco porque sé que me has de dar
y escucha lo que te pido: consuelo y resignación
A ofrecerte, Señor, vengo a medida del pesar;
mi ser, mi vida, mi amor,
mi alegría, mi dolor; por tu bondad y tu amor,
cuanto puedo y cuanto tengo; porque lo mandas y quieres,
cuanto me has dado, Señor. porque es tuyo mi dolor...,
Y a cambio de este alma llena ¡bendita sea, Señor
de amor que vengo a ofrecerte, la mano con que me hieres!
dame una vida serena
y una muerte santa y buena.
¡Cristo de la Buena Muerte! Federico García Lorca (1898-1936)
PASO
VILLANCICO DE LAS MANOS VACÍAS Virgen con miriñaque
Yo tenía virgen de la Soledad,
tanta rosa de alegría, abierta como un inmenso
tanto lirio de ilusión, tulipán.
que entre mano y corazón En tu barco de luces
el Niño no me cabía... vas
por la alta marea
Dejé las rosas primero. de la ciudad,
Con una mano vacía entre saetas turbias
—noche clara y alba fría— y estrellas de cristal.
me eché a andar por el sendero. Virgen con miriñaque,
tú vas
Dejé los lirios después. por el río de la calle,
Libre de mentiras bellas, ¡hasta el mar!
ALMA 163

SAETA ¡Niñas,
Cristo moreno corred las cortinas!
pasa
de lirio de Judea Las calles están desiertas
a clavel de España. y en los fondos se adivinan,
corazones andaluces
¡Miradlo por dónde viene! buscando viejas espinas.
De España. ¡Niñas,
Cielo limpio y oscuro, corred las cortinas!
tierra tostada,
y cauces donde corre
muy lenta el agua.
Cristo moreno,
Dámaso Alonso (1898-1990)
con las guedejas quemadas,
los pómulos salientes
HOMBRE Y DIOS
y las pupilas blancas.
Hombre es amor. Hombre es un haz, un centro
¡Miradlo por dónde va! donde se anuda el mundo. Si Hombre falla,
otra vez el vacío y la batalla
BAILE del primer caos y el Dios que grita «¡Entro!».
La Carmen está bailando
Hombre es amor, y Dios habita dentro
por las calles de Sevilla.
de ese pecho y, profundo, en él se acalla;
Tiene blancos los cabellos
con esos ojos fisga, tras la valla,
y brillantes las pupilas.
su creación, atónitos de encuentro.
¡Niñas, Amor-Hombre, total rijo sistema
corred las cortinas! yo (mi Universo). ¡Oh Dios, no me aniquiles
tú, flor inmensa que en mi insomnio creces!
En su cabeza se enrosca
una serpiente amarilla, Yo soy tu centro para ti, tu tema
y va soñando en el baile de hondo rumiar, tu estancia y tus pensiles.
con galanes de otros días. Si me deshago, tú desapareces.
164 CON SENTIDO

LAS ALAS
(fragmento)
Ah, pobre Dámaso,
tú, el más miserable: el último de los seres;
tú, que con tu fealdad y con el oscuro turbión de tu desorden,
perturbas la sedeña armonía
del mundo,
dime,
ahora que ya se acerca tu momento
(porque no hay ni un presagio que ya en ti no se haya cumplido),
ahora que subirás al Padre,
silencioso y veloz como el árbol bermejo en los termómetros,
¿cómo has de ir con tus manos estériles?,
¿qué le dirás cuando en silencio te pregunte qué has hecho?
Yo le diré: «Señor, te amé. Te amaba
en los montes, cuanto más altos, cuanto más desnudos,
allí donde el silencio erige sus verticales torres sobre la piedra,
donde la nieve aún se arregosta en julio a los canchales,
en el inmenso circo, en la profunda copa, llena de nítido cristal, en cuyo centro
un águila en enormes espirales se desliza
como una mota que en pausado giro
desciende por el agua
del transparente
vaso:
allí
me sentía más cerca de tu terrible amor, de tu garra de fuego.
Y te amaba en la briznilla más pequeña,
en aquellas florecillas que su mano me daba,
tan diminutas que sólo sus ojos inocentes,
aquellos ojos anteriores a la maldad y al sueño,
las sabían buscar entre la hierba,
florecillas tal vez equivocadas en nuestro suelo, demasiado grande,
quién sabe si caídas de algún planeta niño,
¡ay!, yo te amaba aún con más ternura en lo pequeño.»
«Sí —te diré— yo te he amado, Señor.»
Pero muy pronto
he de ver que no basta, que tú me pides más.
Porque, ¿cómo no amarte, oh Dios mío?
¿Qué ha de hacer el espejo sino volver al rayo que le hostiga?
La dulce luz refleja, ¿quién dice que el espejo la creaba?
Oh, no; no puede ser bastante.
Y como fina lluvia batida por el viento a fines de noviembre,
han de caer sobre mi corazón
las palabras heladas: «Tú, ¿qué has hecho?»
¿Me atreveré a decirte
que yo he sentido desde niño
brotar en mí, no sé, una dulzura torpe,
una venilla de fluido azul,
ALMA 165

de ese matiz en que el Azul se hace tristeza,


en que la tristeza se hace música?
La música interior se iba en el aire, se iba a su centro de armonía.
Algunas veces (¡ah, muy pocas veces!:
cuando apenas salía de la niñez; y luego en el acibar de la juventud; y ahora que he
sentido los primeros manotazos del súbito orangután de la vejez),
sí, algunas veces
se quedaba flotando la dulce música,
y, flotando, se cuajaba en canción.
Si: yo cantaba.
«Y aquí —diré—, Señor, te traigo mis canciones.
Es lo que he hecho, lo único que he hecho.
Y no hubo ni una sola
en la que el arco y al mismo tiempo el hito
no fueses tú...»
...............................................
Primero aquellas puras (¡es decir, claras, tersas!)
y aquellas otras de la ciudad donde vivía.
Al vaciarme de mi candor de niño,
yo vertí mi ternura
en el librito aquel, igual
que en una copa de cristal diáfano.
Luego dormí en lo oscuro durante muchas horas,
y sólo unos instantes
me desperté
para cantar el viento, para cantar el verso,
los dos seres más puros
del mundo de la materia y del mundo del espíritu.
Y al cabo de los años llegó por fin la tarde,
sin que supiera cómo,
en la cual una llama
de un rojo oscuro y ocre,
me vino la noticia,
la lóbrega noticia
de tu belleza y de tu amor.
¡Cantaba!
¡Rezaba, sí!
..................................................
Me oirá en silencio el Padre,
y ciertamente
que se ha de sonreir.
Sí, se ha hecho sonreir en cuanto a su bondad, pero no en cuanto
a su justicia.
Sobre mi corazón,
como
cuando quema los brotes demasiado atrevidos del enero,
caerán estas palabras heladas:
166 CON SENTIDO

«Más, ¿Qué hiciste?»


¡Oh Dios!
comprendo,
yo no he cantado;
yo remedé tu voz cual dicen los mirlos remedan
la del pastor paciente que los doma.
...Y he seguido en le sueño que tenía.
Me he visto vacilante,
cual si otra vez pesaran sobre mí
80 kilos de miseria orgánica,
cual si fuera a caer
a través de planetas y luceros,
desde la altura
vertiginosa.
...¡Voy a caer!
Pero el Padre me ha dicho:
«Vas a caerte
abre las alas.»
¿Qué alas?
Oh portento, bajo los hombros se me habrían
dos alas,
fuertes, inmensas, de inmortal blancura.
Por debajo, ¡cuán lentos navegaban los orbes!
¡Con qué impalpable roce me resbalaba el aire!
Sí, bogaba, bogaba por el espacio, era
ser glorioso, ser que se mueve en las tres dimensiones de la dicha,
un ser alado.
Eran aquellas alas
lo que ya me bastaba ante el Señor,
lo único grande y bello
que yo había ayudado a crear en el mundo.
Y eran
aquellas alas vuestros dos amores,
vuestros amores, mujer, madre.
Oh vosotras las dos mujeres de mi vida,
seguidme dando siempre vuestro amor,
seguidme sosteniendo,
para que no me caiga,
para que no me hunda en la noche,
para que no me manche,
para que tenga el valor que me falta para seguir viviendo,
para que no me detenga voluntariamente en mi camino,
para que cuando mi Dios quiera gane la inmortalidad a través de la muerte,
para que Dios me ame,
para que mi gran Dios me reciba en sus brazos,
para que duerma en su recuerdo.
ALMA 167

Gerardo Diego (1896-1987) Luis Rosales (1910- 1993)


DOLOROSA DE CÓMO EL HOMBRE QUE SE PIERDE LLEGA
SIEMPRE A BELÉN
He aquí, helados, cristalinos,
sobre el virginal regazo, De noche, cuando la sombra
muertos ya para el abrazo, de todo el mundo se junta,
aquellos miembros divinos. de noche, cuando el camino
Huyeron los asesinos huele a romero y a juncia,
¡Qué soledad sin colores!
¡Oh Madre mía, no llores! de noche iremos, de noche,
¡Cómo lloraba María! sin luna iremos, sin luna,
La llaman desde aquel día que para encontrar la fuente
la Virgen de los Dolores. sólo la sed nos alumbra.

Cristina de Arteaga (1902- ) Rafael Morales (1919- )

ENTREGA TOTAL INVOCACIÓN AL SEÑOR

¡Hazlo Tú todo en mí! Que yo me preste Danos tu luz, Señor, para esta pena,
a tu acción interior, pura y callada. corta de tu jardín tanta agonía,
Hazlo Tú todo en mí, que aunque me cueste, tanto oscuro dolor, la sombra fría
me dejaré labrar sin decir nada. que al corazón del hombre ciega y llena.

¡Hazlo Tú todo en mí! Que yo te sienta Aniquila, Señor, corta, cercena


ser en mi dirección y disciplina. esta angustia del hombre, esta porfía;
Hazlo Tú todo en mí. Que estoy sedienta danos, Señor, tu corazón por guía,
de ser canal de tu virtud divina. tu sangre que enamora y enajena.

Mas si el sufrir, Señor, es merecido,


no nos quites ni el llanto ni el lamento,
ni el amoroso corazón herido.

Pero danos también como sustento


tu corazón, tu vida, tu latido,
tu divino calor por alimento.
APÉNDICE
IMPERDIBLES

Incluimos en este apartado aquellas piezas que no nos han «cabido» en los otros
tres, habida cuenta de los contenidos, de los sentidos, a que hace referencia el título.
En esto hemos sido exigentes. No hemos seleccionado autores sino composiciones.
Las que siguen a continuación, pueden estar vacías de sentido, pueden ser meramen-
te formalistas, pero tienen el sentido de la calidad o de la originalidad, que las inclu-
ye en el capítulo de lo que cualquiera que use la lengua española en los múltiples pa-
íses donde se habla debe conocer.
IMPERDIBLES 171

catorce versos dicen que es soneto;


Antón de Montoro (Siglo XV)
burla burlando van los tres delante.
¡Qué obra tan de excusar
vender miel al colmenero, Yo pensé que no hallara consonante,
y pensar crecer el mar y estoy a mitad de otro cuarteto;
con las gotitas del Duero!... mas si me veo en el primer terceto,
no hay cosa en los cuartetos que me espante.

Cristóbal de Castillejo (1494-1550) Por el primer terceto voy entrando,


y parece que entré con pie derecho,
OCTAVA
pues fin con este verso le voy dando.
Ya que mis tormentos son forzados,
bien que son sin fuerza consentidos, Ya estoy en el segundo, y aun sospecho
¿qué mayor alivio en mis cuidados que voy los trece versos acabando;
que ser por vuestra causa padecidos? contad si son catorce, y está hecho.
Si como son en vos bien empleados
de vos fuesen, señora, conoscidos,
la mayor angustia de mi pena LETRILLA
sería de descanso y gloria llena.
Naranjitas me tira la niña
en Valencia por Navidad;
Juan Boscán (1490-1542) pues a fe que si se las tiro
que se le han de volver azahar.
Házenseme mil años
A una máscara salí,
las horas de mis daños;
y paréme a su ventana;
por otra parte, el siempre imaginar
me hace parecer amaneció su mañana,
que cuanto he pasado fue ayer. y el sol en sus ojos vi.

Naranjitas desde allí


RESPUESTA DE BOSCÁN A D. DIEGO DE MENDOZA me tiró para favor;
(fragmento) como no sabe de amor,
¡O gran saber del hombre reposado!; piensa que todo es burlar;
¡cuánto más vales, aunque’stés durmiendo, pues a fe que si se las tiro,
que’l del otro, aunque’sté más desvelado! que se le han de volver azahar.
Pero es, en fin, en esto lo que entiendo,
que holgamos d’hablar bien cuando hablamos Naranjitas me tira la niña
magníficas sentencias componiendo. en Valencia por Navidad;
Pero cuando a las obras nos llegamos, pues a fe que si se las tiro,
rehuimos mi fe de la carrera que se le han de volver azahar.
y con sólo el hablar nos contentamos.

SEGUIDILLA
Lope de Vega (1562-1635)
En el Grao de Valencia,
SONETO
noche de San Juan,
Un soneto me manda hacer Violante, todo el fuego que tengo
que en mi vida me he visto en tanto aprieto; truje de la mar.
172 CON SENTIDO

LAS PACES DE LOS REYES Y JUDÍA DE TOLEDO hasta que os llamó!


(fragmento) ¡Recíbeme, Esposo,
Bel: hoy que vengo, hoy
a lavar las manchas
¡Las necedades del mundo, de mi imperfección!
en qué fundan sus quimeras! Dadme Vos auxilio
Todo es lisonja y engaño, para que mejor
todo es locura y soberbia. acierte a deciros
A Dios le llaman de vos, cómo el alma os doy.
al hombre llaman de alteza, En día de bodas
cortesana a la mujer licencia se dió
que está sin honra y vergüenza, para que la esposa
mocedades a los vicios, pida algún favor.
a los hurtos diligencias, ¡Regalado mío,
a la pobreza deshonra, ya que vuestra soy,
y honra al fausto y la riqueza, dadme vuestras arras
valiente al que es temerario, y el collar de amor;
discreción a la cautela, merezca ser vuestra;
moreno al negro atezado, miradme, que estoy
a la envidia, competencia, abrasada el alma
al que escribe secretario, de divino ardor!
aunque en las cárceles sea, ¡Tomadla, Dios mío,
donde el secreto mayor con el corazón;
los pregoneros le cuentan; que muero de amores,
los oficios llaman artes; que muero por Vos;
todos los nombres se truecan. que hoy he de ser vuestra,
Sólo a la muerte no mudan, que tendré el blasón
porque iguala cuanto encuentra. y nombre de esclava
de quien mereció!
¡Sólo imaginarlo
SANTA CASILDA me da tal dulzor,
(fragmento) que apenas resisto
la gloria en que estoy!
Casilda:
¡Dadme vuestra mano,
¡Señor de mi vida, soberano Sol,
soberano Dios, que por mí murió,
luz de mis tinieblas, pues que sois mi esposo,
en mi confusión, y merezca yo
como cierva herida, el tálamo dulce
he venido a Vos, de la perfección!
que sois fuente viva ¡Señor de mi vida,
de la salvación! dulce amante Dios,
¡Pastor de las almas! que me abraso de amores,
¡Divino Pastor, que muero por Vos!
a vuestra cabaña ¡Cuanto allá he dejado,
la oveja llegó reino en posesión,
huyendo medrosa riqueza y tesoros
del fiero león, de grande valor;
que lo tuvo presa mi padre, mi patria
IMPERDIBLES 173

y el mundo, a quien doy y era la harina


de mano por loco, carbón junto a vos.
necio, engañador,
esto y más dejara,
que mi inclinación Miguel de Cervantes (1547-1616)
me llama a serviros,
y a buscaros voy! SEGUIDILLAS
¡Mira, Señor mío, Riñen los amantes;
que estamos los dos hácese la paz:
desde hoy desposados si el enojo es grande,
y que vuestra soy! es el gusto más.
¡Dadme vuestra gracia,
.............................................
divino Señor;
que me abraso de amores, Marinero soy de amor,
que muero por Vos! y en su piélago profundo
navego sin esperanza
de llegar a puerto alguno.
LA ESCLAVA DE SU GALÁN
(fragmento)
Juntáronse los ratones EL RUFIÁN DICHOSO
para librarse del gato, (fragmentos)
y después de un largo rato Clérigo:
de disputas y opiniones, El corazón humillado,
dijeron que acertarían Dios por jamás lo desprecia:
en ponerle un cascabel; antes en tanto le aprecia,
que, andando el gato con él, que es fe y caso averiguado
librarse mejor podían. que se regocija el cielo
Salió un ratón barbicano, cuando con nueva conciencia
colilargo, hociquirromo, se vuelve a hacer penitencia
y encrespando el grueso lomo, un pecador en el suelo.
dijo el senado romano,
Cruz:
después de hablar culto un rato:
¡Dichosa del cielo puerta
«¿Quién de todos va a ser
que levantó la caída
el que se atreva a poner
y resucitó la vida
ese cascabel al gato?».
de nuestra esperanza muerta!
¡Pide a tu parto dichoso
ARTE NUEVO DE HACER COMEDIAS
que ablande aquí estas entrañas
(fragmento) y muestre aquí las hazañas
de su corazón piadoso!
Escribo por el arte que inventaron
los que el vulgar aplauso pretendieron,
porque, como las paga el vulgo, es justo Francisco de Quevedo (1580-1645)
hablarle en necio para darle gusto.
A UN HOMBRE DE GRAN NARIZ

SEGUIDILLA
Érase un hombre a una nariz pegado,
érase una nariz superlativa,
Linda molinera, érase una nariz sayón y escriba,
moler os vi yo, érase un pez espada muy barbado.
174 CON SENTIDO

Era un reloj de sol mal encarado, al ser que espero tener,


érase una alquitara pensativa, que por ser tengo de hacer,
érase un elefante boca arriba, juzgando a más pena yo,
era Ovidio Nasón más narizado, dejar ya de ser que no
ser para dejar de ser.
érase un espolón de una galera,
érase una pirámide de Egito,
las doce tribus de narices era, EL ALCALDE DE ZALAMEA
(fragmento)
érase un naricísimo infinito,
muchísima nariz, nariz tan fiera Crespo:
que en la cara de Anás fuera delito. En tanto que se acomoda
el señor don Lope, hijo,
ante tu prima y tu hermana
Pedro Calderón de la Barca (1600-1681) escucha lo que te digo.
Por la gracia de Dios, Juan,
EL GRAN MERCADO DEL MUNDO eres de linaje limpio
(fragmento) más que el sol, pero villano:
lo uno y lo otro te digo,
Fama: aquello, por que no humilles
En la gran plaza del Mundo, tanto tu orgullo y tu brío,
del monarca más feliz, que dejes, desconfiado,
hoy se hace un mercado franco; de aspirar con cuerdo arbitrio
todos a comprar venid. a ser más; lo otro, porque
............................................. no vengas, desvanecido,
En él se vende de todo; a ser menos: igualmente
pero atended, y advertid, usa de entrambos designios
que el que compra bien, o mal, con humildad; porque siendo
no los conoce hasta el fin. humilde, con recto juicio
acordarás lo mejor;
y como tal, en olvido
pondrás cosas que suceden
EL PLEITO MATRIMONIAL
al revés en los altivos.
DEL CUERPO Y DEL ALMA
¡Cuántos, teniendo en el mundo
(fragmento)
algún defecto consigo,
Sin oír, hablar ni ver, le han borrado por humildes!
en noche continua estoy; Y ¡a cuántos, que no han tenido
si nada antes de ser soy, defecto, se le han hallado
¿qué seré después de ser? por estar ellos mal vistos!
Mas no, no quiero saber, Sé cortés sobremanera,
confusa naturaleza, sé liberal y esparcido;
ni ser quiero, que es tristeza que el sombrero y el dinero
a mi ser anticipada son los que hacen los amigos;
ver que acabo siendo nada y no vale tanto el oro
ser que siendo nada empieza. que el sol engendra en el indio
Mas ser quiero, que es error suelo y que conduce el mar,
no ser si en mi mano está, como ser uno bienquisto,
pues peor no ser será No hables mal de las mujeres:
que siendo ser lo peor; la más humilde, te digo
y tengo ya tanto amor que es digna de estimación,
IMPERDIBLES 175

porque, al fin, dellas nacimos. D. Lope:


No riñas por cualquier cosa: A quien tocara,
que cuando en los pueblos miro ni aun al soldado menor,
muchos que a reñir enseñan, sólo un pelo de la ropa,
mil veces entre mí digo: viven los cielos, que yo
aquesta escuela no es le ahorcara.
la que ha de ser, pues colijo
que no ha de enseñarse a un hombre Crespo:
con destreza, gala y brío A quien se atreviera
a reñir, sino a por qué a un átomo de mi honor,
ha de reñir; que yo afirmo viven los cielos también,
que si hubiera un maestro solo que también le ahorcara yo.
que enseñara prevenido,
no el cómo, el por què se riña, D. Lope:
todos le dieran sus hijos. ¿Sabéis que estáis obligado
Con esto, y con el dinero a sufrir, por ser quien sois,
que llevas para el camino,
estas cargas?
y para hacer, en llegando
de asiento, un par de vestidos, Crespo:
el amparo de don Lope
Con mi hacienda;
y mi bendición, yo fío
pero con mi fama no.
en Dios que tengo de verte
Al Rey la hacienda y la vida
en otro puesto. Adiós hijo,
se ha de dar; pero el honor
que me enternezco en hablarte.
es patrimonio del alma,
............................................. y el alma sólo es de Dios.

Crespo:
Mil gracias, señor, os doy LA VIDA ES SUEÑO
por la merced que me hicisteis (fragmento)
de excusar la ocasión
Segismundo:
de perderme.
¡Ay, mísero de mí! y ¡ay, infelice!
D. Lope: Apurar, cielos, pretendo,
¿Cómo habíais, ya que me tratáis así,
decid, de perderos vos? ¿qué delito cometí
contra vosotros naciendo?
Crespo: Aunque si nací, ya entiendo
Dando muerte a quien pensara qué delito he cometido.
ni aun el agravio menor... Bastante causa ha tenido
vuestra justicia y rigor,
D. Lope: pues el delito mayor
¿Sabéis, vive Dios, que es del hombre es haber nacido.
Capitán? Sólo quisiera saber,
para apurar mis desvelos
Crespo: dejando a una parte, cielos,
Sí, vive Dios; el delito de nacer,
y aunque fuera el general, ¿qué más os pude ofender
en tocando a mi opinión, para castigarme más?
le matará. ¿No nacieron los demás?
176 CON SENTIDO

Pues si los demás nacieron, privilegio tan suave,


¿qué privilegios tuvieron excepción tan principal,
que yo no gocé jamás? que Dios le ha dado a un cristal,
Nace el ave y, con las galas a un pez, a un bruto y a un ave?
que la dan belleza suma, [...]
apenas es flor de pluma .......................................................
o ramillete con alas
cuando las etéreas salas Es verdad; pues reprimamos
corta con velocidad, esta fiera condición,
negándose a la piedad esta furia, esta ambición,
del nido que deja en calma, por si alguna vez soñamos.
¿y teniendo yo más alma Y sí haremos, pues estamos
tengo menos libertad? en mundo tan singular
Nace el bruto y, con la piel que el vivir sólo es soñar,
que dibujan manchas bellas, y la experiencia me enseña
apenas signo es de estrellas, que el hombre que vive sueña
gracias al docto pincel lo que es hasta despertar.
cuando, atrevido y crüel, Sueña el rey que es rey, y vive
la humana necesidad
con este engaño mandando,
le enseña a tener crueldad,
disponiendo y gobernando;
monstruo de su laberinto,
¿y yo, con mejor instinto, y este aplauso, que recibe
tengo menos libertad? prestado, en el viento escribe
Nace el pez, que no respira, y en cenizas le convierte
aborto de ovas y lamas, la muerte: ¡desdicha fuerte!
y apenas bajel de escamas ¡Qué hay quien intente reinar
sobre las ondas se mira viendo que ha de despertar
cuando a todas partes gira, en el sueño de la muerte!
midiendo la inmensidad Sueña el rico en su riqueza,
de tanta capacidad que más cuidados le ofrece;
como le da el centro frío, sueña el pobre que padece
¿y yo, con más albedrío, su miseria y su pobreza;
tengo menos libertad? sueña el que a medrar empieza;
Nace el arroyo, culebra sueña el que afana y pretende;
que entre flores se desata, sueña el que agravia y ofende;
y apenas, sierpe de plata, y en el mundo, en conclusión,
entre las flores se quiebra, todos sueñan lo que son,
cuando músico celebra
aunque ninguno lo entiende.
de los cielos la piedad,
Yo sueño que estoy aquí
que le dan con majestad
el campo abierto a su huída, destas prisiones cargado,
¿y teniendo yo más vida y soñé que en otro estado
tengo menos libertad? más lisonjero me vi.
En llegando a esta pasión, ¿Qué es la vida?: Un frenesí.
un volcán, un Etna hecho, ¿Qué es la vida?: Una ilusión,
quisiera sacar del pecho una sombra, una ficción;
pedazos del corazón: y el mayor bien es pequeño,
¿Qué ley, justicia, o razón que toda la vida es sueño,
negar a los hombres sabe y los sueños, sueños son.
IMPERDIBLES 177

tantas vueltas
Juan Meléndez Valdés (1745-1817)
y revueltas,
ODA A LA FORTUNA quiero amiga,
que me diga:
El vicio es callado y triste, ¿son de alguna utilidad?
la inocencia ríe y canta,
y el trabajo es pasatiempo,
cuando el placer lo acompaña.
Félix María de Samaniego (1745-1801)

Tomás de Iriarte (1750-1791) LA SERPIENTE Y LA LIMA


(Fragmento)
EL BURRO FLAUTISTA
Quien pretente sin razón
En una alforja al hombro al más fuerte derribar,
llevo los vicios; no consigue sino dar
los ajenos delante, coces contra el aguijón.
detrás los míos.
Esto hacen todos;
así ven los ajenos,
mas no los propios. Ventura Ruiz Aguilera (1820-1881)
Cerca de unos prados
que hay en mi lugar, EPÍSTOLA
pasaba un borrico (fragmentos)
por casualidad. ¡Siempre luchar!... del hombre es el destino
Una flauta en ellos y al que impávido lucha, con fe ardiente,
halló, que un zagal le da la gloria su laurel divino.
se dejó olvidada
.......................................................
por casualidad.
Acercóse a olerla Padecer es vivir; riego es el llanto
el dicho animal, a quien la flor del alma, con su esencia,
y dio un resoplido debe perpetuo y virginal encanto.
por casualidad.
En la flauta el aire
se hubo de colar
y sonó la flauta José de Espronceda (1808-1838)
por casualidad.
«¡Oh!, dijo el borrico CANCIÓN DEL PIRATA
¡qué bien sé tocar! Con diez cañones por banda,
¿Y dirán que es mala viento en popa a toda vela,
la música asnal?» no corta el mar, sino vuela
Sin reglas del arte un velero bergantín.
borriquitos hay Bajel pirata que llaman
que una vez aciertan por su bravura el Temido,
por casualidad.
en todo todo mar conocido
del uno al otro confín.
LA ARDILLA Y EL CABALLO
La luna en el mar riela,
(Fragmento)
en la lona gime el viento,
Tantas idas, y alza en blando movimiento
y venidas, olas de plata y azul;
178 CON SENTIDO

y ve el capitán pirata, cómo vira y se previene


cantando alegre en la popa, a todo trapo a escapar:
Asia a un lado, al otro Europa que yo soy el rey del mar,
y allá a su frente Estambul. y mi furia es de temer».
En las presas
«Navega, velero mío, yo divido
sin temor, lo cogido
que ni enemigo navío, por igual:
ni tormenta, ni bonanza sólo quiero
tu rumbo a torcer alcanza, por riqueza
ni a sujetar tu valor. la belleza
sin rival.
«Veinte presas
hemos hecho Que es mi barco mi tesoro,
a despecho que es mi Dios la libertad,
del inglés, mi ley la fuerza y el viento,
y han rendido mi única patria la mar.
sus pendones «¡Sentenciado estoy a muerte!
cien naciones Yo me río:
a mis pies.» no me abandone la suerte
y al mismo que me condena,
Que es mi barco mi tesoro, colgaré de alguna antena,
que es mi Dios la libertad, quizá en su propio navío.»
mi ley la fuerza y el viento, «Y si caigo,
mi única patria la mar. ¿qué es la vida?
Por perdida
«Allá muevan feroz guerra ya la di,
ciegos reyes cuando el yugo
por un palmo más de tierra: del esclavo
que yo tengo aquí por mío como un bravo
cuanto abarca el mar bravío, sacudí.»
a quien nadie impuso leyes.
Que es mi barco mi tesoro,
Y no hay playa, que es mi Dios la libertad,
sea cualquiera, mi ley la fuerza y el viento,
ni bandera mi única patria la mar.
de esplendor,
que no sienta «Son mi música mejor
mi derecho aquilones;
y dé pecho el estrépito y temblor
a mi valor.» de los cables sacudidos,
del negro mar los bramidos
Que es mi barco mi tesoro, y el rugir de mis cañones.
que es mi Dios la libertad,
mi ley la fuerza y el viento, Y del trueno
mi única patria la mar. al son violento
y del viento
«A la voz de “¡Barco viene!” al rebramar,
es de ver yo me duermo
IMPERDIBLES 179

sosegado ¡Cuánta nota dormía en sus cuerdas


arrullado como el pájaro duerme en las ramas,
por el mar.» esperando la mano de nieve
que sabe arrancarlas!
Que es mi barco mi tesoro, ¡Ay!, pensé; ¡cuántas veces el genio
que es mi Dios la libertad, así duerme en el fondo del alma
mi ley la fuerza y el viento, y una voz como Lázaro espera
mi única patria la mar. que le diga: «Levántate y anda»!
.......................................................
EL ESTUDIANTE DE SALAMANCA XII
(Fragmento) Por que son niña tus ojos
Hojas del árbol caídas verdes como el mar, te quejas,
juguetes del viento son; quizá si negros o azules
las ilusiones perdidas, se tornasen lo sintieras.
¡ay!, son hojas desprendidas
del árbol del corazón.
Miguel Ramos Carrión (1851-1915)
LA MARSELLESA
Gustavo Adolfo Bécquer (1836-1870)
(fragmento)
RIMAS Yo quiero ver cien nobles
(fragmentos) colgados de un farol,
Es cuestión de palabras, y no obstante racimo que un día
ni tú ni yo jamás vendimie la nación.
después de lo pasado convendremos ¡Yo soy descamisado,
en quién la culpa está. yo quiero la igualdad;
¡Lástima que el Amor un diccionario si yo no tengo nada,
no tenga dónde hallar que nadie tenga más!
cuándo el orgullo es simplemente orgullo Muerte y exterminio
y cuándo es dignidad! haya por doquier,
....................................................... ¡sangre y guillotina,
ése es mi placer!
XXX El pensamiento libre
Asomaba a sus ojos una lágrima, proclamo en alta voz;
a mi labio una frase de perdón; ¡y muera el que no piense
habló el orgullo y enjugó su llanto, igual que pienso yo!
y la frase en mis labios expiró.
Yo voy por un camino: ella por otro;
pero al pensar en nuestro mutuo amor, José Zorrilla (1817-1893)
yo digo aún: «¿Por qué callé aquel día?»,
y ella dirá: «¿Por qué no lloré yo?». DON JUAN TENORIO
....................................................... (fragmentos)

VII ¡Cuan gritan esos malditos!


Del salón en el ángulo oscuro, ¡Pero mal rayo les parta
de su dueño tal vez olvidada, si, en concluyendo esta carta,
silenciosa y cubierta de polvo no pagan caros su gritos!
veíase el arpa. .......................................................
180 CON SENTIDO

Por dondequiera que fui


Rafael Morales (1919- )
la razón atropelle,
la virtud escarnecí, LOS ABANDONADOS
a la justicia burle
y a las mujeres vendí. Cuando todos olvidan que vivimos
Yo a las cabañas bajé, estamos muertos, somos ausentes.
yo a los palacios subí Si en otro corazón no vive el hombre,
ha muerto ya, Dios mío, para siempre.
.......................................................
¡Ah! ¿No es cierto ángel de amor,
que en esta apartada orilla Blas de Otero (1916-1979)
mas pura la luna brilla
LO ETERNO
y se respira mejor?
(Fragmento)
.......................................................
Un mundo como un árbol desgajado.
Llamé al cielo y no me oyó; Una generación desarraigada.
y pues sus puertas me cierra, Unos hombres sin más destino que
de mis pasos en la tierra apuntalar las ruinas.
responda el cielo y no yo.
.......................................................
Federico García Lorca (1848-1936)
un punto de contrición
da a un alma salvación. PRENDIMIENTO DE ANTOÑITO
EL CAMBORIO EN EL CAMINO DE SEVILLA

Antonio Torres Heredia,


Ramón de Campoamor (1817-1901) hijo y nieto de Camborios,
con una vara de mimbre
HUMORADAS va a Sevilla a ver los toros.
Que no pidas, Manuela, te suplico, Moreno de verde luna
a mi edad madrigales ni consejos, anda despacio y garboso.
porque sé que detrás del abanico Sus empavonados bucles
os burláis las mujeres de los viejos. le brillan entre los ojos.
A la mitad del camino
cortó limones redondos,
LA DOLORA y los fue tirando al agua
(fragmento) hasta que la puso de oro.
Y a la mitad del camino,
Sin el amor que encanta, bajo las ramas de un olmo,
la soledad de un ermitaño espanta. guardia civil caminera
¡Pero es más espantosa todavía lo llevó codo con codo.
la soledad de dos en compañía!
El día se va despacio,
LAS DOS LINTERNAS la tarde colgada a un hombro,
(fragmento) dando una larga torera
sobre el mar y los arroyos.
Y es que en el mundo traidor Las aceitunas aguardan
nada es verdad ni mentira; la noche de Capricornio,
todo es según el color y una corta brisa, ecuestre,
del cristal con que se mira. salta los montes de plomo.
IMPERDIBLES 181

Antonio Torres Heredia, que iban por el monte solos!


hijo y nieto de Camborios, Están los viejos cuchillos
viene sin vara de mimbre tiritando bajo el polvo.
entre los cinco tricornios.
A las nueve de la noche
Antonio, ¿quién eres tú? lo llevan al calabozo,
Si te llamaras Camborio mientras los guardias civiles
hubieras hecho una fuente beben limonada todos.
de sangre, con cinco chorros. Y a las nueve de la noche
Ni tú eres hijo de nadie, le cierran el calabozo,
ni legítimo Camborio. mientras el cielo reluce
¡Se acabaron los gitanos como la grupa de un potro.
ÍNDICE

INTRODUCCIÓN ........................................................................................................................ 9

VIDA .............................................................................................................................................. 11
Poema de Fernán González (Anónimo) ............................................................................................ 13
Proverbios morales (Sem Tob) .......................................................................................................... 13
Romance del juramento que tomó El Cid al Rey Don Alonso (A.) .................................................. 14
Abenámar (A.) ................................................................................................................................. 14
Alfonso V, Rey de Aragón, contempla a Nápoles (A.) ....................................................................... 15
Invocación (Jorge Manrique) ........................................................................................................... 15
Romance del Conde Arnaldos (Macías) ........................................................................................... 15
Sólo morir es librar (Escrivá Ximénez de Urrea) ............................................................................... 16
Villancico por deshecha (Escrivá Ximénez de Urrea) ........................................................................ 16
Cuatro canciones (Escrivá Ximénez de Urrea) .................................................................................. 16
Canción (Joan Escrivá) .................................................................................................................... 17
Soneto: «Cuando me paro a contemplar mi’stado» (Garcilaso de la Vega) ......................................... 17
Respuesta de Boscán a Don Diego de Mendoza (Juan Boscán) ........................................................ 17
«Andeme yo caliente...» (Luis de Góngora) ...................................................................................... 17
«Aquellas sierras, madre...» (Diego Pisador) ..................................................................................... 18
Galeritas de España (A.) ................................................................................................................... 18
¡A los remos, remadores! (Gil Vicente) ............................................................................................. 18
Proverbios morales (Alonso de Barros) ............................................................................................. 19
A mis soledades voy... (Lope de Vega) .............................................................................................. 20
Pobre barquilla mía (Lope de Vega) .................................................................................................. 21
Maya (Lope de Vega) ....................................................................................................................... 23
Vida retirada (Fray Luis de León) ..................................................................................................... 23
Noche serena (Fray Luis de León) .................................................................................................... 24
Décima (Fray Luis de León) ............................................................................................................. 25
Pastorcico nuevo... (Tirso de Molina) ............................................................................................... 25
Reconocimiento de la vanidad del mundo (Francisco de Aldana) ..................................................... 26
Madre, la mi madre (Miguel de Cervantes) ...................................................................................... 26
Del tiempo (Juan de Arguijo) .......................................................................................................... 26
Vida del autor en la vejez (Baltasar de Alcázar) ................................................................................. 27
Carta a su hijo siendo niño (Juan Rufo) ........................................................................................... 27
Enseña cómo todas las cosas avisan de la muerte ( Francisco de Quevedo) ....................................... 31
Letrilla satírica: Poderoso caballero es don dinero (Francisco de Quevedo) ....................................... 31
Epístola satírica... (Francisco de Quevedo) ....................................................................................... 32
184 CON SENTIDO

Soneto: «Estas que fueron pompa y alegría» (Pedro Calderón de la Barca) ........................................ 33
Soneto: «En perseguirme Mundo, ¿qué interesas...» (Sor Juana Inés de la Cruz) ............................... 33
Redondillas (Sor Juana Inés de la Cruz) ........................................................................................... 33
¿Cuando vendrá la muerte? (Diego de Torres Villaroel) .................................................................... 34
Rimas (Gustavo Adolfo Bécquer) ..................................................................................................... 34
Amor eterno (Gustavo Adolfo Bécquer) ........................................................................................... 35
A todos los santos (Gustavo Adolfo Bécquer) ................................................................................... 35
Canción de la muerte (José de Espronceda) ..................................................................................... 36
Pecados necios y gustos depravados (Manuel Bretón de los Herreros) ............................................... 36
Dios me libre y me defienda (Manuel Bretón de los Herreros) ......................................................... 37
¡Paciencia! (Manuel Bretón de los Herreros) ..................................................................................... 38
Dos epigramas (Manuel Bretón de los Herreros) .............................................................................. 39
Los dos conejos (Tomás de Iriarte) ................................................................................................... 39
Las moscas (Félix María de Samaniego) ........................................................................................... 39
La paloma (Félix María de Samaniego) ............................................................................................ 39
El jóven filósofo y sus compañeros (Félix María de Samaniego) ....................................................... 40
Elegía (Ignacio López de Ayala) ....................................................................................................... 40
Descripción de la vida de la mujer de un labrador (Francisco Gregorio de Salas) .............................. 41
A él (Gertrudis Gómez de Avellaneda) ............................................................................................. 42
«Yo soy un hombre sincero» (José Martí) .......................................................................................... 43
A una virgen (Ángel Ganivet) .......................................................................................................... 44
Marcha triunfal (Rubén Darío) ........................................................................................................ 44
Canción de otoño en primavera (Rubén Darío) ............................................................................... 46
Sonatina (Rubén Darío) ................................................................................................................... 46
Despedida (José Rizal) ..................................................................................................................... 46
Para entonces (Manuel Gutiérrez Nájera) ......................................................................................... 47
Etnología (Joaquín M. Bartrina) ...................................................................................................... 47
De omni re scibili (Joaquín M. Bartrina) ......................................................................................... 47
Dos de Mayo (Bernardo López García) ........................................................................................... 48
Noticias del Parnaso (José López de Tejada) ..................................................................................... 49
Los toros (Eugenio de Tapia) ............................................................................................................ 49
Magnos problemas (A.) .................................................................................................................... 51
Los viajes (Juan Eugenio Hartzenbusch) .......................................................................................... 51
Ultima actio (José de Diego) ............................................................................................................ 51
Invitación (José María Gabriel y Galán) ........................................................................................... 52
El trabajo(José María Gabriel y Galán) ............................................................................................ 52
Ara y canta (José María Gabriel y Galán) ......................................................................................... 53
La tregua (José María Gabriel y Galán) ............................................................................................ 53
Canto al trabajo (José María Gabriel y Galán) ................................................................................. 53
¡Trisca, vaquerillo! (José María Gabriel y Galán) ............................................................................... 55
A correo vuelto (José María Gabriel y Galán) ................................................................................... 55
Noche fecunda (José María Gabriel y Galán) ................................................................................... 56
Regreso (José María Gabriel y Galán) .............................................................................................. 57
Sólo para mi lugar (José María Gabriel y Galán) .............................................................................. 58
El piyayo (José Carlos de Luna) ....................................................................................................... 62
Retablo heroico (Ignacio Romero Raizabal) ..................................................................................... 63
El madrigal de los ojos verdes (Enrique Durán y Tortajada) ............................................................. 64
Romances de Coral Gables (Juan Ramón Jiménez) .......................................................................... 65
Leer (Miguel de Unamuno) ............................................................................................................. 65
ÍNDICE 185

Árbol solitario (Miguel de Unamuno) .............................................................................................. 65


«Excelsior» (Joan Maragall) .............................................................................................................. 65
¡Hoy las ciencias adelantan...! (José López Silva) .............................................................................. 66
Castilla (Manuel Machado) ............................................................................................................. 67
El placer de servir (Gabriela Mistral) ................................................................................................ 68
Aniversario (Medardo Ángel Silva) ................................................................................................... 69
Loa de Valladolises (Antonio Oliver Belmás) .................................................................................... 69
El ciprés de Silos (Gerardo Diego) ................................................................................................... 69
Romance del Duero (Gerardo Diego) .............................................................................................. 69
Pensamientos sueltos (José María Pemán) ........................................................................................ 69
Después de la corrida (José María Pemán) ........................................................................................ 70
Elogio de la vida sencilla (José María Pemán) ................................................................................... 70
Nuestro español (Antonio Machado) ............................................................................................... 71
Ya hay un español (Antonio Machado) ............................................................................................ 71
La envidia (Antonio Machado) ........................................................................................................ 71
Cantar (Antonio Machado) ............................................................................................................. 71
«Se equivocó la paloma» (Rafael Alberti) .......................................................................................... 72
«¡Qué altos!» (Rafael Alberti) ............................................................................................................ 72
Sin libertad (Manuel Altolaguirre) ................................................................................................... 72
Nuestra heredad (Dámaso Alonso) ................................................................................................... 72
Romances de la Guerra Civil (Emilio Prados) .................................................................................. 72
Explicando una tarde anatomía... (Eusebio Blasco) .......................................................................... 73
Nostalgia (José Santos Chocano) ...................................................................................................... 73
Sed en la tierra (Enrique de Mesa) ................................................................................................... 74
Humildad (Francisco Villaespesa) .................................................................................................... 74
Tú me quieres blanca... (Alfonsina Storni) ....................................................................................... 74
Canción del gitano apaleado (Federico García Lorca) ....................................................................... 75
Anda jaleo (Federico García Lorca) .................................................................................................. 75
Cuando nace un hombre (Ángela Figuera Aymerich) ....................................................................... 75
Los últimos iberos (Gabriel Celaya) ................................................................................................. 76
Vida (José Hierro) ............................................................................................................................ 76
Salmo de las rosas (José María Valverde) .......................................................................................... 76

CORAZÓN .................................................................................................................................... 77
Cantar de Mio Cid (A.) ................................................................................................................... 79
(Alfonso X El Sabio) ........................................................................................................................ 79
Yo me levantara, madre (A.) ............................................................................................................. 79
Perdida traigo... (A.) ........................................................................................................................ 79
Serranilla de la Finojosa (Marqués de Santillana) .............................................................................. 79
Canción (Gómez Manrique) ............................................................................................................ 80
Coplas a la muerte de su padre... (Jorge Manrique) .......................................................................... 80
Tan buen ganadico (Juan de la Encina) ............................................................................................ 81
No te tardes que me muero (Juan de la Encina) ............................................................................... 81
Villancico (Lucas Fernández) ........................................................................................................... 82
Letrilla (Juan de Timoneda) ............................................................................................................. 82
Madrigal (Gutierre de Cetina) ......................................................................................................... 82
A la flor de Gnido (Garcilaso de la Vega) ......................................................................................... 82
186 CON SENTIDO

En tanto que de rosa... (Garcilaso de la Vega) ................................................................................... 83


Canciones sacras (Lope de Vega) ...................................................................................................... 83
Canción de bienvenida (Lope de Vega) ............................................................................................ 83
Soneto: «Desmayarse, atreverse...» (Lope de Vega) ............................................................................ 84
Definiendo el amor (Lope de Vega) .................................................................................................. 84
Un labrador a su amada (Antonio Mira de Amescua) ....................................................................... 84
Letrilla (José Cadalso) ...................................................................................................................... 85
Blanca flor (Bartolomé José Gallardo) .............................................................................................. 85
Yarabí (Mariano Melgar) .................................................................................................................. 86
Corriendo van por la vega (José Zorrilla) ......................................................................................... 87
El Cristo de la Vega (José Zorrilla) ................................................................................................... 88
La siesta (José Zorrilla) ..................................................................................................................... 91
A la orilla del arroyo (Antonio de Trueba) ........................................................................................ 91
El color de los ojos (Eulogio Florentino Sanz) .................................................................................. 92
Mira que mi corazón... (Franciso Zea) ............................................................................................. 93
Martín Fierro (José Hernández) ....................................................................................................... 93
Rimas (Gustavo Adolfo Bécquer) ..................................................................................................... 93
Yo pienso en ti... (José Batres Montufar) .......................................................................................... 96
Al amor de mis amores (Carolina Coronado) ................................................................................... 96
Sin hijo (Antonio Ros de Olano) ..................................................................................................... 96
En nochebuena (Vicente W. Querol) ............................................................................................... 97
El ama (José María Gabriel y Galán) ................................................................................................ 97
Del viejo, el consejo (José María Gabriel y Galán) ........................................................................... 100
Mi vaquerillo (José María Gabriel y Galán) ...................................................................................... 100
Lo inagotable (José María Gabriel y Galán) ..................................................................................... 101
Acuérdate de mí (José María Gabriel y Galán) ................................................................................. 102
Los amigos (José María Gabriel y Galán) ......................................................................................... 103
Tu madre (José María Gabriel y Galán) ............................................................................................ 103
Castellana (José María Gabriel y Galán) ........................................................................................... 103
Mi montaraza (José María Gabriel y Galán) ..................................................................................... 104
Canción (José María Gabriel y Galán) ............................................................................................. 104
Una nube (José María Gabriel y Galán) ........................................................................................... 105
A mi madre (Rosalía de Castro) ....................................................................................................... 105
En el «meeting» de la humanidad (Jacinto Benavente) ..................................................................... 106
La forma de querer tú... (Pedro Salinas) ........................................................................................... 106
Perdóname por ir así buscándote... (Pedro Salinas) ........................................................................... 106
No quiero que te vayas (Pedro Salinas) ............................................................................................. 106
Afán (Pedro Salinas) ......................................................................................................................... 107
Lo que eres (Pedro Salinas) .............................................................................................................. 107
Para vivir no quiero (Pedro Salinas) .................................................................................................. 107
Amiga (Pedro Salinas) ...................................................................................................................... 108
Umbral (Pedro Salinas) .................................................................................................................... 108
Por la senda roja... (Ramón del Valle Inclán) .................................................................................... 108
Coplas elegíacas (Antonio Machado) ............................................................................................... 108
Soledades (Antonio Machado) ......................................................................................................... 109
Encajes (Manuel Machado) ............................................................................................................. 109
La saeta (Manuel Machado) ............................................................................................................. 110
Despedida (Pío Baroja) .................................................................................................................... 110
Cansera (Vicente Medina) ............................................................................................................... 110
ÍNDICE 187

En busca de pan (Vicente Medina) .................................................................................................. 111


Era un jardín sonriente (Serafín y Joaquín Álvarez Quintero) ........................................................... 111
La mejor copla (Serafín y Joaquín Álvarez Quintero) ....................................................................... 112
El dulce milagro (Juana de Ibarbourou) ........................................................................................... 113
Tréboles (Jorge Guillén) ................................................................................................................... 113
Homenaje a Ramón Llull (José María Pemán) ................................................................................. 113
Estar enamorado (Francisco Luis Bernárdez) .................................................................................... 114
Poemas sueltos (Miguel Hernández) ................................................................................................ 115
Guerra (Miguel Hernández) ............................................................................................................. 115
Tristes guerras (Miguel Hernández) ................................................................................................. 115
Elegía (Miguel Hernández) .............................................................................................................. 115
Antes del odio (Miguel Hernández) ................................................................................................. 116
El amigo (Luis Cernuda) .................................................................................................................. 116
La madre (Dámaso Alonso) ............................................................................................................. 117
Canción al hijo primero (Carmen Conde) ....................................................................................... 118
Madre noche (Carlos Murciano) ...................................................................................................... 118
Antes, hoy y después (Fernando Cazón Vera) ................................................................................... 119

ALMA ............................................................................................................................................. 121


Milagros de Nuestra Señora (Gonzalo de Berceo) ............................................................................. 123
Cantigas de loores de Santa María (Arcipreste de Hita) .................................................................... 123
Gozos de Santa María (Arcipreste de Hita) ...................................................................................... 124
Cantigas (Alfonso Álvarez de Villasandino) ...................................................................................... 124
Cantares a la Virgen (Pedro López de Ayala) .................................................................................... 125
Deytados (Pedro López de Ayala) ..................................................................................................... 126
Canción a la concepción de Nuestra Señora (Gómez Manrique) ...................................................... 126
Canción para callar al niño (Gómez Manrique) ............................................................................... 126
Oración (Jorge Manrique) ............................................................................................................... 127
¿A quién debo yo amar...? (Juan de la Encina) .................................................................................. 127
Lo que queda es lo seguro (Alonso de Proaza) .................................................................................. 128
El “Ave María” trovada (Fernán Pérez de Guzmán) .......................................................................... 128
«Monstra te esse matrem» (Fernán Pérez de Guzmán) ...................................................................... 129
Soneto XV: «Si quexas y lamentos pueden tanto» (Garcilaso de la Vega) ........................................... 129
«¿Yo para qué nací?...» (Fray Pedro de los Reyes) .............................................................................. 130
La vida del alma (Fr. Damián de Vegas) ........................................................................................... 130
Cómo ha de llegarse el alma a la comunión (Fr. Damián de Vegas) .................................................. 130
Aspiraciones (Santa Teresa de Jesús) ................................................................................................. 130
Coloquio de amor (Santa Teresa de Jesús) ........................................................................................ 131
Nada te turbe (Santa Teresa de Jesús) ............................................................................................... 131
Ya no durmáis (Santa Teresa de Jesús) .............................................................................................. 132
Nace el Redentor (Santa Teresa de Jesús) .......................................................................................... 132
Dichoso el corazón enamorado (Santa Teresa de Jesús) ..................................................................... 132
Véante mis ojos (Santa Teresa de Jesús) ............................................................................................ 132
Vivo sin vivir... (Santa Teresa de Jesús) ............................................................................................. 133
Soneto a Jesús Crucificado (A.) ........................................................................................................ 133
Coplas del alma que pena por ver a Dios (San Juan de la Cruz) ....................................................... 134
Canciones en que canta el alma (San Juan de la Cruz) ..................................................................... 134
188 CON SENTIDO

Otras de lo mismo a lo divino (San Juan de la Cruz) ........................................................................ 135


Llama de amor viva (San Juan de la Cruz) ........................................................................................ 135
Letrillas (San Juan de la Cruz) .......................................................................................................... 135
Adonde quiera que su luz aplican (Lope de Vega) ............................................................................. 136
¿Qué tengo yo que mi amistad procuras? (Lope de Vega) ................................................................. 136
Temores en el favor (Lope de Vega) .................................................................................................. 136
Zagalejo (Lope de Vega) ................................................................................................................... 136
Rimas sacras (Lope de Vega) ............................................................................................................ 136
Auto de los cantares (Lope de Vega) ................................................................................................. 137
A la expiración de Cristo (Lope de Vega) .......................................................................................... 137
Después de la comunión (Pedro Ortega) .......................................................................................... 137
Farsa del sacramento de los cuatro evangelistas (A.) .......................................................................... 137
Auto del maná (A.) .......................................................................................................................... 138
Auto de la fe (Juan de Timoneda) .................................................................................................... 138
Amad (Bartolomé L. de Argensola) .................................................................................................. 139
Dime Padre común (Bartolomé L. de Argensola) ............................................................................. 139
A Nuestra Señora (Miguel de Cervantes) ......................................................................................... 140
Al nacimiento de Cristo Nuestro Señor (Luis de Góngora) .............................................................. 140
Salmo a la perfección de la naturaleza, obra de Dios (Pedro Espinosa) ............................................. 140
Décima (Fray Antonio Panes) .......................................................................................................... 140
La muerte (Beato Diego José de Cádiz) ............................................................................................ 141
Las ermitas de Córdoba (Antonio Fernández Cerillo) ...................................................................... 141
Hacia el cielo (Mosén Jacinto Verdaguer) ......................................................................................... 143
Salve de los monjes (Mosén Jacinto Verdaguer) ................................................................................ 143
La Virgen al pie de la Cruz (José Zorrilla) ........................................................................................ 144
Villancicos (Miguel de los Santos Álvarez) ....................................................................................... 144
Himno al Mesías (Gabriel García Tassara) ........................................................................................ 145
Noche-buena (Antonio de Trueba) ................................................................................................... 145
Torres y campanas (Francisco Zea) ................................................................................................... 147
Plegaria (Adelardo López de Ayala) .................................................................................................. 147
Tristezas (Gaspar Núñez de Arce) ..................................................................................................... 147
Las campanas (Rosalía de Castro) .................................................................................................... 149
«No pretendo comprenderte» (José Velarde) ..................................................................................... 149
Eucaristía (Miguel de Unamuno) ..................................................................................................... 149
Dios (José María Gabriel y Galán) ................................................................................................... 150
La honradez (José María Gabriel y Galán) ....................................................................................... 150
Plegaria (José María Gabriel y Galán) .............................................................................................. 150
Recuerdo de tu primera comunión (José María Gabriel y Galán) ..................................................... 150
Fe (José María Gabriel y Galán) ....................................................................................................... 151
Del charrete al baturrico (José María Gabriel y Galán) ..................................................................... 152
Adoración (José María Gabriel y Galán) .......................................................................................... 153
La pedrada (José María Gabriel y Galán) ......................................................................................... 154
Desde el campo (José María Gabriel y Galán) .................................................................................. 156
El poema del gañán (José María Gabriel y Galán) ............................................................................ 156
Dolor (José María Gabriel y Galán) ................................................................................................. 156
A solas (José María Gabriel y Galán) ................................................................................................ 157
El catecismo (José María Gabriel y Galán) ....................................................................................... 157
Virgen de Monserrat (José Amat) ..................................................................................................... 158
Nadie fue ayer... (León Felipe) ......................................................................................................... 158
ÍNDICE 189

No andes errante (León Felipe) ........................................................................................................ 158


Más sencilla (León Felipe) ................................................................................................................ 159
Coplas elegíacas (Antonio Machado) ............................................................................................... 159
Señor, ya me arrancaste lo que yo más quería (Antonio Machado) ................................................... 159
Profesión de fe (Antonio Machado) ................................................................................................. 159
A Cristo Crucificado (José Bergamín) .............................................................................................. 159
Canto a la Eucaristía (José María Pemán) ......................................................................................... 160
Al Cristo de la buena muerte (José María Pemán) ............................................................................ 161
Villancico de las manos vacías (José María Pemán) ........................................................................... 162
Resignación (José María Pemán) ...................................................................................................... 162
Paso (Federico García Lorca) ............................................................................................................ 162
Saeta (Federico García Lorca) ........................................................................................................... 163
Baile (Federico García Lorca) ........................................................................................................... 163
Hombre y Dios (Dámaso Alonso) .................................................................................................... 163
Las alas (Dámaso Alonso) ................................................................................................................ 164
Dolorosa (Gerardo Diego) ............................................................................................................... 167
Entrega total (Cristina de Arteaga) ................................................................................................... 167
De cómo el hombre que se pierde llega siempre a Belén (Luis Rosales) ............................................ 167
Invocación al Señor (Rafael Morales) ............................................................................................... 167

APÉNDICE. IMPERDIBLES ........................................................................................................... 169


«¡Qué obra tan de excusar...» (Antón de Montoro) ........................................................................... 171
Octava (Cristóbal de Castillejo) ....................................................................................................... 171
«Házesenme mil años...» (Juan Boscán) ............................................................................................ 171
Respuesta de Boscán a D. Diego de Mendoza (Juan Boscán) ........................................................... 171
Soneto: «Un soneto me manda hacer Violante» (Lope de Vega) ........................................................ 171
Letrilla: «Naranjitas me tira la niña» (Lope de Vega) ......................................................................... 171
Seguidilla: «En el Grao de Valencia» (Lope de Vega) ......................................................................... 171
Las paces de los reyes y judía de Toledo (Lope de Vega) .................................................................... 172
Santa Casilda (Lope de Vega) ........................................................................................................... 172
La esclava de su galán (Lope de Vega) .............................................................................................. 173
Arte nuevo de hacer comedias (Lope de Vega) .................................................................................. 173
Seguidilla: «Linda molinera» (Lope de Vega) .................................................................................... 173
Seguidillas (Miguel de Cervantes) .................................................................................................... 173
El rufián dichoso (Miguel de Cervantes) .......................................................................................... 173
A un hombre de gran nariz (Francisco de Quevedo) ......................................................................... 173
El gran mercado del mundo (Pedro Calderón de la Barca) ............................................................... 174
El pleito matrimonial del cuerpo y del alma (Pedro Calderón de la Barca) ....................................... 174
El alcalde de Zalamea (Pedro Calderón de la Barca) ......................................................................... 174
La vida es sueño (Pedro Calderón de la Barca) ................................................................................. 175
Oda a la fortuna (Juan Meléndez Valdés) ......................................................................................... 177
El burro flautista (Tomás de Iriarte) ................................................................................................. 177
La ardilla y el caballo (Tomás de Iriarte) ........................................................................................... 177
La serpiente y la lima (Félix María de Samaniego) ............................................................................ 177
Epístola (Ventura Ruiz Aguilera) ...................................................................................................... 177
Canción del pirata (José Espronceda) ............................................................................................... 177
El estudiante de Salamanca (José Esproceda) .................................................................................... 179
Rimas (Gustavo Adolfo Bécquer) ..................................................................................................... 179
190 CON SENTIDO

La Marsellesa (Miguel Ramos Carrión) ............................................................................................ 179


Don Juan Tenorio (José Zorrilla) ..................................................................................................... 179
Humoradas (Ramón de Campoamor) .............................................................................................. 180
La Dolora (Ramón de Campoamor) ................................................................................................ 180
Las dos linternas (Ramón de Campoamor) ...................................................................................... 180
Los abandonados (Rafael Morales) ................................................................................................... 180
Lo eterno (Blas de Otero) ................................................................................................................ 180
Prendimiento de Antoñito el Camborio en el camino de Sevilla (Federico García Lorca) ................. 180
Cita de letras

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Yo y Aníbal
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La moda femenina en el París de entreguerras
Las diseñadoras Coco Chanel y Elsa Schiaparelli
Luis de Castresana
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La frontera del hombre (2.ª edición)
Retrato de una bruja (3.ª edición)
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Catalina de Erauso. La Monja Alférez (2.ª edición)
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Raguer de Marivent
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III. Estirpe
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