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Este nuevo decreto desaparece los énfasis que hacían parte fundamental en las
construcciones curriculares de todas las ENS y le da paso a la formación de maestros
competentes para el diseño y desarrollo de currículos pertinentes para el preescolar y la
básica primaria. En nuestras reuniones de las 137 ENS del país convocadas por ASONEN y
el MEN este tema se ha debatido sin llegar a ningún consenso. En la ENS de San Bernardo
hace unos cuatro años, se desarrollo una investigación diagnóstica sobre el tema del
énfasis con la participación de la comunidad, en la cual no se presentó una inclinación
marcada por ninguna de las disciplinas, lo que dejaba entrever que para nuestra
microsociedad, un maestro de preescolar y primaria debe ser un especialista en todas o en
ninguna de las áreas del saber, en otras palabras y como lo afirma Ernesto García
Posada(1996), “la condición es que el maestro de estas instituciones renovadas y
renovadoras vuelva a ser ante todo un pedagogo humanista en el más exigente de los
sentidos. Que sea capaz de recuperar y resignificar el necesario universalismo de lo
humano sin perder la infinita pluralidad del espíritu que emprende y desarrolla
especialidades siempre insospechadas y admirables”.
Partimos de la resignificación del currículo propuesta por Posner (2001), como “un
proceso de investigación, que es siempre hipotético, cada vez necesita ser comprobado en
su contenido, en su factibilidad, no en el hecho de repetir conceptos sino de desarrollar
procesos de construcción de los mismos por parte de profesores y estudiantes”. Como diría
Stenhouse (1991), el modelo de currículo por proceso posee un alto grado de flexibilidad,
dentro de las limitaciones impuestas por un propósito definido en sentido amplio,
tendiente hacia la investigación. Es decir, se sigue considerando al currículo como un plan
normativo, pero adoptando un punto de vista popperiano, admitiendo que tales planes
evolucionan y se perfeccionan continua y progresivamente mediante el estudio de sus
defectos y su gradual eliminación. Con tal punto de vista los conceptos de éxito y fracaso
carecen ya de importancia. Lo que se espera del currículo no es que sea correcto o bueno,
sino inteligente o penetrante.
Este fue un cambio fundamental que implicó, tanto para la Normal como a sus
docentes y estudiantes, la ruptura de estructuras mentales rígidas que, especialmente en
el campo del currículo, no permitían ninguna alteración y estaban organizados
inflexiblemente por campos y disciplinas, orientadas por docentes especialistas en las
mismas con secuencias específicas. Este ejercicio a la apertura permitió cuestionar
nuestras prácticas y contenidos e iniciar un proceso, como sugiere Sergio Tobón (2006), de
observación, de deconstrucción, reconstrucción y práctica-evaluación (ver figura 1) para
llegar a un currículo complejo.
Lo complejo, según Morin (1999), implica que los elementos que constituyen el
todo son inseparables (como el económico, el político, el sociológico, el sicológico, el
afectivo, el mitológico) y que existe un tejido interdependiente, interactivo e
interretroactivo entre el objeto del conocimiento y su contexto, las partes y el todo, el
todo y las partes, las partes entre ellas. Por esto, la complejidad es la unión entre la
unidad y la multiplicidad.
El Decreto 4790 presenta un cambio en los Núcleos del Saber Pedagógico que
ahora se denominan Principios Pedagógicos y que pasan de seis a cuatro. Esto, nuestro
concepto, es un asunto más de forma que de fondo. Para la ENS de San Bernardo, los
principios pedagógicos, pedagogía, educabilidad, enseñabilidad y contexto, se convierten
en las líneas desarrollistas del currículo (ver figura 4); Como primer eje la pedagogía, que
como dice el profesor Echeverry, representa la posibilidad de un diálogo entre el pasado y
el presente al hacer posible una relectura permanente de la tradición crítica y de la
acumulación de saber pedagógico que rodean la escuela, el niño, el maestro, la enseñanza
y los fines de la educación.
FIGURA 4: LÍNEAS DE DESARROLLO DEL CURRÍCULO
En efecto, como dice Ernesto García Posada (1996), nadie ni los individuos ni los
pueblos, están condicionados por una naturaleza que le imponga la identidad; la
verdadera naturaleza humana está en la historia, ese maravilloso proceso por el cual cada
quien se hace a sí mismo, proyecta sus deseos y temores más recónditos hacia una
realidad que es, al mismo tiempo, producto y origen de la conducta humana. El aula es un
taller de humanidad porque es una organización determinada de la realidad para que en
ella se proyecten los más briosos deseos sociales e individuales en cada momento de la
historia.
El cuarto eje, el contexto, en el que la escuela como institución social está llamada
a configurarse como un agente de cambio social. Así, el currículo se construye desde la
problemática cotidiana, los valores sociales y las posiciones políticas; busca, entonces, el
desarrollo del individuo para la sociedad en permanente cambio, para transformarla. El
problema educativo fundamental es decidir cuáles de entre las numerosas formas de
aprendizaje que se encuentran en una cultura humana son cruciales para el desarrollo
personal de los niños. Citando a Morín(1994), el contexto, en nuestra época, de todo
conocimiento político, económico, antropológico y ecológico es el mundo mismo. La era
planetario necesita situar todo en el contexto planetario.
BIBLIOGRAFÍA
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