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En Abril de 1997 ese gran poeta que siempre será José García Nieto, recibía el
premio Cervantes, el galardón más prestigioso de las letras hispánicas. En su discur-
so de aceptación, que leyó Joaquín Benito, destacó que Dios, el amor, y el paisaje pa-
trio eran los pilares de su lírica.
En mi opinión, eso vale para toda la poesía mundial. La poesía es el canto del
alma que trata de sublimar los sentimientos y los afectos que no puede expresar de
otra manera ante la belleza, la grandeza y el afán que representan ésos tres horizon-
tes inabarcables. Por ello, hemos mirado a la lontananza y dividido esta antología en
los tres capítulos que García Nieto llama pilares y que son, la vida (el paisaje), el co-
razón (el amor), y el alma (Dios).
No he hecho, de intento, un repaso de poetas; por eso en este libro no sobra ni
falta nadie. Aunque pongamos firma y fecha a la lírica aquí reunida, la idea ha sido
fijarse exclusivamente en las composiciones y en sus contenidos, de ahí que pueda
que falten o sobren algunas piezas según los gustos, pero firmas no faltan. La poesía
con sentido, la que cuenta lo pertinente de la vida, del corazón o del alma, y que tie-
ne un mensaje útil, un decir a alguien algo para su bien, es un pozo inagotable de co-
nocimientos sobre el tiempo y la sociedad que por él discurre. A mí y a mis alumnas
y alumnos nos han ayudado sobremanera estas composiciones líricas en las clases de
sociología. Nada mejor que el testimonio de los poetas que dialogan con los demás
para entender cada sociedad en su tiempo. Como, gracias a Dios, esos testimonios
no faltan, a través de la poesía podemos conocernos mejor conociendo lo pasado.
He puesto en esta selección toda mi experiencia como educador y, al mismo
tiempo, la añoranza de mis años mozos. Unos benditos frailes me enseñaron a leer
con El Quijote en las manos. Siempre lo llevaba en la cartera. Son los mismos que
me enseñaron a rezar y a comunicarme con Dios y a apreciar la belleza de las cosas
simples del mundo. A esos franciscanos sin nombre y a todos los maestros va dedi-
cado este libro con la esperanza de que el hambre de letras aparezca ante los ojos de
los jóvenes, como el mejor instrumento de servicio con el que pueden mejorar la
vida de los demás.
VIDA
Madre, la mi madre,
guarda me ponéis; Juan de Arguijo (1567-1623)
que si yo no me guardo, DEL TIEMPO
mal me guardaréis.
Mira con cuanta prisa se desvía
Dicen que está escrito, de nosotros el sol, al mar vecino,
y con gran razón, y aprovecha, Fernando, en tu camino
ser la privación la luz pequeña de este breve día.
causa de apetito:
crece en infinito Antes que en tenebrosa noche fría
encerrado amor, pierdas la senda, y de buscarla el tino,
por eso es mejor y aventurado en manos del destino,
que no me encerréis, vagues errando por incierta vía.
VIDA 27
¿Qué ser extraño era aquél? Gocé una vez, de tal suerte
¿Era un ángel o era un hombre? que gocé cual nunca: —cuando
¿Era un Dios o era Luzbel?... la sentencia de mi muerte
¿Mi visión no tiene nombre? leyó el alcaide llorando.
¡Ah!, nombre tiene... ¡Era Él! (...)
Oigo un suspiro, a través
de las tierras y la mar,
José Martí (1853-1895) y no es un suspiro, —es
que mi hijo va a despertar.
Yo soy un hombre sincero Si dicen que del joyero
de donde crece la palma, tome la joya mejor,
y antes de morirme quiero tomo a un amigo sincero
echar mis versos del alma. y pongo a un lado el amor.
Yo vengo de todas partes, Yo he visto al águila herida
y hacia todas partes voy: volar al azul sereno,
arte soy entre las artes, y morir en su guarida
en los montes, monte soy. la víbora del veneno.
Yo sé los nombres extraños Yo sé bien que cuando el mundo
de las yerbas y las flores, cede, lívido, al descanso,
y de mortales engaños, sobre el silencio profundo
y de sublimes dolores. murmura el arroyo manso.
Yo he visto en la noche oscura Yo he puesto la mano osada,
llover sobre mi cabeza de horror y júbilo yerta,
los rayos de lumbre pura sobre la estrella apagada
de la divina belleza. que cayó frente a mi puerta.
Alas nacer vi en los hombros Oculto en mi pecho bravo
de las mujeres hermosas: la pena que me lo hiere:
y salir de los escombros el hijo de un pueblo esclavo
volando las mariposas. vive por él, calla, y muere.
He visto vivir a un hombre Todo es hermoso y constante,
con el puñal al costado, todo es música y razón,
sin decir jamás el nombre y todo, como el diamante,
de aquella que lo ha matado. antes que luz es carbón.
de negros mastines
que azuza la muerte, que rige la guerra.
Los áureos sonidos
anuncian el advenimiento
triunfal de la Gloria;
dejando el picacho que guarda sus nidos
tendiendo sus alas enormes al viento
los cóndores llegan. ¡Llegó la victoria!
Ya pasa el cortejo.
Señala el abuelo los héroes al niño
—ved cómo la barba del viejo
los bucles de oro circundan de armiño—.
Las bellas mujeres aprestan coronas de flores,
y bajo los pórticos vense sus rostros de rosa;
y la más hermosa
sonríe al más fiero de los vencedores.
¡Honor al que trae cautiva la extraña bandera!
¡Honor al herido y honor a los fieles
soldados que muerte encontraron por mano extranjera!
¡Clarines! ¡Laureles!
Las nobles espadas de tiempos gloriosos
desde sus panoplias saludan las nuevas coronas y lauros
—las viejas espadas de los granaderos, más fuertes que osos,
hermanos de aquellos lanceros que fueron centauros—.
Las trompas guerreras resuenan;
de voces los aires se llenan...
—A aquellas antiguas espadas,
a aquellos ilustres aceros,
que encarnan las glorias pasadas—.
¡Y al sol que hoy alumbra las nuevas victorias ganadas,
y al héroe que guía su grupo de jóvenes fieros;
al que ama la insignia del suelo materno;
al que ha desafiado, ceñido el acero y el arma en la mano,
los soles del rojo verano,
las nieves y vientos del gélido invierno,
la noche, la escarcha
y el odio y la muerte, por ser por la patria inmortal,
¡saludan con voces de bronce las trompas de guerra que
tocan la marcha
triunfal...!
46 CON SENTIDO
aroma, luz, colores, rumor, canto, gemido lo que llama misterios sobrehumanos
constante repitiendo la esencia de mi fe. el vulgo baladí.
¡Mi patria idolatrada, dolor de mis dolores, Sólo la ciencia a mi ansiedad responde
querida Filipinas, oye el postrer adiós! y por la ciencia sé
Ahí te lo dejo todo: mis padres, mis amores: que no existe ese Dios que siempre esconde
voy donde no hay esclavos, verdugos ni opresores; el último por qué.
donde la fe no mata, ¡donde el que reina es Dios! Sé que soy un mamífero bimano
¡Adiós, padres, hermanos, trozos del alma mía, (que no es poco saber),
amigos de la infancia en el perdido hogar! y sé lo que es el átomo, ese arcano
¡Dad gracias, que descanso del fatigoso día!... del ser y del no ser.
¡Adiós, dulce extranjera, mi amiga, mi alegría! Sé que el rubor que enciende las facciones
¡Adiós, queridos seres!... ¡Morir es descansar! es sangre arterial;
que las lágrimas son las secreciones
del saco lacrimal
Manuel Gutiérrez Nájera (1859-1895) que la virtud que al bien al hombre inclina
y el vicio, sólo son
PARA ENTONCES partículas de albúmina y fibrina
Quiero morir cuando decline el día, en corta proporción.
en alta mar y con la cara al cielo; Que el genio no es de Dios sagrado emblema,
donde parezca sueño la agonía, no señores, no tal:
y el alma un ave que remonta el vuelo. el genio es un producto del sistema
No escuchar en los últimos instantes, nervioso cerebral.
ya con el cielo y con el mar a solas Y sus creaciones de sin par belleza
más voces ni plegarias sollozantes sólo están en razón
que el tumbo majestuoso de las olas. del fósforo que encierra la cabeza
Morir cuando la luz triste retira ¡no de la inspiración!
sus áureas redes de la onda verde, Amor, misterio, bien indefinido,
y ser como ese sol que lento expira: sentimiento, placer...
algo muy luminoso que se pierde. ¡palabrotas vacías de sentido
Morir, y joven: antes que destruya y sin razón de ser!...
el tiempo aleve la gentil corona; Gozar es tener siempre electrizada
cuando la vida dice aún: soy tuya, la médula espinal
aunque sepamos bien que nos traiciona. y en sí el placer es nada o casi nada:
un óxido, una sal.
¡Y aún dirán de la ciencia que es prosaica!
Joaquín M. Bartrina (1850-1880) ¡Hay nada, vive Dios,
bello como la fórmula algebraica
ETNOLOGÍA C = p r2!
¡Todo lo sé! Del mundo los arcanos
Oyendo hablar a un hombre, fácil es
ya no son para mí
acertar dónde vio la luz del sol:
lo que llama misterios sobrehumanos
Si os alaba a Inglaterra, será inglés;
el vulgo baladí...
si os habla mal de Prusia, es un francés,
y si habla mal de España, un español. Mas... ¡ay! que cuando exclamo satisfecho
¡todo, todo lo sé!...
siento aquí, en mi interior, dentro del pecho
un algo... ¡un no sé qué!...
DE OMNI RE SCIBILI
Siendo, pues, el trabajo ley soberana y santa Decirte que hornos ardientes
que el Hacedor del mundo con su poder dictó, fundieron humanas frentes
debemos acatarla con reverencia tanta cuando este hierro ablandaron,
como el poder merece de quien la promulgó. y que en su masa cuajaron
sudores de hermanas gentes.
Es el trabajo fuente de la riqueza Ara tranquilo, labriego,
y aguijón diligente de la pereza. y piensa que no tan ciego
La ruina y los pecados más lastimosos fue tu destino contigo,
son frutos obligados de los ociosos. que el campo es un buen amigo
y es dulce miel su sosiego,
Si en el trabajo honrado tus miras pones,
vivirás alejado de tentaciones, y es salud el puro día,
labrarás con tus manos tu bien futuro y estas bregas son vigor,
y el pan de tus hermanos harás seguro. y este ambiente es armonía,
y esta luz es alegría...
Honrado patrimonio ¡Ara y canta, labrador!
te dio tu padre;
consérvalo y ayuda
siempre a tu madre, LA TREGUA
y Dios un día (fragmento)
te dará a manos llenas
Muy larga la brega ha sido,
pan y alegría.
muy corta ha sido la tregua,
pero sujetos estamos
del trabajo a la cadena,
ARA Y CANTA
y nadie romperla debe,
(fragmento) que a Dios le toca romperla.
¿Quieres en un mundo verte
con bravas agitaciones,
con injurias de la suerte, CANTO AL TRABAJO
con bárbaras tentaciones A tí, de Dios venida,
y duelos, sin sangre, a muerte? dura ley del trabajo merecida,
mi lira ruda su cantar convierte;
¿Qué sirena engañadora a ti, fuente de vida;
hasta aquí a decirte llega a ti, dominadora de la suerte.
que en la ciudad bullidora
ni se reza, ni se llora, Escucha cómo canta
ni se sufre, ni se brega? la oscurísima voz de mi garganta
lo que tienes, ¡oh ley!, de creadora,
¿Qué espíritu engañador lo que tienes de santa,
o torpe decirte quiso: lo que tienes de sabia y redentora.
«Llora y suda, labrador,
que el mundo es un paraíso Porque eres fuente pura
regado con tu sudor?» que manas oro de la henchida hondura
fecunda y rica en mi canción te llamo;
Fuera más útil y honrado porque eres levadura
decirte quién ha arrancado del humano vivir, buena te aclamo.
de las entrañas de un cerro
este pedazo de hierro Redimes y ennobleces
de la reja de tu arado. fecundas, regeneras, enriqueces,
54 CON SENTIDO
y sembrará de sal el pobre campo Aquél es el que critica, éste es el que destruye, sé tú
que mi padre trabaja... el que sirve.
Idos. El cielo os colme de venturas...
¡En nuestro mal, oh Cid, no ganáis nada! El servir no es faena de seres inferiores.
Dios, que da el fruto y la luz, sirve.
Calla la niña y llora sin gemido... Pudiera llamársele así: el que sirve.
Un sollozo infantil cruza la escuadra
de feroces guerreros, Y tiene sus ojos fijos en nuestras manos y nos
y una voz inflexible grita: ¡En marcha! pregunta cada día:
¿Serviste hoy? ¿A quién? ¿Al árbol, a tu amigo, a tu
El ciego sol, la sed y la fatiga. madre?
Por la terrible estepa castellana,
al destierro, con doce de los suyos
Medardo Ángel Silva (1898-1919)
—polvo, sudor y hierro—, el Cid cabalga.
ANIVERSARIO
(fragmento)
Gabriela Mistral (1889-1957)
¡Hoy cumpliré veinte años. amargura sin nombre
EL PLACER DE SERVIR de dejar de ser niño y empezar a ser hombre
de razonar con Lógica y proceder según
Toda la naturaleza es un anhelo de servicio. los Sanchos profesores del Sentido Común!
Sirve la nube, sirve el aire, sirve el surco.
¡Me son duros mis años —y apenas si son veinte—;
Donde haya un árbol que plantar, plántalo tú;
donde haya un error que enmendar, enmiéndalo ahora se envejece, tan prematuramente
tú; se vive tan de prisa, pronto se va tan lejos,
donde haya un esfuerzo que todos esquiven, que, repentinamente, nos encontramos viejos,
acéptalo tú. enfrente de las sombras, de espaldas a la Aurora,
y sólos con la esfinge, siempre interrogadora!
Sé el que apartó la estorbosa piedra del camino;
sé el que apartó el odio entre los corazones y las ¡Oh!, ¡madrugadas rosas olientes a campiñas
dificultades del problema. y a flor virgen! — entonces estaba el alma niña —
Existe la alegría de ser sano y de ser justo; Y el canto de la boca fluía, de repente
pero hay, sobre todo, la hermosa, la inmensa alegría y el reír sin motivo era cosa corriente.
de servir.
Iba a la escuela por el más largo camino
¡Qué triste sería el mundo si todo en él estuviera
tras dejar, soñoliento, la sábana de lino,
hecho, y la cama bien tibia, cuyo recuerdo halaga
si no hubiera un rosal que plantar, una empresa sólo al pensarlo ahora; aquel San Luis Gonzaga
que acometer! de pupilas azules y riza cabellera
que velaba los sueños desde la cabecera.
Que no te llamen solamente los trabajos fáciles.
¡Es tan bello hacer lo que otros esquivan! Aunque yendo despacio al fin de la callejuela
acaba, y estábamos al frente de la escuela
Pero no caigas en el error de que sólo se hacen con el «Mantilla « bien oculto bajo el brazo;
méritos con los grandes trabajos; y haciendo, en el umbral, mucho más lento el paso.
hay pequeños servicios que son buenos servicios;
adornar una mesa, ordenar unos libros, peinar a Y entonces era el ver la calle más bonita,
una niña. más de oro el sol y más fresca la mañanita.
VIDA 69
Indiferente o cobarde
Antonio Oliver Belmás (1903-1968)
la ciudad vuelve la espalda.
LOA DE VALLADOLISES No quiere ver en tu espejo
su muralla desdentada.
Aunque se ofrezca lozano,
Pisuerga no lo humedece. Tú, viejo Duero, sonríes
Si tiene verdor, no empece entre tus barbas de plata,
que viva de lo secano. moliendo con tus romances
las cosechas mal logradas.
Cabe dentro de la mano,
y su caricia merece. Y entre los santos de piedra
La luz es la que acontece y los álamos de magia
sobre su campo temprano. pasas llevando en tus ondas
Levanta, algarrobo, higuera, palabras de amor, palabras.
almendro, viña, chumbera,
vetustos olivos grises. Quién pudiera como tú,
a la vez quieto y en marcha,
Por tierra cartagenera, cantar siempre el mismo verso
quienes caminan Corvera pero con distinta agua.
tropiezan Valladolises.
Río Duero, río Duero,
nadie a estar contigo baja,
Gerardo Diego (1896-1987) ya nadie quiere atender
tu eterna estrofa olvidada,
EL CIPRÉS DE SILOS
sino los enamorados
Enhiesto surtidor de sombra y sueño que preguntan por sus almas
que acongojas el cielo con tu lanza. y siembran en tus espumas
Chorro que a las estrellas casi alcanza palabras de amor, palabras.
devanado a sí mismo en loco empeño.
Mástil de soledad, prodigio isleño;
flecha de fe, saeta de esperanza.
Hoy llegó a ti, riberas del Arlanza, José María Pemán (1898-1986)
peregrina al azar, mi alma sin dueño.
PENSAMIENTOS SUELTOS
Cuando te vi, señero, dulce, firme, En toda cosa, el rigor
qué ansiedades sentí de diluirme es un poco de memoria
y ascender como tú, vuelto en cristales, que tiene el hombre de Dios.
Corregir pruebas,
como tú, negra torre de arduos filos,
andar otra vez, al sol,
ejemplo de delirios verticales,
nuestras oscuras veredas.
mudo ciprés en el fervor de Silos.
Los tipos elzevirianos
apoyan el pensamiento
ROMANCE DEL DUERO
en basamentos de mármol.
Río Duero, río Duero,
nadie a acompañarte baja, Imprimir sin reparar en papel,
nadie se detiene a oír es sembrar en nuestra huerta
tu eterna estrofa del agua. igual la col que el laurel.
70 CON SENTIDO
Cuando nace un hombre que nos unió a la francesa con compás y cartabón
todas las madres de este mundo dando por ley su raison. Y no, monsieur, no, señor.
sienten calor en su regazo
y hasta los labios de las vírgenes Que aquí sólo existe Iberia: Cataluña y Aragón,
llega un sabor a miel y a beso. Andalucía y Galicia, Euskadi y Extremadura,
Valencia, Murcia y Asturias, las Castillas y León.
Cuando nace un hombre
de los varones brotan chispas, Y nuestros pueblos libres, alzados, saben hoy bien
los viejos ponen ojos graves en dónde está la traición: es en el Capitalismo y en
y los muchachos atestiguan el centralizador
el fuego alegre de sus venas. Madrid de los oligarcas y del Gobierno opresor.
com’una vaquera
Gómez Manrique (1412-1490)
de la Finojosa.
Faziendo la vía CANCIÓN
del Calatraveño
Con la beldad me prendistes,
a Santa María,
con la graçia me robastes,
vençido del sueño, con la bondad me feristes,
por tierra fragosa al punto que me mirastes.
perdí la carrera,
do vi la vaquera De la prisión no reçelo
de la Finojosa. que de mi grado será,
En un verde prado nin por el robo me duelo
de rosas e flores, pues en tal lugar está;
guardando ganado
con otros pastores, mas del golpe que me distes
la vi tan graçiosa, con la bondad que mostrastes,
que apenas creyera el más triste de los tristes
que fuesse vaquera para siempre me tornastes.
de la Finojosa.
LIX
Ramón del Valle Inclán (1869-1936)
Anoche cuando dormía
POR LA SENDA ROJA... soñé, ¡bendita ilusión!,
Por la senda roja, entre maizales que una fontana fluía
guían sus ovejas los niños zagales, dentro de mi corazón.
volteando las hondas con guerrero ardor, Di, ¿por qué acequia escondida,
y al flanco caminan, como paladines agua, vienes hasta mí,
del manso rebaño, los fieros mastines, manantial de nueva vida
albos los comillos y el ojo avizor. en donde nunca bebí?
CORAZÓN 109
Es admirable morir
Juana de Ibarbourou
Para bien resucitar.
(1892-1979)
Duerme: no hay otro elixir.
EL DULCE MILAGRO
Despierto y como no estás,
¿Qué es esto? ¡Prodigio! Mis manos florecen. No me suena el mundo a mundo:
Rosas, rosas, rosas a mis dedos crecen. Nunca a solas hay compás.
Mi amante besóme las manos, y en ellas,
¡oh gracia!, brotaron rosas como estrellas. ¡Estaba yo tan contento
De ser yo, yo para ti!
Y voy por la senda voceando el encanto ¡Qué alegría ser así
y de dicha alterno sonrisa con llanto Dos historias en un cuento!
y bajo el milagro de mi encantamiento
se aroman de rosas las alas del viento. Soy clavel si eres jardín,
Soy toro si eres dehesa
Y murmura al verme la gente que pasa: Si eres alta mar delfín:
«¿No veis que está loca? Tornadla a su casa. Adoración en ti presa.
¡Dice que en las manos le han nacido rosas
y las va agitando como mariposas!»
José María Pemán (1898-1986)
¡Ah! pobre la gente que nunca comprende
HOMENAJE A RAMÓN LLULL
un milagro de éstos y que sólo entiende
que no nacen rosas más que en los rosales (fragmentos)
y que no hay más trigo que el de los trigales. II
En el vergel del Amado
Que requiere líneas y color y forma,
bien cantaba un ruiseñor.
y que sólo admite realidad por norma.
No se le entiende el lenguaje.
Que cuando uno dice: « Voy con la dulzura », Se le comprende el amor.
de inmediato buscan a la criatura.
Esta antología, como todas, por otra parte, está servida al gusto del compilador.
Ello no quita que tenga una justificación que compense el mal gusto del que la pre-
senta a los ojos de los que puedan observar ciertas lagunas o excesivos acentos. Esta
razón se explica en la experiencia docente de quien lleva ya bastantes años y a elec-
ción propia recibiendo en cursos de primero a los aspirantes a obtener un título uni-
versitario.
Desgraciadamente no es un tópico la afirmación de que los universitarios cada
año se expresan peor y tienen una menor preparación en cultura general. Parece ser
que el formalismo y la instrumentalización se han adueñado de la enseñanza secun-
daria. Lo que, por otro lado, contrasta con las aspiraciones que medimos en los jó-
venes: más autenticidad, más trascendencia y menos materialismo.
Por ello, hemos reunido aquí las composiciones líricas que nos parecen más ade-
cuadas para satisfacer esas aspiraciones. Son, además, a nuestro juicio, las joyas más
valiosas de la lírica en lengua española.
ALMA 123
CANTARES A LA VIRGEN
II
I
Sennora, con humildat
Sennora estrella lusiente
e deuoto coraçón,
que a todo el mundo guía, prometo a Montserrat
guía a este tu siruiente ya faser mi oraçión.
que su alma en ti fía.
Si pluguiere a ti, Sennora,
A canela bien oliente de me tú librar de aquí,
eres, sennora, conparada, voto fago desde agora
de la tierra del oriente de te ya seruir allí.
es olor muy apreçiada. En la sierra do ya
A ti fas clamor la gente vi tu imagen e figura,
en sus cuytas todavía, porque siempre oue cura
quien por pecador se siente de aver en ti deuoción.
llamando Santa María.
Sennora, con humildat
Sennora, estrella lusiente e deuoto coraçón,
que a todo el mundo guía, prometo a Montserrat
guia a este tu seruiente ya faser mi oraçión.
que su alma en ti fía.
A muchos, Sennora mía,
Al cedro en la altura acorres en tribulança,
te compara Salomón e quien te llama cada día
eguala tu fermosura non es puesto en olvidança.
al ciprés del monte Sión.
Palma fresca en verdura, Pues en ti es mi esperança,
fermosa e de grant valia líbrame de esta angostura,
oliua la scriptura que tengo grant tristura
te llama Sennora mía. en esta tribulaçión.
126 CON SENTIDO
CÓMO HA DE LLEGARSE
EL ALMA A LA COMUNIÓN
Fray Pedro de los Reyes (1560-1628)
Si quieres, alma mía,
¿Yo para qué nací? Para salvarme; gozar de este convite y real bocado
que tengo de morir es infalible; no llegues seca y fría,
dejar de ver a Dios y condenarme, que al buen enamorado
triste cosa será, pero posible. afrenta el no llegar muy abrasado.
¡Posible! ¿Y río, y duermo, y quiero holgarme? Ponte la vestidura
¡Posible! ¿Y tengo amor a lo visible? de las bodas a que eres convidada;
¿Qué hago? ¿En qué me ocupo? ¿En qué me que tu antigua hermosura
encanto? en su lustre tornada
¡Loco debo de ser, pues no soy santo! será y del dulce Esposo reparada.
Hoy se te da en comida
encerrado en aqueste Sacramento
para que tengas vida
Fr. Damián de Vegas (Siglo XVI) y des consentimiento
a aqueste soberano casamiento.
LA VIDA DEL ALMA
Si queréis que os enrame de gracia, FARSA DEL SACRAMENTO DE LOS CUATRO EVANGELISTAS
alma mía de mi corazón, (fragmento)
tened afición SAN JUAN
en vuestra oración:
veréis que es un espino Quererse Dios encubrir
sangriento y divino en la hostia es otra alteza,
os pongo por palma porque tan clara grandeza
al quicio del alma; no lo pudiera sufrir
que vuestros amores míos son. a mirar vuestra flaqueza.
138 CON SENTIDO
Pregona el firmamento
las obras de tus manos,
Luis de Góngora (1561-1627) y en mí escribiste un libro de tu sciencia.
AL NACIMIENTO DE CRISTO NUESTRO SEÑOR
Tierra, mar, fuego, viento
publican tu potencia,
Caído se le ha un clavel y todo cuanto veo
hoy a la Aurora del seno: me dice que te ame
¡Qué glorioso que está el heno, y que en tu amor me inflame;
porque ha caído sobre él! mas mayor que mi amor es mi deseo.
Mejor que yo, Dios mío, lo conoces;
Cuando el silencio tenía sordo estoy a las voces
todas las cosas del suelo, que me dan tus sagradas maravillas
y coronada de yelo llamándome, Señor, a tus amores.
reinaba la noche fría,
en medio la monarquía
de tiniebla tan crüel. Fray Antonio Panes (1621-1676)
Caído se le ha un clavel
hoy a la Aurora del seno: DÉCIMA
¡Qué glorioso que está el heno
porque ha caído sobre él! Bendita sea tu pureza
y eternamente lo sea,
De un solo clavel ceñida pues todo un Dios se recrea
la Virgen, aurora bella, en tan graciosa belleza,
al mundo se le dio, y ella a ti celestial princesa
quedó cual antes florida; Virgen Sagrada María,
a la púrpura caída yo te ofrezco en este día
sólo fue el heno fïel. alma, vida y corazón:
Caído se le ha un clavel mírame con compasión
hoy a la Aurora del seno: ¡no me dejes, Madre mía!
ALMA 141
quiere saber sabor de tus redaños, jamás con las miserias de la maldad liviana
comer tu corazón, y que su pulpa desmientas tu cristiana y honrada educación.
como maná celeste se derrita
sobre el ardor de nuestra seca lengua: Jamás en el combate del bien y la impureza
que no es gozar en Ti; es hacerte nuestro, sucumba deshonrado tu noble corazón,
carne de nuestra carne, y tus dolores ni al tentador halago de terrenal riqueza,
pasar para vivir muerte de vida. ni al miserable impulso de material pasión.
Y tus brazos abriendo como en muestra
de entregarte amoroso, nos repites: La honradez es tesoro tan verdadero,
«¡Venid, comed, tomad: éste es mi cuerpo!» que no lo compra el oro del mundo entero,
¡Carne de Dios, verbo encarnado, encarna pues la mayor riqueza de la existencia
nuestra divina hambre carnal de Ti! es la santa pureza de la conciencia.
El que la haya manchado de lodo inmundo,
un hombre despreciado será en el mundo,
José María Gabriel y Galán (1870-1905)
y el que la haya perdido, será ante el Cielo
DIOS réprobo maldecido más que en el suelo.
¿Quién es el hombre ingrato que de la mano santa No extrañes que no premien
del Dios pródigo y grande la vida recibió, en la existencia
y ante su Dios postrado los ojos no levanta los sentimientos puros
reconociendo humilde cuanto el Señor le dio? de tu conciencia.
¡El hombre honrado
¿Quién es el hombre ingrato que con placer no canta por el Juez de los jueces
las eternales glorias del Dios que le creó, será premiado!
y no agradece humilde misericordia tanta
y bienes tan inmensos como Él le dispensó?
PLEGARIA
Dios les da a los que lloran dulce consuelo Bajo tu amparo, Señor,
cuando su auxilio imploran con fe y anhelo:
pongo mis hijos queridos.
Y ¡ay de los descreídos que no le llaman!
Tú serás el protector
Y ¡ay de los pervertidos que no le aman!
de estos ángeles dormidos
Ante Dios de rodillas alza tus preces, que ídolos son de mi amor.
que cuanto más te humillas, más te ennobleces; Entrego a tu Providencia
y ten siempre presente que el mal cristiano, los hijos de mis entrañas.
no puede ser buen hijo ni buen hermano.
¡Cuídame de su existencia
Alza al cielo los ojos Tú que me los acompañas
constantemente, en su sueño de inocencia!
sé cristiano sincero, Y si consientes que un día
sé buen creyente, queden sin padre y sin madre
que al buen cristiano en tu amor mi fe confía;
Dios, que es Padre de todos, ¡dales por Madre a María!
le da la mano.
¡y sé Tú su amante Padre!
SAETA ¡Niñas,
Cristo moreno corred las cortinas!
pasa
de lirio de Judea Las calles están desiertas
a clavel de España. y en los fondos se adivinan,
corazones andaluces
¡Miradlo por dónde viene! buscando viejas espinas.
De España. ¡Niñas,
Cielo limpio y oscuro, corred las cortinas!
tierra tostada,
y cauces donde corre
muy lenta el agua.
Cristo moreno,
Dámaso Alonso (1898-1990)
con las guedejas quemadas,
los pómulos salientes
HOMBRE Y DIOS
y las pupilas blancas.
Hombre es amor. Hombre es un haz, un centro
¡Miradlo por dónde va! donde se anuda el mundo. Si Hombre falla,
otra vez el vacío y la batalla
BAILE del primer caos y el Dios que grita «¡Entro!».
La Carmen está bailando
Hombre es amor, y Dios habita dentro
por las calles de Sevilla.
de ese pecho y, profundo, en él se acalla;
Tiene blancos los cabellos
con esos ojos fisga, tras la valla,
y brillantes las pupilas.
su creación, atónitos de encuentro.
¡Niñas, Amor-Hombre, total rijo sistema
corred las cortinas! yo (mi Universo). ¡Oh Dios, no me aniquiles
tú, flor inmensa que en mi insomnio creces!
En su cabeza se enrosca
una serpiente amarilla, Yo soy tu centro para ti, tu tema
y va soñando en el baile de hondo rumiar, tu estancia y tus pensiles.
con galanes de otros días. Si me deshago, tú desapareces.
164 CON SENTIDO
LAS ALAS
(fragmento)
Ah, pobre Dámaso,
tú, el más miserable: el último de los seres;
tú, que con tu fealdad y con el oscuro turbión de tu desorden,
perturbas la sedeña armonía
del mundo,
dime,
ahora que ya se acerca tu momento
(porque no hay ni un presagio que ya en ti no se haya cumplido),
ahora que subirás al Padre,
silencioso y veloz como el árbol bermejo en los termómetros,
¿cómo has de ir con tus manos estériles?,
¿qué le dirás cuando en silencio te pregunte qué has hecho?
Yo le diré: «Señor, te amé. Te amaba
en los montes, cuanto más altos, cuanto más desnudos,
allí donde el silencio erige sus verticales torres sobre la piedra,
donde la nieve aún se arregosta en julio a los canchales,
en el inmenso circo, en la profunda copa, llena de nítido cristal, en cuyo centro
un águila en enormes espirales se desliza
como una mota que en pausado giro
desciende por el agua
del transparente
vaso:
allí
me sentía más cerca de tu terrible amor, de tu garra de fuego.
Y te amaba en la briznilla más pequeña,
en aquellas florecillas que su mano me daba,
tan diminutas que sólo sus ojos inocentes,
aquellos ojos anteriores a la maldad y al sueño,
las sabían buscar entre la hierba,
florecillas tal vez equivocadas en nuestro suelo, demasiado grande,
quién sabe si caídas de algún planeta niño,
¡ay!, yo te amaba aún con más ternura en lo pequeño.»
«Sí —te diré— yo te he amado, Señor.»
Pero muy pronto
he de ver que no basta, que tú me pides más.
Porque, ¿cómo no amarte, oh Dios mío?
¿Qué ha de hacer el espejo sino volver al rayo que le hostiga?
La dulce luz refleja, ¿quién dice que el espejo la creaba?
Oh, no; no puede ser bastante.
Y como fina lluvia batida por el viento a fines de noviembre,
han de caer sobre mi corazón
las palabras heladas: «Tú, ¿qué has hecho?»
¿Me atreveré a decirte
que yo he sentido desde niño
brotar en mí, no sé, una dulzura torpe,
una venilla de fluido azul,
ALMA 165
¡Hazlo Tú todo en mí! Que yo me preste Danos tu luz, Señor, para esta pena,
a tu acción interior, pura y callada. corta de tu jardín tanta agonía,
Hazlo Tú todo en mí, que aunque me cueste, tanto oscuro dolor, la sombra fría
me dejaré labrar sin decir nada. que al corazón del hombre ciega y llena.
Incluimos en este apartado aquellas piezas que no nos han «cabido» en los otros
tres, habida cuenta de los contenidos, de los sentidos, a que hace referencia el título.
En esto hemos sido exigentes. No hemos seleccionado autores sino composiciones.
Las que siguen a continuación, pueden estar vacías de sentido, pueden ser meramen-
te formalistas, pero tienen el sentido de la calidad o de la originalidad, que las inclu-
ye en el capítulo de lo que cualquiera que use la lengua española en los múltiples pa-
íses donde se habla debe conocer.
IMPERDIBLES 171
SEGUIDILLA
Lope de Vega (1562-1635)
En el Grao de Valencia,
SONETO
noche de San Juan,
Un soneto me manda hacer Violante, todo el fuego que tengo
que en mi vida me he visto en tanto aprieto; truje de la mar.
172 CON SENTIDO
SEGUIDILLA
Érase un hombre a una nariz pegado,
érase una nariz superlativa,
Linda molinera, érase una nariz sayón y escriba,
moler os vi yo, érase un pez espada muy barbado.
174 CON SENTIDO
Crespo:
Mil gracias, señor, os doy LA VIDA ES SUEÑO
por la merced que me hicisteis (fragmento)
de excusar la ocasión
Segismundo:
de perderme.
¡Ay, mísero de mí! y ¡ay, infelice!
D. Lope: Apurar, cielos, pretendo,
¿Cómo habíais, ya que me tratáis así,
decid, de perderos vos? ¿qué delito cometí
contra vosotros naciendo?
Crespo: Aunque si nací, ya entiendo
Dando muerte a quien pensara qué delito he cometido.
ni aun el agravio menor... Bastante causa ha tenido
vuestra justicia y rigor,
D. Lope: pues el delito mayor
¿Sabéis, vive Dios, que es del hombre es haber nacido.
Capitán? Sólo quisiera saber,
para apurar mis desvelos
Crespo: dejando a una parte, cielos,
Sí, vive Dios; el delito de nacer,
y aunque fuera el general, ¿qué más os pude ofender
en tocando a mi opinión, para castigarme más?
le matará. ¿No nacieron los demás?
176 CON SENTIDO
tantas vueltas
Juan Meléndez Valdés (1745-1817)
y revueltas,
ODA A LA FORTUNA quiero amiga,
que me diga:
El vicio es callado y triste, ¿son de alguna utilidad?
la inocencia ríe y canta,
y el trabajo es pasatiempo,
cuando el placer lo acompaña.
Félix María de Samaniego (1745-1801)
INTRODUCCIÓN ........................................................................................................................ 9
VIDA .............................................................................................................................................. 11
Poema de Fernán González (Anónimo) ............................................................................................ 13
Proverbios morales (Sem Tob) .......................................................................................................... 13
Romance del juramento que tomó El Cid al Rey Don Alonso (A.) .................................................. 14
Abenámar (A.) ................................................................................................................................. 14
Alfonso V, Rey de Aragón, contempla a Nápoles (A.) ....................................................................... 15
Invocación (Jorge Manrique) ........................................................................................................... 15
Romance del Conde Arnaldos (Macías) ........................................................................................... 15
Sólo morir es librar (Escrivá Ximénez de Urrea) ............................................................................... 16
Villancico por deshecha (Escrivá Ximénez de Urrea) ........................................................................ 16
Cuatro canciones (Escrivá Ximénez de Urrea) .................................................................................. 16
Canción (Joan Escrivá) .................................................................................................................... 17
Soneto: «Cuando me paro a contemplar mi’stado» (Garcilaso de la Vega) ......................................... 17
Respuesta de Boscán a Don Diego de Mendoza (Juan Boscán) ........................................................ 17
«Andeme yo caliente...» (Luis de Góngora) ...................................................................................... 17
«Aquellas sierras, madre...» (Diego Pisador) ..................................................................................... 18
Galeritas de España (A.) ................................................................................................................... 18
¡A los remos, remadores! (Gil Vicente) ............................................................................................. 18
Proverbios morales (Alonso de Barros) ............................................................................................. 19
A mis soledades voy... (Lope de Vega) .............................................................................................. 20
Pobre barquilla mía (Lope de Vega) .................................................................................................. 21
Maya (Lope de Vega) ....................................................................................................................... 23
Vida retirada (Fray Luis de León) ..................................................................................................... 23
Noche serena (Fray Luis de León) .................................................................................................... 24
Décima (Fray Luis de León) ............................................................................................................. 25
Pastorcico nuevo... (Tirso de Molina) ............................................................................................... 25
Reconocimiento de la vanidad del mundo (Francisco de Aldana) ..................................................... 26
Madre, la mi madre (Miguel de Cervantes) ...................................................................................... 26
Del tiempo (Juan de Arguijo) .......................................................................................................... 26
Vida del autor en la vejez (Baltasar de Alcázar) ................................................................................. 27
Carta a su hijo siendo niño (Juan Rufo) ........................................................................................... 27
Enseña cómo todas las cosas avisan de la muerte ( Francisco de Quevedo) ....................................... 31
Letrilla satírica: Poderoso caballero es don dinero (Francisco de Quevedo) ....................................... 31
Epístola satírica... (Francisco de Quevedo) ....................................................................................... 32
184 CON SENTIDO
Soneto: «Estas que fueron pompa y alegría» (Pedro Calderón de la Barca) ........................................ 33
Soneto: «En perseguirme Mundo, ¿qué interesas...» (Sor Juana Inés de la Cruz) ............................... 33
Redondillas (Sor Juana Inés de la Cruz) ........................................................................................... 33
¿Cuando vendrá la muerte? (Diego de Torres Villaroel) .................................................................... 34
Rimas (Gustavo Adolfo Bécquer) ..................................................................................................... 34
Amor eterno (Gustavo Adolfo Bécquer) ........................................................................................... 35
A todos los santos (Gustavo Adolfo Bécquer) ................................................................................... 35
Canción de la muerte (José de Espronceda) ..................................................................................... 36
Pecados necios y gustos depravados (Manuel Bretón de los Herreros) ............................................... 36
Dios me libre y me defienda (Manuel Bretón de los Herreros) ......................................................... 37
¡Paciencia! (Manuel Bretón de los Herreros) ..................................................................................... 38
Dos epigramas (Manuel Bretón de los Herreros) .............................................................................. 39
Los dos conejos (Tomás de Iriarte) ................................................................................................... 39
Las moscas (Félix María de Samaniego) ........................................................................................... 39
La paloma (Félix María de Samaniego) ............................................................................................ 39
El jóven filósofo y sus compañeros (Félix María de Samaniego) ....................................................... 40
Elegía (Ignacio López de Ayala) ....................................................................................................... 40
Descripción de la vida de la mujer de un labrador (Francisco Gregorio de Salas) .............................. 41
A él (Gertrudis Gómez de Avellaneda) ............................................................................................. 42
«Yo soy un hombre sincero» (José Martí) .......................................................................................... 43
A una virgen (Ángel Ganivet) .......................................................................................................... 44
Marcha triunfal (Rubén Darío) ........................................................................................................ 44
Canción de otoño en primavera (Rubén Darío) ............................................................................... 46
Sonatina (Rubén Darío) ................................................................................................................... 46
Despedida (José Rizal) ..................................................................................................................... 46
Para entonces (Manuel Gutiérrez Nájera) ......................................................................................... 47
Etnología (Joaquín M. Bartrina) ...................................................................................................... 47
De omni re scibili (Joaquín M. Bartrina) ......................................................................................... 47
Dos de Mayo (Bernardo López García) ........................................................................................... 48
Noticias del Parnaso (José López de Tejada) ..................................................................................... 49
Los toros (Eugenio de Tapia) ............................................................................................................ 49
Magnos problemas (A.) .................................................................................................................... 51
Los viajes (Juan Eugenio Hartzenbusch) .......................................................................................... 51
Ultima actio (José de Diego) ............................................................................................................ 51
Invitación (José María Gabriel y Galán) ........................................................................................... 52
El trabajo(José María Gabriel y Galán) ............................................................................................ 52
Ara y canta (José María Gabriel y Galán) ......................................................................................... 53
La tregua (José María Gabriel y Galán) ............................................................................................ 53
Canto al trabajo (José María Gabriel y Galán) ................................................................................. 53
¡Trisca, vaquerillo! (José María Gabriel y Galán) ............................................................................... 55
A correo vuelto (José María Gabriel y Galán) ................................................................................... 55
Noche fecunda (José María Gabriel y Galán) ................................................................................... 56
Regreso (José María Gabriel y Galán) .............................................................................................. 57
Sólo para mi lugar (José María Gabriel y Galán) .............................................................................. 58
El piyayo (José Carlos de Luna) ....................................................................................................... 62
Retablo heroico (Ignacio Romero Raizabal) ..................................................................................... 63
El madrigal de los ojos verdes (Enrique Durán y Tortajada) ............................................................. 64
Romances de Coral Gables (Juan Ramón Jiménez) .......................................................................... 65
Leer (Miguel de Unamuno) ............................................................................................................. 65
ÍNDICE 185
CORAZÓN .................................................................................................................................... 77
Cantar de Mio Cid (A.) ................................................................................................................... 79
(Alfonso X El Sabio) ........................................................................................................................ 79
Yo me levantara, madre (A.) ............................................................................................................. 79
Perdida traigo... (A.) ........................................................................................................................ 79
Serranilla de la Finojosa (Marqués de Santillana) .............................................................................. 79
Canción (Gómez Manrique) ............................................................................................................ 80
Coplas a la muerte de su padre... (Jorge Manrique) .......................................................................... 80
Tan buen ganadico (Juan de la Encina) ............................................................................................ 81
No te tardes que me muero (Juan de la Encina) ............................................................................... 81
Villancico (Lucas Fernández) ........................................................................................................... 82
Letrilla (Juan de Timoneda) ............................................................................................................. 82
Madrigal (Gutierre de Cetina) ......................................................................................................... 82
A la flor de Gnido (Garcilaso de la Vega) ......................................................................................... 82
186 CON SENTIDO
Luis Borobio
Yo y Aníbal
María José Mir Balmaceda
La moda femenina en el París de entreguerras
Las diseñadoras Coco Chanel y Elsa Schiaparelli
Luis de Castresana
Semblanzas de grandes escritores y otros ensayos
El otro árbol de Guernica (32.ª edición)
La frontera del hombre (2.ª edición)
Retrato de una bruja (3.ª edición)
Adiós (4.ª edición)
Catalina de Erauso. La Monja Alférez (2.ª edición)
Orquídeas para la médium (2.ª edición)
Rasputín (2.ª edición)
Raguer de Marivent
Serie: LA SAGRADA MONTAÑA (Sacramontana)
III. Linaje
III. Estirpe
III. Progenie
Rosa Marina Errea
Carta a cualquier amiga
María del Carmen Dolby Múgica
Sócrates en el siglo XX
Miguel d’Ors
La montaña en la poesía española contemporánea. Antología
José Manuel Gutiérrez García
Carta a una niña de 1 año
Joan Terrasa
Memorias desde el seno materno (2.ª edición)
Vivencias del yo antes de nacer
José Luis Rodríguez Plaza
La profecía de Basquevanas. Cuando los hombres luchaban a caballo
Conexiones oscuras. Portman
Rafael Morilla Soler
La familia en la poesía. Antología
Antoni Coll Gilabert
Aviones de papel
Memorias de un médico rural
Miguel-Ángel Martí García
Atardecer en el Sur
Carlos Cebrián
Escenas sin filmar. Colección de 21 narraciones breves
César Aller
En el tren
La tertulia
Inmaculada Urrea Gómez
Coco Chanel. La revolución de un estilo (2.ª edición)
Desvistiendo el siglo XX
Carlos Goñi Zubieta
Buscando a Platón. Ví@ Internet
El canto del cisne
José Luis Olaizola
El fronterizo de oro
El señor del huerto
El ajuste
Engaños y sonrisas
Ciudadana mínima
Pedro Antonio Urbina
Gorrión solitario en el tejado
El misterioso caso del poderoso millonario vasco
Pedro Lozano Bartolozzi
El polipasto noticioso
Fabulario:
Esopo y Fedro
Iriarte y Samaniego
La Fontaine
Hartzenbusch
Joseluís González
Dos veces cuento (Antología de microrrelatos) (2.ª ed.)
Miguel A. Munárriz
Sinfonía
Antonio José Alcalá
Escalera de sinvergüenzas
Paul Segonzac
El secreto de Kernic
Edición de José Pérez Adán
Con sentido. Antología lírica
HISTORIA VIVA
Eusebio Ferrer, María Teresa Puga y Enrique Rojas
Matrimonio de amor, matrimonio de estado
Vida de Alfonso XII y vicisitudes de su reinado
Cuando reinar es un deber
Regencia de María Cristina de Austria de Habsburgo-Lorena. Minoría de edad de Alfonso XIII (1885-
1902)
Gian Franco Svidercoschi
Carta a un amigo judío (2.ª edición)
La historia extraordinaria del amigo judío de Karol Wojtyla
Vittorio Messori
Opus Dei. Una investigación (3.ª edición)
María Teresa Puga
Matrimonios de la Casa Real Española (s. XIX-XX)
Eusebio Ferrer
...y vendrá un Papa eslavo
Biografía de Juan Pablo II (1920-1978)
José Luis Alfaya
Como un río de fuego. Madrid, 1936 (2.ª edición)